Molino del Arroyo Urquiza: Maury y Fabani

Molino Fabani en 1925 (Foto de Rodolfo Gradizuela, tomada de http://patrimoniouruguayense.blogspot.com/)

A pocos kilómetros de Concepción del Uruguay, dentro de lo que hoy es el balneario camping “Viejo Molino”, se encuentran unos altos muros y restos de murallas y canales que seguramente han de sorprender a los desprevenidos. Y, quizás, poco conozcan el verdadero origen de esta vieja construcción que data del año 1884.

Se trata del primer Molino harinero de la Provincia. En un artículo, coleccionado por la señora Florentina Delaloye de Barral, antigua dueña del Hotel París, se encuentra una descripción del Molino hecha por el  Dr. Carlos Gatti.

La construcción del Molino harinero de arroyo Urquiza por les señores Ludovico y Próspero Maury, en el año 1884 constituye la primera iniciativa de importancia en la utilización del agua como fuerza motriz en la Provincia. En el lugar conocido como Talar de Urquiza junto al camino carretero que une Uruguay con Colón se llevaron a cabo obras que para la época fueron sin lugar a dudas de gran aliento. El curso del arroyo fue embalsado y dirigido en forma e una “V” de manera que el  agua que se utilizaba para la fuerza tomaba hacia la derecha realizando una curva pronunciada. Para ello fue preciso que se construyera el dique regulador del embalse con sólidas compuertas, a fin de contener el gran volumen de agua al ser detenida en su curso natural por la obra del embalse. Se levantó un murallón de más de cien metros de extensión.

Fueron amplias y fuertes construcciones con materiales del mismo lugar: piedra, arena y cal.

Es también obra de los mismos constructores la de los edificios para instalación de máquinas, depósitos de trigo, maíz y demás efectos. Hoy, casi todas esas obras se encuentran aún en pie. El juego de las compuertas elevaba el agua a la altura que fuese menester y así entraba por un canal a la boca por un túnel que llevaba hasta debajo del edificio principal donde se hallaba instalada la turbina. Una vez que el agua llenaba su función salía por un canal de descarga y seguía su curso por el arroyo; detrás del murallón ya mencionado, de modo que el arroyo seguía su curso, para desembocar, finalmente, en el Río Uruguay.

La fuerza motriz necesaria para mover los cilindros y demás maquinaria del molino la proporcionaba la turbina que por su fuerza parecía una hélice de cuatro palas y de un diámetro de tres metros más o menos. Estaba colocada a bajo nivel y el agua que entraba a ese depósito ejercía presión sobre  las palas de la hélice accionándolas en un sentido de modo que giraban  velozmente poniendo  en movimiento toda la maquinaria. (…). Se calcula que tenía una fuerza de veinte caballos, entre sus mecanismos se contaba con un regulador de dos esferas, como el de las primitivas máquinas impulsadas a vapor, de modo que si la mayor presión del agua aumentaba la velocidad de la turbina, el regulador llamaba la atención advirtiendo por toque de campana a fin de que fuera regulada adecuadamente la entrada de agua disminuyendo el volumen mediante mayor abertura de las compuertas. Además contaba con una pequeña turbina la cual accionaba a una dínamo a fin de producir energía eléctrica la que se utilizaba para la iluminación, la electricidad que producía era de 110 voltios. Era interesante la instalación de sus cables que en los interiores estaban embutidos en varillas de madera que se adherían a las paredes. Como se ve allá en medio del campo había corriente eléctrica en el año 1884. Antes que en Buenos Aires que se inauguró en 1889 y que en Concepción del Uruguay que se instala en 1903.

La obra de los señores Maury es digna de ponderación. En uno de los paredones del edificio se halla una piedra en la cual se lee el año de construcción. El primer Maury que llegó a la Argentina fue Don Jean Lois, traía una recomendación para el entonces ministro francés en Buenos Aires; se embarcó con su familia en Burdeaux el año 1867 con su esposa y sus dos hijos: Próspero y Alfonso Ludovico. Jean Lois se casó en Francia con Rosalie E Coussieux, francesa, Ludovico no tuvo descendencia y Próspero caso con Julia Brousseaux, nacida en la Argentina, de esta unión nacieron seis hijos de los cuales tres murieron jóvenes de difteria. Los tres sobrevivientes eran: Rosa y María Luisa que fueran maestras en la Escuela Normal y Emilie que se dedicó a las actividades bancarias. Los dos hermanos Maury construyeron el Molina, Ludovico fue también profesor del Colegio Nacional Justo José de Urquiza.

 

Molino Fabani

Agobiados por los inconvenientes, los Maury en Abril de 1898 venden el molino al Dr. Fraga. Publicaciones de la época dan cuenta de arreglos y mejoras, pero no de actividad alguna.
En 1907 y, casi tras diez años de inactividad el Dr. Fraga lo vende a Quintin Fuseo. 

Noviembre de 1912: Don Juan Antonio Fabani es el nuevo propietario, y con él y su familia comienza la última y gran etapa. Proviene de Gualeguay. Descendiente también de los primeros colonizadores. Don Juan Fabani, panadero y visionario, emprende una nueva etapa.
Como Juan Fabani, como Juan Fabani e hijos y como Fabani Hnos. sociedad colectiva, creció esta empresa en ese orden se fue fortaleciendo. Seis meses llevó ponerlo nuevamente en marcha, en Julio de 1913. Sus hijos Mateo y José Vicente supervisaban la tarea. Mateo desde la administración, con cuatro oficinistas y un contador, y José Vicente a cargo de la molienda y el personal.
Las estibas de cereal almacenado en el patio eran cubiertas por encerados y llegaban hasta una altura de 27 bolsas. Hasta el año 1920 la harina era envasada en bolsas de 90 kg. y a partir de allí se redujo a 70 kg. para hacerlas más manuables y prácticas. En el año 1928, récord de cosechas, llego a haber almacenadas en el patio principal más de 14.000 bolsas de trigo a la espera de la molienda. En la entrada actual, justo donde está emplazada la ruta 14 se encontraba el puesto policial, un caserío con dos policías permanentes pagos por la empresa, encargados de mantener el orden y desalojar a los peones que eran despedida.

Para ese entonces y para alojar a tanta peonada, principalmente correntinos, era numeroso el rancherío que se había establecido a la vuelta del molino. Eran tiempos duros y difíciles; la barbarie aún mostraba sus signos, la confianza era escasa, los capataces y encargados con mucha prudencia calzaban revólveres y hacían cumplir el trabajo. El acarreo de cereal y harina eran efectuado por 10 carros playeros, los que eran tirados por caballos alimentados por el mismo afrecho producido de la molienda. El total de ellos no pasaba de 60. Dicho acarreo se producía desde y hasta la estación de ferrocarril de Bella Vista, próxima a unos 5 km. al sur. Los carros cargaban 40 bolsas de cereal por viaje y en el caso de harina 30.

Debido a numerosos problemas del sistema hidráulico, éste es reemplazado por un motor a vapor, para así optimizar la producción. Hasta que un día un gran incendio en la sala de maquinas destruye a ésta y al motor, paralizando totalmente la faena. Sin pérdida de tiempo los Fabani encaran la instalación de una maquina diesel que generó la energía hasta sus últimos días.

Así llega el año 1929. El molino había concluido su ciclo, lo desplazaba el progreso, un moderno edificio con todos los adelantos de la época en el puerto de Concepción del Uruguay con vías férreas y navegables a sus puertas. El 11 de Octubre de 1929 el viejo molino detuvo sus maquinas para siempre.

Textos:

Molino Maury:  María del Carmen Miloslavich de Álvarez. Artículo publicado en diario “La Calle” el 10 de diciembre de 1989.

Molino Fabani: http://elviejomolino.net/historia/

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