Casa de la Dra. Teresa Ratto

Casa de Teresa Ratto en la actualidad (Foto: Mabel Gómez)

Esta casa perteneció a la familia de Don Ángel Ratto. Aquí nació en 1877 Teresa Ratto, quién sería la primer mujer bachiller recibida en el Colegio del Uruguay, a cual ingreso con el apoyo de su rector, el Dr. José Zubiaur, luego de pasar por las aulas de la Escuela Normal. Posteriormente se trasladó a Buenos Aires donde se obtuvo el título de doctora en medicina con su Tesis sobre el “Seudo-reumatismo escarlatinoso, siendo la segunda mujer en el país en obtener ese título en Argentina. Falleció muy joven, el 2 de abril de 1906. En la parte exterior del panteón familiar que se encuentra en el cementerio local se encuentra su placa profesional.

“Librería del Colegio”, de Antonio Piñón e Hijo

Dentro de los edificios centenarios que aún existen en la ciudad se puede contar el de la tradicional “Librería del Colegio”, de Antonio Piñón e Hijo. Acá podemos ver la comparación entre el edificio original y una vista del mismo en la actualidad, dónde se puede observar que las modificaciones son mínimas. (Calle 9 de Julio y España, esquina Sureste)

Librería del Colegio, a comienzos del Siglo XX
El mismo edificio en la actualidad

Escuela “Juan José Viamonte”

Escuela “Juan José Viamonte”

La Escuela “Juan José Viamonte” fue fundada en el año 1893. El 9 de julio de 1910 fue colocada la piedra fundamental del edificio que actualmente ocupa en calle Mitre y Santa maría de Oro, en un terreno donado para tal fin por el Sr. Cayetano de Urquiza, nieto del general Urquiza. El proyecto de la escuela pertenece a Bernardo Rígoli siendo su constructor el Sr. Santiago Giacomotti.
En una publicación de la revista Panorama del año 1939 puede leerse: “El edificio es cómodo e higiénico, perfectamente ventilado (…) dispone de dos amplios patios de recreo, uno para los niños y otro para las alumnas”.
En el año 1935, su directora la señorita María Mercedes Rodriguez Cortés, elevó una nota al Consejo General de Educación una nota solicitando la creación de la Sociedad Protectora Escuela Viamonte, lo que fue aprobado el 1° de febrero de dicho año, siendo la escuela Viamonte la primera escuela urbana de Concepción del Uruguay que contó con una institución cooperadora. 

Casas de Urquiza y Fábrica de Paños

Vista de una parte de las “Casas de Urquiza” a principios de la década de 1980 (Foto: Mario Soria)

La Fábrica de Paños

Son estas antiguas casas de las que hoy sólo se pueden adivinar detalles de su configuración original (mayólicas, cornisas, etc.) el lugar dónde funcionó la fábrica de paños que el General Urquiza instaló con la firma Ubach y Roca. Las máquinas a vapor fueron traídas de Europa.
La fábrica se instalo en uno de los grandes locales de las casas de Urquiza y el acto de inauguración contó con la presencia del General Urquiza y de varios de sus ministros, “La multitud presente se abrió en dos alas, sobre las aceras para dejando libre la calzada de tierra. Descendió el general de su caballo y sin que perdiera su rostro aquella gravedad noble y autoritaria (…) abrazo al valiente industrial”. Las dos cuadras siguientes hacia el sur de estas casas fueron destinadas al cultivo de plantas tintóreas para uso de la fábrica de paños. La muerte del general Urquiza trajo muchas complicaciones a este emprendimiento, que aún en 1872 seguía funcionando bajo la dirección de la viuda del General Urquiza, pero cerraría poco tiempo después por las grandes dificultades económicas y comerciales por las que pasaba.

Las casas de Urquiza: A dos cuadras al sur de la plaza “Columna” estaban dos manzanas de terreno (Perón y Moreno, entre Dra. Ratto y Echeverry) y edificadas en mampostería (ladrillos) que eran conocidas como “Las casas de Urquiza”. Estas casas estaban construidas de acuerdo a los antiguos planos coloniales, todas las piezas siguiendo el perímetro rectangular del terreno, con un amplio patio y un aljibe en el centro (…) “La parte media de las manzanas difiere un poco de las externas, el rectángulo es el mismo, pero en lugar de piezas para habitaciones tienen extensos locales corridos, sin divisiones interiores. Todo el edificio estaba revocado en cal. Las habitaciones estaban empapeladas sobre tela, pisos de tablas y zócalos de madera y cielorraso de yeso. El zócalo de la calle era de azulejos de muy buena calidad, de color azul y blanco. Los patios embaldosados con baldosas de Marsella (…) el aljibe revestido con los mismos azulejos que también cubrían las paredes y los fogones de las cocinas y servicios. (…).
”Con aquellas casas Urquiza cubría el problema de la vivienda paralelo al crecimiento de la población. Estaban ocupadas por trabajadores, empleados y jornaleros. Uno de los inquilinos era José Ubach, a quien hizo venir Urquiza desde su Cataluña natal, haciéndolo socio de su fábrica de Paños. (Entrecomillados extraídos de: Babuglia, Antonio, “Verilogías y Satirazos. En serie con Armonías y Rebencazos de 1904 y Reincidencias de 1909”, Buenos aires, 1945)

Barraca Llames

Barraca “Llames” a principios de la década de 1980 (Foto: “Las mallas del viaje”

Casas que ya no están

Barraca Llames (Chacabuco, e/Galarza y Rocamora. Lado este)
Quienes transitan por esta esquina recordará que hasta no hace mucho tiempo se encontraba una vieja casa con rejas forjadas, era parte de la vieja Barraca Llames.
Entre los años 1850-1860, la ciudad poseía un aspecto agreste, con sus ranchos de adobe, cercos de tunas y Ñapindaes, arboles de sombra y frutales, pocas casonas, inmensos patios, calles polvorientas apenas delineadas, pocas esquinas con débiles faroles.
En la media manzana mencionada funcionaba la barraca llames, propiedad de Francisco Llames, español, que tenía su domicilio en la esquina de Rocamora y Chacabuco. Esta calle era la última del pueblo, ya que en seguida se abría el campo y hacia la cuchilla del oeste se levantaba el polvorín.
Cuando los habitantes de la barraca veían una gran polvareda y escuchaban el galope de muchos caballos, las exclamaciones de “vienen los indios” se oían en todos los rincones, mientras todos se aprestaban a recibirlos, atenderlos y mirarlos. Traían siempre en sus manos una vara de tacuara, pero en son de paz. Las melenas negras sujetadas por una vincha que les rodeaba la frente, ataban los caballos en los palenques existentes en gran número en los comercios de la época. Convenían las compras que deseaban hacer, entraban en el patio y se sentaban en círculo en el suelo; así revisaban la mercadería, se consultaban y cuando terminaban de elegir, el Jefe sacaba los patacones de una petaca de cuero para pagar lo adquirido. El frente de calle Rocamora y las rejas de las ventanas de esta casa eran los primitivos, es decir las paredes y las rejas que tal vez, vieron los últimos indios en esta ciudad.
Hasta no hace mucho tiempo, se podía ver este edificio. (Texto: Mallea, Lorenza y Coty Calivari, “Las mallas del viaje”, ediciones El Mirador, 1982)

Palacio “Texier”

Vista del Palacio “Texier” desde la plaza Ramírez (Foto: Mario Morasán)

En la esquina de Eva Perón y Rocamora, a una cuadra de la histórica plaza principal Francisco Ramírez, en el nacimiento de la céntrica calle peatonal de Concepción del Uruguay se levanta como desde hace casi 90 años la estructura monumental del Grand Hotel.
Se lo denomina Palacio Texier por su monumentalidad y en honor a quien fuera si impulsor, el señor Ángel Clodomiro Texier, quien comienza la construcción en el año 1929. Posteriormente, en el año 1947, el complejo es adquirido por, entre otros, el Sr. Francisco Sáenz Valiente (nieto del general Urquiza) y que fuera, además, quien convirtió al palacio Santa Cándida (ex saladero de Urquiza) en un exclusivo hotel de lujo.
Este complejo fue el primero que tuvo la ciudad de estas características y que incluyó, además, de las habitaciones del hotel, un restaurante y una sala para proyecciones de cine.
El hotel, que se comenzó a edificar en el año 1930, fue el primero de la ciudad que contó con estructura de hormigón armado y el segundo en poseer ascensor. El primero había sido instalado años antes por la Sociedad Española de Concepción del Uruguay. En la actualidad es el más antiguo que se conserva en un buen estado de funcionamiento, ya que el restante fue cerrado y desactivado hace ya mucho tiempo. De esta manera se incorporaban dos adelantos tecnológicos para la época y de mano de un emprendimiento orientado hacia la actividad turística y de recreación.
La construcción de este edificio, monumental para esos tiempos, convocó a numerosos observadores curiosos por ver este nuevo sistema constructivo. Pronto corrieron rumores que se iba a derrumbar, puesto que las columnas de hormigón parecían muy pequeñas para soportar las dimensiones del edificio.
Como todo lo nuevo, trajo aparejado no pocas controversias, citándose entre las más destacadas las siguientes, el acopio de materiales para la construcción, que se hacía sobre las calles Rocamora y Colón (actual Eva Perón); más de una vez, trajo aparejada quejas de los vecinos, ante las autoridades municipales, argumentando que se “obstruía la libre circulación de los carruajes y coches”. En una ocasión, al producirse el choque de un carro con un automóvil, los conductores argumentaron, que se había debido, a la existencia de escombros y materiales sobre la calle, que dificultaron la maniobra.
En la actualidad, opera bajo el nombre de Grand Texier Hotel Casino y el complejo incluye el casino de la ciudad que ocupa el área que antiguamente estaba destinada al salón comedor y una sala de congresos y convenciones que reemplaza al viejo cinematógrafo.

Casa de Carmen Uribe

Casa de Carmen Uribe (Foto: “Las Mallas del Viaje”)

Esta casa, ubicada en Juan Perón 92, esquina noreste de la intersección con calle Alberdi,  ha quedado reducida a solo el edificio de la esquina con un pequeño patio. Hasta 1918, en el solar sobre Perón, dónde actualmente se levanta el edificio de la escribanía Bernasconi, había una plantación de toronjas, limas, naranjos y otros frutales. Por calle Alberdi, había frutales, gallinero y palmeras.

Esta propiedad fue de la familia Uribe y su última propietaria, Carmen Uribe, la legó a su muerte, en 1902 al Dr. Benito G. Cook. Es tradición que cuando la invasión de Madariaga, Carmen Uribe improvisó un hospital de sangre que atendió junto a su criada de color Irene Jurado y un familiar suyo Teresa Villanueva de Jurado. Irene Jurado era renombrada por sus dulces, a tal punto, que el general Urquiza, en un agasajo que ofreció a diplomáticos norteamericanos, el 11 de marzo de 1859, en el Palacio san José, le encargo 6 dulceras con 9 libras. Visitó asiduamente esta casa la violinista Celia Torrá, vinculada a la familia, dónde acompañada al piano por el Dr. Cook ejecutaba obras de su repertorio.

La familia Jurado tenía 7 esclavos que llevan todos el apellido Jurado, como era costumbre, una de ellos es Irene con los años paso a la servidumbre de Carmen Uribe Britos. Una de las primeras maestras de la ciudad y quién, como se dijo ayudada por Irene Jurado atiende el hospital de sangre que preparan con motivo de la invasión a Concepción del Uruguay de las fuerzas de Madariaga, el 21 de noviembre de 1852.

Al fallecer el 17 de octubre de 1902 el diario local “Radical” publicó una nota en cuyos conceptos rescata….”una de las antiguas maestras de escuela de aquellas que el Uruguay 50 años atrás, empleaban los mejores años de su vida difundiendo los conocimientos que en su esfera le fuera posible en pro de la humanidad…muere pobre, pero querida y respetada por todos los que la conocieron; su muerte enluta a varios hogares a los cuales les deseamos resignación cristiana, y eterna para la tumba que fue en vida tan buena”.

Calle Carmen Uribe

Lorenza Mallea consideró que por su trayectoria ciudadana merecía que una calle de nuestra ciudad llevara su nombre. A tal efecto el 30 de octubre de 1987, se dirigió al Señor Jefe de Cermonial y Prensa de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, Don Roberto Gallino, solicitando :`siempre que encuentre mérito para ello, determinar una calle de las que no tienen nombre el de Carmen Uribe, por haber sido destacada personalidad de nuestro medio ciudadano´
Esta sugerencia fue aceptada el 31 de Octubre de 1991, instituyéndose el nombre de Carmen Uribe a la calle numerada 107, ubicada en el tercer cuartel , con nacimiento en 9 de julio al sur, flanqueada por las manzanas 501-502 al este y 451-452 al oeste. Sus restos descansan en nuestra necrópolis (Virginia Civetta/Carlos Ratto. Fuente: Mallea, Lorenza y Coty Calivari, “Las mallas del viaje”, ediciones El Mirador, 1982 y Mallea ,Lorenza “Carmen Uribez, Maestra Heroica” Diario La Calle. Domingo 4 de Noviembre de 1990. Concepción del Uruguay.)

Genealogía

Mercedes Britos, hija de Félix Britos y Antonia Arias, se caso con el Coronel Fernando Uribe o Uribez, de este matrimonio nacen: Carmen Uribe (soltera) y Francisca Uribe casada con José Benito Cook, padres de Mercedes Cook de Mabragaña y Benito Cook (Escribano y abogado). Benito Cook casa con Francisca Llames, estos son los padres de Carmen, Benito (Médico) y Ana Francisca. Ana Francisca Cook Llames casa con Tomás Orihuela, padres de María Ester Orihuela (Lorenza Mallea), historiadora local.

La casa paterna se levantaba  en la intersección de las actuales calles Juan D. Perón y Alberdi. Pertenecía a la familia Uribe y Doña Carmen Uribe, la lega al morir a su sobrino, el padre del Dr. Benito C. Cook.

Estudió en el Colegio del Uruguay durante el rectorado de Honorio Leguizamón. Ya médico dictó cátedra en el Histórico Colegio, pero sin duda, su contribución más importante fue, dentro de su profesión, el brindarse por entero a satisfacer las dolencias y enfermedades de los más necesitados. Tal vez la actuación que le cupo a la Sra. Carmen Uribe durante la invasión de Madariaga en 1852, y donde organizó un hospital de sangre, haya sido la base de la vocación de servicio del Dr. Benito C. Cook, quien recibido de médico, en un aviso aparecido en un diario de 1904 se menciona expresamente ” A los pobres, gratis”. (Fuente: Miloslavich de Álvarez, María del Carmen “Hace un largo fondo de años. Genealogía Uruguayense”, Concepción del Uruguay, 1988)

Plaza Constitución (de la Columna)

Antigua foto de la plaza Columna, C. 1912, puede apreciarse el cerco perimetral instalado en 1905

La plaza “Constitución” o “Plaza Columna”

En pleno “corazón de la tradicional barriada del Puerto Viejo” se halla emplazada una plaza que es parte de la historia de nuestra ciudad y en sus veredas y jardines, muchos los que hoy leemos esta nota, hemos pasados momentos imborrables de nuestra vida.

Acorde el plano catastral de Concepción del Uruguay, el lugar investigado se encuentra emplazado en el 3er cuartel, manzana 59 delimitada por las siguientes calles: Juan Perón, 25 de Agosto, Suipacha y Artigas

La plaza “Constitución” o “De la Constitución”: 

Cuando el 25 de junio de 1783, el Ayudante Mayor del Regimiento de Dragones, D. Tomás de Rocamora, funda la Villa de la Concepción del Uruguay, siguiendo las normas urbanísticas que fueran la características de la colonización hispánica, adopta el “trazado de damero”, dejan como centro de la nueva población “una plaza principal”, que podía ser de una o cuatro manzanas, optando para nuestro caso particular, la última opción.

Las manzanas, tenían unas 80 varas lado (aproximadamente 73,50 metros) dividas éstas en cuatro solares de 40 x 40 varas de lado (aproximadamente 36,75 metros).-

Se reservan “solares” para los edificios públicos (iglesia, cabildo, colegio, comandancia, etc.) y también espacios para “paseos públicos y plazas”.

No existen antecedentes de una reserva para “plaza”, de la que hoy es nuestra “Placita  Columna” hasta el año 1857, que sin duda se trata de uno de los muchos terrenos baldíos que existían en la ciudad, por encontrarse fuera del “casco histórico” y a pesar de estar situada sobre la importante “camino al Puerto Viejo”.

En el “Plano Proyecto de Urbanización de la Capital de Entre Ríos” (se refiere a Concepción del Uruguay) elaborado por el Agrimensor D. Juan Leo en el año 1857, a pedido del General D. Justo José de Urquiza se aprecia por primera vez “la reserva de una manzana de terreno”, en el sitio actual, en la que ya se la denomina “Plaza Constitución” (en algunos escritos Plaza de la Constitución)

En el referido “proyecto” al referirse a “Las Plazas” establece:  “La ciudad  y suburbios de la capital, será divida en cuatro secciones (cuarteles), en cuanto “a las plazas públicas mediante la calle de “La Libertad “ (hoy Moreno-25 de Mayo no “cambiaban de nombre en 9 de Julio) al oeste habrá tres plazas públicas y al este solamente dos “(se refiere a las Plazas Urquiza (hoy capilla Stella Maris) y nuestra conocida placita “Columna”. “…las dimensiones en general de las plazas de la ciudad y suburbios será la de una cuadra en cuadro”

“A más de las plazas arriba citadas para la ciudad y alrededores, existirá una al frente de la “Capitanía de puerto que tendrá una cuadra en cuadro y deberá servir exclusivamente para la carga y descarga de mercaderías que introduzcan o exporten de la aduana” (se refiere al terreno “que fuera el Club Atlético División Rio Uruguay” (Ex Plaza del Comercio- Ex Plaza “Italia).

Su nombre:

El 1º de mayo de 1853, los Congresales Constituyentes, reunidos en la ciudad de Santa Fe aprueban y firman el texto de la flamante Constitución Nacional, obra de los desvelos del General Justo José de Urquiza, la que es promulgada el 25 de mayo y jurada el 9 de julio del mismo año.

Ante tal acontecimiento, la ciudadanía de Concepción del Uruguay, por resolución espontánea, deciden erigir un “monumento a la constitución” a ser emplazado en uno de los “terrenos reservados para plaza pública de la ciudad”.

A tal efecto, el  14 de junio de 1853, el Comandante Militar de la ciudad, Coronel Ricardo López  Jordán, haciéndose eco de la iniciativa de los vecinos, se dirige por nota al gobierno de la provincia, solicitando la correspondiente autorización “para hacer levantar un monumento conmemorativo en una plaza pública, el que sería costeado con el patriótico y desinteresado “concurso de los vecinos”.

El Gobierno acogió favorablemente la idea, por lo que el 25 de junio del mismo año, el ministro José Miguel Galán respondió al favorablemente el pedido expresando: “…por la que me manifiesta (se refería a la nota de López Jordán) la patriótica resolución de los vecinos de ésa benemérita ciudad para levantar en una de sus plazas públicas,un “monumento que perpetúe el gran día de la jura de la Constitución de la República y pide Ud. para el efecto que le compete venía (autorización) del gobierno, la que se ha dignado otorgar, recociendo debidamente el patriótico entusiasmo de la benemérita ciudad del     “Uruguay”.

Para erigir el monumento, se selecciona la manzana del terreno baldío ocupado en la actualidad por la “Plaza Constitución” que recibe su nombre, como homenaje de la ciudad de Concepción Del Uruguay a la carta magna.

Efectuada una suscripción popular, se obtienen los fondos necesarios para su erección, seleccionándose entre los muchos proyectos presentados, un bosquejo del que fuera reconocido constructor de ésa época Pedro Fosatti  y a quién se le confía la obra.

Entre las propuestas presentadas, hubo quiénes opinaron en levantar una estatua ecuestre del Gral Urquiza, la que fue desechada, al argumentarse que la misma se emplazaría en la plaza que llevaría su nombre (actual manzana de la capilla Stella Maris)

El monumento en sí, es una columna gótica, ubicada en el centro de la manzana, en cuyas cuatro caras laterales de la base, sobre mármol, blanco llevará las siguientes inscripciones   : Este: “1º de mayo de 1853” (en homenaje a la histórica fecha de aprobación de la  Constitución  Nacional. Sur: “Al Capitán General Justo José De Urquiza” (como artífice de la carta magna). Oeste: “1º de Mayo de 1851-28 de Julio de 1849” (la primera en recordación a la fecha del Pronunciamiento y la segunda a la fecha de creación de “su Heredero el histórico, el Colegio del Uruguay”), y al Norte:”3 de febrero de 1852” (Fecha de la Batalla de Caseros).

Según un artículo periodístico de la época, para agosto de 1858, la obra estaba prácticamente terminada, desconociéndose la fecha que fuera inaugurada oficialmente.                 

En los años 1888 y 1889, al llamar la Municipalidad del Uruguay (Concepción del) a licitaciones para el alumbrado público establece entre otras cláusulas que “…se verá obligado (el adjudicatario) a encender gratis todas las noches cuatros faroles que circunvalan la pirámide de la Plaza General Ramirez, cuatro en la Plaza Constitución y dos en el “atrio de la Iglesia….”

A principios del siglo XX, las crónicas periodísticas de la época, se hacen eco del total abandono en que se encuentra la plaza conocida como de “La Columna”, en el tradicional barrio del “Puerto Viejo”, la que está siendo utilizada por vecinos como “campo de pastoreo” presentando un estado deplorable.

Esta situación motivó que la Municipalidad local, tomara la decisión de “alambrarla en todo su perímetro en abril de 1905, dejando un portón de acceso en la esquina noroeste (calles Perón y Suipacha actual) evitando de esta manera el ingreso  de animales al predio.

 

Plaza de ejercicios físicos:

Poco es lo que se conoce de la historia de la “Plaza Columna” o “de la Columna” hasta el año 1915, en que se la Municipalidad local , con el propósito de darle “un destino útil a los terrenos de la “Plaza Constitución””, el Honorable Consejo Deliberante sanciona con fecha 23 de septiembre de 1915 la Ordenanza Nº 320/1915 en la que se: “…autoriza a destinar provisoriamente la plaza Constitución, como de Educación “Física, en “base al gimnasio y demás juegos que en ella habrá de instalar el Colegio Nacional del “Uruguay Justo José de Urquiza”.

Inmediatamente, bajo la dirección de un técnico del Ministerio de Educación de la Nación, se inician los trabajos previos para la instalación de los aparatos de gimnasia de la que será la “primera “plaza de educación física de la ciudad”, destinada a ser utilizada por todos los institutos de enseñanza y del público en general, teniéndose previsto ser inaugurada el 18 de octubre de 1915, en celebración de un bueno aniversario del nacimiento del General Urquiza.

Por diversas circunstancias, en especial la demora de la recepción de los aparatos, la inauguración oficial se llevó a cabo el día 7 de noviembre del mismo año.

La ceremonia se realizó a las 2,30 PM (14,30 horas) con la presencia de autoridades locales, alumnos del colegio nacional y público, haciendo uso de la palabra el profesor de Educación Física del colegio D. Eduardo Nadal.

La  plaza de “Ejercicios Físicos” constaba de varios aparatos entre ellos columpios, varas paralelas, toboganes, montaña rusas, subibaja que hacían la delicia de los “gurises” de la época

El memorioso vecino Luis Carlos Guidobono, en una nota publicada por el diario La Calle en la sección “Cartas a la Redacción” de fecha 15 de marzo de 1996, nos recuerda que: ”…los juegos estaban emplazados en el sector norte de la plaza, sobre calle Suipacha, la  plaza esta cercada en sus cuatro costados por  alambre tejido y en su lado interior por  cerco de “ligustrinos, había unos pocos bancos de rústica construcción, hechos de varillas de hierro “pintados de  verde”. “La plaza no estaba abierta al público todo el día, sino en distintos horarios, según la estación del año (en verano hasta la medianoche) y las horas de la mañana estaba destinada a la visita de los “escolares“.

 “Su encargado era Don, un viejito a quién nos gustaba hacerlo rezongar con nuestras travesuras de chiquilines…”

 “Posteriormente en el sector “sur de la plaza”, se construyeron dos canchas de tenis  y una “hermosa casilla del “Law Tennis Club”, teniendo su ingreso por un portón de la esquina de las calles actuales Perón y 25 de Agosto, hasta su traslado donde hoy está la Plaza “Urquiza” sobre calle 9 de Julio“.

En el año 1944, la Municipalidad de la ciudad, encaró un ambicioso plan de “remodelación de la plaza, procediéndose al retiro de los juegos al año siguiente, que fueron emplazados en la conocida cancha de “La Liga” donde funcionaba el Campo de Deportes del Colegio Nacional hasta la construcción del “Barrio General Belgrano” en el año 1972.

En el lugar de emplazamiento de las canchas de tenis, en el año 1946 la municipalidad construyó una pista de patinaje de hormigón armado, donde también se practicó básquet.

En el año 1957, el Gobierno de la provincia de Entre Ríos donó a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, los bustos de los poetas entrerrianos Gervasio Méndez, Diego Fernandez Spiro, Evaristo Carriego, Olegario Víctor Andrade, Daniel Elías, Damián P. Garat y Luis N. Palma, obras del gran escultor argentino Luis Perlotti realizadas entre los años 1940 a 1942.   

El destino original de los bustos era la Plaza General Ramírez, pero por causas desconocidas, permanecieron por varios años en los depósitos municipales.

En 1962, se demuele la pista de patinaje y se emplaza una hermosa fuente construyéndose nuevos canteros en su alrededor.

En el año 1971, durante la intendencia  del Profesor Miguel Ángel Gregori rescata del olvido la valiosa obra del artista Perlotti y toma la decisión de su emplazamiento en la conocida placita “Columna” en el sector que estaba la fuente.

El 8 de diciembre de ése año (miércoles) se inaugura oficialmente, el “Rincón de los Poetas” en una ceremonia que presidiera el Profesor Gregori, haciendo uso de la palabra el Presidente de la Comisión Municipal de Cultura Profesor Díaz Abal y el distinguido periodista uruguayense D. Ernesto Bourband T.

 

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “Plaza Columna o Constitución”.                                                                  

 

Antigua foto de la plaza Columna, C. 1912, puede apreciarse el cerco perimetral instalado en 1905

Antigua foto de la plaza Columna, C. 1930, puede apreciarse el cerco perimetral instalado y la entrada por calle Suipacha y Perón. Al fondo la capilla del Sagrado Corazón, terminada en 1929

Plaza Constitución cuando funcionaba el campo de deportes, entre 1915 y 1944 (Foto: Mónica G Altolaguirre)

Plaza de la Columna entre 1962 y 1972 (Foto: Omar Gallay)

 

Catálogo de la exposición de fotos

Portada del Catálogo de la exposición

Con motivo de la celebración de los 200 años de la fundación de la ciudad, en el año 1983, se realizaron numerosas actividades, algunas de ellas ya las hemos mencionado en este espacio. Otra de ellas fue una exposición con fotos de la ciudad, actuales para ese entonces pero que mostraban la historia de la cuidad a través de esas casas y objetos del pasado. La muestra estaba dividido en varias secciones: Antiguas construcciones, aljibes, rejas, portones, balcones, llamadores y pasamanos. Las fotos fueron tomadas por Mario Soria y los textos del catálogo por José. A. Nadal Sagastume. Posteriormente las fotos que formaron parte de esta exposición,  por mucho tiempo, adornaron las paredes del Centro Cívico Municipal.

Panadería “El Despertar del Obrero”

Vista del edificio de “El Desperar del Obrero” en 1939 (Foto: Revista Panorama)

Ubicado en la esquina Noroeste de las calles Rocamora y Salta (actual Combatientes de Malvinas), fuera del “casco histórico” de la ciudad,  aún se levanta un edificio de dos plantas cuyo terreno original ocupaba -un solar- equivalente a un cuarto de manzana, representó por varios años “el fortín de las luchas obreras y sindicales” de los trabajadores uruguayenses conocida en la jerga popular como “El Despertar del Obrero” o “La Federación”.

Lamentablemente, no se han podido obtener, al menos hasta éste momento, los antecedentes del terreno y edificio con anterioridad al año 1906.

El 9 de junio de 1906, por mandato judicial del Juez en lo Civil y Comercial de Primera Instancia de Concepción del Uruguay, el solar de terreno (1/4 de manzana) de 33,80 metros de frente sur y norte sobre calle Rocamora y 35,70 de fondo sobre calle Salta (hoy Combatientes de Malvinas) propiedad que pertenecía al Sr Santiago Felio, no se habla de construcción alguna, es sacado a remate llevado a cabo por el Banco de Italia y del Rio de la Plata en nuestra ciudad, el día 5 de julio del mismo año, siendo adquirida en la suma de $1700 m/n, por el Sr Manuel Regueyra, interviniendo en la escrituración el Escribano Fulgencio López.

Con fecha 29 de agosto de 1906, el Sr Regueyra vende el terreno, un solar, como ya se había mencionado, al Sr Lucio Báez, en la suma de $ 2000 m/n, interviniendo en el acto notarial el Escribano Francisco Martoq.

El 16 de septiembre de 1911, por escritura pública realizada ante el escribano D. Wenceslao Gadea, el Sr Lucio Báez vende la propiedad, terreno, con todo lo edificado y plantado, libre de todo gravamen a Manuel Fernando Martinez de la ciudad de Concordia (en algunos documentos lo dan como de Villaguay) en el precio de $ 8500 m/n.

Del análisis de las escrituras referidas, podemos determinar que D. Lucio Báez realiza la construcción del edificio original entre los años 1906 y 1911, que ocupaba la esquina noroeste de las calles Rocamora y Salta teniendo en ésas circunstancias solamente planta baja.

La Unión Obrera Departamental

El 30 de junio de 1918, se funda “La Unión Obrera Departamental” que fuera conocida popularmente como “La Federación” cuyo nombre representó en su momento, uno de los centros de trabajo y pensamiento donde se encolumnaron las aspiraciones reivindicatorias más incisivas de nuestra sociedad entre las décadas de 1920 a 1950.

Memorables fueron sus luchas y conflictos de este baluarte obrero que se fue expandiendo por toda la provincia. Aquellos luchadores obreros se constituyeron en las avanzadas de las conquistas gremiales en una época, que a parte de los discursos de barricadas, muchas veces se llegaran a la acción violenta con consecuencias trágicas.

El 18 de octubre del mismo año, la Unión Obrera Departamental, a los efectos de brindar ayuda a los trabajadores, reduciendo los costos de la canasta familiar, habilita al público una panadería para el abastecimiento de los productos tradicionales (pan y galleta) a un precio por debajo de los comercios del ramo en la calle Mariano López entre Alberdi y Sarmiento-vereda oeste, con el nombre de “El Despertar del Obrero”.

El edificio propio

Las reducidas dimensiones del local y terreno que ocupaba la panadería obrera, lleva a sus directivos a buscar en la ciudad, terrenos y/o edificios más amplios donde tuvieran la posibilidad de mayores comodidades y ampliar sus actividades comerciales. En ésa búsqueda, se selecciona el edificio y terreno, de propiedad del Sr Manuel Fernando Martínez ubicado en la esquina noroeste de las calles Rocamora y Salta (actual Combatientes de Malvinas) el que es adquirido el 6 de septiembre de 1924 en la suma de $20.000 m/n con todo lo edificado, plantado, cercado etc., por Ludovico Filippini, interviniendo el Escribano Wenceslao Gadea.

Al edificio original de “planta baja”, se le efectúan importantes mejoras y ampliaciones, para adecuarlos a las necesidades comerciales y gremiales de “La Federación”, entre ellos, el salón de ventas de la esquina, ampliaciones para panadería de gran capacidad, hornos, depósitos de harina etc. construyéndose en una planta alta, para la instalación de la imprenta, oficinas y biblioteca la que está a disposición del público y estudiantes.

Tapa de la publicación realizada al cumplir 32 años la panadería

En 1929, el edificio y terreno que había sido adquirido por D Ludovico Filippini, con su peculio pero en realidad con destino a la Unión Obrera Departamental” de la cuál fuera uno de sus fundadores y más fervientes defensores y con el propósito de regularizar la situación notarial, vende el inmueble, el 11 de octubre de 1929, a Pedro Guarina, Martín Santiago García, Juan Balsechi y Santiago Alberto Gargano, para la Sociedad Unión Obrera Departamental y quienes declaran que la compra se efectúa con dinero y para la referida sociedad, la casa y terreno ubicado en la esquina noroeste de las calles Rocamora y Combatientes de Malvinas, interviniendo en la escritura el Escribano Wenceslao Gadea.

Para el año 1938,”El Despertar del Obrero”, como se lo conocía, a través del nombre de la reconocida panadería, elaboraba 25 bolsas de harina diarias, habiendo llegado a tener 34 sucursales en la ciudad y campaña, contando además con almacén y carnicería y la imprenta que aparte de los trabajos propios, realizaba tareas para terceros.

Los tiempos difíciles que corrían entre los años 1945 y 1950, para “La Federación” al hallarse enfrentada política y sindicalmente con el gobierno peronista, lleva a la necesidad de poner a buen resguardo los bienes que tanto habían costado obtener, efectuando “la venta” de la propiedad, muebles y máquinas de “La Unión Obrera Departamental” (La Federación) a la Sociedad “El Despertar del Obrero SRL” el 27 de marzo de 1949, operación que se efectúa con arreglo a la Ley N° 11.867, interviniendo la Escribana M. Lema de Cortiñas.

En el año 1961, la “Sociedad El Despertar del Obrero”, dona, en forma gratuita, parte del inmueble ubicado sobre calle Rocamora (Finca N° 2847) a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, acorde decreto N° 1607/1961 y Ordenanza N° 2801/1969 para la construcción de las oficinas de la COPUL (Cooperativa de Obras Públicas Limitada) siendo inscripta en el Registro de la propiedad el 20 de junio del mismo año interviniendo la escribana Teresita Rivera Alzamora.

En 1981, el terreno aledaño al edificio original, sobre calle Rocamora es vendido por la “Sociedad El Despertar del Obrero” a la “Asociación Bancaria”, para la construcción de sus sede social y farmacia.”

Cierre del “Despertar del Obrero”

El fallecimiento o retiro de la firma, de los viejos luchadores y la situación económica del país, lleva a que el comercio baja decayendo, cerrándose la imprenta primeramente, manteniendo en 1985 solamente la panadería y almacén en el edificio original.

En julio de 1985, se cierra definitivamente la panadería “El Despertar del Obrero” después de 67 años de honesta trayectoria comercial.

A pesar de los intentos de resguardar el patrimonio histórico de luchas obreras, por parte de la Concejal Verónica Magni, quien en 2012 se presentó un proyecto de ordenanza en el Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay pidiendo la incorporación del antiguo edificio donde funcionó “El Despertar del Obrero” al Patrimonio Cultural e Histórico de la ciudad de Concepción del Uruguay, la iniciativa no se discutió nunca y de esta  los reclamos cayeron en saco roto por parte de la Municipalidad local y de las instituciones obreras, estando hoy ese viejo edifico totalmente “modernizado”, constituyéndose así en otra pérdida significativa del patrimonio de la ciudad de Concepción del Uruguay.

“Remodelación” del Despertar del Obrero. Foto: El Miércoles Digital

Desde 2014, por iniciativa del mismo bloque que se negó a tratar la declaración de “Patrimonio Cultural e Histórico de la ciudad”, se promulgó una Ordenanza que impone el nombre de “El Despertar del Obrero” a la calle nominada “Calle del Ciervo”, ubicada en el acceso a la ciudad. La nueva denominación se extenderá desde su nacimiento en el acceso a la ciudad, ex 32 del Oeste Sur, en la intersección del Bulevar Juan José Bruno y en toda su extensión. 

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Rousseaux, Andrés, “El Despertar del Obrero”, Edificios con Historia, Tomo II