Toponimia de nuestra región. Parte 2

Puente sobre el Arroyo Urquiza en 1920. (Foto: Omar Gallay)

Agradecemos al Archivo de la provincia de Entre Ríos por colaborar con todos  nosotros, al hacernos llegar el libro de autoría de Rubén Bourlot y Juan C. Bertolini, denominado “Índice Sintético de la toponimia entrerriana” y que compartiremos con nuestros seguidores en sucesivas entregas.

Estudiar los  nombres de los lugares de un territorio, su toponimia, es muy interesante, ya que podemos distinguir connotaciones sociales, históricas, políticas, culturales, educativas y económicas. Todo hace a la identidad en este caso particular de nuestra provincia.

La toponimia entrerriana es muy rica y variada. Algunos nombres que se conservan son los dados por los aborígenes, otros dados por el proceso de poblamiento, con inmigrantes europeos. También dados por la unión de estos dos últimos, y más tarde por el trazado del ferrocarril que recorrió la provincia de Este a Oeste y de Sur a Norte.

Se da en nuestra provincia, que los lugares naturales describen una característica. Por ejemplo: “Arroyo Sauce”, indica la presencia de esa especie en la zona. Otras que hacen referencia al origen de los habitantes “Aldea Brasileña”. Otras que hacen referencia algún establecimiento o industria, como: “Estancia Grande o Pueblo Liebig”. Algunos también llevan el nombre de su fundador o de algún familiar, “Villa Elisa”

Portada del libro de: Bourlot, Rubén y Bertolini, Juan, “Índice sintético de la toponimia entrerriana”, 2016

El topónimo o nombre del lugar, consta de dos elementos: genérico y específico.

Elemento Genérico: sierra, barrio, río, pueblo, etc.

Elemento específico: Paraná, Ibicuy, Rosario del Tala.

En el trabajo a que nos referimos, los topónimos se clasifican en:

Toponimias vinculadas con los cursos de agua.

Toponimias vinculadas con la vegetación.

Toponimias vinculadas con el relieve.

Toponimias vinculadas con la ocupación de la tierra.

Toponimias vinculadas con la colonización agrícola

Toponimias vinculadas con recursos naturales.

Toponimias vinculadas en lenguas indígenas.

 

 

Ejemplos:

1° de Mayo: estación y población. Situada en el distrito Molino, departamento Uruguay, es una estación de ferrocarril correspondiente al ramal de Caseros a Villa Elisa. El pueblo creció alrededor de la misma, en campos donados por Doña Dolores Costas de Urquiza y tomo como fecha de fundación el 21 de julio de 1907 que fue la inauguración de la estación. Ambas toman el nombre de la Colonia homónima.

Abrojal: afluente de la margen derecha del arroyo San Lorenzo, en el distrito Potrero, departamento Uruguay. El nombre hace referencia al abrojo, una planta de la familia de las cigofiláceas, de tallos largos y rasturos, hojas compuestas y frutos casi esféricos y armados de muchas y fuertes púas. Es considerado una maleza en la provincia.

Alarcón: distrito del departamento Gualeguaychú. El nombre proviene  del arroyo homónimo y deriva de Andrés Alarcón, oficial de Milicias de Gualeguaychú y Comisionado en el Arroyo de la China en 1779. La población de la zona constituye una Junta de Gobierno.

Aldea Santa Anita: actualmente Santa Anita. Situada en el distrito Genacito, Departamento Uruguay. Fundado en 1900, con inmigrantes alemanes del Volga. El fundador fue el padre Enrique Becher con la colaboración del padre German Locken que localizaron en el lugar familias de escasos recursos, en tierras de la estancia Santa Anita de Juan Van Deus, adquiridas con ese propósito, de ahí el origen del nombre.

Arroyo Urquiza: es un paraje situado en el distrito Molino, departamento Uruguay, sobre el ex ramal ferroviario de Concepción del Uruguay a Concordia que fue habilitado al tráfico en 1913. Lleva el nombre del arroyo.

Cambacuá: es una isla, situada sobre el Rio Uruguay al sur de Concepción del Uruguay. La palabra de origen guaraní que significa “Cueva de negro”, de camba: negro y Cua: cueva.

Gená: arroyo afluente de la margen derecha del río Gualeguaychú, en el distrito Genacito, departamento Uruguay. Su nombre recuerda a una tribu de los Genoas  y el vocablo se ha extendido a su afluente el Genacito.

A principios del Siglo XVIII, el topónimo indicaba un paraje. En la carta de 1840, el Gena y Genacito figuraban ya como tributarios del Gualeguaychú. En la costa del Gená, se libró la batalla  del mismo nombre el 20 de octubre de 1821. Favorable a las fuerzas del Gobernador Mansilla, su oponente José Ricardo López Jordán se retiró a Paysandú.

Edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Texto extraído de: Bourlot, Rubén y Bertolini, Juan, “Índice sintético de la toponimia entrerriana”, 2016

 

 

 

 

 

Casa de la familia Piñón

Casa de la familia Piñón. Foto: Rubén Bourlot

El terreno sobre el cual fue levantada esta edificación se encuentra en el ángulo suroeste de las calles 9 de Julio y 3 de febrero de la Ciudad de Concepción del Uruguay (Entre Ríos).

Antecedentes

El 25 de de Junio de 1783, D. Tomás de Rocamora, envía un informe al Virrey Vértiz, dando cuenta del reparto de los terrenos de la nueva villa, siendo éste el único documento que existe y se ha tomado como fecha de fundación de Concepción del Uruguay (ER).

Rocamora, delineó la plaza, dejó dos manzanas en el lado oeste, la del sur para la iglesia y cementerio y la del lado norte para la escuela (actual Colegio Justo José de Urquiza).

Es este el primer antecedente de la manzana donde posteriormente se edificará la casona de la Familia de Juan Piñón. El 27 de abril de 1857 se inicia la construcción de la nueva iglesia de Concepción del Uruguay (la primera se había incendiado en 1848 funcionando provisoriamente en el sector sur del edificio del Colegio) a cargo del Arquitecto Fossati, la que es consagrada el 25 de Mayo de 1859 con la presencia del delegado papal Monseñor Mariano Marini y el General Justo José de Urquiza, familia, autoridades locales y feligreses.

Vista del baldío al costado norte de la Iglesia, luego ocupado por la casa de Juan Piñón y luego por el edificio Guini.

En uno de los primeros planos catastrales de Concepción del Uruguay, elaborado por Augusto Picont, alrededor de 1857/1860, en la manzana en cuestión se consigna edificado el solar (1/4 de manzana) sur esquina actuales calles 3 de Febrero y San Martín (actual iglesia), mientras que el resto de la manzana se consigna como ” terreno baldío…..”, siendo propiedad del clero.

Misma situación se observa en el ” Plano de la Defensa de Concepción del Uruguay” del año 1873 elaborado por el delineador municipal D. Victorino Guzmán.

En una antigua fotografía de la iglesia de nuestra ciudad, realizada por el afamado artista fotógrafo Samuel Massoni que tomara fotografías de la familia del General Urquiza, Palacio San José y la ciudad alrededor de los años 1868/1870 y que publicara posteriormente en un hermoso álbum fotográfico, podemos observar el edificio de la parroquia, donde se puede apreciar el terreno baldío en la esquina las actuales esquina de 9 de Julio y 3 de Febrero.

Casona de la familia Piñón

En el plano catastral de la Municipalidad de Concepción del Uruguay del año 1897, en el predio en cuestión se consigna una casa habitación en “L” en la esquina de 9 de Julio y 3 de Febrero “…de donde se infiere, que la antigua casona de la familia Piñón, que se aprecia en las fotografías que se adjuntan podría haber construida entre los años 1888 y 1897.

Casa de la familia Piñón, puede verse a la derecha de la foto la famosa claraboya de su hall.

Don Juan Piñón, era oriundo de la Villa Santa Marta de Ortigueirra, Provincia de la Coruña (España), hijo de Manuel Piñón y Mariana Balteyro, casado con Victoria Goenaga que fallece en Concepción del Uruguay. El 24 de diciembre de 1888, se casa, en nuestra ciudad, en segundas nupcias, con Avelina Colombo hija legitima de Antonio Colombo y Emilia de la Torre, adquiere además a la iglesia, durante este matrimonio, el solar (1/4 de manzana) de la esquina sur este de las calles 9 de julio y España (anteriormente Florida) donde establece en el antiguo edificio que existía, una casa comercial conocida como “Librería del Colegio” que gira bajo la razón social de “Juan Piñón e Hijo“ (se refería a su hijo mayor Juan Piñón , quién será intendente de la ciudad entre el 31 de Diciembre de 1915 y el 18 de Octubre de 1920.

En enero de 1910, la firma, manda a construir en este solar, un nuevo y moderno edificio comercial, obra a cargo de la empresa “Patriarca Hnos” (en algunos documentos Patriarca e Hijos) la que se finaliza en 1911, funcionado la librería, en ese interín, en la calle Galarza N° 78 (antigua numeración de las calles de la ciudad, aproximadamente entre las actuales Onésimo Leguizamón y Urquiza).

El 11 de marzo de 1908, Juan Piñón procede a testamentar a favor de su esposa Avelina Colombo y sus hijos Juan, Mariana Francisca, Manuel, Benjamín, Pablo, Abel y Horacio a los que instituye como único y universales herederos. Juan Piñón, fallece en nuestra ciudad el 26 de Diciembre de 1916, siendo velado sus restos en la casa de la esquina de 3 de Febrero y 9 de julio, certificando su muerte el Dr. Pascual Corbella.

El testamento ológrafo de Juan Piñón, que es protocolizado en el registro del Escribano Rafael Paradelo el 10 de Abril de 1917 y que fue aprobado por el juzgado en lo Civil y Comercial de primera instancia de Concepción del Uruguay el10 de Mayo del mismo año.

En el juicio sucesorio de Juan Piñón, aprobado con fecha 4 de Septiembre de 1922, se le adjudica a su esposa Avelina Colombo de Piñón entre otros bienes “una casa habitación situada frente a la Plaza General Ramirez, esquina calles 9 de Julio y 3 de Febrero, con los siguientes linderos: “Sur iglesia Parroquial, norte calle 9 de julio, calle de por medio Colegio del Uruguay, este calle de por medio Plaza General Ramírez… “

Al fallecer la Sra. Colombo Viuda de Piñón, en el juicio sucesorio llevado a cabo, con fecha 21 de Junio de 1955 se le adjudica “en propiedad de la casa y terreno original de la esquina de las calles 3 de Febrero y 9 de Julio a sus hijos: Celia Isabel Piñón, Benjamín Pablo Piñón y Mariana Francisca Piñón de Fernández.

Los herederos de la antigua casona la ponen en venta, por intermedio del rematador local Valle y Squivo, siendo adquirida el 30 de Octubre de 1957 por los conocidos comerciantes uruguayenses Moisés y Samuel Guillermo Guini, firmando la correspondiente escritura, en representación de los herederos, Mariana Francisca Piñón de Fernández, interviniendo en el acto notarial la Escribana M. Lema de Cortiñas.

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “De la casona de la familia Piñón al edificio Guini” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia, Tomo III

Plano del Colegio del Uruguay en 1875

En esta foto se puede ver el aljibe al centro del patio y el reducido espacio de las galerías del Colegio

Primera remodelación y ampliación

Debido al asalto a sangre y fuego del Colegio realizado por las tropas de Ricardo López Jordán en 1870, el edificio sufrió una serie de importantes deterioros, a los que debían sumarse los producidos por el paso del tiempo.

El Rector Dr. Agustín Mariano Alió comenzó a gestionar ante la superioridad la remodelación y ampliación del mismo, resolviendo por decreto del Presidente Domingo Faustino Sarmiento, en el año 1873, llevar a cabo la obra.

Se autorizó la construcción de un primer piso como así también realizar las ochavas en las esquinas de la planta baja para llenar una disposición municipal reciente.

Cinco empresas se presentaron a la licitación y después de una serie de problemas con quien había presentado el presupuesto más bajo la obra fue adjudicada a José Fossati, firmándose el 28 de octubre de 1873 el contrato para la ejecución de la obra.

El proyecto del primer piso fue realizado por Don Pedro Melitón González, presidente del Departamento Topográfico de la Provincia siendo designado inspector de obra, labor que desarrollo con eficacia y esmero. Llamó nuestra atención la rapidez con que fue concluida, ya que el 30 de junio de 1874 el constructor hizo entrega del edificio terminado el cual fue aceptado por el inspector.

En esta publicación se puede ver el plano del Colegio remodelado, como puede verse, ya sin previsión para el internado y tampoco aparecen las dependencias cedidas al gobierno de Entre Ríos.

Este plano ha sido re dibujado por los administradores, y fue tomado del original que se halla en el palacio San José. Como puede apreciarse, la disposición de los espacios es muy distinto al Colegio de hoy podemos ver, que fue resultado de la última gran modificación que se realizó entre  1934 y 1942.

Plano del Colegio del año 1875

La segunda remodelación

Esta se basó en un pedido del Rector Dr. José Haedo a su superior jerárquico expresando que “… puede afirmarse que en muchas aulas y dependencias el estado del edificio representa un verdadero peligro”.

Meses después volvió a describir el estado lamentable del Colegio afirmando que se “…notan grietas no solamente en los muros sino también en los cielorrasos de yeso, produciéndose desprendimientos (…) No sería del caso limitarse a simples reparaciones o retoques, pues se requieren obras de consolidación, reconstrucción y ampliaciones…” sugiriendo el desmantelamiento, pero conservando el tipo de arquitectura.

Finalmente en noviembre de 1934 el Ministerio de Obras Públicas de la Nación informó la necesidad del desalojo del edificio en los primeros días de enero de 1835, cosa que se realizó, pasando a funcionar en tumo de la tarde de la Escuela Normal.

En este caso, en 1937, se procedió a la demolición de tres de sus lados, quedando solamente frente y el Mirador, que fueron considerados de mayor valor histórico. En los lados norte y sur fueron demolidas las aulas y dependencias que daban sobre el patio, quedando las grandes galerías cubiertas que hoy podemos ver. Finalmente, la obra fue entregada con fecha 29 de abril de 1942 y el 27 de mayo de mismo año se procedió a iniciar las clases en el edificio restaurado después de un periodo de más de 7 años.

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Argachá, Celomar José, “Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza””, 2006

 

 

El Jardín Botánico de Pablo Lorentz

Foto de la Basílica de 1 c. 1880, a su costado derecho puede verse el baldío en que se pensó en hacer el Jardín Botánico

Pablo Lorentz nació en Sajonia, el 30 de agosto de 1835, su esposa fue Juana Herminia Franz, oriunda de Pirna (Sajonia).

Pablo Gunter Lorentz

Fue profesor de la Universidad de Múnich dónde su nombre cobró dimensión universal. Fue contratado en 1859 por la academia de Ciencias de Córdoba, pero por razones circunstanciales no pudo hacerse cargo de su cátedra y se instaló en Concepción del Uruguay como profesor titular del Colegio del Uruguay.

El 20 de enero de 1875, fue designado profesor del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza, por Decreto firmado por el entonces presidente argentino Nicolás Avellaneda y el Ministro de Educación Onésimo Leguizamón.

Las obligaciones de eran, entre otras, la de desempeñarse como profesor de la materia Historia Natural y, con los objetos que recogiera en sus excursiones y con los que adquiera en el extranjero, las colecciones que iban de constituir el Museo de Historia Natural en el expresado establecimiento.

Una vez instalado en Concepción del Uruguay, Pablo C. Lorentz decidió formar en terreno perteneciente al Colegio un Jardín Botánico, para ello se dirigió al Rector Dr. Clodomiro Quiroga (1875/1880) y éste al Ministro, Dr. Onésimo Leguizamón, pidiendo autorización para ocupar con aquel fin, el patio del instituto.

Leguizamón, como ex-alumno del Histórico establecimiento y condiscípulo de Clodomiro Quiroga allá por 1858, le escribió al Rector lo siguiente: “Por el conocimiento personal que tengo del edificio  pienso que el jardín que el Dr. Lorentz se propone formar no quedaría en buenas condiciones, tanto por lo reducido, cuanto porque ese terreno presta actualmente servicio indispensable al Colegio” (…) “Por esta razón, juzgo conveniente buscar otro lugar que no ofrezca las dificultades indicadas”.

Clodomiro Quiroga, Rector entre 1875 y 1880

“Frente al Colegio y hacia un lado de la Iglesia, existe un fundo inculto que, quizás su propietario lo cediese por cierto tiempo para establecer en él, el Jardín Botánico..”.

“Recomiendo (…) al Sr. Rector haga diligencias en ese sentido..”

Surgen de inmediato algunas dificultades, por cuanto el dueño ofrece en venta el citado terreno y Leguizamón le pidió al Rector que solicite al Gobierno de la provincia de Entre Ríos la cesión de uno, por cuanto, agregó “…no será difícil conseguir esto, por cuanto (…) los trabajos  que se tiene en vista son por su naturaleza de una utilidad real para esa ciudad”.

Esto demuestra que el Ministro de Instrucción Pública de la Nación tenía cabal conocimiento del pueblo donde había pasado sus años juveniles. Además, en aquella época, en 1875, eran numerosos los, terrenos baldíos en el mismo centro de la ciudad, pertenecientes en su mayoría al fisco.

Interesado el Gobierno entrerriano del asunto de referencia, de inmediato ofreció uno a la superioridad y Leguizamón en carta a Quiroga le dice: “Sírvase Ud. proceder de acuerdo con el Sr. Gobernador de esa Provincia y el Profesor Dr. Lorentz, a la elección del terreno destinado al Jardín Botánico, pidiendo se efectúe la cesión (…) en favor de ese Colegio”. A los pocos días, el 11 de junio de 1875, elevó el Rector al Ministro, el plano del terreno elegido de común acuerdo con el Dr. Lorentz.

El 15 de julio del mismo año Leguizamón agradeció la información, afirmando que el Gobernador entrerriano ya le había comunicado la noticia, ordenando “…proceder a tomar posesión del referido terreno, dando cuenta a este Ministerio”.

Solucionado el problema de espacio, le tocó a Pablo Lorentz organizar el Jardín Botánico y además, establecer el Museo de Historia Natural que el Decreto de designación mandaba.

Ante el reclamo del Rector Quiroga por la demora en su implementación, el docente alemán le escribió una larga carta al directivo explicando y definiendo las tareas y pasos a realizar.

Con respecto al Jardín Botánico afirmó que si bien el Gobierno provincial cedió un terreno de dos cuadras y media, alcanzaba con una sola cuadra, por cuanto la enseñanza a impartirse no iba a ser de tipo universitaria sino elemental, por tratarse de un colegio secundario.

Además sostenía que una media cuadra era totalmente baja y anegadiza, pero que podía emplearse “…parte de este terreno (…) para objeto del Colegio (…) para colocar la basura, para cultivar algunas legumbres…”.

Podemos apreciar en estas palabras el espíritu utilitario de los alemanes, tratando de no desaprovechar el regalo ofrecido.

Agregaba luego que “…no siendo el Jardín (…) un paseo público, lo podemos hacer (…) de una manera llana, no decorativa (…) con menos gasto…”, con “…una muralla alta y buena alrededor, no (…) un cerco simple”.

Su preocupación fue la designación de un buen jardinero, “…el que debe ser hombre bastante inteligente…”, porque allí no sólo se cultivan especies ordinarias, “…las cuales tienen diferentes condiciones de existencia”.

A renglón seguido dice que “…el jardinero (…) contrataría peones y haría los trabajos de primera necesidad”.

Sabedor Lorentz de la crisis económica que periódicamente padecía nuestro país, afirmó: «Estando (…) muy limitados los recursos del Exmo. Gobierno Nacional nos podíamos contentar con esto por el primer año; en el año siguiente se podría hacer una habitación para el jardinero con un cuarto de semillas y un cuarto de herbario (…), con una biblioteca chica y además poner en el bajo (zona anegadiza) una máquina de vapor para alzar el agua de riego y de los acuarios (…) y al fin hacer (…) una vidriera (¿invernadero’?) para plantas exóticas”.

“Hecha estas cosas podría entonces entregar el Jardín a mi sucesor y volver a Córdoba “.

Termina su nota, como podemos apreciar, de una manera inusual para su formación germana. Lo vemos eufórico, lleno de ricas iniciativas, alguna de tecnología de punta como lo llamaríamos hoy, al solicitar una máquina a vapor para elevar el agua a un tanque para facilitar el regado del Jardín Botánico.

 

Dificultades

Otra vista del baldío existente entre la basílica y el Colegio. C. 1875

Si bien Lorentz hizo hincapié en que eran muy pocas las cosas que solicitaba para iniciar el Jardín Botánico, por cuanto eran escasos los recursos que poseía el Ministerio ante la crisis económica, no sabía que a partir de 1876 entró nuestro país en una virtual cesación de pagos que obligó a Nicolás Avellaneda a hacer severos recortes en el presupuesto para evitar un verdadero caos en la administración.

Al carecer de partidas mínimas para ir instrumentando el jardín, la idea se fue abandonando, sin embargo, Lorentz volvió a insistir a lo largo de todo aquel año sin éxito.

Finalmente, por Resolución de Ministerio de Instrucción Pública de la Nación de fecha 24 de enero de 1877 se le informó al Rector que el Gobierno Nacional “…ha resuelto devolver al Gobierno de Entre Ríos el terreno (…) por no poder por ahora proceder a su creación…”

Ante la demora en reintegrar el inmueble, a fines de 1877 la Superioridad le ordenó al Rector el 19 de diciembre lo siguiente: “Habiéndose pedido el terreno de que se trata, para la formación de un Jardín Botánico, verificándose la donación en este concepto expreso según consta en el expediente y no pudiendo en justicia ni equidad retenerse el mencionado terreno, cuando el PE. ha desistido por ahora, del pensamiento enunciado, por la necesidad de reducir en lo posible los gastos públicos, devuélvase con los títulos adjuntos y avísese en respuesta al Gobernador de Entre Ríos, oficiándose al Rector (…) para que de posesión de ellos a quien corresponda”.

Así se frustró una creadora iniciativa, la falta de dinero por parte del Ministerio de Instrucción Pública de la Nación no permitió que una ciudad del Interior tuviese un Jardín Botánico, dirigido por un sabio y que hubiera dado lugar a la formación de jardineros y horticultores que a nuestro país tanto le hacía y le hace falta.

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Argachá, Celomar, “Tiempo de desbordes y bochinches. El Colegio después del Jordanismo”, Ediciones “El Mirador”, 1998

 

Los cines de Concepción del Uruguay

Escuela Avellaneda y Cine San Martín

El cine llega a nuestro país para el año 1896 y a nuestra ciudad a principios del siglo XX. No había en esos momentos una sala específica, se usaron salones de comercios, cafés, confiterías y hasta el Teatro 1 de mayo.

El primer cine se inaugura el 3 de julio de 1910, se llamó Centenario y estaba ubicado en calle Rocamora, frente al Mercado Municipal, pero para 1911 ya dejaba de funcionar.

En el café “El Águila”, se proyectaban películas, este lugar se vende y reabre en 1913, con el nombre de Café Confitería y Biógrafo “Uruguay”, exhibiéndose películas por la tarde y noche.

Por cambio de firma esta confitería pasa a llamarse “Esmeralda” en 1915. Esta sala estaba ubicada en la tradicional esquina de calles Gral. Urquiza y Gral. Galarza.

En 1919 aparece Cine Park, al aire libre en la esquina de calles Moreno y Alberdi y en 1922 fue trasladado al terreno baldío existente en calles Gral. Galarza entre Gral. Urquiza y 25 de mayo, con el nombre de Terraza Esmeralda, funcionando hasta el año 1932.

Los cines que, por su trayectoria, fueron más importantes para la ciudad son:

Cine del Circulo Católico de Obreros

Para 1910, las autoridades de la Parroquia de la Inmaculada Concepción impulsan la fundación de un Círculo de Obreros Católicos.

Dio comienzo con 150 socios y uno de los objetivos fue la construcción de un salón de usos múltiples. El terreno elegido fue el ubicado en calle Córdoba, entre Mendoza y Paraná, calles actuales Estrada, entre Leguizamón y Congreso de Tucumán.

Los que impulsaron las obras fueron primeramente el Cura Párroco Vicario Ángel Solessi, a quien le sucede el teniente Cura Juan Aguirre y a este, el Cura Vicario Andrés Zaninetti.

La construcción se inicia en junio de 1912, estando finalizada en seis meses. Se exhibían películas para los obreros, socios y familiares, a precios muy económicos.

El 1 de octubre de 1921, visita la ciudad la violinista Uruguayense Celia Torrá, quien brinda en este lugar tres conciertos destinando el 50% de lo recaudado para la compra del órgano que hoy tiene nuestra Basílica.

Terraza del Cine San Martín, al fondo puede verse el edificio del mismo

En 1931 se habilita la terraza donde se proyectaban películas al aire libre, pudiendo el público acceder a una cantina. Esta terraza también se utilizó para espectáculos de boxeo.

El Círculo Católico de Obreros, fue la base fundacional del Club Zaninetti, ubicado detrás del cine.

En el año 1957, esta institución, el Círculo Católico, remodela la sala de cine, para esto, se venden los terrenos donde funcionaba la Terraza.

Paso a ser uno de los mejores cines de la provincia y cuando se lo reabre paso a llamarse San Martín.

Esta sala siempre se usó para espectáculos artísticos y cine. En 1966 sufre un incendio, que al repararse la sala sigue cumpliendo con las funciones.

En el tiempo sufre varios ceses de funciones por reparaciones y diferentes situaciones. Hoy sigue cumpliendo sus funciones tanto como cine-teatro.

Cine Rocamora

Cine Rocamora en la década de 1980

Ubicado en calle Tomas de Rocamora entre Supremo Entrerriano y Ugarteche. Mandado a construir sobre un terreno de su propiedad, por el Sr. Rodolfo Miloslavich. Como cine se inaugura el 7 de julio de 1928 y dos años más tarde como teatro (29 de marzo de 1930. El proyecto  fue de G. Andreu y la construcción de la obra estuvo a cargo de la empresa Vicente Petroni y Trigos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cine Avenida (Rex)

Cine Rex

Existía en nuestra ciudad la Sociedad Suiza Cosmopolita de Socorros Mutuos, fundada por Don Alejo Peyret en 1856. En el año 1929, llama a licitación para la construcción de su sede social y cine teatro.

La construcción se inicia el ese mismo año  a cargo de la empresa del Arq. Rossi, quien también fue autor del proyecto que tenía prevista una sala de 25,90 m de largo por 11,80 m de ancho contando con una capacidad de 645 personas.

Se inaugura en 1930, al igual que el cine Rocamora tenían equipamientos para cine sonoro. Este cine cambia de nombre en 1937, llamándose Cine Teatro Rex.

 

Cine Teatro Texier

Inauguración Cine Texier

Aparece en la vida de nuestra ciudad para el año 1933, fue una sala de capacidad para 700 personas, con calefacción central y una claraboya que permitía en cambio de aire. Poseía dos máquinas cinematográficas pues querían dar espectáculos a la altura de los que se estaban dando en Buenos Aires.

La sala es arrendada por la Sucesión de Ángel C. Texier a José F. Tavella. El concesionario quería llamar a la sala “Palace Theatre”, lo que provoca una reacción en la prensa local, proponiendo el Dr. Panizza, desde las páginas de “La Juventud” que la misma se llamara  Cine teatro Texier, en homenaje a Ángel C. Texier, sugerencia que finalmente prevaleció y se hizo extensivo a la totalidad del edificio que paso de conocerse como “Palacio Texier”.

La sala se inaugura el 8 de julio de 1933, con una velada dónde actuó la soprano Corita calvo, acompañada al piano por el maestro Darío Peretti. A esta gala asistieron numerosas personalidades locales, entre ellas José María Texier continuador de la obra de Ángel, quien fallecería días después, siendo vice Gobernador de Entre Ríos. En el acto hicieron uso d ela palabra el intendete Dr. Albano Giménez y el Dr. Delio Panizza.

El cine se inaugura al día siguiente con dos funciones (Familiar y noche) exhibíendose la película “Melodía de Arrabal” con Carlos Gardel e Imperio Argentina

En 1932, los dueños de las salas Esmeralda, Avenida y Rocamora venden a la firma Wualich de Buenos Aires, quien las explota comercialmente a las dos últimas. El cine Esmeralda cierra sus puertas definitivamente.

Compañía Exhibidora del Litoral

A partir de 1944, maneja las tres salas importantes de Concepción del Uruguay la empresa Compañía del Litoral, dándole al cine local una nueva orientación, estrenando películas al mismo tiempo que en toda la provincia de Entre Ríos.

Esta empresa destina a la sala Rex no solo para cine, sino también para actuaciones teatrales.

En 1956, la actividad del cine declina cerrándose las salas Rex y Rocamora, quedando solamente Texier. La Empresa del Litoral entra en decadencia comercial, pasando a depender las salas del Sr. Moisés Baralya, empresario del cine. Este reabre la sala Rex, llamándola “Gran Rex”.

Pese a los esfuerzos de este empresario no vuelven abrir las tres salas al mismo tiempo. Aparecía en la vida del ser humano: La televisión, influyendo en la población haciendo que participara menos en las salas de cines.

Para 1991, los cines Rex y Rocamora habían cerrado, y muy poco tiempo después desaparece el cine Teatro Texier.

Estas construcciones fueron ocupadas por boliches bailables, supermercados y salas de juegos. El cine Rocamora fue utilizado por la Municipalidad para diferentes expresiones culturales, dándole el nombre de “Eva Perón”, quien lo ocupa hasta 2004.

Otros cines en la ciudad

Cine Parisien (1909)

Ubicado en calle Alberdi 68, en el local de fotografía de los señores Lazaize y Miranda. Tenía capacidad para 50 personas y funcionaba los días jueves, sábados, domingos y feriados. Esta sala se inauguró el 21 de septiembre de 1909

Café y Billares “La Amistad” (1910)

Ubicado en calles San Martín y Além, las funciones eran todos los días por la noche y eran con “consumición obligatoria” y se iniciaron el 1 de mayo de 1910. Para las familias se disponían de palcos, dotados de ventiladores y claraboyas de ventilación.

Teatro 1 de mayo (1912)

Ubicado frente a Plaza Gral. Francisco Ramírez. El teatro fue acondicionado por su concesionarios Sr. Cabrera para la exhibición de películas, abriendo sus puertas como cine el 9 de abril de 1912

Cine Terraza Park (1919)

Ubicado en calles Moreno y Alberdi. En 1922, se traslada a terrenos junto al cine Esmeralda, en calle Urquiza y 25 de mayo y pasa a llamarse Terraza Esmeralda.

Al cine “Esmeralda” se le suma a partir del 27 de noviembre de 1919 el cine terraza “Park”, al aire libre, en la esquina de las actuales calles Moreno y Alberdi (actual instituto del Seguro de Entre Ríos) propiedad del Sr. Volanterio, el que funciona hasta su traslado, a principios de 1922, al terreno baldío existente sobre la calle Galarza entre Coronel González (Urquiza) y 25 de Mayo, con la denominación de terraza Esmeralda, posteriormente en ese lugar funcionó la recordada Boite Itapé).

Café Billares y cine Imperial (1925)

A la derecha de la foto puede verse el Café Imperial

José Salim había abierto en mayo de 1923, un café y bar en la propiedad sobre calle 9 de julio N° 837, esquina Leandro Além, al que denominó “Imperial”, adquiriendo demás

la finca lindera, para construir un amplio salón para su negocio de “Café y Bar”, apto para espectáculos, contando además con una amplia terraza al aire libre.

Los trabajos de construcción del nuevo edificio, en reemplazo de las antiguas construcciones, demandan al propietario más de tres años de intensa labor y una importante inversión.

El salón y terraza, abarcaba lo que hoy es la sucursal del “Banco Patagonia”, (ex bazar La Lucha) el que dispone de comodidades para realizar todo tipo de espectáculos, e incluso ser utilizado como cine, disponiendo al efecto de 300 sillas y 66 mesas para atención al público, demás 3 mesas de biliares, lo que nos está dando una idea de su capacidad, teniendo además, un salón de peluquería anexo para varones. El nuevo salón terraza (así denominado) se inaugura el 8 de diciembre de 1926.

En septiembre de 1927, el propietario del café “Imperial” Don José Salim introduce importantes mejoras en el salón, para ampliar su capacidad, habilitando “un reservado para familias” e instala un aparato radiotelefónico especial (en la práctica una radio) para escuchar música cuando no actúe la orquesta.

José Salim, transfiere la explotación del negocio al Sr. Enrique Martínez, que inaugura sus actividades, el sábado 3 de diciembre de 1927.

El 11 de marzo de 1933, José Salim, vende la propiedad y negocio a su connacional Emili Melhen Hamade de Seineldin, la que fuera representada en el acto notarial, por su esposo Mamut Muhamet Seineldin.

Cine en el Bar Londres

Ubicado en calles Mitre y Máximo Álvarez

Cine en Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza (1926)

El 3 de septiembre de 1926, en horas de la tarde el Colegio incorpora el cine como material didáctico exhibiéndose la película  “Cáncer” tanto para sus alumnos como para público en general.

 Cine en la cancha de pelota a paleta “La Argentina” (1928)

Ubicado en calles San Martin y 21 de noviembre. Se usó muy poco tiempo. Este emprendimiento duró poco tiempo, ya que sus propietarios Rodolfo Seró mantero  y Nicolás Miloslavich adquieren el 10 de septiembre de 1928 las existencias del cine “Esmeralda”

Cine en Escuela Normal (1930)

Se equipó el salón de actos de butacas para este fin. Para tal fin se crea una comisión entre los que la integran se encuentran Evelina parodié Matero, Pbro. Andrés Zaninetti , Luis Grianta y Juan Godoy

Cine en Balneario Municipal (1931)

Balneario Municipal en 1938

En la temporada veraniega 1931-1932, la municipalidad dispone de un cine en lugar al aire libre. Las funciones son inauguradas el 29 de noviembre de 1931.

Cine Park Urquiza (1932)

Ubicado frente a Plaza Gral. Francisco Ramírez en Juan Perón 10. A principios de 1932 la empresa propietarias del cine teatro Avenida, inaugura este sitio en el lugar dónde hoy se encuentra la casa de la familia Bovino.

Esta “terraza” a partir del año 1937 pasa a manos de los señores Nayberg y Ribas, quienes la rebautizan como “Terraza Cine City Park”.

Gran Parque Ramírez (1933)

Ubicado entre los edificios Nacional Bar y el Correo. Este terreno había sido ocupado por el cine Esmeralda. En 1951 se inaugura en el lugar Cine Terraza Itapé y luego se le cambia la denominación por Night Club Ramírez.

Cine de los barrios El Sporstman (1949)

Patrocinado por el comercio de ese nombre, daban cine en los barrios. En aquella época comenzaron por el barrio Puerto Viejo

Exhibidora General Urquiza (1957)

Fue un cine mil, presentándose donde se lo contrataba. Su precursor fue el profesor Juan José Clement. Son muy recordadas las proyecciones que se realizaban los fines de semana en el parque ubicado en San Martín y Perón, dónde se podían ver dibujos animados y las carreras de la Fórmula Entrerriana

Compañía Exhibidora Entrerriana (1952)

De la misma modalidad que el anterior.

Cine en la Escuela 63 (1952)

Se proyectaban películas para los alumnos y vecinos. El 23 de julio de 1952 se inaugura en esta escuela un moderno equipo para la proyección de películas didácticas y de entretenimiento, a la que podían asistir  los alumnos y la gente del barrio

Cultural Film (1958)

Esta empresa filma un noticiero local y se proyectaba en los cines. Tenían así un Noticiero Uruguayense. Su primer noticiero fue proyectado el 16 de julio de 1958 en el comercio “El hogar eléctrico” en calle Rocamora 811 los temas de ese primere noticiero fueron: Exposición de canarios en el Centro Comercial; Jura de la bandera por parte de los efectivos de la Escuela de Ingenieros; Patrido de fútbol entre atlético Urugua y San Lorenzo de Buenos Aires y, Actos con motivop de la celebración de los 175 años de la ciudad. A partir de octubre de 1965 este noticiero se podía ver los diferentes cines locales.

Foto Cine Club Uruguay (1967)

En 1967, se reúnen un grupo de vecinos apasionados por el cine y la fotografía y fundan Foto Cine Club Uruguay.

Uno de los objetivos era filmar la vida de la ciudad con fines culturales y turísticos.

Su ubicación estaba en calle Rocamora 428 y su primera Comisión Directiva estivo presidida por el Dr. Carlos Cuesta Yáñez.

Cine Club “Surcos” (1967)

Funciono en la sede de COPUL, Rocamora 420, a partir del 13 de octubre de 1967.

Cine de Don Bosco (1967)

Se proyectaban las funciones en el colegio y para todo público. Su primera función fue el 3 de diciembre de 1967 con la proyección de “Mary Popins” en dos funciones, matineé y noche.

Cine Club Tiempos (1968)

Fundado por un grupo de aficionados Uruguayense, siendo su sede las instalaciones de Night Club Ramírez.

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Rousseaux, Andrés “Los Cines de mi Ciudad, Concepción del Uruguay” (2013)

 

La casona de la familia Briozzo (Mal llamada “Hotel de Inmigrantes”)

Vista actual de la Casa Briozzo, muy deteriorada

Esta vieja y ruinosa casona se encuentra ubicada en el “Barrio del Puerto Viejo” sobre un terreno de 40 x 40 varas de lado, aproximadamente de 36,75 x 36,75 metros, en la esquina sur-oeste de las actuales calles Artigas e ingeniero Emilio Pereyra en la manzana delimitada por calles ingeniero Emilio Pereyra por el norte, Artigas por el este, calle N° 1 (Tito Bonus) por el sur y Juan Perón por el oeste.

Existe en la zona del Puerto Viejo, una emblemática casona que perteneciera a la familia Briozzo en la intersección de las actuales calles Artigas e Ingeniero Pereyra, mal llamada “Hotel de inmigrantes” que nunca lo fuera, así lo prueba la documentación indubitable consultada, no obstante tiene su valor patrimonial histórico por lo que merece ser restaurada y conservada.

En la documentación existente en el Registro de la Propiedad de Concepción del Uruguay, se consigna n en algunos documentos como apellido de la familia Briosso o Briozzo, tomándose para éste trabajo la última grafía, por ser la más corriente y conocida.

Antecedentes del terreno

Casa durante la creciente de 1959, vista desde calle Artigas

Alrededor del año 1870, todos los terrenos aledaños a la Capitanía de Puerto y Aduana Nacional (Ex Oficinas del MOP, hoy UTN) estaban por su gran mayoría baldíos, existiendo algunos precarios ranchos, que por la baja cota del terreno, los hacían inundables a la menor crecida del Riacho Itapé, siendo incierta su situación legal, en cuanto a la propiedad de los mismos.

Para aclarar la titularidad, la intendencia de Concepción del Uruguay, mediante Ordenanza de fecha 9 de Junio de 1876 dispone “Los propietarios de los terrenos baldíos al sur de la ciudad, situados en el radio comprendido entre las últimas casas de la población, la Aduana Nacional (hoy UTN) y la ribera, se presentarán a la Municipalidad con sus respectivos títulos, a los efectos de ser examinados y poder apreciar con exactitud la ubicación, extensión y propiedad. La manzana del terreno investigado no es reclamada, por consiguiente queda como propiedad municipal, la que pone en venta los cuatro solares (una manzana) en 1877.

El 11 de agosto de ése año, ante el Escribano Público Mariano Jurado, el Intendente Bautista Rey vende a Luís Briozzo “un solar” (1/4 de manzana) de propiedad municipal en la suma de $ 63 pesos fuertes, ubicado al sur (sic) del edificio de la Capitanía de Puerto y Aduana Nacional, señalado en el plano del delineador municipal D. Pablo Victoriano Guzmán como manzana N° 5 solar “B”.

En éste solar, en su parte más alta, sobre la esquina del entones bulevar sur o del sur (actual Ingeniero Pereira) y Venezuela (hoy Artigas) Luís Briozzo en el año 1880, manda a construir una casa de dos plantas y sótanos, con una superficie cubierta de 129,15 m2 la que consta de seis habitaciones principales, tres cocinas, cimientos de piedra y cal, paredes de ladrillo y cal con techo de tejas y pisos de madera.

En el salón de la esquina, instala un almacén de ramos generales, para atenderlas necesidades de víveres a los buques que llegaban en ése entonces al “Puerto Viejo”, como también a la importante población isleña, que en ése entonces, comenzaba a poblar las islas del Rio Uruguay, con quiénes comerciaba productos de las islas, (leña, carbón vegetal, paja, miel, cueros etc.) funcionando como barraca de frutos del país.

Casa Briozzo a fines de la década de 1980

También tenía unas piezas de la casona, destinada a ” hospedaje” para circunstanciales pasajeros o isleños, que por una u otra razón debían pernoctar en la ciudad. En ningún momento, en toda la documentación consultada, se hace referencia a su funcionamiento como “Hotel de inmigrantes”, que por su misión debió ser administrado por el estado nacional.

Al respecto y ratificando lo expresado precedentemente, me remito a las declaraciones que oportunamente hiciera el destacado vecino Octavino Ratto, a quién tuve el honor de conocer, a las autoras del Libro “Las Mallas del Viaje”, Lorenza Mallea y Coty Calivari al referirse a la casa de la familia Briozzo: “Es un vetusto y sólido edificio, donde según recuerdos del Sr. Octavino Ratto, que repite relatos de sus padres ,funcionaba una hostería que hospedaba pasajeros y tripulantes de los diferentes barcos que en el siglo pasado (se refiere al siglo XIX) llegaban a nuestro puerto (se refiere al Puerto Viejo)… “

Al inaugurarse el nuevo ” Puerto Nacional” o ” Puerto Exterior” ó “Muelle Nacional”, sobre el Rio Uruguay, el 5 de diciembre de 1887- (ubicado donde hoy se encuentran las tomas de aguas de Obras Sanitarias dela Municipalidad) y el posterior traslados de las oficinas de la Aduana y Subprefectura del Uruguay (denominación de la época de la actual Prefectura Concepción del Uruguay) a sus nuevos edificios (los actuales) el 19 de marzo de 1888, dan lugar que las actividades en el ” Puerto Viejo ” queden prohibidas, habiéndose conseguido al poco tiempo, por gestiones realizadas antes las autoridades, a que se lo habilite parcialmente para las operaciones de cabotaje con las islas del Delta del Rio Uruguay exclusivamente.

Estas medidas, hacen que el sector denominado “Puerto Viejo” entre en una franca declinación de sus actividades, consecuentemente no se justificaba de ningún modo el funcionamiento o construcción de un ” Hotel de inmigrantes” en dicha zona.

La Casona de la familia de D. Luis Briozzo, casado con Doña María Tabo, al fallecer éstos, es heredara por sus hijos José Tomás, María Adelaida y María Soreentina Briozzo acorde sentencia de fecha 13 marzo de 1908 obrante en el Registro de la Propiedad de Concepción del Uruguay.

Posteriormente, en el año 1920, le es adjudicada la propiedad a José Tomás Briozzo en la suma de $ 7000, junto con otros bienes.

Estos son heredados por su Sra. esposa Doña Cruz Boschetti y sus diez hijos acorde sentencia de fecha 15 de junio de 1915 registrada el del 8 de abril de 1921 en el Registro de la Propiedad de nuestra ciudad

La propiedad y terreno de la Sucesión Briozzo, es rematada judicialmente el 9 de febrero de 1964, operación a cargo del rematador local Juan Carlos Rabosto, siéndole adjudicada en la suma de $ 121.600 al Sr. Carlos María Scelzi por haber sido la única oferta, interviniendo el Escribano Edgardo Héctor Castro.

Hasta aquí, la historia de la Casona de la familia Briozzo, de cuyo análisis podemos decir sin lugar a dudas que nunca fue “Hotel de inmigrantes” al menos oficialmente. Pudo haber servido de alberge de circunstanciales viajeros, hasta la clausura del Puerto Viejo en el año 1888 que pasara el embarco y desembarco de pasajeros en forma exclusiva al muelle nacional o puerto exterior.

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “La Casona de la familia Briozzo” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo III

El club Tomás de Rocamora en el año 1939

Desfile por los 200 años de C. del Uruguay, a la derecha puede verse la pileta del Club Rocamora. Foto Mario Soria, gentileza Mario Morasán.

El Club Tomás de Rocamora comenzó sus actividades en el año 1927 ubicando su sede en la plaza Rocamora, luego, a fines de la década de 1930, alquila el edificio y terreno (medio solar de manzana de aproximadamente 26 metros de frente sur sobre calle Galarza y 37 metros de fondo sobre calle 10 de Septiembre (actual Supremo Entrerriano a partir del año 1944)) que había sido adquirido por el Banco Hipotecario Nacional, para construir el edificio de la sucursal de Concepción del Uruguay., es alquilado al Club Tomás de Rocamora, que se había fundado el 16 de Julio de 1926, donde establece su sede social y construye su cancha de básquetbol. El club funciona en este predio hasta el 20 de Octubre de 1956, que debe mudarse con motivo de iniciarse la construcción del edificio del banco, ya a su ubicación actual.
La nota dice lo siguiente:

Club Tomás de Rocamora
Es la institución deportiva de más importancia en su género de Concepción del Uruguay y pocas ciudades de su categoría pueden jactarse de contar con una entidad de esa índole de tanta jerarquía y tan completa.
Los deportes fundamentales que concentran la actividad del Club, son el tenis y el básquet, pero dedica también su atención a la cultura física metodizada y la práctica general del deporte, aunque en menor escala.
El Club Tomás de Rocamora fue fundado en el año 1927 y su historia es una cadena de conquistas y triunfos deportivos. Su sede está ubicada en la Plaza Rocamora, en Bartolomé Mitre esquina Chacabuco; que fuera un baldío, otrora asiento del 1° de Infantería de la Provincia, en el que el dinamismo de la institución obró el milagro de transformarlo, en término de pocos años, en un pulmón florido por donde respira el barrio y en una palestra de muchas memorables justas del músculo.
Esa transformación no se ha operado sin relativamente considerables inversiones de fondos y es así que en instalaciones, mejoras y cuidado de su local, el Club lleva gastada la suma de $ 10.000, todo a base del trabajo constante de las sucesivas comisiones directivas y del apoyo entusiasta de sus asociados.

Actuación deportiva
Con un excelente plantel de deportistas de grandes condiciones y elevada moral, la campaña deportiva del Tomás de Rocamora, desde su fundación hasta la fecha, es sumamente brillante, figurando en su historial muchas y honrosas victorias. De esos triunfos, son muchos los obtenidos en la Provincia, en tenis, y también en el extranjero, en la ciudad de Paysandú. En ese mismo deporte se ha anotado magníficas victorias sobre equipos de Concordia, Nogoyá, Colón, Basavilbaso, Villa San José, etc. Ha actuado también, con señalado éxito, en Paraná. En reiteradas oportunidades ha impuesto a los calificados tenistas de la ciudad uruguaya de Paysandú.
En básquet, deporte que la entidad practica, desde hace poco tiempo, ha tenido también grandes victorias, derrotando a fives de Gualeguay, Concordia, Urdinarrain, Paysandú, Nogoyá, etc., obteniendo además varios campeonatos relámpagos en la localidad.
En la actualidad cuenta con un equipo que puede ser considerado como uno de los más fuertes y disciplinados de la Provincia.
Apoyo oficial
La actividad cumplida por el Tomás de Rocamora, no podía pasar inadvertida a las autoridades que justicieramente y con el deseo de favorecer el progreso de una institución que hace honor al la ciudad, le han prestado su decidido apoyo en repetidas oportunidades, haciendo así más factible su evolución.
También la Municipalidad local ha colaborado en la prestación de ese apoyo, tan justo como necesario.
El Campo de Deportes
Como lo hemos dicho, cuenta el Club con un espléndido campo de deportes, instalado en la Plaza Rocamora. Posee allí dos hermosas canchas de tenis, de polvo de ladrillo y una cancha de básquet iluminada, también en polvo de ladrillo y otra cancha para entrenamientos.
Consta además el campo de un pequeño local y de hermosos jardines que adornan la plaza y la convierten, conjuntamente con su arbolado, en un sitio sumamente amable y pintoresco.
En numerosas oportunidades este campo ha sido utilizado por las escuelas públicas locales, como lugar de esparcimiento y recreo para los alumnos. 
Propósitos de futuro
La continuada marcha ascendente de la institución, lo lleva a encarar proyectos de magnitud para su realización en un futuro próximo. Tiene actualmente en e estudio, la Comisión Directiva, la construcción de una amplia sede que reuniría todas “las comodidades deseables y convertiría a la Plaza Rocamora un sitio ideal para la práctica de los deportes y para pasar horas de solaz en un lugar ameno y dotado de múltiples atractivos.
La actual (Comisión) Directiva
La actual Comisión Directiva, que por su tino y dinamismo ha continuado dignamente la tradición de las que la han precedido en la jefatura de los destinos del Club, está compuesta por los siguientes señores:
Presidente, Aníbal Díaz Abal; Vice Presidente, Nivardo Tenreiro Olivera; Secretario General, René J. Giqueaux; Secretario de Actas, Enrique Sorokín; Tesorero, Rolando P. Giqueaux; Vocales, Argentino Suárez, Florinda Díaz Abal; Revisores de Cuentas, Carlos Díaz y Gregorio Panizza.
El Gobierno de la Provincia, por decreto de fecha 30 de Noviembre próximo pasado, acordó a la institución su Personería Jurídica.
El número de asociados es de un centenar aproximadamente.

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Revista Panorama, “El Club Tomás de Rocamora”, 1939

Don Ignacio Sagastume 

Plaza y Colegio, imagen ilustrativa
Indalecia Irigoyen de Sagastume
Indalecia Irigoyen de Sagastume

Don Ignacio Sagastume nació en la Villa de Amesqueta; según consta en el libro de bautismos comenzado el día 19 de junio de 1753, Folio N° 30, de la Iglesia de San Bartolomé Apóstol de esa Villa que dice: “El día veinticinco de marzo del año mil setecientos cincuenta y cuatro, nació Ignacio Antonio, hijo legítimo de Thomas de Sagastume y de Doña Ana Josefa Artola, y el mismo día lo bauticé yo, el Teniente, siendo padrinos, Marcos Antonio de Ataiz y Josefa Zuriarrain, quienes fueron advertidos del parentezco espiritual que contrajeron y demás obligaciones. Abuelos paternos: Bartholomé de Sagastume y Josefa de Zuriarrain. Abuelos maternos: Ignacio de Artola y Ana Josefa de Zuriarrain en cuya verdad firmo (firmado). Antonio de Artola”.
En el año 1773 ante gestiones realizadas por don Thomas Sagastume, padre de Don Ignacio Antonio, le certifican la “Limpieza de sangre”, lo cual significaba que habían probado no descender de moros, judíos ni herejes. Los declaran “Caballeros Nobles” con Limpieza de sangre y se ordena inscribirlos en el registro de la Nobleza.
Joven habría llegado a estas tierras, Don Ignacio Antonio contrayendo matrimonio en Concepción del Uruguay con Maria del Pilar López, de Buenos Aires, hija legítima de Buenaventura López y Juana Aregoitía, el día 14 de mayo del año 1788; fueron padrinos: Gaspar de la Plaza y Juana Francisca Aregoitía. (Libro 1°-Folio: 29).
Buenaventura López era hijo de Pascual López y Micaela Ocampo. Para ese entonces ya Sagastume poseía una importante extensión de campo al norte de la Villa; por el sur llegaba hasta el actual puerto y por el norte, hasta cerca de lo que hoy es la ciudad de Concordia; el actual campo de San Joaquín de los Miraflores, propiedad hoy del Ejército Argentino, era parte de la extensa propiedad. La estancia de Don Ignacio tenía por nombre: “La Amesqueta”, en recuerdo de su lejana Villa de nacimiento.
El matrimonio Sagastume estaba emparentado con la familia Urdinarrain, siendo Don Agustín Urdinarrain casado con una hermana de Doña Pilar López de Sagastume, siendo hermana también del padre Basilio López, Cura Párroco por mucho años de la Inmaculada Concepción y hermana de Sebastián López, Cabildante en 1805 y por varios años Alcalde de nuestra Villa, ya que lo encontramos legitimando escrituras en los comienzos del siglo XIX.
Don Ignacio Sagastume fue Cabildante en el año 1786 y en 1811, en momentos de la contrarrevolución, cuando Juan Ángel Michelena vuelve a tomar las Villas de Gualeguay, Concepción del Uruguay y Gualeguaychú para el poder español, éste nombra un Cabildo integrado por españoles; don Ignacio, como monárquico que era, integra este cuerpo.
La descendencia del matrimonio Sagastume-López, fue numerosa: en 1789, nace José Joaquín Césaro, (Libro 1°-Folio: 65); en 1790, Pedro, (Libro 1°-Folio: 77); en 1792, María Josefa Florencia, (Libro 1°- Folio: 102); en 1794, María Joaquina Leandra, (Libro 1°- Folio: 142); en 1795, Ana Exequiela (Libro 1°-Folio: 177); en 1797, José Joaquín, (Libro 1°- Folio: 237), en 1800, María Andrea, (Libro 1°-Folio:311); en 1802, Ana, (Libro 1°- Folio: 361); en 1805, Manuel Silverio, (Libro 2° Folio:114); María Olegaria, (Libro 2°- Folio: 210); en 1807; María Eduviges, (Libro 2°- Folio: 329); en 1810, José María Fidelio (Fidel), (Libro 3°- Folio: 8).

José Joaquín, busto existente en el Palacio San José (Foto, gentileza de Mario Morasán)

José Joaquín, el primogénito
Uno de los hijos de Don Ignacio (El primero), llamado José Joaquín, se dedicó al comercio y fue hacendado, uno de los pioneros del progreso; particularmente de los campos entrerrianos. Ocupó el cargo de juez en Concepción del Uruguay, ocupando el mismo cargo cuando fue Gobernador de Entre Ríos el General Urquiza.
José Joaquín, casó en Buenos aires con Indalecia Irigoyen y Segurola, cuya partida transcribirnos: “Don José Pacífico Alcobet, Canónico Honorario de esta iglesia Catedral Metropolitana, en el Tomo 10 de matrimonios de esta Parroquia a mi cargo bajo el N° 175 del año 1833, se halla la partida siguiente: “En 18 de agosto de 1833, a las seis y media de la noches, el Dr. Don Saturnino Segurola autorizado por el Sr. Provisor Dr. Mariano Escalada, autorizó el matrimonio que Don José Joaquín Sagastume, natural de Entre Ríos, e hijo legítimo de Don Ignacio Sagastume y de Doña María del Pilar de Pilar López, cuya representación hizo como apoderado Don Juan José Irigoyen, con Doña Indalecia Irigoyen, natural de esta ciudad, hija legítima de Don josé Antonio Irigoyen y de Doña Eusebio Segurola, advirtiendo a la esposa que no pasase a cohabitar con el contrayente sin que primero notificase su consentimiento ante el Cura de la Parroquia del territorio a que pertenece. Habiendo antes corridas las tres conciliares proclamas sin resultar impedimento y habiendo oído y entendido los mutuos consentimientos de ambos que fueron recíprocamente preguntados por dicho Presbítero, siendo testigos don Dionisio y Doña Cipriana Irigoyen, hermanos de la consorte. Por verdad lo firmo“. Licenciado José Augusto Albarracín.
Está conforme con el original a que me refiero y a petición del interesado expido el presente que firmo y sello con el de esta Parroquia. Buenos Aires. Abril 30 de 1888. Firma José Bonifacio Alcobet. Sello: Parroquia de la Catedral al Sud de San Ignacio.
Dona Indalecia Irigoyen y Segurola era hija de don José Antonio de Irigoyen y Doña María Eusebia Segurola y Lezica, la cual a su vez era hija de Maria Bernarda Lezica y Alquiza y Francisco de Segurola y Oliden. María Bernarda era hija de juan Lezica y Torrezuri y Elena de Alquiza.
Don Juan Lezica y Torrezuri, fundador de la familia Lezica, en el Río de la Plata, fundó la Villa de Luján y edificó la Iglesia de Santo Domingo en la Capital Federal, donde descansan sus restos. Falleció el 11 de Abril de 1764.
Del matrimonio de Indalecia Irigoyen y Segurola con José Joaquín Sagastume nacen: José Antonio, que casa en primeras nupcias con María Quinodóz y en segundas nupcias con Josefina Bombin. Eusebia que casa con Federico Guido. Emilia Teodosia casa con Baldomero García Quirno. José Joaquín, casa con Medarda Urquiza (Hija natural del General con Cándida Cardozo).

José Ignacio Sagastume

José María Fidelio
Otro hijo de don Ignacio Sagastume, Don José María Fidelio, a quien siempre llamaron Fidel, casado con Doña Marina Fonrrouge, fue el primer jefe político de Uruguay y se encuentra en el desempeño de esa jefatura el 21 de noviembre de 1852 cuando ocurre la invasión del General Madariaga organizada por el gobierno insurgente de Buenos Aires para hacer fracasar la reunión del Congreso General Constituyente que debía realizarse en Santa Fe. La defensa fue organizada por el Comandante López Jordán ayudado por Fidel Sagastume y otros ciudadanos en unión con el pueblo. Lucharon valerosamente para defender la ciudad. Gracias a la Defensa que hizo huir a los invasores, se salvó el Congreso General Constituyente.
Fidel Sagastume en su carácter de Presidente de la Legislatura de la Provincia de Entre Ríos, firmó el 2 de abril de 1868, la Ley que declara electo al General Justo josé de Urquiza Gobernador Constitucional de la Provincia, ley que lleva también como secretario la firma de otro destacado hombre público de Concepción del Uruguay, el Dr. Benito C. Cook.
Siendo también Presidente de la Legislatura, asesinan al General Justo josé de Urquiza, el 11 de abril de 1870, y en su carácter de Presidente de ella asume el Gobierno de la Provincia en esos difíciles momentos en nombre de los entrerrianos e interpretando su sentir resiste la intervención federal. Por ese motivo fue apresado y encadenado y fue llevado en barco a Buenos Aires; después de un tiempo regresa a su Provincia. Fue hombre de gran actuación pública y de prestigio social; actuó en todas las actividades de la comunidad de su época.
Fallece a los 62 años, el 27 de enero de 1872 (Libro 59-Folio: 223). Sus despojos mortales descansan en el Cementerio local en el panteón mandado a construir por él.
Siguiendo la línea genealógica de los Sagastume, un hijo de Don josé Joaquín e Indalecia Irigoyen, llamado José Antonio, casó con María Quinodóz y en segundas nupcias con Josefa Bombin (suiza) de las familias fundadoras de la Colonia San José. De este segundo Matrimonio descienden: Joaquina Medarda casada con Eduardo Emanuel Nadal; Nicomedes, soltero; Pilar, casada con Arturo Bonafini; María Antonia, con Gustavo Presas y Carlos, con Juana Agesta.
Eduardo Nadal desciende de: José María Nadal y Murillo (taquígrafo de las cortes de España que fuera contratado junto con Escobar por el gobierno de Las Heras, para registrar las actas de los Constituyentes Argentinos). José María Nadal era casado con Dámasa Granada (hija del Coronel Nicolás Granada y María Francisca Huergo y Alcacer. De este matrimonio nacen: Dolores Nadal que casa con Otamendi, Sixto y el coronel Eduardo Nadal que casa con María Ramona Con’Klihnm, hija de Leonel Con’Klihnm (inglés) y María Barbosa. (Oriental).
De este matrimonio nace entre otros hijos el Teniente Coronel Eduardo Nadal que casa con María Medarda Sagastume y Bombin. Los hijos de Joaquina Medarda y Eduardo E. Nadal; Eduardo José Augusto; Antonio Epifanio; Carlos; María Matilde y José Joaquín.
Los hijos de José Augusto Nadal, que casó con Josefina Seib son José Augusto; José Joaquín; Enrique Ignacio; Mario Antonio; Ana Margarita; Ángel Eduardo; Josefina América, Tarticio julio; juan Sebastián; Joaquín Domingo y María de las Mercedes.
Un párrafo aparte merece Don José Augusto Nadal Sagastume, fallecido el 2 de septiembre de 1984, quien fuera custodio del Archivo Parroquial, repositorio único y de gran importancia que se conserva en Concepción del Uruguay.
Don José Augusto Nadal Sagastume, ha trabajado largos años en este Archivo, realizando los índices de bautizos, matrimonios y fallecimientos de todas las personas que figuran en esos Libros que comienzan en el año 1781, dos años antes de fundada Concepción del Uruguay, cuando la Parroquia de llamaba: “San Sebastián”, en honor del primer Obispo que pasó por estas tierras: Sebastián Malvar y Pinto y cuando el primer grupo de pobladores formaba la Villa del “Arroyo de la China”.
Historiador de su terruño al que amaba entrañablemente, fue autor de muchísimos artículos históricos aparecidos en diarios y revistas de todo el país, conferencista y autor de una importante obra sobre la vida de nuestra Iglesia de la Inmaculada Concepción, titulada: “Nuestra Parroquia” (Apuntes para la Historia).

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Miloslavich de Álvarez, María del Carmen; “Hace un largo fondo de años, genealogía Uruguayense”, 1988.

Don Tomas Antonio Lavín

Plaza y Colegio, foto ilustrativa
Residencia de Tomás Lavín, referencia N° 21 (Plano tomado de “Hace un largo fondo de Años”)

Don Tomas Antonio Lavín, habría llegado desde su lejana Patria (era nacido en Matienzo, España), por el año 1780; aquí formó su hogar teniendo varios hijos. 
Comerciante, hacendado y destacado edil de nuestra Villa, ocupó en diversos años distintos cargos en el Cabildo; Alcalde, en 1788; Regidor, en 1797; Alcalde Ordinario, en 1805; (época del famoso informe caratulado: “Representación a su Majestad”) y Síndico, en 1806.
Fue un hombre de gran visión al que se le deben importantes iniciativas para el progreso de la recién fundada Villa de la Concepción del Uruguay. A su iniciativa siendo Alcalde en 1805, se inoculó en esta Villa por primera vez, la vacuna contra la viruela. Ese mismo año dirige al Rey una petición a favor de los pueblos de Entre Ríos, fundados por Rocamora, petitorio que consta de 96 páginas y es un interesante alegato en favor de estas Villas, las cuales, después de la fundación quedaron prácticamente abandonadas por la autoridad virreinal. El original de este documento ha vuelto a su lugar de origen, gracias a la gestión del entonces intendente de Concepción del Uruguay, Profesor Miguel Ángel Gregori, que en 1979, lo recuperó en la Casa Pardo de Buenos Aires. El valioso documento pertenecía a la colección Carlos Correa Luna, del cual fue adquirido y actualmente se halla en custodia en la Biblioteca del Colegio “Justo José de Urquiza”.
Siendo Capitán de Milicias, en octubre de 1806, en ausencia del Comandante Josef de Urquiza, convocó a las milicias de Gualeguay, Gualeguaychú y Concepción de Uruguay, para acudir en defensa de Montevideo a solicitud del Virrey Sobremonte.
Su matrimonio consagrado en nuestra entonces Parroquia de “San Sebastián” (porque así figura en la carátula del primer Libro de matrimonios) reza así: “En 13 de agosto de 1788, habiendo pedido justificación de libertad Don Tomás Lavín, natural de Matienzo, en el valle de Nuezca, hijo legítimo de josé Lavín y Manuela Ascona, naturales del expresado lugar, se publicaron en tres días festivos que fueron: el 13,20 y 27 de julio del expresado año del 88, al tiempo del ofertorio de la misa Parroquial, las tres conciliares proclamas sobre el matrimonio que libremente intentaban contraer Don Tomás Antonio Lavín, con Doña Josefa Chavez, natural de la baxada de Santa Fé, hija legítima de Don Pedro Chávez y Doña Ignacia Vega, de la ciudad de Corrientes y no resultando impedimento alguno canónico y estando hábiles en la Doctrina Cristiana, Yo, josé Basilio López, Cura Vicario de esta Parroquia de la Concepción del Uruguay, desposé en ella por palabras de presente, según forma de nuestra Madre la Santa Iglesia a los referidos Don
Tomas Lavín y Doña Josefa Chávez, habiendo antes advertido y entendido sus mutuos consentimientos de que por mí fueron recíprocamente preguntados; asimismo, el día 16 del mismo mes y año recibieron las solemnes bendiciones los referidos desposados con la misa nupcial en la que comulgaron, siendo testigos de uno y otro caso. Don Francisco González y Doña Isabel del Mármol (hija del primer Alcalde de Concepción del Uruguay, nombrado por Tomás de Rocamora). Lo que certifico José Basilio López.
Los Lavín estaban emparentados con los Telechea, otro importante comerciante de esta Villa. Don Francisco Telechea, era casado con una hermana de la esposa de Lavín.
Doña Josefa de la Cruz Chávez, nació en 1767 y casó con Don Tomás Lavín, a los 21 años.
En el Registro de la Propiedad de esta ciudad de Concepción del Uruguay, se a hallado una escritura mediante la cual ubicamos el lugar en que se hallaba la propiedad en que residía la familia Lavín, corroborando también porque en ese mismo lugar aparece viviendo en el Censo de 1820.
La escritura pertenece al escribano José María Castro y se halla en el protocolo del año 1859. Dice así: “Don José García Sobral, de la ciudad de Gualeguaychú, en representación de las señoras Juana y Antonia Lavín, hijas legítimas de Tomás Antonio Lavín, y únicas herederas, escrituran la casa que está situada en esta ciudad (Concepción el Uruguay) calle por medio con la Plaza General Ramírez y sobre las calles Ciencias (Hoy Galarza), por el sur; Libertad (hoy 25 de Mayo), por el este y tiene por linderos: al norte, Rafael Paradelo y Doña Irene Espino; por el este, calle por medio, con Doña ,Matilde Urquiza de Montero y por el oeste, Juan Jorge.
Esta venta se hace a Don Justo José de Urquiza, el 30 de Noviembre de 1860 (José María Castro; folio 330).
Por esta escritura se puede saber fehacientemente que el lugar donde se encuentra el Correo, es decir, la casa que edificó Urquiza, fue el solar de la familia Lavín. Presumiblemente este solar había sido cedido por el Cabildo a Don Tomás Antonio Lavín. 
Sus hijos por orden de edad eran: Juana Josefa, nacida el 24 de febrero de 1789; sus padrinos: José Barquín y Manuela Araujo (Libro I; Folio: 15); Melchor, 10 de enero de 1792; padrinos: Pedro Prellezo e Isidora Montiel (Libro I; Folio: 94); Roque Eusebio, el 6 de marzo de 1795; padrinos: Roque Martínez y Micaela Torregrosa (Libro I; folio: 173); María Antonia, el 24 de diciembre de 1796; padrinos: Francisco García Petisco (Alcalde de Gualeguaychú) y Micaela Torregrosa (Libro I; folio: 205); Tomás, el 24 de febrero de 1801; padrinos: Capitán de Blandengues, Pedro Pacheco (personaje de destacada actuación, en cuyo nombre y como apoderado tuvo en sus brazos y presentó a pila su hermano Melchor Lavín (Libro I; folio:290), María Manuela, el 5 de diciembre de 1804; padrinos: Francisco Cortinas y Andrea Telechea (Libro 2; folio:93); Francisco Antonio, el 15 de febrero de 1807; padrinos: Francisco García Petisco y Juana Lavín (Libro 2; folio: 315); Manuel Antonio, el 15 de febrero de 1808; padrinos: josé Antonio Pose de Leys y Andrea Telechea (Libro 2; folio:347).
Uno de los hijos mayores de Don Antonio Lavín, Melchor, teniente del ejército español (su padre era un ferviente realista), incorporado a la causa realista lleva en tres días el parte de la Revolución de Mayo a Córdoba, al ex-Virrey Santiago de Liniers y Bremond (Conde de Buenos Aires). Más tarde, Melchor Lavín, siendo Coronel del Ejército Argentino, muere en la toma del Callao.

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Miloslavich de Álvarez, María del Carmen, “Hace un largo fondo de años, genealogía Uruguayense”, 1988

 

El Colegio del Uruguay en 1857/63

Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza

El Colegio del Uruguay

Pavimento. Todas las habitaciones y galerías estaban embaldosadas con baldosas francesas.

El patio.

Tenía una vereda como de cuatro metros de ancho, de Norte a Sud, Adyacente a la galería del Este, y otra igual al lado de la galería Oeste, ambas de mármol. En forma damero de baldosas blancas y negras. El resto del patio tenía piso con el ordinario ladrillo de pared, con huecos que formaban pequeñas lagunas cuando llovía.

Al lado Sud del brocal del aljibe (el mismo que está hoy), había una pileta de capacidad de cuatro metros cúbicos de agua, por lo menos. El aljibe (pudimos ver su interior una vez que hubo que desagotarlo), está formado de una nave de bóveda como de cinco metros de ancho y de treinta de largo, más o menos, de Este a Oeste, desde donde terminaban las veredas de mármol. Se comprende la necesidad de haberle dado tanta dimensión, puesto que recibe el agua de lluvia de los cuatro costados del edificio, y para que el servicio de agua a tan numerosa familia de muchachos no faltara.

La parte exterior. Respecto a las fachadas de los cuatro frentes, ya los hemos referido: en cuanto a piso estaba rodeado de veredas como de 1,30 centímetros de ancho, pavimentada de ladrillo de pared y rodeada de postes de ñandubay, labradas en cuadrado y situadas a una distancia de cuatro metros uno de otro.

Pero la vereda sobre la plaza era ancha, como hoy, y (no recuerdo bien), el piso era de piedra hamburguesa. En vez de postes; habías unos bancos de madera, de construcción ordinaria, que se componían de dos palos labrados, distanciados y enterrados, como a dos metros y medio uno de otro, a la altura un palo atravesado que sostenía las tablas de los asientos dobles, de un lado a otro, y por respaldo una barra de madera colocada horizontalmente sobre la parte superior de las que hacían de pies enterrados.

Todos esos bancos, no menos de diez, al frente del Colegio, estaban pintados de color rojo. Allí, como golondrinas, se sentaban para sus charlas, los grupos de colegiales amigos, durante las tardes de salidas generales, las que no pasaban de cuatro a cinco al año.

Descripción del edificio.

Vista del colegio sobre calle Galarza, puede verse la entrada en el medio de la cuadra

Como es sabido, está edificado en una manzana de terreno sobre la plaza Ramírez, todo de un solo piso, de arquitectura sencilla, homogéneo en sus cuatro frentes y de altura proporcionada, sólidamente construido en mezcla de cal.

Fue en las refacciones hechas en 1864 (En realidad fue en 1874), según creemos, que se levantaron los altos sobre el frente de la plaza, con lo que se echó a perder el conjunto con el mal gusto y desentono de ese estilo monótono y desproporcionado.

Las murallas tienen el espesor de 14 pulgadas de vara (33 cm.) medida del ladrillo usado en aquella época, y las habitaciones tienen de ancho 5, varas (4 m. 65 cm.)

Todo el edificio lo componía la doble hilera de piezas en sus cuatro costados, de la anchura dicha, y la galería compuesta de pilares y arcos de medio círculo sobre el patio. Esa amplitud proporcionaba luz y aire, pero a pesar de todas esas ventajas, han creído conveniente demoler ese lindo edificio para hacer otro, (que no lo harían), a la moderna, esto es, remplazar la luz del sol por la eléctrica, pues esta tiene la ventaja de dejar ver igualmente de día que de noche, mientras que aquella, la del sol, sólo se ofrece de día, cuando ya no se la necesita. Se fundaban en que se habían agrietado algunos arcos, como si fuese imposible toda compostura, hoy que las armaduras metálicas en la moderna construcción reemplazan la resistencia de los muros destinados solamente a resguardar de la lluvia y el viento. Bastaría, si fuera necesario, renovarlas con esas armaduras, para evitar la destrucción, y dotarlo de uno o dos pisos más. Es reliquia que debe conservarse, centro de recuerdos y de orientación de la época en que el alma nacional empezaba a difundirse, con los vínculos fraternos nacidos dentro de esos muros, y la creencia de la distribución del patrimonio glorioso heredado a nuestros padres.

Las habitaciones.

Todo el frente de la cuadra sobre la plaza Ramírez y el cuarto de cuadra en ángulo recto hacia el Oeste, calle por medio del templo actual, constituía el “Dormitorio Grande” sobre esta misma calle (hoy 9 de Julio) sigue una pieza limitada por la pared del zaguán con la parte central de vista al Sud, cuya puerta era la entrada a la iglesia, la que ocupaba desde su pared divisoria Oeste hasta encontrar la pared del orden de piezas exteriores sobre la Norte-Sud, frente Oeste del Colegio En esa pared estaba el retablo de la iglesia, y en la pieza del ángulo exterior Sud-Oeste vivía el Vice-Rector del Colegio, Canónigo Domingo Ereñú, sin comunicación hacia la calle pero sí al interior del Colegio.

En la azotea, sobre la puerta central ya mencionada, de entrada a la iglesia, en el parapeto, había una cruz de madera, de regular alto, que indicaba el templo.

Siguiendo las piezas exteriores, a la del ángulo Sud-Oeste, que ocupaba el Vice-Rector, seguía otra hacia el Norte, que era su dormitorio. Después, siempre hacia el Norte, empezaba el Comedor, (no existía la puerta de salida actual del Oeste), el cual terminaba en la pared divisoria de la pieza que entonces era la enfermería, con salida al patiecito con frente a los excusados, patiecito que existía todavía.

Esta pieza (enfermería en 1857), terminaba en la pared interior de las piezas exteriores que corren de Oeste a Este sobre la calle Galarza.

Desde la calle (ventana al Oeste) hasta la media cuadra hacia el Este, con tres ventanas sobre la calle Galarza, era dormitorio, y enseguida hasta dar con el zaguán de entrada, (era la única) al Colegio, estaban el gabinete de física, el de aparatos de mecánica (muy numeroso) y únicos en la república y muchos de química. Allí se daban las clases respectivas.

Pasando el zaguán, las piezas hacia el Este, hasta encontrar la divisoria con el dormitorio grande, estaban ocupadas por el Rector, Dr. Larroque, su señora Elena Arta y familia (Alberto, María, Eduardo y Benjamín, que nacieron en esas piezas), con puerta de salida al zaguán referido y las ventanas a la calle Galarza.

Hileras de piezas interiores sobre las galerías Las paralelas al dormitorio grande de sobre la plaza se dividían: Desde la pared divisoria al Norte que limitaba con las piezas ocupadas por el Rector, hasta la mitad de la galería con frente al Oeste (hoy parte del Salón de Actos Públicos), era Dormitorio de Mayores. Allí estaban los Ruiz de los Lllanos, Ventura y Rafael, Federico lbarguren, Martín Saravia, y otros alumnos salteños.

La otra parte (con dos ventanas) hasta la pared divisoria del zaguán con salida a la Plaza (hoy ocupada por la escalera y parte del Salón de Actos Públicos) era la Sala de Matemáticas. (Sobre una mesa de esa sala, me tocó dormir en las noches primeras de mi entrada al Colegio, armando mi pobre cama con frazadas y un colchón durante las noches heladas del seis de Junio y en adelante,

Plano del Colegio de 1874

Pasando el zaguán hacia el Sud hasta dar con la pared divisoria de las piezas Este-Oeste, era el Estudio de mayores. Y el salón que hacía ángulo hacia el Oeste, el Estudio de menores hasta dar con el zaguán Sud de entrada a la iglesia. El Rector Larroque, durante las horas de estudio, se sentaba sobre una tarima en el ángulo de conjunción de los salones, de donde vigilaba al de los mayores y al de menores. Ambos tenían una sola puerta de entrada, con frente a la galería que corre de Norte a Sud, pues la puerta que daba al zaguán Sud del estudio de menores, estaba cerrada, condenada.

Pero la puerta del frente, del otro lado de dicho zaguán, era la entrada al dormitorio de algunos legistas, con dos ventanas sobre la galería (frente al Norte). En este dormitorio estaban: Juan Mantero, Desiderio Rosas (del Rosario), Echagüe, y otros.

La pieza contigua hacia el Oeste también con dos rejas sobre la galería, era la Sala de Música. Allí estaban los roperos con los instrumentos, los papeles y los atriles.

Enseguida las piezas con puerta sobre la galería Oeste (de Norte a Sud), era el depósito de fusiles y la ropa o uniformes del batallón de alumnos (Guardia de S.E.).

La puerta de salida a la galería servía también para la sala de música y para las dos piezas de sobre la calle donde vivía el Vice-Rector Domingo Ereñú.

Galería Oeste. Formando ángulo recto con la pieza o Sala de Armas hacia el Norte, había una pieza con puerta sobre la cabecera de la galería Sud y una ventana sobre el primer arco de la galería Oeste. Allí vivía el Ecónomo del Colegio, el anciano don Felipe Argento, con su hijo Aureliano. Era también una pulpería, en la que los alumnos compraban yerba, azúcar y tortas con azúcar acaramelada que valían medio real c/u (5 centavos).

Enseguida de esta pieza se hizo el zaguán de entrada (existente hasta hoy) a la calle del Oeste (Leguizamón).

Después de este zaguán seguía la cocina con dos rejas sobre la galería y un aljibe o depósito de aguas servidas en el centro de la pieza. Enseguida venía el zaguán del Centro-Oeste por el que se entraba al comedor, pasando por consiguiente, frente a la cocina.

Al otro lado del zaguán, con puerta al zaguán y una ventana a la galería, vivía el legista Medrano. Al lado de la mocheta del zaguán, como a dos metros de altura, estaba un palo clavado en la pared y en su extremidad una campana para los toques de reglamento.

Enseguida del cuarto de Medrano, pero sin comunicación, y con dos rejas sobre la galería, estaba la pieza de los lavatorios con entrada por la puerta del patiecito, que a la vez, servía para los excusados (la misma que todavía está) N del E. se refiere a que estaba a principio del siglo pasado.

Desde allí los excusados seguían y doblaban en ángulo hacia el Este, separados por el patiecito de las piezas de sobre la calle que seguían la misma dirección.

Galería Norte. El patio de los excusados que dobla hacia el Este terminaba en una pieza con puerta a la galería, cuya pieza era el comedor del Rector Larroque y su familia.

Enseguida hacia el este, venía la pieza con una reja sobre la galería y puerta de entrada por el zaguán de la hoy calle Galarza, que habitaba don Jorge Clark, Administrador y Profesor.

Con entrada también por el mismo zaguán (lado Este) estaba la pieza de la escalera del mirador (que han reformado después). Debajo de la escalera el cuarto o encierro para castigo de faltas muy graves. Muy escasas veces se ocupaba.

En los altos del mirador, a la altura de la azotea, tenía un dormitorio Wenceslao Pacheco, y en la pieza más alta (del otro piso) han vivido Eduardo Wilde, con Olegario Ojeda, y Manuel Escobar (todos de Salta). Esto no fue más que en un año.

Pared por medio con el cuarto bajo de la escalera del mirador, seguía la Sala de Religión, con tres rejas a la galería, y puerta de entrada por la galería Este, tal como está actualmente, pero cerrada la puerta que comunica esta sala con el actual Salón de Actos Públicos, el cual como ya hemos explicado no existía y esa parte era el dormitorio de Ibarguren, Ruiz de los Llanos, etc., y en seguida hacia el Sud la sala de matemáticas, todo lo cual ya hemos relatado, que comprendía incluyendo lo que ocupa hoy el cuarto de la escalera de los altos.

Seis años en el Colegio del Uruguay (1857 – 1863)

Banda de Música. Ignoramos en que año se fundó esta banda, pero estando a la perfección con que ejecutaba las piezas de música difícil, a que en su personal habían verdaderos maestros y compositores, debe haberse fundado 1 o 2 años después que el Colegio. El personal en su mayor parte lo formaba los estudiantes de derecho y alumnos de otras carreras que terminaron sus estudios en el año que, por dicha causa, se disolvió la banda, quedando algunos en el Colegio.

Segunda Banda. (1859 a 1861) Pistón Segundo: Luis F. Aráoz; Barítono Segundo: José S. Aráoz (Salta); Redoblante: Guillermo Aráoz.

Esta banda terminó con la clausura del Colegio en 1861 (3años) por lo que nunca alcanzó a equipararse a la precedente o Primera Banda. Sin embargo, ejecutaba varias partituras que fueron de la primera Orquesta. El personal de la orquesta se formaba con algunos de los ex alumnos de la primera Banda y de los de la segunda, que tuvo la misma duración que ésta (1859 – 61). Pistón: Luis F. Aráoz.

El Colegio fue clausurado durante el año 1862, a consecuencia de la caída del Gobierno de la Confederación. Reabierto en 1863, fue nombrado profesor Manuel Mallada, y este me nombró como auxiliar con 20 pesos mensuales de remuneración.

Se formó una pequeña orquesta, sumamente deficiente, cuyo personal lo componían alumnos del Colegio. Clarinete: Luis F. Aráoz.

En los años posteriores, creo, no hubo más clase de música, pues el Dr. Larroque dejó el Rectorado después de los exámenes de 1863 y se trasladó a Buenos Aires, adonde también nos trasladamos todos los alumnos que terminamos el bachillerato en dicho año de 1863.

Edición: Civetta, María Virgina y Ratto, Carlos Ignacio. Teto extraído de Aráoz, Luis, “Del tiempo viejo”