Barrio “La Concepción” y el “viejo” cementerio de la ciudad

Vista de la capilla de La Concepción (Foto: Mario Soria)

Es este el barrio primitivo de Concepción del Uruguay. Allí se levantó el rancherío del Arroyo de la China tuvieron sus habitantes las lógicas arremetidas de los indios del lugar. El mangrullo levantó su altivo maderamen. Época difícil para la existencia de los pobladores. Montecillos de espinillos, de talas, abundantes pajonales, orillando el popular arroyo. ¿Cuándo se estableció el primitivo barrio que dio origen a nuestra ciudad?

Se sabe que en el año 1779, el vecindario resuelve fundar una capilla. Es de suponer que anteriormente algún rancho la arraigada fe cristina se exteriorizaría al atardecer rezando, todos juntos el Santo Rosario y el Angelus.

Don León Almirón a pedido del pago obtuvo licencia para la erección de dicha capilla por lo que se la conoció con el nombre de “Capilla de Almirón”. En 1780, estaba edificada de adobes y paja, en este mismo año la visitó el obispo Malvar y Pinto y la elevó al rango de parroquia, designando capellán a Fray Goitya, interinamente, pues su primer párroco fue Antonio Mariano Alonso, se eligió patrono de la misma a San Sebastián, acaso en homenaje a Malvar y Pinto; pero se propuso posteriormente para patrona a la Inmaculada Concepción “porque erra de la devoción del lugar”.

La primitiva imagen de la patrona no es la que hoy se venera en la capilla, aquella se encontraba en la parroquia de Santa Rosa en Villaguay. Últimamente, y en ocasión de festejarse el 185 aniversario de la fundación de nuestra ciudad. La primitiva virgencita, la fundadora fue traída nuevamente a la parroquia de la Inmaculada, el recibimiento fue grandioso y emotivo. El pueblo se volcó por las calles de la ciudad a tributar el homenaje de fe y admiración a la imagen que presidio nuestros primeros pasos. (Ver: Inmaculada Concepción, la imagen fundadora)

El retorno de la Sagrada Imagen a su pueblo se debe en especial a los trabajos de investigación de José Nadal Sagastume, publicados oportunamente en el boletín parroquial en sucesivas ediciones con el título de “Apuntes para la historia” que coleccioné y guardo celosamente. Es esta una obra de investigación de gran valor, por la paciente búsqueda de datos en archivos locales y en las de otras parroquias en metódicas y atinadas conexiones. Merece su publicación en un tomo, pues es un aporte valiosísimo para la historia integral de nuestra ciudad. Es de esperar que los verdaderos apasionados  por el pasado que nos atañe, tomen la iniciativa.

Volvamos a nuestro barrio; junto a la capilla y como era costumbre en la época, se habilitó el solar para el cementerio, habilitado hasta 1856.  Sobre la ubicación de este ha habido un error. Lo estaba en la manzana rodeada por las calles Malvar y Pinto, Washington (Hoy Dra. Ratto), 21 de Noviembre y Rivadavia. En esta manzana y no en la que se levanta la actual capilla, están enterrados los restos de  nuestros antepasados. En aquella se conservaba hasta hace relativamente pocos años un viejo panteón que resistía al tiempo.

Cuando se loteó, indebidamente para mi, dicha manzana fue demolida.  A este respecto existe una leyenda conocida por los viejos moradores de La Concepción y que oportunamente recordaremos. Cuando se niveló la calle malvar y Pinto, se hallaron filas de tumbas y algunas en la manzana que ocupa la actual capilla. Esto que asevero me ha sido confiado por viejos vecinos del barrio. Lo cierto es que al cavar los cimientos de la Escuela N° 48, se encontraron también filas de sepulturas. Además cuando se construyo el edificio del bar que está enfrente del actual templo, se encontró el osario. Algunos restos fueron depositados debajo del altar del mismo y otros junto al monumento con  una estrofa del poeta Delio Panizza. En éste se asegura que en ese sitio descansan los restos de La Delfina, la amante ocasional del Supremo Entrerriano. Allá los historiadores. La verdad es que nuestro primitivo Camposanto estaba entre las calles ya citadas y se había extendido a la próxima al sud, cuando la falta de espacio lo requirió.

Visito todos los años el antiguo barrio de La Concepción, entro en la capilla a orar ante la hermosa talla de la inmaculada, hablo con los vecinos, me intereso por sus vidas, oigo con atención sus leyendas, tradiciones y consejos que tiene sabor de fantasía, ingenio, pero sincera y por momentos me sitúo yo también, en aquella época deambulando por sus senderos entre el paisaje agreste, el cielo claro y la amplitud del campo verde moteado de bosquecillos. Me siento un poco integrante  de esa barriada que ha sabido conservar en el fondo la esencia de la tierra y la devoción a la Inmaculada Concepción.

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Gregorio Troncoso Roselli (publicado en diario “Provincia”, 1968)

La “Casa de Delio Panizza” y la adhesión a la Revolución de Mayo

Museo “Casa de Delio Panizza”, ex residencia de la familia Calvento. Foto de 1979

Cuenta el escritor Gregorio Troncoso Roselli, autor  de  una  publicación  sobre  Concepción  del Uruguay y descendiente de la familia Calvento,  que en la  vieja casona de  los Calvento (Hoy Museo Delio Panizza), donde él  asistía de niño con su familia,  vivía doña Manuela  Céspedes  y su  esposo  Fulgencio López.  

Manuela Céspedes  era  pariente  de  su  padre.  Recuerda  que  en  la  casona  aún   se  conservaban  un  candelabro de tres velas que pertenecieron a Narciso Calvento y un óleo pintado por  Victorica  de  don  Mariano  Calvento,  hijo  de  Narciso.

En una habitación de huéspedes –que  luego  se  transformó  en  el  aposento  de  Norberta Calvento–, se  hospedaron el Gral. Martín Rodriguez,  Díaz Vélez  y  el  Dr.  Manuel  Belgrano. Según  el autor  allí  se habría discutido en tertulia privada de vecinos el reconocimiento a la Primera Junta de Gobierno, aprobada oficialmente el 8 de junio de 1810.

El escritor Gregorio Troncoso Roselli en su libro “Evocaciones a la distancia” (Recuerdos de Concepción del Uruguay), evoca aquel momento:

Es tradición, tía Dolores me lo refirió muchas veces, allí en la casona de su abuelo Don Narciso Calvento (actual Museo Delio Panizza) en reunión de notables de la villa, se discutió y se acordó reconocer a la Junta de Mayo, el día 7 de Junio. Al día siguiente fue reconocida en sesión especial del Cabildo…. Al anochecer comienzan a llegar los primeros convocados: Miguel Díaz Vélez, José Aguirre, Belisario Céspedes, Joaquín, Agustín Urdinarrain, Domingo Morales, Melitón González, Octavino Benítez, Domingo Calvo, Mariano López; Francisco Ramírez, Antonio Salvatella, Juan José Irigoyen, Ramón Olivera y muchos otros. La asamblea contó con una treintena de asistentes, que ocupó la amplia sala de la casa…”Al día siguiente,8 de Junio, viernes, el Cabildo de nuestra ciudad, en sesión especial, reconoce al Primer Gobierno Patrio, librando a la misma, el siguiente oficio:”Exmo. señor: Acabamos de recibir con oficio de V.E del 1 del corriente, los impresos que manifiestan los justos motivos y fines de la instalación de la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a nombre del señor Fernando Séptimo, y quedan dadas todas las disposiciones para que se lleven a debido efecto en el distrito de esta jurisdicción, cuanto V.E. se sirve prevenirnos. El más pronto envío del diputado de ésta villa y el puntual cumplimiento a las presentes y sucesivas órdenes de V.E. acreditan el celo y patriotismo de este vecindario a cuyo nombre tenemos el honor de felicitar a V.E. Nuestro Señor guarde de la vida de V.E. muchos años. Villa de la Concepción del Uruguay, 8 de junio de 1810.Exmo. Señor José Miguel Díaz Vélez, Domingo Morales, Agustín Urdinarrain, José Aguirre. Señores de la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata”…

Gregorio Troncoso Roselli, Evocaciones a la distancia (Recuerdos de Concepción del Uruguay), Editorial Arismar, Buenos Aires, 1957.

Las tribunas del Carnaval 1986

Tribunas ubicadas sonre calle San martín (Foto: Diario La Calle)

En el Carnaval de 1986, el corso que se desarrollaba en el perímetro de plaza Ramírez, contó por primera vez con tribunas tubulares ubicadas en distintos sectores del circuito, estas tribunas fueron colocadas por el club Atlético Uruguay y tuvieron una capacidad para 7.000 personas, esta concesión fue otorgada en forma directa por la Comisión Municipal de carnaval, lo que, según diario La Calle provocó cierto malestar en algunos sectores, ya que fue otorgada en forma directa, sin un llamado a licitación. La concesión otorgaba al club las 7.000 localidades de las tribunas más 3.000 sillas, las que debería ser colocadas y levantadas por la institución decana.

Balandra “La Nueva Flor de la Barca”

Balandra “La Nueva Flor de la Barca” anclada en el muelle conocido como “de la balandra”

Durante nuestra infancia era uno de los paseos preferidos corrernos hasta el puerto de la ciudad y acompañar a nuestros padres a comprar frutas en la balandra “Nueva La Flor de la Barca”
La balandra ” Nueva Flor de la Barca” (Matrícula 2871), que fue construida el 29 de septiembre de 1879, aunque una fecha más probable es de 1898, según el Registro de la Propiedad Naval de la Prefectura Naval Argentina. De acuerdo a los datos que constan en su legajo la balandra tenía un casco de madera de 9,80 metros de eslora, 3,88 metros de manga, 1,42 metros de puntal calando 3 pies con un tonelaje bruto de 9,60 toneladas, neto de 7,76 toneladas, carga máxima 12 toneladas, capacidad de bodega 23 m3. Fue construida por los afamados astilleros de José Badaracco y Cía. ubicado en la “Vuelta de Badaracco” en la Boca del Riachuelo en el mes de julio de 1898. Su primer propietario fue Don José Bandrich, teniendo como nombre original el de Fortuna, siendo clasificada como balandra a vela. En sus primeros años, se la utilizó como buque de pesca en el Río de la Plata, para posteriormente ser afectada al transporte de personas y víveres a la Isla Martín García, como también realizo viajes a las islas del Delta del Paraná y los puertos fluviales de los ríos Paraná y Uruguay. Su casco tenía líneas puras -al decir de los entendidos en buques veleros- que hacían que se destacara entre sus iguales.

A principios del siglo XX, (año 1906) fue motorizada, para poder competir en el comercio marítimo, siéndole instalado un motor “Otto Deuz” de 12 Hp por lo que es reclasificada como Balandra a Motor. El 13 de octubre de 1924, pasó a propiedad del Sr. Pedro Guridi (padre) acorde escritura pública realizada ante el escribano Emilio J. Pérez de la Ciudad de Bs. As., quien la rebautizó con su tradicional nombre de Nueva Flor de la Barca. Don Pedro Guridi, fue pionero de la colonización de las islas del “Delta del Uruguay”, habiendo sido el “Primer Alcalde de la Islas”, y gracias a sus gestiones se materializó la Escuela Flotante República Argentina, inaugurada el 29 de marzo de 1936 con la presencia del Sr. gobernador de la provincia de Entre Ríos Dr. Eduardo Tibiletti. Hoy esta escuela tiene su asiento en la Isla “Juanicó”. El sr. Guridi la afectó al transporte de víveres y personas a las islas del delta del río Uruguay, ubicadas al sur de Concepción del Uruguay, comerciando en su condición de “acopiador” de cueros de nutria, lobito de río carpinchos etc., adquiriendo además miel, cera, carbón vegetal, paja, leña y otros productos que eran llevados para su venta a los puertos de San Fernando y Tigre (Provincia de Bs. As). 

En sus viajes de “subida” transportaba mercaderías para su almacén de ramos generales de la Isla “Juanicó” y frutas que se vendían en el muelle de los “fruteros” en el puerto de Concepción del Uruguay, como lo hemos conocido en nuestra juventud. El 14 de febrero de 1939, fue transferida por venta realizada a Don Juan Chiozza en la suma de $ 3500 pesos m/n acorde escritura realizada ante el escribano local Don Diógenes Vallarino (antecedentes del Registro de la Propiedad Naval de la PNA).

El 30 de octubre de 1943, vuelve a ser propiedad de la familia Guridi, siendo adquirida por Pedro Félix Guridi en la suma de $ 3000 pesos m/n acorde escritura pública labrada ante el Escribano Don Rodolfo Cassano (antecedentes del Registro de la Propiedad Naval de la PNA). En la década de 1940-1950 la embarcación, además de las navegaciones comerciales antes referidas, estuvo afectada al servicio de correos transportando correspondencia de las islas hasta el Puerto de Gualeguaychú. Tuvo una destacadísima actuación en las grandes creciente del río Uruguay de mayo de 1941 y abril de 1959 evacuando familias y ganado de las islas, en estrecha colaboración con los efectivos de la Prefectura que participaban en la emergencia. 

“La Nueva Flor de la Barca” fue por muchos años, la esperanza de los isleños, su llegada representaba, la harina para el pan que escaseaba, el remedio que se había encargado para el enfermo, el traslado de la pareja que se iba a casar o a los “gurises que iban a la escuela de Juanicó”, y también más de una vez, fue el coche fúnebre, llevando al fallecido a “tierra firme” para que recibiera “cristiana sepultura”. A la barca, también estuvo íntimamente ligado Américo Guridi hermano de Pedro, quienes desde gurises habían acompañado a su padre en las navegaciones, donde se formaron en la tareas marineras y cuyas vidas estuvieron siempre ligadas al destino de la balandra. 

Entre los años 1972-1977, fue trasladada a un astillero del Tigre donde fue totalmente reparada y se le cambió el motor regresando remozada a la navegación entre nuestro puerto, las islas del Uruguay y los puertos de San Fernando y Tigre en la provincia de Buenos Aires. En diversas ocasiones, la balandra trasladó a delegaciones deportivas de los clubes locales a puertos de la vecina República Oriental del Uruguay en oportunidad de la realización de eventos internacionales. El 18 de abril de 1989, Don Pedro Guridi, transfirió la balandra con “carácter de donación definitiva” a su hija Zulma Nilda Guridi residente en la localidad de Alem Provincia de Misiones, interviniendo en la parte notarial el escribano Roberto Miguez Iñarra, siendo inscripta en el Registro de la Propiedad Naval de la PNA el 13 de julio del mismo año (Expte I-5408-c-c-1989). Al fallecer los hermanos Guridi, la embarcación quedó fondeada en la desembocadura del arroyo “Molino” en el Itapé, próximo al lugar donde había estado el “Patagonia” sede del Club Regatas Uruguay.

La falta de cuidado motivó que la embarcación sufriera la acción de vándalos, que produjeron roturas y robos de diversas partes de sus máquinas y estructura. En fecha lo determinada y acorde versiones de “la ribera”, la embarcación habría sido adquirida por miembros de la familia Guridi residentes en la zona de Escobar (Prov. de Bs. As) donde habría sido trasladada y sometida a importantes reparaciones y se encontraría “en servicios”, no constando lo expresado en los registros matrices de la Prefectura Naval Argentina. Lamentablemente la centenaria balandra “Nueva Flor de la Barca” no quedó en nuestra ciudad, a cuyo patrimonio histórico está incorporada y de haber sido adquirida por algún concepcionero amante de la náutica o de una entidad de la ribera (según comentarios de un antiguo socio, el Yacht Club Entrerriano había estado interesado en su compra) nos habría permitido seguir viendo su esbelta silueta en la ribera de nuestro

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “Pequeñas Historias Uruguayenses”

 

El puerto de Santa Cándida

Muelle de Santa Cándida (Foto: Canavessi, Carlos Rogelio, “Concepción del Uruguay, Evolución Urbana y Patrimonio Arquitectónico 1783-1983”)

El 22 de Septiembre de 1860, el Gral. Justo José de Urquiza firma en contrato, con el Arquitecto Baltazar Fossati en sociedad para la obra, con el Sr. Juan Cruz Ocampo,  para la construcción de un puente y muelle en el Saladero de su propiedad Santa Cándida.

El monto de la obra era de 22.000 onzas de plata de diecisiete onzas, según planos y presupuesto presentados oportunamente.

El puente se hacia necesario para “salvar el bajo” existente entre la barranca donde estaba emplazado el Saladero y la costa del arroyo.

El muelle tenía 20 metros de frente, y el puente de acceso 154 metros de largo y 4,50 metros de ancho.

El Puerto de Santa Cándida -dado que se trataba de una verdadera infraestructura portuaria, es el primero que posee la ciudad de Concepción del Uruguay ya que van a tener que pasar más de 10 años para que se construya el primer muelle de la ciudad propiamente dicho, en la zona del Puerto Viejo, sobre el Arroyo Itapé, en la proyección imaginaria de las actuales calles  Juan Perón y Moreno.

Texto: Andres F. Rousseaux, “Lo primero en Concepción del Uruguay”

 

 

Los hijos de Francisco Ramírez

Francisco Ramírez (Foto: Blog del Instituto Ramiriano de Concepción del Uruguay)

Francisco Ramírez, caudillo de Entre Ríos, fue hijo de Doña Tadea Jordán y Don Gregorio Ramírez. Tuvo dos hermanos y cuando su madre al quedar viuda se casa con Lorenzo López, suma siete medios hermanos.

Muy poco se sabe de su vida, tal es así que no se conoce ni siquiera su propio rostro. Los documentos que hay son de sus tres últimos años de vida, cuando su figura tomo una mayor relevancia. Pero hoy nos ocuparemos de sus hijos.

Según los autores consultados, nuestro caudillo tuvo dos hijos según unos y otro según un tercer autor, y con las incógnitas generadas por la falta de documentos, relataremos el resultado de nuestra pequeña investigación, tomando como base los textos de varios historiadores de donde hemos obtenidos los siguientes datos:

Tanto la señora Yorga Salomón como la Señora María Luisa Zaffaroni, coinciden en los datos vertidos en sus libros.

Francisco Ramírez tuvo dos hijos con Dominga Romero. Lorenzo Ramírez, anotado en Basílica de la Inmaculada Concepción, en el libro de nacimientos, folio 177, el día 10 de agosto de 1818. El cual cinco días más tarde fue bautizado, siendo su padrino Pedro López (según el historiador Ruiz Moreno seria Pedro López Jordán, uno de los hermanos del Gral. Ramírez).

Con referencia al otro hijo, Martín Ramírez, no se cuenta con el acta de nacimiento, pero existe una carta con fecha 15 de octubre de 1857, dirigida al Presidente uruguayo, escrita por Anacleto Medina pidiendo por Martin Ramírez

“Montevideo 15 de octubre de 1857. Señor Presidente de la Republica…, molesto la atención de V.E., para recomendar a su consideración al Capitán de Caballería Don Martín Ramírez a quien conozco de niño por ser ahijado del Gral. José G. Artigas, tío de V.E. y ser hijo del Comandante y General Entrerriano Don Francisco Ramírez”.

La Señora Miloslavich de Álvarez, encuentra en el libro 3 folio 100 de nuestra parroquia una partida de nacimiento que dice:

José Bernardo Ramírez, nace el 25 de agosto de 1816, el presbítero García bautizo a José Bernardo, hijo de padres incognitos, cuyo padrino fue Don Pantaleón Panelo”.

Como Don Pantaleón Panelo fue muy amigo del Gral. Francisco Ramírez, se atribuye este niño como su hijo.

Acompaña este hecho una unas cartas cruzadas entre el caudillo y su madre, Tadea Jordán y una de sus hermanas Librada López, las cuales expresan lo siguiente. En una, fechada en Uruguay el 2 de noviembre de 1820, Librada menciona el nombre de Bernardo y pide a Ramírez que el niño sea traído a su casa para mandarle si la escuela y brindarle el cariño que se merece, para esa fecha el niño tiene 5 años. (Original en el Archivo General de la provincia de Corrientes. Correspondencia oficial. Año1820. Legajo N° 8). La otra carta enviada a Ramírez por su madre Doña Tadea Jordán escrita casi dos meses después que la de su hermana, o sea el 29 de diciembre de 1820, se desprende que el niño ya está en Uruguay. Doña Tadea comenta a su hijo que: “Bernardito se halla en su compañía y se halla mucho y que le envía saludos”.

La vida de nuestro caudillo está sembrada de incógnitas, que van desde su aspecto físico hasta las mujeres que lo acompañaron.

Dominga Romero, podría ser de la provincia de Corrientes y su padre tenía una Posta en el camino de la Villa de Concepción del Uruguay y la Bajada del Paraná. Se dice que, al llegar a la Posta, es acompañado por esta “gauchita” joven y linda, de esos encuentros nacen dos hijos. Nada se sabe sobre quien fue la madre de Bernardito Ramírez.

Los historiadores han intentado rastrear la vida de estos dos niños quienes no sobresalieron en la historia local ni nacional.

Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Bibliografía: Salomón, Yorga, “Francisco Ramírez. Motivos del Caudillo” (1971). Zaffaroni, M. Luisa, “Los cuatro amores del Gral. Ramírez” (2006) y María del Carmen Miloslavich de Álvarez, Artículo publicado en el Suplemento Especial de La Calle”200 años de Concepción del Uruguay”, sábado 25 de junio de 1983

 

“Aula Histórica” del Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza”

Aula histórica (Foto: Jorge Duarte)

Nuestro Histórico Colegio del Uruguay, Justo José de Urquiza, Monumento Histórico Nacional desde el 4 de febrero de 1942, es muy visitado por turistas durante todo el año y en épocas de turismo estudiantil (después de vacaciones de invierno), por estudiantes que llegan de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y de nuestra provincia en gran cantidad.

Todos, se ven sorprendidos por la belleza de la Biblioteca “Dr. Alberto Larroque”, por el Salón de Actos “Alejo Peyret”, por el patio, por los museos que posee en su parte superior y también por el Aula Histórica, “Dr. Alfredo Parodie Mantero”, que fue inaugurada en 2015.

En esta aula, se observan los pupitres que fueron realizados en la Penitenciaria de Las Heras (Bs. As.) en 1910 y se dejaron de usar en 2010. Cien años que acompañaron a nuestro establecimiento. Son pupitres cuyas patas de hierro, poseen las iniciales PN (Penitenciaria Nacional) y la madera de las mesas y asientos es de cedro y otros de robles.

Los pizarrones (los que llaman más la atención), son dobles con una cuerda que los hace desplazar uno hacia arriba y otro hacia abajo. Este modelo lo ve en la década de 1940, el rector Luis Grianta, en Mar del Plata y solicita al Ministerio de Educación de la Nación, copiar el modelo e implementarlo en nuestro Colegio.

Aclaramos que estos pupitres no fueron los primeros, sino que se tiene referencia de cómo fue la vida en los inicios del Colegio en el libro Del Tiempo Viejo, escrito por Luis Araoz. Este narra que se estudiaba en mesas y bancos largos, con capacidad para doce alumnos.

Pero en 1871, Marcos Sastre, que era Inspector de Escuelas Primarias, preocupado por la postura de los alumnos, diseña pupitres de madera con respaldos. Los presento en la Exposición Nacional de Córdoba. Estos fueron aceptados e implementados en diferentes colegios, siendo el primero en tenerlos nuestro Colegio del Uruguay. El inventor destacaba que el respaldo permite una buena postura al alumno. El modelo se lo puede apreciar en Museo Palacio San José.

Bibliografia: Araoz, Luis, “Del Tiempo Viejo”. Liberatori de Presas, Angélica, “Guía para visitar el Colegio del Uruguay” y Diario “La Calle”, 2015

El “Kiosco” de Plaza Ramírez

Plaza cerca de 1900, en el círculo se puede ver parte del Kiosco que funcionaba frente al teatro “1° de Mayo”

Conforme a la distribución edilicia que concibiera Don Tomás de Rocamora al fundar la ciudad, tempranamente la plaza central debió constituirse en el principal paseo público. Las narraciones que de la Villa efectuaron los primeros viajeros describiéndola, ya la destacan. Pero a partir de mediados de siglo XIX y en manera especial durante el período 1860-1883 en que la Ciudad fue sede del Gobierno Provincial, la plaza principal o Plaza General Francisco Ramírez se constituyó en hermoso paseo público, y uno de los atractivos, fue el conocido como “Kiosco de la Plaza General Ramírez”.

Leemos en una vieja crónica: “El antiguo kiosco de nuestra plaza Ramírez desaparecido ha tiempo víctima de lo que se da en llamar exigencias edilicias que generalmente no es nada más que un hueco lugar común. Su arquitectura exótica ponía una nota pintoresca en aquel paseo público. Funcionaba en él una confitería y pequeño bar anexo. Los parroquianos bebían am su aperitivo en tanto que las mujeres paseaban por los jardines la magia de su encanto femenino, y el farolero, con su escalera al hombro, se escurría en las tinieblas parodiando en cada esquina la aparición de una estrella”.

El trasunto poético de este artículo nos exime de mayores comentarios sobre lo que pudo constituir el aludido kiosco para los uruguayenses del siglo pasado.

Promediaba el año 1882 y nada hacía presagiar el despojo que al año siguiente sufriría Concepción del Uruguay por parte del Gobernador Racedo quitándole su condición de Capital de la Provincia. La actividad comercial intensa se traducía a su vez en un notable progreso urbanístico. Contribuyendo a esa evolución, el 3 de mayo de 1882, don Domingo Traverso, que con unos convecinos había formado una sociedad de hecho, eleva al Presidente de la Municipalidad, Coronel Pedro Melitón González, la solicitud correspondiente para construir “Un Kiosco y juego de calesitas en la Plaza General Ramírez en el triángulo situado frente al Teatro 1° de Mayo en toda la extensión circunscripta por el borde inferior de las veredas y boulevard de circunvalación”

La solicitud citada constaba de siete incisos que describían la construcción a realizar y el término de explotación que sería de ocho años, cumplidos los cuales la construcción pasaría a constituir propiedad municipal. Asimismo la Empresa se comprometía a mantener los jardines adyacentes al área del kiosco con el riego y reposición de las plantas, y terminaba la misma diciendo: “La empresa cree así coadyuvar a la Municipalidad en la obra de embellecimiento que ha iniciado para esta Ciudad y que viene a llenar un vacío que el grado de importancia de esta Capital requiere ya, y en esta virtud rogamos al Señor Presidente provea a nuestro pedido por ser de Justicia”. Domingo Traverso y Cía.

Por considerarlo de interés, ya que evidencia que la obra propuesta era un verdadero aporte a la belleza del paseo público, transcribimos algunas características de la construcción, elevadas por la Empresa al Ejecutivo Municipal: “Condiciones para la construcción del Kiosco en la Plaza General Ramírez. 1°) La dimensión y forma del kiosco será en un todo de acuerdo con el proyecto adjunto. 2°) Las paredes serán construidas de ladrillos de buena clase y con mezcla de cal excluyendo por completo el empleo del barro. 3°) -El piso del corredor alrededor del kiosco será de baldosas y el del interior y altillo de tablas. 4°) El techo será cubierto con zinc o con tejas según vea el que sea más conveniente. 5°) Las puertas serán a vidriera con un marco a cajón y con postigos recuadrados y de pino. 8°) -Todos los materiales a emplearse serán de la mejor clase y la mano de obra de acuerdo a las reglas del arte”.

El Consejo de Administración de la Municipalidad estudió la propuesta y después de sostener “que obras de esta naturaleza en que se trata de embellecer un paseo público, son convenientes para la población”, dio su aprobación final. Antes de finalizar ese año 1882, la obra era inaugurada. El paseo público principal de la Ciudad Capital de la Provincia incorporaba un motivo más de tracción a los que ya poseía. Aquel optimismo emprendedor de sus hijos, a partir del año siguiente, sin duda habría de sufrir mengua. La pérdida de su condición de Ciudad Capital, trajo para Concepción del Uruguay un decaimiento en todos los órdenes y lógicamente en lo económico. Al parecer, la actividad del kiosco del que nos ocupamos, también se vio afectada por esa nueva situación. Antes de cumplirse el plazo de los ocho años estipulados por el convenio firmado entre la Empresa y el Municipio, la primera vendió el aludido kiosco a los Señores Alonso y Silva, vecinos de esta ciudad.

El 4 de agosto de 1885, los nuevos propietarios solicitaban al Municipio una prórroga en la explotación del kiosco, manifestando que habían adquirido el mismo, “confiando corno confiábamos y confiamos en el porvenir de Uruguay y en el creciente desarrollo de su población”. “Acontecimientos que no conceptuamos necesario mencionar, porque son de pública notoriedad, han modificado seriamente la situación comercial de esta Ciudad, viniendo a afectar con mayor gravedad al negocio a que nos dedicamos, por su especialidad. En tales condiciones, ese contrato que en la fecha que fue celebrado y no produciéndose la traslación de la Capital de la Provincia, pudo reportarnos algunas ventajas, ha venido a convertirse en verdaderamente oneroso, y su cumplimiento estricto nos ha causado ya serios perjuicios”.

Considerando que aún faltaba demasiado tiempo para el vencimiento del plazo establecido como derecho de explotación por la Empresa, la Municipalidad, rechazó lo peticionado.

Próximo a cumplirse el plazo establecido en el convenio primigenio nuevamente los propietarios, esta vez por intermedio de Don Francisco Silva, peticionaban prórroga en la explotación. En fecha 18 de agosto del año 1890 se dirigían al Intendente Municipal manifestando entre otros argumentos, que “Los males que han afligido a esta ciudad por la llevada de la Capital, lo que ha hecho que sean muy raras las Compañías que han actuado en el Teatro 1° de Mayo, uno de los recursos con que se contó cuando se solicitó el privilegio para construir el kiosco y la crisis  económica resultado de la depreciación del papel moneda han hecho de lo que podía ser un negocio productivo haya dado pérdidas. Parece que la situación tiende a mejorar y en esa esperanza vengo a solicitar de la H. Corporación Municipal por intermedio del Señor intendente se me concedan dos años de prórroga para entregar el edificio comprometiéndome a arreglar los jardines con sujeción al plano aprobado y bajo el cual se arregla hoy la plaza, y además pagar mensualmente a la Municipalidad diez pesos moneda nacional. Es gracia que espera, Francisco Silva”.

Después de estudiar debidamente la solicitud, el intendente Don Rafael M. Paradelo no hizo lugar a la misma y el kiosco pasó a su nuevo propietario: la Municipalidad. De inmediato esta dispuso sacar a licitación por el término de un año su arrendamiento, procedimiento que se fue repitiendo año tras año hasta 1907. Al parecer, la explotación de lo que fuera “paseo de moda” a fines del siglo XIX cada vez redituaba menos a sus concesionarios, y el desinterés por el mismo, se acentuó.

El día 4 de enero de 1907 el Concejo Deliberante disponía la demolición de dicho kiosco, llamando a licitación para vender los materiales con que estaba construido. Al no presentarse ningún interesado, se operó la demolición por cuenta del propio Municipio. La población de Concepción del Uruguay veía desaparecer así uno de los paseos más simpáticos y preferidos por la población de Concepción   del Uruguay de fines del siglo XIX.

Miguel Ángel Gregori, “El Kiosco”, revista El Mirador, Tomo VI, 1984

El hallazgo de un antiguo Cañón

Momento en que es recuperado del lecho del río el antiguo cañón (Foto: Diario La Calle)

El día viernes 1 de julio de 1994, estando dragándose la entrada a nuestro puerto encuentran un cañón de 1,30 metros de largo de hierro fundido. La boca puede expulsar un proyectil de unos 12 cm. de diámetro y tiene un peso aproximado de 300 kg.

La pieza se halló en muy buen estado de conservación, posiblemente por estar enterrada en el limo, ya que este impide la acción del oxígeno para provocar la oxidación.

El cañón fue hallado a 2 metros debajo del lecho, lo que hace suponer de la sucesión de varias capas de arrastre que lo ocultaron tantos años.

Consultado el entonces Director de Cultura de la Municipalidad, Prof. Gregori dijo que: “…en apariencia la pieza era de hierro y bronce”, “…será sometida a un proceso de pulido mediante enarenado y esperamos que aparezcan los símbolos de la fundición o letras que nos permitan a través de catálogos poder orientar la época y procedencia. Luego se cotejarán los hechos históricos que se vinculan al antiguo puerto exterior, o si perteneció a la flota de Giuseppe Garibaldi cuando uno de sus buques se varó alrededor de 1830/1840. Garibaldi en su expedición llego a Gualeguaychu, luego remonto el rio Uruguay y se varó. Para zafar la varadura debió alijar uno de sus buques y arrojo dos o tres cañones, uno de los cuales está en Museo Casa de Don Delio Panizza”.

Por su parte el Prof. Oscar Urquiza Almandoz, valoro el hallazgo diciendo “importante”, pero prefirió no opinar, ni dar hipótesis, porque no tiene reportado combate ni batallas, en el lugar del hallazgo, explicando que: “…tanto en la época colonial como en la independiente navegaron por esta zona muchos barcos mercantes artillados y de guerra. Ahora combates, salvo el del arroyo de la China, no hay registrados”.

“…  en cuanto a la antigüedad, si se determina -como se dijo- que puede tener 200 años, ya no pertenecería a la escuadra de Garibaldi. En fin, primero habrá que especificar qué edad tiene la pieza y luego entrar a escudriñar los hechos concurrentes”.

Este hallazgo fue denunciado en Prefectura Naval Argentina y el Juzgado Federal, quienes disponen quede en custodia en Museo Casa de Don Delio Panizza, donde hoy lo podemos apreciar.

Texto: Virginia Civetta. Fuente: Diario La Calle (2/7/1994).

 

¿Túneles? Misteriosos hallazgos en Concepción del Uruguay

Diario “La calle” 28/07/1978. Boquete abierto en la bóveda que permitió descubrir la construcción subterránea cuando se llevaban a cabo las obras para el futuro Centro Cívico.

Los túneles de la ciudad

Después de la demolición de la antigua “Comandancia”, en diversas circunstancias que se efectuaron trabajos en el predio, surgieron indicios de la posible existencia de una “red de túneles” que partiendo de este lugar, enlazaran con  el edificio de la actual Jefatura de Policía, Iglesia, Colegio del Uruguay Justo José De Urquiza y el de la Residencia de la Familia Urquiza (hoy Correos).

La existencia de éstos túneles, se había transmitido verbalmente de generación en generación, pero la primera evidencia de su posible existencia se tuvo en mayo de 1946 cuando circunstancialmente se descubriera “…un posible túnel entre la Ex Comandancia y el Edificio de la Policía de Entre Ríos…”

Posteriormente el 27 de junio de 1957, en circunstancias que un grupo de empleados municipales se encontraban abocados a la construcción  de un cimiento, notaron que el piso cedía bajo sus pies por lo que decidieron investigar. En la excavación se encontraron sables, hebillas de bronce, proyectiles de armas antiguas, vasijas, porrones de barro, estribos y frenos de hierro.

En dirección  este a oeste, se halló una galería subterránea de gruesas paredes de ladrillo, con arcadas cada tres metros más o menos y en algunos de sus tramos tenía hasta 1,20 metros de ancho aproximadamente. La galería se cortaba en el extremo oeste en una pared que delimitaba con otra construcción edificada al otro lado de unos cuatro por dos metros, sin otra salida que no fuera “hacia arriba” lo que hacía suponer que se tratara de un sótano o depósito

En su extremo este la galería desembocaba en un ambiente más amplio, de forma aparentemente circular con techo abovedado.

Diario “La calle” 27/07/1978. Grupo de “curiosos” visitando la construcción descubierta cuando se llevaban a cabo las obras para el futuro Centro Cívico.

Estos hallazgos dieron lugar a los más diversos comentarios y variadas opiniones tanto de los historiadores locales como de los “entendidos en la materia”. Algunos dieron su opinión que se trataba de una “parte de una red de túneles”, otros de sólo de sótanos o depósitos, para el reconocido investigador de nuestro terruño Andrés García sólo se trataban de letrinas.

Tiempo más tarde, en los últimos días del mes de junio de 1974, en el patio del edificio de la Policía de la Provincia, apareció un pozo, dejando al descubierto paredes gruesas y derruidas haciendo retrotraer a los presentes a la época de la fundación de nuestra ciudad.

En ese momento se consultó a José Nadal Sagastume, quien no reconoce saber que podría ser esa construcción, sugiriendo se consulte con Andrés García. Pero igual opino sobre este hallazgo: diciendo que sería un pozo de agua o una letrina.

En esos momentos se recuerda que en el momento en que se construyó el depósito para el surtidor que poseen en el patio de la institución, se encontraron también con paredes de una galería antigua, huesos humanos y una serie de argollas de hierro forjado. Esto hizo suponer que son restos de la antigua cárcel que había en la antigüedad y que poseía un cementerio contiguo.

Como es de imaginar, la ciudad, se vio alarmada y muy curiosa con este hallazgo y “el Doctor Arturo Mardon, interesado por el asunto, alerta por la supuesta vinculación entre un hallazgo similar producido años antes, exactamente donde (en 1974) estaba la Oficina de Turismo” (Ex Comandancia).
En este sitio fue hallado un sótano y al parecer se conectaba con una galería subterránea hacia el Oeste, lo que hace suponer que los dos edificios (Comandancia y Policía), se comunicaban. También comento el Doctor que, en la reconstrucción del Colegio del Uruguay, se habían hallado una galería subterránea. Todo esto se tomó como una versión. Pero las autoridades locales, el Intendente Scelzi y el Gobernador Don Tomas Cresto se mostraron interesados en investigar de que época serian y hasta se llegó a pensar que serían un atractivo turístico mostrar estas excavaciones.

El Prof. Gregori, da por acertado la versión de que son “Túneles” y que él, en su infancia los recorría, ya que acompañaba a su papa a la vieja Comandancia donde se hacían ferias. En esas galerías había una tapa de madera en el piso que abrían y recorrían un túnel con dirección Oeste.

Diario “La calle” 29/06/1974. Construcción descubierta cuando se llevaban a cabo trabajos en el patio de la Departamental Uruguay de la Policía de Entre Ríos.

En búsqueda de dar respuesta acertada a lo encontrado, la prensa entrevista al Señor Domingo Egillor, quien fuera Jefe de la Policía, quien narra que, en su gestión, también el patio se hunde con el paso de un camión de bomberos, donde se descubren dos habitaciones de 6 x 4 metros, de donde se extraen cucharas, tenedores y trazos de sables.

Consultada también a Lorenza Mallea, ella narra que siendo joven paseaba por la quinta de Porta (en las inmediaciones de la Quinta de las Hermanas del Sagrado Corazón), y al estar a orillas del Arroyo de La China, ven una construcción, una especie de boquete, que daba al arroyo. Consultando de que se trataba, le comentan, que son salidas de túneles que venían del centro de la ciudad.
Ante este acontecimiento que mantenía al pueblo en vilo esperando una respuesta, Andrés Gracia destacado historiador local, asegura que son pozos negros y que en muchas oportunidades se usaron de basureros, de ahí que se encuentren botellas, frascos, cucharas, tenedores, huesos de algún asado. Y dijo entonces: “En fin, repito que creo firmemente no estar equivocado, pero si hubiera alguna opinión más verdadera que la mía, que ella prevalezca”.

Y claro que la había y siguieron apareciendo en la prensa, además de las expuestas, están también como la de Juan Chiozza Traverso que fue jefe de Policía en 1920, que dice que lo hallado en el patio de la policía pertenece al edificio antiguo de policía y cárcel.

En 1978, estando en construcción el actual Centro Cívico, vuelven aparecer estas edificaciones subterráneas y con ellas la pregunta ¿Qué son? ¿Túneles? ¿Letrinas?. Gran parte de la población visitaba estas construcciones y los obreros cavaban cada vez más. Hasta se llegó a sugerir que habría que llamar algún experto que investigara. Pero un día para otro, tapan lo hallado y se sigue con la construcción del actual Centro Cívico. De esta manera la acción de las excavadoras, borraron para siempre estos vestigios, quedando hoy en el recuerdo y en las páginas de los diarios de la ciudad, para las futuras generaciones.

Respecto de los túneles del Colegio, son, con seguridad una vieja cisterna que se usaba en tiempos dónde no existía el agua corriente, Luis Aráoz, la describe en si libro “Del tiempo viejo”: “El aljibe (pudimos ver su interior una vez que hubo que desagotarlo), está formado de una nave de bóveda como de cinco metros de ancho y de treinta de largo, más o menos, de Este a Oeste, desde donde terminaban las veredas de mármol. Se comprende la necesidad de haberle dado tanta dimensión, puesto que recibe el agua de lluvia de los cuatro costados del edificio…”.

En 1991, en la ampliación que realizan de la Asociación Bancaria, se encuentran huesos y cabellos humanos (sin confirmar), aclarando entonces que las reformas hechas fueron sobre terrenos en que años atrás pertenecieron a “El Despertar del Obrero” y que podrían tratarse de habitaciones subterráneas construidas con fines desconocidos.

En 1992, nuevamente aparecen estas construcciones abovedadas y subterráneas, esta vez en la remodelación de Confitería RyS. Y en 1995, durante una excavación que realizara una empresa en calle Supremo Entrerriano entre las calles 9 de julio y Galarza, encuentran una pared en casi todo el trayecto del trabajo q estaban haciendo. Extraen en esa oportunidad algunos ladrillos de gran tamaño. Por supuesto que se vuelve a la teoría de los túneles. En esta oportunidad los historiadores consultados opinan que serían ladrillos de la época del Cabildo.

En el año 2006, en un artículo que escribiera el Prof. Eduardo Giqueaux, para el Diario UNO, habla de los túneles en el Colegio Urquiza. No asegura que los hubiera, pero deja entrever que en la ciudad seguramente los hubo. Lo encontrado eran pasadizos de un metro de ancho por uno con ochenta a dos metros de alto, calzados con ladrillos sobre paredes y techo construido en forma de bovedilla. Lamentablemente para dar lugar a las nuevas construcciones, todos estos descubrimientos fueron tapados con escombros y tierras. Dejando así, a la población, sin la respuesta a una pregunta: “¿Hay túneles en Concepción del Uruguay?”

Texto: Virginia Civetta. Fuentes: Diario La Calle (1974 y 1978) y Diario UNO (2006); Andrés Rousseaux, “Los túneles de la Comandancia” y Aráoz, Luis, “Del Tiempo Viejo”