A principios de 1930, el Puerto de Concepción del Uruguay, se encontraba en uno de los mejores períodos de su historia, con gran afluencia de buques de ultramar y de cabotaje, que arribaban para cargar cereales de todo tipo, especialmente trigo y lino, habiéndose exportado, ese año, por un valor de 14.691.000 pesos oro.
Las principales firmas exportadoras de cereales de Argentina, tenían asiento en Concepción del Uruguay, operando el rico mercado de la región, favorecidas por el puerto, que le permitía colocar los productos directamente al extranjero o bien, mediante “lanchas y chatas” efectuar el transbordo en el Puerto de Buenos Aires.
En noviembre del año 1930, a los efectos de incrementar el embarque de cereales, la firma cerealera Bunge y Born adquiere a la Municipalidad de Concepción del Uruguay, el terreno contiguo al puerto local, delimitado por las actuales calles San Martín, Avenida Costanera y Alberdi, teniendo como límites, al oeste, los fondos del ex
Molino Santa María, con el propósito de construir un Elevador de Granos, que sería el primero en Entre Ríos y uno de los pocos en la Argentina.
Foto de 1937
Los trabajos se iniciaron de inmediato, encontrándose en febrero del año siguiente, en avanzado estado de construcción, lo que permitió la carga del cereal, directamente al buque, en forma práctica y rápida siendo inaugurado el día 12 de enero de 1932.
Esta firma (Bunge y Born) también tuvo previsto construir silos y un molino harinero, en los terrenos de su propiedad. Uno, frente al puerto local y el otro, en el paraje conocido como “Los Tres Picos” sobre el Boulevard Yrigoyen, entre las actuales calles Dr. Scelzi y Reibel, instalaciones que aún existen.
Adquisición
La otra importante firma cerealera de plaza, Luís Dreyfus y Cía. instalada en nuestra ciudad desde 1908, adquiere a la firma Hufnagel y Plottier (Barraca Americana), en mayo de 1931, dos manzanas de terrenos delimitadas por las actuales calles 8 de Junio, Máximo Álvarez, Posadas y Avenida Costanera Paysandú (ex FECOAR, actual Supermercado del Puerto) para destinarla a la construcción de un depósito y un Elevador de Granos, similar al que construyó la firma Bunge y Born.
Los depósitos de la firma Luis Dreyfus y Cía. son inaugurados el 21 de febrero de 1932. Fueron construidos por el contratista Julio S. Hedieger, teniendo una capacidad de almacenaje de 35.000 toneladas de cereal en bolsas, proyectando contar “en breve” con un elevador para colocarlo a la altura de uno de los más modernos depósitos de cereales de la firma.
Con tal motivo, el gerente de la sucursal local, Sr, Isaac Jujnosky, agasajó a las autoridades e invitados especiales con un lunch.
La obra del Elevador de Granos de la firma Dreyfus, tuvo su costo, al sufrir, el día 22 de septiembre de 1932 un accidente fatal, el buzo Juan Ratch, especialmente contratado, para la colocación de los pilotes reforzados en el extremo del Elevador, en el Riacho Itapé, instruyendo el correspondiente sumario la Subprefectura de Concepción del Uruguay.
A principios de 1933, el Elevador de Granos de la firma Dreyfus fue puesto en servicios. Esto permitió el aumento de las exportaciones de granos de la referida empresa. Ambos Elevadores pertenecieron a las respectivas firmas cerealeras hasta que en el año 1944 el gobierno nacional dispone la expropiación de todas las instalaciones particulares, de los puertos, siendo recibidos, los dos existentes en nuestro puerto, el día 30 de Junio del mismo año por el Vocal de la Junta Nacional de Granos, Sr. Rossi Oyhamburú pasando de esta manera a ser propiedad estatal.
Nueva denominación
A raíz de esta transferencia, el ex Elevador de Granos de la firma Luis Dreyfus y Cía. pasó a denominarse Unidad N° 1 (el que luego perteneció a FECOAR) y el ex Bunge y Born, Unidad N° 2.
La explotación, por parte de la Junta Nacional de Granos, fue prácticamente corta debido a la disminución de las actividades del Puerto de Concepción del Uruguay a partir de 1950, además, esas instalaciones al ser recibidas por el gobierno nacional, ya habían cumplido su cometido. Se las consideró obsoletas por su escasa capacidad de carga por hora, el desgaste propio de sus maquinarias, cintas, y la dificultad que tenían para la carga los buques de ultramar debido a la altura de sus bordas que prácticamente tenían la misma altura que las del Elevador.
La explotación comercial del Puerto de Concepción del Uruguay, que desde su creación en el año ’50, había estado a cargo de la Administración General de Puertos (AGP) de la Nación, el 14 de junio de 1991, fue transferida a la órbita del gobierno de la provincia de Entre Ríos, realizándose una ceremonia en las instalaciones del Club Rocamora que fue presidida por el Presidente de la Nación, Carlos Saúl Menem; inaugurando ese mismo día el canal 2 de Río Cable Visión.
A los efectos de la administración y comercialización de los puertos que la Nación transfiere a la provincia de Entre Ríos, en diciembre de ese año, se constituye el Instituto Fluvio Portuario Provincial en nuestro puerto.
Los antiguos Elevadores de Granos de nuestro puerto son privatizados, siendo adquirido el N° 1 por la firma FECOAR, conjuntamente con los depósitos aledaños.
El nuevo elevador (ex Unidad N° 3 de la JNGV fue construido por la empresa GEOPE, siendo entregado al estado en enero de 1975. Esta unidad, actualmente en servicio, fue transferida a la provincia de Entre Ríos en abril de 1993.
Hoy los elevadores de granos, que antaño veíamos cruzando la avenida Paysandú ya han sido desguazados, el último en 1997, no obstante, aún los conservamos en nuestra, memoria como símbolo de un pasado que hoy día parece recuperarse para nuestro puerto.
Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Rousseaux, Andrés René, “Los elevadores de granos” Diario “La Calle” 4 de mayo de 1997.
Monumento a los Italianos en la década de 1960 (Foto: Pedro Lucca)
“All Italia y suoi Figli” – A Italia sus hijos.
Este monumento se gestó en una reunión de muchos italianos que se juntaron para venerar de alguna manera a su madre patria Italia. La reunión se hizo por iniciativa de la Asociación de Alpinos, presidida por Don Serafino Follin.
Fue así que con el beneplácito y la colaboración de todos, deciden hacer un monumento. Como la mayoría eran albañiles, constructores y empresarios del sector, con la unión se hizo la fuerza. Así nos contaba el Señor Walter Ropelatto, cuando publicamos una foto del monumento.
Nos decía, que era una romería de gente que puso manos a la obra. Recuerda a algunos que trabajaron: los señores, Adriano y Atilio Nichele, Juan Ropelatto, Eduardo Cimetta, Abrano Ropelatto, Albano Paterno, Luciano Peresson, Carlos Somma, Rossi, Juan Franceschini, Ottorino Cimetta, Juan Barzan, Leopoldo Carotta, Chiarella, Juan Pratti, Julio Lenzi, Pietro Ciabattoni, Ángel Giorgio, Mercurio, Pasquale Clemente, Paulino, Luis Paterno, Dino Graziani, Pericles Graziani, Emilio Galeano, Paolazzi y Pedro Cedaro, entre otros.
Unos trabajaban, otros con su aporte juntaron maquinarias, camiones, materiales y en poco tiempo la obra fue ejecutada.
Todas las ornamentaciones estuvieron a cargo de Don Eduardo Cimetta, Juan Ropelatto y Juan Barzan, que hicieron fustes de columnas, molduras y capiteles corintios. Eran especialistas que ya traían esos conocimientos y habilidades desde sus lejanas tierras.
Con mi hermano (decía el Sr. Ropelatto), llamado Gianni, que éramos chicos, teníamos la tarea de repartir agua fresca a los que trabajaban. De la fábrica Lusera, que estaba cerca nos habían prestado una heladera.
La inauguración de la obra fue muy importante, llegaron delegaciones desde distintos puntos del país y desembarcaban en nuestro puerto, pues viajaban en el Vapor de la Carrera.
La fiesta duro todo el fin de semana, almuerzos, cenas de homenajes, diferentes actividades sin faltar la música, el Mazolin di Fiori, E. La Violetta y el Himno Fretelli de Italia.
Paso el tiempo y la plazoleta fue recortada para ensanchar el boulevard. Y se quitaron los árboles. Es así que, esta vez, en una reunión de Comisión Directiva de la Sociedad Italiana La Benevolenza se decidió plantar unos pinos Marítimos, como los de Italia. Nos costó bastante conseguirlos.
Una vez plantados, al otro día, cuando vamos a regarlos, nos encontramos con una sorpresa, no estaban, habían sido robados. Se volvieron a plantar, y agregaron laureles de jardín y flores de penacho. Algunas quedaron.
Hubo otra reforma donde se corta la plazoleta y hacen una rotonda dejando el Monumento a la Loba, como comúnmente lo llama la población, en el centro de la misma.
Con el tiempo también fueron desapareciendo las cadenas que rodeaban al Monumento.
Esta obra fue entregada al Municipio en custodia, algunos Intendentes se preocuparon por su mantenimiento, otros no, ya no cuenta con las placas conmemorativas
El espíritu de los italianos está presente con el ejemplo del deber cumplido en honrar a la patria Italia y agradecer a esta tierra que nos cobijó sin diferencias.
El Monumento cuenta en la parte superior una loba amantando a Rómulo y Remo, símbolo que representa la fundación de Roma. Fue traída al efecto desde Italia. El día 11 de Octubre de 1959, fue inaugurado.
Por Ordenanza nº 4377 del 11 de enero de 1999, se designa con el nombre de Avenida Italia al tramo existente como continuación del Bv. Yrigoyen hacia el este, intersección con la Avenida Spiro.
Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Walter Ropelatto y Bonvin, Jorge, “Calles con Historia”, 2019
Vista de la manzana dónde funcionaría la “Plaza Italia”. Foto C. 1907
En pleno barrio del “Puerto Viejo” se hallaba emplazada una “plaza, parque o paseo” que en razón de haber sido iniciativa de la colectividad Italiana de Concepción Del Uruguay , recibió el nombre de “Italia” o de “Los Italianos”, sitio donde levantara su sede el Club Atlético División Río Uruguay
En el plano catastral de Concepción del Uruguay el lugar investigado se encuentra delimitado hoy por las siguientes calles: Al oeste: Artigas, al norte: Cochabamba, al este: Tibiletti y al sur: Prolongación de Ingeniero Pereira.
Historia de la plaza
No existen antecedentes de un espacio reservado para “plaza” en el terreno investigado, hasta el año 1857, que sin duda se trataba de uno de los muchos terrenos baldíos que existían en la ciudad, por encontrarse fuera del “casco histórico”.
En el “Plano Proyecto de Urbanización de la Capital de Entre Ríos” (se refiere a Concepción del Uruguay) elaborado por el Agrimensor D. Juan Leo en el año 1857, a pedido del General D. Justo José de Urquiza se aprecia por primera vez “la reserva de una manzana de terreno” con destino a “plaza” con el nombre de “Del Comercio” o “Comercio”
En el referido “proyecto” al referirse a “Las Plazas” establece que: “La ciudad y suburbios de la capital, será divida en cuatro secciones (cuarteles),en cuanto “a las plazas públicas, mediante la calle de “La Libertad “ (hoy Moreno-25 de Mayo no “cambiaban de nombre en 9 de Julio) al oeste habrá tres plazas públicas y al este solamente dos (se refiere a las Plazas Urquiza hoy capilla Stella Maris y nuestra conocida placita “Columna”); las dimensiones en general de las plazas de la ciudad y suburbios será la de una “cuadra en cuadro”.
“A más de las plazas arriba citadas para la ciudad y alrededores, existirá una al frente de la Capitanía de Puerto que tendrá una cuadra en cuadro y deberá servir exclusivamente para la “carga y descarga de mercaderías que introduzcan o exporten de la aduana” (se refiere al terreno que fuera el Club Atlético División Río Uruguay” (Ex Plaza del Comercio- Ex Plaza “Italia” etc.).
Pese a “este proyecto de plaza”, pasarán aún algunos años hasta que la misma se concrete
La Plaza
El Intendente Municipal Mariano Jaime, mediante Ordenanza de fecha 9 de junio de 1876 que establece que “Los propietarios de los terrenos baldíos al sur de la ciudad, situados en el radio comprendido entre “las últimas casas de la población, la Aduana Nacional (hoy UTN) y la ribera, se presentarán a la “Municipalidad con sus respectivos títulos, a los efectos de ser examinados y poder apreciar con “exactitud la ubicación, extensión y propiedad.
En su artículo 2do se dispone: “Vencido el plazo, la Municipalidad dará comisión bastante a uno de sus miembros para que trasladándose al lugar designado, haga trazar allí, por medio del delineador público y de acuerdo “con el Capitán de Puerto, una plaza para comodidad de los pasajeros y de los vehículos que “se ocupan del tráfico del puerto, midiendo a la vez y determinando con toda precisión los “terrenos adyacentes, con la separación debida de solares y quintas…”
La manzana delimitada para “plaza” corresponde a la que años después ocupará el Club Atlético División Río Uruguay” , conociéndosela en los primeros tiempos con el nombre de “Plaza de las Carretas o de los Carros” y también como “Plaza del Puerto”, el alusión a su ubicación y a los vehículos de ése tipo, que operaban en el “Puerto Viejo”, dado que era el “primer terreno alto desde la ribera”, lo que permitía acopiar mercaderías en el lugar, fuera del alcance de las aguas del Riacho Itapé en sus periódicas crecidas y cercana de la Capitanía de Puerto para su vigilancia.(hoy sería una playa fiscal)
La Sociedad Italiana
A fines del siglo XIX, había en Concepción Del Uruguay, una importante colectividad Italiana que se habían nucleado alrededor de la Sociedad, “Italiana De Unione e Benevolenza (24 de mayo de 1874) , la que posteriormente se desdoblara en “Unione Y Benevolenza” por un lado y la “Italiani Uniti” por el otro.
El 15 de septiembre de 1877, varios miembros de la “Benevolenza” crean el l5 de septiembre de 1877 crean la Sociedad Recreativa “Unione Italiana”, cuyo objetivo principal era la organización de actos celebratorios de las fiestas patrias la que cesó sus actividades en 1879.
Posteriormente, el 7 de diciembre de 1884, se crea la “Giovenne Italia”, en la cuál se refundieron las asociaciones italianas existentes
La Plaza Italia – Paseo o Parque de los Italianos
La manzana que originalmente se había destinado al “estacionamiento de las carretas y carros que operaban en el “Puerto Viejo”, no era utilizada para los fines que había sido destinada, transformándose en un baldío más, de los tantos que había en la zona sur de la ciudad.
A fines del año 1877, un grupo de residentes italianos, con el propósito de retribuir en algo a la ciudad que tan cordialmente los había acogido, gestionan ante la municipalidad la cesión definitiva de la manzana que se había destinado a “Plaza del Puerto o de Las Carretas o Los Carros” comprometiéndose a su ornamentación y cuidado.
El 23 de abril de 1878, el Capitán de Puerto D. Jose María Cordero (h) se dirige por nota a los “miembros de la comisión de arreglo de la plaza de Los Italianos” , denominación que recibe al hacerse cargo de la misma ,los miembros de la colectividad italiana local expresándole: “Teniendo conocimiento de que el proyecto de erección de una plaza o paseo en éste puerto (se refiere al Puerto Viejo) que en breve será un hecho que demostrará una vez más los deseos en que se hallan animados los miembros de la colonia italiana, a favor del adelanto material de la ciudad, el infrascripto en el deseo de concurrir al mismo propósito manifestado por Uds. ha creído el deber de dirigirme a los señores miembros de la comisión ofreciéndoles sus servicios muy especialmente como jefe de una de las reparticiones interesada también en el adelanto del puerto”
Cuando la comisión lo crea oportuno, pondré a disposición de Uds. algunas plantas de adornos y árboles, como así mismo, algunos asientos rústicos, esperando más adelante prestar su concurso en esfera que lo creyese ésa comisión oportuno”.
El traslado de las “actividades portuarias” desde el Puerto Viejo al nuevo, “Muelle Nacional o “Puerto Exterior” sobre el Río Uruguay, inaugurado el 5 de diciembre de 1887,dando lugar al traslado de las Oficinas de la Aduana y Subprefectura de Concepción del Uruguay a partir del mes de marzo de 1888 a sus nuevos edificios, en la cabecera del “Puerto Nacional”(edificios actuales), y la “supresión de las actividades en el antiguo puerto”, la que queda limitada a unos pocos buques de cabotaje con las islas, desalienta a los miembros de la “comisión pro plaza” a continuar con el propósito original.
Ante la falta de la “concreción de una plaza o paseo”, la Municipalidad de Concepción Del Uruguay, intima a la colectividad italiana a su realización, con la advertencia de serles retirada la cesión de la manzana aludida.
Ante estos hechos, el Domingo 17 de Julio de 1904, la colonia italiana de la ciudad, es convocada en el lugar destinado a “Plaza o Paseo de los Italianos”, reuniéndose alrededor de un centenar , nombrándose una “comisión “pro plaza”, siendo designado como “presidente provisorio” para organizar la misma, a Don Juan Grevaro acompañándolo los Señores Emilio Faure, Ángel Arrigo, Lorenzo Rusca, Pedro Berrini, Pedro Lazarte, Máximo Guindobono, Juan Albizatti, Antonio Garibaldi, Antonio Rebacco e Isidoro Pietroboni
La Banda Municipal, animó la reunión, destacando la prensa local en ésa oportunidad, “el magnífico escenario que tiene la futura plaza con el río como telón de fondo y que sin duda su concreción representará un gran adelanto para la barriada del Puerto Viejo”.
El 22 de Julio del mismo año, en los salones de la “Benevolenza”, se reúnen nuevamente un entusiasta grupo de residentes de la tierra de Garibaldi, dejando constituida la comisión “Pro Plaza Italia”, presidida por Luis Delfino, Vice-Presidente el Sr Emilio Faure, secretario Pedro Perrini, pro-secretario Enrique Cossani, tesorero Lorenzo Rusca y vocales Antonio Garibaldi, Ángel Arrigo, Isidoro Pietroboni, Máximo Guidoboni, Juan Albizatti y Carlos Peyrano resolviendo realizar una suscripción pública para financiar las obras.
La primera medida que se adopta, es “cerrar el predio con rejas de hierro dividas por pilares de mampostería cada tres metros”. Los trabajos de “cierre” se inician el 17 de agosto, realizándose los trabajos “los administración”, con el concurso de albañiles y ayudantes que se han presentado en forma voluntaria, todos ellos miembros de la colonia italiana.
En octubre del mismo año, los trabajos son “paralizados por falta de fondos” habiéndose cerrado gran parte del terreno, habiendo la comisión “pro plaza” iniciado una nueva colecta para obtener los fondos necesarios.
En marzo de 1905, la prensa local se refiere a la “paralización de los trabajos en la Plaza Italia, habiendo quedado abandonada y sólo sirve para campo de pastoreo de los animales de los vecinos”, intimándose a la comisión que “haga algo al respecto”.
Los trabajos quedan paralizados, “por falta de recursos” al decir la comisión pro plaza” hasta el 7 de agosto de 1906, que se reanudan los trabajos de “cercado” con rejas y pilares, terminándose los mismos el 13 del mismo mes, con un hermoso portón en la esquina (se refiere a la actual de Artigas y Cochabamba), encomendándose a activos y diligentes socios de colonia italiana, su vigilancia para evitar depredaciones.
En la primavera, se inicia el plantado de árboles en el “Parque Italia” (otro nombre dado por la comisión) plantándose alrededor de sesenta , estimándose que en dos o tres años estos harán del lugar, el paseo “más hermoso de la ciudad”.
Lamentablemente, para noviembre de ése año, sólo quedan en pié unos pocos árboles debido a la falta de cuidado, de lo que se hace eco la prensa escrita de la ciudad, responsabilizando a la Sociedad Italiana , de no destinar unos pesos mensuales para el pago de “un placero” que se encargue de su mantenimiento.
Los reclamos son escuchado por la Sociedad Italiana La Benevolenza la que destina una partida para su mantenimiento con carácter de “provisorio”, manifestando no “poder distraer fondos de los socios en la plaza” y propicia la constitución de una “Asociación Pro-Plaza” que asuma su cuidado, lanzando una campaña de socios “que en forma voluntaria contribuyeran con aportes que iban desde los $ 0,20 centavos 1 peso.
Para el mes de mayo de 1907, la “plaza” se encuentra en total abandono, sufriendo destrozos y el robo de sus verjas de hierro, transformándose en un baldío, lleno de alimañas y habitados por personas de dudosos antecedentes.
Esta situación, se mantiene hasta el año 1917, en que la “Sociedad Italiana La Benevolenza” en representación de la colectividad italiana de Concepción del Uruguay cede los derechos sobre el predio a la Municipalidad local, para que lo destine a plaza la que debía llevar el nombre de “Italia”.
Club Atlético División Rio Uruguay
La manzana de la Ex Plaza Italia, permaneció en total abandono hasta la década de 1930, al constituirse el “Club de Empleados y Obreros de la División Río Uruguay” del MOP (El Ministerio) cuya primera sede y cancha de básquet fuera inaugurada el sábado 8 de febrero de 1936 en la esquina de las calles Montevideo (hoy 25 de Agosto) y Vicente H Montero (Hoy Juan Perón) en una sencilla ceremonia en la participaran el Intendente Dr Ravenna, los Ingenieros del MOP Señores Turdera, Martí, Finochietto haciendo uso de la palabra el presidente del club Sr. Rafael Bacigaluppi el que posteriormente recibe el nombre definitivo de “Club Atlético División Río Uruguay”
La poca superficie del terreno donde tenía su asiento el club, no le permitía un futuro crecimiento, lo que lleva a sus autoridades a gestionar ante la Municipalidad local, la cesión de la manzana-próxima a las instalaciones del Ministerio- que habían pertenecido a la “Ex Plaza Italia”
El requerimiento se concreta el 11 de septiembre de 1939, cuando el Honorable Consejo Deliberante de la Municipalidad de Concepción del Uruguay mediante Ordenanza Nº 1119/1939 sede en forma gratuita la manzana de la “Ex Plaza Italia” delimitada por las calles Artigas-Cochabamba-Tibiletti y Bulevar Sur (después Ingeniero Pereira) al Club División Río Uruguay.
La cesión del terreno, dio lugar a un reclamo de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos argumentando que la entrega del mismo a la municipalidad en el año 1917 había sido con destino a la construcción de una “plaza que debía llamarse Italia” y que en ésa oportunidad la Municipalidad “no había “aceptado formalmente la donación efectuada” y por consiguiente, el terreno le seguía perteneciendo a la colectividad italiana
Esta situación “confusa”, sobre la titularidad del terreno, donde el Club División ya había comenzado a levantar sus sede social, pista de baile, canchas de tenis y básquet, y había realizando el primer baile en sus flamantes instalaciones el 2 de febrero de 1936 es solucionado, mediante un “arreglo amistoso” entre ambas instituciones .
En Junio de 1943, la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, en representación de sus connacionales, cede al Club División Río Uruguay, el terreno de la Ex Plaza Italia por el término de veinte años, renovables por el mismo lapso a su vencimiento.
En estas gestiones, mucho tuvieron que ver, los socios del Club División, que también lo eran de la Sociedad Italiana, en su condición de italianos o descendientes de familias italianas.
El Club División Río Uruguay, funcionó en dicho predio hasta el 8 de septiembre de 1973, que al fusionarse con el “Club Pescadores Uruguay”, sus instalaciones pasan a integrar el complejo del “Club Parque Sur”, tal como lo conocemos en nuestros días.
Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “Plaza, Parque Italiano o Paseo de los Italianos”.
Palacio San José. Fotografía de Samuel Massoni (c. 1875)
Primeros Antecedentes – El Daguerrotipo:
El 14 de diciembre de 1829, Louis Mande Daguerre (1787-1851) y Joseph Niecephore Niepce (1765-1833) firman un “contrato de sociedad” con el fin de “fijar por un bueno método, sin el recurso de un dibujante, las vistas de la naturaleza….”
El contrato se basaba en las experiencias realizadas con anterioridad por Niepce en el año 1826 y en las mejoras que para su perfeccionamiento aportaba Daguerre, pero lamentablemente esta sociedad se vio frustrada al fallecer a los tres años el Sr. Niepce, continuando Daguerre con las investigaciones para mejorar el sistema, obteniendo en el año 1837 el resultado buscado al “reproducir instantáneamente las imágenes recibidas en una cámara oscura”, había nacido el daguerrotipo.-
Desde el primer momento el éxito de la “Daguerreotípia” fue universal llevando al Gobierno Francés a comprar a los inventores, Daguerre y la familia de Niepce, los derechos de patente, recibiendo ellos una pensión vitalicia por el resto de sus días”.-
La Daguerrotipía llega al Río de la Plata en el año 1840, traída por el Abate Francés Compte ,quien efectúa exhibiciones de éste maravilloso invento en Rio de Janeiro (Brasil) y Montevideo (ROU) no pudiendo continuar el viaje en la Fragata Francesa “L´Orientale”, en la que venía embarcado, a raíz del bloque francés al puerto de Buenos Aires.
En el año 1843, se leen en los periódicos de la época los primeros avisos de “Daguerrotipistas” ofreciendo sus servicios a la sociedad porteña, entre ellos los Señores Gregorio Ibarra y John Elliot para posteriormente sumarse Bennet, Helsby, Weston y Samuel Massoni, éste será el primero que incursione en nuestra provincia y Concepción del Uruguay
Con el correr del tiempo la “daguerrotípia” pierde su exclusividad. Se inventan otros procedimientos como la “ambrotipía” realizada sobre vidrio y la “ferrotípia” sobre chapa de hierro, con menores costos y mayor nitidez en las imágenes y finalmente la “fotografía sobre papel” que suplanta definitivamente al “daguerrotipo”.
La fotografía en la provincia de Entre Ríos y Concepción del Uruguay
En octubre del año 1850, el periódico “El Federal Entrerriano” de la Ciudad de Parana, publica un aviso anunciando la presencia de un daguerrotipia en ésa ciudad (Paraná), “…tomando imágenes a precios módicos…”
Inmediatamente, en diciembre del mismo año, hace su aparición en Concepción del Uruguay, por intermedio de los “artistas litógrafos en Samuel Massoni y Peñavert , quienes publican en el periódico local “La Generación” este interesante aviso:
“Ocasión ésta (se refiere a su presencia en nuestro medio) digna de aprovecharse, para feas y lindas, por pobres y ricos, y finalmente para toda especie de macho o hembra que tenga la más leve sospecha que deba perpetuar su imagen, cara o máscara.
“Por más feo que uno sea, quién no gasta $ 4 pesos, para tener su retrato bien hecho, y no una insolente caricatura”.
Imagen de un daguerrotipo del General Urquiza
Como no podía ser de otra manera, los artistas visitan al General Justo José de Urquiza en el Palacio San José, donde permanecen varios días, tomando retratos al general y su familia regresando a la ciudad donde expresan a la prensa local:
“…las tomadas efectuadas en San José (se refiere al palacio) nada dejan de desear en cuanto a su semejanza, animación y calor de expresión”
Para poder cumplir con los numerosos pedidos que el público hace a los artistas, estos instalan la máquina de “daguerrotípia” en la Comandancia (hoy Centro Cívico) por cortesía del Comandante Militar de la Ciudad Coronel D. Ricardo López Jordán, quién les facilita una sala del edificio para instalar el “estudio”.
El éxito obtenido por estos artistas al parecer fue importante, permaneciendo en la ciudad hasta fines de enero de 1851, despidiéndose de la sociedad uruguayense con un aviso en el periódico “La Regeneración” donde expresan:
“Próximos a dejar la ciudad, ofrecen al público en general y a los amigos en particular, el sentido cordial, de su perfecto reconocimiento por la buena acogida y distinguida hospitalidad que les ha acordado esta ciudad del Uruguay (Concepción del).
“Con un recuerdo perenne a la amable ciudad Entrerriana y con una admiración tan grande a su ilustre Gefe (sic) (se refiere al Gral. Urquiza) que la preside, se despiden con votos de prosperidad y la gloria de todos y de cada uno”
En el año 1852, en base a los daguerrotipos tomados por Massoni y Peñavert al General Urquiza, se realizan en París (Francia) “litografías” las que son impresas por la casa Fredriechs y puesta en venta en nuestra ciudad en el negocio del Sr Barañao en la esquina de las actuales calles Urquiza y Galarza.
El primer fotógrafo (daguerrotipista) que se instala en forma permanente en Concepción Del Uruguay, al menos hasta éste momento y acorde la documentación consultada, es el Sr. Noel en el año 1858 (no se pudo obtener su nombre) sólo se rescata el escueto aviso del Periódico El Uruguay que dice:
“Fotografía del Sr. Noel, vive en casa del Sr. Laverque, frente a la casa del Sr Fernandez”, Uruguay 11 de febrero de 1858”
En diciembre de 1862, abre sus puertas la “Fotografía del Uruguay” propiedad del Sr. Bernardo C. Victorica ofreciendo “tarjetas y álbumes para colocarlas” funcionando primeramente en la casa de comercio del Sr. Pedro M. Irigoyen sobre la calle Urquiza a una cuadra al norte de la plaza principal”,
Posteriormente se muda frente a la Plaza General Francisco Ramirez (octubre de 1863) y en abril de 1863 se encuentra instalada en calle Del Comercio (actual Rocamora) a una cuadra al oeste del “Mercado”, esquina Paraná ( actual Congreso de Tucumán) frente a la casa de comercio de Darío del Castillo.
Este “salón fotográfico” (así se lo denominaba) es puesto en venta en febrero de 1869 con motivo de ausentarse de la ciudad su dueño quién publica en el Periódico El Uruguay del 13 de febrero de ése año el siguiente aviso:
Vista de la Comandancia. Foto de S. Massoni (C. 1870)
“Fotografía del Uruguay”: quién se interese en su compra puede tratar con él (se refiere a Bernardo De Victorica) en el teatro 1º de Mayo desde las 6 AM a las 4 PM. Se avisa que se venderá por memos de su valor y en términos ventajosos para el comprador, para no contrariar al propietario de la casa que me apura para que la desaloje….”
En ésta época existió en Concepción del Uruguay, otra casa fotográfica denominada “Galería Fotográfica” propiedad del francés Paulo Doutre ubicada en la esquina de la calle Urquiza (actual 3 de Febrero) y Entre Ríos (Alberdi) que posteriormente se la conociera como “Casa Amarilla” propiedad hoy de la Sociedad Francesa de Socorros Mutuos donde acorde avisos de los periódicos locales se especializaba “en retratos”
Foto del cuerpo del Gral. Urquiza tomada por los hermanos Aráoz
A fines del año 1869 principios de 1870, regresa a la nuestra ciudad el conocido “artista fotógrafo” Samuel Massoni, trayendo en ésa oportunidad una máquina fotográfica en base a negativos de vidrio”, realizando una serie de tomas del Palacio San José y de diversos de la ciudad las que fueron recopiladas en un hermoso álbum que tituló “Álbum pintoresco en fotografías de la Provincia de Entre Ríos”.
De éste álbum -al menos hasta éste momento- existen dos ejemplares de incalculable valor histórico y patrimonial, en el Palacio San José y Museo Histórico Municipal Casa de Delio Panizza, que gracias de haber sido celosamente cuidados, nos permiten hoy apreciar el Uruguay de antaño.
Al producirse el asesinato del General Justo José de Urquiza en la trágica tarde del 11 de abril de 1870 en el Palacio San José, sus restos son traslados a nuestras ciudad siendo velados en la casa de su hija Doña Ana Urquiza de Victorica (hoy Escuela de Educación Técnica de Mujeres ubicada en calle Urquiza esquina 8 de Junio) en cuya oportunidad el cadáver fue fotografiado por el estudiante del Colegio del Uruguay Agustín Manuel Araoz con la ayuda de su hermano Guillermo, dejándonos un valioso testimonio de las heridas mortales que recibiera el “Gran Entrerriano” y que han sido publicadas en diversas obras encontrándose el original en el Palacio San José.
La fotografía en Concepción del Uruguay
En el mes de enero de 1873, se instala en nuestra ciudad el fotógrafo Tomás Braley, con los últimos adelantos en la materia, al respecto el periódico local “Eco De Entre Ríos” expresa: “Esto es lo que carece ésta ciudad (se refiere a la fotografía) y el Sr Bradley a la par que se llenará los bolsillos prestará un verdadero servicio público.
“Prepárense pues niñas y viejas, jóvenes y ancianos para lucir sus figuras, feas y bonitas!!!”
El 20 de noviembre de 1884, la famosa casa de fotografía de Buenos Aires “La Nacional” Calle Defensa Nº 7, abre una sucursal en nuestra ciudad, en la casa de “Madame Lauraut, frente a la Escuela Normal (se refiere al antiguo edificio que se encontraba dónde posteriormente funcionara Club Rocamora, el Banco Hipotecario Nacional y, hoy, el Juzgado Federal) en la esquina de las calles Supremo Entrerriano y Galarza.
La sucursal local estaba a cargo del Sr. Vitone que anuncia en el periódico “El Pueblo”:
“Se trabaja todos los días, desde las 0800 de la mañana hasta las 4 ½ de la tarde (sic) aunque esté “nublado”
En el periodo entre los años 1880 a 1900, son varias las casas fotográficas que se instalan en Concepción del Uruguay, entre las cuales podemos citar:
Fotografía de los Srs. Ghisolsy y Cía.: Establecida en julio de 1888 frente al Colegio Nacional
Foto: Vicente Castellano (Archivo de los editores)
Fotografía “Italiana” de Vicente Castellano: Establecida en la década de 1880 en calle 3 de febrero Nº 47 al lado del escritorio de D. Alberto Carosini
Vicente Castellano fue un verdadero “maestro del arte fotográfico” y gracias a las magníficas postales que tomara de la ciudad, hoy podemos reconstruir parte de nuestra historia lugareña.
Al establecerse la “obligatoriedad de la fotografía en la Libreta de Enrolamiento en el año 1912” las autoridades del Registro Civil designaron a Vicente Castellano en exclusividad para la toma de las fotos de los ciudadanos, circunstancias que denotan el reconocimiento a su profesionalismo y responsabilidad.
Vicente Castellano falleció el 28 de febrero de 1931 había nacido en Italia, ya en nuestra ciudad fue durante dos períodos presidente de “La Benevolenza” y ganador de premios por sus trabajos fotográficos
Fotográfica “La Uruguaya” de Antonio Vasallo: Sin otro antecedente
Fotografía “Francesa” de Eugenio Lachaize: Establecida en la calle Entre Ríos Nº 84 (Hoy Alberdi) frente a la Redacción del Periódico “La Juventud”
Estudio Fotográfico y Pinturas del Ludovico Maury: Con estudios frente al Banco Agrícola (Hoy Banco Galicia)
Pinturería-Fotografía Ramos Anexos de Luis Cometta y Hnos: Comercio inaugurado el 8 de octubre de 1899 en la calle Entre Ríos Nº 86 (hoy calle Alberdi)
La fotografía a partir del año 1900
En el siglo XX, a las casas fotográficas nombradas, se le van sumando otras a medida que transcurren los, entre las cuales y con el riesgo de omitir involuntariamente alguna/s de ellas se mencionará a las siguientes:
Fotografía Miranda: Inaugura su estudio el 30 de mayo de 1910, en la calle 9 de Julio Nº 57, al lado del estudio del Dr. Sartorio ofreciendo: “Gran surtido de tarjetas, últimos modelos, papeles artísticos, tarjetas especiales para comunión (…) ofrece gran rebaja de precios”
A ésta casa, en el año 1915, le cupo el honor de organizar el “primer concurso fotográfico de belleza femenina de nuestra ciudad”, estableciendo en sus bases que “aquellas que fueran seleccionadas”, sus fotos se publicaría en una revista ilustrada de la Capital Federal bajo el título de “Bellezas Entrerrianas” y además en los periódicos locales
La selección de las señoras y señoritas, se haría en base al voto del público, entregándosele a la que obtengan mayor puntaje- como premio- además de lo expresado un retrato de 0,70 x 1,00 m artísticamente ejecutado en colores con marco y una miniatura “en esmalte” con cerco de oro.
Foto Toneff frente (Archivo de los editores)
Fotografía “Galería Moderna” de Krum S. Toneff: Conocida como “Foto Toneff” abre sus puertas en julio de 1919 en la calle España Nº 80, a ½ cuadra (sic) al sur del Banco de la Nación Argentina-Teléfono Cía. La Entrerriana Nº 220
Es ésta una de las tradicionales “casas fotográficas“ que ha tenido nuestra ciudad. El 1º de noviembre de 1926 traslada sus estudios a la calle Onésimo Leguizamón Nº 35 al lado de la Tienda “Blanco Y Negro”. Cerró sus puertas definitivamente el 31 de diciembre de 1948
Fotografía de los Srs. Croci y Courtoiser y Cía.: Se instala en nuestra ciudad en el mes de Septiembre de 1923, en la calle Leguizamón, entre Rocamora y Galarza.
Fotografía y Librería “La Italiana” de Manuel Cometta: El lunes 6 de septiembre de 1926, inaugura su “nuevo salón comercial” en calle 3 de febrero Nº 75, local que ocupara la Agencia de autos “Chevrolet” de los Señores Marcó y Beruet. El aviso periodístico dice:
“Este antiguo comercio, propiedad del Sr. Manuel Cometta, que han realizado un gran “esfuerzo para poner el comercio en condiciones, abarca los rubros de pinturas artísticas, librería, papelería y fotografía”
Fotografía “Ansaldi”: Hace su aparición en el comercio fotográfico de la ciudad ,en diciembre del año 1930, instalándose en calle Onésimo Leguizamón Nº 17, detrás del Colegio, Teléfono 1677.
Esta casa con motivo de las tradicionales fiestas de fin de año ofrece: “½ docena de postales sepias y una ampliación postal tamaño 18 x 24 cm, en colores con un hermoso marco, vidrio bombé al precio increíble de $ 10 pesos”
Esta tradicional “casa fotográfica” de nuestra ciudad a partir del 1º de julio de 1950 pasó a propiedad de V. Balestra, trasladando sus estudios a calle Bartolomé Mitre 868
Fotografía “Venus” de Salvador Chiprut: Se inaugura el 7 de enero de 1932,en la esquina de las calles 25 de Mayo y Posadas, frente a la Compania Entrerriana de Teléfonos.
Fotografía Humbert o Rosario: Se instala en el año 1940, teniendo su estudio en calle 3 de Febrero Nº 81, la lado de la casa Rovani atendiendo al público de 0900 a 1200 y de 1500 a 2000 horas
“Foto Arte” de Fanny M. de Plouchou: Es ésta otra de las tradicionales “casas fotográficas” de nuestra ciudad, instalando su primer estudio en calle Moreno 119, teléfono 1748, abriendo sus puertas en el mes de enero de 1940
Posteriormente se trasladó a calle 14 de Julio Nº 29/31 cerrando sus puertas el 1º de diciembre de 1968
Mario Soria
Foto “Casa Royal”: Abre sus puertas el 8 de agosto de 1945, en calle Congreso de Tucumán Nº 35, fundada por el Sr Leites en la ciudad de Gualeguaychú quién estaba al frente del negocio con la colaboración de Ricardo Esmoris.
En el año 1950, “Foto Royal” es adquirida por los Señores Roberto (Robert) Argachá y Ricardo Esmoris, continuando en el mismo local.
En el mes de Diciembre de 1968 se traslada a calle Galarza 786 formándose una nueva razón social integrada por Roberto Argachá y Jorge Rodriguez sociedad que se mantuvo hasta el 30 de octubre de 1970
El 2 de noviembre de ése año “Foto Royal” es adquirida por Mario Soria, quién el 2 de octubre de 1975 traslada la casa fotográfica a la calle 25 de Mayo Nº 123, donde en la actualidad se encuentra a cargo de su hija Silvina Soria.
Laboratorio Fotográfico “La Victoria”: abre sus puertas en el mes de octubre de 1949 en calle Piedras Nº 26 de nuestra ciudad
Fotografía de Ricardo Esmori y Juan Carlos Flores: Se establece esta casa comercial en febrero de 1952 en calle 8 de Junio Nº 525
Fotografía “Álvarez”: Abre sus puertas en enero de 1954 en calle Alberdi 973
Foto Flin”: Se establece en Julio de 1954 en calle Onésimo Leguizamón 74
Foto “Urquiza”: Se inaugura el 1º de mayo de 1957 en calle Galarza Nº 1051
Vista de la creciente de 1959. Foto Norma (Graciela Holzmann)
Foto “Roles”: Comienza a operar comercialmente en diciembre de 1961 en calle Rocamora Nº 590
Foto “André”: Se inaugura en febrero de l967 en calle 3 de febrero Nº 83
Fotografía “Charreun”: Se Inaugura el 21 de Septiembre de 1969, coincidiendo con el “Día del Fotógrafo” en calle 9 de Julio 991 propiedad del Sr Santiago Reinaldo Charreun
Foto “Yusty”: de Oscar Alberto se establece en febrero de 1970 en la flamante Galería del Centro Comercial de Concepción del Uruguay. Posteriormente se traslada a Calle San Martin entre 3 de Febrero y España hasta su cierre.
Laboratorio “Full Color”: Es uno de los últimos establecimientos fotográficos instalados en nuestra ciudad en febrero de 2001, en la tradicional esquina de las calles Rocamora y Urquiza encontrándose a cargo del Sr. Jorge Frizzo
Con este artículo, se ha querido rendir homenaje a todos aquellos pioneros de la fotografía, que sin intención pueden haberse omitido involuntariamente, como por ejemplo los clásicos fotógrafos de la “Plaza General Ramírez”, que con su presencia y fotos hicieron la historia chica de nuestra ciudad
Tampoco debemos olvidar en esta reseña a otros fotógrafos y casas de fotografía de nuestra ciudad que han dejado su huella en nuestra ciudad, tales como D.Venancio Galeano, Omar Briozzo, Foto Camaris, Foto Brau, Buda, Aldo Comte, Luis Elvio Torrán (Luelto), Mingo Nadal, el entrañable amigo Mario Soria, al inolvidable “Cachito Carosini” cuyos destellos de magnesio parecían una “explosión atómica” y de donde tomara cariñosamente el nombre de “Fogonazo” y por supuesto a quien podemos considerar entre los maestros de la fotografía de Concepción del Uruguay”, nos referimos a Carlos Tanga, que fuera precursor de las “fotografías sociales” allá por el año 1946, desempeñándose además como fotógrafo de la Policía de Entre Ríos”, de donde se jubilara en el año 1986
Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “La fotografía en Concepción del Uruguay”.
Una de las fotos más antiguas de la ciudad. C. 1875. (Foto ilustrativa)
La villa en poder de los españoles
Eran tiempos de lucha entre españoles y patriotas. El 6 de noviembre de 1810, la villa de Concepción del Uruguay fue tomada por fuerzas españolas al mando del capitán de marina Juan Ángel Michelena. Con diferencia de muy pocos días, los realistas se apoderaron, también, de las villas de Gualeguaychú y Gualeguay.
El próximo paso sería, avanzar sobre Nogoyá y Paraná. A fines de 1810, la suerte de la Causa revolucionaria iniciada en mayo, había llegado a un punto crítico, al menos en el territorio de Entre Ríos.
Pero en medio de tanta desazón, aleteaba todavía la esperanza. Por una parte, en las fuerzas invasoras, se hallaban incorporados algunos oficiales que, con el tiempo, llegarían a tener importante figuración en la historia rioplatense –Artigas y Rondeau- quienes ya miraban con simpatía la causa de sus hermanos y sólo aguardaban el instante propicio para ofrecerles su apoyo. Por la otra, la invasión española y la consiguiente represión, sirvieron para engendrar la rebeldía de los paisanos y para acercar la hora en que los patriotas verían engrosadas sus filas con dos colaboradores de gravitación como los ya nombrados, a los que seguirían después muchos otros.
Aquel primer grito de libertad lanzado en 1810 comenzó, pues, a extenderse desde el Uruguay hasta el Paraná. La brisa lo desparramó entre las cuchillas montieleras y un hálito de argentinidad penetró, de una vez y para siempre, en el alma de los entrerrianos.
La cruzada de Bartolomé Zapata
Poco a poco la causa de la Revolución en Entre Ríos fue ganando mayor número de adeptos. La idea de recuperar las villas tomadas por los españoles se fue haciendo cada vez más fuerte. Se pelearía con uñas y dientes si fuese necesario. De entre todos aquellos hombres dispuestos a dar sus vidas en defensa de la patria naciente sobresale un nombre: Bartolomé Zapata. Por eso -merecidamente- con él ha sido denominado un populoso barrio de nuestra ciudad.
Al comenzar la cruzada que habría de traer como consecuencia la liberación de las villas Entrerrianas, Zapata, al parecer vecino de Gualeguay contaba tan solo con medio centenar de hombres. Pero cuando puso término a su campaña, los contingentes se habían multiplicado y la situación se le hizo difícil, pues la ayuda del gobierno de Buenos Aires -armas y dinero- no se hacía efectiva. Sin embargo, no permitió que sus hombres se apropiaran de los bienes de los realistas, y ello a pesar de que tenía a sus tropas muy escasas de recursos, a tal punto que los soldados se encontraban casi desnudos y sin los más indispensables elementos como yerba, papel y mucho menos algún real en el bolsillo.
El hecho de que Michelena se hubiese retirado con el grueso de sus tropas, dejando pequeñas guarniciones en las villas, favoreció la acción de Zapata que, a mediados de febrero de 1811, reconquistó Gualeguay sin encontrar mayor resistencia. A los pocos días, el 21 de febrero, hizo lo propio con Gualeguaychú.
Cumplidas estas acciones, Bartolomé Zapata preparó la marcha sobre Concepción del Uruguay, a fin de consumar su obra.
El 17 de marzo de 1811 pudo hacer su entrada triunfal en la villa y, de inmediato, comunicó al gobierno de Buenos Aires el resultado de sus acciones. La Junta, al recibir el parte de la reconquista de Concepción del Uruguay, acusó recibo a Zapata en oficio del 11 de marzo. Además de reconocer sus importantes servicios, le concedió el grado de capitán.
Aparición de Francisco Doblas
No se habían acallado los ecos jubilosos despertados, en Concepción del Uruguay por la reconquista de la villa, cuando comenzaron a surgir ciertos problemas entre los vencedores que, a la postre, fueron a desembocaren un luctuoso acontecimiento. El primer desacuerdo se originó a raíz, de la designación de las nuevas autoridades capitulares, pues el cabildo anterior -adicto a la causa realista- había quedado disuelto como consecuencia de la huida de los españoles.
En tales circunstancias y mientras Zapata era, de hecho, la única autoridad, se aproximó a nuestra ciudad el capitán Francisco Doblas, al frente de ochenta hombres. En verdad, no se ha hallado ninguna documentación que indique que al tal Doblas, se le hubiese dado alguna misión determinada para cumplir en Concepción del Uruguay, ni mucho menos que debiera intervenir en cuestiones en las que nadie estaba más autorizado que el propio Zapata.
Doblas, de origen porteño, vivía en la villa desde 1809, cuando fue designado segundo comandante de las milicias de Entre Ríos -Cargo que seguramente quiso hacer prevalecer en estas circunstancias-, y, en su calidad de vecino había asistido al Cabildo Abierto celebrado el 30 de julio de 1810, para elegir diputado ante la Junta Provisional.
Producido el ataque de Michelena -en una actitud más que censurable- se retiró hacia la costa del Paraná. Reconquistada Concepción del Uruguay por Bartolomé Zapata, el capitán Doblas se presentó en la villa al frente de casi un centenar de hombres el 12 de marzo de 1811. La borrasca no tardaría en desencadenarse.
La muerte de Zapata
Muy pronto se pusieron de manifiesto las discrepancias entre Doblas y Zapata. Lo ocurrido a partir de este momento es bastante confuso y muy difícil de reconstruir, puesto que la única fuente disponible es la versión del primero de los nombrados.
Lo que sí podemos afirmar es que cuando la tensión entre ambos personajes llegó a su punto culminante, uno de los hombres de Doblas, el teniente Mariano Zejas, trató de hacer prisionero a Zapata. Este se resistió, entablándose un recio tiroteo, de resultas del cual cayó muerto casi de inmediato.
Al día siguiente del suceso narrado se llevó a cabo el sepelio de Zapata -en el viejo cementerio de Concepción del Uruguay. La anotación parroquial pertinente expresa: “El 22 de marzo de 1811 fue sepultado en el camposanto de esta Parroquia el cadáver de Bartolo Zapata, que al haber muerto de un balazo no recibió los sacramentos; de que certifico. Cura José Basilio López”.
¿Fue Zapata realmente una víctima de nuestras primeras disensiones civiles? ¿O fue, simplemente, una puja entre dos hombres que ambicionaban el poder? No me es posible contestar estos interrogantes. Además, muy poco es lo que se ha podido averiguar de este personaje singular; Pero lo que no, puede negarse es que su acción para liberar a las villas entrerrianas la dominación española, lo convierte en uno de los primeros paladines de la independencia lugareña.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Urquiza Almandóz, Oscar, “Bartolomé Zapata murió en Concepción del Uruguay”, diario “La Calle” 12/11/1994
Juan Carlos Schiavo “Un hermano”. “Un Hermano”, que en la República del Puerto Viejo no se olvidará.
Conocido como Carlitos, un ángel que nació y vivió en el barrio Puerto Viejo de Concepción del Uruguay y que un día de julio de 2009, nos dejó físicamente, porque espiritualmente y en nuestros recuerdos sigue habitándolo.
Junto a la Defensa Sur, hay una plaza que lleva su nombre, una plaza que jamás está sola, siempre hay muchos chicos acompañados por sus familias jugando en los juegos y disfrutando de la vegetación.
Sabemos que Carlitos junto a su amigo imaginario “El Flaco”, están todos los días en su parque, seguramente discutiendo el valor del dólar, los problemas de gobierno y por qué no, viendo que paso, con la lluvia del 9 de setiembre de 2019, se inundara el maravilloso lugar que los vecinos hicieron con ayuda del Municipio para que el no muriera jamás.
A pesar de ser una persona diferente, tenía una inteligencia que lo destacaba.
Le encantaban las carreras de motos y autos. Los muchachos del barrio lo llevaban los domingos y para esos días tenía una campera igual a la que usaban los jefes de equipos.
En el taller de los Albizatti demostraba su habilidad con los fierros.
Los amigos del taller le habían fabricado con tarros una especie de auriculares y se ponía en la esquina de calles Alejo Peyret y Tibiletti, a cantar y con ayuda del almacenero del barrio, quien le regalo algunas latas de dulces se había fabricado una batería. Y cuando lo llevaban a los bailes donde actuaba el Sapo Lacava con el grupo Los Cuatros Colores, este le permitía tocar el instrumento, momento en que Carlitos desplegaba su amor a la música y el baile.
También fue fanático del famoso grupo Los Iracundos, de la República Oriental del Uruguay.
Decía ser el dueño de la tradicional Panadería Díaz, ahí le permitían trabajar en la cuadra.
Era hiperlimpio, es así, que para trabajar en la panadería usaba un delantal largo y cubría su cabeza, para que el polvillo no le molestara. Llevaba ropa para una vez terminada la jornada de trabajo, se bañaba y se cambiaba.
“Carlitos” Schiavo
También tenía su lugar de trabajo en el Ministerio de Obras Publicas y los obreros lo mandaban a las oficinas y el, como buen trabajador llevaba como ellos, anotadas las horas extras que hacía.
Le gustaba mucho la comida, es así que su visita al Ministerio le resultaba interesante pues lo dejaban subir a los barcos, donde podía comer.
En el barrio han quedado muchas anécdotas, una de ellas cuenta que tenía una guitarra de juguete y no falto que uno de los muchachos le propusiera cambiársela por un choripán. Y fue más fuerte la comida, que la música.
Comía tanto que cuando se sentía mal, iba a la casa del enfermero del barrio Señor Tálamo. Este le daba un Mejoralito, pero tenía que darle también una Coca, para que tomara la pastillita. Y se curaba así, su indigestión.
Y otra que aún se comenta a pesar de los años dice:
En oportunidad del casamiento del Señor Marcelo Galarraga, en momentos de este salir para la iglesia, llega Carlitos y deciden ir juntos a la ceremonia. Carlitos no necesitaba invitación, había llegado de traje y corbata, vestido para la ocasión.
Juan Carlos Schiavo, Carlitos, la Re publica del Puerto Viejo no te olvidara!
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto y fotos extraído de: Proyecto “Entre Mates y Chocolate”, Asociación Civil “Caminos de Esperanza”
Incendio de los tanques de petróleo de la Anglo, el 2 de febrero de 1914. Foto extraída de Gallay Omar “El Asunto de la Luz”
Concepción del Uruguay, desde el año 1860 en esas circunstancias Capital de la Provincia de Entre Ríos, tenía alumbrado público en base al contrato celebrado el 12 de Julio de ése año con D. Nicolas Casas, quién se comprometió a : “…colocar y mantener durante un año y medio, contado a partir del 12 de Septiembre de 1860, 180 faroles de alumbrados con aceite y 120 con velas totalizando 300 faroles…”
Es este el primer alumbrado público de la ciudad.
El contrato fue renovado -en las mismas condiciones- hasta el año 1868, en que el llamado a licitación se procede a modificar el combustible a ser utilizado en los 300 faroles del alumbrado público “que actualmente se poseen” disponiéndose que de los 48 existentes alrededor de la Plaza General Ramirez debían utilizar kerosene y los restantes 252 aceites, debiendo el alumbrado mantenerse por lo menos siete horas y permanente en noches oscuras…”
El 7 de diciembre de 1887, se inaugura la primera usina eléctrica de la ciudad de Buenos Aires destinada al suministro de energía eléctrica al alumbrado público y domicilios particulares.
En el mes de Febrero 1901, el alumbrado público de la Plaza General Ramirez constituido por “faroles a kerosene” comienza a ser reemplazado por “faroles a gas de acetileno” reemplazándose 12 de ellos, teniéndose previsto completar en el corto plazo la cantidad de 32 haciéndose extensiva este tipo de iluminación al edificio de la Municipalidad que funcionaba en la ex Comandancia (esquina de las actuales calles San Martín y Moreno).
Este sistema estaba en servicio -desde el año 1899- en el “Hotel París” (esquina de las actuales calles 9 de Julio y Eva Perón) y el “Kiosco” de la plaza Ramirez, construcción que estaba frente al actual edificio de la UNER.
Primera Usina eléctrica (Usina vieja)
No obstante las innovaciones antes descritas, las autoridades municipales querían incorporar el servicio de alumbrado eléctrico para los espacios públicos y domicilios particulares.
A tal efecto la Municipalidad de Concepción del Uruguay (ER) en el mes de Agosto de 1901, llama a licitación pública para el suministro de energía eléctrica no presentándose ningún oferente.
Se llama a una nueva licitación en el año 1903 siendo adjudicada a la “Compañía de Obras Públicas del Río de la Plata” que es dejada “caduca” por el Honorable Concejo Deliberante por considerarse que “lo ofrecido no se ajustaba a lo requerido en el pliego de condiciones” (Ordenanza Municipalidad de Concepción del Uruguay Nº 2 de fecha 7 de Abril de 1903).
Galpón dónde funcionaban los motores. Foto extraída de Gallay Omar “El Asunto de la Luz”
Modificados los artículos Nº 9 y 10 del pliego de condiciones y previo nuevo llamado a licitación, es adjudica las obras de la alumbrado eléctrico público y casas particulares a la referida empresa, firmándose el correspondiente contrato el 19 de Abril de 1903 (Ordenanzas Municipales Nº 4 y 5/1903).
La Compañía de Obras Públicas del Río de la Plata, pasa a denominarse “Compañía Anglo de Electricidad “instalando sus oficiales en la antigua casona de la esquina de las actuales calles Rocamora y Eva Perón (Ex Parrilla Filipini) y la “usina “ en la esquina de las actuales 25 de mayo y Estrada (actual Universidad Autónoma de Entre Ríos).-
Para la construcción de la “Usina”, la empresa adquiere un solar (40 x 40 varas) aproximadamente 34,64 x 34,64 metros de la manzana Nº 8 del cuartel I del Plano Catastral de la ciudad -esquina de las actuales calles Estrada (antes Córdoba) y 25 de Mayo al Sr. Uschert Levit, que a su vez la había adquirido en el año 1906 a José Porteiro interviniendo en el acto notarial el Escribano D Wenceslao Gadea, firmado en representación de la empresa el Sr. Eduardo Evans, donde primeramente se construye un galpón donde se instalan las máquinas accionadas por medios de calderas que quemaban petróleo produciendo “corriente continua”.
Durante el año 1913, la Compañía Anglo de Electricidad, llama a licitación para la construcción del edificio central para oficinas y ampliación usina eléctrica, siendo adjudicada a la conocida empresa constructora de ésa época del Ingeniero Giacomotti, siendo construido en 74 días siendo inaugurado el 2 de octubre de 1913.
La municipalidad en coordinación de la empresa da prioridad al “alumbrado público” para ir eliminando los faroles a kerosene.
Entre los trabajos más importantes, en ese aspecto, es la iluminación del puerto muevo donde se colocan 23 focos de 500 bujías cada una, bajo la dirección del ingeniero Troler y que son inaugurados el 26 de Diciembre de 1913.
En el año 1915, el Honorable Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay (ER) vota una partida especial de $ 1575 para iluminar la Pirámide de la Plaza General Ramirez sistema que tendría entre 900 a 1000 lamparitas, desde su cúspide hasta su base.
El precio de la electricidad, al 1º de Julio de 1915 era: Electricidad casas particulares $ 0,40 centavos el kilovatio. Electricidad fuerza motriz $ 0,25 el kilovatio haciéndose rebajas por mayor consumo.
El segundo solar de la media manzana que ocupaba la usina, esquina calles actuales 25 de Mayo y Belgrano, que era propiedad de la municipalidad de la ciudad, cedido en uso de la misma; es vendido a la empresa Anglo Argentina de Electricidad el 16 de Diciembre de 1919, firmando por la comuna su Presidente D Juan Piñón y por la empresa adquirente el Sr Juan Massini interviniendo el Escribano local Wenceslao Gadea.
El 11 de Enero de 1922, se realiza una reunión, propicia por un grupo de destacados vecinos entre los que se encontraban el Sr Máximo Lagiar, Dr Esteva Berga, D. Pedro Tavella, Olegario Mabragaña, Dr. Luís Grianta, Dr. Ambrosio Artusi y D. Antonio Canavessi a los efectos de constituir una sociedad para la “construcción y explotación de una nueva usina eléctrica perteneciente a la ciudad y no ajena a la misma…..”
Esta iniciativa, quedó sin efecto en razón que por Ley de la Nación Nº 10.998/1922 se aprueba la construcción por parte de la Nación, de la nueva usina nacional, aguas corrientes y cloacas, teniéndose previsto la finalización de los trabajos en tres años.
Por diversas causas las obras, se dilataron siendo la nueva Usina Nacional (corriente alternada posteriormente Central Termoeléctrica Caseros) y servicios de aguas corrientes y cloacas el 1º de Enero de 1928, lo que permitió que la ciudad se colocara entre las mejores del país en servicios sanitarios.
Logo de la “Compañía Anglo Argentina de Electricidad”. Foto extraída de Gallay Omar “El Asunto de la Luz”
Acorde lo establecido en la Ley Nº 10.998/1922, la municipalidad de Concepción del Uruguay, transfiere el alumbrado público a la Usina Nacional.
La Anglo (como se la conocía en la jerga local) procede al retiro del cableado y postes del alumbrado público de la vía pública manteniendo el suministro de energía eléctrica a los domicilios que así lo desearan.
La Compañía Anglo Argentina de Electricidad el 27 de Agosto de 1930 vende la usina, los dos lotes (½ manzana) al norte de la ciudad entre las calles Belgrano al norte, Córdoba al sur (actual Estrada) y al este la calle 25 de Mayo, donde se encuentran los edificios a la Compañía de Electricidad del Este Argentino S.A, siendo inscripta la correspondiente escritura, labrada en la ciudad de Buenos Aires por parte del Escribano local D. Wenceslao Gadea en el Registro de la propiedad de la ciudad.
Esta empresa, continúo suministrando energía eléctrica (corriente continua) a los domicilios particulares hasta el 31 de Octubre de 1943 que cesa definitivamente sus servicios, debiendo los vecinos solicitar su conexión a la red de la “Usina Nueva o Nacional” (como se la conocía en la jerga popular).
De esta manera la Usina Vieja comienza su ocaso, sus edificios (oficinas-sala de máquinas, depósitos, etc.) al crearse la Empresa Aguas y Energía de la Nación pasan a su propiedad, donde instala depósitos y posteriormente las oficinas de atención al público.
La nación transfiere este predio a la Empresa Provincial EPER (Empresa de Electricidad de Entre Ríos) la que a partir del 15 de Mayo de 1996 es privatizada asumiendo la distribución de la energía eléctrica la Empresa EDEERSA, la que posteriormente en el año 2005, vuelve a la provincia de Entre Ríos bajo la denominación de ENERSA, por incumplimiento de la anterior.
El edificio de la “Usina Vieja”, queda en propiedad del gobierno provincial, el que al crearse la (UADER) Universidad Autónoma de Entre Ríos por Decreto Provincial Nº 2.974 de fecha 5 de Julio de 2000 dispone que este antiguo edificio, se instale la Facultad de de Ciencia y Tecnología de Concepción del Uruguay cuyas actividades se inician el 7 de Mayo de 2001.
Sobre los antiguos muros de la “Usina Vieja” en la actualidad la el Gobierno de la Provincia de Entre Ríos ha construido la nueva sede de la Universidad, el que albergará en una sola casa de estudios todas las actividades que en la actualidad tiene la universidad, en base al proyecto del Arquitecto Roberto Giles, miembro de la Sub-Secretaria de Arquitectura de la Provincia.
Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “La vieja Usina”, “Edificios con Historia”, Tomo II
El tema. En general, cuando leemos artículos sobre el beber y comer en nuestro país en el siglo XIX, los comentarios se limitan al momento de la Revolución de Mayo, con el detalle de las negras vendiendo por la calle mazamorra, empanadas, pastelitos u otras delicias habituales de la época, escenas casi siempre ubicadas en Buenos Aires.
Pero el país siguió evolucionando, y siguió siendo más que Buenos Aires, y nos encontramos con lugares donde a mediados de aquel siglo, se apreciaba una gastronomía interesante, y que además terminó siendo documentada casi cotidianamente. Así lo muestran los archivos del Palacio San José, residencia del General Justo José de Urquiza, donde el nivel de detalle de los productos que se consumían y sus costos es casi obsesivo.
Un ejemplo lo tenemos en uno de los informes del administrador de San José, José Labandere, que dice: “Se carnea: Para la casa y transeúntes por término medio 140 capones por mes. Para peones 30 capones por mes. Contando más o menos para 12 hombres a capón por día. Para puesteros con familia se les da un capón para comer cinco días”.
Lo interesante de este parte es constatar el consumo de ovinos que había en el Entre Ríos del General Urquiza. No olvidemos que el ovino no era apreciado en la ciudad de Buenos Aires, quizás por aquello que comentara el norteamericano Thomas Page en su crónica “La Confederación Argentina”: “para el gaucho la oveja no es carne ni tampoco es tan valioso el cuero de oveja como el de vacuno”.
Este consumo de capones se ha dado también durante el siglo XX en la orilla uruguaya del río Uruguay, desde los campos de Soriano hasta Colonia, ha sido un plato obligado en muchas de las estancias.
La ubicación privilegiada del Palacio San José, en las proximidades de un río como el Uruguay, hizo que el consumo de pescados de río formara parte regularmente del menú de la casa, que además lo tenía como una comida de celebración cuando había visitas políticas. No olvidemos que San José hizo las veces de residencia presidencial en los años en que el General Urquiza fuera presidente de la Confederación Argentina.
Pero la llegada de inmigrantes a la Colonia San José (1857), también trajo la demanda de ciertos pescados importados, y una de las firmas que los traía publicó en un diario de la época la información de que había traído: “calamares en conserva, ostras, langostas, sardinas en aceite, arenques de Galicia. Conservas españolas como lamprea, sardinas sin espinas, besugo, congrio, calamares en tomate, ídem en su tinta, atún, salmón, langosta, mejillones, ostras, anchoas en tarros de cristal, merluza en aceite, ídem con tomate, ídem frita, anguila y otra diversidad de pescados”.
Carnes de caza. Lógicamente que la cocina entrerriana de entonces conocía muy bien cómo utilizar la carne de caza que había en abundancia. Crónicas de la época detallan a los venados, carpinchos, liebres, nutrias, mulitas, peludos, lagartos o vizcachas. Entre las aves comestibles de pluma, el gran plato eran los patos salvajes y también los abundantes ñandúes. Y las habituales perdices, con sus primas las martinetas, también recalaban en la mesa de las estancias.
Las lagunas estaban llenas de flamencos, garzas y cigüeñas, como lo pueden estar hasta el día de hoy, pero no se sabe que hayan sido consumidos habitualmente.
No a las gallinas. Curiosamente no eran bien vistas las aves de corral. El General Urquiza deniega un pedido que le hicieran en marzo de 1869 para criar gallinas en la Escuela Pastoril, con este argumento: “no puedo consentirlo, porque ni yo mismo hago criar esos animales en mi campo, por causar enormes perjuicios”. En esto coincidía con Juan Manuel de Rosas, que en 1819, en sus Instrucciones a los Mayordomos de Estancia, dejaba en claro que en sus campos no debía haber “ni rastro de gallinas”.
Sí a las palomas. Toda estancia de la época tenía su palomar, que era una importante fuente de aprovisionamiento de proteínas. Un cálculo de la época habla de que con 3.500 nidales se podían producir entre 10 a 15.000 kgs. de pichones por año, que normalmente eran sacrificados a las 4 semanas de vida, cuando alcanzaban un peso aproximado de medio kilogramo.
Frutas y verduras. La zona del Litoral ha sido y es desde siempre una zona productora de frutas extraordinaria. En el Palacio San José un inventario da una cantidad de plantas que llega a las 28.000, que, entre otros, eran durazneros, higueras, membrillos, manzanos o perales, amén de olivos y damascos, que no aparecen en el detalle.
En la pulpería del establecimiento se vendía aguardiente de durazno, lo que quiere decir que el aprovechamiento de las frutas era completo.
Y verduras se cultivaban todas las conocidas en la época desde papas a cebollas, repollos, ajos, remolachas o espinacas.
Granos. El cultivo de granos fue promovido por Urquiza de manera generosa, especialmente el trigo. Una disposición suya como gobernante decía acerca de las semillas que les eran distribuidas a los colonos: “a condición de devolver al erario cada uno la cantidad que reciba así que vayan verificando la venta de sus granos sin ninguna precipitación que pueda perjudicarlos”.
En Gualeguaychú se registra la llegada del primer molino a vapor para moler granos en 1858, que reemplazaba las tahonas que se movían con tracción animal. La harina se volvió fundamental porque los inmigrantes no solo eran habituales consumidores de pan, sino que tenían a la pasta como uno de sus platos favoritos. Este molino fue comentado por la prensa de la época, como productor de harinas tan perfectas “que disputan en calidad con las de Norte-América”.
Lo curioso es que en Entre Ríos no se extendió el consumo de la harina de maíz como sí lo hizo en provincias como Corrientes, fuertemente influenciadas por el Paraguay y su buena relación con la harina de maíz y la de mandioca.
Los postres eran prácticamente los que se comen en nuestras casas: pasteles, arroz con leche, yema quemada. Una publicidad de 1858 de Concepción del Uruguay anuncia la llegada de los helados de esta forma: “Yelos y heladas, horchata al yelo, frutilla al yelo. Nada tendrán que envidiar a los de Europa por la buena calidad y condición”.
La mesa del General. Un relator de la Guerra del Paraguay, Richard Burton, que convivió con el General en el Palacio de San José, nos cuenta: “Almuerza, mejor dicho, rompe su ayuno por la tarde y cena ya entrada la noche, rara vez con su familia, salvo para honrar a un huésped. Sopa y puchero, aves y dulces constituyen las comidas. Nunca fuma y solo bebe agua que aquí es turbia. En un tiempo fue vegetariano y abstemio”.
Cuando en 1860 lo visita el gobernador de Buenos Aires, don Bartolomé Mitre, y su comitiva los diarios dicen que fueron invitados: “…a saborear jamones glaseados, pasteles de ostras, pavo asado, costillas con rhum, gelatina de aves, milanesas con champiñones y pollos salteados”.
Agustín de Vedia cuenta lo que vio en su visita a Urquiza en 1865: “Lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que el dueño de casa se mantuviese de pie, paseándose a lo largo del vasto comedor, por uno de los costados de la mesa que enfrentaba conmigo. Luego me fijé en que no había en el centro de la mesa más que una inmensa fuente de porotos guisados. Era un día de vigilia”.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio, sobre un artículo del diario La Nación, 2011, gentileza de Andrés Rousseaux
Cuarteles recién inaugurados. Foto Revista “Panorama” 1938
Concepción del Uruguay está altamente ligada al Ejército, no solo en la actualidad sino desde sus inicios como ciudad.
Los Dragones de la Muerte, escuadra fundada por nuestro caudillo Francisco Ramírez y ese Ejercito Grande que armara el General Justo José de Urquiza, para al Gral. Juan Manuel de Rosas. Y después impulsor de la Academia Militar en su heredero el Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza y que daría nacimiento al Colegio Militar de la Nación, fundado por Domingo Sarmiento.
La ciudad no olvida las gestas vividas en sus primeros años como el Combate del Arroyo de La China, la Invasión de Madariaga o el ataque de López Jordán, a la Legislatura. Es por eso que hoy haremos una cronología del Ejército en Concepción del Uruguay.
En los primeros años del Siglo XX, ya se contaba con una guarnición militar, era el Regimiento 10 de Infantería. Esta institución estaba instalada en lo que después fue la Sociedad Rural, es decir al noroeste de la ciudad.
En el año 1924, por Decreto firmado por el Presidente Dr. Marcelo T, de Alvear se construyen los edificios que actualmente ocupa, calles Suipacha y Bulevar Aráoz. Es a este lugar, donde se traslada el Regimiento 10, que se había terminado de edificar en 1934.
Saladero “Concepción” que funcionó en los terrenos que actualmente ocupa el Ejército Argentino. Foto Revista “Panorama” 1938
El 8 de marzo de 1925, se coloca la “piedra fundamental” de los “nuevos cuarteles” (los actuales) en el terreno donde había funcionado el “Saladero Concepción” y que fueran adquiridos por el Gobierno Nacional, labrándose la correspondiente acta, firmada por el Ministro de Guerra de la Nación, General de Brigada Agustín Pedro Justo, el Gobernador de Entre Ríos Dr. Ramón Mihura y el Intendente Municipal de la ciudad de Concepción del Uruguay Don Demetrio Echezarraga, entre otras autoridades presentes en el acto.
En 1936 se incorporan los Batallones 4º y 5º de Zapadores. El Regimiento 10, fue trasladado a otro destino.
En junio de 1944, se crea el Batallón de Zapadores Escuela y Escuela de Ingenieros. Posteriormente, por disposición de la Superioridad la Escuela fue trasladada a Campo de Mayo y con tal motivo se realizaron en la ciudad actos de despedidas.
La Municipalidad, ofreció un vino de honor a los jefes que tenía la Escuela, en los salones de la Fraternidad. En el Club social, ofreció una cena de despedida a oficiales y sus familias.
En la sociedad rural se hizo un almuerzo popular donde concurrieron Oficiales, Sub-oficiales, y soldados acompañados por sus familiares.
En instalaciones del Ejército, se realizó una formación en Plaza de Armas. También se hizo torneo de saltos en la pista de la Guarnición y en el salón de La Fraternidad, torneo de esgrima.
El último desfile lo hicieron en Plaza San Martín, rindiendo homenaje al prócer. En Plaza Gral. Francisco Ramírez, se colocó una placa en la pirámide y se ofició misa de campaña.
El 26 de setiembre de 1966, en las primeras horas de la mañana partía un tren con el contingente, llevándolos a Campo de Mayo.
Vista aérea los cuarteles del ejército. Foto: Gentileza Antonio Bernhardt
En 1966, se instala en la ciudad el Batallón de Ingenieros de Combate 121, que nos acompaña hasta el año 2003.
En la actualidad se encuentra instalado el Batallón de Ingenieros Blindado nº 2
Esta unidad posee una Banda musical, que tiene sus inicios en el año 1923, donde se contaba con personal asignado, un tambor o corneta, con el que se trasmitían las ordenes. Es así, que se van año a año incorporando diferentes voluntarios músicos.
En el año 1954, contaba con una banda de quince músicos, brindando a la ciudad la primera retreta, en nuestro principal paseo público, Plaza General Francisco Ramírez.
En el año 1964, ya contaba con veinticinco músicos y realizaba conciertos de música.
En 1995, incorpora, con el nuevo sistema de soldados voluntarios, personal femenino, siendo la primera Banda en su estilo.
Con fecha 6 de mayo de 2011, se designa a la Banda Militar, el nombre histórico de “Tte. Banda Filomeno Saturnino Berón”, en homenaje a quien fuera el primer Inspector General de Bandas Militares y alumno del histórico Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza.
Estos hombres y mujeres no solo están para el combate, sino que acompañan a la ciudad, tanto en acciones cívicas como oficiales.
Fomentan la doctrina cristiana, poseen en sus instalaciones una capilla bajo la advocación de San Ignacio de Loyola.
Los hemos visto comprometerse con la emergencia vivida en la Mesopotamia en el año 1959, 1983, 1991 y tantos más. Así también con clubes, entidades de servicios, formando una unión con la población.
Texto: Civetta, María Virginia/Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Abescat, Francisco, “La Ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”, Diario La Calle, Junio de 1983. Datos aportados por el Locutor Oficial de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, Antonio Bernhardt
Foto sacada seguramente desde el techo de la basílica, puede verse, resaltado, dentro del círculo el primer piso y la torre del Café “Salvatore” c. 1898/1900
Estuvo ubicado en la esquina de las calles España (Ex España, México, Mendoza y Vences) y Almafuerte (Ex Corrientes)
El solar donde se encuentra emplazado este edificio, se encuentra dentro del “casco histórico de la ciudad”, teniendo originalmente unas 40 x 40 varas aproximadamente 34,64 m. x 34,64 m. sobre ambas calles (equivalente a un solar, que representaba un cuarto de manzana).
La antigua casona que perteneció en el siglo pasado al Dr. Ramón Fraga, constaba originalmente de 1 salón enla esquina, 7 habitaciones principales, 1 cocina, 2 baños, 1 galpón, 1 corredor abierto, en dos plantas y techos de teja.
Edificio semi abandonado en el año 1999, foto: Mario Soria
Primeros antecedentes del edificio actual
El primer antecede de la existencia de un edificio en la esquina que se investiga, es en el plano de la defensa de la ciudad de Concepción del Uruguay, levantado el día 25 de Noviembre de 1873 por parte del delineador Municipal Victorio C. Guzmán, por orden del 2do Jefe de las Fuerzas Nacionales de Guarnición, Coronel Ignacio Garmendia, ante un probable ataque del Gral. Ricardo López Jordán, se consigna en la esquina de las calles México (hoy España) y Corrientes (hoy Almafuerte) una construcción de “mampostería de dos plantas con techo de teja en L sobre ambas calles”.
Por Ordenanza de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, de fecha 9 de octubre de 1876, se dispone que la calle De La Representación ó Representación, que corta a la ciudad de este a oeste, pase a llamarse 9 de Julio y las calles que la cruzan de norte a sur, cambiar n de nombre en su intersección, por tal medida, al sur de esta mantiene el nombre de México y al norte pasa a llamarse Mendoza (hoy Onésimo Leguizamón), quedando la finca investigada, en la esquina de las calles y México y Corrientes.
En los planos de la Ciudad de Concepción del Uruguay editado por la municipalidad local de los años 1897 y 1899, en la esquina de referencia se consigna una “construcción en “L”, sobre ambas calles”.
En 1906, la calle México, pasa a llamarse España en homenaje a la Madre Patria.
En la fotografía que ilustra esta nota, tomada probablemente desde el techo de la parroquia, alrededor de los años 1898/1900 se puede observar en primer plano -hacia el sur- la calle Roma (actual 3 de febrero) y hacia la izquierda, sobresale el primer piso y torre delo que posteriormente será el “Café Salvatore”.
Del análisis de la documentación y fotografía mencionada, podemos inferir que el antiguo edificio fue construido alrededor de 1870 por parte del Dr. Ramón Fraga, su primer dueño.
Al fallecer este, la propiedad fue adjudicada el 7 de noviembre de 1910 a Juvenal Antonio Fraga, entre otros bienes. El 7 de mayo de 1920, Juvenal Antonio Fraga, la propiedad en cuestión a José Teófilo Tófalo.
Nace El “Café Salvatore”
El 20 de abril de 1922, José Teófilo Tófalo vende a su yerno, Juan Antonio Salvatore (era casado con Josefa Tófalo) parte de la propiedad original que adquiriera, la que es dividida quedando con una superficie de 371,73 m2 (la actual) con 16.25 metros sobre calle Almafuerte y 17,50 metros sobre España.
Don Juan Batista Salvatore, era un reconocido comerciante de la ciudad de nacionalidad uruguayo, pero de raíces itálicas como lo demuestra su apellido.
Al adquirir, parte de la propiedad original del Dr. Ramón Fraga, procede a efectuarle importantes modificaciones en su interior con miras a adecuarlo para un “Café-Restaurant-Pensión”
En un primer momento Salvatore, trata de alquilarlo sacando en el periódico La Juventud de Julio de 1922 varios avisos en destaca que «posee 15 habitaciones, cuartos de baños y dependencias.
Al parecer no concretó la operación, dado que el 19 de noviembre del mismo año, Don Juan Salvatore inaugura su «Café y biliares» en la esquina de España y Almafuerte destacando que el edificio consta de dos plantas, teniendo en ambas cinco billares, con excelente instalación eléctrica.
La inauguración oficial se realizó a las 17 horas y con ese motivo el comerciante obsequió a sus amigos con un asado con cuero. Este café, que pasara a la toponimia local como “Café de Salvatore”, que aún se lo suele identificar, fue el lugar de reunión de varias generaciones de concepcioneros, donde se compartían las copas, se jugaba a las cartas y sus billares fueron escenarios de grandes campeonatos entre locales y de otras ciudades.
En 1937, fue explotado el café y billares por Antonio Olivera, volviendo luego nuevamente a manos de Juan B. Salvatore.
Edificio en la actualidad
En su salón, el 20 de Junio de 1949, se fundó el Club Belgrano el que con el correr del tiempo se fusiona con el Club Maipú (actualmente Club San Martín).
En la década de los años 50, el café, y especialmente los salones de biliares, preferentemente los de la planta alta menos expuestos a las miradas indiscretas, era el lugar favorito de los “raculeros” o “raboneros del Colegio Nacional”.
Juan B. Salvatore fallece el 20 de noviembre de 1966 no teniendo descendencia quedando el edificio en propiedad de su esposa Josefa Tófalo. Acorde escritura del 11 de marzo de 1974, el inmueble es vendido, en realidad cedido por no tener descendientes, por la Sra. Josefa Tófalo a sus hermanas María Esperanza Tófalo de Barceló, Rosa N. Tófalo de Comba y Obdulia José Tófalo de Grosso.
Estas a su vez, venden el 2 de agosto de 1979, la parte que les corresponde, a María Esperanza Tófalo de Barceló que pasa a ser única propietaria del Ex “Café Salvatore”.
EI 17 de abril de 1986, María Esperanza Tófalo de Barceló vende el inmueble en cuestión al Sr. José Miguel Comba de la ciudad de Nogoyá (ER).
En la década de 1990, el antiguo local del “Café Salvatore” fue local partidario de
un movimiento político local.
El antiguo edificio, por decreto de la municipalidad de Concepción del Uruguay N° 9.018 de fecha 22 de septiembre de 1986 es incluido en el “Registro de Edificios de Interés Histórico” en la categoría de “Edificios de Viviendas”.
Finalmente la propiedad, es adquirida en 1999 por el empresario local, Raúl Agustín de la Cruz y su Sra. esposa Mirta Lidia Rutsch, para su remodelación con destino a un moderno hotel, respetando su fachada y torreón.
Los trabajos de modernización de sus interiores se iniciaron en el año 2000 siendo inaugurado el 23 de noviembre de 2005 el “Hotel Boutique Antigua Posta del Torreón” recuperando para el patrimonio histórico local esta emblemática construcción.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “El Café Salvatore” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo II