El Colegio del Uruguay en 1857/63

Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza

El Colegio del Uruguay

Pavimento. Todas las habitaciones y galerías estaban embaldosadas con baldosas francesas.

El patio.

Tenía una vereda como de cuatro metros de ancho, de Norte a Sud, Adyacente a la galería del Este, y otra igual al lado de la galería Oeste, ambas de mármol. En forma damero de baldosas blancas y negras. El resto del patio tenía piso con el ordinario ladrillo de pared, con huecos que formaban pequeñas lagunas cuando llovía.

Al lado Sud del brocal del aljibe (el mismo que está hoy), había una pileta de capacidad de cuatro metros cúbicos de agua, por lo menos. El aljibe (pudimos ver su interior una vez que hubo que desagotarlo), está formado de una nave de bóveda como de cinco metros de ancho y de treinta de largo, más o menos, de Este a Oeste, desde donde terminaban las veredas de mármol. Se comprende la necesidad de haberle dado tanta dimensión, puesto que recibe el agua de lluvia de los cuatro costados del edificio, y para que el servicio de agua a tan numerosa familia de muchachos no faltara.

La parte exterior. Respecto a las fachadas de los cuatro frentes, ya los hemos referido: en cuanto a piso estaba rodeado de veredas como de 1,30 centímetros de ancho, pavimentada de ladrillo de pared y rodeada de postes de ñandubay, labradas en cuadrado y situadas a una distancia de cuatro metros uno de otro.

Pero la vereda sobre la plaza era ancha, como hoy, y (no recuerdo bien), el piso era de piedra hamburguesa. En vez de postes; habías unos bancos de madera, de construcción ordinaria, que se componían de dos palos labrados, distanciados y enterrados, como a dos metros y medio uno de otro, a la altura un palo atravesado que sostenía las tablas de los asientos dobles, de un lado a otro, y por respaldo una barra de madera colocada horizontalmente sobre la parte superior de las que hacían de pies enterrados.

Todos esos bancos, no menos de diez, al frente del Colegio, estaban pintados de color rojo. Allí, como golondrinas, se sentaban para sus charlas, los grupos de colegiales amigos, durante las tardes de salidas generales, las que no pasaban de cuatro a cinco al año.

Descripción del edificio.

Vista del colegio sobre calle Galarza, puede verse la entrada en el medio de la cuadra

Como es sabido, está edificado en una manzana de terreno sobre la plaza Ramírez, todo de un solo piso, de arquitectura sencilla, homogéneo en sus cuatro frentes y de altura proporcionada, sólidamente construido en mezcla de cal.

Fue en las refacciones hechas en 1864 (En realidad fue en 1874), según creemos, que se levantaron los altos sobre el frente de la plaza, con lo que se echó a perder el conjunto con el mal gusto y desentono de ese estilo monótono y desproporcionado.

Las murallas tienen el espesor de 14 pulgadas de vara (33 cm.) medida del ladrillo usado en aquella época, y las habitaciones tienen de ancho 5, varas (4 m. 65 cm.)

Todo el edificio lo componía la doble hilera de piezas en sus cuatro costados, de la anchura dicha, y la galería compuesta de pilares y arcos de medio círculo sobre el patio. Esa amplitud proporcionaba luz y aire, pero a pesar de todas esas ventajas, han creído conveniente demoler ese lindo edificio para hacer otro, (que no lo harían), a la moderna, esto es, remplazar la luz del sol por la eléctrica, pues esta tiene la ventaja de dejar ver igualmente de día que de noche, mientras que aquella, la del sol, sólo se ofrece de día, cuando ya no se la necesita. Se fundaban en que se habían agrietado algunos arcos, como si fuese imposible toda compostura, hoy que las armaduras metálicas en la moderna construcción reemplazan la resistencia de los muros destinados solamente a resguardar de la lluvia y el viento. Bastaría, si fuera necesario, renovarlas con esas armaduras, para evitar la destrucción, y dotarlo de uno o dos pisos más. Es reliquia que debe conservarse, centro de recuerdos y de orientación de la época en que el alma nacional empezaba a difundirse, con los vínculos fraternos nacidos dentro de esos muros, y la creencia de la distribución del patrimonio glorioso heredado a nuestros padres.

Las habitaciones.

Todo el frente de la cuadra sobre la plaza Ramírez y el cuarto de cuadra en ángulo recto hacia el Oeste, calle por medio del templo actual, constituía el “Dormitorio Grande” sobre esta misma calle (hoy 9 de Julio) sigue una pieza limitada por la pared del zaguán con la parte central de vista al Sud, cuya puerta era la entrada a la iglesia, la que ocupaba desde su pared divisoria Oeste hasta encontrar la pared del orden de piezas exteriores sobre la Norte-Sud, frente Oeste del Colegio En esa pared estaba el retablo de la iglesia, y en la pieza del ángulo exterior Sud-Oeste vivía el Vice-Rector del Colegio, Canónigo Domingo Ereñú, sin comunicación hacia la calle pero sí al interior del Colegio.

En la azotea, sobre la puerta central ya mencionada, de entrada a la iglesia, en el parapeto, había una cruz de madera, de regular alto, que indicaba el templo.

Siguiendo las piezas exteriores, a la del ángulo Sud-Oeste, que ocupaba el Vice-Rector, seguía otra hacia el Norte, que era su dormitorio. Después, siempre hacia el Norte, empezaba el Comedor, (no existía la puerta de salida actual del Oeste), el cual terminaba en la pared divisoria de la pieza que entonces era la enfermería, con salida al patiecito con frente a los excusados, patiecito que existía todavía.

Esta pieza (enfermería en 1857), terminaba en la pared interior de las piezas exteriores que corren de Oeste a Este sobre la calle Galarza.

Desde la calle (ventana al Oeste) hasta la media cuadra hacia el Este, con tres ventanas sobre la calle Galarza, era dormitorio, y enseguida hasta dar con el zaguán de entrada, (era la única) al Colegio, estaban el gabinete de física, el de aparatos de mecánica (muy numeroso) y únicos en la república y muchos de química. Allí se daban las clases respectivas.

Pasando el zaguán, las piezas hacia el Este, hasta encontrar la divisoria con el dormitorio grande, estaban ocupadas por el Rector, Dr. Larroque, su señora Elena Arta y familia (Alberto, María, Eduardo y Benjamín, que nacieron en esas piezas), con puerta de salida al zaguán referido y las ventanas a la calle Galarza.

Hileras de piezas interiores sobre las galerías Las paralelas al dormitorio grande de sobre la plaza se dividían: Desde la pared divisoria al Norte que limitaba con las piezas ocupadas por el Rector, hasta la mitad de la galería con frente al Oeste (hoy parte del Salón de Actos Públicos), era Dormitorio de Mayores. Allí estaban los Ruiz de los Lllanos, Ventura y Rafael, Federico lbarguren, Martín Saravia, y otros alumnos salteños.

La otra parte (con dos ventanas) hasta la pared divisoria del zaguán con salida a la Plaza (hoy ocupada por la escalera y parte del Salón de Actos Públicos) era la Sala de Matemáticas. (Sobre una mesa de esa sala, me tocó dormir en las noches primeras de mi entrada al Colegio, armando mi pobre cama con frazadas y un colchón durante las noches heladas del seis de Junio y en adelante,

Plano del Colegio de 1874

Pasando el zaguán hacia el Sud hasta dar con la pared divisoria de las piezas Este-Oeste, era el Estudio de mayores. Y el salón que hacía ángulo hacia el Oeste, el Estudio de menores hasta dar con el zaguán Sud de entrada a la iglesia. El Rector Larroque, durante las horas de estudio, se sentaba sobre una tarima en el ángulo de conjunción de los salones, de donde vigilaba al de los mayores y al de menores. Ambos tenían una sola puerta de entrada, con frente a la galería que corre de Norte a Sud, pues la puerta que daba al zaguán Sud del estudio de menores, estaba cerrada, condenada.

Pero la puerta del frente, del otro lado de dicho zaguán, era la entrada al dormitorio de algunos legistas, con dos ventanas sobre la galería (frente al Norte). En este dormitorio estaban: Juan Mantero, Desiderio Rosas (del Rosario), Echagüe, y otros.

La pieza contigua hacia el Oeste también con dos rejas sobre la galería, era la Sala de Música. Allí estaban los roperos con los instrumentos, los papeles y los atriles.

Enseguida las piezas con puerta sobre la galería Oeste (de Norte a Sud), era el depósito de fusiles y la ropa o uniformes del batallón de alumnos (Guardia de S.E.).

La puerta de salida a la galería servía también para la sala de música y para las dos piezas de sobre la calle donde vivía el Vice-Rector Domingo Ereñú.

Galería Oeste. Formando ángulo recto con la pieza o Sala de Armas hacia el Norte, había una pieza con puerta sobre la cabecera de la galería Sud y una ventana sobre el primer arco de la galería Oeste. Allí vivía el Ecónomo del Colegio, el anciano don Felipe Argento, con su hijo Aureliano. Era también una pulpería, en la que los alumnos compraban yerba, azúcar y tortas con azúcar acaramelada que valían medio real c/u (5 centavos).

Enseguida de esta pieza se hizo el zaguán de entrada (existente hasta hoy) a la calle del Oeste (Leguizamón).

Después de este zaguán seguía la cocina con dos rejas sobre la galería y un aljibe o depósito de aguas servidas en el centro de la pieza. Enseguida venía el zaguán del Centro-Oeste por el que se entraba al comedor, pasando por consiguiente, frente a la cocina.

Al otro lado del zaguán, con puerta al zaguán y una ventana a la galería, vivía el legista Medrano. Al lado de la mocheta del zaguán, como a dos metros de altura, estaba un palo clavado en la pared y en su extremidad una campana para los toques de reglamento.

Enseguida del cuarto de Medrano, pero sin comunicación, y con dos rejas sobre la galería, estaba la pieza de los lavatorios con entrada por la puerta del patiecito, que a la vez, servía para los excusados (la misma que todavía está) N del E. se refiere a que estaba a principio del siglo pasado.

Desde allí los excusados seguían y doblaban en ángulo hacia el Este, separados por el patiecito de las piezas de sobre la calle que seguían la misma dirección.

Galería Norte. El patio de los excusados que dobla hacia el Este terminaba en una pieza con puerta a la galería, cuya pieza era el comedor del Rector Larroque y su familia.

Enseguida hacia el este, venía la pieza con una reja sobre la galería y puerta de entrada por el zaguán de la hoy calle Galarza, que habitaba don Jorge Clark, Administrador y Profesor.

Con entrada también por el mismo zaguán (lado Este) estaba la pieza de la escalera del mirador (que han reformado después). Debajo de la escalera el cuarto o encierro para castigo de faltas muy graves. Muy escasas veces se ocupaba.

En los altos del mirador, a la altura de la azotea, tenía un dormitorio Wenceslao Pacheco, y en la pieza más alta (del otro piso) han vivido Eduardo Wilde, con Olegario Ojeda, y Manuel Escobar (todos de Salta). Esto no fue más que en un año.

Pared por medio con el cuarto bajo de la escalera del mirador, seguía la Sala de Religión, con tres rejas a la galería, y puerta de entrada por la galería Este, tal como está actualmente, pero cerrada la puerta que comunica esta sala con el actual Salón de Actos Públicos, el cual como ya hemos explicado no existía y esa parte era el dormitorio de Ibarguren, Ruiz de los Llanos, etc., y en seguida hacia el Sud la sala de matemáticas, todo lo cual ya hemos relatado, que comprendía incluyendo lo que ocupa hoy el cuarto de la escalera de los altos.

Seis años en el Colegio del Uruguay (1857 – 1863)

Banda de Música. Ignoramos en que año se fundó esta banda, pero estando a la perfección con que ejecutaba las piezas de música difícil, a que en su personal habían verdaderos maestros y compositores, debe haberse fundado 1 o 2 años después que el Colegio. El personal en su mayor parte lo formaba los estudiantes de derecho y alumnos de otras carreras que terminaron sus estudios en el año que, por dicha causa, se disolvió la banda, quedando algunos en el Colegio.

Segunda Banda. (1859 a 1861) Pistón Segundo: Luis F. Aráoz; Barítono Segundo: José S. Aráoz (Salta); Redoblante: Guillermo Aráoz.

Esta banda terminó con la clausura del Colegio en 1861 (3años) por lo que nunca alcanzó a equipararse a la precedente o Primera Banda. Sin embargo, ejecutaba varias partituras que fueron de la primera Orquesta. El personal de la orquesta se formaba con algunos de los ex alumnos de la primera Banda y de los de la segunda, que tuvo la misma duración que ésta (1859 – 61). Pistón: Luis F. Aráoz.

El Colegio fue clausurado durante el año 1862, a consecuencia de la caída del Gobierno de la Confederación. Reabierto en 1863, fue nombrado profesor Manuel Mallada, y este me nombró como auxiliar con 20 pesos mensuales de remuneración.

Se formó una pequeña orquesta, sumamente deficiente, cuyo personal lo componían alumnos del Colegio. Clarinete: Luis F. Aráoz.

En los años posteriores, creo, no hubo más clase de música, pues el Dr. Larroque dejó el Rectorado después de los exámenes de 1863 y se trasladó a Buenos Aires, adonde también nos trasladamos todos los alumnos que terminamos el bachillerato en dicho año de 1863.

Edición: Civetta, María Virgina y Ratto, Carlos Ignacio. Teto extraído de Aráoz, Luis, “Del tiempo viejo”

 

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