La primera municipalidad y los intendentes 1873-1983

Primer lugar de funcionamiento de la Corporación Municipal, ese edificio luego paso a formar parte hacia 1890 del Hotel París

Galería de intendentes 1873-1983 al final del artículo.

La Sección 10 de la Constitución provincial aprobada en 1860 estableció la constitución de municipalidades en todos los departamentos de Entre Ríos y, aunque el Art. 6° establecía un plazo de 3 años para esto, diversas causas pospusieron el cumplimiento de este punto. Recién en 1872 se dicto la Ley orgánica de los municipios compuesta de 7 capítulos y 92 artículos, que entre otras cosas, establecía que en los municipios de las ciudades estarían conformados por once miembros titulares e igual número de suplentes, renovándose la mitad cada dos años,

Promulgada esta Ley, en Concepción del Uruguay, el 1° de octubre de 1872 se abrió el registro de vecinos a efectos de confeccionar el padrón correspondiente. La junta fue presidida por el Juez de Paz y compuesta por dos vecinos propietarios, designados por el Jefe Político. Cualquier cuestión que se suscitara sobre falta de inscripción o inscripción indebida en los registros, sería resuelta por un “iuris” integrado por el coronel Pedro M. González Y los señores José Barreiro Bavio y Patricio Roca, todos vecinos de Concepción del Uruguay.

Confeccionados los padrones correspondientes, el gobierno entrerriano convocó a elecciones para municipales en todo el territorio provincial, menos en Paraná donde ya existía Municipio, las que se llevaron a cabo el 1° de diciembre de 1872. Ese día, en Concepción del Uruguay, participaron en los comicios los ciudadanos mayores de dieciocho años y los extranjeros mayores de veintidós; “que ejercieran algún arte o profesión, o que pagasen contribución directa o de aduana, o de patente que no bajara de diez pesos, o que supieran leer y escribir y que estuvieran domiciliados en el Municipio desde un año antes de la elección y que se hallasen inscriptos en el registro municipal”.

Les estuvo vedado participar en las elecciones a “los deudores del tesoro público, que ejecutados legalmente que no hubiesen cubierto la deuda; los que estuvieran privados de la administración de sus bienes; los quebrados fraudulentos, declarados tales por sentencia y los procesados en causa criminal por delito que hubiese merecido pena corporal o infamante o los condenados a dichas penas”.

El 1 de diciembre, a las siete de la tarde se clausuró el acto comicial. Efectuado el escrutinio, cuyo resultado fue aprobado por el Poder Ejecutivo veinte días después, resultaron electos para integrar la primera Municipalidad de Concepción del Uruguay, las siguientes personas: Titulares: José M. Zapiola, Luis Scappatura, Jose Antonio de Urquiza, Federico Guido; Enrique González, Francisco Ratto, Antonio L. Piñón, José Aguirre, Francisco Deschamps,  Juan Guimaraens y Lorenzo Barceló. Suplentes: Roberto Cremen, Ciriaco Allende, José Ubach, Domingo Rondoni, Porfirio G. Tenreyro, Pedro D. López, Plácido Guerrico, Antonio Panicera, Andrés Paulsen, Francisco Calot y José Ballestrín.

De acuerdo con lo dispuesto por la ley Orgánica de Municipalidades; en la primera sesión que se efectuara debía procederse al nombramiento de un presidente y vicepresidente que durarían un año en el cargo, aunque podían ser reelectos por un período más.

A fines de diciembre el gobierno dispuso que la instalación de la Municipalidad de Concepción del Uruguay se efectuara el 1° de enero de 1873. El secretario de la Jefatura Política, en representación del gobierno, presidió el acto. Fijada la fecha de la primera sesión para el día 3 de enero, se efectuó en esa oportunidad la elección de las autoridades de la primera Municipalidad, resultando elegidos el señor Antonio Piñón como presidente yel señor Luis Scappatura como vicepresidente.

La Sede. Las primeras reuniones de la corporación municipal se realizan en los salones de la planta alta del “Club Casino URUGUAY”, luego funcionó en una de las casas del General Urdinarrain. Durante el gobierno de Raúl Febre, se construyo un nuevo edificio para la Jefatura Política frente a su antiguo emplazamiento (la “Comandancia”), cediendo este edificio para que ahí funciones la Corporación Municipal (Actual edificio de la Policía de Entre Ríos),

Algunos años después, a fines de 1923 el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos a cargo de Ramón Mihura ofrece a la intendencia de la ciudad de Concepción del Uruguay la cesión definitiva del terreno y edificio de la  ex  Escuela Normal de Maestro a fin que en el edificio se instalen las oficinas municipales. La misma fue aceptada mediante la Ordenanza Nº 570 de fecha 23 de enero de 1924. Pasará un tiempo, antes que se concrete la mudanza, dado que primeramente el edificio debía ser sometido a importantes obras de reparaciones, estos trabajos demandaron, prácticamente dos años, iniciándose la mudanza  el 6 de septiembre  de 1928.

El edificio del Centro Cívico: En el año 1983, entre  los actos programados para la celebración del II Centenario de la Ciudad de Concepción del Uruguay, el 25 de junio se efectúa la “inauguración simbólica” del edificio, cuyas obras se habían iniciado en 1978, estando previsto su finalización total para el mes de febrero de 1984. Finalmente, el 13 de junio de 1984 se inicia la mudanza al nuevo edificio de la Municipalidad local.

De esta manera comenzaba una historia que a los largo de los siglos XIX y XX tuvo 68 presidentes municipales, entre los elegidos democráticamente y los impuestos por regímenes militares. Se incluyen las fotos de los intendentes resaltados en negrita

1873-1902

1873. Antonio López Piñón. 1873. Julio V. Díaz. 1873. José R. Navarro​. 1875. Juan L. Caminos​, 1876. Domingo Vico; 1876. Mariano Jaime; 1877. Juan Bautista Rey; 1878. Francisco Ratto; 1878. Martín Ruíz Moreno​; 1879. Jacobo Gibert; 1881. Pedro Melitón González; 1882. Francisco Ferreyra; 1883. Olegario Mabragaña​; 1885. Pedro Melitón González​; 1887. Esteban del Castillo; 1887. José Scelzi​; 1889. Darío del Castillo; 1889. Benito E. Pérez Colman; 1890. Rafael M. Paradelo; 1890. Miguel F. Britos​; 1893. Agustín Carosini; 1893. Pedro E. Busquet; 1894. Benito Benestead; 1899. Wenceslao S. Gadea,

1902- 1950

1902. Porfirio L. Tenreyro, 1903. Juan Leo, 1904. Darío del Castillo, 1906. Vicente M. Corvalán, 1908. Emiliano B. Sanguinetti, 1910. Juan Benigno Martínez, 1912. Juan M. Chiloteguy, 1912. Benito Yáñez, 1912. Miguel Solanas, 1914. Vicente M. Corvalán, 1915. Juan Pedro Piñón, 1920. Juan Carlos González, 1925. Demetrio Etchezarraga, 1926. Olegario Mabragaña, 1927. Antonio E. Bacciadone, 1930. Ernesto T. Marcó, 1930. Juan M. Bruzera, 1932. Albano L. Giménez, Juan José Terenzio, 1934. José Anselmo Orsolini, 1935. Dr. Justo Germán Ravenna​, 1937. Ambrosio A. Artusi, 1943. Ezio A. Grandi, 1944. Pbro. Andrés Zaninetti, 1944. Héctor J. Castagnino, 1945. Enrique Etcheverry, 1945. Dr. Rafael Pepe, 1947. Dr. Rómulo Tófalo, 1948. Alberico Segheso, 1948. Juan José Rizzo

1950-1983

1950. Juan Antonio Sansoni, 1952. Omar Blanc, 1955. Hector J. Chapelet, 1955. Capitán Antonio L. Merlo, 1955. Tte. Cnel. Carlos Chasseing, 1955. Dr. Juan José Bonelli, 1955. Ramón E. Bartet, 1958. Dr. Juan E. Lacava, 1962. Dr. Salvador Trigos, 1963. Juan Antonio Sansoni, 1966. Tte. Cnel. Leopoldo Galtieri, 1966. Dr. Carlos A. Roca, 1967. Dr. Lucilo López Meyer, 1970. Prof. Miguel A. Gregori, 1973. Carlos María Scelzi, 1976. Pref. Gerardo Genuario​, 1976. Eduardo A. Giqueaux, ​1980. Alí Honoré Argachá, 1983. Juan Carlos Lucio Godoy

Textos: Urquiza Almandoz, Oscar, “Historia de Concepción del Uruguay”, Tomos II. Rousseaux, Andrés René “Desde la Comandancia al Centro Cívico de Concepción Del Uruguay”. 

Fotos: Diario “La Calle” Suplemento Especial para el 2° Centenario de Concepción del Uruguay, junio de 1983

Las tribunas del Carnaval 1986

Tribunas ubicadas sonre calle San martín (Foto: Diario La Calle)

En el Carnaval de 1986, el corso que se desarrollaba en el perímetro de plaza Ramírez, contó por primera vez con tribunas tubulares ubicadas en distintos sectores del circuito, estas tribunas fueron colocadas por el club Atlético Uruguay y tuvieron una capacidad para 7.000 personas, esta concesión fue otorgada en forma directa por la Comisión Municipal de carnaval, lo que, según diario La Calle provocó cierto malestar en algunos sectores, ya que fue otorgada en forma directa, sin un llamado a licitación. La concesión otorgaba al club las 7.000 localidades de las tribunas más 3.000 sillas, las que debería ser colocadas y levantadas por la institución decana.

Balandra “La Nueva Flor de la Barca”

Balandra “La Nueva Flor de la Barca” anclada en el muelle conocido como “de la balandra”

Durante nuestra infancia era uno de los paseos preferidos corrernos hasta el puerto de la ciudad y acompañar a nuestros padres a comprar frutas en la balandra “Nueva La Flor de la Barca”
La balandra ” Nueva Flor de la Barca” (Matrícula 2871), que fue construida el 29 de septiembre de 1879, aunque una fecha más probable es de 1898, según el Registro de la Propiedad Naval de la Prefectura Naval Argentina. De acuerdo a los datos que constan en su legajo la balandra tenía un casco de madera de 9,80 metros de eslora, 3,88 metros de manga, 1,42 metros de puntal calando 3 pies con un tonelaje bruto de 9,60 toneladas, neto de 7,76 toneladas, carga máxima 12 toneladas, capacidad de bodega 23 m3. Fue construida por los afamados astilleros de José Badaracco y Cía. ubicado en la “Vuelta de Badaracco” en la Boca del Riachuelo en el mes de julio de 1898. Su primer propietario fue Don José Bandrich, teniendo como nombre original el de Fortuna, siendo clasificada como balandra a vela. En sus primeros años, se la utilizó como buque de pesca en el Río de la Plata, para posteriormente ser afectada al transporte de personas y víveres a la Isla Martín García, como también realizo viajes a las islas del Delta del Paraná y los puertos fluviales de los ríos Paraná y Uruguay. Su casco tenía líneas puras -al decir de los entendidos en buques veleros- que hacían que se destacara entre sus iguales.

A principios del siglo XX, (año 1906) fue motorizada, para poder competir en el comercio marítimo, siéndole instalado un motor “Otto Deuz” de 12 Hp por lo que es reclasificada como Balandra a Motor. El 13 de octubre de 1924, pasó a propiedad del Sr. Pedro Guridi (padre) acorde escritura pública realizada ante el escribano Emilio J. Pérez de la Ciudad de Bs. As., quien la rebautizó con su tradicional nombre de Nueva Flor de la Barca. Don Pedro Guridi, fue pionero de la colonización de las islas del “Delta del Uruguay”, habiendo sido el “Primer Alcalde de la Islas”, y gracias a sus gestiones se materializó la Escuela Flotante República Argentina, inaugurada el 29 de marzo de 1936 con la presencia del Sr. gobernador de la provincia de Entre Ríos Dr. Eduardo Tibiletti. Hoy esta escuela tiene su asiento en la Isla “Juanicó”. El sr. Guridi la afectó al transporte de víveres y personas a las islas del delta del río Uruguay, ubicadas al sur de Concepción del Uruguay, comerciando en su condición de “acopiador” de cueros de nutria, lobito de río carpinchos etc., adquiriendo además miel, cera, carbón vegetal, paja, leña y otros productos que eran llevados para su venta a los puertos de San Fernando y Tigre (Provincia de Bs. As). 

En sus viajes de “subida” transportaba mercaderías para su almacén de ramos generales de la Isla “Juanicó” y frutas que se vendían en el muelle de los “fruteros” en el puerto de Concepción del Uruguay, como lo hemos conocido en nuestra juventud. El 14 de febrero de 1939, fue transferida por venta realizada a Don Juan Chiozza en la suma de $ 3500 pesos m/n acorde escritura realizada ante el escribano local Don Diógenes Vallarino (antecedentes del Registro de la Propiedad Naval de la PNA).

El 30 de octubre de 1943, vuelve a ser propiedad de la familia Guridi, siendo adquirida por Pedro Félix Guridi en la suma de $ 3000 pesos m/n acorde escritura pública labrada ante el Escribano Don Rodolfo Cassano (antecedentes del Registro de la Propiedad Naval de la PNA). En la década de 1940-1950 la embarcación, además de las navegaciones comerciales antes referidas, estuvo afectada al servicio de correos transportando correspondencia de las islas hasta el Puerto de Gualeguaychú. Tuvo una destacadísima actuación en las grandes creciente del río Uruguay de mayo de 1941 y abril de 1959 evacuando familias y ganado de las islas, en estrecha colaboración con los efectivos de la Prefectura que participaban en la emergencia. 

“La Nueva Flor de la Barca” fue por muchos años, la esperanza de los isleños, su llegada representaba, la harina para el pan que escaseaba, el remedio que se había encargado para el enfermo, el traslado de la pareja que se iba a casar o a los “gurises que iban a la escuela de Juanicó”, y también más de una vez, fue el coche fúnebre, llevando al fallecido a “tierra firme” para que recibiera “cristiana sepultura”. A la barca, también estuvo íntimamente ligado Américo Guridi hermano de Pedro, quienes desde gurises habían acompañado a su padre en las navegaciones, donde se formaron en la tareas marineras y cuyas vidas estuvieron siempre ligadas al destino de la balandra. 

Entre los años 1972-1977, fue trasladada a un astillero del Tigre donde fue totalmente reparada y se le cambió el motor regresando remozada a la navegación entre nuestro puerto, las islas del Uruguay y los puertos de San Fernando y Tigre en la provincia de Buenos Aires. En diversas ocasiones, la balandra trasladó a delegaciones deportivas de los clubes locales a puertos de la vecina República Oriental del Uruguay en oportunidad de la realización de eventos internacionales. El 18 de abril de 1989, Don Pedro Guridi, transfirió la balandra con “carácter de donación definitiva” a su hija Zulma Nilda Guridi residente en la localidad de Alem Provincia de Misiones, interviniendo en la parte notarial el escribano Roberto Miguez Iñarra, siendo inscripta en el Registro de la Propiedad Naval de la PNA el 13 de julio del mismo año (Expte I-5408-c-c-1989). Al fallecer los hermanos Guridi, la embarcación quedó fondeada en la desembocadura del arroyo “Molino” en el Itapé, próximo al lugar donde había estado el “Patagonia” sede del Club Regatas Uruguay.

La falta de cuidado motivó que la embarcación sufriera la acción de vándalos, que produjeron roturas y robos de diversas partes de sus máquinas y estructura. En fecha lo determinada y acorde versiones de “la ribera”, la embarcación habría sido adquirida por miembros de la familia Guridi residentes en la zona de Escobar (Prov. de Bs. As) donde habría sido trasladada y sometida a importantes reparaciones y se encontraría “en servicios”, no constando lo expresado en los registros matrices de la Prefectura Naval Argentina. Lamentablemente la centenaria balandra “Nueva Flor de la Barca” no quedó en nuestra ciudad, a cuyo patrimonio histórico está incorporada y de haber sido adquirida por algún concepcionero amante de la náutica o de una entidad de la ribera (según comentarios de un antiguo socio, el Yacht Club Entrerriano había estado interesado en su compra) nos habría permitido seguir viendo su esbelta silueta en la ribera de nuestro

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “Pequeñas Historias Uruguayenses”

 

El puerto de Santa Cándida

Muelle de Santa Cándida (Foto: Canavessi, Carlos Rogelio, “Concepción del Uruguay, Evolución Urbana y Patrimonio Arquitectónico 1783-1983”)

El 22 de Septiembre de 1860, el Gral. Justo José de Urquiza firma en contrato, con el Arquitecto Baltazar Fossati en sociedad para la obra, con el Sr. Juan Cruz Ocampo,  para la construcción de un puente y muelle en el Saladero de su propiedad Santa Cándida.

El monto de la obra era de 22.000 onzas de plata de diecisiete onzas, según planos y presupuesto presentados oportunamente.

El puente se hacia necesario para “salvar el bajo” existente entre la barranca donde estaba emplazado el Saladero y la costa del arroyo.

El muelle tenía 20 metros de frente, y el puente de acceso 154 metros de largo y 4,50 metros de ancho.

El Puerto de Santa Cándida -dado que se trataba de una verdadera infraestructura portuaria, es el primero que posee la ciudad de Concepción del Uruguay ya que van a tener que pasar más de 10 años para que se construya el primer muelle de la ciudad propiamente dicho, en la zona del Puerto Viejo, sobre el Arroyo Itapé, en la proyección imaginaria de las actuales calles  Juan Perón y Moreno.

Texto: Andres F. Rousseaux, “Lo primero en Concepción del Uruguay”

 

 

Los hijos de Francisco Ramírez

Francisco Ramírez (Foto: Blog del Instituto Ramiriano de Concepción del Uruguay)

Francisco Ramírez, caudillo de Entre Ríos, fue hijo de Doña Tadea Jordán y Don Gregorio Ramírez. Tuvo dos hermanos y cuando su madre al quedar viuda se casa con Lorenzo López, suma siete medios hermanos.

Muy poco se sabe de su vida, tal es así que no se conoce ni siquiera su propio rostro. Los documentos que hay son de sus tres últimos años de vida, cuando su figura tomo una mayor relevancia. Pero hoy nos ocuparemos de sus hijos.

Según los autores consultados, nuestro caudillo tuvo dos hijos según unos y otro según un tercer autor, y con las incógnitas generadas por la falta de documentos, relataremos el resultado de nuestra pequeña investigación, tomando como base los textos de varios historiadores de donde hemos obtenidos los siguientes datos:

Tanto la señora Yorga Salomón como la Señora María Luisa Zaffaroni, coinciden en los datos vertidos en sus libros.

Francisco Ramírez tuvo dos hijos con Dominga Romero. Lorenzo Ramírez, anotado en Basílica de la Inmaculada Concepción, en el libro de nacimientos, folio 177, el día 10 de agosto de 1818. El cual cinco días más tarde fue bautizado, siendo su padrino Pedro López (según el historiador Ruiz Moreno seria Pedro López Jordán, uno de los hermanos del Gral. Ramírez).

Con referencia al otro hijo, Martín Ramírez, no se cuenta con el acta de nacimiento, pero existe una carta con fecha 15 de octubre de 1857, dirigida al Presidente uruguayo, escrita por Anacleto Medina pidiendo por Martin Ramírez

“Montevideo 15 de octubre de 1857. Señor Presidente de la Republica…, molesto la atención de V.E., para recomendar a su consideración al Capitán de Caballería Don Martín Ramírez a quien conozco de niño por ser ahijado del Gral. José G. Artigas, tío de V.E. y ser hijo del Comandante y General Entrerriano Don Francisco Ramírez”.

La Señora Miloslavich de Álvarez, encuentra en el libro 3 folio 100 de nuestra parroquia una partida de nacimiento que dice:

José Bernardo Ramírez, nace el 25 de agosto de 1816, el presbítero García bautizo a José Bernardo, hijo de padres incognitos, cuyo padrino fue Don Pantaleón Panelo”.

Como Don Pantaleón Panelo fue muy amigo del Gral. Francisco Ramírez, se atribuye este niño como su hijo.

Acompaña este hecho una unas cartas cruzadas entre el caudillo y su madre, Tadea Jordán y una de sus hermanas Librada López, las cuales expresan lo siguiente. En una, fechada en Uruguay el 2 de noviembre de 1820, Librada menciona el nombre de Bernardo y pide a Ramírez que el niño sea traído a su casa para mandarle si la escuela y brindarle el cariño que se merece, para esa fecha el niño tiene 5 años. (Original en el Archivo General de la provincia de Corrientes. Correspondencia oficial. Año1820. Legajo N° 8). La otra carta enviada a Ramírez por su madre Doña Tadea Jordán escrita casi dos meses después que la de su hermana, o sea el 29 de diciembre de 1820, se desprende que el niño ya está en Uruguay. Doña Tadea comenta a su hijo que: “Bernardito se halla en su compañía y se halla mucho y que le envía saludos”.

La vida de nuestro caudillo está sembrada de incógnitas, que van desde su aspecto físico hasta las mujeres que lo acompañaron.

Dominga Romero, podría ser de la provincia de Corrientes y su padre tenía una Posta en el camino de la Villa de Concepción del Uruguay y la Bajada del Paraná. Se dice que, al llegar a la Posta, es acompañado por esta “gauchita” joven y linda, de esos encuentros nacen dos hijos. Nada se sabe sobre quien fue la madre de Bernardito Ramírez.

Los historiadores han intentado rastrear la vida de estos dos niños quienes no sobresalieron en la historia local ni nacional.

Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Bibliografía: Salomón, Yorga, “Francisco Ramírez. Motivos del Caudillo” (1971). Zaffaroni, M. Luisa, “Los cuatro amores del Gral. Ramírez” (2006) y María del Carmen Miloslavich de Álvarez, Artículo publicado en el Suplemento Especial de La Calle”200 años de Concepción del Uruguay”, sábado 25 de junio de 1983

 

Molino del Arroyo Urquiza: Maury y Fabani

Molino Fabani en 1925 (Foto de Rodolfo Gradizuela, tomada de http://patrimoniouruguayense.blogspot.com/)

A pocos kilómetros de Concepción del Uruguay, dentro de lo que hoy es el balneario camping “Viejo Molino”, se encuentran unos altos muros y restos de murallas y canales que seguramente han de sorprender a los desprevenidos. Y, quizás, poco conozcan el verdadero origen de esta vieja construcción que data del año 1884.

Se trata del primer Molino harinero de la Provincia. En un artículo, coleccionado por la señora Florentina Delaloye de Barral, antigua dueña del Hotel París, se encuentra una descripción del Molino hecha por el  Dr. Carlos Gatti.

La construcción del Molino harinero de arroyo Urquiza por les señores Ludovico y Próspero Maury, en el año 1884 constituye la primera iniciativa de importancia en la utilización del agua como fuerza motriz en la Provincia. En el lugar conocido como Talar de Urquiza junto al camino carretero que une Uruguay con Colón se llevaron a cabo obras que para la época fueron sin lugar a dudas de gran aliento. El curso del arroyo fue embalsado y dirigido en forma e una “V” de manera que el  agua que se utilizaba para la fuerza tomaba hacia la derecha realizando una curva pronunciada. Para ello fue preciso que se construyera el dique regulador del embalse con sólidas compuertas, a fin de contener el gran volumen de agua al ser detenida en su curso natural por la obra del embalse. Se levantó un murallón de más de cien metros de extensión.

Fueron amplias y fuertes construcciones con materiales del mismo lugar: piedra, arena y cal.

Es también obra de los mismos constructores la de los edificios para instalación de máquinas, depósitos de trigo, maíz y demás efectos. Hoy, casi todas esas obras se encuentran aún en pie. El juego de las compuertas elevaba el agua a la altura que fuese menester y así entraba por un canal a la boca por un túnel que llevaba hasta debajo del edificio principal donde se hallaba instalada la turbina. Una vez que el agua llenaba su función salía por un canal de descarga y seguía su curso por el arroyo; detrás del murallón ya mencionado, de modo que el arroyo seguía su curso, para desembocar, finalmente, en el Río Uruguay.

La fuerza motriz necesaria para mover los cilindros y demás maquinaria del molino la proporcionaba la turbina que por su fuerza parecía una hélice de cuatro palas y de un diámetro de tres metros más o menos. Estaba colocada a bajo nivel y el agua que entraba a ese depósito ejercía presión sobre  las palas de la hélice accionándolas en un sentido de modo que giraban  velozmente poniendo  en movimiento toda la maquinaria. (…). Se calcula que tenía una fuerza de veinte caballos, entre sus mecanismos se contaba con un regulador de dos esferas, como el de las primitivas máquinas impulsadas a vapor, de modo que si la mayor presión del agua aumentaba la velocidad de la turbina, el regulador llamaba la atención advirtiendo por toque de campana a fin de que fuera regulada adecuadamente la entrada de agua disminuyendo el volumen mediante mayor abertura de las compuertas. Además contaba con una pequeña turbina la cual accionaba a una dínamo a fin de producir energía eléctrica la que se utilizaba para la iluminación, la electricidad que producía era de 110 voltios. Era interesante la instalación de sus cables que en los interiores estaban embutidos en varillas de madera que se adherían a las paredes. Como se ve allá en medio del campo había corriente eléctrica en el año 1884. Antes que en Buenos Aires que se inauguró en 1889 y que en Concepción del Uruguay que se instala en 1903.

La obra de los señores Maury es digna de ponderación. En uno de los paredones del edificio se halla una piedra en la cual se lee el año de construcción. El primer Maury que llegó a la Argentina fue Don Jean Lois, traía una recomendación para el entonces ministro francés en Buenos Aires; se embarcó con su familia en Burdeaux el año 1867 con su esposa y sus dos hijos: Próspero y Alfonso Ludovico. Jean Lois se casó en Francia con Rosalie E Coussieux, francesa, Ludovico no tuvo descendencia y Próspero caso con Julia Brousseaux, nacida en la Argentina, de esta unión nacieron seis hijos de los cuales tres murieron jóvenes de difteria. Los tres sobrevivientes eran: Rosa y María Luisa que fueran maestras en la Escuela Normal y Emilie que se dedicó a las actividades bancarias. Los dos hermanos Maury construyeron el Molina, Ludovico fue también profesor del Colegio Nacional Justo José de Urquiza.

 

Molino Fabani

Agobiados por los inconvenientes, los Maury en Abril de 1898 venden el molino al Dr. Fraga. Publicaciones de la época dan cuenta de arreglos y mejoras, pero no de actividad alguna.
En 1907 y, casi tras diez años de inactividad el Dr. Fraga lo vende a Quintin Fuseo. 

Noviembre de 1912: Don Juan Antonio Fabani es el nuevo propietario, y con él y su familia comienza la última y gran etapa. Proviene de Gualeguay. Descendiente también de los primeros colonizadores. Don Juan Fabani, panadero y visionario, emprende una nueva etapa.
Como Juan Fabani, como Juan Fabani e hijos y como Fabani Hnos. sociedad colectiva, creció esta empresa en ese orden se fue fortaleciendo. Seis meses llevó ponerlo nuevamente en marcha, en Julio de 1913. Sus hijos Mateo y José Vicente supervisaban la tarea. Mateo desde la administración, con cuatro oficinistas y un contador, y José Vicente a cargo de la molienda y el personal.
Las estibas de cereal almacenado en el patio eran cubiertas por encerados y llegaban hasta una altura de 27 bolsas. Hasta el año 1920 la harina era envasada en bolsas de 90 kg. y a partir de allí se redujo a 70 kg. para hacerlas más manuables y prácticas. En el año 1928, récord de cosechas, llego a haber almacenadas en el patio principal más de 14.000 bolsas de trigo a la espera de la molienda. En la entrada actual, justo donde está emplazada la ruta 14 se encontraba el puesto policial, un caserío con dos policías permanentes pagos por la empresa, encargados de mantener el orden y desalojar a los peones que eran despedida.

Para ese entonces y para alojar a tanta peonada, principalmente correntinos, era numeroso el rancherío que se había establecido a la vuelta del molino. Eran tiempos duros y difíciles; la barbarie aún mostraba sus signos, la confianza era escasa, los capataces y encargados con mucha prudencia calzaban revólveres y hacían cumplir el trabajo. El acarreo de cereal y harina eran efectuado por 10 carros playeros, los que eran tirados por caballos alimentados por el mismo afrecho producido de la molienda. El total de ellos no pasaba de 60. Dicho acarreo se producía desde y hasta la estación de ferrocarril de Bella Vista, próxima a unos 5 km. al sur. Los carros cargaban 40 bolsas de cereal por viaje y en el caso de harina 30.

Debido a numerosos problemas del sistema hidráulico, éste es reemplazado por un motor a vapor, para así optimizar la producción. Hasta que un día un gran incendio en la sala de maquinas destruye a ésta y al motor, paralizando totalmente la faena. Sin pérdida de tiempo los Fabani encaran la instalación de una maquina diesel que generó la energía hasta sus últimos días.

Así llega el año 1929. El molino había concluido su ciclo, lo desplazaba el progreso, un moderno edificio con todos los adelantos de la época en el puerto de Concepción del Uruguay con vías férreas y navegables a sus puertas. El 11 de Octubre de 1929 el viejo molino detuvo sus maquinas para siempre.

Textos:

Molino Maury:  María del Carmen Miloslavich de Álvarez. Artículo publicado en diario “La Calle” el 10 de diciembre de 1989.

Molino Fabani: http://elviejomolino.net/historia/

“Aula Histórica” del Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza”

Aula histórica (Foto: Jorge Duarte)

Nuestro Histórico Colegio del Uruguay, Justo José de Urquiza, Monumento Histórico Nacional desde el 4 de febrero de 1942, es muy visitado por turistas durante todo el año y en épocas de turismo estudiantil (después de vacaciones de invierno), por estudiantes que llegan de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y de nuestra provincia en gran cantidad.

Todos, se ven sorprendidos por la belleza de la Biblioteca “Dr. Alberto Larroque”, por el Salón de Actos “Alejo Peyret”, por el patio, por los museos que posee en su parte superior y también por el Aula Histórica, “Dr. Alfredo Parodie Mantero”, que fue inaugurada en 2015.

En esta aula, se observan los pupitres que fueron realizados en la Penitenciaria de Las Heras (Bs. As.) en 1910 y se dejaron de usar en 2010. Cien años que acompañaron a nuestro establecimiento. Son pupitres cuyas patas de hierro, poseen las iniciales PN (Penitenciaria Nacional) y la madera de las mesas y asientos es de cedro y otros de robles.

Los pizarrones (los que llaman más la atención), son dobles con una cuerda que los hace desplazar uno hacia arriba y otro hacia abajo. Este modelo lo ve en la década de 1940, el rector Luis Grianta, en Mar del Plata y solicita al Ministerio de Educación de la Nación, copiar el modelo e implementarlo en nuestro Colegio.

Aclaramos que estos pupitres no fueron los primeros, sino que se tiene referencia de cómo fue la vida en los inicios del Colegio en el libro Del Tiempo Viejo, escrito por Luis Araoz. Este narra que se estudiaba en mesas y bancos largos, con capacidad para doce alumnos.

Pero en 1871, Marcos Sastre, que era Inspector de Escuelas Primarias, preocupado por la postura de los alumnos, diseña pupitres de madera con respaldos. Los presento en la Exposición Nacional de Córdoba. Estos fueron aceptados e implementados en diferentes colegios, siendo el primero en tenerlos nuestro Colegio del Uruguay. El inventor destacaba que el respaldo permite una buena postura al alumno. El modelo se lo puede apreciar en Museo Palacio San José.

Bibliografia: Araoz, Luis, “Del Tiempo Viejo”. Liberatori de Presas, Angélica, “Guía para visitar el Colegio del Uruguay” y Diario “La Calle”, 2015

El “Kiosco” de Plaza Ramírez

Plaza cerca de 1900, en el círculo se puede ver parte del Kiosco que funcionaba frente al teatro “1° de Mayo”

Conforme a la distribución edilicia que concibiera Don Tomás de Rocamora al fundar la ciudad, tempranamente la plaza central debió constituirse en el principal paseo público. Las narraciones que de la Villa efectuaron los primeros viajeros describiéndola, ya la destacan. Pero a partir de mediados de siglo XIX y en manera especial durante el período 1860-1883 en que la Ciudad fue sede del Gobierno Provincial, la plaza principal o Plaza General Francisco Ramírez se constituyó en hermoso paseo público, y uno de los atractivos, fue el conocido como “Kiosco de la Plaza General Ramírez”.

Leemos en una vieja crónica: “El antiguo kiosco de nuestra plaza Ramírez desaparecido ha tiempo víctima de lo que se da en llamar exigencias edilicias que generalmente no es nada más que un hueco lugar común. Su arquitectura exótica ponía una nota pintoresca en aquel paseo público. Funcionaba en él una confitería y pequeño bar anexo. Los parroquianos bebían am su aperitivo en tanto que las mujeres paseaban por los jardines la magia de su encanto femenino, y el farolero, con su escalera al hombro, se escurría en las tinieblas parodiando en cada esquina la aparición de una estrella”.

El trasunto poético de este artículo nos exime de mayores comentarios sobre lo que pudo constituir el aludido kiosco para los uruguayenses del siglo pasado.

Promediaba el año 1882 y nada hacía presagiar el despojo que al año siguiente sufriría Concepción del Uruguay por parte del Gobernador Racedo quitándole su condición de Capital de la Provincia. La actividad comercial intensa se traducía a su vez en un notable progreso urbanístico. Contribuyendo a esa evolución, el 3 de mayo de 1882, don Domingo Traverso, que con unos convecinos había formado una sociedad de hecho, eleva al Presidente de la Municipalidad, Coronel Pedro Melitón González, la solicitud correspondiente para construir “Un Kiosco y juego de calesitas en la Plaza General Ramírez en el triángulo situado frente al Teatro 1° de Mayo en toda la extensión circunscripta por el borde inferior de las veredas y boulevard de circunvalación”

La solicitud citada constaba de siete incisos que describían la construcción a realizar y el término de explotación que sería de ocho años, cumplidos los cuales la construcción pasaría a constituir propiedad municipal. Asimismo la Empresa se comprometía a mantener los jardines adyacentes al área del kiosco con el riego y reposición de las plantas, y terminaba la misma diciendo: “La empresa cree así coadyuvar a la Municipalidad en la obra de embellecimiento que ha iniciado para esta Ciudad y que viene a llenar un vacío que el grado de importancia de esta Capital requiere ya, y en esta virtud rogamos al Señor Presidente provea a nuestro pedido por ser de Justicia”. Domingo Traverso y Cía.

Por considerarlo de interés, ya que evidencia que la obra propuesta era un verdadero aporte a la belleza del paseo público, transcribimos algunas características de la construcción, elevadas por la Empresa al Ejecutivo Municipal: “Condiciones para la construcción del Kiosco en la Plaza General Ramírez. 1°) La dimensión y forma del kiosco será en un todo de acuerdo con el proyecto adjunto. 2°) Las paredes serán construidas de ladrillos de buena clase y con mezcla de cal excluyendo por completo el empleo del barro. 3°) -El piso del corredor alrededor del kiosco será de baldosas y el del interior y altillo de tablas. 4°) El techo será cubierto con zinc o con tejas según vea el que sea más conveniente. 5°) Las puertas serán a vidriera con un marco a cajón y con postigos recuadrados y de pino. 8°) -Todos los materiales a emplearse serán de la mejor clase y la mano de obra de acuerdo a las reglas del arte”.

El Consejo de Administración de la Municipalidad estudió la propuesta y después de sostener “que obras de esta naturaleza en que se trata de embellecer un paseo público, son convenientes para la población”, dio su aprobación final. Antes de finalizar ese año 1882, la obra era inaugurada. El paseo público principal de la Ciudad Capital de la Provincia incorporaba un motivo más de tracción a los que ya poseía. Aquel optimismo emprendedor de sus hijos, a partir del año siguiente, sin duda habría de sufrir mengua. La pérdida de su condición de Ciudad Capital, trajo para Concepción del Uruguay un decaimiento en todos los órdenes y lógicamente en lo económico. Al parecer, la actividad del kiosco del que nos ocupamos, también se vio afectada por esa nueva situación. Antes de cumplirse el plazo de los ocho años estipulados por el convenio firmado entre la Empresa y el Municipio, la primera vendió el aludido kiosco a los Señores Alonso y Silva, vecinos de esta ciudad.

El 4 de agosto de 1885, los nuevos propietarios solicitaban al Municipio una prórroga en la explotación del kiosco, manifestando que habían adquirido el mismo, “confiando corno confiábamos y confiamos en el porvenir de Uruguay y en el creciente desarrollo de su población”. “Acontecimientos que no conceptuamos necesario mencionar, porque son de pública notoriedad, han modificado seriamente la situación comercial de esta Ciudad, viniendo a afectar con mayor gravedad al negocio a que nos dedicamos, por su especialidad. En tales condiciones, ese contrato que en la fecha que fue celebrado y no produciéndose la traslación de la Capital de la Provincia, pudo reportarnos algunas ventajas, ha venido a convertirse en verdaderamente oneroso, y su cumplimiento estricto nos ha causado ya serios perjuicios”.

Considerando que aún faltaba demasiado tiempo para el vencimiento del plazo establecido como derecho de explotación por la Empresa, la Municipalidad, rechazó lo peticionado.

Próximo a cumplirse el plazo establecido en el convenio primigenio nuevamente los propietarios, esta vez por intermedio de Don Francisco Silva, peticionaban prórroga en la explotación. En fecha 18 de agosto del año 1890 se dirigían al Intendente Municipal manifestando entre otros argumentos, que “Los males que han afligido a esta ciudad por la llevada de la Capital, lo que ha hecho que sean muy raras las Compañías que han actuado en el Teatro 1° de Mayo, uno de los recursos con que se contó cuando se solicitó el privilegio para construir el kiosco y la crisis  económica resultado de la depreciación del papel moneda han hecho de lo que podía ser un negocio productivo haya dado pérdidas. Parece que la situación tiende a mejorar y en esa esperanza vengo a solicitar de la H. Corporación Municipal por intermedio del Señor intendente se me concedan dos años de prórroga para entregar el edificio comprometiéndome a arreglar los jardines con sujeción al plano aprobado y bajo el cual se arregla hoy la plaza, y además pagar mensualmente a la Municipalidad diez pesos moneda nacional. Es gracia que espera, Francisco Silva”.

Después de estudiar debidamente la solicitud, el intendente Don Rafael M. Paradelo no hizo lugar a la misma y el kiosco pasó a su nuevo propietario: la Municipalidad. De inmediato esta dispuso sacar a licitación por el término de un año su arrendamiento, procedimiento que se fue repitiendo año tras año hasta 1907. Al parecer, la explotación de lo que fuera “paseo de moda” a fines del siglo XIX cada vez redituaba menos a sus concesionarios, y el desinterés por el mismo, se acentuó.

El día 4 de enero de 1907 el Concejo Deliberante disponía la demolición de dicho kiosco, llamando a licitación para vender los materiales con que estaba construido. Al no presentarse ningún interesado, se operó la demolición por cuenta del propio Municipio. La población de Concepción del Uruguay veía desaparecer así uno de los paseos más simpáticos y preferidos por la población de Concepción   del Uruguay de fines del siglo XIX.

Miguel Ángel Gregori, “El Kiosco”, revista El Mirador, Tomo VI, 1984

Confitería “RyS”: testigo de la historia uruguayense

Edificio de la RyS en la actualidad. (Foto: Carlos Ratto)

Sin lugar a dudas, la esquina noreste de calles Urquiza y Galarza en Concepción del Uruguay, traerá innumerable recuerdos de infinidad de uruguayenses que en su juventud y luego, en su madurez, compartieron inolvidables momentos, tomando una copa con amigos o compartiendo un desayuno al salir del boliche bailable.
Es que la esquina de la “Ris” no puede pasar por desapercibida y generación tras generación, supo de su historia y presente, lo que siempre le dio vida y un sentimiento especial.
Hoy, totalmente renovada, con dueños que llegaron con la intención de darle el toque requerido a la época, la “Esquina de Urquiza y Galarza”, está más viva que nunca, con modernas barras, nuevas luminarias, tanto en el interior como en su fachada, más cómoda que nunca, con un nuevo comedor y una excelente atención, es el punto de encuentro de gran cantidad de uruguayenses de todas las edades.
Más allá de este presente prometedor, la esquina tradicional de la “Ris” es parte de nuestra historia y seguramente, la ciudad no sería la misma sin ella.

Según el profesor Celomar José Argachá, se estima que alrededor del año 1800, a solo 17 años de la fundación de Concepción del Uruguay, llego a la ciudad Juan Jorge, griego, que en el Censo realizado por Francisco Ramírez en 1820, figura con 26 años de edad, comerciante. Sus descendientes, Juan y Nicolás Jorge, compraron entre 1822 y 1823 a José Antonio Leyes y Bernardo Crossa casi toda la manzana frente a Plaza Ramírez.
En 1873 la Municipalidad obligó por ordenanza a ochavar las esquinas y la familia de Juan Jorge la realizó sobre una vieja construcción de una casa con azotea que daba sobre las dos calles: De las Ciencias (hoy Galarza) y Santiago del Estero (actual Urquiza). En 1878, haciendo cruz al Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza”, funcionada el Bar “Jorge”, en cuyo fondo había billares donde concurrían personalidades del Uruguay de entonces.

Precisamente en dicha esquina se produjo un alboroto de grandes proporciones. Cuando se realizaba una manifestación para celebrar el triunfo electoral a Gobernador de Francisco Antelo, que estaba presidida por una Banda musical llamada “Los Italianos”, al llegar a dicha esquina fueron recibidos por los estudiantes del Colegio con “baldazos” de agua, tarros con piedras para hacer ruidos y que también fueron arrojadas a los manifestantes y desde la marcha política partieron 40 balazos a los altos del Colegio, donde estaba el dormitorio de los alumnos internos. Fue todo un escándalo e inició el Ministerio de Instrucción Pública de la Nación, un sumario y deciden llamar a declarar a algunos profesores que estaban en el Bar “Jorge”.
Entre ellos se puede citar a Martín Ruiz Moreno (ex Ministro provincial, diputado e historiador), Guillermo Seekamp (alemán y primer profesor de Química de la provincia), Alejo Peyret (francés, profesor del Colegio y organizador de la Colonia San Jose) y Manuel Soneira entre otros, todos ellos uruguayenses destacados en aquellos tiempos. Es decir que ya en 1878 era un concurrido lugar.

Entre el Correo y Telecomunicaciones y el Bar “Jorge” existía un terreno baldío y allí funcionó en verano “La Terraza del Cine Esmeralda”, uno de los primeros cinematógrafos de la ciudad.
Debido al estado ruinoso del viejo edificio, resolvió Manuel Aurelio Jorge su demolición en 1927 y la construcción de un moderno salón comercial, Juan Filippini y fue llamado “El Nacional Bar” o “Bar Nacional”. El nuevo dueño inauguró la “Boite Itapé”, un muy concurrido lugar bailable.
Años después, 1944, la explotación comercial quedó a cargo de la firma Tófalo Hermanos, anexando bar y café, secciones de confitería estando a cargo de Jose Comas un conocido profesional en el ramo. Lo llamó Bar “Tupinambá” siendo pintadas sus paredes con la leyenda india. Un tiempo de la Gerencia estuvo en manos del “Tuli” Barbieri. Un gran incendio en enero de 1949 destruyó totalmente su mobiliario e instalaciones, funcionando temporariamente en el llamado “Rancho o Boite Itapé” hasta su reconstrucción y volvió a funcionar ahora con el nombre de “Confitería Ramírez” y el “Rancho” paso a denominarse “Night Club Ramírez”. La venta de Helados se hacía por calle Urquiza con el nombre de “Heladería Oasis”.

Recordemos que fue el primer lugar público de Concepción del Uruguay que tuvo, solo a partir de las 21 horas de todos los días, la transmisión de televisión, levantando para ello una enorme torre y antena para captar Canal 7, con serias interferencias y la imposibilidad de hacerlo en los días de lluvia.
Con la muerte de Manuel Aurelio Jorge todo el edificio y predio pasan a sus descendientes, quienes venden en 1973 el terreno anexo a Miguel Ángel Barral y este al Dr. Julio Simovich, quien construyo los actuales locales comerciales y luego se agregó un segundo piso para distintas actividades y estudios.

En 1968 la familia Tófalo abandona la explotación de la “Confitería Ramírez” y la misma fue encarada por los empresarios locales Abel Rodríguez y Albino Spada, cambiando su nombre por “Confitería RYS”, tomando las primeras letras de sus apellidos.

En 1970 por ordenanza municipal se cambio el nombre de la calle “Centenario del Pronunciamiento” por su actual “General Urquiza”, que fue su nombre original colocado en 1850.
Ambos compraron una parte de la edificación indivisa, quedando así como dueños junto a los descendientes de Manuel Aurelio Jorge. Encararon reformas del local en tres oportunidades (1970, 1992, y 1997) hasta que finalmente problemas económicos y comerciales provocaron la venta de la propiedad que fue adquirida por una entidad o asociación con sede en Paraná.

La misma la decidió alquilar a una cooperativa de los empleados de dicha confitería y finalmente su explotación queda en manos de una sociedad compuesta por dos hermanos, que realizaron nuevas refacciones, y poniendo además un restaurante, colocándole por nombre “Confitería y Bar La RIS”.
Mantener y defender los lugares tradicionales e históricos de la ciudad debe ser objetivo principal de nuestras autoridades y la Confitería RIS lo tiene de sobra por cuanto fue y es un lugar tradicional en la vida de los uruguayenses.

(Artículo publicado el 5 de Junio de 2016 en el diario digital “03442”)

Creciente extraordinaria del Río Uruguay (1959) y otras

 

Avenida Paysandú, se puede ver el desaparecido frigorífico Swift, la barraca Americana con la grúa hoy casi totalmente destruida y el Molino Concepción (Foto: Graciela Holzmann)

Es lo que se conoce, hasta el momento, como la mayor creciente en nuestra zona ocurrida el 17 de abril de 1959, cuando a las 7 de la mañana la marca llegó a los 10,22 metros sobre el cero del hidrómetro local, que sobrepasó la marca anterior de 8,22 metros registrada el 20 de mayo de 1941, como nunca desde que se tenga registro, las aguas avanzaron tanto dentro de la ciudad. Fue tan significativa esa experiencia que aún hoy, a casi 60 años del hecho, sigue siendo una referencia para las personas, aún cuando no hubieran nacido todavía en 1959.
Con la Defensa Sur inaugurada en junio del 2006, la cantidad de evacuados disminuyó notablemente. Solo unas 800 personas tuvieron que ser evacuadas. Un logro excepcional para una ciudad que tuvo casi 5.000 personas reubicadas con la creciente de 1983 cuando el río llegó a los 8.09 metros y la Defensa Sur solo era un sueño que se hizo realidad y posibilitó que la creciente del 2009 (8.20 m.) no afectara la parte sur de la ciudad. Hoy, gracias al aporte de los gobiernos Nacional y Provincial, avanza la construcción de la Defensa Norte, que impedirá que las aguas del arroyo Molino ingresen a la zona norte de la ciudad.

9 dd julio

Image 1 of 34