Plaza Constitución (de la Columna)

Antigua foto de la plaza Columna, C. 1912, puede apreciarse el cerco perimetral instalado en 1905

La plaza “Constitución” o “Plaza Columna”

En pleno “corazón de la tradicional barriada del Puerto Viejo” se halla emplazada una plaza que es parte de la historia de nuestra ciudad y en sus veredas y jardines, muchos los que hoy leemos esta nota, hemos pasados momentos imborrables de nuestra vida.

Acorde el plano catastral de Concepción del Uruguay, el lugar investigado se encuentra emplazado en el 3er cuartel, manzana 59 delimitada por las siguientes calles: Juan Perón, 25 de Agosto, Suipacha y Artigas

La plaza “Constitución” o “De la Constitución”: 

Cuando el 25 de junio de 1783, el Ayudante Mayor del Regimiento de Dragones, D. Tomás de Rocamora, funda la Villa de la Concepción del Uruguay, siguiendo las normas urbanísticas que fueran la características de la colonización hispánica, adopta el “trazado de damero”, dejan como centro de la nueva población “una plaza principal”, que podía ser de una o cuatro manzanas, optando para nuestro caso particular, la última opción.

Las manzanas, tenían unas 80 varas lado (aproximadamente 73,50 metros) dividas éstas en cuatro solares de 40 x 40 varas de lado (aproximadamente 36,75 metros).-

Se reservan “solares” para los edificios públicos (iglesia, cabildo, colegio, comandancia, etc.) y también espacios para “paseos públicos y plazas”.

No existen antecedentes de una reserva para “plaza”, de la que hoy es nuestra “Placita  Columna” hasta el año 1857, que sin duda se trata de uno de los muchos terrenos baldíos que existían en la ciudad, por encontrarse fuera del “casco histórico” y a pesar de estar situada sobre la importante “camino al Puerto Viejo”.

En el “Plano Proyecto de Urbanización de la Capital de Entre Ríos” (se refiere a Concepción del Uruguay) elaborado por el Agrimensor D. Juan Leo en el año 1857, a pedido del General D. Justo José de Urquiza se aprecia por primera vez “la reserva de una manzana de terreno”, en el sitio actual, en la que ya se la denomina “Plaza Constitución” (en algunos escritos Plaza de la Constitución)

En el referido “proyecto” al referirse a “Las Plazas” establece:  “La ciudad  y suburbios de la capital, será divida en cuatro secciones (cuarteles), en cuanto “a las plazas públicas mediante la calle de “La Libertad “ (hoy Moreno-25 de Mayo no “cambiaban de nombre en 9 de Julio) al oeste habrá tres plazas públicas y al este solamente dos “(se refiere a las Plazas Urquiza (hoy capilla Stella Maris) y nuestra conocida placita “Columna”. “…las dimensiones en general de las plazas de la ciudad y suburbios será la de una cuadra en cuadro”

“A más de las plazas arriba citadas para la ciudad y alrededores, existirá una al frente de la “Capitanía de puerto que tendrá una cuadra en cuadro y deberá servir exclusivamente para la carga y descarga de mercaderías que introduzcan o exporten de la aduana” (se refiere al terreno “que fuera el Club Atlético División Rio Uruguay” (Ex Plaza del Comercio- Ex Plaza “Italia).

Su nombre:

El 1º de mayo de 1853, los Congresales Constituyentes, reunidos en la ciudad de Santa Fe aprueban y firman el texto de la flamante Constitución Nacional, obra de los desvelos del General Justo José de Urquiza, la que es promulgada el 25 de mayo y jurada el 9 de julio del mismo año.

Ante tal acontecimiento, la ciudadanía de Concepción del Uruguay, por resolución espontánea, deciden erigir un “monumento a la constitución” a ser emplazado en uno de los “terrenos reservados para plaza pública de la ciudad”.

A tal efecto, el  14 de junio de 1853, el Comandante Militar de la ciudad, Coronel Ricardo López  Jordán, haciéndose eco de la iniciativa de los vecinos, se dirige por nota al gobierno de la provincia, solicitando la correspondiente autorización “para hacer levantar un monumento conmemorativo en una plaza pública, el que sería costeado con el patriótico y desinteresado “concurso de los vecinos”.

El Gobierno acogió favorablemente la idea, por lo que el 25 de junio del mismo año, el ministro José Miguel Galán respondió al favorablemente el pedido expresando: “…por la que me manifiesta (se refería a la nota de López Jordán) la patriótica resolución de los vecinos de ésa benemérita ciudad para levantar en una de sus plazas públicas,un “monumento que perpetúe el gran día de la jura de la Constitución de la República y pide Ud. para el efecto que le compete venía (autorización) del gobierno, la que se ha dignado otorgar, recociendo debidamente el patriótico entusiasmo de la benemérita ciudad del     “Uruguay”.

Para erigir el monumento, se selecciona la manzana del terreno baldío ocupado en la actualidad por la “Plaza Constitución” que recibe su nombre, como homenaje de la ciudad de Concepción Del Uruguay a la carta magna.

Efectuada una suscripción popular, se obtienen los fondos necesarios para su erección, seleccionándose entre los muchos proyectos presentados, un bosquejo del que fuera reconocido constructor de ésa época Pedro Fosatti  y a quién se le confía la obra.

Entre las propuestas presentadas, hubo quiénes opinaron en levantar una estatua ecuestre del Gral Urquiza, la que fue desechada, al argumentarse que la misma se emplazaría en la plaza que llevaría su nombre (actual manzana de la capilla Stella Maris)

El monumento en sí, es una columna gótica, ubicada en el centro de la manzana, en cuyas cuatro caras laterales de la base, sobre mármol, blanco llevará las siguientes inscripciones   : Este: “1º de mayo de 1853” (en homenaje a la histórica fecha de aprobación de la  Constitución  Nacional. Sur: “Al Capitán General Justo José De Urquiza” (como artífice de la carta magna). Oeste: “1º de Mayo de 1851-28 de Julio de 1849” (la primera en recordación a la fecha del Pronunciamiento y la segunda a la fecha de creación de “su Heredero el histórico, el Colegio del Uruguay”), y al Norte:”3 de febrero de 1852” (Fecha de la Batalla de Caseros).

Según un artículo periodístico de la época, para agosto de 1858, la obra estaba prácticamente terminada, desconociéndose la fecha que fuera inaugurada oficialmente.                 

En los años 1888 y 1889, al llamar la Municipalidad del Uruguay (Concepción del) a licitaciones para el alumbrado público establece entre otras cláusulas que “…se verá obligado (el adjudicatario) a encender gratis todas las noches cuatros faroles que circunvalan la pirámide de la Plaza General Ramirez, cuatro en la Plaza Constitución y dos en el “atrio de la Iglesia….”

A principios del siglo XX, las crónicas periodísticas de la época, se hacen eco del total abandono en que se encuentra la plaza conocida como de “La Columna”, en el tradicional barrio del “Puerto Viejo”, la que está siendo utilizada por vecinos como “campo de pastoreo” presentando un estado deplorable.

Esta situación motivó que la Municipalidad local, tomara la decisión de “alambrarla en todo su perímetro en abril de 1905, dejando un portón de acceso en la esquina noroeste (calles Perón y Suipacha actual) evitando de esta manera el ingreso  de animales al predio.

 

Plaza de ejercicios físicos:

Poco es lo que se conoce de la historia de la “Plaza Columna” o “de la Columna” hasta el año 1915, en que se la Municipalidad local , con el propósito de darle “un destino útil a los terrenos de la “Plaza Constitución””, el Honorable Consejo Deliberante sanciona con fecha 23 de septiembre de 1915 la Ordenanza Nº 320/1915 en la que se: “…autoriza a destinar provisoriamente la plaza Constitución, como de Educación “Física, en “base al gimnasio y demás juegos que en ella habrá de instalar el Colegio Nacional del “Uruguay Justo José de Urquiza”.

Inmediatamente, bajo la dirección de un técnico del Ministerio de Educación de la Nación, se inician los trabajos previos para la instalación de los aparatos de gimnasia de la que será la “primera “plaza de educación física de la ciudad”, destinada a ser utilizada por todos los institutos de enseñanza y del público en general, teniéndose previsto ser inaugurada el 18 de octubre de 1915, en celebración de un bueno aniversario del nacimiento del General Urquiza.

Por diversas circunstancias, en especial la demora de la recepción de los aparatos, la inauguración oficial se llevó a cabo el día 7 de noviembre del mismo año.

La ceremonia se realizó a las 2,30 PM (14,30 horas) con la presencia de autoridades locales, alumnos del colegio nacional y público, haciendo uso de la palabra el profesor de Educación Física del colegio D. Eduardo Nadal.

La  plaza de “Ejercicios Físicos” constaba de varios aparatos entre ellos columpios, varas paralelas, toboganes, montaña rusas, subibaja que hacían la delicia de los “gurises” de la época

El memorioso vecino Luis Carlos Guidobono, en una nota publicada por el diario La Calle en la sección “Cartas a la Redacción” de fecha 15 de marzo de 1996, nos recuerda que: ”…los juegos estaban emplazados en el sector norte de la plaza, sobre calle Suipacha, la  plaza esta cercada en sus cuatro costados por  alambre tejido y en su lado interior por  cerco de “ligustrinos, había unos pocos bancos de rústica construcción, hechos de varillas de hierro “pintados de  verde”. “La plaza no estaba abierta al público todo el día, sino en distintos horarios, según la estación del año (en verano hasta la medianoche) y las horas de la mañana estaba destinada a la visita de los “escolares“.

 “Su encargado era Don, un viejito a quién nos gustaba hacerlo rezongar con nuestras travesuras de chiquilines…”

 “Posteriormente en el sector “sur de la plaza”, se construyeron dos canchas de tenis  y una “hermosa casilla del “Law Tennis Club”, teniendo su ingreso por un portón de la esquina de las calles actuales Perón y 25 de Agosto, hasta su traslado donde hoy está la Plaza “Urquiza” sobre calle 9 de Julio“.

En el año 1944, la Municipalidad de la ciudad, encaró un ambicioso plan de “remodelación de la plaza, procediéndose al retiro de los juegos al año siguiente, que fueron emplazados en la conocida cancha de “La Liga” donde funcionaba el Campo de Deportes del Colegio Nacional hasta la construcción del “Barrio General Belgrano” en el año 1972.

En el lugar de emplazamiento de las canchas de tenis, en el año 1946 la municipalidad construyó una pista de patinaje de hormigón armado, donde también se practicó básquet.

En el año 1957, el Gobierno de la provincia de Entre Ríos donó a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, los bustos de los poetas entrerrianos Gervasio Méndez, Diego Fernandez Spiro, Evaristo Carriego, Olegario Víctor Andrade, Daniel Elías, Damián P. Garat y Luis N. Palma, obras del gran escultor argentino Luis Perlotti realizadas entre los años 1940 a 1942.   

El destino original de los bustos era la Plaza General Ramírez, pero por causas desconocidas, permanecieron por varios años en los depósitos municipales.

En 1962, se demuele la pista de patinaje y se emplaza una hermosa fuente construyéndose nuevos canteros en su alrededor.

En el año 1971, durante la intendencia  del Profesor Miguel Ángel Gregori rescata del olvido la valiosa obra del artista Perlotti y toma la decisión de su emplazamiento en la conocida placita “Columna” en el sector que estaba la fuente.

El 8 de diciembre de ése año (miércoles) se inaugura oficialmente, el “Rincón de los Poetas” en una ceremonia que presidiera el Profesor Gregori, haciendo uso de la palabra el Presidente de la Comisión Municipal de Cultura Profesor Díaz Abal y el distinguido periodista uruguayense D. Ernesto Bourband T.

 

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “Plaza Columna o Constitución”.                                                                  

 

Antigua foto de la plaza Columna, C. 1912, puede apreciarse el cerco perimetral instalado en 1905

Antigua foto de la plaza Columna, C. 1930, puede apreciarse el cerco perimetral instalado y la entrada por calle Suipacha y Perón. Al fondo la capilla del Sagrado Corazón, terminada en 1929

Plaza Constitución cuando funcionaba el campo de deportes, entre 1915 y 1944 (Foto: Mónica G Altolaguirre)

Plaza de la Columna entre 1962 y 1972 (Foto: Omar Gallay)

 

Catálogo de la exposición de fotos

Portada del Catálogo de la exposición

Con motivo de la celebración de los 200 años de la fundación de la ciudad, en el año 1983, se realizaron numerosas actividades, algunas de ellas ya las hemos mencionado en este espacio. Otra de ellas fue una exposición con fotos de la ciudad, actuales para ese entonces pero que mostraban la historia de la cuidad a través de esas casas y objetos del pasado. La muestra estaba dividido en varias secciones: Antiguas construcciones, aljibes, rejas, portones, balcones, llamadores y pasamanos. Las fotos fueron tomadas por Mario Soria y los textos del catálogo por José. A. Nadal Sagastume. Posteriormente las fotos que formaron parte de esta exposición,  por mucho tiempo, adornaron las paredes del Centro Cívico Municipal.

Panadería “El Despertar del Obrero”

Vista del edificio de “El Desperar del Obrero” en 1939 (Foto: Revista Panorama)

Ubicado en la esquina Noroeste de las calles Rocamora y Salta (actual Combatientes de Malvinas), fuera del “casco histórico” de la ciudad,  aún se levanta un edificio de dos plantas cuyo terreno original ocupaba -un solar- equivalente a un cuarto de manzana, representó por varios años “el fortín de las luchas obreras y sindicales” de los trabajadores uruguayenses conocida en la jerga popular como “El Despertar del Obrero” o “La Federación”.

Lamentablemente, no se han podido obtener, al menos hasta éste momento, los antecedentes del terreno y edificio con anterioridad al año 1906.

El 9 de junio de 1906, por mandato judicial del Juez en lo Civil y Comercial de Primera Instancia de Concepción del Uruguay, el solar de terreno (1/4 de manzana) de 33,80 metros de frente sur y norte sobre calle Rocamora y 35,70 de fondo sobre calle Salta (hoy Combatientes de Malvinas) propiedad que pertenecía al Sr Santiago Felio, no se habla de construcción alguna, es sacado a remate llevado a cabo por el Banco de Italia y del Rio de la Plata en nuestra ciudad, el día 5 de julio del mismo año, siendo adquirida en la suma de $1700 m/n, por el Sr Manuel Regueyra, interviniendo en la escrituración el Escribano Fulgencio López.

Con fecha 29 de agosto de 1906, el Sr Regueyra vende el terreno, un solar, como ya se había mencionado, al Sr Lucio Báez, en la suma de $ 2000 m/n, interviniendo en el acto notarial el Escribano Francisco Martoq.

El 16 de septiembre de 1911, por escritura pública realizada ante el escribano D. Wenceslao Gadea, el Sr Lucio Báez vende la propiedad, terreno, con todo lo edificado y plantado, libre de todo gravamen a Manuel Fernando Martinez de la ciudad de Concordia (en algunos documentos lo dan como de Villaguay) en el precio de $ 8500 m/n.

Del análisis de las escrituras referidas, podemos determinar que D. Lucio Báez realiza la construcción del edificio original entre los años 1906 y 1911, que ocupaba la esquina noroeste de las calles Rocamora y Salta teniendo en ésas circunstancias solamente planta baja.

La Unión Obrera Departamental

El 30 de junio de 1918, se funda “La Unión Obrera Departamental” que fuera conocida popularmente como “La Federación” cuyo nombre representó en su momento, uno de los centros de trabajo y pensamiento donde se encolumnaron las aspiraciones reivindicatorias más incisivas de nuestra sociedad entre las décadas de 1920 a 1950.

Memorables fueron sus luchas y conflictos de este baluarte obrero que se fue expandiendo por toda la provincia. Aquellos luchadores obreros se constituyeron en las avanzadas de las conquistas gremiales en una época, que a parte de los discursos de barricadas, muchas veces se llegaran a la acción violenta con consecuencias trágicas.

El 18 de octubre del mismo año, la Unión Obrera Departamental, a los efectos de brindar ayuda a los trabajadores, reduciendo los costos de la canasta familiar, habilita al público una panadería para el abastecimiento de los productos tradicionales (pan y galleta) a un precio por debajo de los comercios del ramo en la calle Mariano López entre Alberdi y Sarmiento-vereda oeste, con el nombre de “El Despertar del Obrero”.

El edificio propio

Las reducidas dimensiones del local y terreno que ocupaba la panadería obrera, lleva a sus directivos a buscar en la ciudad, terrenos y/o edificios más amplios donde tuvieran la posibilidad de mayores comodidades y ampliar sus actividades comerciales. En ésa búsqueda, se selecciona el edificio y terreno, de propiedad del Sr Manuel Fernando Martínez ubicado en la esquina noroeste de las calles Rocamora y Salta (actual Combatientes de Malvinas) el que es adquirido el 6 de septiembre de 1924 en la suma de $20.000 m/n con todo lo edificado, plantado, cercado etc., por Ludovico Filippini, interviniendo el Escribano Wenceslao Gadea.

Al edificio original de “planta baja”, se le efectúan importantes mejoras y ampliaciones, para adecuarlos a las necesidades comerciales y gremiales de “La Federación”, entre ellos, el salón de ventas de la esquina, ampliaciones para panadería de gran capacidad, hornos, depósitos de harina etc. construyéndose en una planta alta, para la instalación de la imprenta, oficinas y biblioteca la que está a disposición del público y estudiantes.

Tapa de la publicación realizada al cumplir 32 años la panadería

En 1929, el edificio y terreno que había sido adquirido por D Ludovico Filippini, con su peculio pero en realidad con destino a la Unión Obrera Departamental” de la cuál fuera uno de sus fundadores y más fervientes defensores y con el propósito de regularizar la situación notarial, vende el inmueble, el 11 de octubre de 1929, a Pedro Guarina, Martín Santiago García, Juan Balsechi y Santiago Alberto Gargano, para la Sociedad Unión Obrera Departamental y quienes declaran que la compra se efectúa con dinero y para la referida sociedad, la casa y terreno ubicado en la esquina noroeste de las calles Rocamora y Combatientes de Malvinas, interviniendo en la escritura el Escribano Wenceslao Gadea.

Para el año 1938,”El Despertar del Obrero”, como se lo conocía, a través del nombre de la reconocida panadería, elaboraba 25 bolsas de harina diarias, habiendo llegado a tener 34 sucursales en la ciudad y campaña, contando además con almacén y carnicería y la imprenta que aparte de los trabajos propios, realizaba tareas para terceros.

Los tiempos difíciles que corrían entre los años 1945 y 1950, para “La Federación” al hallarse enfrentada política y sindicalmente con el gobierno peronista, lleva a la necesidad de poner a buen resguardo los bienes que tanto habían costado obtener, efectuando “la venta” de la propiedad, muebles y máquinas de “La Unión Obrera Departamental” (La Federación) a la Sociedad “El Despertar del Obrero SRL” el 27 de marzo de 1949, operación que se efectúa con arreglo a la Ley N° 11.867, interviniendo la Escribana M. Lema de Cortiñas.

En el año 1961, la “Sociedad El Despertar del Obrero”, dona, en forma gratuita, parte del inmueble ubicado sobre calle Rocamora (Finca N° 2847) a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, acorde decreto N° 1607/1961 y Ordenanza N° 2801/1969 para la construcción de las oficinas de la COPUL (Cooperativa de Obras Públicas Limitada) siendo inscripta en el Registro de la propiedad el 20 de junio del mismo año interviniendo la escribana Teresita Rivera Alzamora.

En 1981, el terreno aledaño al edificio original, sobre calle Rocamora es vendido por la “Sociedad El Despertar del Obrero” a la “Asociación Bancaria”, para la construcción de sus sede social y farmacia.”

Cierre del “Despertar del Obrero”

El fallecimiento o retiro de la firma, de los viejos luchadores y la situación económica del país, lleva a que el comercio baja decayendo, cerrándose la imprenta primeramente, manteniendo en 1985 solamente la panadería y almacén en el edificio original.

En julio de 1985, se cierra definitivamente la panadería “El Despertar del Obrero” después de 67 años de honesta trayectoria comercial.

A pesar de los intentos de resguardar el patrimonio histórico de luchas obreras, por parte de la Concejal Verónica Magni, quien en 2012 se presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay pidiendo la incorporación del antiguo edificio donde funcionó “El Despertar del Obrero” al Patrimonio Cultural e Histórico de la ciudad de Concepción del Uruguay, la iniciativa no se discutió nunca y de esta  los reclamos cayeron en saco roto por parte de la Municipalidad local y de las instituciones obreras, estando hoy ese viejo edifico totalmente “modernizado”, constituyéndose así en otra pérdida significativa del patrimonio de la ciudad de Concepción del Uruguay.

“Remodelación” del Despertar del Obrero. Foto: El Miércoles Digital

Desde 2014, por iniciativa del mismo bloque que se negó a tratar la declaración de “Patrimonio Cultural e Histórico de la ciudad”, se promulgó una Ordenanza que impone el nombre de “El Despertar del Obrero” a la calle nominada “Calle del Ciervo”, ubicada en el acceso a la ciudad. La nueva denominación se extenderá desde su nacimiento en el acceso a la ciudad, ex 32 del Oeste Sur, en la intersección del Bulevar Juan José Bruno y en toda su extensión. 

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Rousseaux, Andrés, “El Despertar del Obrero”, Edificios con Historia, Tomo II

Panadería “Clara B. de Ratto e Hijo”

Panadería “Clara B. de Ratto e Hijo” hacia 1939

La panadería “Clara B. de Ratto e Hijo”, conocida y recordada simplemente como “Panadería Ratto”, fue fundada el 30 de agosto de 1886 por Juan Bautista Ratto inmigrante Italiano, y, posteriormente, recibió el nombre de su esposa Clara Barattini de Ratto. Fue durante casi 100 años una de las panaderías más importantes de la ciudad, junto a otras recordadas como la “Garibaldi”, “Briozzo”, “El despertar del Obrero” o “Mitre”. Poseía dos cuadras con sus respectivos hornos a leña y distribuía sus productos no solo en la ciudad sino en diferentes puntos y localidades del departamento Uruguay. Finalmente cierra sus puertas a mediados de la década de 1980.

La panadería “Ratto”

La panadería “Ratto” fue, como hemos dicho, una de las más antiguas y duraderas empresas Uruguayenses. Su trayectoria se desarrolló por casi 100 años, cerrando sus puertas a principios de los años 80.

De los relatos que los mayores fueron dejando en el seno de una familia grande más el aporte de diferentes medios de comunicación escritos de la ciudad y de diferentes archivos, se puede reconstruir su historia a grandes rasgos. La misma comienza con la llegada de Juan Bautista Ratto, procedente de Génova a mediados del siglo XIX.

Juan bautista Ratto (h) y Marieta Albizzatti, en el despacho de la panadería. Año 1919

Este fue impulsado, en parte por la experiencia de su primo, Ángel Ratto (padre de Teresa Ratto), propietario de la panadería ubicada en el Puerto Viejo, y, a poco de llegado a esta ciudad Juan Bautista, comenzó a relacionarse con la actividad panaderil trabajando en un comercio de dicho rubro ubicado cerca de la plaza Constitución, que subsistió hasta principiosde1980  .

En la década de 1880, más precisamente el 2 de septiembre de ese año, Juan Ratto, italiano (de Génova), nacido en 1853, de oficio “trabajador” contrae enlace con María Clara Barattini, natural de Buenos Aires, nacida en 1863, de oficio “costurera”. Eran los padres de Juan, José Ratto y María Oberti, y de Clara, Natalio Barattini y María Bala. Según los registro de la iglesia parroquial de C. del Uruguay, fueron testigos Santiago Ratto y Juana Barattini.

Pese a su juventud, es Clara la que lo anima para que acometa la empresa de instalar una panadería por su cuenta. Así comienza a funcionar la panadería Ratto, un 30 de agosto de 1886, día de Santa Rosa, en un local ubicado en Millán y Estrada, cerca de la estación de trenes. Se inicia con la elaboración de “media bolsa de harina” que se amasaba a mano en una batea de madera lo que se conservó durante mucho tiempo en la familia.

Don Juan Bautista casado como ya se dijo con Clara Barattini tuvieron más de diez hijos, falleciendo algunos muy chicos, algo bastante común en esa época. Siete de ellos (Virginio, Carlos, José, Pedro, Ignacio, María y Elvira) se fueron criando en ese ambiente típico de los hogares de inmigrantes, donde el trabajo fue prácticamente la única pauta a seguir. Luego del fallecimiento del fundador, Juan Bautista, su esposa Clara Barattini; junto a estos hijos pasa a dirigir los destinos de la empresa familiar.

La Popular

Tarjeta de propaganda de la panadería “La Popular”

Desde un principio la panadería se denominó “La Popular”. En su dilatada existencia tuvo como es de suponer muchas alternativas. Fue la primera panadería que elaboró la “galleta marinera” a pedido del personal de los barcos que llegaban al puerto Uruguayense para cargar cereales, y debían estar un mes en navegación. Por esa razón, pedían que se les proveyera un producto que mantenga su buen estado durante ese tiempo. La publicidad decía que la galleta a la que se llamó “Galleta Ratto”, era “de mucha durabilidad, preservándola del aire, sol y humedad”.

Fue una de las primeras panaderías en poseer el “teléfono Lagiard” y tuvo una importante flota de “jardineras” con las que se llevaba el pan a los comercios de la ciudad y de la región, llegando hasta la ciudad de Basavilbaso. En una tarjeta publicitaria de la época puede leerse “No confundir nuestras jardineras con las otras. Las nuestras llevan el nombre y la marca de la casa en el costado”.

Máquinas de una de las cuadras de la panadería

Para la época de los años 1920 y 1930, ya con la ayuda de medios mecanizados alcanza grandes premios por sus productos y especialidades, tal es, el primer premio en galletas y bizcochos otorgado por la “Exposición Internacional Higiene-Arte-Industria, Segundo centenario de Rosario” en el año 1925/6 y además; el primer premio a los productos de panificación de la “Exposición de Agricultura, Ganadería y Granja” de Concepción del Uruguay, en 1935, con medalla de plata.

 Entre 1940 y 1955, la panadería vivió su momento de mayor auge. En 1946 contaba con 55 obreros, y se fabricaba el pan que se consumía en la guarnición local del Ejército, antes que el destacamento militar contara con su propia producción de pan.

Hubo también épocas difíciles, sobre todo durante la segunda guerra cuando era muy complicado conseguir harina. Por ese tiempo, se hicieron gestiones en Buenos Aires lográndose partidas con la que se elaboraba un pan llamado “sol” vendiéndose a 20 centavos el kilo.

En otra oportunidad y siempre debido a la falta de harina se elaboró pan con mijo, y fue la panadería “Ratto” la primera en ensayar esa materia prima, lográndose un producto poco satisfactorio hasta que se logró mejorarlo con el agregado de harina de trigo.

Una tradición familiar

Trabajo en una de las cuadras, foto de 1940

Luego de la desaparición del fundador, tomó la conducción de la misma su esposa, junto con varios de sus hijos. Por ese tiempo ya se encuentran ubicados en un nuevo local sito en 14 de julio y Estrada, donde durante muchos años se funcionó la panadería Briozzo, permaneciendo durante algunos años en ese local.

 

En 1915 comienza la construcción de un nuevo edificio que incluía la fábrica de pan con dos cuadras y dos hornos a leña encargados a una prestigiosa empresa de Buenos Aires, la vivienda y el despacho de pan, estaban ubicados en la esquina, la nueva panadería Ratto, ocupaba un cuarto de manzana, que incluía además un depósito de harina y otro de la leña con que se alimentaban sus hornos.

Fallecido José Santiago, que estuvo a cargo de la panadería luego del  fallecimiento de su fundadora, tomó a su cargo la empresa Ignacio Juan Ratto como gerente y Juan Bautista (Juancito) como encargado de personal, estando el despacho a cargo de Ana Elvira Ratto (Pichona) y Clara Ratto de Zaffaroni. En 1946 tomó el nombre de “Clara B. de Ratto e hijo”, con el que terminó sus días, eliminando la tradicional denominación de “La Popular”. Al jubilarse Ignacio Juan y luego fallecer al poco tiempo (1973), ocupa la gerencia Clara “Clarita” Ratto, hasta el cierre de la empresa.

A mediados de la década de 1970 trabajaban en la panadería alrededor de 10 personas, amasándose aproximadamente 15 bolsas de harina por día. Los trabajos se realizaban en dos cuadras, una para la elaboración del solicitado pan “francés” (de 1 y ½ kilogramo) y galletas y; la otra para la producción de facturas y especialidades. Para esta época estaban al frente de la empresa familiar Clara Ratto de Zaffaroni (gerente), Teresa Ratto de Sartori, y las sucesiones de Juan Bautista e Ignacio Ratto.

Era tradicional que todos los años, a partir del 8 de diciembre, se comenzara con la elaboración del famoso pan dulce, muy apreciado por ese entonces; el común, elaborado con margarina y el especial con manteca y coronado con un higo abrillantado. A lo largo del tiempo aquel amasijo a mano, fue reemplazado por maquinas amasadoras, sobadoras y cortadora de bizcochos y galletas mecánicas.

Parte de la familia Ratto en una de las cuadras, durante los festejos por los 90 años de la panadería

En 1976 la panadería celebro sus 90 años de vida comercial con diferentes actividades, la que incluyó un depósito de una ofrenda floral al pie del Cristo Redentor en el cementerio local en memoria de los familiares y obreros fallecidos y la realización de un minuto de silencio frente al panteón de la familia.  Estos actos finalizaron con una misa en una de las cuadras de la panadería y luego un lunch para familiares, amigos, proveedores y clientes, muchos de más de 80 años.

A lo largo de su historia, casi 100 años, trabajaron en la firma más de 120 empleados y obreros, muchos de los cuales, luego de haber aprendido el oficio se alejaron para emprender el negocio por cuenta propia, otros; en cambio obtuvieron allí su jubilación, luego de haber trabajado, en algunos casos, más de 40 años.

Luego de terminado el nuevo edificio, en 1916, la empresa se trasladó a ese sitio, en el barrio de la “Placita San Martín” permaneciendo allí hasta su cierre a comienzos de la década de 1980 donde todavía puede verse la parte principal, ya con algunas modificaciones tras su venta a fines de la década de 1980.

La  vieja panadería Ratto, había cerrado sus puertas, pero todavía a casi 40 años, hay mucha gente que recuerda su pan francés, sus facturas, sus galletas y su pan dulce. Seguramente todos o muchos recordarán  las “maicenas”, las galletitas de chocolate, los “coquitos”, los “churrascos”, las medialunas, los merengues, los sacramentos, los polvorones, las tostadas, las roscas de Pascua o de Reyes, las pre pizzas que se comenzaron a elaborar en la década de 1970 y su pan de “Viena” y el pan de miga para sándwiches y tantos otros productos más. Recuerdos, sabores y momentos que quedarán para siempre en los corazones de quienes la conocieron y disfrutaron de sus emblemáticos productos.

Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes. Relatos familiares, periódico “La Juventud” (junio de 1915), revista Panorama (año 1939), diario Sucesos (Agosto de 1980), diario “La Calle” (29 y 30 de agosto de 1976) y archivo de la basílica Inmaculada Concepción.

N° 20. Dr. Mariano López

Panteón del Dr. Mariano López (Foto: Mabel Gómez)

En este panteón, perteneciente a la Familia de Mariano E. Lopez, se encuentran los restos de este importante abogado.

Había nacido en Concepción del Uruguay el 20 de Septiembre de 1857, recibe el título de abogado en la Escuela de Derecho del Colegio del Uruguay en Mayo de 1881. Contrajo enlace en primeras nupcias con Encarnación Mantero y en segundas nupcias con Elvira Salvatierra. Fueron sus hijos Mariano Wenceslao, Ámilcar Dámaso, Rosa Carmen, Abel Salvador, Wenceslao, Dámaso y Elvira Teodora.
 
Fue bachiller y abogado cuando en el Colegio del Uruguay funcionaba la Escuela de Derecho. En 1881 instala su estudio en Concepción del Uruguay, al año próximo es Prosecretario de la Cámara de Diputados de la Provincia. En 1887 es Diputado Provincial y Juez del Crimen de esta jurisdicción. En 1903, Ministro de Justicia, Hacienda e Instrucción Pública del gobernador Echagüe, también estuvo a cargo de la misma cartera durante el gobierno de Enrique Carbó . En 1906 es Diputado nacional por Entre Ríos y al año siguiente, 1907, ocupa la vice gobernación de Entre Ríos. En 1910 ocupa por última vez el cargo de Diputado nacional, ya que terminado su mandato reabre su estudio en esta ciudad.
 
Entre las obras más importantes para el beneficio público de nuestra ciudad se destacan las siguientes: Proyecto de creación del Juzgado Federal (1906); Ampliación del Puerto Ultramarino de Concepción del Uruguay (1913); Ley adquiriendo el Palacio San José para ser usado como escuela superior agropecuaria (1913); Nacionalización de la Escuela Nacional de Mujeres -ENET Nº 1- (1910); en el mismo año obtuvo de la Municipalidad $ 5000.- para la construcción del monumento a San Martín en esa plaza. En 1911 obtiene la sanción de su proyecto que ascendía a Escuela de Profesores la Escuela Normal de Maestros; y a su iniciativa se debe la construcción del edificio que actualmente ocupa. Pero sin duda su contribución más importante para la ciudad se debe a la Ley que crea la Zona Franca en el puerto de Concepción del Uruguay.
 
En el puerto, se encuentra emplazado un busto de Mariano López realizado por la escultora local María Angélica Álvarez. En 1957, al cumplirse 100 años de su nacimiento la ciudad le tributó un merecido homenaje colocando una placa en su panteón en el cementerio local. Una calle de la ciudad, la N° 115, lleva su nombre.
 
Fallece el 21 de enero de 1929. Sus restos descansan en el cementerio local, en un panteón ubicado en el acceso al mismo.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  

 
 
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Ubicación del panteón de Mariano López en el cementerio local (Elaboración de los autores)

N° 21. José María y Felipe Texier

Panteón de Ángel texier

En el panteón de Ángel Texier, se encuentran depositados los restos de José María y de Felipe Texier, Vice y gobernador de Entre Ríos respectivamente.

El 28 de diciembre de 1931 asume el gobierno Luis L. Etchevehere, a quien acompaña en su gestión gubernativa como vice gobernador José María Texier.

El 4 de junio de 1952 Felipe A. Texier asume el gobierno de Entre Ríos. Elegido por el Partido Peronista, en fórmula con Miguel Ángel Torrealday como vicegobernador. Es primer gobernador electo sin colegio electoral tras la reforma constitucional de 1949. Depuesto por el golpe de estado nacional el 16 de septiembre de 1955. Su período debía terminar el 4 de junio de 1956.

Felipe Texier Egresó del Colegio del Uruguay, de donde fue profesor de historia desde 1921 y posteriormente rector entre 1948 y 1952, cuando abandona el puesto siendo electo gobernador. Había alcanzado la rectoría de aquel instituto tras el desplazamiento de Luis Grianta por motivos políticos.

Durante su gestión el banco provincial pasó a ser una sociedad mixta, como así también se construyeron algunos caminos y viviendas económicas. Se destaca el encargo de un estudio para la construcción del túnel subfluvial entre Paraná y Santa Fe. 

(Fuentes: Archivo General de Entre Ríos – Secretaría de Cultura, Prof. Damián D. Reggiardo Castro y Silvia Texier)

N° 22. Dr. Delio Panizza

Tumba del Dr. Delio Panizza, en el centro se puede ver la lápida que reza: “Quiero que me sepulten de pie, como he vivido” (Foto: Mabel Gómez)

Nació el 26 de enero de 1893 en la ciudad de Rosario del Tala. Hijo de Luisa Venturini y Andrés Panizza. Estudia en el Colegio del Uruguay, Justo J de Urquiza y se recibe de Escribano con medalla de oro en la Facultad de Derecho de Buenos Aires. Fue también abogado y Doctor en Jurisprudencia. Ejercía su profesión en la ciudad de Gualeguay.

Dr. Delio Panizza

Casi por casualidad se entera de la venta de la antigua casona de los Calvento. Su amor por la historia y tradición le lleva a comprarla en el año 1926 y se radica en nuestra ciudad. Trabajo con Wenceslao Gadea impulsando el proyecto que declararía Monumento Histórico Nacional el Palacio San José. Presidio numerosas instituciones como: Biblioteca Popular “El Porvenir”, Centro Comercial y de la Producción y la Universidad Popular. Sus trabajos literarios: Cardos en Flor (1925), De Tierra Adentro(1926), Versos de Mar (edición póstuma en 1965).

Comprometido no solo con su presente sino también con el rico pasado de su terruño, fue definido y ubicado, por su comprovinciano Luis Alberto Salvarezza, como parte de la corriente “que ideológicamente podríamos denominar de nacionalista, patriótica, civil, de resonancias épicas, que plantea el pasado como una idealización.

El 8 de julio de 1965 falleció en Concepción del Uruguay. Sus restos descansan en nuestro cementerio Municipal, con la particularidad que, de acuerdo a su pedido, su cuerpo se encuentra enterado de pie.

En la ciudad una calle recuerda su nombre y el balneario de Rosario del Tala, también recibe su nombre.

Fábrica “Lusera”

Edificio original de la fábrica “Lusera”

Su ubicación,abarca la manzana comprendida por las actuales calles Perú (al este) Ambrosio Artusi (al sur), Santa María de Oro (al oeste) y Estrada  (Ex calle Córdoba)  y vías del ferrocarril al norte.

Hablar de “Lusera”, es hablar de parte de la historia de nuestra ciudad, por los destacados vecinos que de una u otra forma estuvieron vinculado con ella, además de los casi noventa años que estuvo relacionada con  la actividad comercial local.

En el año 1871, arriba a nuestra ciudad, desde su lejana aldea de Makose , departamento de Mlini a 15 kilómetros de la ciudad de Dubronic, en el territorio  que posteriormente sería Yugoslavia, un joven llamado Nicólas Miloslavich, trayendo en su espíritu toda la potencia de sus años juveniles.

En el año 1880, funda una fábrica de licores con el nombre de “La Argentina”-en agradecimiento a la tierra que lo había acogido- en la esquina de las calles Galarza y América (hoy 14 de julio) local que en la actualidad es ocupado por “Radio Mecano”, produciendo diversas bebidas y aperitivos con hierbas de la región, industria que no le era desconocida, por provenir de una zona en que la industria licorera era muy importante.

Nicolás Miloslavich en el año 1899 crea un aperitivo que primeramente denomirá “Aperitivo Argentino” y a partir del 7 de mayo de 1907 pasa a denominarse “Gran Aperitivo Argentino” realizado en base a conocidas hierbas de la flora entrerriana, entre las que se encontraban la yerba del lucero o lusera (Pluchea Sauveolens) marcela, arazá,a demás angélica, quina, miní, centaura etc, siendo aprobada su fórmula por la oficina de química de la provincia por certificado Nº 24.931 serie “A”, declarándolo apto para el consumo, puro, con soda o con agua según se desee .El aperitivo estimula el apetito y tonifica el estómago.

Para poder oficializar e inscribir la fórmula de su aperitivo, el Sr. Miloslavich debió recurrir al farmacéutico Antonio Roko, quién efectuó el correspondiente análisis desde el punto de vista químico.

Posteriormente, se efectuó un nuevo análisis  en Buenos Aires a cargo de los químicos Pedro Etchegorry y Pedro N Arata  que establecieron “que era un producto apto para el consumo y de primera calidad…”

El aperitivo se comercializó posteriormente con el nombre de “Paisano” pero como en su  composición, predominaba la lusera , llevó a su creador a cambiarle de nombre por el de “Lucera” (sic) a partir del  13 de marzo de 1909, modificándose posteriormente  la grafía por “Lusera “siendo registrada la marca bajo el Nº 21.952, en base al análisis químico realizado por el Dr Luis Eugenio Grianta ,residente en Buenos Aires en ése entonces, quién con el correr de los años perfeccionará la fórmula original, sin perder su esencia.

La oficina nacional de patentes de invención y marcas registró la marca “LUSERA”  a nombre de Nicolás Miloslavich bajo el acta Nº 24.336.

El aperitivo tuvo amplia aceptación, circulando primeramente entre un reducido grupo, pero al poco tiempo el círculo se fue ampliando, surgiendo la idea de encarar su producción en forma industrial.

En una asamblea popular, realizada el 12 de octubre de 1913, en los salones del Centro Comercial de Concepción del Uruguay, que en ésas circunstancias funcionaba en la planta alta del teatro 1º de Mayo, se constituye la empresa “Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada”  con un capital inicial de $ 250.000 en acciones de 100 pesos cada una, en cinco series de $50.000 cada una, quedando  integrado su primer directorio por: Presidente: Francisco Tavella; Vice-presidente: Clemente Bescos; Secretario: Antonio Bacciadone; Tesorero: Antonio Canavessi; Vocales :Ambrosio Artusi, Pedro Tavella y Rodolfo Miloslavich. Suplentes: Juan Eyhartz y Liberato Cometta; Síndico: Fernando Dodero; Síndico suplente: Francisco Hanza, estando la Dirección técnica a cargo de Nicólas Miloslavich.           

Entre los socios fundadores, además de los nombrados, entre otros, podemos citar a  Pedro Artusi, Pedro Barral, Victoriano Vázquez, Juan Piñón, Nicolás Mugherli, Antonio Salvarezza, Juan Puchulu, Amalio R. Gravano, Carlos Kirchnner, Carlos Marcó, Daniel Tramontín ,Benito Yáñez,  José Tavella,  Dr. Eduardo Tibiletti, Dr. José Haedo, José Arias, Dr. Luis Eugenio Grianta, Simón Montero, Francisco Sánchez, Emilio Barcos, Manuel Castaño, Ángel Núñez y Ramón Ballesteros.

Al quedar constituida la sociedad, Nicolás Miloslavich cede a la misma los derechos de propiedad que tenía sobre la fórmula del “Aperitivo Lusera”, pasando a ser uno de los principales accionistas y manteniendo a su cargo la dirección técnica de la fabricación del aperitivo.

La Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada, fue reconocida como tal por el gobierno de la provincia de Entre  Ríos el 23 de diciembre de 1913.

La aceptación del “Aperitivo Lusera” por parte del público, lleva al directorio a buscar un terreno adecuado para levantar el edificio de la fábrica dado que las antiguas instalaciones de “La Argentina” de la esquina de Galarza y América (14 de julio) habían quedado chica y no había posibilidad de ampliaciones futuras.

El directorio, designa una comisión entre sus miembros, para buscar en la ciudad un terreno  debía tener 40 x 40 metros como mínimo o una manzana como máximo, ubicado en inmediaciones de la estación del ferrocarril o del “Puerto Nuevo”, habiéndose previsto abrir las ofertas  el 28 de febrero de 1915.

Antecedentes del terreno y edificio:

La manzana de terreno donde se iría a construir el edificio de la fábrica “Lusera”, se encontraba delimitada por las calles Córdoba al norte (actual Estrada y vías del FF CC), Uruguay al sur (actual Ambrosio Artusi), Chile al oeste (hoy Santa María de Oro) y calle Perú, al este que mantiene el nombre. Este terreno, en el año 1885 pertenecía a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, que lo vende al Sr Rafaél  Paradelo, el 30 de diciembre de ése año en la suma de $ 940 m/n.

La manzana de referencia, el 2 de diciembre de 1911, pasa  a ser propiedad de la Sociedad Tavella Hnos. y Dodero por compra que hacen al Sr. Rafaél  Paradelo en la suma de $ 12.000 m/m.

Esta sociedad, vende a su vez el 4 de marzo de 1915, la mitad este de la manzana Nº 357, al Sr Amalio R. Gravano en la suma de $ 5.000, reservándose la sociedad vendedora la otra mitad-oeste-. El Sr Gravano, que era socio fundador de la  Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada, vende a la misma el 14 de abril del mismo año, la mitad de terreno adquirida, en la suma de $5.000,  siendo las medidas del predio original de 12,55 metros la calle Uruguay (hoy Ambrosio Artusi) y 36,40 metros sobre calle Perú, hasta la calle Córdoba (hoy Estrada) y vías del Ferrocarril.

En éste terreno, la sociedad “Lusera” inmediatamente comienza la construcción de la futura fábrica, la que sólo abarcará la esquina de las calles Perú y Uruguay (hoy Ambrosio Artusi) hasta la mitad de cuadra, aproximadamente 18 metros, sobre calle Perú

La flamante fábrica es inaugurada, con un sencillo acto el 15 de diciembre de 1915, poniéndose en marcha, una industria que llegó a ocupar el cuatro orden en importancia de las industrias licoreras del país.

El modesto edificio original, tal cual lo podemos observar hoy, salvo algunas pequeñas modificaciones, se fue ampliando con el tiempo, a medida que la sociedad se iba expandiendo e incorporando nuevos rubros.

El 24 de julio de 1918, el Ministerio de Agricultura de la Nación, por intermedio de la oficina de patentes de invención y marcas de fábricas y comercio mediante acta Nº 63.226 aprueba el logotipo de “Lusera” y ése mismo año el referido organismo, mediante acta Nº 64.362 aprueba la etiqueta que identificará al “Aperitivo Lusera”.

El 20 de abril de 1920, asume como gerente de la Sociedad Anónima Lusera, el Sr Domingo Risso, poniendo al servicio de la sociedad su capacidad y empeño, bregando sin desmayo por su progreso, cargo que ocupará hasta su jubilación.

El 24 de octubre de 1922, se suma al “Aperitivo Lusera”, el  agua de mesa “Río Uruguay” la que es aprobada por el Ministerio de Agricultura de la Nación, oficina de patentes de invención y marcas de fábrica y comercio, bajo acta Nº 90.700.

A estos productos, en el año 1922, la “Sociedad Anónima Lusera “ piensa agregar la fabricación de hielo de primera calidad, para lo cuál realiza una suscripción de 500 acciones de $ 100 pesos m/n. A tal efecto, “Lusera” contrata con la casa “Agar Cross Limitada” de la ciudad de Buenos Aires la compra de una fábrica de hielo  llave en mano, es decir instalada y funcionando.

Para la instalación de las máquinas, cámaras etc., de esta fábrica  se hacía necesario ampliar los edificios existentes, para lo que se adquiere la mitad oeste de la manzana Nº 357, que había  pertenecido a la firma Francisco y Pedro Tavella y Fernando V. Dodero, y por disolución de sociedad el 24 de abril de 1920, pasa a ser propiedad exclusiva del Sr. Francisco Tavella.

Este a su vez, al constituirse la sociedad “Francisco Tavella y Hnos” la aporta como parte del capital, vendiéndola el 23 de abril de 1922 al Sr Eugenio Basilio Calvo en la suma de $ 4000 m/n quién,  el 15 de mayo de 1922  la transfiere por venta en igual valor, a la “Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada”, quedando de esta manera la manzana Nº 357 en totalidad de propiedad de Lusera.

El 13 de septiembre de 1922, son desembarcadas en el puerto local, las máquinas de la fábrica de hielo (la primera), las que son montadas en el nuevo edificio, sobre calle Uruguay (hoy Artusi), aledaño a la fábrica primitiva, la que inicia su producción en noviembre del mismo año, librándose al servicio público en enero de 1923, previo análisis del Dr. Luis E Grianta que dictaminó “hielo puro y apto para el consumo”.

La “Sociedad Anónima Lusera Compañía limitada”- en el año 1924-producía los siguientes productos: Hielo cristalino; Agua de Mesa “Río Uruguay”; Aperitivo Lusera y bebida sin alcohol “Sidra Lusera”

La gran demanda que tenía la fábrica de hielo, la que no sólo abastecía la ciudad, sino que también a ciudades vecinas, llevan al directorio a considerar la compra de una nueva fábrica de hielo con capacidad de 1000 barras por día.

En abril de 1925, el presidente del directorio debidamente autorizado por asamblea, firma con el Ingeniero Armando Patri el contrato de compra e instalación de la nueva fábrica de hielo con una inversión de $ 117.000 -suma muy importante para la época- siendo las máquinas de procedencia italiana y de la más moderna en su tipo existente en el país.

La compra se efectuó mediante licitación pública habiéndose presentado once oferentes siendo seleccionada la firma italiana ,acorde el asesoramiento que recibiera el directorio por parte del socio accionista ingeniero Emilio Pereyra , quién era en ésa época Jefe de la División Río Uruguay del MOP  “el ministerio”

El 13 de mayo de 1925, en el vapor de la carrera arriba a nuestra ciudad el ingeniero Glager de la casa constructora de las máquinas adquiridas para iniciar los trabajos de montaje. La nueva fábrica entra en producción en enero de 1926.

En la Exposición de la Industria y Comercio, realizada en la ciudad de Rosario en abril de 1926, “la Sociedad Anónima Lusera” obtiene el “Primer Premio” con su aperitivo “Lusera”. este será uno de los muchos galardones que la empresa obtendrá a través de los años en diversos eventos nacionales e internacionales.

En julio de 1926, el Sr Rodolfo Miloslavich, en representación de la “Sociedad Anónima Lusera”, en la ciudad de Bs As  firma,  con la empresa Beretervide Leonardini y Cía. con domicilio en calle Piedras 170, el contrato  designándola representante exclusiva para la comercialización de sus productos despachándose el día 30 de julio de ése año, en la vapor “Vera” la primera partida de 3600 botellas del “Aperitivo Lusera”.

En el año 1927, “Lusera” se encontraba en franca expansión. En la reunión del directorio realizada el domingo 6 de febrero de ése año, se resuelve anexar al establecimiento industrial “una fábrica de soda” para lo cual ha autorizado la compra de una máquina cargadora de procedencia inglesa de nueve picos, con una capacidad de llenado de 100 docenas de  sifones/hora, y 6500 sifones fabricados especialmente de vidrio color verde reforzado con la inscripción en relieve de “Soda Lusera”, siendo intención librarla al servicio en el verano próximo.

Asimismo se resuelve adquirir nuevas máquinas para aumentar la producción de agua de mesa y sidra “Lusera”.

Para satisfacer necesidades edilicias, dado los proyectos de expansión que estaban en marcha, la empresa adquiere el 21 de julio de 1927 la mitad este de la manzana Nº 307, a la municipalidad de Concepción del Uruguay en la suma de $ 800 m/n.

Para completar la compra de la referida manzana de terreno, el 19 de septiembre del mismo año, la adquiere a su propietario Sr Fidel Zaballo en la suma de $ 3000 m/n, quedando de ésta manera toda la manzana Nº 307 del cuartel IV de propiedad de “Lusera”(hoy manzana ocupada por el Barrio Parque de Luz y Fuerza).

El terreno adquirido, se destina a  caballeriza de los animales que tenía para la tracción de sus carros de reparto, que con anterioridad estaban en el sector oeste del predio de la fábrica, que la empresa necesitaba para sus planes de expansión. El plantel de animales, estaba compuesto de “burros, caballos y mulas”, de ahí que en la jerga del popular del barrio, se conocía el lugar como “el corralón de los burros de la Lusera”.

Para fines del año 1927, se libra al servicio público “la nueva fábrica de soda “Lusera”.  

El 18 de diciembre de 1928, la “Sociedad Anónima Lusera Cía. Ltda.” sufre la primera huelga de su historia” como consecuencia de haberse “despedido sin causa justa a un obrero de la sección máquinas” -al decir de los dirigentes gremiales- contando con el apoyo de Federación Obrera Departamental (FOD), que declara un “boicot a todos los productos “Lusera”, siendo la posición del directorio inflexible lo que agrava la situación, paralizando la fábrica e incluido el “reparto de soda y hielo a domicilio”. Los obreros piden el arbitraje del Presidente de la Oficina de Trabajo Provincial, llegándose a un arreglo, reanudándose las tareas el 27 de diciembre del mismo año.

En noviembre de 1929, “Lusera” pone a la venta la conocida “Naranja Lusera”, la que hacía el deleite de los “gurises de la época”, dado que aún no se conocían la “Coca Cola” o la “Pepsi”.

Al cierre del ejercicio de ése año-1929- en la asamblea anual, entre otras cosas se anuncia que el total de accionistas de la empresa ascendía a 2297 personas, teniendo un capital en inmuebles, vehículos, maquinas etc. de $ 61.336.

Se dispone la compra de tres camiones “Chevrolet” para los repartos en ciudad y localidades vecinas a los efectos de ahorrar fletes por ferrocarril.

El jurado de la Exposición Hispánico-Americano llevada a cabo en Sevilla (España) en el año 1930, adjudica a la “Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada” medallas de oro por su “Aperitivo Lusera” y “Agua de Mesa Río Uruguay”.

La gran crisis económica de la época, se hace sentir en toda la actividad industrial, no obstante ello, las previsiones tomadas con anterioridad por el directorio con extremas medidas de austeridad en todos los órdenes, llevan que la empresa pueda capear sin problema la situación económica, cerrando el ejercicio del año 1930 con una ganancia de $ 51.328,58, resolviéndose -entre otros puntos- adquirir un nuevo camión, para transportar hielo y productos Lusera diariamente a las localidades de Caseros, San Justo, Herrera, Villa Mantero y Basavilbaso.

La empresa “Lusera”, en el año 1931, es designada “distribuidora oficial de la reconocida cerveza “Santa Fe” para el departamento Uruguay y Colón, incorporando de ésta manera un nuevo producto a línea de productos a comercializar.

El 18 de octubre de 1932, fallece en nuestra ciudad, el creador del   “Aperitivo Lusera” Don Nicolás Miloslavich laborioso industrial, que fuera pionero de la industria licorera de nuestra ciudad y cuya trayectoria aún no ha sido  reconocida debidamente por sus conciudadanos.

En el año 1933, la “Sociedad Anónima Lusera” incorpora a su línea de productos el “Te” que con el tiempo fuera el  conocido como  “El Entrerriano”.

El gran jurado de la exposición industrial, realizada en la ciudad de Bs. As. en el año 1934, acuerdo a la “Sociedad Anónima Lusera” medalla de oro por la calidad de los productos presentados siendo un galardón más a su brillante trayectoria comercial.

Siguiendo sus planes de expansión, Lusera adquiere en el año 1935 una moderna fábrica de helados común y “helados palito” los que son puesto a la venta en diciembre de ése año, mediante vendedores ambulantes, minuciosamente seleccionados y pulcramente uniformados, transportando el helado en unos novedosos “carritos”, diseñados y construidos en los talleres de la fábrica. Además para la venta al público, se inaugura un local  en la calle Vicente H Montero (hoy Juan Perón) Nº 24 frente a la plaza General Ramirez, contando con servicio a domicilio llamando al Teléfono 2448.

Un grupo de entusiastas obreros y vecinos de la “Lusera”, fundan el 6 de abril de 1936  el “Club Atlético Lusera”, para participar exclusivamente en el campeonato de la “Liga de Fútbol Amateur”,  donde por espacio de varios años compitió hasta su disolución

En la asamblea constitutiva, se designó presidente honorario al gerente de la fábrica Sr Domingo Risso, Presidente Rodolfo Muñoz y vice-presidente el Sr Carlos María Cherot.

Los depósitos del aperitivo Lusera -cubas o pipas- tenían un capacidad de 150.000 litros, lo que nos da una idea del desarrollo, que desde su fundación en el año 1913 había tenido.

Por iniciativa del “Automóvil Club” de nuestra ciudad, presidido por el Sr Pedro Mazzoni conjuntamente con la municipalidad local, en el año 1937 se organiza una importante carrera automovilística de fuerza libre, con la participación de los más destacados volantes argentinos, disputándose elPremio Lusera”, consistente en la suma de $ 10.000 m/n donado por la empresa homónima, suma muy importante para la época.

Al cierre del ejercicio del año 1938 y en celebración del 25 aniversario de su fundación la “Sociedad Anónima Lusera” concede a sus empleados y obreros, en concepto de aguinaldo, medio sueldo, siendo esta industria pionera en este tipo de retribuciones.

El 23 de abril de 1945 fallece en la ciudad de La Plata (Bs As) el Sr Francisco Tavella, socio fundador y primer presidente del directorio de la “Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada”, siendo sus restos sepultados en el cementerio local.

El Directorio, en reunión especial, en marzo de 1947 aprueba la propuesta del constructor Juan José Rizzo, para realizar los trabajos de ampliación de la fábrica y la construcción de la casa habitación, que primeramente se destinó al capataz y luego al gerente, sobre la calle Perú esquina Estrada (vías del FF.CC) con un presupuesto de $60.000 m/n.

Las nuevas instalaciones, permitirá a la empresa a llevar al doble su producción con la instalación de nuevas cubas (depósitos de madera de roble) llevando su capacidad de almacenaje a 600.000 litros y una moderna máquina de limpieza de envases y clasificación de productos.

Fábrica “Lusera, alrededor de 1947

La empresa “La Entrerriana” en el año 1959 de la firma Suilar y Bidart, con fábrica y depósitos en la calle  Alberdi conocida por la jerga popular como “la Quilmes” cierra su planta productora de hielo, quedando de ésa manera ,la “Lusera” como única elaborado de hielo en la ciudad.

En principio, se había resuelto también cerrar la fábrica de hielo de la “Lusera”, por el estado de obsolescencia de las máquinas, pero ante la situación que se iba a plantear, al no haber hielo en la ciudad, el directorio, resolvió efectuar una reparación integral, con miras de continuar la producción de este imprescindible elemento, sobretodo en época de verano. No obstante las reparaciones efectuadas, la planta de frío, estaba prácticamente inutilizada, por la acción del amoníaco en las serpentinas de enfriado y su reemplazo resultaba antieconómico, lo que motivó el cierre y posterior desmantelamiento de la fábrica de hielo a fines de 1961.

A ello, se suma la entrega de la comercialización  de la “soda Lusera”, a la distribuidora  local “Condelú” a partir del 1º de diciembre de 1963

Estas dos medidas,-cierre fábrica de hielo y concesión de la venta de la soda- llevan a la dirección de la “Lusera”  a vender en diciembre de 1963, los tradicionales carros (cinco) y caballada (2 mulas y 6 caballos), quedando desocupada la manzana que se destinaba a caballeriza.

Hoy, gracias a la visión preservadora del Sr Raúl Abramovich, conserva un carro “Lusera” que algún día debería  exhibirse en el museo de la ciudad.

En el año 1966, la empresa construye, en la esquina de Santa María de Oro y Artusi sus nuevas y modernas oficinas, donde se trasladan, desde su anterior ubicación en la esquina de Perú y Artusi

La incorporación de una nueva y moderna línea de lavado y llenado del aperitivo “Lusera” con una capacidad de 8.500 botellas por hora, permite a la empresa, en el año 1967, destinar su anterior máquina, para fraccionar vinos de la marca “CAVIC”, incorporando un nuevo producto, a los tradicionales que producía, lo que implicó el incremento de personal.

La empresa sigue creciendo y diversificando sus productos, incorporando en el año 1969 la elaboración y distribución de la caña marca “Lusera” y “La Litoraleña” (seca y quemada), jugos de naranja y pomelo, bajo la dirección técnica del Dr Luis Grianta, en su carácter de químico de la fábrica.

En el edificio de lo que fuera la carpintería de la fábrica, sobre calle Perú y vías del FF.CC se establece una planta de “desnaturalización de alcohol para combustible” que la firma comercia con el nombre de “alcohol Condelau” ,siendo ésta la primera y única planta de este tipo en toda la provincia.

En el año 1973, se desempeñaba como Gerente General de la “Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada” el Sr Alejandro Masoni, trabajando en la planta, entre empleados y obreros 70 personas a lo que se debe sumar, alrededor de 45 sin relación de dependencia (viajantes-transportistas, etc.).

La manzana Nº 307, conocida como “el corralón de los burros de la lusera” es vendida el 26 de julio de 1974 por parte de Sociedad Anónima Lusera Compañía Limitada a la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza para la construcción de “un barrio parque” de 40 viviendas bajo el régimen de la propiedad horizontal (Ley Nacional 13.512 y Provincial Nº 3687).

En el año 1975, “Lusera” hace una de sus últimas grandes inversiones en su fábrica, al construir un nuevo galpón sobre la calle Artusi, entre el antiguo edificio y las nuevas oficinas, dotado de un amplio portón, para permitir el acceso a la planta de los camiones, cargando “bajo techo” los productos elaborados.

En el año 1981, la empresa continúa con la misma fuerza con que había iniciado sus actividades en el año 1913, poniendo en marcha una moderna “planta de fabricación de vinagre de alcohol“ con un costo de alrededor de los U$D 500.000 con capacidad de cubrir el mercado interno provincial y exportar a la República Oriental del Uruguay, abriendo importantes perspectivas futuras, desempeñándose en éstas circunstancia, como gerente general el ingeniero  Raúl José Chudoba.

Al realizarse la Expo 200, en febrero de 1983, Lusera en un gesto que la enaltece ,sede su stand a “LALCEC”.

La participación de “Lusera” en todas las actividades de la ciudad, siempre fue una constante de la empresa ,apoyando las actividades deportivas, sociales, culturales y más de una vez tendió su mano generosa, a las instituciones de beneficencia o religiosas.

El 12 de octubre de 1983, con motivo de cumplirse el 70° aniversario de la fundación de “Lusera” , en el diario LA CALLE ,se publica un hermoso “suplemento especial”, hoy pieza histórica de la ciudad , siendo el último de este tipo ,dado que a los pocos años, su estrella comienza a declinar.

 El ocaso:

 A partir del año 1987, circunstancias de índole económicas y la intensa campaña de los grandes trust licoreros del país, tendiente a sacar del mercado a “Lusera” de cualquier forma.

Como primer paso de su caída anunciada, se hace cargo de la distribución del “Aperitivo Lusera” la empresa licorera “Dellepiane S.A”, la que  nombra como gerente general al Sr Luis Demarco con la “misión de liquidar a la Lusera”.

Como si la situación económica fuera poca, el 30 de agosto de 1989, un voraz incendio se registra en la planta procesadora, siendo combativo por elementos propios y el Cuerpo de Bomberos de la ciudad, logrando sofocarlo habiendo producido importantes pérdidas en envases y edificio.

Para febrero de 1992, la “Lusera” estaba prácticamente muerta, sus máquinas paradas y puertas cerradas, sus instalaciones “en venta “por parte de un martillero local , haciéndose cargo de la misma, la reconocida licorera local “SIBSAYA” (La Marcela para nosotros).

La empresa SIBSAYA, en su carácter de propietaria de la ex fábrica “Lusera” y de la marca de sus productos, procede al retiro de parte de las máquinas, cubas, etc. utilizando el edificio como depósito de envases, alcohol para su planta, etc.

El antiguo edificio de “La Lusera” comienza a ser fraccionado para su venta por parte de sus nuevos dueños.

El 14 de octubre de 1994, se vende al Sr Juan Carlos José Clerici y su Sra. María de los Milagros Squivo de Clerici, la parte sobre la calle Perú y vías del FF.CC, correspondiente a parte de depósitos y casa habitación del gerente.

El edificio correspondiente a las nuevas oficinas y depósitos sobre la calle-Artusi y Santa María de Oro y parte sobre Artusi, es vendido el 7 de diciembre de 1994 a la empresa “Muriel SA” de la localidad de Rafaela (Prov de Santa Fe).

El edificio histórico la esquina de las calles Perú y Artusi, pasa a propiedad del titular de lo que queda de “Lusera SA”, Sr. Raúl Abramovich, quién posteriormente construye varios Loft para viviendas, quedandose solamente con la parte central de la ex fábrica (ex sala de máquinas).

El edificio  de la Ex Fábrica “LUSERA”, por decreto Nº 9.018 de fecha 22 de septiembre de 1986 de la municipalidad de Concepción del  Uruguay fue incorporado al “Registro de Interés Histórico” y por Ordenanza Nº 3.647 fue declarado “Construcción de Interés Histórico Arquitectónico”   

Texto: Rousseaux, Andrés, “Ex fábrica Lusera”, Concepción del Uruguay. Edificios con historia, Tomo  II

 

 

Viaducto y puerto “Exterior”

 

Vista de la Aduana y del viaducto desde las Isla de las Garzas

 
En 1852 se reglamentaron las Aduanas Nacionales y se dictaron las normas para la libre navegación y comercio en los ríos Paraná y Uruguay. En ese entonces, en la provincia de Entre Ríos existían diversos puertos naturales, como los de Bajada Grande, La Paz, Puerto Ruiz y el de Concepción del Uruguay. Dentro de la misma zona de la Villa del Arroyo de la China, había distintos lugares de embarco y desembarco, denominados “puertos”, como lo eran Las Carretas, Calvento, Almirón, Las Piedras y Santa Cándida. Este último establecimiento, propiedad del general Justo José de Urquiza, era sede de un saladero y comenzó sus actividades portuarias en 1847; contaba con muelle, puente de madera y un ferrocarril para facilitar el embarque de los productos hacia puertos europeos y americanos.
En 1869 el Gobierno nacional firmó con Pedro Beare y Cía un contrato para la construcción de “un muelle de fierro en el puerto de Concepción del Uruguay, en el paraje situado enfrente de la Casilla Colorada, un poco más abajo del puerto de Las Carretas”. En 1875 la Legislatura de Entre Ríos sancionó una ley acordando privilegio y garantía para la construcción de “un puente y muelle sobre el gran ramal del Uruguay”. Para poder acceder al puerto, “se construiría un puente a estacada en hierro, el que saliendo del puerto de Las Piedras, atravesará el brazo del río (riacho Itapé) y la isla frente al puerto hasta llegar al punto indicado”. La ley disponía, además, que el puente tendría una doble vía férrea para ida y vuelta en la extremidad del terraplén que cruzaba la isla y sobre el río Uruguay. La doble vía no llegó a concretarse y se construyó una sola. Las obras comenzaron en 1882.
 

Vista de los muelles del puerto “Exterior” sobre el río Uruguay, a la altura de la actual “toma de agua”

 

El 5 de diciembre de 1887, con la presencia del presidente de la Nación, Miguel Juárez Celman, y de los ministros de Guerra, Eduardo Racedo, y del Interior, Eduardo Wilde, tuvo lugar la inauguración de los muelles del puerto de Concepción del Uruguay. En 1887 el puente sobre el riacho Itapé sufrió graves deterioros a raíz de la creciente del río, por lo que se debieron efectuar reparaciones. En 1906, dada la creciente actividad del puerto y gracias a la gestión del diputado Mariano López, el Gobierno nacional remitió al Congreso un proyecto de ley, que fue finalmente sancionado por el Legislativo, a través del cual se dispuso una partida de 836 mil pesos “para la ejecución de las obras de ampliación del puerto de Concepción del Uruguay”. Las obras comprendieron el ensanche parcial del muelle de hierro existente en el puerto exterior, sobre el río Uruguay, y la profundización de 15 pies de la zona adyacente al río.
La canalización de la Isla de las Garzas fue aprobada en 1893, luego de gestiones de autoridades municipales y de un grupo de vecinos dónde se destacaba el Ing. Julio Henry. Al principio el corte no fue suficiente, debiendo realizarse numerosos trabajos y varios dragados para que finalmente el vapor de la carrera “Rivadavia” pudiera amarrar en el puerto interior. Por este motivo y el deterioro sufrido por la gran creciente de 1888 que lo deterioró, el muelle “exterior” desapareció por falta de utilidad práctica. Finalmente, en 1915 se dispone su demolición y desguace. Los materiales del viaducto y los muelles fueron utilizados en el ensanche de las dársenas y la construcción del muelle de alto nivel que aún se conserva.

La casona de la familia Elliot Grieve

Casona de la familia Elliot Grive, pude apreciarse la esquina sin ochava

Esta vieja casona se encontraba emplazada en la esquina sureste de las actuales calles 8 de Junio (Ex Rioja) y Carosini (Ex Santa Fe)

Alrededor del año 1850, el General  Justo José de Urquiza contrata al ” experto ” inglés D. Cristóbal Grieve para cooperar en la administración del saladero de su propiedad “Santa Cándida” quién contrae matrimonio con Doña Juana Elliot, tronco de la tradicional familia ” Elliot -Grieve”, matrimonio que construye la ” quinta ” alrededor del año 1860 en el solar (cuarta manzana de 40 x 40 varas de lado) en la intersección de las calles La Rioja o Rioja (actual 8 de Junio) y Santa Fe (actual Carosini).

La parte edificada constaba de cinco habitaciones principales, una habitación de servicio, una cocina, un baño y un galpón sobre la calle Santa Fe (Carosini), estando asentada en barro, edificada sobre ambas calles-sin ochava- frente el típico estilo italiano con ventanas a la calle con hermosas rejas labradas a mano por los artistas herreros de ésa época y zaguán de ingreso sobre calle Rioja (8 de Junio).

Al fallecer el matrimonio Grieve – Elliot, la casona es hereda por su hijo el Ingeniero Agrónomo Juan Elliot Grieve que había cursado sus estudios primarios en la ciudad y el bachillerato en el Histórico Colegio del Uruguay, obteniendo su título de ingeniero en la Ciudad de Mendoza donde conociera a quién iba a ser su esposa Doña Agustina Silva Recuerdo. Esta distinguida dama mendocina era hija del Coronel D Casimiro Recuero quién desde niño abrazó la causa patriótica ingresando en el Ejército de los Andes en el año 1819 siendo designado al año siguiente por el General José de San Martín Porta-Estandarte del 2do Escuadrón de Cazadores a Caballo y de Doña Agustina Lemos, hija del Conde de Lemos Virrey del Perú.

El matrimonio Elliot Grieve – Recuero se establece en Concepción del Uruguay, ocupando la casona heredera de sus padres. Su esposa, era una eximia concertista de piano, realizándose en su hogar reuniones en la que participaba lo más granado de la sociedad Uruguayense que se deleitaban ante las interpretaciones musicales de la dueña de casa.

Al fallecer el ingeniero Juan Elliot Grieve y su Sra. esposa Agustina Recuero, la propiedad que nos ocupa es adjudicada en el año 1904 a su hija Doña Esther Grieve de Narvatte incluyendo terreno, muebles y demás útiles. En el año 1904, se vende el lote de terreno que da frente a la calle Santa Fe (actual Carosini) de 409 m2.

La tradicional casona, pasa por manos de los sucesivos herederos, siendo su propietario en el año 1944 el Dr. Cristian Elliot Grieve destacado médico que ejerció su profesión en la vecina localidad de Caseros (ER) donde falleció en el año 1945, llevando en la actualidad, una de las calles de la localidad, su nombre en homenaje y recordación de la humanitaria labor desarrollada. El 18 de Marzo de 1958 la sucesión de Agustina R. de Elliot Grieve transfiere la propiedad a Celina Esther Elliot Grieve y otros herederos.

En 1982, las reconocidas historiadoras concepcioneras Doñas Lorenza Mallea y Coty Calivari gracias a su obra “Las Mallas del Viaje” en su capítulo ” La Sala donde se detuvo el Tiempo ” nos permite conocer a través de una detallada descripción algunos aspectos interiores de la antigua casona: “…ricos muebles tallados, un enorme espejo de cristal, diversos objetos de porcelana, los bastidores de donde pendieron los doseles de terciopelo rojo en las ventanas son algunas de las tantas cosas que aquí se conservan como recuerdos venerados de un pasado glorioso por los descendientes de Doña Agustina Silva y Don Juan Elliot Grieve”. “En esta sala poblada de evocaciones llama la atención el antiguo tarjetero de porcelana con borde de plata que quedó luego de la última velada, aquí…en esta sala donde se detuvo el tiempo”. En 1986, Mediante Decreto N° 9.018 de fecha 22 de Septiembre de 1986 la Municipalidad de Concepción del Uruguay (ER) aprobó el “Registro de Edificios de interés Histórico-Arquitectónico” de la ciudad consignándose en el Anexo l punto t) -Edificios de Viviendas- la Casa de Carosini y 8 de junio -esquina sureste- (sin ochava) que perteneciera a la familia Elliot Grieve.

En marzo de 1999, un heredero de la familia Elliot Grieve adquiere la propiedad y dispone su demolición, trabajos que fueron interrumpidos por parte de la Policía Municipal al no haberse dado cumplimentado los trámites pertinentes en la Dirección de Obras Privadas, iniciándose a partir de ese momento una larga disputa a los efectos de determinar el destino del edificio, incluso se llevó a propiciar su adquisición por parte de la comuna, que fuera descartada por la falta de fondos y el estado ruinoso del edificio, máximo al haberse retirado el maderamen de los techos dejó prácticamente “en el aire” las viejas paredes, con peligro de derrumbe.

Hoy, la antigua casona ha sucumbido ante la inexorable piqueta del “progreso”, sin que se respetara su historia y lo que representaba al acerbo cultural de la ciudad, símbolo de una época que no volverá.

Textos y fotos extraídos de: Rousseaux, Andrés, “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo III, Concepción del Uruguay, 2013 y Mallea, Lorenza y Coty Calivari, “Las mallas del viaje”, ediciones El Mirador, 1982