La “Casa de Delio Panizza” y la adhesión a la Revolución de Mayo

Museo “Casa de Delio Panizza”, ex residencia de la familia Calvento. Foto de 1979

Cuenta el escritor Gregorio Troncoso Roselli, autor  de  una  publicación  sobre  Concepción  del Uruguay y descendiente de la familia Calvento,  que en la  vieja casona de  los Calvento (Hoy Museo Delio Panizza), donde él  asistía de niño con su familia,  vivía doña Manuela  Céspedes  y su  esposo  Fulgencio López.  

Manuela Céspedes  era  pariente  de  su  padre.  Recuerda  que  en  la  casona  aún   se  conservaban  un  candelabro de tres velas que pertenecieron a Narciso Calvento y un óleo pintado por  Victorica  de  don  Mariano  Calvento,  hijo  de  Narciso.

En una habitación de huéspedes –que  luego  se  transformó  en  el  aposento  de  Norberta Calvento–, se  hospedaron el Gral. Martín Rodriguez,  Díaz Vélez  y  el  Dr.  Manuel  Belgrano. Según  el autor  allí  se habría discutido en tertulia privada de vecinos el reconocimiento a la Primera Junta de Gobierno, aprobada oficialmente el 8 de junio de 1810.

El escritor Gregorio Troncoso Roselli en su libro “Evocaciones a la distancia” (Recuerdos de Concepción del Uruguay), evoca aquel momento:

Es tradición, tía Dolores me lo refirió muchas veces, allí en la casona de su abuelo Don Narciso Calvento (actual Museo Delio Panizza) en reunión de notables de la villa, se discutió y se acordó reconocer a la Junta de Mayo, el día 7 de Junio. Al día siguiente fue reconocida en sesión especial del Cabildo…. Al anochecer comienzan a llegar los primeros convocados: Miguel Díaz Vélez, José Aguirre, Belisario Céspedes, Joaquín, Agustín Urdinarrain, Domingo Morales, Melitón González, Octavino Benítez, Domingo Calvo, Mariano López; Francisco Ramírez, Antonio Salvatella, Juan José Irigoyen, Ramón Olivera y muchos otros. La asamblea contó con una treintena de asistentes, que ocupó la amplia sala de la casa…”Al día siguiente,8 de Junio, viernes, el Cabildo de nuestra ciudad, en sesión especial, reconoce al Primer Gobierno Patrio, librando a la misma, el siguiente oficio:”Exmo. señor: Acabamos de recibir con oficio de V.E del 1 del corriente, los impresos que manifiestan los justos motivos y fines de la instalación de la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata, a nombre del señor Fernando Séptimo, y quedan dadas todas las disposiciones para que se lleven a debido efecto en el distrito de esta jurisdicción, cuanto V.E. se sirve prevenirnos. El más pronto envío del diputado de ésta villa y el puntual cumplimiento a las presentes y sucesivas órdenes de V.E. acreditan el celo y patriotismo de este vecindario a cuyo nombre tenemos el honor de felicitar a V.E. Nuestro Señor guarde de la vida de V.E. muchos años. Villa de la Concepción del Uruguay, 8 de junio de 1810.Exmo. Señor José Miguel Díaz Vélez, Domingo Morales, Agustín Urdinarrain, José Aguirre. Señores de la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata”…

Gregorio Troncoso Roselli, Evocaciones a la distancia (Recuerdos de Concepción del Uruguay), Editorial Arismar, Buenos Aires, 1957.

El viejo puente de calle Suipacha

Viejo puente de la calle Suipacha (Foto: Jorge Haidar)

Pese que en la actualidad ya no existe, el lugar se lo conoce como “el puente de la Suipacha”. Nos acompañó hasta el año 2000 y hoy se está trabajando en la zona, realizando un entubado y colocando adoquines en los caminos aledaños, realzando la zona que permaneció “abandonada” durante mucho tiempo, siendo que ese barrio es dónde se reunieron los futuros habitantes de la ciudad y dónde estuvo también la primera capilla y el primer y tercer cementerio Uruguayense.

En la década de 1930, el Estado Nacional adquiere terrenos pertenecientes a Doña Teresa Arreseigor de López, para el ejército y Gendarmería.

El ejército (Regimiento 10 de Infantería de Montado) ya estaba en la ciudad, ocupando terrenos de lo que hoy es el barrio La Rural.

 A su vez el puerto local estaba en plena expansión hacia el Sur sobre el riacho Itape. Registraba un importante movimiento de buques que venían a cargar cereales.

Por iniciativa del Ing. Emilio Pereyra, Jefe de División Rio Uruguay del MOP (Ministerio de Obras Públicas), el gobierno nacional dispone de una partida de dinero, para la ampliación de la Costanera Paysandú (antes se llamaba Justo José de Urquiza).

En 1929 se inicia la pavimentación de la misma, terminándose en 1933.

En 1933, se muda a su nuevo emplazamiento el Ejercito, hasta 1935 que es trasladado y lo reemplaza “Agrupación de Zapadores Pontoneros”.

En 1934, la Municipalidad llama a licitación para la pavimentación de 198 cuadras del centro de la ciudad.

Simultáneamente el MOP, recibe la orden de pavimentar, las calles que llevaban al puerto, hoy desde Bvard Martínez e Irigoyen hasta Antártida Argentina y por esta hasta Artusi. Desde aquí al puerto. Por estos trabajos, el acceso al puerto se vio interrumpido y siendo imperioso llegar al lugar, fue necesario buscar otra alternativa.

Se eligió calle Suipacha, pero esta calle, se interrumpía por una cañada a la altura del barrio “La Concepción”, donde desaguaban las aguas de lluvias de la ciudad (Arroyo Las Animas).

A esto se sumaba que, para abrir la calle al Oeste, había que expropiar algunos terrenos privados y la Municipalidad no contaba con el dinero. Esto llevo a que los propietarios donaran sus terrenos. En 1937 el MOP y la Municipalidad dan inicio a los trabajos, estando terminado en unos meses (1938).

Como “proyecto Sur al Puerto”, nunca se usó, pero la obra permitió la unión con la populosa zona de la ciudad.

Texto: Andrés Rousseaux, Diario La Calle 7/3/99 

La primera municipalidad y los intendentes 1873-1983

Primer lugar de funcionamiento de la Corporación Municipal, ese edificio luego paso a formar parte hacia 1890 del Hotel París

Galería de intendentes 1873-1983 al final del artículo.

La Sección 10 de la Constitución provincial aprobada en 1860 estableció la constitución de municipalidades en todos los departamentos de Entre Ríos y, aunque el Art. 6° establecía un plazo de 3 años para esto, diversas causas pospusieron el cumplimiento de este punto. Recién en 1872 se dicto la Ley orgánica de los municipios compuesta de 7 capítulos y 92 artículos, que entre otras cosas, establecía que en los municipios de las ciudades estarían conformados por once miembros titulares e igual número de suplentes, renovándose la mitad cada dos años,

Promulgada esta Ley, en Concepción del Uruguay, el 1° de octubre de 1872 se abrió el registro de vecinos a efectos de confeccionar el padrón correspondiente. La junta fue presidida por el Juez de Paz y compuesta por dos vecinos propietarios, designados por el Jefe Político. Cualquier cuestión que se suscitara sobre falta de inscripción o inscripción indebida en los registros, sería resuelta por un “iuris” integrado por el coronel Pedro M. González Y los señores José Barreiro Bavio y Patricio Roca, todos vecinos de Concepción del Uruguay.

Confeccionados los padrones correspondientes, el gobierno entrerriano convocó a elecciones para municipales en todo el territorio provincial, menos en Paraná donde ya existía Municipio, las que se llevaron a cabo el 1° de diciembre de 1872. Ese día, en Concepción del Uruguay, participaron en los comicios los ciudadanos mayores de dieciocho años y los extranjeros mayores de veintidós; “que ejercieran algún arte o profesión, o que pagasen contribución directa o de aduana, o de patente que no bajara de diez pesos, o que supieran leer y escribir y que estuvieran domiciliados en el Municipio desde un año antes de la elección y que se hallasen inscriptos en el registro municipal”.

Les estuvo vedado participar en las elecciones a “los deudores del tesoro público, que ejecutados legalmente que no hubiesen cubierto la deuda; los que estuvieran privados de la administración de sus bienes; los quebrados fraudulentos, declarados tales por sentencia y los procesados en causa criminal por delito que hubiese merecido pena corporal o infamante o los condenados a dichas penas”.

El 1 de diciembre, a las siete de la tarde se clausuró el acto comicial. Efectuado el escrutinio, cuyo resultado fue aprobado por el Poder Ejecutivo veinte días después, resultaron electos para integrar la primera Municipalidad de Concepción del Uruguay, las siguientes personas: Titulares: José M. Zapiola, Luis Scappatura, Jose Antonio de Urquiza, Federico Guido; Enrique González, Francisco Ratto, Antonio L. Piñón, José Aguirre, Francisco Deschamps,  Juan Guimaraens y Lorenzo Barceló. Suplentes: Roberto Cremen, Ciriaco Allende, José Ubach, Domingo Rondoni, Porfirio G. Tenreyro, Pedro D. López, Plácido Guerrico, Antonio Panicera, Andrés Paulsen, Francisco Calot y José Ballestrín.

De acuerdo con lo dispuesto por la ley Orgánica de Municipalidades; en la primera sesión que se efectuara debía procederse al nombramiento de un presidente y vicepresidente que durarían un año en el cargo, aunque podían ser reelectos por un período más.

A fines de diciembre el gobierno dispuso que la instalación de la Municipalidad de Concepción del Uruguay se efectuara el 1° de enero de 1873. El secretario de la Jefatura Política, en representación del gobierno, presidió el acto. Fijada la fecha de la primera sesión para el día 3 de enero, se efectuó en esa oportunidad la elección de las autoridades de la primera Municipalidad, resultando elegidos el señor Antonio Piñón como presidente yel señor Luis Scappatura como vicepresidente.

La Sede. Las primeras reuniones de la corporación municipal se realizan en los salones de la planta alta del “Club Casino URUGUAY”, luego funcionó en una de las casas del General Urdinarrain. Durante el gobierno de Raúl Febre, se construyo un nuevo edificio para la Jefatura Política frente a su antiguo emplazamiento (la “Comandancia”), cediendo este edificio para que ahí funciones la Corporación Municipal (Actual edificio de la Policía de Entre Ríos),

Algunos años después, a fines de 1923 el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos a cargo de Ramón Mihura ofrece a la intendencia de la ciudad de Concepción del Uruguay la cesión definitiva del terreno y edificio de la  ex  Escuela Normal de Maestro a fin que en el edificio se instalen las oficinas municipales. La misma fue aceptada mediante la Ordenanza Nº 570 de fecha 23 de enero de 1924. Pasará un tiempo, antes que se concrete la mudanza, dado que primeramente el edificio debía ser sometido a importantes obras de reparaciones, estos trabajos demandaron, prácticamente dos años, iniciándose la mudanza  el 6 de septiembre  de 1928.

El edificio del Centro Cívico: En el año 1983, entre  los actos programados para la celebración del II Centenario de la Ciudad de Concepción del Uruguay, el 25 de junio se efectúa la “inauguración simbólica” del edificio, cuyas obras se habían iniciado en 1978, estando previsto su finalización total para el mes de febrero de 1984. Finalmente, el 13 de junio de 1984 se inicia la mudanza al nuevo edificio de la Municipalidad local.

De esta manera comenzaba una historia que a los largo de los siglos XIX y XX tuvo 68 presidentes municipales, entre los elegidos democráticamente y los impuestos por regímenes militares. Se incluyen las fotos de los intendentes resaltados en negrita

1873-1902

1873. Antonio López Piñón. 1873. Julio V. Díaz. 1873. José R. Navarro​. 1875. Juan L. Caminos​, 1876. Domingo Vico; 1876. Mariano Jaime; 1877. Juan Bautista Rey; 1878. Francisco Ratto; 1878. Martín Ruíz Moreno​; 1879. Jacobo Gibert; 1881. Pedro Melitón González; 1882. Francisco Ferreyra; 1883. Olegario Mabragaña​; 1885. Pedro Melitón González​; 1887. Esteban del Castillo; 1887. José Scelzi​; 1889. Darío del Castillo; 1889. Benito E. Pérez Colman; 1890. Rafael M. Paradelo; 1890. Miguel F. Britos​; 1893. Agustín Carosini; 1893. Pedro E. Busquet; 1894. Benito Benestead; 1899. Wenceslao S. Gadea,

1902- 1950

1902. Porfirio L. Tenreyro, 1903. Juan Leo, 1904. Darío del Castillo, 1906. Vicente M. Corvalán, 1908. Emiliano B. Sanguinetti, 1910. Juan Benigno Martínez, 1912. Juan M. Chiloteguy, 1912. Benito Yáñez, 1912. Miguel Solanas, 1914. Vicente M. Corvalán, 1915. Juan Pedro Piñón, 1920. Juan Carlos González, 1925. Demetrio Etchezarraga, 1926. Olegario Mabragaña, 1927. Antonio E. Bacciadone, 1930. Ernesto T. Marcó, 1930. Juan M. Bruzera, 1932. Albano L. Giménez, Juan José Terenzio, 1934. José Anselmo Orsolini, 1935. Dr. Justo Germán Ravenna​, 1937. Ambrosio A. Artusi, 1943. Ezio A. Grandi, 1944. Pbro. Andrés Zaninetti, 1944. Héctor J. Castagnino, 1945. Enrique Etcheverry, 1945. Dr. Rafael Pepe, 1947. Dr. Rómulo Tófalo, 1948. Alberico Segheso, 1948. Juan José Rizzo

1950-1983

1950. Juan Antonio Sansoni, 1952. Omar Blanc, 1955. Hector J. Chapelet, 1955. Capitán Antonio L. Merlo, 1955. Tte. Cnel. Carlos Chasseing, 1955. Dr. Juan José Bonelli, 1955. Ramón E. Bartet, 1958. Dr. Juan E. Lacava, 1962. Dr. Salvador Trigos, 1963. Juan Antonio Sansoni, 1966. Tte. Cnel. Leopoldo Galtieri, 1966. Dr. Carlos A. Roca, 1967. Dr. Lucilo López Meyer, 1970. Prof. Miguel A. Gregori, 1973. Carlos María Scelzi, 1976. Pref. Gerardo Genuario​, 1976. Eduardo A. Giqueaux, ​1980. Alí Honoré Argachá, 1983. Juan Carlos Lucio Godoy

Textos: Urquiza Almandoz, Oscar, “Historia de Concepción del Uruguay”, Tomos II. Rousseaux, Andrés René “Desde la Comandancia al Centro Cívico de Concepción Del Uruguay”. 

Fotos: Diario “La Calle” Suplemento Especial para el 2° Centenario de Concepción del Uruguay, junio de 1983

Creciente extraordinaria del Río Uruguay (1959) y otras

 

Avenida Paysandú, se puede ver el desaparecido frigorífico Swift, la barraca Americana con la grúa hoy casi totalmente destruida y el Molino Concepción (Foto: Graciela Holzmann)

Es lo que se conoce, hasta el momento, como la mayor creciente en nuestra zona ocurrida el 17 de abril de 1959, cuando a las 7 de la mañana la marca llegó a los 10,22 metros sobre el cero del hidrómetro local, que sobrepasó la marca anterior de 8,22 metros registrada el 20 de mayo de 1941, como nunca desde que se tenga registro, las aguas avanzaron tanto dentro de la ciudad. Fue tan significativa esa experiencia que aún hoy, a casi 60 años del hecho, sigue siendo una referencia para las personas, aún cuando no hubieran nacido todavía en 1959.
Con la Defensa Sur inaugurada en junio del 2006, la cantidad de evacuados disminuyó notablemente. Solo unas 800 personas tuvieron que ser evacuadas. Un logro excepcional para una ciudad que tuvo casi 5.000 personas reubicadas con la creciente de 1983 cuando el río llegó a los 8.09 metros y la Defensa Sur solo era un sueño que se hizo realidad y posibilitó que la creciente del 2009 (8.20 m.) no afectara la parte sur de la ciudad. Hoy, gracias al aporte de los gobiernos Nacional y Provincial, avanza la construcción de la Defensa Norte, que impedirá que las aguas del arroyo Molino ingresen a la zona norte de la ciudad.

9 dd julio

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La ciudad y el turismo. Suplemento diario “Provincia”

Portada del suplemento editado en celebración del 16 aniversario del diario “Provincia”, diciembre de 1971

En el mes de diciembre de 1971, con motivo de cumplir su aniversario N° 16, el diario “Provincia”, cuyo slogan era “Un diario libre para un pueblo libre”, dirigido por Juan E. Lacava y que tenía como redactor a Enrique M. González, publicó un suplemento especial dedicado a la ciudad y especialmente al turismo. Es interesante destacar la importancia que los medios de difusión de la época le daban al turismo como herramienta de desarrollo “económico y social” y hacía eje en los valores históricos y culturales de la ciudad, es de deducir, entonces, que la explosión que tuvo el turismo en Concepción del Uruguay a fines de esta década estuvo cimentada por el trabajo de concientización de estos medios de comunicación. A continuación transcribimos 3 notas que aparecieron en ese suplemento y cuyas imágenes acompañan esta publicación.

Atractivos turísticos de Concepción del Uruguay

Lo hemos dicho y lo afirmamos una vez más: el turismo tiene una importancia económica-social de indiscutible y trascendente significación.
De ahí que Provincia, al cumplir sus 16 años de vida activa haya querido dar a sus lectores, al publico de C. del Uruguay y muy especialmente al turista que llega hasta nosotros, y a aquel que aún no lo ha hacho, un panorama lo más amplio posible de lo que fue y de lo que es hoy la ciudad de Rocamora, de Ramírez y de Urquiza.
De este modo contribuimos, con sincero deseo de colaborar, a fomentar la conciencia turística que se está gestando y a la vez, estimular el interés por conocernos, para disfrutar con nosotros la gracias que la naturaleza ha querido prodigar en belleza y en grandeza sobre estas heroicas tierras de la gesta.

Concepción del Uruguay, ciudad de turismo

Con encomiable visión de futuros, desde hace ya varios años se trabaja intensamente para dar al turismo la condición socio-económica que realmente tiene y que entre nosotros, por diversas razones, se la había descuidado hasta ahora.
Se está realizando consciente, activa y convenientemente, una interesante experiencia que está mostrando fehacientemente todas las posibilidades y las magníficas perspectivas que mil circunstancias deparan a esta actividad en nuestro medio.
Desde la creación de la Comisión Municipal de Turismo se ha organizado diríamos científicamente, la promoción turística.
En el lugar denominado “El parquecito”, frente a plaza Ramírez, se ha instalado una oficina moderna, que cuenta con comodidades para la atención diaria de las personas que allí concurren.
La Secretaría de esa Comisión es atendida por la señorita Margarita Lovisa, diligente y activísima empleada, y allí el turista encuentra cuanto hace a indicaciones, asesoramiento, informaciones y material impreso de diverso tipo.

Movimiento turístico

Casi diariamente llegan a nuestra ciudad excursiones de turistas, organizadas por distintas empresas de todos los puntos cardinales del país.
Además de ellos, son innumerables los turistas que llegan por sus propios medios: ya en automóvil, ya por tren, otros con casas rodantes, los mas con carpas para acampar en nuestras hermosas playas o en los magníficos lugares naturales con que el gran Río de los Pájaros cuenta sobre sus costas, plenas de exuberante y fresca vegetación, sus arenas y sus claras aguas que resultan verdaderos sedantes para el cuerpo y para el espíritu.
Dejando aparte todos los turistas que llegan por diversos medios, tenemos datos concretos de las personas que en calidad de turistas han requerido asesoramiento diverso en la Secretaría de la Comisión de Turismo. En el año que corre, 1971, han sido atendidas, allí, solo en el mes de octubre 2.121 personas.
Naturalmente, el número de turistas en ese mes y los restantes, anteriores y posteriores, suman una cifra diez veces mayor, por lo menos, de acuerdo a los registros hoteleros y también a los que han visitado los monumentos históricos y otros lugares de la ciudad y aledaños. Cabe destacar que el turista cuenta aquí con el asesoramiento de guías cultos, cordiales, amables, que realmente hacen de su tarea un sacerdocio porque sienten la belleza y las glorias de la ciudad Histórica.

Medios de transporte

Concepción del Uruguay, cuenta con múltiples medios de transporte que conexionan con todos los rumbos del país.
Por ferrocarril (General Urquiza) se comunica con Buenos Aires. Paraná, Concordia, Basavilbaso, en forma directa.
Por vía aérea, se cuenta con la empresa LAPER (Líneas Aéreas de la provincia de Entre Ríos), con Paraná y Buenos Aires, diariamente, menos los domingos. Son aviones Cessna para 9 pasajeros.
Aerolíneas Argentinas, sale desde Gualeguaychú menos sábados y domingos, en aviones Avro para 44 pasajeros.

El Panteón de Dolores Costa de Urquiza

Vista general del panteón. (Foto: Carlos Ratto)

A fines del siglo XIX, Doña Dolores Costa de Urquiza mandó a construir una bóveda en el Cementerio de C. del Uruguay; monumento arquitectónico muy poco valorado como tal.

El panteón tiene una ubicación céntrica, tomado la perspectiva del casco histórico del cementerio local. Lugar más que destacable e importante, que en las necrópolis de localidades vecinas ocupa el oratorio o la imagen de un santo o de una virgen.

Lo que, en principio nos muestra la preponderancia e influencia de Dolores Costa en nuestro medio fue verdaderamente notable, con lo que quedaría justificada la sesión que en su momento le hiciera el Municipio local de tal terreno.

Los primeros datos hallados en numerosos documentos al respecto en el archivo municipal surgen en 1882, cuando el 28 de julio, el Sr. Andreasi, en representación de la mencionada eleva una solicitud al Presidente Municipal expresando su intención de adquirir un terreno en el cementerio público local con el objeto de construir una bóveda  para lo que solicita un espacio de 5 varas de frente (4,20 m.) por 6 de  fondo, con frente a la del Sr. Urdinarrain”.

Esto nos indica que el terreno estaba ubicado en uno de los lados de la calle principal. Tal solicitud no sé ajustaba a las disposiciones vigentes pues en  la contestación del 13 de agosto de 1882 por parte de las mencionadas autoridades se indica que no se le puede conceder más que 5 varas de fondo por ser lo que tenían las demás construcciones existentes en esa línea, mientas que de frente no existían obstáculos al respecto lo que nos da la pauta de que no eran demasiado numerosos   los monumentos funerarios en el sector señalado, hoy conocido como “casco histórico”, hoy, totalmente saturado.

La operación se concretó 8 de Agosto por una suma de 250 pesos fuertes. Con lo que se inicia la parte más interesante de este tema, porque la viuda del General Justo José de Urquiza, no estaba conforme con el lugar adquirido, lo que pone de manifiesto en una carta de fecha 20 de diciembre de 1883 a la Honorable Corporación Municipal de puño y letra  de la interesada aclarando sus deseos de permutar el terreno obtenido recientemente por otro “Mas céntrico y notable”, que por lo interesante de su lectura, vale la pena transcribir algunos párrafos textuales que nos ayudarán a comprender la significación que ella le daba al tema: “… por las esculturales del monumento, por la calidad del material que va a emplearse, por las demás condiciones contenidas en el contrato celebrado  con el arquitecto, no es un error asegurar que no solo será de agradable aspecto, sino que puede el contribuir y contribuir{a a hermosear nuestro cementerio, llamando la atención de los que en adelante quieran visitarlo como a uno de los centros que se encuentran aglomeradas las más hermosas construcciones de una población…” Y que estando iniciadas las obras habrían notado con su arquitecto, que esa ubicación no permitiría apreciar los efectos que estaba destinado a producir. Siendo el nuevo elegido el punto de encuentro de las calles que van de N. a S., y de O. a E., donde sería percibido desde los cuatro extremos de las mismas. En su evidente deseo de impresionar a las autoridades municipales para lograr su objetivo pone en su conocimiento que las columnas y planchas de mármol se habían encargado a Italia, “… y que por su clase será de lo mejor y más costoso que ha llegado al país… Aclarando que abonaría “alguna diferencia” si fuera necesario para concretar la permuta referida. La respuesta de la Comisión de Obras Públicas con fecha 22 de diciembre de 1383 fue afirmativa, con la sola aclaración que la obra se iniciara a los 2/3 del común central del cementerio, debido a la existencia de otra sepultura particular en el punto señalado, de la que no hemos hallado dato alguno.

Al mismo tiempo se recomienda la plantación de árboles en los caminos laterales. Desde entonces encontramos en el “centro” del Cementerio de Concepción del Uruguay la bóveda de Doña Dolores Costa de Urquiza, cuyo nombre perdura grabado sobre la puerta pese a que los avatares del tiempo hayan deslucido las doradas letras originales, y su blanco mármol ennegrecido y marcado por las huellas de los años, pero aún en pie, testigo silencioso de los devenires de nuestra historia. Todo lo expuesto nos lleva a una reflexión final: ¿Se condice el empeño de Doña Dolores Costa de hermosear la “Ciudad de los muertos” con su bóveda con el olvido de los hombres del siglo XXI respecto al patrimonio histórico-arquitectónico? Pues la ordenanza municipal (N° 3647/93) que ha declarado de “interés histórico” a toda construcción anterior a 1940, respecto a los monumentos funerarios del cementerio local, no basta para protegerlos si sólo queda la buena intención en el Papel

Texto tomado de: Prof. Celia D’Angelo, C. C. “Ibarra Grasso”, “Doña Dolores Costa de Urquiza y la ciudad de los muertos”. Artículo publicado en diario “La Calle” el 17/01/1994

El puente “Tropezón”

Puente “Tropezón” en la década de 1970

El 12 de Julio de 1887 se inauguran oficialmente los trabajos de construcción de  la línea férrea del Ferrocarril Central Entrerriano, entre las ciudades de Paraná y Concepción del Uruguay; llegando la “punta del riel” hasta la estación local el 30 de Junio de 1887 al quedar librado al servicio público el tramo Rosario del Tala-Concepción del  Uruguay. El edificio de la “Estación Uruguay “ había sido terminado el 12 de Agosto de 1886.-

Paralelamente a estas circunstancias tan importante para el progreso de la ciudad, acorde la Ley Nacional Nº 1259 de fecha 10 de Octubre de 1882, se encontraba en plena construcción  el “Puerto Exterior” ó “Puerto Nacional”, sobre el río Uruguay, el que constaba de un viaducto sobre el arroyo “Itapé”, que unía “tierra firme” con la isla de “Las Garzas”, para alcanzar mediante una via construida sobre un terraplén, los muelles sobre el rio “Grande” o “Uruguay”.

El proyecto “original” preveía el tendido de una doble vía, desde la playa de maniobra, ubicada entre los actuales edificios de la Prefectura y Aduana hasta los muelles, para el servicio de un  “tranway” para el traslado de pasajeros y “zorras” para el traslado de cargas. En una primera etapa, ambos vehículos serían traccionados por caballos hasta la recepción de las máquinas a vapor adquiridas en Europa, pero en ningún momento se había previsto su enlace con las vías férreas del Ferrocarril Central Entrerriano”.

Las autoridades de este ferrocarril, vieron la necesidad de contar con un muelle sobre el río Uruguay, para el embarque y desembarque de los productos de la provincia, siendo su “intención” construirlo en inmediaciones del “Paraje Mal Abrigo”-próximo a la ciudad de Gualeguaychú-  en los campos de propiedad de D. Saturnino Unzué, a unos cuatro leguas al sur,  del actual puerto de Campichuelo Esta intención, dejaba a Concepción del Uruguay fuera del sistema ferroviario-portuario, con las lógicas consecuencias socio-económicas que su concreción acarrearían .

De inmediato, un grupo de notales vecinos uruguayenses gestionaron antes las autoridades nacionales, provinciales y el propio ferrocarril, para que se extendieran las “vías existentes entre la Estación Uruguay y el viaducto al puerto Exterior o puerto Nacional” como camino más lógico para  la salida buscada al río. Las gestiones dieron sus frutos, resolviéndose aprovechar la infraestructura  que brindaba el “muelle nacional”, para beneficio del ferrocarril y de la ciudad.

Inmediatamente las autoridades del Ferrocarril Central  Entrerriano, iniciaron las gestiones pertinentes ante la municipalidad local, cuya presidencia ejercía  Carlos Jurado, para la extensión de las vías, desde la estación Uruguay, hasta su empalme con el viaducto al puerto exterior, en las inmediaciones de los actuales edificios de Prefectura y Aduana, donde estaba la playa de maniobras. Estas gestiones, dan lugar a un voluminoso expediente tendiente a la “traza de las vías”, dando lugar a expropiaciones de terrenos particulares, desalojo de ranchos construidos sin autorización el desmonte de la zona y lo más importante “la nivelación del cerro” que se encuentra en el trayecto previsto, en la prolongación de la calle Córdoba (actual Estrada).

La nivelación del terreno, para el tendido de las vía, implicó la construcción de “una trinchera” de aproximadamente 600 metros de largo, más los terraplenes para salvar los pantanos de la parte baja (actual calle Erausquín), lo que dio lugar a que la ciudad “quedara divida en dos”. Esta situación, llevó a las autoridades municipales a gestionar ante el Ferrocarril Central Entrerriano, en base al informe que realizara el Jefe de la Oficina de Delineación Municipal D Lorenzo Presas, que dice: “esta oficina, ha estudiado la manera de como remediar en parte, las interrumpidas” “comunicaciones entre el sur y norte de la ciudad, que fueron interrumpidas por las obras del” “Ferrocarril Central Entrerriano y no ve más recurso para restablecer la viabilidad que” “extenderse puentes en todas las calles donde el desmonte realizado (se refiere a la nivelación del “terreno)  faciliten la circulación de los trenes, combinado este sistema de “puentes” con los de” “paso a nivel”, facilitando la comunicación entre ambos sectores de la ciudad, caso contrario la” “región norte quedará relegada y condenada a una vida efímera….”

Este informe es hecho propio por el Ejecutivo Municipal, dando intervención al administrador de las obras del ferrocarril Ingeniero  G.F. Dansey y a las autoridades de la provincia que era la propietaria de la línea férrea. Al respecto, el Gobierno de la Provincia, el 9 de Octubre de 1886 se expide sobre el tema planteado expresando: …el gobierno, ha resuelto que la empresa haga lo posible ocupar solamente lo que es” “indispensable para que la vía de la calle Córdoba (actual Estrada) en el espacio comprendido” “entre la estación y el puerto muelle, dejando el restante para vía pública……”

“Al mismo tiempo se ha recomendado a la empresa, trate de construir uno o dos puentes” “en la misma calle, en el paraje donde la excavación sea más profunda, a fin de no entorpecer” “el tránsito…..”

La parte más profunda de la trinchera, era a la altura del Km 287 de la línea central, en su intersección con la calle Nº 1 (a partir del año 1916  Paraná -actual Antártida Argentina- Ordenanza Municipal Nº 1308/1948), lugar que en común acuerdo entre el ferrocarril y la municipalidad local , se selecciona para la construcción de un puente.

De esta manera nace el 1° Tropezón”, construido por la empresa del ferrocarril en el año 1887 , utilizándose para su construcción madera dura, de barandas bajas como se puede apreciar en una antigua foto que ilustra esta nota.

Simultáneamente, la empresa ferroviaria, para salvar el bajo de la calle Erausquín, construye un puente o alcantarilla de hierro, que fuera bautizado en la jerga popular como de los “los estudiantes” dado que por ahí cruzaban los fraternales en sus excursiones a la “Salamanca”

En puente tenía como misión unir los dos sectores de la ciudad, que el tendido de la via ferroviaria al puerto había dividido, formándose inmediatamente en el sector norte un populoso barrio, conformado en su gran mayoría por familias de estibadores portuarios que se les atribuía condiciones de “buenos bebedores” y que debido a lo desparejo del piso del puente ,cuando venían con algunas copas de más- “tropezaban”- lo que dio lugar que la jerga popular barrial lo bautizara con el nombre de “Puente Tropezón”  y con el correr del tiempo fue adquiriendo fama a través de hechos “entre guapos y malevos” que más de una vez se citaran en el lugar para “saldar diferencias”, incorporándose al anecdotario de los memoriosos

El segundo  Puente Tropezón: (El actual)

El viejo “Puente Tropezón” (de madera) sufre el embate de los años y las inclemencias metereólogicas, que deterioran su estructura que llevan a las autoridades del Ferrocarril (Ex Ferrocarril Central Entrerriano el que por venta  a partir del año 1892 recibe la denominación  “The Entre Ríos Railways Company Limited) a invertir en el año 1909 la suma de $1500 para su reparación integral

Pero ante el mal estado general de su estructura de madera, al año siguiente (1910) las autoridades ferroviarias deciden su “reemplazo por uno nuevo metálico…” trabajos que se llevan a cabo de inmediato, encontrándose a mediados del año en su etapa final de armado habilitándose al tránsito vehicular el 9 de Julio de 1910

A modo de aclaración de los lectores, si bien en el lado oeste de la baranda del puente se puede observar una placa de hierro  que dice “USA-1906-  significa que el puente fue construido en los Estados Unidos de Norteamérica en el año 1906, no teniendo relación con la fecha de emplazamiento y habilitación concretada el 9 de Julio de 1910.

El viejo puente “Tropezón” desde su habilitación hace más  cien años, fue sometido varias veces  a importantes reparaciones para mantenerlo en servicio, dado que su estructura metálica ha sufrido la inclemencia del tiempo y del uso, pero la principal causa fue el incremento del peso de los vehículos que lo transitan -desde los recordados carros,  ha los modernos camiones que lo transitan- llegando a “poner en peligro su estructura” , delimitándose el peso de los vehículos-  siendo  su estructura con dos “caballetes” de hierro, utilizándose tramos de hierro  del antiguo viaducto a la isla de las “Garzas”, que podemos observar en la actualidad

En el año 1993, al antiguo puente vehicular, se le “adosó” un puente peatonal en el lado “oeste” y se le hicieron importantes trabajos de conservación y reparación en su estructura y piso, que le han permitido permanecer “en pie” hasta nuestros días.

Texto: Rousseaux, Andrés, “El puente Tropezón”, Concepción del Uruguay, Edificios con historia, Tomo II

1941. La fallida demolición del Mirador del Colegio del Uruguay

Imagen del colegio y su mirador en el año en 1851

Aunque muchos “Concepcioneros” no lo saben, a fines de la década del treinta el Histórico Colegio del Uruguay fue objeto de una profunda remodelación encarada por las autoridades nacionales. Siendo su Director en el archivo del Museo “Casa de Delio Panizza”, el Profesor Gregori encontró un abundante material relacionado con todo el proceso pertinente a la demolición y posterior remodelación del Colegio. Es de suponer que dicho material se encuentra en este museo por cuanto Delio Panizza integró varias Comisiones que estuvieron vinculadas a la remodelación del Colegio. 
En el mes de setiembre de 1936 el Sr, Luis M. Campos Urquiza, escribía a Delio Panizza una carta diciéndole: “Ayer el Sr. Presidente, dictó un decreto por el que se autoriza a la Dirección de Arquitectura a proceder a la demolición de parte del Colegio y vender en subasta pública sus materiales, así pues muy pronto se iniciará esa obra ansiosamente esperada”
A fines de la década de 1930 se intensificaron los trabajos por parte de la Dirección de Arquitectura, pero, en el año 1940 se esparce como reguero de pólvora en la comunidad educativa local una noticia preocupante: el ministro había firmado la orden de demolición del Histórico Mirador sin considerar que este, encerraba todo un pasado viviente.
La comunidad educativa uruguayense se movilizó. Firmada por los ex alumnos Wenceslao Gadea, Delio Panizza, Julio Reibel, Albino A. Romanzo y Pedro Martínez Piñón, circulo una invitación destinada a los ex alumnos del Colegio Nacional y a los que se convocaba para tratar el preocupante tema, en el diario “La Juventud” de fecha 11 de agosto de 1940 se publicó un artículo titulado “A los ex alumnos del Colegio Nacional y Convecinos”, que entre otras cosas manifestaba ” En conocimiento de que se proyecta continuar las reformas del edificio de “nuestro Colegio Nacional del Uruguay Justo Jose de Urquiza”, comprendiendo las mismas la supresión o demolición de su Mirador, cuya enhiesta silueta a más de haber sido testigo de tantos decenios de historia lugareña, constituye un rasgo característico, tradicional e insustituible del edificio, los suscriptos, entendiendo que es imperativo de un deber de tradición, de cultura, de amor a lo nuestro y de justa conservación, poner toda la voluntad y acción en el sentido de impedir la realización de tal proyecto, nos permitimos invitar a los ex alumnos de nuestro histórico viejo y querido instituto, y también a los vecinos que simpaticen con la idea a una reunión con objeto de cambiar opiniones y aunar propósitos al respecto, el próximo domingo 14 de agosto, a las 10 horas en el Centro Comercial”.
Por otra parte los miembros integrantes de la Comisión interesaron a los alumnos del histórico que ocupaban puestos clave en el orden nacional como los Dres. Antonio Sagarna y Campos Urquiza.
La reunión se realizó con marcado éxito y como resultado de la misma se elevó al Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, Dr. Jorge e. Coll, un petitorio que entre otros conceptos decía lo siguiente: “El pueblo de Concepción del Uruguay, en cuya representación acuden a vuestra Excelencia las Entidades Culturales, Sociales y comerciales de la Ciudad; sus autoridades y vecinos, ha sido conmovido por un rumor que lo ha llenado de inquietud pues, de hacerse efectivo, irrogaría un enorme perjuicio moral. 
“Según él, con motivo de las refacciones emprendidas en el Edificio del Histórico Colegio Nacional que fundara Urquiza y que llevé su nombre, se ha dispuesto ahora la demolición del Mirador, lo cual implicaría un error tal que creemos no le tolerará V .E. accediendo a nuestro pedido. 
“De ahí, que efectuada una numerosa reunión de vecinos y ex alumnos fue designada le Comisión de los cinco miembros firmantes en primer término, a fin de llevar a V. E. un memorial explicativo y que, como ve V.E., su gestión es apoyada por entidades de la Ciudad, Autoridades y vecinos que signan la presente.
“No es posible Exmo. Sr. que precisamente en una época en que despierta ardorosamente el sentido y el sentimiento de la argentinidad pueda procederse con tanto “desconocimiento” de la historia y tanta falta de amor a lo nuestro y se decida la demolición de verdaderos monumentos como es el Mirador del Colegio del Uruguay cuya campana no sólo llamó a tantas generaciones de estudiantes, sino que tocó a la libertad en el Pronunciamiento y desde cuya cima, en 1852, fue dirigida la heroica defensa de la ciudad. 
“Quitar al Colegio su Mirador, es arrancar de él su más típico y original ornamento un trozo de casi un siglo de historia lugareña, es cercenar uno de sus atributos característicos, es romper un símbolo”.
El petitorio fue elevado al Ministro con más de cien firmas de Autoridades, Instituciones, Periodistas, etc. Finalmente, la cordura primó, el Mirador fue restaurado y ahí está mostrando a las generaciones de alumnos y visitantes, toda una etapa histórica dónde se consolido la organización nacional.
Texto extraído de: Gregorí, Miguel Angel, ¿Sabía Ud. que en 1941 estuvo a punto de ser demolido el Mirador del Histórico Colegio?, Diario “La Calle” 15 de agosto de 1993
· Actualizado el miércoles

Los primeros balnearios de Concepción del Uruguay

Bañistas sobre el arroyo de la China, a principios del siglo XX

Nuestra ciudad, Concepción del Uruguay, fundada el 25 de junio de 1783, por Don Tomas de Rocamora, esta recostada al río Uruguay, y rodeada por los arroyos Itapé, El Molino, El Curro y de La China, por lo que desde sus inicios siempre tuvo que ver con el agua, hasta es lógico imaginar que se los uruguayenses se sumergieran en esas aguas en las tardes de calor de los veranos pasados. Es interesante destacar que para esa época todos los arroyos eran  de aguas límpidas y cristalinas

¿Dónde estaban esos lugares? Algunos escritos dan cuenta que había varios lugares, como, por ejemplo: en el arroyo La China- arriba de los saladeros-, el Puerto Calvento, – actual La Salamanca-, y el Puerto de las Piedras.

Ya a mediados del siglo XIX,  uno de los lugares preferidos era el Puerto de las Piedras, ubicado en la zona de la ribera, en el que en 1856 pereció ahogado, a los 26 años, el cura párroco de Concepción del Uruguay, Gregorio Céspedes y Calvento, primer sacerdote nativo de Concepción del Uruguay. También en los días de verano se aprovechaban otros lugares como el arroyo de La China: aguas arriba de los saladeros y la  actual Salamanca, denominada entonces Puerto Calvento.

El Puerto Calvento era el más usado, pero también en ese lugar los carros juntaban agua para repartir en la ciudad. Eso llevo a que, en 1874, el intendente Luis Scappatura, prohibiera los baños en ese lugar, y hasta se le aplicaba una multa de dos pesos al que hiciera uso como balneario.

En 1883, el Intendente Francisco Ferreyra, dicto una ordenanza donde se estipulaba donde se sacaría agua para la ciudad, donde se lavaría la ropa y donde se podría usar para balneario, quedando liberado para ese uso el antiguo lugar de baños “Puerto Calvento”. Pero la población ya había encontrado otro lugar para recrear sus horas, era Puerto de Las Piedras, ubicada en las actuales calles Rocamora y 8 de junio.

Este lugar se equipó con “Un casino de Baños”, propuesta que contenía doce artículos donde hasta se disponía del traslado de la población hasta el lugar mencionado.

El casino de baños estaba compuesto de 24 camarotes. Había seguridad para las personas que no supieran nadar. El carruaje encargado del traslado de las personas, de propiedad del que explotaría el balneario, salía de la Plaza principal en los horarios de 5 y media a 8 horas de la mañana y de 4 a 7 horas por la tarde.

Muchos años han de pasar, para que se diera nacimiento a otro balneario en la ciudad. La navegación del riacho Itapé y la instalación del Ministerio de Obras Públicas, fueron desplazando el balneario agua abajo.

Con fecha 29 de agosto de 1917, por ordenanza N° 395, se construye un nuevo balneario, el que fue concretado por Ordenanza 781 del año 1930. Creándose así el Balneario Itapé. Que fue inaugurado el 30 de noviembre de 1930. Y conto con una primera comisión precedida por Doctor Pedro Canavesi.

De más esta decir que el lugar ya hacía mucho había sido elegido por la población como lugar de recreación. Habría que esperar más de 40 años para que la cuidad pudiera contar con otro balneario, el más importante de su historia: Banco Pelay, que fuera expropiado en el año 1974. Luego se irían incorporando otros sobre el río Uruguay: La Toma, Paso Vera, Camabacuá y otros sobre los arroyos Itapé: Parque Sur, el Molino, Patagonia, del Club Regatas y otros ya muy tradicionales como “La Tigrera”, sobre arroyo Molino y “El Viejo molino” sobre el arroyo Urquiza

(Bibliografía: Gregori, Miguel Ángel, “Los Primeros Balnearios” revista SER numero 21 y Urquiza Almandoz, Oscar, “Historia de Concepción del Uruguay”, Tomo III)

 

Hallazgo de los restos del general Justo José de Urquiza

Los restos del general Urquiza son depositados en el nuevo féretro.

El Prof. Oscar Urquiza Almandóz, narra en el Tomo III de su “Historia de Concepción del Uruguay”, los pormenores del traslado de los restos mortales del Gral. Urquiza, a la Basílica de la Inmaculada Concepción, el día 25 de agosto de 1871, luego  de permanecer los mismo más de un año en el panteón familiar en el cementerio local.

Luego de los trámites realizados por Dolores Costa ante las autoridades eclesiásticas, policiales y civiles, se realiza el traslado de los restos y efectúa una  ceremonia con la presencia de familiares y amigos. Los restos fueron depositados en una cripta que el mismo Urquiza había hecho construir para sus padres y hermanos.

La viuda hizo colocar una placa de mármol en la nave izquierda, sobre la que se suponía era la cripta, que dice:

“R.I.P.

AQUÍ YACEN LOS RESTOS MORTALES

DEL

EXMO. SR. CAP. GRAL.

DON JUSTO JOSÉ DE URQUIZA

1er PRESIDENTE CONSTITUCIONAL

DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

GOBERNADOR DE LA PROVINCIA DE ENTRE RIOS

QUE MURIÓ ASESINADO

EL 11 DE ABRIL DE 1870 A LA 7 1/2 DE LA NOCHE

EN SU PALACIO SAN JOSÉ

A LOS 69 AÑOS DE EDAD

SU AMANTE ESPOSA E HIJAS

LE CONSAGRAN ESTE TRISTE RECUERDO”

Durante muchos años se le rindió homenaje al prócer junto a esta placa, pero nadie sabía si el féretro estaba detrás o debajo de la misma, o en la base de alguna columna o debajo de algún altar. Había, por lo tanto, diferentes versiones sobre dónde estaban realmente los restos del general Urquiza.

En 1901, para el centenario del nacimiento del Gral. Urquiza, se realizaron investigaciones al respecto que estuvieron a cargo del entonces Presidente Municipal Don Wenceslao Gadea, quien no tuvo el apoyo de la iglesia y no se llegó a buen fin.

Años más tarde toma la posta el Director entonces del palacio San José, Don Antonio P. Castro, quien comprueba que el cuerpo de Urquiza no se encontraba detrás de la lápida, ni debajo, ni en la columna, ni debajo del altar. Solo quedaba la cripta subterránea. Lugar casi inaccesible físicamente y por no contar con el apoyo eclesiástico. Pero en aquellos tiempos, se pudo mirar el interior, sin bajar, y no se divisó nada, siguiendo con la gran incógnita.

En la mitad del Siglo XX, precisamente el día 6 de octubre de 1951, y con la presencia de familiares descendientes del Gral. Urquiza (Campos Urquiza y Sáenz Valiente), se reanuda la búsqueda. Se examina la bóveda, y se descubre que una de las paredes no era tal, sino un tabique. Se realiza una perforación donde se pueden ver ataúdes y restos semis destruidos por el tiempo y la humedad. Estos fueron rápidamente identificados por contar con placas de bronce. En esa oportunidad, no se toca nada.

Las personas que protagonizaron este hallazgo dan cuenta a la Comisión de Museos y Monumentos Históricos, solicitando la intervención ante la Iglesia de Concepción del Uruguay a efectos de verificar la existencia de los restos del Gral. Urquiza.

Esto se llevó a cabo el día 6 de octubre de 1951, donde se labra una extensa acta donde consta lo encontrado y su estado. Describen el ataúd que guarda los restos del Gral. Urquiza, cuyos restos fueron examinados por los doctores Gracia y Castro O´ Connor, quienes lo reconocen, mediante comparación de la foto y mascarilla existente. El Acta levantada en la oportunidad dice textualmente lo siguiente (A pesar de su extensión, se trascribe en su totalidad por lo interesante de los detalles que narra la misma): El Acta levantada

El 6 de octubre de 1951 se constituyó en la Iglesia Parroquial de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, la Comisión Especial designada por la Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos, juntamente con los señores, descendientes del general Urquiza, Fiscal General (R) doctor Luis María Campos Urquiza y don Francisco J osé Sáenz Valiente, Cura Párroco de la Iglesia, presbítero Zoilo Nicanor Bel, Juez Nacional de Primera Instancia, doctor Ventura Ramón Ojeda Fevre, doctores en medicina Ricardo Castro O’Connor y Oscar E. García, designado éste como legista por el señor Juez Nacional, Director del Palacio San J osé, don Manuel F. Macchi, Administrador del mismo, don Tomás Castagnino, Secretario del Colegio Nacional del Uruguay, don José Maria Nadal, don José A. S. Nadal Sagastume y don Enrique Federico Fuchs. La parte pertinente del Acta está concebida en estos términos: “. . . levantaron la losa de mármol exterior… que cubre la entrada de una cripta que resultó medir 4,50 por 2, 55 metros y 2,55 de alto, con paredes revocadas en cal, saturada de humedad. Descendiendo a la misma los señores arriba nombrados, se procedió a demoler el tabique descubierto por los señores Campos Urquiza y Sáenz Valiente (…) encontrándose dos ataúdes y varios restos humanos (huesos), así como restos de maderas y metales. Uno de los ataúdes está a nivel del suelo, en una elevación de 0, 20 cuya tapa de madera ha desaparecido por la acción de la humedad, y que se supone contener los restos de don Juan José de Urquiza, hermano del prócer, según se desprende del acta de exhumación de los restos de la familia labrada en Buenos Aires con fecha 2 de mayo de 1860, cuyo original se encuentra en la Iglesia Parroquial de esta ciudad, y de una placa con este nombre. También se hallaron entre los escombros de madera dos pequeñas chapas de metal con los nombres de “Cándida Garcia de Urquiza” y “José de Urquiza”, padres del prócer, lo que hace suponer que corresponden a los restos humanos arriba citados, cuyas urnas de madera han sido destruidas por la acción del tiempo y la humedad, a que también se refiere el acta de exhumación citada precedentemente. Asimismo se hallaron tres vasos votivos, de metal, con sus respectivas tapas y numerosos herrajes, cerraduras, manijas y otros adornos. Sobre dos barras de hierro cuadrangulares de tres centímetros de espesor, colocadas paralelamente detrás del tabique demolido y a un metro de altura del piso, se encontró asentado en ellas un ataúd cuya caja exterior de madera había desaparecido por la acción del tiempo y la humedad, por lo que se presentaba a la vista con una cobertura total de plomo. Se procedió a descenderlo. Enseguida se abrió la plancha de plomo que lo recubría, apareciendo una caja de madera de ocho centímetros de espesor. Levantada la tapa de ésta se encontró el ataúd, sobre cuya tapa de madera se hallaba una cruz de metal y una placa grande, también de metal, con la inscripción de “Gloria Deo”. Desclavada esta tapa de madera, apareció una caja de zinc, dentro de la cual se hallaba un cadáver cubierto con una mortaja, ésta última en excelente estado de conservación. Apartada ésta, se vio que el cadáver estaba reducido a estado esquelético, hallándose vestido con pantalón de brin, camisa, chaleco, saco, medias de lana y botines de color negro con elásticos en la parte superior, todo en bastante buen estado. Inmediatamente los doctores Castro O’Connor y Garcia efectuaron el examen médico legal de los restos, con el siguiente resultado: cadáver de sexo masculino, de una altura de 1,68 a 1,70 metros, según las tablas antropométricas de Rollet para esqueleto y concordante, aproximadamente, con la medida que se tomó desde los tales al hueso dejado por el cráneo en el cabezal de la mortaja. Cadáver de unos 80 a 100 años de antigüedad, a juzgar por la desaparición total de las terceras falanges de los dedos de las manos. Sobre el fondo de la mortaja se observa la presencia de grandes cúmulos de cabellos largos pertenecientes a las zonas occipital y parietal izquierda, de color castaño. El cráneo se hallaba inclinado hacia la derecha y el maxilar inferior desarticulado. Tomándose con las manos dicho cráneo, se observa que el maxilar superior izquierdo había desaparecido casi totalmente, (…) y unas pequeñas zonas de su articulación con el molar (…);el seno maxilar se hallaba totalmente abierto en su cara anterior y hacia la boca. Presentaba, además, una destrucción de la apófisis pterigoides izquierda del esfenoides. En el maxilar superior derecho se encuentra solamente el segundo molar en el maxilar inferior, portador de una prótesis de caucho rojo conteniendo dos incisivos centrales y el lateral izquierdo y que estaba sujetada por orificios en donde penetraban el canino, primer premolar y el segundo molar; en dicha mandíbula estaban in-situ: incisivo lateral derecho, primer molar derecho, segundo molar derecho y en el lado izquierdo sólo el primer premolar. Algunas piezas dentarias se desprendieron al levantar el cráneo. Resto del cráneo: normal. No se halló proyectil alguno, ni incrustado en los huesos craneanos ni en el interior del cráneo, pero en el fondo del cajón debajo del cráneo se halló una prótesis metálica superior portadora de los incisivos centrales , con su lado izquierdo deformado a al altura exacta de la perforación traumática del maxilar superior correspondiente. El examen del atlas, muestra a esta vértebra dividida en dos, pero por origen destructor del tiempo. En costillas no es dado observar impresión alguna de arma blanca. El resto del esqueleto no presenta particularidad alguna. El cadáver se hallaba vestido en su tronco, con el miembro superior derecho colocado en la manga correspondiente, y el izquierdo suelto, viéndose la manga de ese lado cortada en toda su extensión. Del examen del cadáver se desprende que pertenece a un hombre adulto que ha sufrido un traumatismo por herida de bala en el maxilar superior izquierdo, de trayectoria al parecer recta, que no ha penetrado en la cavidad craneana. Dicha lesión concuerda en un todo con la fotografía del cadáver que nos fueron exhibidas como del General Urquiza y con la mascarilla del mismo, existente en el Palacio San J osé y las prótesis dentarias guardadas en dicho Monumento Histórico, también concuerdan con las prótesis hallada en el cadáver y la falta de piezas dentarias en los maxilares. En conclusión, los presentes manifestamos: que los restos del cadáver examinado, pertenecen al Capital General don Justo José de Urquiza, en virtud de razones médicas, históricas y familiares, dejando así cumplida la misión que se nos recomendara (…) “y para mayor seguridad se clausuró la lápida con una faja debidamente rubricada (…)”.

Habían pasado ochenta años del traslado del cuerpo de Urquiza y el misterio quedaba develado.

Cuatro años más tarde el Gobierno adquiere un féretro nuevo para nuestro caudillo, el mismo fue comprado en Casa Mirás de Buenos Aires a un costo de $ 23.000. Al tratar de pasar los restos al nuevo cajón se encuentran con que los huesos estaban pegados a las telas que pertenecían la uniforme, tenía medias de lana y bota de cuero, se lavan los huesos y se arma el esqueleto.

Bibliografía: Urquiza Almandóz, Oscar, “Historia de Concepción Del Uruguay” (Tomo III) y Miloslavich de Álvarez, María del C. “Los Restos del Gral. Urquiza. Construcción del Mausoleo”