El lugar de nacimiento del general Urquiza

Monumento que recuerda el nacimiento del Gral. Urquiza, en la zona conocida como “El Talar”, este monumento fue inaugurado en 1937.

Todos los pueblos exhiben con orgullo el hecho de ser la cuna de personalidades destacadas. Así Yapeyú se anuncia como la patria chica del libertador San Martín, San Juan muestra los vestigios de los primero pasos de Sarmiento; Caracas atesora la casa donde nació Simón Bolívar, y así podríamos seguir.

En Entre Ríos, una de las figuras más reconocidas de su historia, el general Justo José de Urquiza, que llegó a ser presidente de la Confederación Argentina, no tiene una ciudad o pueblo que refugie su memoria natal. No se trata de Concepción del Uruguay donde descansan sus restos mortales. El sitio donde se escuchó su primer llanto es un lugar no precisado del interior del departamento Uruguay, en el casco de una antigua estancia que perteneció a su padre, José o Josef de Urquiza.

Una investigación inédita, llevada a cabo por los Profesores Rubén Bourlot y Omar Gallay nos acerca ciertas certezas sobre el sitio.

“De acuerdo a la mayoría de los historiadores, el Gral. Justo José de Urquiza nació en la Estancia San José, ubicada en El Talar del Arroyo Largo (hoy Urquiza) el 18 de octubre de 1801.

“Fue bautizado el 21 de octubre por el capellán fray Juan Claramonte, quien estaba a cargo del oratorio mandado construir en la estancia por su padre.

“En verdad este templo fue proyectado por Dn. Pedro Duval, anterior propietario, y del cual Dn. Josef  de Urquiza fuera administrador.

 “En oportunidad de la visita pastoral que hiciera al lugar el Obispo Benito Lué y Riega el 24 de mayo de 1804, recibió los oleos bautismales.”

Entre el Talar y los Corrales

El antiguo casco de la estancia San José desapareció con el tiempo, pero aún se conservan algunos indicios en la zona que comprende los límites de las colonias Las Achiras y Quinto Ensanche de Mayo. “A unos quinientos metros al sur del actual casco de la Estancia Villa Teresa, cruzando el arroyo Las Achiras, que a los pocos metros confluye en el arroyo Urquiza, junto con su similar El Cordobés que corre desde el norte, se encontraban unos corrales de un metro de alto hechos con piedras (areniscas) abundantes en la zona, muy cercanos al antiguo oratorio, la casa familiar y de la población (personal de la estancia) que Dn. Josef hiciera edificar.

“Existen dos versiones sobre el lugar preciso donde el Organizador de la Nación dio sus primeros berridos. La tradición histórica lo ubica el en el paraje denominado ‘El Talar’ que comprendería una zona que otrora habría estado dominada por estos árboles, al oeste del actual puente sobre el arroyo Urquiza en la Autovía General Artigas (ex Ruta 14).

“La otra referencia, menos conocida pero con fuerte arraigo en la tradición lugareña, determina como lugar de nacimiento la casa paterna que se situaba en cercanías de los ‘corrales de piedra’.

“Refrenda esta última presunción, los recuerdos de una de las hijas del General, Dña. Flora del Carmen de Urquiza de Soler, que residiendo en Buenos Aires al momento de la inauguración de un monumento recordatorio a la vera de la ruta 14, en 1937, dice en un pasaje de la misiva que envió en adhesión al acto:

‘Mi intención al escribirle es relatarles un hecho que acudiendo a mi memoria, despierta dudas sobre si el Gral. Urquiza nació en el llamado “Talar” o en  “Los Corrales”. Era más o menos alrededor de 1860 y yo, niña aún, volvía de con mi padre de un viaje a la Colonia San José por él fundada. Habíamos concurrido a una fiesta de aniversario, habíamos estado en la casa de Peyret, habíamos visitado las granjas y recibidos grandes agasajos. Volvíamos a la ciudad del Uruguay en la volanta usual en esos años y al pasar por Los Corrales, hoy Villa Teresa, y donde existe de pie un antiguo corral de piedra, mi padre, señalándome la casa, me dijo, más o menos: ‘Ves, hija, ahí he nacido yo’. Esta referencia de mi propio padre, que recuerdo muy bien, me ha hecho dudar siempre sobre el sitio que la tradición a señalado como lugar de su nacimiento, “El Talar”, y he querido ponerla en su conocimiento, no para menguar el calor del homenaje, sino para aportar un antecedente que pueda abrir un camino nuevo a las investigaciones históricas del hecho’.

“En el mismo sentido, Dn. Marcelo Tito Sáenz Valiente, nieto del General Urquiza y que viviera hasta su muerte en Villa Teresa -propiedad heredada de su madre Teresa de Urquiza de Sáez Valiente, la cual la hubo comprado oportunamente a su hermano Cipriano de Urquiza quien la recibiera en sucesión-, explicaba a los visitantes que la casa de Dn. Josef se encontraba al sur de los corrales de piedra y que allí había sido el lugar de nacimiento de su abuelo. Por consiguiente, renegaba del emplazamiento que oportunamente se había hecho de un monumento recordatorio en la ruta 14, el cual llamaba a una falsa interpretación al rezar en su inscripción ‘sitio del nacimiento’”.

Los homenajes a Urquiza

En 1901, con motivo del centenario del nacimiento del Organizador, entre el 17 y el 20 de octubre se llevaron a cabo diversos actos de homenaje en Concepción del Uruguay, el Palacio San José, en la capital provincial y en el sitio probable de su nacimiento.

“El acto central se realizó en arroyo Urquiza, en la ya derruida casa que perteneciera a los padres del General.

“Treinta carruajes y tílburis (Carro de dos ruedas y dos asientos, con capota, tirado por un solo caballo) partieron con ese destino bien temprano a la mañana. De igual manera lo hicieron jinetes y carretones que condujeron a señoritas, caballeros y niños.

“A pesar que las maestras estaban sufriendo una demora de seis meses en percibir sus sueldos, también se adhirieron al acontecimiento, dado que junto a sus alumnos de escuelas y colegios dedicaron y descubrieron la placa alusiva, la que fue acompañada por un ‘lacónico discurso’ por parte del alumno Parodié, de la Escuela Mixta.

“Se sirvió un almuerzo del cual participaron unos 300 comensales, entre autoridades y público en general.

“A las 5 de la tarde estuvo de regreso en Concepción del Uruguay la caravana integrada por  treinta y un carruajes y cincuenta jinetes.”

Artículo  de Bourlot, Rubén y Gallay, Omar, publicado en www.lasolapaentrerriana.blogspot.com/2016/02/la-cuna-de-urquiza.html

 

 

Historia de un libro y de un chantaje

Libro original, del año 1866

Nota: Esta publicación es un artículo inédito del Prof. Celomar Argachá, cedido para su publicación por el Centro Cultural Urquiza en la persona de su Presidente Hugo Barreto.

Historia de un libro y de un chantaje

Realmente es conmovedor viajar por Salta, donde todos sus habitantes, en forma unánime, elogian y enaltecen Ia figura de Martin Miguel Güemes; de la misma manera ocurre en La Rioja donde exaltan las virtudes de su caudillo Facundo Quiroga; nada distinto ocurre en Santa Fe con Estanislao López e incluso con los porteños que admiran al dictador Juan Manuel de Rosas, el “patrón de los ríos”, el dueño de la Aduana única de los porteños y el jefe de los estancieros de la provincia de Buenas Aires. De la misma manera podemos hablar de otras provincias, donde sus héroes son figuras tomadas como ejemplo.

Sin embargo en la provincia de Entre Ríos el General Justo José de Urquiza, que fue primero figura destacada como caudillo provincial y luego como impulsor de la institucionalización del país. Sin embargo no es elogiado, ni defendido, ni admirado por muchos entrerrianos, por el contrario es denostado por quienes gozaron y gozan de una gran Constitución, por sus enormes aportes a la educación, fundando este primer colegio laico del país y convirtiendo a Entre Ríos en la segunda provincia de la Nación en importancia.

Cuál es el motivo? Sin duda el poder porteño, especialmente el económico, que no le permitió ni le permite que un hombre del interior haya terminado con la aduana, nacionalizándola, es decir poniéndola al servicio del país y que con la libre navegación de los ríos interiores terminé con el sojuzgamiento económico que las provincias debían pagar a Buenos Aires impuestos para entrar y salir con sus mercaderías.

Esto no fue perdonado por sus enemigos, tanto unitarios como federales, porque trató de romper con el hegemonismo porteño, Qué hicieron? Pagaron a un corrupto hombre que trabajaba en la Secretaria privada de Urquiza, que por supuesto no era el ayudante principal, para que escribiera una obra contra el “Señor de San José”. Fue realizada por Juan Coronado, llamada “Los Misterios de San José”, donde en forma crítica y malintencionada dice de todo del General Urquiza, realmente algunas son barbaridades, utilizando la palabra traidor en cada capítulo, Io acusa de todo aquello que hasta hoy se  repite de él y que los entrerrianos reiteran lastimosamente sin saber el origen de esta inequidad.

Esa obra fue publicitada en todos los diarios porteños, porque detrás estaba desde Mitre y otras figuras relevantes que acompañaron Ia publicación del libro para desprestigiarlo al hacedor de la república, proporcionándole incluso algunos redactores especializados y dinero para la impresión de 2.000 ejemplares, cantidad enorme para la época de una publicación.

Pero Juan Coronado cometió un grave error. A través de amigos de Urquiza ofreció retirar la obra de la imprenta, devolver los documentos hurtados del escritorio privado del General Urquiza y además exigió una importantísima suma de dinero, muchísimo para la época. Un verdadero chantaje.

El General Urquiza conoció el contenido del libro a través de su yerno Benjamín Victorica y de su hijo Diógenes y también por las gestiones de algunos de sus amigos para que la obra no se hiciera pública, a Ios cuales desautorizó de inmediato y le encomendé a sus parientes y abogados, iniciar un juicio al perverso secretario.

Todo este proceso de extorsión e intimidación fue expuesto por el Profesor Manuel E. Macchi en 1962 en una obra titulada “Historia de un libro”, con abundante y esclarecedora  documentación, donde muestra y demuestra la infamia de la obra que muchos entrerrianos repiten, sin defender a quien no sólo terminó con la dictadura de Rosas sino que, teniendo todo el poder en sus manos, decidió darle al país una Constitución, naciendo así la Republica.

Sobre este hecho extorsivo deberíamos hablar mucho más para entender, comprender y desagraviar Ia figura de Urquiza, que no solamente no es defendida por los entrerrianos, sino que por contrario apoyamos y sostenemos las falsedades del hegemonismo unitario porteño que como sabemos es defendido por el rosismo y sus adláteres, representado por la aduana (mica y Ios hacendados y terratenientes bonaerenses.

Alaban a Rosas como campeón del nacionalismo y a Urquiza como vendepatria, cuando la realidad es inversa. El primero firmó tratados de amistad y comercio con Ias grandes potencias (lnglaterra y Francia), privilegiándolas económicamente, pero cuando el segundo firmo alianza con el gobierno portugués del Brasil para derrotar al dictador, que no reconoció ningún tratado anterior, como la independencia de Paraguay y el Uruguay, sin embargo Io llamaron títere de otros imperios.

Es decir que en la tierra del General Urquiza, donde se hizo realidad una Constitución Federal, con mandato presidencial no reelegible, democrático, con Poderes independientes, prefieren a quién obtuvo y mantuvo “facultades extraordinarios” primero, propio de toda “dictadura” y después solicito la “suma del poder público”, transformándose en una “tiranía”.

Sin embargo hay entrerrianos que prefieren lo último, criticando a quién se esforzó para que económica y políticamente fuera la segunda provincia del país en importancia; con una industrialización en crecimiento; con la presencia do colonos que emigraron de Europa para explotar nuestro fértil suelo con inmigrantes suizos; con la llegada de intelectuales que habían tenido que emigrar pero que lentamente decidieron venir a Entre Ríos, donde se habían creado establecimientos para formar los futuros dirigentes, especialmente el primer colegio laico de Argentina como fue el Colegio del Uruguay y que por último, que como dijo Beatriz Bosch, Entre Ríos era un “remanso de paz”. Urquiza después de haber paseado heroicamente su famosa caballería por la provincia, por otras hermanas y la Banda Oriental, sostuvo y mantuvo el sistema federal.

Entre Ríos, los entrerrianos en general, deben manifestar apoyo y ponderar Ia labor desarrollada por quién hizo de nuestra tierra un Iugar habitable, con tranquilidad, con trabajo y sostener, al igual que sus hermanas, al caudillo que se transformó en estadista, dándose cuenta tempranamente que las peleas entre hermanos sólo llevan al caos, a la anarquía, al atraso, a la pobreza, a la miseria y a la muerte. Una muestra de ello fue la muerte prematura del líder y las guerras jordanistas que terminaron en una fisura, una división, que llevo años superar y precisamente ellos reivindican estos procederes que terminaron por empequeñecer a nuestra patria chica. No se pide una Lealtad obsecuente o genuflexa, pero si un reconocimiento a pruebas evidentes.

Concepción del Uruguay, muy especialmente, debe sentir orgullo y pasión para defender al que hizo de nuestra ciudad la capital de la provincia y el centre político mas importante del país. Todas sus grandes construcciones lo tuvieron a él en forma activa y no reconocer su obra es una forma de criticar o al menos de ignorar.

Es incomprensible Ia existencia de un revisionismo retrogrado, admirando a quién tanto daño hizo a nuestra provincia y sus hermanas, pero también a quién representa los intereses y recibió los beneficios de un gobierno centralista, representante de los ricos hacendados y terrateniente de Buenos Aires, creador de una fuerza parapolicial (la mazorca) para reprimir a todo aquél que pensara o actuara distintos a quién Ia conducía.

Que Buenos Aires lo tenga como caudillo ponderado a Rosas nos parece hasta normal pero que un entrerriano admire y elogie a quien con tanto empeño quiso quebrarla económicamente a Entre Ríos, no nos parece adecuado.

Por eso escribimos este articulo para mostrar que el desprestigio que canalizaron los dirigentes porteños se realizó a través de un libro, solventado y publicitado a través de los medios capitalinos más importantes de aquel entonces, pero que no tuvo otro objetivo que difamar y menospreciar a Urquiza, ya que algunos le llamaron y le llaman a su residencia del Palacio San José “la guarida del tigre”, es decir una especie de refugio o cueva donde vive un depredador sanguinario. Sabemos que esa imagen fue la que trataron los porteños de crear y que otros desaprensivamente hoy repiten.

Creemos que fue todo lo contrario e incluso el que utilizó esa frase se vio conmovido de cómo vivía el caudillo, con adelantos técnicos y agua potable distribuida en red que ni siquiera conocía la Capital, profesores de inglés, francés, música para sus hijas, un hermoso y arbolado  jardín, llegando a decir sorprendido “Ahora si me siento Presidente”.

Si los entrerrianos no defendemos nuestros caudillos federales qué puede esperarse de quienes solo lo conocen a través de la obra señalada al comienzo de este artículo. Muchos Iectores ni siquiera lo saben y a muy pocos les intereso hacerlo conocer. Con verdades a medias no se hace la historia sino con documentos e investigaciones serias. Pretendemos que todos los hagan para tener el reverso y anverso de la moneda, pero los uruguayenses no lo necesitamos porque podemos palpar y ver cotidianamente la obra del general tan sólo caminando por nuestras calles, donde se puede apreciar, a cada momento, su formidable labor pionera. (Por Argachá, Celomar)

 

Los escudos de Concepción del Uruguay a través del tiempo

Primer escudo de la ciudad de Concepción del Uruguay. Elaborado por Elisandro Alvisto, a solicitud del Lic. José Vernaz

El día 16 de junio, hace 143 años,  concluía su gestión municipal Martín Ruíz Moreno, dejando al municipio local el primer escudo que haya tenido este organismo, efectivamente, el año 1879, las Autoridades Municipales, deciden estudiar cómo sería el escudo de la ciudad.

Se debate el diseño, el día 16 de junio de 1879, según acta 28, de la Corporación Municipal se crea el Escudo, con la correspondiente Ordenanza:

ORDENANZA

Art 1º. Crease un Escudo, para la Municipalidad que simbolizara la educación primaria.

Art 2º. La forma del Escudo será de elipse, llevando en su parte más elevada la inscripción siguiente:

“MUNICIPALIDAD DEL URUGUAY”

Art 3º. El emblema será en campo gris, el siguiente:

Una maestra colocada a la derecha dando lecciones de Geografía a una niña y designando con el puntero la parte del Globo en que se halla la República Argentina.

El Globo Geográfico se representa colocado en una mesa presentando la faz de la América.

En la parte superior llevara una estrella entre dos gajos de laurel.

Art 4º. Desígnese el día 9 de julio para colocación del Escudo.

JACOBO GILBERT – Ramón Calderón (Secretario)

 

El 3 de marzo de 1882, la Municipalidad sanciona una Ordenanza por la cual se deroga la transcripta, y que es la siguiente:

ORDENANZA

Art 1º. Derogase la Ordenanza de 16 de junio de 1897, creando un Escudo Municipal.

Art 2º. En lo sucesivo se usará el Escudo de la Provincia con la siguiente inscripción:

En la parte superior dirá: “Provincia de Entre Ríos” y en la inferior “Municipalidad de la Capital”

Art 3º. Se usará el mismo Escudo e inscripciones en los sellos de la Corporación.

M. GONZÁLEZ – S. Ocampo Calderón (Secretario)

 

El 10 de octubre de 1960, los señores Juan Lacava, Presidente Municipal y su secretario, Hugo Pagan, presentan al Señor Presidente del H. C. D. Dr. Angel Diecci, un nuevo proyecto de Escudo Municipal que represente la ciudad y población. Considerando que nada mejor sería el que usara el Supremo Entrerriano, Gral. Francisco Ramírez, figura que representa el símbolo de la defensa del terruño y el amor a la tierra en que se ha nacido.

Como es sabido Ramírez, tenía dos escudos (o sellos). Uno con una balanza y el otro con la pluma de ñandú. Este proyecto se inclina por este último, y le agrega las leyendas en la parte superior:

MUNICIPALIDAD

En la parte inferior

CONCEPCIÓN DEL URUGUAY

Al no tener color originariamente, se elige los colores de la bandera, y cruzada diagonalmente por una franja roja. Con la leyenda también de:

REPÚBLICA DE ENTRE RÍOS

Vuelve a la Secretaria, con el proyecto de Ordenanza, y fue sancionada el 18 de octubre de 1960, con el Nº de Ordenanza 2002 que dice así:

El Honorable Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay Sanciona con fuerza de:

ORDENANZA

Escudo de la ciudad de Concepción del Uruguay según la Ordenanza N° 2002/1969

Art 1º. Adoptase cómo escudo heráldico del Municipio de Concepción del Uruguay el que usara el “Supremo Entrerriano, Gral. Francisco Ramírez” y se compone de un ovalo con una pluma de ñandú en el centro y esta orlado por la inscripción “República de Entre Ríos”. Al citado escudo se le agrega en la parte superior la inscripción “Municipalidad” y en la parte inferior “Concepción del Uruguay”.

Art 2º. Cuando el escudo debe ser fijado en el frente de los edificios Municipales, vehículos, etc., tendrá como fondo la bandera argentina y estará cruzado de arriba abajo y de izquierda a derecha por una diagonal roja.

Art 3º. Los gastos que demande al presente Ordenanza se imputaran al inciso H ítem 1, del presupuesto en vigencia.

Art 4º. Comuníquese, regístrese, etc.

 

Los “sellos” de Ramírez

Durante la breve existencia de la “República de Entre Ríos”, su creador el “Supremo Entrerriano”, D. Francisco Ramírez, instituyó, para uso en la documentación, dos sellos que Saraví califica de legendarios escudos, uno con la “pluma de ñandú” puesta en pal que, en opinión de este autor, simbolizaba “autonomía y libertad”y el otro con la “balanza”, con uno de sus platillos inclinados a la siniestra, y una”lanza” con su punta invertida y puesta en banda como emblema de “justicia y paz”.

Tanta importancia dio Ramírez a los signos heráldicos de sus sellos, que en el artículo 46 del Reglamento General de sus Reglamentos para el orden interno de los Departamentos de la República, determinó que “Todo el que falseara el sello de la República, (…) será  tenido por infame y castigado con la última pena”.

 

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Bibliografía: Abescat, Francisco, “La Ciudad de nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”. Copia Despacho del 18/10/1960, Municipalidad de Concepción del Uruguay y “Escudos Provinciales de la Argentina” (Consejo Federal de Inversiones, 2011). Colaboración: Lic. José Vernaz

 

Conmemoración de la muerte de Francisco Ramírez

Imagen del caudillo entrerriano Francisco Ramírez

El pasado 10 de julio de 2018, se conmemoraron los 197 años de la muerte de nuestro caudillo. Ya hemos publicado algunos datos de los pocos que cuenta nuestra historia.

Nace en la Villa, el 13 de marzo de 1786 (232 años de su nacimiento). Las primeras letras y primeras nociones de religión las recibe del cura párroco José Bonifacio Redruello.

Criado en un hogar honesto, una infancia al aire libre, amando la tierra y los trabajos rurales.

A los 17 años, en 1803, es nombrado alcalde de Arroyo Grande, y en 1810, el Comandante General de Entre Ríos, Josef de Urquiza (padre de Justo José de Urquiza), lo nombra Oficial de Cívicos.

Era conocedor de los caminos entrerrianos y esta condición hizo que se le encomendara la tarea de chasqui, llevando encendida la llama de la libertad, para avivar en los corazones de los campesinos de nuestra tierra.

Nuestro caudillo preparo un ejército, siendo la parte más importante la caballería, demostrando sus dotes de militar en los combates de “Espinillo”, “Arroyo Ceballos” y “Santa Bárbara”. En 1815, entro a nuestro cabildo acompañado por Cipriano de Urquiza.

Combatido por Buenos Aires, surge la lucha entre los principales del federalismo y centralismo porteño.

En “Saucecito”, dirigió la campaña en contra del Directorio. Antes versiones y crisis política donde se quería implantar una monarquía en el Rio de La Plata y sumado a la ruptura de las relaciones con Artigas, hace que nuestro caudillo bregara por la libertad.

La Constitución Unitaria de 1819, es otra de las chispas, que molestan a nuestro caudillo.

El triunfo de Cepeda, 1 de febrero de 1820, llevo a la firma de unos de los pactos preexistente de nuestra Constitución. Tratado del Pilar, firmado por el Gobernador de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, donde se acuerda la Unidad Nacional y Autonomía Provincial.

Es el momento donde funda la Republica De Entre Ríos, dotándola de reglamento y símbolos patrios.

Al romper relaciones con Artigas combaten en “Las Guachas” (13/06/1820), “Las Tunas” (23/06/1820), favorables a Ramírez. Este obliga a Artigas a alejarse de Entre Ríos, combatiéndolo en “Sauce de Luna”, “Mocoreta”, “Mandisovi” y “Avalos”. Artigas se refugia en Paraguay.

En 1820, cae el Gobernador Sarratea en Buenos Aires, la guerra comienza nuevamente. Pierde importancia el Tratado del Pilar. Estanislao López envía fuerzas en contra de Ramírez. Mansilla desobedece ordenes de Ramírez.

Las fuerzas entrerrianas sufren grandes bajas, pero sin perder el coraje nuestro caudillo sigue su lucha y en Rio Seco (Córdoba), es sorprendido, su compañera “La Delfina”, se había caído de su caballo y el regresa para ayudarla.

Momento este, que es herido de muerte, 10 de julio de 1821, a los 35 años. Su cuerpo fue decapitado y su cabeza colgada en la puerta del Cabildo de la ciudad de Santa Fe, lugar que en 1853 se consagraría el Sistema Republicano Federal.

Así fue el final de una vida de hierro y acero.

Saludamos por este medio a las nuevas autoridades del Instituto Ramiriano local que está cumpliendo 57 años de su creación.

Texto: Virginia Civetta. Bibliografia: Macchi/Masramón, “Entre Ríos, Síntesis Histórica”; Urquiza Almandóz, “Tomo I Historia de Concepción del Uruguay”, Instituto Ramiriano y Municipalidad de Concepción del Uruguay, “Reseña Histórica del Gral. Ramírez”

 

Los primeros puentes sobre el Arroyo Urquiza

Segundo puente visto en toda su extensión (Foto: Omar Gallay)

El primer puente sobre el Arroyo Urquiza, camino de Concepción del Uruguay a Colón (hoy Autovía Gral. Artigas) fue construido con pilotes de metal en 1897.
En la noche del 6 de abril de 1899, una gran avalancha fluvial arrastró una parte de la represa del importante molino harinero de las adyacencias (Molino Maury), cuyos andamios se embalsaron en los pilotes del joven puente, ocasionando la mitad de su derrumbamiento.
La reparación por parte del Gobierno, costó unos 8.000 pesos moneda nacional, librando la obra al tránsito en setiembre de 1901. 
Los pilotes esta vez fueron de madera dura, y el proyecto fue presentado por el Ing. Honorato Isourivchere, jefe de la repartición Puentes del Gobierno Provincial. 

Aún hoy es posible ubicar restos del terraplén, cabeceras y pilotes de madera de este histórico puente.

Texto: Omar Gallay sobre un articulo de Caras y Caretas (12/10/1901)

Punto fijo (pilar) de nivelación en la plaza San Martín

Punto fijo (pilar) de nivelación en la plaza San Martín, ubicado en un cantero de norte de la plaza. (Foto: Omar Gallay)

En 1919 el Gobierno Nacional le asignó al IGM (Instituto Geográfico Militar) la responsabilidad de la elaboración de la cartografía oficial del territorio nacional y la realización de los trabajos geodésicos para apoyar la actividad civil, además de la militar.
Este es el origen del pilar que se encuentra en la plaza San Martín y que pertenece a la red de nivelación nacional. Es uno de los miles distribuidos en todo el territorio nacional, junto a otros de trigonometría.

Vista del Punto fijo de nivelación, ubicado en el centro del cantero de plaza San Martín. (Foto: Omar Gallay)

Estos nodos o puntos altimétricos forman parte del Marco de Referencia Geodésico Nacional, que constituye la base fundamental sobre la que se apoya toda la cartografía del País. El Marco de Referencia, entre otras aplicaciones, se utiliza para brindar una mayor precisión a los catastros y para obtener valores de coordenadas más exactos en mediciones realizadas en numerosos ámbitos de aplicación.
A pesar de las innovaciones técnicas, entre ellas el GPS, el sistema perdura como la referencia altimétrica nacional.

 Texto: Colaboración del Prof. Omar Gallay

Tadea Jordán y Norberta Calvento. 2 mujeres en la vida de Francisco Ramírez

Museo “Casa de Delio Panizza” fue lugar de residencia de Tadea Jordán y de Norberta Calvento

Doña Tadea Florentina Jordán

Madre de nuestro caudillo Francisco Ramírez. Mujer de carácter enérgico u una condición especial que la hizo respetada en la Villa del arroyo de la China.

Se dice que al enterarse que Mansilla, Gobernador de Entre Ríos, había ordenado el secuestro de todas las pertenencias del Supremo, ella las quemo hasta reducirlas a cenizas. Después de la muerte de Ramírez, fue presa por considerarla “enemiga peligrosa”.

También se cuenta que, en varias oportunidades, cruzo el Rio Uruguay, a nado, llevando mensajes a su hijo Ricardo, exiliado en la Banda Oriental, “del complot para asesinarle y que tomara precauciones”.

Hija de Don Antonio Jordán, uno de los primeros pobladores de nuestra ciudad, y de María Elvira López (porteña) descendiente del Virrey Don Juan José Vertiz y Salcedo.

El matrimonio tuvo seis hijos, siendo la tercera en nacer Tadea Florentina, quien se casa con Juan Gregorio Ramírez, paraguayo. Con él tiene tres hijos: Marcelina que nació el 18 de junio de 1782, Estefanía, que nació el 31 de enero de 1784 y José Francisco, que nació el 13 de marzo de 1786.

Al morir Don Juan Ramírez, se casa el 20 de agosto de 1789 con Lorenzo José López, comerciante de la Villa arroyo de la china, con quien tiene nueve hijos, entre ellos Ricardo López Jordán (padre).

Doña Tadea falleció el 6 de febrero de 1827 y fue sepultada en el Campo Santo ubicado frente a la Plaza Principal y junto al templo de la Inmaculada Concepción. Por eso dentro de la Basílica se tiene una placa que la recuerda.

María Norberta Calvento

María Norberta Calvento, hija de don Andrés Narciso Calvento (español) y de Doña rosa González (porteña)

Esta familia también fue de las primeras de la Villa del arroyo de la China, como la de Ramírez. Es decir que Norberta y Francisco se conocían desde su niñez. Esto llevo a que por costumbre, por imposición o por no abundar jóvenes apropiados para la niña, surgió el romance entre los dos.

Ella amo a nuestro caudillo hasta su muerte, ocurrida cuando tenía noventa años en 1880. Sus restos descansan en el Cementerio local.

Rodeada de leyendas románticas sobre su muerte les transcribimos unos párrafos de la carta que recibiera Yorga Salomon de don Gregorio Troncoso Rosetti y que dice así:

“Norberta no muere de tisis, si no que permaneció fiel al recuerdo de su amado, permaneció soltera después la tragedia de San Francisco del Chañar y que murió en 1880 a los 90 años, siendo ayudada por una sobrina”.

También desmiente, “que fuera enterrada con su traje de novia, si con el piadoso habito carmelitano”.

El Señor Troncoso Roselli, escritos local, fue descendiente de la familia Calvento.

Fuentes: Salomón, Yorga “Francisco Ramírez, Motivo del Caudillo”; Zaffaroni, María Luisa “Los cuatros amores del Gral. Francisco Ramírez”; Newton, Jorge “Francisco Ramirez, el Supremo Entrerriano”

La Delfina

Placa que recuerda a La Delfina en el barrio “La Concepción” (Foto: Mabel Gómez)

El 28 de junio de 2022, se cumplen 183 años de la desaparición física de La Delfina, persona que al igual que muchos aspectos de la vida del Supremo Entrerriano, como su figura y rostro, es otro misterio que rodea al caudillo Francisco Ramírez.

Se habla de cuatro mujeres que influyen en su vida, su madre Tadea Jordán, su novia Norberta Calvento, Dominga Romero, madre de sus dos hijos y La Delfina.

La Delfina, es la mujer que veneramos los entrerrianos. En nuestra Plaza Principal, Francisco Ramírez, se encuentra desde hace poco tiempo, y por gestiones del escultor local Mario Morasán,  su monumento que fuera realizado por la escultora de la ciudad de Gualeguaychú, Adela Pérez Cheveste. Su emplazamiento primitivo fue en Costanera Norte, entre el Monumento a la República (Monumento a las manos) y el Yacht Club.

Lamentablemente vándalos, una noche lo destruyeron. Los restos fueron juntados por la Municipalidad y años más tarde el artista local Mario Morasán lo rescata y se emplaza en Plaza Gral. Francisco Ramírez.

Que decir de ella, algunos la imaginan morocha otros pelirroja, todos coinciden en que fue una mujer muy bella. Traída por nuestro caudillo, del sur de Brasil, presumiblemente como prisionera. De nacionalidad portuguesa.

La Sra. María Luisa Zaffaroni, en su libro Los Cuatro Amores del Gral., Francisco Ramírez dice:

“Delfina, la inseparable compañera. La portuguesa, La Coronela de las Montoneras”

Haciendo referencia que fue la mujer que acompaño en las campañas a Francisco Ramírez. Debe haber sido muy importante ya que transcendió hasta nuestros días. Ella ve morir a nuestro caudillo, la leyenda dice que Ramírez detuvo su huida para salvarla y ahí es dónde es ultimado, y luego fue traída por los pocos soldados que quedaban de regreso a concepción del Uruguay, donde vivió hasta su muerte.

Se dice que vivió en un rancho, ubicado en calles Suipacha y Lucas Piris. Superando al caudillo en 18 años.

Mucho no se sabe de ella, Yorga Salomón, nos cuenta que esta mujer fue pretendida también por Mansilla, pero ella lo rechaza.

Y Leoncio Gianello, en su novela “Delfina”, narra la pasión que despertaba esta dama. Y nos cuenta que, al enterarse Ramírez, se enoja y zamarreándolo y haciendo uso del uniforme lo amenazo, – “Atendé Mansilla, atende a lo que debes hacer y acordate desde hoy hasta siempre que ni el pensamiento, ni los ojos se ponen en lo que yo quiero”.

También narra que después de la muerte de Francisco Ramírez, fue pretendida por el Comandante Portes, hombre de la familia que había criado a María Delfina en su orfandad y en un momento dado, llevado por su mala pasión, intenta ultrajar a Delfina, la que es defendida por el negro Comandat, esclavo de Norberta Calvento, quien le da muerte a Porte, señalando:

“Ella…robó la dicha de mi amita Norberta… Pero el Supremo la amaba…por eso es como si juera (sic) sagrada para mi”

Esta mujer que despertó tanta pasión, falleció el 28 de junio de 1839, el acta de defunción dice María Delfina o Delfín, como indicando que de nombre seria María y apellido Delfina o Delfín…, se encuentra en libro de la Basílica de la Inmaculada Concepción y se presume que sus restos descansan en inmediaciones de la capilla La Concepción.

En el Monumento que se levantó en memoria a los Primeros Pobladores del lugar hay una placa que la recuerda.

Texto: Virginia Civetta. Bibliografía: Salomón, Yorga “Francisco Ramírez, Motivos del Caudillo”; Zaffaroni, María Luisa “Los cuatro amores del Gral. Francisco Ramírez”; Gianello, Leoncio “Delfina” (novela) y Nadal Sagastume, José “Nuestra Parroquia de la Inmaculada Concepción”.

 

 

4/6/1952 – Felipe Texier asume la gobernación de Entre Ríos

Felipe Texier. Gobernador de Entre Ríos (1952-1955)

El 4 de junio de 1952 Felipe A. Texier asume el gobierno de Entre Ríos. Elegido como representante del Partido Peronista, en fórmula con Miguel Ángel Torrealday como vicegobernador. Es primer gobernador electo sin colegio electoral tras la reforma constitucional de 1949.

El 11 de noviembre de 1951, durante la Gobernación de Entre Ríos del General de División (R) Don Ramón Amancio Albariño, se llevaron a cabo las Elecciones de renovación de autoridades Provinciales, en las cuales triunfó el Partido Peronista, consagrando como nuevo Gobernador al Señor Don Felipe A. Texier y Vicegobernador al Profesor Don Miguel Ángel Torrealday.

Felipe Texier Egresó del Colegio del Uruguay, de donde fue profesor de historia desde 1921 y posteriormente rector entre 1948 y 1952, cuando abandona el puesto siendo electo gobernador. Había alcanzado la rectoría de aquel instituto tras el desplazamiento de Luis Grianta por motivos políticos.

Durante su gestión el banco provincial pasó a ser una sociedad mixta, como así también se construyeron algunos caminos y viviendas económicas. Se destaca el encargo de un estudio para la construcción del túnel subfluvial entre Paraná y Santa Fe. 

Fue depuesto por el golpe de estado nacional el 16 de septiembre de 1955. Su período debía terminar el 4 de junio de 1956.

Sus restos descansan en el Cementerio de Concepción del Uruguay (Ver: Panteón de Felipe Texier). Una calle de Paraná lleva su nombre en su homenaje. Paradójicamente, en esta ciudad, no existe una calle con su nombre. 

(Fuentes: Archivo General de Entre Ríos – Secretaría de Cultura, Prof. Damián D. Reggiardo Castro y Silvia Texier)

La Fundación de Concepción del Uruguay

Plano tipo que utilizó Tomás de Rocamora para fundar Concepción del Uruguay
 
El 11 de Febrero de 1783, Rocamora le informaba al virrey había sido su propósito “marchar al Arroyo de la China a principiar por allí el planteo de las nuevas poblaciones, como pide el fiscal en el expediente respectivo”.
El día amaneció frío v nublado. Un viejo poblador, cargado de años y experiencia, pronosticó lluvias v tormentas. Rocamora se apresuró a reunir a los vecinos más caracterizados del paraje del Arroyo de la China, con los que realizó, como diligencia preliminar, el examen de los terrenos circundantes. Según era de prever, resultó imposible lograr unanimidad respecto al sitio en que habría de erigirse la villa. Algunos de los vecinos consultados se pronunciaron en favor del antiguo puerto de Echarrandieta ubicado al sur del Arroyo de la China, en cuyos alrededores se habían realizado los primeros asentamientos y donde, posiblemente, se habría levantado en 1778 la capilla gestionada por León Almirón. 
Frente a esa situación, Rocamora optó por la persuasión. Por llevar al ánimo de todos los pobladores la convicción de que aquel lugar estaba muy lejos de ser el más indicado para el emplazamiento de un pueblo. Fundamentalmente por la estrechez del terreno, que por un lado terminaba en una barranca y por el otro en una cañada. Dijo Rocamora: “No es en el puerto de Echarrandieta, que solicitaba este vecindario, y sobre el lugar de la capilla pleiteada, que se desechó por ser una cuchilla alta, larga y muy estrecha con barrancas a un lado y cañadas al otro, mas propia para ermita de campo que para parroquia de una población formal; distará de este paraje, media legua al SE”.
La decisión fue entonces tomada. El pueblo sería erigido al norte del arroyo de la China, sobre una cuchilla situada en la rinconada que forma dicho arroyo antes de desembocar en el Uruguay, separado por una isla. El sitio elegido se hallaba, pues, media legua al norte del puerto de Echarrandieta, arroyo de la China por medio: el que corría a trescientos pasos al sur de la nueva población.
“De suerte que esta situación, expresó Rocamora al virrey, hallándose casi en el extremo de la rinconada o confluencia del arroyo y río, y presentándose de alto a bajo, se granjea por la parte del agua que creo principal, la vista más delicada y agradable”.
El lugar se encontraba cubierto de espinillos y malezas Era necesario; pues, como primera medida, desbrozar el terreno. Rocamora reunió a los vecinos más cercanos para realizar esa tarea, pero esa acción no pudo desarrollarse ya que se desencadenó una fuerte lluvia que obligó a suspender los trabajos. Fue necesario esperar algunos días. La lluvia cesó al fin pero nada podía hacerse mientras la tierra no se secara. Llegado el momento oportuno, Rocamora ordenó el inicio de la tarea La yesca cobro fuego rápidamente. En solo tres días toda la maleza fue quemada. Por delante quedaba la dura faena del talado. Hachas y machetes cayeron entonces sobre talas: algarrobos y espinillos. 
La tarea de limpiar la tierra y nivelar la parte en que debía establecerse el centro de la villa, llegó felizmente a su término. El tiempo que ella había demandado no había sido mucho, sobre todo si se lo compara con el que exigió la planificacion de Gualeguay y Gualeguaychú.
Rocamora procedió entonces a concretar el segundo paso: delinear y amojonar los sitios, las calles y la plaza, para lo que siguió exactamente el mismo plan y orden que aplicara en Gualeguay. Por cierto que conocernos algunos detalles de ese plan, previamente expuesto al virrey. La plaza de la villa estaría ubicada con sus ángulos mirando a los cuatro puntos cardinales; se reservarían sitios para la iglesia, el cabildo, la cárcel y haciendas para los habitantes. De la plaza arrancarían cuatro calles principales Y ocho angulares con la anchura correspondiente; las casas se construirían de paja y palo a pique embostado: aunque los vecinos más acomodados podrían utilizar ladrillos de adobe. Estas construcciones se levantarían en el centro de la línea del frente de cada sitio, con el objeto de evitar la propagación de posibles incendios. Cada vecino debería cercar su predio con palos a pique o estacas verdes de sauce. Las cocinas deberían hacerse “a la espalda de los ranchos de habitación; con el posible intermedio para evitar las desgraciadas comunicaciones del fuego, que esta gente conserva día y noche: para su mate y sus asados”.
Llegó, al fin, el momento tan esperado. Allí estaban los hasta entonces dispersos pobladores del Arroyo de la China, a quienes Rocamora había convencido para reunirse en un pueblo formalmente establecido, con autoridades locales que velasen por los intereses de la comunidad. Eran más de un centenar de familias esperanzadas en un mejor porvenir. El comisionado Rocamora procedió a distribuir los correspondientes sitios, y cada jefe de familia asumió el compromiso de comenzar, lo más pronto que les fuera posible, el cercado de los mismos y la edificación de sus viviendas.
Luego de ello, Rocamora expreso al virrey. “Hasta ahora he repartido 153 sitios; ya se ha empezado el laboreo de las casas. Hay aquí gente de alguna aplicación, y creo que será sin mucho dilatarse un lugar bonito y bien poblado”.
Para que la nueva villa quedase formalmente constituida era necesario la elección del cabildo – Alcalde y regidores- a cuyo cargo estaría el gobierno de aquélla y la defensa de los intereses del vecindario. La elección de los cabildantes -ad referéndum del virrey- fue comunicada a este funcionario mediante el oficio elevado por Rocamora con fecha 25 de junio de 1783. Lamentablemente, al que lo ocurrido con la fundación de Gualeguay, no se ha podido hallar el acta de elección del primer cabildo Uruguayense. No obstante la carencia de este importante documento, la paciente labor de los historiadores ha permitido salvar del olvido el nombre de los primeros cabildantes de la villa. Ellos fueron: alcalde, Juan del Mármol; regidores: Jose de Segovia, Pedro Martín de Chanes (o Echaniz, Domingo Leyes, Felipe López, Leandro Salvatella, Manuel Rico del Camino, Lorenzo Ayala, Gonzalo Ferragut, Miguel Martínez y Miguel Godoy.
Hacendados como Mármol, Segovia, Chanes, Leyes, Lopez; labradores como Salvatella y Godoy, pulpero como Rico del Camino, asumieron la responsabilidad de servir a la comunidad. Sólo restaba para perfeccionar el acto de fundación, dar nombre a la nueva villa. El cura del lugar se había empeñado, desde hacia tiempo, en que el Partido del Arroyo de la China llevase el nombre de San Sebastián, en homenaje al obispo Malvar y Pinto, pero Rocamora insistió ante el virrey para que la villa y la zona bajo su jurisdicción tuviese el nombre de la Patrona de la Parroquia; la Purísima Concepción. “Por dignidad, por posesión y por afecto -expreso al virrey- prefiero la reina de los santos todos. Con el nombre de la Concepción del Uruguay, se titularía gloriosamente la población v su distrito”.
El virrey Juan José de Vértiz, por resolución fechada el 12 de julio de 1783, aprobó la elección de los primeros cabildantes Y el nombre para “el nuevo pueblo del Arroyo de la China, que deberá titularse la Concepción del Uruguay”. Quedaba entonces finalizado el proceso que daría origen y entidad a nuestra Concepción del Uruguay.Texto: Urquiza Almandoz, Oscar, “Historia de Concepción del Uruguay”, Tomo I, Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, 2002 (Se puede descargar en: http://www.logiawashington.org.ar/010.htm)