En nuestras recorridas por la ciudad, encontramos unas viejas veredas de piedra labrada, que por supuesto, llamaron nuestra atención, las suponíamos de hace mucho tiempo, pero no podíamos determinarlo. Luego, pudimos acceder a un digesto de Ordenanzas municipales del año 1901, y ahí encontramos, la respuesta a nuestro interrogante
El 3 de marzo de 1901, el presidente municipal Wenceslao Gadea, promulga Ordenanza Nº 20, que había sido sancionada unos días atrás, el 25 de febrero, por el Concejo Deliberante local.
Esta norma, dividió a la ciudad en tres radios. El primero se extendía desde la plaza Ramírez cuatro cuadras al norte, hasta la calle Artes (hoy Bartolomé Mitre), igual cantidad de cuadras hacia el sur, hasta la calle San Luis (Hoy Ereño), dos cuadras al este, hasta Erausquin y Jordana y tres cuadras al oeste, hasta América (14 de Julio) y Madrid (21 de noviembre).
El segundo radio se extendía desde el límite del radio uno, tres cuadras hacia el norte, hasta calle Belgrano, cuatro hacia el sur, hasta calle Montevideo (25 de agosto) y seguían igual los límites este y oeste.
Finalmente, el tercer radio se extendía desde esos últimos límites hasta los bulevares que circundaban la planta urbana de ese entonces y la separan de la zona de quintas.
Esta Ordenanza, fija con carácter obligatorio y de acuerdo al radio dónde se encuentre la vivienda, diferentes criterios de construcción de frentes, veredas y cordones, además de establecer los cerramientos de patios y baldíos y los tipos de revestimiento de los frentes de cada una de las casas, hasta fijaban, las alturas de los frentes y de las aberturas y puertas que daban a la calle y por supuesto, la forma y los materiales de los que deberían ser construidas las veredas en cada caso.
Por ejemplo para las casas comprendidas dentro del radio uno, establecía que el alto debería ser de 6 metros como mínimo si era de una sola planta y de 10 metros, mínimo, si era de dos pisos. Las aberturas que daban a la calle deberían ser de 2,40 metros de alto y las puertas de 2,90 metros como mínimo. En esta ordenanza podemos encontrar una explicación del porqué de las casas de esa época de una misma altura y con puertas y ventanas de este tamaño.
Las paredes de los patios o baldíos que daban a la calle deberían ser de ladrillo con una altura de dos metros, excepto las que se encontraban circundando la plaza Ramírez que debían tener una altura de tres metros. Además establecía la obligación de construir ochavas en las esquinas y revocar y blanquear las paredes que daban a la calle.
Similares condiciones se determinaban para los demás radios, aunque con menores exigencias a medida que se iba alejando de la zona céntrica, por ejemplo, para el radio dos regían las mismas condiciones que en el primero, en lo referente a la altura de las viviendas y de sus aberturas y puertas exteriores y el revestimiento externo. En este radio, las casas eran mayormente de techos a dos aguas, tipo rancho, y ahí se especificaba que quienes tuvieran ese tipo de techumbre ya sea de “teja, cinc o paja”, deberán colocar caños de desagüe que eviten que el agua de lluvia caiga sobre la vereda y que estos, deberán pasar por debajo de la vereda y desaguar directamente en la calle.
Además se establecía que quienes justifiquen no poder costear una pared de ladrillos en patios o baldíos, podrán hacerlo con alambre de cerco.
Para el tercer radio era obligatorio contar con puertas y aberturas de las medidas indicadas para los dos radios anteriores, así como también contar con la ochava correspondiente, y, en este caso se podían delimitar los predios con alambre de cerco, siempre que tuviera una altura mínima de 1,80 metros y colocado con postes de madera labrada.
Para ajustarse a lo normado por esta Ordenanza, se definió un plazo de 90 días para el radio uno, de 180 para el segundo radio y de 360 días para el radio número tres.
Las veredas
Hemos dejado este punto para el final, ya que esta norma fijaba también como debería construirse la vereda y los cordones de acuerdo al radio en que se encontraba la casa, y nos sorprendió encontrar, en al menos dos lugares de la ciudad todavía restos de esta veredas de más de 120 años de existencia, como se podrá ver en las fotos que se adjuntan al artículo.
En efecto, en lo referente a las veredas, y para el radio uno, se determinaba que las mismas deberían construirse con “piedra labrada del país, piedra del Salto, mármol, mosaico, con cordón de piedra labrada”.
Las exigencias variaban, siendo para el radio dos de “ladrillo denominado de mesa, con cordón de piedra labrada” y para el radio tres los requerimientos eran mucho menor, ya que se estipulaba que las veredas se podían construir con “tosquilla apisonada o cualquier otro material que a juicio de la oficina de Obras públicas ofrezca solidez, exceptuándose el empleo de pedregullo o piedra china la que no se permitirá su empleo en las veredas, solo con concreto de portland, con cordón de piedra sin labrar de primera clase.
Este es, creemos, el origen de estas viejas veredas y cordones de piedra labrada. De todas formas, esta Ordenanza, de la cual desconocemos el grado de cumplimiento que tuvo, no deja de ser un detalle curioso más de nuestra historia cotidiana.
Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Fuente: Digesto de ordenanzas municipales. Año 1901