La fábrica de aguardientes y licores “La Uruguaya”:

En primer plano el molino Fabani en construcción, detrás la chimenea de la caldera de la fábrica de licores. (Foto Andrés Rousseaux)

A fines del siglo XIX, nuestra ciudad había adquirido un importante desarrollo industrial, contando con varios molinos harineros, fábricas de cigarros, saladeros, etc. destacándose  la industria licorera, encabezada por el pionero D. Nicolás Miloslavich con su aperitivo “Argentino”, que con el transcurso de los años pasaría a ser nuestro conocido “Aperitivo Lusera”, de donde posteriormente se originaría el no menos conocido  “Aperitivo Marcela”.

Otra de las importantes industrias licoreras locales, fue la del Dr. Francisco Martín Reibel, de cuyos datos biográficos me he referido en una nota anterior y que fuera socio fundador de la fábrica de aguardientes y licores “La Uruguaya”.-

La fábrica de aguardientes y licores “La Uruguaya”:

En enero de 1885, el Doctor Francisco Martín Reibel y familia se instalan en Concepción del Uruguay, procedente de Colón (ER) donde había desarrollado una intensa actividad profesional, habiendo incursionado en actividades agrícolas, con la plantación de vides para la obtención de vinos y la siembra de la remolacha para obtener alcohol, habiendo viajado en el año l883 , a Europa para adquirir semillas de éste último producto.

Casa del Dr. Reibel, detrás la chimenea de la fábrica.

En nuestra ciudad, independiente de su profesión y la docencia, fue el precursor de la construcción y puesta en servicios de una fábrica de aguardiente y otras bebidas, constituyendo a tal fin en el año 1886 una sociedad, con distinguidos vecinos uruguayenses, entre los que encontraba el Sr. Pedro Barnetche, la que es registrada bajo la razón social de “Reibel y Cía” recibiendo la fábrica la denominación de “Fábrica de Aguardientes y Licores La Uruguaya”.-

 La sociedad, adquiere un amplio terreno de casi 4.000 m2, en la ribera del Riacho Itapé, sobre la calle actual 9 de julio (terrenos donde hoy se encuentra el ex Molino Harinero Concepción), el que debió ser primeramente desmontado y nivelado para la construcción de la fábrica, trabajos que se inician en el año 1887, bajo la dirección del maestro constructor de nacionalidad italiana Ángel Luiggi o Luissi , amigo del Dr. Reibel y quién había tenido a su cargo la construcción de su residencia privada (“El Castillo del Dr. Reibel)

La fábrica constaba de amplios galpones  donde funcionaban los talleres de tonelería, herrería y carpintería, alojando además las salas de cocción y alambiques.

Toda las máquinas eran accionadas “a vapor” contando al efecto de una gran caldera de la cuál tenía una  hermosa chimenea de ladrillo a la vista ,de unos treinta y seis metros de altura, la que se destacaba desde varios kilómetros de distancia, siendo una importante referencia para los navegantes.

Sobre la ribera del Itapé, se había instalado una poderosa bomba para extraer agua a los efectos de satisfacer las necesidades de la destilería. En sus inmediaciones se había construido un “piletón” de unos tres metros de lado, donde se arrojaba el rezago del maíz elaborado, para ser utilizado gratuitamente, para la alimentación de los caballos de los carreros del puerto.

También los deshechos de la fábrica, eran utilizados para la alimentación de un importante plantel de “vacas lecheras” que sus propietarios poseían, las que daban una abundante y riquísima leche.

La fabrica entró en pleno funcionamiento en el mes de septiembre de 1888, produciendo una variada gama de bebidas alcohólicas, entre las que podemos citar: grapas, diversas clases de aguardientes, ginebra, coñac, ron, anís, bitter, whisky y diferentes clases de amargos que se consumían como aperitivos en esa época.

La fábrica, tenía como dependencias anexas, alojamientos para familias y personal soltero de los empleados y obreros que en ella trabajaban, siendo toda una innovación en el aspecto laboral de la época.

En abril de 1889, una gran creciente del río Uruguay, inundó las instalaciones de la destilería la que debió paralizar sus actividades por varios meses, además de los cuantiosos daños que las aguas produjeron en las instalaciones y máquinas.

El tesón de sus directivos, con la colaboración de sus empleados y obreros, hicieron que al poco tiempo, después que bajaran las aguas, la destilería estuviera nuevamente en marcha.

Para el año 1898, la fábrica comenzó a experimentar una notoria decadencia, abrumada por los quebrantos económicos de las deudas hipotecarias que sobre ella pesaban, más una abultada deuda con el fisco provincial, por falta de pago de los “impuestos internos”, que la llevó a una situación insostenible, sumándose a ello, el fallecimiento el 10 de abril de 1899, del que fuera “alama mater”, el Dr. Francisco Martín Reibel.

Para fines del año 1899, la fábrica estaba totalmente paralizada, habiendo pasado a manos del Banco Hipotecario Nacional, por la deuda impaga, quedando como cabeza visible de la sociedad el Sr. Barnetche.

Papel comercial de la fábrica.

En el año 1904, el periódico local “La Juventud”, publica un interesante artículo, instando a las fuerzas vivas y empresarios locales a “recuperar para la ciudad esta importante industria o reconvertir sus instalaciones para otra actividadproductiva”.

En agosto del año 1905, después de un largo trámite judicial, el Banco Hipotecario, por intermedio del martillero local Sr. Nicanor Larez  pone en venta la fábrica, con todas sus instalaciones principales y anexas, máquinas etc. por el valor de la hipoteca que existía, es decir $95.143 m/n. Al no haberse presentado ningún oferente, es realizado un nuevo remate el 9 de noviembre del mismo año, interviniendo el mismo martillero con una base de $35.000 m/n.

La subasta no tiene el resultado previsto, habiéndose recibido solamente una oferta en la suma de $ 14.000 m/n ,que el banco desestima teniendo en cuenta el valor de las instalaciones y máquinas que superan los $100.000 más el crédito hipotecario y deuda al fisco provincial.

Ante ésta situación, el banco en común de acuerdo con el fisco, deciden rebajar la deuda hipotecaria y fiscal, llamándose a un nuevo remate con una base de $30.000 por las instalaciones, más las deudas $ 19.998,60 m/n.

El 16 de mayo de 1906, sale nuevamente a remate, quedando nuevamente desierta por falta de interesados lo que lleva al banco a rebajar la base, fijándose la subasta para el 11 de julio de ése año. Al fin, el remate tiene éxito y es adquirido en la suma de $ 31.000 m/m más la deuda hipotecaria que había sido reducida a $ 17.999 (la deuda fiscal había quedado condonada por el gobierno provincial para facilitar la venta) siendo adjudicada al Sr. Agusto S. Rivero.

Su nuevo propietario, teniendo encuentra la gran cantidad de obreros que estaban trabajando en las obras del “puerto nuevo o dársena interior”, hace remodelar las instalaciones de la fábrica,  en departamentos, para ser alquilados, transformándose en una casa de inquilinato (conventillo en la jerga popular) hasta su demolición en el año 1928.

 

Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos. Texto extraído de la publicación de Rousseaux, Andrés René Desde la fábrica de aguardiente “La uruguaya” al molino harinero “Concepción

 

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