El primer mural pintado fue el ábside (altar de la Inmaculada Concepción). El autor represento al Cristo Glorioso y Señor de todo el Universo y de la historia a quien la tradición eclesial lo llama: “Cristo Pantocrator”. (Foto: Jorge Duarte)
Nuestra Basílica abrió sus puertas el 25 de marzo de 1859, por primera vez y para todos sus fieles. En un principio fue un templo macizo, pero modesto y sencillo. Poseía tres altares costeados por el Gral. Urquiza.
Para el año 1880, comienza una época en que la devoción y el ánimo de decorar el templo, hacen que pasara a tener doce altares y el edificio se llena de filigranas de imágenes y colores. Este movimiento dura hasta 1930. Es en ese período cuando aparecen las pinturas de Ítalo Puccioli, seleccionadas por el Pbro. Amancio Rodríguez, ayudado por un grupo de damas notables de la ciudad. Las pinturas fueron realizadas entre los años 1901 y 1902, lamentablemente años más tarde se pierden por la humedad del lugar y falta de mantenimiento (1960).
A casi 100 años de aquel trabajo de Puccioli y del que sólo nos han quedado algunas fotos, nace un nuevo proyecto pictórico, que recupere la belleza del edificio, además de propiciar el encuentro y reencuentro con la Divinidad. Es así que el pintor seleccionado fue Raúl González de la ciudad de Paraná.
El primer mural pintado fue el ábside (altar de la Inmaculada Concepción). El autor represento al Cristo Glorioso y Señor de todo el Universo y de la historia a quienes la tradición eclesial lo llama: “Cristo Pantocrator”, es decir el Cristo del final, el cristo que nos vendrá a buscar. Con esta imagen se quiere subrayar la Fe de los fieles. También en este mural, el autor pinta un rio, el Uruguay, vegetación al costado, representando la vegetación de las islas y detrás una ciudad, que sería Concepción del Uruguay.
En segundo lugar, pinta la Cúpula y Pechinas, (crucero central), dedicado a la VIRGEN, donde hace un cielo con la Inmaculada Concepción, acompañada a la derecha por Santos y Beatos venerados en Argentina y a la izquierda los venerados en América Latina.
Cuatro pechinas sostienen a esta cúpula que está 28 metros de altura y tiene 13 metros de diámetro. En ellas pinta a los cuatro Evangelistas, haciéndolos en este caso con rostros latinoamericanos.
Luego pinta el ábside lateral derecho (altar de Nuestra Señora del Carmen). Este mural se llama, “La Anunciación del Ángel a la Virgen”. Representa el ángel en el momento en que le avisa a María que sería madre y la generosa respuesta de esta accediendo a la voluntad de Dios. En esta representación se ve en el centro a la virgen recibiendo al ángel, a la derecha representa a todas las Santas y a la izquierda hace una escena de nuestra era, donde están las mujeres entregando al virgen pan casero y naranjas. Dos productos importantes en Entre Ríos, trigo y citrus.
En el ábside lateral izquierdo (altar del Sagrado Corazón), representa el día de Pentecostés. En este mural representa a la Virgen en el medio con los Apóstoles recibiendo el Espíritu Santo. A la derecha de esta pintura entre otros vemos a Don Bosco con los jóvenes y a la Madre Teresa con los enfermos, a la izquierda, una ciudad, Damasco (según la biblia inmediaciones de esta es donde la Virgen se reúne con los Evangelistas) y votes, pues los Apóstoles eran pescadores.
Y por último el frontón posterior o pared del coro, (Balcón del coro) aquí nos hace el Nacimiento de Cristo. Se puede ver que en este pesebre hay un árbol de manzana, esta Adán y Eva, están los Reyes Magos, Santa Teresita y fría y también vemos al Papa Francisco y a su pie San Francisco, el santo por el que toma su nombre. José preparando el lugar donde acostaran al niño y la Virgen con el niño, a su lado.
(Fuentes: Folleto de Parroquia Basílica de la Inmaculada Concepción. Programa pictórico. Charla con el artista plástico Raúl González).
Fachada de la biblioteca Popular “La Buena Lectura”
Esta biblioteca , también llamada “Fiat Lux” que en latín significa “Que se haga la luz» o «Sea la luz», fue fundada el 21 de Junio de 1912 por iniciativa del cura párroco Don Andrés Zaninetti sobre la base de la Asociación “Hijas de Maria” de la Parroquia de la Inmaculada Concepción, de cuya congregación sería dependiente la Biblioteca, “con el alto fin de propender a la moralización de la Juventud, difundiendo lectura sana e instructiva…” según sus palabras. La primera Comisión Directiva estuvo formada por 6 señoritas, miembros de la Congregación. En los años 1931 y 1932, se trata el tema del “arreglo” del pequeño local en donde funcionaba la biblioteca sobre la base de base a un presupuesto presentado por el Señor Alesio, que consistía en la construcción de “dos pisos que llegaran hasta la Iglesia”. El edificio se levanta en un angosto lote de 8.37 m de frente entre medianeras, en un atípico planteo para biblioteca. La planta se organiza con un eje axial en coincidencia con el acceso principal, a ambos lados del mismo se encuentran los accesos secundarios, los 3 dan a un hall en donde subiendo medio nivel por una escalera, luego la misma se bifurca en dos, que llevan a Planta Alta en donde existe un Auditorio con butacas de madera fijas y escenario (debajo del auditorio, y detrás de la escalera del acceso se hallan los talleres en Planta Baja). Para llegar a la Biblioteca se sube otro nivel por unas angostas escaleras de 60 cm de ancho. La biblioteca se organiza en forma perimetral, ya que el espacio central balconea al Auditorio en casi su totalidad, dejando muy poco espacio para las estanterías y circulaciones. La fachada es simétrica, de Estilo Art Decó, uno de los pocos ejemplos en nuestra ciudad. En el nivel inferior se hallan los 3 accesos, con aberturas de hierro y vidrio especialmente diseñadas, y en los otros dos niveles se repiten la cantidad y tipo de ventanas. Una de mayor dimensión al medio, y otras más pequeñas a los lados, enfatizando la parte central del edificio y la tensión vertical del mismo. Los dinteles son de líneas rectas y el revoque exterior es símil Piedra Paris.
Fuente: “El Patrimonio Histórico Arquitectónico de la Provincia De Entre Ríos”, Gobierno de Entre Ríos, Consejo Federal de Inversiones y Colegio de Arquitectos de Entre Ríos.
El 12 de Julio de 1887 se inauguran oficialmente los trabajos de construcción de la línea férrea del Ferrocarril Central Entrerriano, entre las ciudades de Paraná y Concepción del Uruguay; llegando la “punta del riel” hasta la estación local el 30 de Junio de 1887 al quedar librado al servicio público el tramo Rosario del Tala-Concepción del Uruguay. El edificio de la “Estación Uruguay “ había sido terminado el 12 de Agosto de 1886.-
Paralelamente a estas circunstancias tan importante para el progreso de la ciudad, acorde la Ley Nacional Nº 1259 de fecha 10 de Octubre de 1882, se encontraba en plena construcción el “Puerto Exterior” ó “Puerto Nacional”, sobre el río Uruguay, el que constaba de un viaducto sobre el arroyo “Itapé”, que unía “tierra firme” con la isla de “Las Garzas”, para alcanzar mediante una via construida sobre un terraplén, los muelles sobre el rio “Grande” o “Uruguay”.
El proyecto “original” preveía el tendido de una doble vía, desde la playa de maniobra, ubicada entre los actuales edificios de la Prefectura y Aduana hasta los muelles, para el servicio de un “tranway” para el traslado de pasajeros y “zorras” para el traslado de cargas. En una primera etapa, ambos vehículos serían traccionados por caballos hasta la recepción de las máquinas a vapor adquiridas en Europa, pero en ningún momento se había previsto su enlace con las vías férreas del Ferrocarril Central Entrerriano”.
Las autoridades de este ferrocarril, vieron la necesidad de contar con un muelle sobre el río Uruguay, para el embarque y desembarque de los productos de la provincia, siendo su “intención” construirlo en inmediaciones del “Paraje Mal Abrigo”-próximo a la ciudad de Gualeguaychú- en los campos de propiedad de D. Saturnino Unzué, a unos cuatro leguas al sur, del actual puerto de Campichuelo Esta intención, dejaba a Concepción del Uruguay fuera del sistema ferroviario-portuario, con las lógicas consecuencias socio-económicas que su concreción acarrearían .
De inmediato, un grupo de notales vecinos uruguayenses gestionaron antes las autoridades nacionales, provinciales y el propio ferrocarril, para que se extendieran las “vías existentes entre la Estación Uruguay y el viaducto al puerto Exterior o puerto Nacional” como camino más lógico para la salida buscada al río. Las gestiones dieron sus frutos, resolviéndose aprovechar la infraestructura que brindaba el “muelle nacional”, para beneficio del ferrocarril y de la ciudad.
Inmediatamente las autoridades del Ferrocarril Central Entrerriano, iniciaron las gestiones pertinentes ante la municipalidad local, cuya presidencia ejercía Carlos Jurado, para la extensión de las vías, desde la estación Uruguay, hasta su empalme con el viaducto al puerto exterior, en las inmediaciones de los actuales edificios de Prefectura y Aduana, donde estaba la playa de maniobras. Estas gestiones, dan lugar a un voluminoso expediente tendiente a la “traza de las vías”, dando lugar a expropiaciones de terrenos particulares, desalojo de ranchos construidos sin autorización el desmonte de la zona y lo más importante “la nivelación del cerro” que se encuentra en el trayecto previsto, en la prolongación de la calle Córdoba (actual Estrada).
La nivelación del terreno, para el tendido de las vía, implicó la construcción de “una trinchera” de aproximadamente 600 metros de largo, más los terraplenes para salvar los pantanos de la parte baja (actual calle Erausquín), lo que dio lugar a que la ciudad “quedara divida en dos”. Esta situación, llevó a las autoridades municipales a gestionar ante el Ferrocarril Central Entrerriano, en base al informe que realizara el Jefe de la Oficina de Delineación Municipal D Lorenzo Presas, que dice: “esta oficina, ha estudiado la manera de como remediar en parte, las interrumpidas” “comunicaciones entre el sur y norte de la ciudad, que fueron interrumpidas por las obras del” “Ferrocarril Central Entrerriano y no ve más recurso para restablecer la viabilidad que” “extenderse puentes en todas las calles donde el desmonte realizado (se refiere a la nivelación del “terreno) faciliten la circulación de los trenes, combinado este sistema de “puentes” con los de” “paso a nivel”, facilitando la comunicación entre ambos sectores de la ciudad, caso contrario la” “región norte quedará relegada y condenada a una vida efímera….”
Este informe es hecho propio por el Ejecutivo Municipal, dando intervención al administrador de las obras del ferrocarril Ingeniero G.F. Dansey y a las autoridades de la provincia que era la propietaria de la línea férrea. Al respecto, el Gobierno de la Provincia, el 9 de Octubre de 1886 se expide sobre el tema planteado expresando: …el gobierno, ha resuelto que la empresa haga lo posible ocupar solamente lo que es” “indispensable para que la vía de la calle Córdoba (actual Estrada) en el espacio comprendido” “entre la estación y el puerto muelle, dejando el restante para vía pública……”
“Al mismo tiempo se ha recomendado a la empresa, trate de construir uno o dos puentes” “en la misma calle, en el paraje donde la excavación sea más profunda, a fin de no entorpecer” “el tránsito…..”
La parte más profunda de la trinchera, era a la altura del Km 287 de la línea central, en su intersección con la calle Nº 1 (a partir del año 1916 Paraná -actual Antártida Argentina- Ordenanza Municipal Nº 1308/1948), lugar que en común acuerdo entre el ferrocarril y la municipalidad local , se selecciona para la construcción de un puente.
De esta manera nace el 1° Tropezón”, construido por la empresa del ferrocarril en el año 1887 , utilizándose para su construcción madera dura, de barandas bajas como se puede apreciar en una antigua foto que ilustra esta nota.
Simultáneamente, la empresa ferroviaria, para salvar el bajo de la calle Erausquín, construye un puente o alcantarilla de hierro, que fuera bautizado en la jerga popular como de los “los estudiantes” dado que por ahí cruzaban los fraternales en sus excursiones a la “Salamanca”
En puente tenía como misión unir los dos sectores de la ciudad, que el tendido de la via ferroviaria al puerto había dividido, formándose inmediatamente en el sector norte un populoso barrio, conformado en su gran mayoría por familias de estibadores portuarios que se les atribuía condiciones de “buenos bebedores” y que debido a lo desparejo del piso del puente ,cuando venían con algunas copas de más- “tropezaban”- lo que dio lugar que la jerga popular barrial lo bautizara con el nombre de “Puente Tropezón” y con el correr del tiempo fue adquiriendo fama a través de hechos “entre guapos y malevos” que más de una vez se citaran en el lugar para “saldar diferencias”, incorporándose al anecdotario de los memoriosos
El segundo Puente Tropezón: (El actual)
El viejo “Puente Tropezón” (de madera) sufre el embate de los años y las inclemencias metereólogicas, que deterioran su estructura que llevan a las autoridades del Ferrocarril (Ex Ferrocarril Central Entrerriano el que por venta a partir del año 1892 recibe la denominación “The Entre Ríos Railways Company Limited) a invertir en el año 1909 la suma de $1500 para su reparación integral
Pero ante el mal estado general de su estructura de madera, al año siguiente (1910) las autoridades ferroviarias deciden su “reemplazo por uno nuevo metálico…”trabajos que se llevan a cabo de inmediato, encontrándose a mediados del año en su etapa final de armado habilitándose al tránsito vehicular el 9 de Julio de 1910
A modo de aclaración de los lectores, si bien en el lado oeste de la baranda del puente se puede observar una placa de hierro que dice “USA-1906- significa que el puente fue construido en los Estados Unidos de Norteamérica en el año 1906, no teniendo relación con la fecha de emplazamiento y habilitación concretada el 9 de Julio de 1910.
El viejo puente “Tropezón” desde su habilitación hace más cien años, fue sometido varias veces a importantes reparaciones para mantenerlo en servicio, dado que su estructura metálica ha sufrido la inclemencia del tiempo y del uso, pero la principal causa fue el incremento del peso de los vehículos que lo transitan -desde los recordados carros, ha los modernos camiones que lo transitan- llegando a “poner en peligro su estructura” , delimitándose el peso de los vehículos- siendo su estructura con dos “caballetes” de hierro, utilizándose tramos de hierro del antiguo viaducto a la isla de las “Garzas”, que podemos observar en la actualidad
En el año 1993, al antiguo puente vehicular, se le “adosó” un puente peatonal en el lado “oeste” y se le hicieron importantes trabajos de conservación y reparación en su estructura y piso, que le han permitido permanecer “en pie” hasta nuestros días.
Texto: Rousseaux, Andrés, “El puente Tropezón”, Concepción del Uruguay, Edificios con historia, Tomo II
Construido entre los años 1962 y 1964 por impulso de los señores Moisés y Samuel Guini (Por esa razón se lo llamó edificio Guini-Guini) fue proyectado y dirigida su construcción por Feliciano Fainstein. En una Laja ubicada en el hall del edificio se resalta el fuerte impulso dado a su construcción por el Presidente Municipal Juan E. Lacava (1958/62). De color celeste y azul formado por pequeños mosaicos, lo que le da un carácter especial. Fue el primer edificio en torre que tuvo Concepción del Uruguay. A pesar que durante un tiempo fue motivo de “orgullo” para parte de los uruguayenses, desde sus comienzos despertó polémica porque, con su tamaño, ocultaba y minimizaba a la basílica de la Inmaculada Concepción. Polémica que aunque atenuada aún persiste en la actualidad.
El Edificio Guini. Su historia
Edificio Guini en construcción.
El terreno sobre el cual fue levantada este edificio se encuentra en el ángulo suroeste de las calles 9 de Julio y 3 de febrero de la Ciudad de Concepción del Uruguay (Entre Ríos), dónde anteriormente estuvo ubicada la casona de la familia Piñón.
Los herederos de la antigua casona de Juan Piñón, la ponen en venta, por intermedio del rematador local Valle y Squivo, siendo adquirida el 30 de Octubre de 1957 por los reconocidos comerciantes uruguayenses Moisés y Samuel Guillermo Guini, firmando la correspondiente escritura, en representación de los herederos, Mariana Francisca Piñón de Fernández, interviniendo en el acto notarial la Escribana M. Lema de Cortiñas.
La iglesia se reservó un pequeño lote, adyacente en su lado norte (actual Heladería Dany’s).
Inmediatamente, nació la idea de los hermanos Guini, de construir en predio de la antigua casona que fuera de la familia de Juan Piñón el primer edificio en torre de Concepción del Uruguay, en base al régimen de ” propiedad horizontal”.
Iniciado los trámites pertinentes, diversos sectores se opusieron a la demolición de la casa dado que la consideraban “patrimonio histórico” de la ciudad, que le sacaba brillo al edificio de la iglesia Parroquial y otras argumentaciones, haciendo llegar su oposición, al propio Presidente de la Nación Dr. Arturo Frondizi y al Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, Dr. Uranga. Este último, trató de influenciar en el intendente de la ciudad Dr. Juan Lacava, probado y reconocido vecino, que desde un primer momento apoyó a los hermanos Guini en su ambicioso proyecto, que transformaría a la ciudad.
Los propietarios del predio, confiaron la realización del proyecto y posterior dirección de la obra al Ingeniero Civil Feliciano Fainstein, quién desarrolla un edificio de ocho pisos y 24 amplios departamentos.
El 7 de mayo de 1961, domingo, el martillero local Tomassi y Cía efectúan el remate de la “demolición” de la antigua casona de la familia Piñón. Los trabajos se inician oficialmente el 5 de Julio de 1961 con la demolición del antiguo edificio donde los Hermanos Guini, junto a su padre, levantarán el primer edificio en torre de la ciudad.
Dr. Juan Egidio Lacava, intendente de la ciudad entre los años 1958 y 1962
Después de cuatro años de intensos trabajos y haber superado todos tipos de inconvenientes que como es lógico se presentan en una obra de esta magnitud el Edificio Guini como se lo conoce popularmente es inaugurado el domingo 22 de Noviembre de 1964, con la presencia del autoridades locales e invitados especiales, entre ellos el ex intendente Dr. Juan Lacava quién recibió el reconocimiento de los hermanos Guini al expresarle que, “sin su apoyo la obra no hubiera podido concretarse”.
En dicha oportunidad, en el hall de entrada del edificio, se descubre una placa con un epígrafe del escritor Santos Chocano que dice: “El pájaro canta confiado aunque la rama cruja, porque conoce lo que son sus alas… “
Este edificio, obra indiscutible del tesón de los hermanos Moisés (Luis) y Samuel Guillermo Guini, junto a su padre, fue el primero de los edificios en torre de Concepción del Uruguay, iniciando el camino para que posteriormente se construyeran varios más, entre ellos el del Centro Comercial en la esquina sur este de las calles Galarza y Eva Perón, donde estuviera el antiguo edificio del “Banco Entrerriano” y, posteriormente, la sede del Centro Comercial y de Intereses Departamentales.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “De la casona de la familia Piñón al edificio Guini” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo III
Vista de la capilla y del colegio “Sagrado Corazón de Jesús”
Este es el nombre oficial del colegio de enseñanza media fundado el 18 de marzo de 1957. Su primera rectora fue la Hna. Corina Donini. En un principio fueron cinco divisiones y entre religiosas y laicas había veintidós profesoras.
El complejo se encuentra ubicado sobre la calle Artigas, entre Suipacha y 25 de Agosto, frente a la plaza “Constitución” comunmente denominada “Plaza Columna”
Pero la aparición de religiosas en Concepción del Uruguay no es en 1957, sino que data de 1897. En este año, la Sociedad del “Apostolado de la Oración”, asociada con un grupo de “Hermanas de los Pobres”, deciden abrir un asilo para niños pobres, bajo la presidencia de la Sra. Tecla F. de Aramburu.
Al año siguiente las comisiones convocaron a la Congregación de religiosas “Hijas de la Inmaculada Concepción” para manejar el asilo, las que llegan a la ciudad gracias a tratativas en aquel entonces del Cura Párroco P. José Coll. En 1899, llega un grupo de religiosas italianas, (en total cuatro), entre las cuales figuraba una Superiora y una Hermana para el asilo. En actas del Apostolado, año 1899, se hablaba del Sagrado Corazón de Jesús, institución que fuera muy importante para la ciudad.
La primera Casa se situaba en la esquina de L. López y Moreno, funcionando como internado mixto. Luego se trasladó a la esquina opuesta, donde permaneció por 2 años. Por resultar necesaria una ampliación, se gestionó la adquisición de un terreno, así en el año 1900 se compro la manzana que ocupa hoy el Establecimiento. En el año 1902 se organizó la Casa con el nombre de “Asilo y Hogar del Sagrado Corazón”. Uno de los benefactores de entonces fue el Señor Fulgencio del Sel.
Al aumentar el número de niñas también se hizo necesaria la construcción de una capilla.
En 1910, se inauguró la escuela para niñas, llamada “Manuel Belgrano”. Ese mismo año se coloca la piedra fundamental, acto que fue presenciado por la población y autoridades de la iglesia como: el Excmo. Mr. Dr. Abel Bazán y Bustos y la Rvda. Madre Eufrasia. Los planos fueron preparados por el Arq. R. P. Ernesto Vespignani, Salesiano.
No fue fácil construirla, se tenía la ayuda del Gobierno Nacional obtenido por el Dr. Mariano López, pero al no ser suficiente, las Hermanas solicitaron a la población ayuda económica, pidiendo limosna puerta a puerta. Finalmente, los trabajos no empezaron hasta 1913. En febrero de 1916, la capilla, se terminó, pero el destino quiso que enfermaran y fallecieran las dos religiosas que tanto habían trabajado para su concreción. Es así que la consagración de la misma se realizó en forma privada, para habilitarla y celebrar los funerales de las fallecidas.
La bendición fue el 26 de agosto de 1916, a cargo del Rvdo. Cura Párroco Pbro. Andrés Zaninetti.
La torre se construyó en 1929 y estuvo a cargo de los Sres. Pedro Buiatti y Jose Liva. Las campanas se colocaron en 1931. Recién en el año 1957 fue reconocido con el nombre de instituto “Sagrado Corazón de Jesús”. En 1930 fue colocada la Cruz, en la torre campanario de la capilla. En el año 1975, un tornado la hiere, pero no cae. Recién en 1977, un fuerte tornado que azota la ciudad, hace que esta se vea con serios daños.
No paso mucho tiempo que vecinos y personal de la casa se reunieran y vieran la posibilidad de arreglarla. La reparación era costosa, se contaba con la aprobación del Cura Párroco Víctor Bonnin pero no alcanzaba. El entonces alcalde de la cárcel movilizo a los internos y estos comenzaron a arreglar la cruz dañada. El día 14 de marzo de 1978, fue colocada en su lugar, brillando el símbolo de Fe y las campanas anunciaron la “Buena Nueva”.
(Fuentes: Abescat, Francisco, “La Ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”, Publicación entregada por las Hnas. Del Sagrado Corazón a los responsables del grupo y pagina web y “El Patrimonio Histórico Arquitectónico de la Provincia de Entre Ríos”, Gobierno de Entre Ríos, Consejo Federal de Inversiones y Colegio de Arquitectos de Entre Ríos)
Ante la fundación de la Colonia Caseros, por parte de Dolores Costa, que tenía el centro territorial en San Justo, se fueron creando diferentes dependencias necesarias para los colonos.
Tal es así, que en 1874 se reglamenta el reparto de las tierras. Se crea una panadería, una herrería y la comisaria.
En 1876, se levanta un granero, se establece un molino a vapor, se crea una escuela a la que asisten los hijos de los colonos.
Para esos entonces la viuda del Gral. Urquiza contaba con el asesoramiento de Alejo Peyret, que tenía 17 años de experiencia en la formación de la colonia San José.
En 1877, el Capellán De Fassi, encargado del oratorio en Palacio San José, recomienda a Dolores Costa, que debería tener en cuenta la parte civil y religiosa de la colonia. Es entonces que la Sra. Dolores Costa, reserva lugares para la iglesia, cementerio, casa municipal y demás dependencias.,
En 1880, por ley nace Villa San Justo, el 1 de mayo 1892 se comienza con la construcción del templo, a cargo de la empresa Luis Corbella y Compañía de la ciudad de Concepción del Uruguay quien finaliza la obra en sólo tres meses. Mediante una consulta popular el templo fue dedicado a nuestra Señora de los Dolores en reconocimiento a la fundadora de la villa, consagrándose el 1 de mayo de 1893 y en 1899 Dolores Costa solicita a la provincia que la villa pase a ser considerada como “pueblo”.
Dolores Costa mando hacer el retablo con Juan Pibernet. El conjunto esta hecho en madera. La imagen de Nuestra Señora de los Dolores se encuentra en la parte superior, acompañada de varias imágenes que se ubican entre columnas fustes y capiteles tallados, todo enchapado en oro. En los bordes exteriores se hace un remate en madera torneada y en la parte superior se encuentran las iniciales del nombre de la donante y el año de fundación. Los objetos litúrgicos fueron, algunos adquiridos en Buenos Aires y, otros, donados por la familia Urquiza. Hoy la capilla y el Museo de la Colonia son dos de los principales atractivos históricos de la villa.
Para hablar de los italianos en Concepción del Uruguay, debemos remontarnos a la década de 1870, donde la colonia italiana crecía día a día, muchas de ellos venían desde Europa, otros desde Paysandú, y habían cruzado el río después del sitio de la ciudad uruguaya por las tropas de Venancio Flores. Dedicados a diferentes profesiones sobre todo a sastrería, la panificación y el arte de la construcción.
Acta Nº 1 de la Sociedad Italiana “La Benevolenza”
Es así, que se fue pensando en fundar una sociedad que nucleara a los italianos residentes en la ciudad. Esta idea se concreta el día 24 de mayo de 1874. Se reunieron ese día alrededor de veinte Italianos que respondieron a la convocatoria, la historia le adjudica ese relativamente bajo número a las malas condiciones climáticas de esa fecha. En esa primera oportunidad se reunieron en la casa denominada “La Bomba”. Como presidente de esa primera Comisión fue electo el Señor José Donatti. Como Secretario Aniello Giugliano, y como vocales Antonio Pirovani, Luis Scappatura, José Agnese, Horacio Giuliani, Juan Yuranice, Amborosio Lantelme, Pedro Volonterio y José Scelzi
Esta comisión tenía como cometido “Redactar un Reglamento” o “adaptar el de otra sociedad italiana a las condiciones y circunstancias locales”. Es importante destacar que en esta primera reunión no se le asigna nombre alguno a la nueva Asociación, sino que será recién en la Asamblea del 26 de junio, dónde se le asignará el nombre de “Unione e Benevolenza”.
Un mes más tarde, ya en el teatro “1º de mayo”, y con la presencia de más de 400 italianos, se lleva a cabo la primera Asamblea General Ordinaria (26/06/1874), donde se nombra la Comisión Directiva, y se aprueban los reglamentos. Esta Sociedad italiana se la denomino Sociedad Italiana de Unione e Benevolenza.
Francisco Ratto, socio fundador y presidente
El presidente, recayó la elección en Francesco Ratto y como vicepresidente fue electo Juan Fossati.
Diversas circunstancias producen un desdoblamiento de esta sociedad quedando por un lado “Unione e Benevolenza” y por otro “Italiani Uniti”, quien tendría como presidente a Francisco Ratto.
Al año siguiente este desdoblamiento se deja de lado, pero los volvería a separar la imposición del nombre.
En efecto el 18 de abril de 1875, se reúnen las Comisiones Directivas de ambas entidades y resuelven “Refundir” a las dos asociaciones existentes, para lo cual se nombra una Comisión que tendrá como fin “…redactar un estatuto básico de la nueva sociedad, cuyo nombre sería aprobado por una asamblea de ambas asociaciones reunidas, (…) pero teniendo en cuenta que ambas desistían de imponer a la nueva entidad el nombre de una de sus componentes”. Esa Comisión “conciliadora” estuvo integrada por Donatti, Sartorio, Volonterio, Ratto, Scappatura, Sobrero, Fossati, Francioni y Sartorio.
Esta Comisión, se pone de inmediato a trabajar, y tomando como base el estatuto de “Italiani Uniti”, finalmente y luego de varios días de trabajo, queda redactado el nuevo Estatuto que tendría 39 artículos y, a indicación de su presidente Giuseppe Donati, se denominará de ahora en más “Benevolenza degli Italiani Uniti”. Demostrando un avance respecto de esos tiempos, el Art. 7 expresaba que “”La madre, esposa e hija del socio podrán formar parte de la sociedad con igualdad de derechos”.
Todo lo actuado por la comisión “conciliadora” fue aprobado el 6 de junio de 1875 por la soce9dad “Italiani Uniti”, pero no lo fue por la “Unione y Benevolenza”, quien en la reunión del 30 de mayo, si bien aprobó el nuevo reglamento no se mantuvo firme en que la nueva sociedad debía llevar su nombre, a contrapelo de lo resuelto en la reunión del 18 de abril de ese mismo año
Pasaron cuatro años y se lleva a cabo una nueva Asamblea, el 26 de setiembre de 1880, donde se forma una nueva comisión presidida por Pietro Riva y el nombre aceptado fe “La Benevolenza”.
Como toda sociedad de socorros mutuos, uno de los objetivos fue ofrecer atención médica y farmacia. También se ofreció servicio fúnebre completo (cajón, carro fúnebre y carroza) y educación, contando con una escuela en la sede.
La sede social.
La primera inversión sobre inmuebles fue realizada el 7 de octubre de 1875, cuando se adquirió la casa de Fortunato Falchi, ubicada en la calle Real, por la que se pagó la suma de 933 pesos al contado. No obstante, con el objeto de aumentar los recursos de la Sociedad, la casa fue alquilada a don Alfredo Parodié, vicerrector del Colegio, por 30 pesos mensuales, Además, la institución poseyó otra propiedad, ubicada en calle San José (hoy Tibiletti), donde por varios años funcionó la sede social. Muchos años después, en 1888, por iniciativa del consejero Natale Pelletti, se resolvió la adquisición de un terreno ubicado en la calle 3 de Febrero, entre las actuales calles Sarmiento y Almafuerte.
Carlos Gatti, propuso la construcción de una nueva sede social
Ya en el año 1893, surgía la idea de construir un edificio para que en el funcione definitivamente la sede social. En la asamblea realizada el 10 de septiembre de ese año, el señor Carlos Gatti, que terminaba de ser electo vicepresidente, pide a la asamblea que autorice a la Comisión Directiva para formalizar los trámites para la “…construcción de un nuevo edificio social con las comodidades inherentes al rango de la sociedad, autorizando a vender propiedades” y a vender “…las cedulas hipotecarias para destinar los recursos a tal fin”. Esta propuesta fue aprobada por unanimidad.
En la asamblea realizada el 21 de marzo de 1897, y a propuesta del socio Domingo Yannielli, se aprueba por unanimidad que ésta dote de amplios poderes a la Comisión Directiva para elegir el terreno dónde se construiría la nueva Sede.
El 26 de diciembre de 1897, se realiza una nueva asamblea, ésta muy numerosa, con 138 socios presentes, dónde luego de una prolongada discusión, se resuelve nombrar una comisión de 7 socios, que tendrá como fin la concreción de la idea del nuevo edificio y también tendrá facultades para vender bienes sociales y emitir acciones para destinar los fondos al objetivo de la construcción de la sede social. La comisión, electa en la misma asamblea, quedo integrada por Octavio Cometta, Francisco Ratto, Francisco Franceschi, Bautista Sai, Juan Manzini, Carlos Canavessi y Antonio Colombo. Posteriormente, el 4 de enero de 1898 se nombra presidente de la comisión a Francisco Franceschi y se la autoriza a funcionar en la sede socila para sus deliberaciones. Como vice es designado Francisco Ratto, como tesorero Antonio Colombo y como secretario Julio Cometta (8 de julio de 1898).
No fue inmediato seleccionar un lugar para construir el nuevo edificio ni obtener los fondos necesarios para ello, recordemos que la sociedad tenía dos posibles lugares, el terreno de calle 3 de febrero y la casa de la calle Tibiletti. A esto se sumó la oferta, tratado en la reunión del 22 de enero de 1989 del señor Carlos Canavessi de vender su terreno frente a plaza Ramírez, cosa que finalmente no prosperó, a pesar de que muchos socio lo veían como algo muy positivo para la institución.
Entre las acciones para obtener fondos se dispuso que se realizara una rifa de 800 números que tendría como premio la casa de calle Tibiletti y se vendería al costo el terreno de calle 3 de Febrero. Luego de varia postergaciones, y a pedido del socio Bautista Sai, en la asamblea del 25 de agosto de 1898 se resuelve suspender la rifa ya que solo se habían vendido 328 números. Respecto del terreno, solo se había recibido una oferta, la que fue rechazada por inconveniente (22 de enero de 1898).
En 1898, después de superar ciertos inconvenientes financieros y aun criterios dispares dentro de la Comisión Directiva, se decidió llevar adelante la construcción del edificio actual. Ello significó la desestimación de la opinión de algunos asociados que sostenían que el lugar era inadecuado, porque su ubicación “no respondía a la importancia de la Sociedad, y, por lo tanto, no merecía gastarse en ese lugar el tesoro social acumulado durante veinticinco años”. En efecto en la reunión realizada el 25 de julio de 1899 se resolvió aprobar la nota presentada por la “Comisión de edificación” determinando proceder a la edificación de la sede en el terreno de calle 3 de Febrero, “sin jardín en el frente, con un salón en el piso superior, largo total 21,75 por 10 metros”, realizar los planos correspondientes y Realizar la colocación de la piedra fundamental el 10 de agosto de ese mismo año. La propuesta fue aprobada por la Comisión Directiva con la sola oposición de Francisco Ansaldi que expreso que “hubiese deseado que la casa social se construyera en un lugar más céntrico, lo que se hubiera logrado si la Comisión Edificadora hubiera aplicado mayor empeño en encontrarlo”
No obstante haberse aprobado el proyecto, y en función del pedido de 86 socios, se lleva a cabo una reunión extraordinaria el 31 de agosto de 1899 para tratar la nota elevada por quienes se oponían al proyecto. En ella se hacía el pedido de que se convocase a una asamblea extraordinaria para que trate la posibilidad de que no se construya el edificio en calle 3 de febrero. La nota, avalada como se dijo por 36 firmas, decía lo siguiente, “1º No somos de la opinión de que se construya el edificio social en el terreno de la calle 3 de Febrero, porque esa ubicación, no responde a la importancia de la sociedad, y no merece gastarse en ese lugar el tesoro social acumulado durante 25 años siendo un lugar que desmerece completamente y sin ninguna esperanza, o remota, de una posible valoración; 2º Que en tal decisión de la Comisión Edificadora no se ha tenido en cuenta para nada la opinión de 400 y más socios; 3º Que la decisión de la misma carece de valor en cuanto por la muerte de su vicepresidente Francisco Ratto, no podía legalmente reunirse y tomar la decisión que adoptó, porque actualmente está reducido el número de sus miembros a seis, no habiendo la Asamblea nombrado sustituto”.
También se oponían al “gasto de 500 pesos presupuestado para celebrar las bodas de plata de la sociedad puesto que el día de la fundación no es el veinte de septiembre”.
Para tratar estos temas se convocó a una asamblea extraordinaria que se llevó a cabo el 4 de septiembre y contó con la presencia de 116 socios. En la misma se aprobó que la celebración de los 25 años de la sociedad se celebrara el 20 de septiembre como estaba previsto y, a pesar que gran parte de los firmantes de la nota pidiendo que la nueva sede no se construyera en el lugar previsto, no hay mención de que eso hubiera sido tema de debate, evidenciando que los opositores habían modificado su opinión.
Ellos querían que el edificio social se levantara frente a la Plaza Ramírez, máxime que se había recibido una oferta del socio don Carlos Canavessi, poniendo en venta un terreno de su propiedad justamente en esa ubicación. Finalmente, privó el criterio que ya hemos señalado y poco después comenzó a levantarse el edificio de “La Benevolenza”, en el terreno ubicado en calle 3 de Febrero.
Luego de esas turbulencias, finalmente el proyecto fue aprobado y el 20 de septiembre de 1899 en un gran acto es colocada la piedra fundamental de la nueva sede social. El acto se llevó a cabo a las 10 de la mañana, fueron padrinos la señora Rosa Risso de Scelzi y Miguel Ricardini, en su calidad de Cónsul de Italia, además, estuvieron presentes los miembros de la Comisión Directiva, encabezada por su presidente Luis Delfino y sus vicepresidentes 1º y 2º, Domingo Yannielli y Severio Barone, además de los miembros de la Comisión pro-edificio. Entre los presentes se hallaban los integrantes de la Comisión de las fiestas del 25º aniversario y casi todos los socios de la entidad.
José Scelzi, socio fundador e impulsor de la sociedad y del nuevo edificio
Acto seguido se procedió a firmar el acta por todos los presentes y depositarla en un cofre de plomo junto a los estatutos de las dos sociedades anteriores junto con diversos objetos como ser monedas, medallas y otros elementos llevados por lo asistentes al acto. El cofre fue enterrado dentro de la piedra angular del edificio, el que “fue sepultada solemnemente en medio de un profundo silencio y de las honda emoción circundante”. A su término, dirigió unas palabras el Dr. José Scelzi uno de sus más entusiastas impulsores. Es de destacar que al momento de la colocación de la piedra fundamental, ya se habían comenzado los trabajos del nuevo edificio y ya se encontraban cavas las fundaciones y levantados los marcos de las aberturas y se comenzaban a levantar ya algunas de sus paredes.
Finalmente se pudo concluir con la construcción, que había comenzado en 1898, bajo la presidencia de Luis Delfino, el nuevo, y actual edificio de “La Benevolenza” fue inaugurado el último día del año 1900, con lo que conjuntamente se celebró la iniciación del nuevo siglo.
Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Urquiza Almandoz, Oscar, “Historia de Concepción del Uruguay”, Tomo III y “Bodas de diamante de la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos “La Benevolenza””, editado por su Comisión Directiva, 1949
La Escuela Avellaneda a principios del Siglo XX. Observe el molino que sobresale a la fachada del establecimiento y la fuente en el lugar que hoy ocupa el monumento a San Martín.
El 20 de abril de 1888, a solo tres meses de haberse dispuesto su creación, la nueva Escuela Graduada de Varones, hoy “Nicolás Avellaneda” inauguró sus cursos en presencia de autoridades locales. La casa que se destinó para su funcionamento, fue la que ocupara el telégrafo provincial y estaba por entonces destinada a dormitorios de “La Fraternidad” (Luego Maternidad Piñón).
Esta circunstancia y la de no tener el Consejo local material alguna para empezar su instalación de inmediato, postergó su apertura oficial. El Ministro de Instrucción Pública de la Nación, a pedido del Director cedió los pupitres necesarios que fueron sacados entonces del Colegio Nacional, por renovación de gran parte de su material, eran los viejos pupitres de la época de histórica.
Su primer personal fue el siguiente: Director: Profesor Sr. Justo V. Balbuena. Vicedirectora: Maestra Normal Srta. Vicenta Rosa Colombo. Maestras normales: Srtas. Cecilia Sartorio. Laura Provenza. Ángela Briozzo. Alcira Hiriart. La escuela funcionó sin tropiezos, no obstante haber transcurrido todo el año 1889, sin que su personal percibiera un centavo de sus haberes, lo que ocurrió con todas las escuelas del departamento y gran parte de las de la provincia.
El director renunció en marzo de 1890 para ocupar el cargo de la Vice Dirección de la Escuela Normal, con retención de su cátedra en el Colegio, después de haber hecho pagar a todo el personal del departamento, sus haberes correspondientes al año atrasado, mediante la eficaz influencia del entonces senador del departamento y presidente del Consejo local Sr. Benito E. Pérez.
Los directores que se sucedieron fueron: Domingo Plandolit, Laura Ratto, Francisco Heredia, Arturo Melo. Belisario Flores, Antonio Rodríguez, Juan Carponi Flores, Matilde Pérez de Fernández, Aurora Naveira, Francisca Plazaola de Mangia. De entonces hasta 1902, la escuela fue ocupando diversos locales.
En el año 1.897 se le otorga el nombre y categoría de “mixta” y de “superior” y con los grados establecidos de 1° Inferior a 6° y el primero de enero de 1903, se inaugura el nuevo edificio en el que actualmente se desarrollan las actividades, siendo su dirección calle Onésimo Leguizamón N° 337. El 28 de Marzo de 1901 Se iniciaron los trabajos de construcción de la Escuela Nicolás Avellaneda, en el predio que fuera, originalmente, destinado a la Plaza Rocamora, delimitada por las actuales calles Congreso de Tucumán, Artusi, Estrada y Onésimo Leguizamón. La empresa constructora de la escuela previamente de iniciar las obras desenterró del sitio la caja que fuera colocada en oportunidad de la inauguración de la Plaza Rocamora, la que contiene documentación alusiva, la que fue entregada a la Municipalidad local.
En ocasión de celebrarse los 75 años de la creación de la escuela, en 1963, la señora Ofelia Deut de Correa, leyó los versos de lo que sería, luego, el himno de la escuela, la obra de la que ella era la autora se llamaba “Canto a la Escuela”.
Algunos alumnos destacados: Julián Martínez, Benigno Teijeiro Martínez, Simón Toledo Osvaldo Fernández, Benjamín Piñón, José Haedo, Juan Piñón Dionisio Bodega, Francisco Martínez, Emilio Ricciardi e Ismael del Sel.(Abescat, Francisco, “Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay” y diario “La calle 20/04/1963)
Vista del edificio de la Policía de Entre Ríos, al fondo puede verse la cárcel pública.
Este edificio que data del año 1875, fue diseñado por el Arq. Bernardo Rígoli quién, además, fue el realizador de la Escuela Avellaneda en Concepción del Uruguay y de la Casa de Gobierno en Paraná, entre otras obras. Su fachada es muy similar a la de las Jefaturas Departamentales de las ciudad de su diseño es similar al de las Jefaturas de Gualeguaychú y La Paz. Hasta las primeras décadas del siglo XX, en la parte de este edificio que da a calle Alberdi (esquina con Moreno) funcionaba la cárcel pública. La cárcel contaba con 3 plantas que fueron demolidas al trasladarse ésta a su actual ubicación.
Fábrica de caramelos “La Productora”, actualmente forma parte de los depósitos del Corralón “Ropelatto”
La fábrica de caramelos finos “La productora” fue fundada en el año 1915 por el Sr. Antonio Cladera. “Recientemente, los sistemas de elaboración de “La Productora”, respondiendo al espíritu progresista de su propietario, han sido transformados mediante la instalación de una moderna maquinaria a vapor cuya capacidad de producción es de 250 Kg. diarios. (…) La Productora ocupa un cómodo edificio situado en Bv. Urquiza (Hoy Yrigoyen) número 1277. Su número de teléfono es el 1791”. (Revista Panorama 1939). Ese ya centenario edificio fue integrado luego, como se puede ver en las imágenes a la fábrica SIBSAYA, elaboradora de, entre otras bebidas, inolvidable “Marcela” (Fuente: Revista panorama, 1939)