Club de Regatas Uruguay

El “Patagonia” anclado sobre el arroyo Molino

El club fue fundado el 1° de mayo de 1904, denominándose entonces, Comisión de Regatas Uruguay, pero en 1912 fue reorganizado adoptando su denominación actual, de esta reorganización participaron, entre otros, Cipriano D. Urquiza, Féliz Zavallo, Juan Tibiletti (h), Ramón Calderón, Ambrosio Artusi y Pablo B. Caffa.
Un viejo crucero de la armada, fue sede del club durante más de 40 años hasta la construcción de su actual sede.
“El 27 de diciembre de 1935, después de largas tramitaciones, por expediente del Ministerio de Marina 1-C- 3510/1935 es “cedido en calidad de préstamo-precario al Club Regatas Uruguay”,para ser utilizado como “sede social y deportiva” siendo remolcado al puerto de nuestra ciudad ,donde arriba el 9 de marzo de 1936-lunes ,quedando amarrado frente el galpón fiscal Nº 6 , hasta que se determine el lugar definitivo.
“El casco de el “Patagonia” que había sido entregado por el Ministerio de Marina, en calidad de “préstamo precario” -inicialmente- es cedido definitivamente al Club Regatas Uruguay el 22 de noviembre de 1968, mediante escritura pública Nº 590 folio Nº 2265 de la Escribanía General de la nación, firmando el acta respectiva, por la Armada el Capitán de Navío Federico Lagraña y por el club Regatas, su presidente en dichas circunstancias Juan Carlos Neyra.
“Inaugurada la nueva sede del Club Regatas Uruguay el 1º de mayo de 1959, las autoridades del club toma la decisión de proceder a su enajenación, pese a la oposición de algunos nostálgicos. Mediante licitación pública, abriéndose los respectivos sobres el 2 de noviembre de 1972 para la venta como “chatarra” del glorioso y querido casco del ex transporte “ARA Patagonia”, después de haber servido de sede social y deportiva del club por muchos años. El 17 de febrero de 1973, las autoridades del club, a modo de despedida, realizan el último baile a bordo del “Patagonia””. (Edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Entrecomillado Andrés Rousseaux)

 

Tragedia: Hace 50 años de las ovejas del “Captain Papis” .

“Captain Papis”

“Hace unos días llegó al puerto de Concepción del Uruguay el barco griego “Captain Papis” para carga ovejas con destino al Líbano. Naturalmente este acontecimiento ocupó la atención de todo Concepción del Uruguay, ya que hubo que hacer unos tremendos corrales en los muelles frente al Molino Concepción. Allí estuvieron, venían de Corrientes en camiones y y las bajaban en esos corrales hasta completar la carga” En definitiva, el baro quedo completo y el viernes 1 de marzo a las 15 horas su proa pasaba adelante le mismo “Yeí Porá” (Rancho de Omar Scolamieri Berthet en la isla del puesto). Con unos amigos que estaban conmigo le gritábamos a los que estaban en cubierta “Feliz viaje, feliz viaje”. Nos contestaban levantando los brazos. Yo decía que felices las ovejas el viaje que se hacen y gratis.” “En ese instante comenzó a vararse en la popa y luego de un gran pataleo de la hélice siguió adelante pero, al girar junto a la Stella Maris, cerca de la boya que marca el canal se varó de vuelta…” “Omar Scolamieri Berthet, diario La Calle 10 de marzo de 1998)

La Crónica:
“Como ocurría diariamente una embarcación más se aprontaba para salir del puerto argentino de Concepción del Uruguay y todo indicaba que el comienzo de la travesía se desarrollaría de forma normal. Fue así que a la orden de zarpar el buque “Captain Papis” en poco tiempo comenzaba a cortar con su proa las aguas del Río Uruguay para dirigirse a mar abierto.
Este barco de origen chipriota adaptado en su interior para trasladar animales vivos en cantidades importantes presentaba 8.905 toneladas y una eslora de 125 metros, al partir de tierras argentinas albergaba a unas 12.000 ovejas provenientes de esa nación y de Uruguay. Estas serían conducidas hasta un puerto de Libia en el continente africano, donde las ovejas constituían un cargamento sumamente valioso y esperado.

La tripulación constaba de quince hombres y eran acompañados por veintiséis cuidadores para las ovejas y dos veterinarios.

Se produce el encallamiento del “Captain Papis” en el Río Uruguay cerca de la costa sanducera el 1° de Marzo de 1968, desencadenando una situación alarmante y trágica. Las consecuencias del accidente no se hicieron esperar; de estas la más grave fue la interrupción de la normal ventilación de los animales transportados y la dificultad de poder acceder a ellos, lo que en pocas horas condujo a la muerte de centenares de ovejas, cifras que se acrecentaban a medida que las horas transcurrían y el barco continuaba en su posición a pesar de los denodados esfuerzos realizados por remolcadores de ambas orillas.

“Cinco mil de las doce mil ovejas cargadas a bordo del barco chipriota “Captain Papis” han perecido ya por falta de ventilación (había más de 60° en el interior del barco), mientras el buque sigue varado a la altura del kilómetro 181 del Río Uruguay.” (El Diario, 4 de Marzo de 1968).

Ya para el martes 5 de Marzo se establece en la prensa que casi la totalidad de los animales habían perecido y que el lugar se veía rodeado por una densa nube de insectos que llegaron a sorprender a lugareños por su tamaño y por la presencia de especies características de zonas lejanas a aquel punto.

En tanto se decidía la fumigación del barco desde el aire, el capitán Anastasios Kariotis y el resto de los tripulantes que habían salido ilesos del contratiempo inicial fueron trasladados a la costa uruguaya y ubicados en un improvisado campamento.

Al día siguiente se escribiría un nuevo capítulo trágico en esta horrorosa historia, los tripulantes del barco seguían realizando trabajos a bordo para controlar la situación, se formaron turnos y mientras unos descansaban y se desintoxicaban en tierra otros subían a su buque.
Las tareas eran enfrentadas con insuficientes medios para la correcta protección de los hombres en el irrespirable aire y esto provocó que algunos no pudieran soportar más tiempo sobre cubierta. Para liberarse del infierno que vivían, dos tripulantes deciden arrojarse al río con el fin de alcanzar la costa argentina y huir. Uno logró su objetivo pero debió ser hospitalizado por presentar un severo estado de intoxicación, mientras tanto su compañero Roberto Enrique Pérez que emprendía su segundo intento ya que previamente había alcanzado a nado la costa y las autoridades policiales lo habían devuelto a su nave, perecía ahogado.

Dieciocho días después de la encalladura la tripulación comunica su decisión de no regresar al “Captain Papis” por las condiciones que este presenta, por lo cual fue necesario sustituirlos por personal uruguayo. Ese mismo día partiría en horas de la tarde desde Montevideo el remolcador “Artigas” con el propósito de hacer zafar al barco chipriota y trasladarlo más tarde hacia las cercanías de la costa capitalina.

Por fin los trabajos de los remolcadores tuvieron éxito y lograron liberar de su trampa al “Captain Papis” para traerlo y fondearlo el 30 de Marzo frente a la Isla de Flores, un mes después del accidente y de la muerte de las ovejas que constituían su carga.

Al respecto el viernes 19 de Abril aparecía lo siguiente en El Diario: “A cinco kilómetros de las playas de Shangrilá está instalado desde hace 20 días el “Papis” con 12.000 ovejas putrefactas y su corte de moscas y microbios. El carguero amenaza con contaminar las aguas y poner en peligro la salud de la población capitalina, creando epidemias y focos infecciosos. La Administración de Puertos lo sabe bien”.

Pero en definitiva y luego de varias etapas concluidas el “Captain Papis” parte alejándose de nuestras costas con el objetivo de su correcta limpieza y desinfección el domingo 12 de Mayo, con una tripulación de 66 hombres que eran acompañados por las cinco únicas ovejas sobrevivientes. “A las 13.30 partió de la rada exterior del puerto montevideano el carguero chipriota “Papis”. Lleva 66 tripulantes que conducirían al buque a ciento ochenta millas mar afuera de la Isla de Lobos para proceder a su limpieza y desinfección”.

“En la nave irán treinta y seis hombres pertenecientes a la Administración Nacional de Puertos, a cuyo cargo estará la conducción del buque pero que no intervendrán en las tareas de limpieza y desinfección de sus bodegas donde todavía se encuentran doce mil ovejas muertas. Estas tareas correrán por cuenta de los treinta funcionarios contratados por la firma “Christophersen” (ganadora de la licitación convocada por el organismo) y percibirán $ 75.000 por los quince días de la travesía”. (El Diario, domingo 12 de Mayo de 1968).

Y así fue que una vez concretado el nada agradable trabajo se inicia el retorno a Montevideo, donde se fondearía el sábado 1° de Junio en horas de la mañana y posteriormente” comenzarían las inspecciones del caso”.

Escuela “Justo José de Urquiza”

Primer edificio de la Escuela “Justo José de Urquiza”, en Juan D. Perón y Lucilo López, esquina sureste.

Fue fundada en el 25 de octubre de 1893 y se la conocía como “la escuela de la señorita Ángela Casarini, maestra que llevó adelante la idea de crear una unidad académica en ese sector de la ciudad, ofreciendo su casa para que funcione lo que se denominó Escuela Elemental N°2. En el año 1900 había 103 inscriptos, cifra que se fue multiplicando año a año, y ya por 1905 tenía dos maestras. El edificio donde comenzó a funcionar era una vieja casona situada en la calle Vicente H. Montero (hoy Juan D. Perón) y la entonces calle Comercio (hoy Lucilo B. López)
Transcurrieron 17 años para pasar a llamarse Justo José de Urquiza en reconocimiento al General Uruguayense. En 1920 se coloca la piedra fundamental de su actual sede, que fue inaugurada el 25 de mayo de 1928. Entre las personalidades que realizaron sus estudios primarios en esta escuela merece destacarse a del ex presidente Arturo Frondizi.

La piedra fundamental y el busto de J. J. de Urquiza

El 14 de noviembre de 1920, con la presencia del Sr. Gobernador Dr. Celestino Marcó, se coloca en el sitio baldío de Vicente H. Montero, entre las calles Montevideo (hoy 25 de Agosto) y Suipacha, la piedra fundamental del nuevo edificio a construirse. La nueva escuela estará frente a la placita “de la Columna” y pasarán casi siete años para que empiece su construcción, siendo el 25 de mayo de 1928 cuando se inaugura oficialmente. El 24 de Octubre, al cumplirse el 51º aniversario de su fundación, se coloca en el hall de entrada un busto del Gral. Urquiza, donado por la Comisión Nacional Pro Monumento al Gral. Urquiza. Esta pieza escultórica es una réplica de la existente en el Palacio San José, está montada sobre un basamento realizado por el artesano Argentino Rozados, sobre un proyecto del Arq. Carlos Bedogni.

Casa de la Dra. Teresa Ratto

Casa de Teresa Ratto en la actualidad (Foto: Mabel Gómez)

Esta casa perteneció a la familia de Don Ángel Ratto. Aquí nació en 1877 Teresa Ratto, quién sería la primer mujer bachiller recibida en el Colegio del Uruguay, a cual ingreso con el apoyo de su rector, el Dr. José Zubiaur, luego de pasar por las aulas de la Escuela Normal. Posteriormente se trasladó a Buenos Aires donde se obtuvo el título de doctora en medicina con su Tesis sobre el “Seudo-reumatismo escarlatinoso, siendo la segunda mujer en el país en obtener ese título en Argentina. Falleció muy joven, el 2 de abril de 1906. En la parte exterior del panteón familiar que se encuentra en el cementerio local se encuentra su placa profesional.

“Librería del Colegio”, de Antonio Piñón e Hijo

Dentro de los edificios centenarios que aún existen en la ciudad se puede contar el de la tradicional “Librería del Colegio”, de Antonio Piñón e Hijo. Acá podemos ver la comparación entre el edificio original y una vista del mismo en la actualidad, dónde se puede observar que las modificaciones son mínimas. (Calle 9 de Julio y España, esquina Sureste)

Librería del Colegio, a comienzos del Siglo XX
El mismo edificio en la actualidad

Escuela “Juan José Viamonte”

Escuela “Juan José Viamonte”

La Escuela “Juan José Viamonte” fue fundada en el año 1893. El 9 de julio de 1910 fue colocada la piedra fundamental del edificio que actualmente ocupa en calle Mitre y Santa maría de Oro, en un terreno donado para tal fin por el Sr. Cayetano de Urquiza, nieto del general Urquiza. El proyecto de la escuela pertenece a Bernardo Rígoli siendo su constructor el Sr. Santiago Giacomotti.
En una publicación de la revista Panorama del año 1939 puede leerse: “El edificio es cómodo e higiénico, perfectamente ventilado (…) dispone de dos amplios patios de recreo, uno para los niños y otro para las alumnas”.
En el año 1935, su directora la señorita María Mercedes Rodriguez Cortés, elevó una nota al Consejo General de Educación una nota solicitando la creación de la Sociedad Protectora Escuela Viamonte, lo que fue aprobado el 1° de febrero de dicho año, siendo la escuela Viamonte la primera escuela urbana de Concepción del Uruguay que contó con una institución cooperadora. 

Casas de Urquiza y Fábrica de Paños

Vista de una parte de las “Casas de Urquiza” a principios de la década de 1980 (Foto: Mario Soria)

La Fábrica de Paños

Son estas antiguas casas de las que hoy sólo se pueden adivinar detalles de su configuración original (mayólicas, cornisas, etc.) el lugar dónde funcionó la fábrica de paños que el General Urquiza instaló con la firma Ubach y Roca. Las máquinas a vapor fueron traídas de Europa.
La fábrica se instalo en uno de los grandes locales de las casas de Urquiza y el acto de inauguración contó con la presencia del General Urquiza y de varios de sus ministros, “La multitud presente se abrió en dos alas, sobre las aceras para dejando libre la calzada de tierra. Descendió el general de su caballo y sin que perdiera su rostro aquella gravedad noble y autoritaria (…) abrazo al valiente industrial”. Las dos cuadras siguientes hacia el sur de estas casas fueron destinadas al cultivo de plantas tintóreas para uso de la fábrica de paños. La muerte del general Urquiza trajo muchas complicaciones a este emprendimiento, que aún en 1872 seguía funcionando bajo la dirección de la viuda del General Urquiza, pero cerraría poco tiempo después por las grandes dificultades económicas y comerciales por las que pasaba.

Las casas de Urquiza: A dos cuadras al sur de la plaza “Columna” estaban dos manzanas de terreno (Perón y Moreno, entre Dra. Ratto y Echeverry) y edificadas en mampostería (ladrillos) que eran conocidas como “Las casas de Urquiza”. Estas casas estaban construidas de acuerdo a los antiguos planos coloniales, todas las piezas siguiendo el perímetro rectangular del terreno, con un amplio patio y un aljibe en el centro (…) “La parte media de las manzanas difiere un poco de las externas, el rectángulo es el mismo, pero en lugar de piezas para habitaciones tienen extensos locales corridos, sin divisiones interiores. Todo el edificio estaba revocado en cal. Las habitaciones estaban empapeladas sobre tela, pisos de tablas y zócalos de madera y cielorraso de yeso. El zócalo de la calle era de azulejos de muy buena calidad, de color azul y blanco. Los patios embaldosados con baldosas de Marsella (…) el aljibe revestido con los mismos azulejos que también cubrían las paredes y los fogones de las cocinas y servicios. (…).
”Con aquellas casas Urquiza cubría el problema de la vivienda paralelo al crecimiento de la población. Estaban ocupadas por trabajadores, empleados y jornaleros. Uno de los inquilinos era José Ubach, a quien hizo venir Urquiza desde su Cataluña natal, haciéndolo socio de su fábrica de Paños. (Entrecomillados extraídos de: Babuglia, Antonio, “Verilogías y Satirazos. En serie con Armonías y Rebencazos de 1904 y Reincidencias de 1909”, Buenos aires, 1945)

Barraca Llames

Barraca “Llames” a principios de la década de 1980 (Foto: “Las mallas del viaje”

Casas que ya no están

Barraca Llames (Chacabuco, e/Galarza y Rocamora. Lado este)
Quienes transitan por esta esquina recordará que hasta no hace mucho tiempo se encontraba una vieja casa con rejas forjadas, era parte de la vieja Barraca Llames.
Entre los años 1850-1860, la ciudad poseía un aspecto agreste, con sus ranchos de adobe, cercos de tunas y Ñapindaes, arboles de sombra y frutales, pocas casonas, inmensos patios, calles polvorientas apenas delineadas, pocas esquinas con débiles faroles.
En la media manzana mencionada funcionaba la barraca llames, propiedad de Francisco Llames, español, que tenía su domicilio en la esquina de Rocamora y Chacabuco. Esta calle era la última del pueblo, ya que en seguida se abría el campo y hacia la cuchilla del oeste se levantaba el polvorín.
Cuando los habitantes de la barraca veían una gran polvareda y escuchaban el galope de muchos caballos, las exclamaciones de “vienen los indios” se oían en todos los rincones, mientras todos se aprestaban a recibirlos, atenderlos y mirarlos. Traían siempre en sus manos una vara de tacuara, pero en son de paz. Las melenas negras sujetadas por una vincha que les rodeaba la frente, ataban los caballos en los palenques existentes en gran número en los comercios de la época. Convenían las compras que deseaban hacer, entraban en el patio y se sentaban en círculo en el suelo; así revisaban la mercadería, se consultaban y cuando terminaban de elegir, el Jefe sacaba los patacones de una petaca de cuero para pagar lo adquirido. El frente de calle Rocamora y las rejas de las ventanas de esta casa eran los primitivos, es decir las paredes y las rejas que tal vez, vieron los últimos indios en esta ciudad.
Hasta no hace mucho tiempo, se podía ver este edificio. (Texto: Mallea, Lorenza y Coty Calivari, “Las mallas del viaje”, ediciones El Mirador, 1982)

Palacio “Texier”

Vista del Palacio “Texier” desde la plaza Ramírez (Foto: Mario Morasán)

En la esquina de Eva Perón y Rocamora, a una cuadra de la histórica plaza principal Francisco Ramírez, en el nacimiento de la céntrica calle peatonal de Concepción del Uruguay se levanta como desde hace casi 90 años la estructura monumental del Grand Hotel.
Se lo denomina Palacio Texier por su monumentalidad y en honor a quien fuera si impulsor, el señor Ángel Clodomiro Texier, quien comienza la construcción en el año 1929. Posteriormente, en el año 1947, el complejo es adquirido por, entre otros, el Sr. Francisco Sáenz Valiente (nieto del general Urquiza) y que fuera, además, quien convirtió al palacio Santa Cándida (ex saladero de Urquiza) en un exclusivo hotel de lujo.
Este complejo fue el primero que tuvo la ciudad de estas características y que incluyó, además, de las habitaciones del hotel, un restaurante y una sala para proyecciones de cine.
El hotel, que se comenzó a edificar en el año 1930, fue el primero de la ciudad que contó con estructura de hormigón armado y el segundo en poseer ascensor. El primero había sido instalado años antes por la Sociedad Española de Concepción del Uruguay. En la actualidad es el más antiguo que se conserva en un buen estado de funcionamiento, ya que el restante fue cerrado y desactivado hace ya mucho tiempo. De esta manera se incorporaban dos adelantos tecnológicos para la época y de mano de un emprendimiento orientado hacia la actividad turística y de recreación.
La construcción de este edificio, monumental para esos tiempos, convocó a numerosos observadores curiosos por ver este nuevo sistema constructivo. Pronto corrieron rumores que se iba a derrumbar, puesto que las columnas de hormigón parecían muy pequeñas para soportar las dimensiones del edificio.
Como todo lo nuevo, trajo aparejado no pocas controversias, citándose entre las más destacadas las siguientes, el acopio de materiales para la construcción, que se hacía sobre las calles Rocamora y Colón (actual Eva Perón); más de una vez, trajo aparejada quejas de los vecinos, ante las autoridades municipales, argumentando que se “obstruía la libre circulación de los carruajes y coches”. En una ocasión, al producirse el choque de un carro con un automóvil, los conductores argumentaron, que se había debido, a la existencia de escombros y materiales sobre la calle, que dificultaron la maniobra.
En la actualidad, opera bajo el nombre de Grand Texier Hotel Casino y el complejo incluye el casino de la ciudad que ocupa el área que antiguamente estaba destinada al salón comedor y una sala de congresos y convenciones que reemplaza al viejo cinematógrafo.

Casa de Carmen Uribe

Casa de Carmen Uribe (Foto: “Las Mallas del Viaje”)

Esta casa, ubicada en Juan Perón 92, esquina noreste de la intersección con calle Alberdi,  ha quedado reducida a solo el edificio de la esquina con un pequeño patio. Hasta 1918, en el solar sobre Perón, dónde actualmente se levanta el edificio de la escribanía Bernasconi, había una plantación de toronjas, limas, naranjos y otros frutales. Por calle Alberdi, había frutales, gallinero y palmeras.

Esta propiedad fue de la familia Uribe y su última propietaria, Carmen Uribe, la legó a su muerte, en 1902 al Dr. Benito G. Cook. Es tradición que cuando la invasión de Madariaga, Carmen Uribe improvisó un hospital de sangre que atendió junto a su criada de color Irene Jurado y un familiar suyo Teresa Villanueva de Jurado. Irene Jurado era renombrada por sus dulces, a tal punto, que el general Urquiza, en un agasajo que ofreció a diplomáticos norteamericanos, el 11 de marzo de 1859, en el Palacio san José, le encargo 6 dulceras con 9 libras. Visitó asiduamente esta casa la violinista Celia Torrá, vinculada a la familia, dónde acompañada al piano por el Dr. Cook ejecutaba obras de su repertorio.

La familia Jurado tenía 7 esclavos que llevan todos el apellido Jurado, como era costumbre, una de ellos es Irene con los años paso a la servidumbre de Carmen Uribe Britos. Una de las primeras maestras de la ciudad y quién, como se dijo ayudada por Irene Jurado atiende el hospital de sangre que preparan con motivo de la invasión a Concepción del Uruguay de las fuerzas de Madariaga, el 21 de noviembre de 1852.

Al fallecer el 17 de octubre de 1902 el diario local “Radical” publicó una nota en cuyos conceptos rescata….”una de las antiguas maestras de escuela de aquellas que el Uruguay 50 años atrás, empleaban los mejores años de su vida difundiendo los conocimientos que en su esfera le fuera posible en pro de la humanidad…muere pobre, pero querida y respetada por todos los que la conocieron; su muerte enluta a varios hogares a los cuales les deseamos resignación cristiana, y eterna para la tumba que fue en vida tan buena”.

Calle Carmen Uribe

Lorenza Mallea consideró que por su trayectoria ciudadana merecía que una calle de nuestra ciudad llevara su nombre. A tal efecto el 30 de octubre de 1987, se dirigió al Señor Jefe de Cermonial y Prensa de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, Don Roberto Gallino, solicitando :`siempre que encuentre mérito para ello, determinar una calle de las que no tienen nombre el de Carmen Uribe, por haber sido destacada personalidad de nuestro medio ciudadano´
Esta sugerencia fue aceptada el 31 de Octubre de 1991, instituyéndose el nombre de Carmen Uribe a la calle numerada 107, ubicada en el tercer cuartel , con nacimiento en 9 de julio al sur, flanqueada por las manzanas 501-502 al este y 451-452 al oeste. Sus restos descansan en nuestra necrópolis (Virginia Civetta/Carlos Ratto. Fuente: Mallea, Lorenza y Coty Calivari, “Las mallas del viaje”, ediciones El Mirador, 1982 y Mallea ,Lorenza “Carmen Uribez, Maestra Heroica” Diario La Calle. Domingo 4 de Noviembre de 1990. Concepción del Uruguay.)

Genealogía

Mercedes Britos, hija de Félix Britos y Antonia Arias, se caso con el Coronel Fernando Uribe o Uribez, de este matrimonio nacen: Carmen Uribe (soltera) y Francisca Uribe casada con José Benito Cook, padres de Mercedes Cook de Mabragaña y Benito Cook (Escribano y abogado). Benito Cook casa con Francisca Llames, estos son los padres de Carmen, Benito (Médico) y Ana Francisca. Ana Francisca Cook Llames casa con Tomás Orihuela, padres de María Ester Orihuela (Lorenza Mallea), historiadora local.

La casa paterna se levantaba  en la intersección de las actuales calles Juan D. Perón y Alberdi. Pertenecía a la familia Uribe y Doña Carmen Uribe, la lega al morir a su sobrino, el padre del Dr. Benito C. Cook.

Estudió en el Colegio del Uruguay durante el rectorado de Honorio Leguizamón. Ya médico dictó cátedra en el Histórico Colegio, pero sin duda, su contribución más importante fue, dentro de su profesión, el brindarse por entero a satisfacer las dolencias y enfermedades de los más necesitados. Tal vez la actuación que le cupo a la Sra. Carmen Uribe durante la invasión de Madariaga en 1852, y donde organizó un hospital de sangre, haya sido la base de la vocación de servicio del Dr. Benito C. Cook, quien recibido de médico, en un aviso aparecido en un diario de 1904 se menciona expresamente ” A los pobres, gratis”. (Fuente: Miloslavich de Álvarez, María del Carmen “Hace un largo fondo de años. Genealogía Uruguayense”, Concepción del Uruguay, 1988)