Publicidad de “Parrilla Filippini” aparecida en la revista del Rally 1986
El edificio de la “Parrilla Filippini”
El primer propietario del solar (1/4 de manzana) de la esquina aludida, perteneció a Cipriano de Urquiza (hermano del General Justo José de Urquiza) que lo había recibido del Cabildo de la entonces Villa de Concepción del Uruguay, con el compromiso de “poblar y edificar” construyendo en la esquina propiamente dicha, un edificio de material con techo de paja, aproximadamente en el año 1822.
El solar y vivienda el 30 de marzo de 1829, pasa a ser propiedad de José Ramirez y su señora esposa Doña Margarita Gonzalez de Ramirez, que en el año 1820 habitaban el partido “del Tala”, en la otra margen del arroyo de La China…”
Al fallecer los esposos José Ramirez y Doña Margarita Gonzalez, la propiedad pasa a manos de sus sucesores que se radican en la ciudad de Buenos Aires, quedando como administrador de los bienes el reconocido escribano uruguayense Wenceslao S Gadea
Este notario, por orden y representación de la familia Ramirez, vende el 23 de julio de 1900, el solar (1/4 de manzana) de la esquina noreste de las calles Rocamora y Colón, con ingreso por la primera de las calles nombradas, a Antonio Rebacco en la suma de $ 25.000 m/n.
En el año 1904, se instala en nuestra ciudad, la Companía de Obras Públicas del Río de la Plata propietaria de la primera usina eléctrica (corriente contínua) con que contaramos, instalando sus oficinas en la antigua casa de Antonio Rebacco.
En 1908 el suministro de energía eléctrica, pasa a manos de la Companía Anglo Argentina de Electricidad (corriente contínua) la que mantiene sus oficinas en la misma casa, hasta el 4 de octubre de 1913, fecha en que se inauguran la nueva usina y oficinas en la esquina de las calles 25 de Mayo y Estrada actual asiento de la universidad autónoma de Entre Ríos
Al fallecer Juan Rebacco, esta propiedad y otros bienes, pasan en el año 1936 a sus legítimos herederos, su esposa Luisa Villanueva de Rebacco y sus hijos Pedro o Pedro Luis, Teresa Luisa o Teresa Juana, María Angela y María Teresa Rebacco, interviendo en el correspondiente acto notarial el escribano local Juan Lema.
El Bar-Parrilla “Filippini”:
La antigua casa, es alquila por la “sucesión Rebacco” en el año 1940 a Carlos Filippini (Carlitos) quién previa refacciones y adecuaciones de los locales para el funcionamiento de “un bar parrilla” abre sus puertas el 8 de junio de ése año con el nombre de “Petit Bar” (pequeño bar) nombre poco conocido, dado que la jerga popular por años indentificó el negocio como “parrilla Filippini” en alusión al apellido de su propietario, quién contaba con la ayuda de su hermano “Augusto”.
Para la época de verano, la parrilla tenía un “patio al aire libre” en un terreno aledaño sobre calle Colón (de ésa época) el que es vendido el 15 de marzo de 1942 por la viuda de Antonio Rebacco -Doña Luisa Villanueva- a su yerno D Fortunato Zamudio en la suma de $6.600 m/n continuando alquilado al Sr Filippini, interviniendo en el acto notarial el escribano José Rivera.
La propiedad de la esquina (donde funciona el bar y parrilla Filippini), el 20 de agosto de 1946, es vendida por los sucesores de Antonio Rebacco, a su hermana Teresa Luisa o Luisa Juana Rebacco de Zamudio interviniendo el escribano Julián Chiloteguy, continuando alquilando el local Carlos Filippini.
El 15 de septiembre de 1957, se inaugura la terminal de omnibus “General San Martín” en el conocido local “Salón Tavella o Salón Monumental”, frente a la parrilla “Filippini”, siendo ésta el lugar preferido por todos aquellos que debían viajar o arribaran a la ciudad, siendo ésta época la de mayor esplendor de esta tradicional parrilla.
Después de haber estado al frente del negocio, por veinticinco años, Carlos Fillipini, entrega “la posta” en el año 1965 a sus hijos Néstor Edgardo y Carlos Hugo quienes continúan con la tradición familiar, acuñada a través de largos años de esmerada y personalizada atención a sus clientes.
Al poco tiempo, Néstor se hizo cargo de otro tradicional negocio de la ciudad el “restaurante Isondú” que funcionaba haciendo cruz a la parrilla Filippini, que sigue al timón de Carlos Hugo continuando la senda de su padre.
El 24 de abril de 1967 -lunes- alrededor de las 0500 horas, un principio de incendio afectó parcialmente la parte posterior del negocio, el que fuera rápidamente sofocado por el Cuerpo de Bomberos Zapadores de la ciudad.
El 23 de noviembre de 1970, se inaugura la nueva terminal de ómnibus “El Supremo” en la manzana comprendida por las calles Rocamora-Dr Scelzi-Galarza y Benito T Martinez (actual de los Constituyentes) siendo intendente de la ciudad Miguel Ángel Gregori. El cambio de emplazamiento de la terminal, va a incidir en el futuro comercial de la tradicional parrilla “Filippini”
Al fallecer el Fortunato Zamudio, sus bienes quedan en poder de su esposa Teresa Luisa Rebacco, a quién el 14 de junio de 1972, los hermanos Filippini (Néstor Edgardo y Carlos Hugo) adquieren la propiedad de la esquina de las actuales calles Rocamora y Eva Perón, donde funcionaba el “bar y parrilla Filippini” desde el año 1940, interviniendo el la escrituración el reconocido escribano local Néstor Hugo Nichele.
Los nuevos dueños, introducen importantes mejoras para ponerlo en condiciones acorde las nuevas necesidades y evolución comercial de la zona, a partir de la inauguración de la peatonal “Rocamora”
El terreno -sobre calle Eva Perón- donde funcionaba el tradicional patio al “aire libre” es adquirido por una sociedad, para la construcción de un moderno hotel; no obstante se continúa usando por los hermanos Filippini, hasta que se inícia la construcción del hotel “Carlos 1°”.
En el año 1997, el decaimiento de la actividad comercial y otros motivos llevan a los hermanos Filippini, a vender el el negocio gastronómico, el 3 de marzo de ése año al Señor Hugo José Francou con la intervención del escribano Roberto Balher. Este fue el fin de un establecimiento de casi 60 años, ya convertido en uno de los “Clasicos” en la ciudad.
Luego vendrían “Vieja Esquina”, “Lo de Pí-Pí” (con relación al nombre de su propietaria “Pipi” Ravenna, en 1999 “Las Cuartetas”, luego, en 2002, Parrilla “El Remanso” de Jorge L Sittoni, muchos otros negocios más, pero claro, eso ya es otra historia.
Texto: Andrés Rousseaux, aparecido en “Concepción del Uruguay. Edificios con historia” (Tomo III)
Capilla “La Concepción” en 1983, durante los festejos por los 200 años de la ciudad. (Foto: Mario Soria)
En el año 1770, don Esteban García de Zúñiga, propietario de estancias en la zona de Gualeguaychú, arrojo de sus tierras a las familias que habitaban sus tierras, trabajaban, sembraban y cosechaban.
Los ancianos, hombres y mujeres con sus hijos, cargando sus elementos de labranzas deciden emigrar a alguna tierra en que se pudieran establecer. Y es así, que llegan a la rinconada del Arroyo de La China.
En 1778, los habitantes se dirigen por el comisionado del partido “Arroyo de la China”, don León Almirón a las autoridades de Buenos Aires, solicitando permiso para levantar una capilla.
Esta capilla ubicada en el hoy Barrio La Concepción, se llamó Capilla de Almirón y tenía la imagen que hoy está en Basílica Inmaculada Concepción (altar que se encuentra debajo del campanario izquierdo), conocida como la imagen fundadora.
En 1780, visita la zona Monseñor Fray Sebastián Malvar y Pinto. Realiza un censo de vecinos y el 28 de setiembre de 1780 funda la primera Parroquia que funciona en este lugar hasta 1791, que fuera trasladada al actual emplazamiento de la Basílica.
El 25 de junio de 1783, don Tomas de Rocamora funda nuestra ciudad y el Virrey Vertiz designa la ciudad con el nombre de Concepción del Uruguay, por la devoción de la población a la virgen.
Imagen llegada en 1784 y que hoy preside la capilla
En el año 1784, llega a nuestra ciudad la imagen que preside actualmente la capilla del barrio y la imagen de San Sebastián que está en el altar mayor de nuestra basílica. Ambas imágenes son de madera.
En la actualidad la capilla preside el populoso barrio La Concepción, donde aparte de impartir enseñanza religiosa y misa de todos los días, también desde 1950, posee una escuela Taller La Concepción.
En 1973, se denomina al templo con la denominación de capilla.
Los primeros curas párrocos fueron, hasta la fundación de la ciudad:
1778 – Fray Pedro de Goitia, religioso franciscano
1781 – don Antonio Mariano Alonso
1783 – Fray Juan Tomas Churruca.
Hoy un grupo de Museólogos locales, encabezados por el Carlos Iriarte, están restaurando la imagen de la Inmaculada Concepción que llegara en 1784, y restaurarán también el altar de dicha capilla.
Bibliografía: Abescat, Francisco, “La Ciudad de nuestra Señora de la Concepción del Uruguay” y Nadal Sagastume, José, “Nuestra Parroquia”
Familia de Luis María Campos y Justa Urquiza. Fotografia Witcom. De izquierda a derecha. De pie: Amalia Campos Urquiza, Blanca Campos Urquiza, General Luis Maria Campos, Justa Campos Urquiza, Celina Campos Urquiza y Jorge Campos Urquiza. Sentados: Haydee Campos Urquiza, Lucrecia Campos Urquiza, María Cristina Campos Urquiza, Dolores Campos Urquiza (medio sentada), Luis María Campos Urquiza, Sra. Justa Urquiza de Campos, Adolfo Campos Urquiza. Foto: www.genealogiafamiliar.net
El Gral. Justo José de Urquiza llego a tener alrededor de 1.000.000 de hectáreas de campo, divididas en varias estancias. Una de ellas fue San Pedro.
La estancia San Pedro está ubicada en el distrito Gená, del Departamento Uruguay de la provincia de Entre Ríos, en las cercanías de la localidad de Villa Mantero. Antes se lo denominaba al lugar “Rincón de la ciudad”, hoy es “Rincón de San Pedro”-
Este lugar data de 1700/1750, siendo los primeros dueños del lugar don Pedro Antonio de Prellezo (de ahí el nombre de San Pedro).
Muerto el dueño de estos campos, su esposa María Malvia de Castañeda, uruguaya, vendió los derechos al señor Panelo, por solo cinco onzas de oro. Presumiblemente la señora vende los derechos al Gral. Urquiza. La extensión era de tres leguas con 835 cuadras. Un tiempo después Urquiza compra tierras vecinas y puebla el lugar con vacunos, yeguarizos y lanares. Administraba el lugar, desde su casa Palacio San José.
Algunos años más tarde el lugar fue administrado por el mayordomo Nicomedes Coronel, capitán uruguayo. Es el, quien reúne en el puesto principal de la estancia a la partida que sale para Palacio, el día 11 de abril de 1870 y fue el mismo Nicomedes quien hunde el puñal en el cuerpo del Gral., aquel día.
El tiempo pasa y las tierras de San Pedro las recibe de herencia, Justa, una de las hijas del Gral., que se casó con el Coronel Luis María Campos.
Se habían conocido unos días antes de la tragedia de San José, pues Campos vino en la comitiva que acompañó al Presidente Sarmiento, en su visita el 3 de febrero de 1870. A los meses es designado para regresar para defender la provincia de la Revolución Jordanista.
En 1872, se casa con la hija del Gral. Urquiza formando una gran familia. Recibe Justa, la estancia San Pedro como herencia, pero ella ordena sea demolida el lugar donde se reunió la partida que asesinó a su padre. Es así, que se construyó un nuevo casco, formado por cuatro habitaciones. Los materiales eran llevados desde nuestra ciudad en carros playeros hasta el lugar de construcción. Esta se hizo con ladrillos asentados en barro.
Se dedicaron a la labor agrícola ganadera. Se trajeron vacas inglesas y escocesas y lanares. Se introdujeron las primeras aguadas y molinos de la provincia. Por supuesto que la casa estaba rodeada de jardines diseñados por el botánico y paisajista Carlos Thays, quien uso arboles como robles, pinos y cedros azules entre otros. Un lago con patos, faisanes, pavos reales realzaban el jardín romántico de la estancia. Hacia 1920 trabajaban en ella 120 personas. Sumadas a las familias numerosas que tenía cada uno de los trabajadores que residían en San Pedro y a las familias de colonos, se calcula que llegaron a vivir en ella alrededor de 400 personas.
En 1940, fallece Justa Urquiza de Campos, reciben el casco de la estancia como herencia cuatro de los once hijos que tenía: Jorge, Justa, Haydee y María Cristina. María Cristina fallece en 1997, se había casado con Busto Morón. Tuvo una sola hija, María Cristina, casada con el Sr. Roca, ella falleció antes que su madre y fue sepultada en la capilla de la estancia.
La capilla de estilo gótico, está bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, acompañada en el altar por San Pedro y San Luis Gonzaga, fue diseñada por diseñada por Adolfo Campos de Urquiza. Posee pilas bautismales de mármol traídas de Italia, en ellas tienen grabados los nombres de las batallas en que participo el Gral. Campos: Peribebuy, San Ignacio, Cumpayti, Corrales, Humaitá.
Casi a la entrada del parque que rodea el casco hay un monumento en homenaje “a los caídos en Caseros”.
El casco actual tiene forma de “U”, fue reformado en 1930, donde los Arq. Sánchez Lago y De la Torre son los que dirigen las reformas. En la puerta principal se coloca el escudo de la familia Campos. Hoy esta estancia ya no pertenece a la familia Urquiza, pero para los que hemos tenido la suerte de visitar el lugar años atrás, podemos contar que en esta estancia, en su hall se podían ver retratos de la familia realizados por Blanes, Verazzi y Cerrudo.
El retrato de Urquiza realizado por Blanes es el único que se tiene del Gral. de Civil. También se conservaban lanzas de caseros, uniformes, armas, trofeos, correspondencias y platería.
Todo el casco está rodeado de portones traídos de Francia y a su alrededor como si fuera un pequeño pueblo, todas las dependencias como casa de empleados, panadería, carnicería, matera, casa de huéspedes, sala de primeros auxilios, escuela, etc.
Bibliografía: Rodríguez de Papetti, Domitila, Revista SER N° 23, “Visita a San Pedro”; Bosch, Beatriz, “Urquiza y su tiempo” y Región Litoral, “La Estancia San Pedro, Entre Ríos“
Edificio del diario “La calle” en sus 60 años. Foto: Mabel Gómez
Diario “La Calle” sus primeros 60 años
En la década de 1940, se publicaban en Concepción del Uruguay, los periódicos “La Juventud” y “Los Principios” como órganos de prensa más importantes, que respondían a la ideología política de sus fundadores, además circulaban una variada gama de boletines, entre los que podemos citar el “Boletín Parroquial”, órgano de la iglesia católica y el “Despertar”, publicado por la Unión Obrera Provincial, de corte sindical y algunas revistas periódicas realizadas con mucho esfuerzo e ingenio como “Índice” dirigido por el periodísta Francisco Javier Abescat..
En ése entonces, la ciudad y el departamento constaba de alrededor de 45.000 habitantes. Su puerto-una de las principales económicas- se encontraba prácticamente paralizado con relación al movimiento de buques ultramarinos a causas de la guerra, operando solamente buques de cabotaje interno y los conocidos vapores de pasajeros(vapores de la carrera como se los conocía en la jerga popular).
A fines del año 1943, un grupo de prestigiosos vecinos, amantes de las letras y las artes, encabezados por el recordado poeta Alfredo Martinez Howard, tomaron la feliz iniciativa de fundar y editar un diario independiente, dedicado a atender y defender las inquietudes de la ciudad..
Los impulsores de la idea, querían que el periódico o diario (aún no se habia determinado su periocidad) fuera totalmente independiente, para poder de ésa forma, luchar libremente, sin ataduras, en defensa de la verdad y los intereses locales.
Alfredo Martinez Howard, que a pesar de su corta permanencia en la ciudad, donde se había afincado en el año 1940, había logrado con su personalidad y condicciones intelectuales a aglutinar a su alrededor , a un prestigioso grupo de vecinos que reconocían en él, a un hombre capaz y emprendedor, entre los cuales podemos mencionar, a los profesores Leopoldo Bröeld y Darío Peretti, a los Doctores Victor Rodriguez y Luis Grianta y el empresario Francisco Saenz Valiente los que constituirán el grupo fundacional del hoy diario “La Calle”
Primera edición:
Siempre se ha sostenido, que la edición Nº 1 del diario “La Calle”, nombre que fuera adoptado por moción del Sr Martinez Howard, hizo su aparición el 6 de enero de 1944, pero antecedentes recientemente obtenidos, se ha determinado que a “modo de prueba piloto”, en el mes de diciembre de 1943, se publicó una edición especial de sólo 25 ejemplares, exclusivamente literaria y de circulación limitada, la que fuera impresa en lujosa cartulina telada, conteniendo poemas y sonetos de conocidos poetas, entre ellos Francisco Luís Bernardez, Carlos Mastronardi, Juan F Ortíz y Teté Fabani.
Tal vez, algún coleccionista, tenga en su poder un ejemplar de esta inédita edición, para aportarla al archivo del diario y su divulgación futura.
Después de sortear diversos inconvenientes, tanto de orden financiero como de imprensión,dado que no se contaba con talleres gráficos propios y gracias al apoyo desinteresado del periódico local “Los Principios”, el 6 de enero de 1944, la ciudad despertó con la voces de los canillitas que por primera vez voceaban un nuevo diario -¡¡diario La Calle¡¡-¡¡ La Calle diario¡¡ que desde el primer día, conquistó el corazón de los concepcioneros, al decir de D. José Nadal Sagastume.
Para acometer, la incierta empresa, dado que se desconocía la aceptación y evolución que iba a tener el nuevo diario, Martinez Howard, se constituyó en su primer director y convocó para la empresa ,a diversas personas, que tenían experiencia en el arte periodístico y en ramo de la tipografía y armado, sistema que se utilizaba en ésa época. Entre los pioneros, podemos citar al veterano hombre de prensa Arturo S. Segovia como jefe de redacción (el primero), Ricardo Antonena, Héctor Herrera, Roque Bruno, Grabiel Arrieta, Miguel Alem, la Sra de Malgor y su hija Mireya y el recordado Cipriano González que se desempeñara como repartidor hasta su fallecimiento en el año 1965.
En la parte administrativa, lo acompañaron el Dr Víctor Rodriguez, como administrador, secundado por los señores Héctor Omar Rozados y Miguel Garcín.-Posteriormente el 31 de enero de 1944 se incorpora al staff del diario como administrador Alfonso Grand Oro. Entre los primeros colaboradores del diario, podemos mencionar al popular “Tito Bonus” con sus viñetas uruguayenses y el profesor Miguel Angel Gregori
El primer ejemplar (Año I Nº 1) tenía 20 páginas, muy bien diagramado y excelente presentación , lo que llamó de inmediato la atención del público lector, con un costo de $0,10 centavos,saliendo de lunes a sábado primeramente y a partir del 29 de julio de 1945 de martes a domingo y desde el 5 de abril de 1971, lo hace diariamente, siendo el primero en la ciudad de tener esta periocidad.
En la editorial del primer número, la dirección define cuales era los propósitos y objetivos que se habían trazados sus fundadores, línea de conducta a través de los años, se ha mantenido, pese a los vaivenes políticos y cambio de directores.
En su primera página,podemos leer noticias internacionales, de la II guerra mundial como “Tomaron Berdich los rusos”-”…el general Montgomery fué reemplazado en Italia…”avance “soviético..”-”…incursión sobre Inglaterra..”. De nuestro páis reflejaba “..el poder ejecutivo fija normas a la prensa nacional”- “ “felicitaciones del arzobispado de Buenos Aires al Presidente de la República General Pedro “Pablo Ramirez por haber reimplantado la enseñanza religiosa en los establecimientos “educacionales en todo el país…”
El primer artículo de carácter histórico, que publica “LA CALLE” es “Entre Ríos” de L.Benavento. Las tiras cómicas que acompañaban la primera edición fueron “Yacumin” por Lubrano y “Gumersindo” por Fola. En “Viñetas Uruguayenses”, bajo el seudónimo de “Gerineldo” escribe Tito Bonus el artículo “Romance de Concepción del Uruguay”
En los avisos, la recorda Escuela de Aprendices de la División Río Uruguay del MOP, llama a inscripción a “…a jóvenes de 14 a 16 años…”
Los cines locales, anuncian para su función del 6 de enero de 1944: Cine Texier: “Los Lobos de Nueva York” y “Alejandra” esta última estreno con Arturo de Córdoba y Sara García. Cine Rocamora:”Los Despojadores” película de connvoy y “Cállese la Boca” con Joe Brown. Cine Rex. sin función
El Club Rocamora, en su sede social de la calle Galarza Nº 618 (hoy juzgado federal) anuncia para ésa noche “un gran baile amenizado por la orquesta típica de los Hnos Sarrot. En la terrraza del “Hotel París”, se realiza una gran fiesta organizada por la subcomisión de damas del “Club Paleta uruguay” que preside la Sra Elvira Briozzo de Marcó.
En la página de “sociales” se anuncia el compromiso matrimonial de la señorita María Rolón de Urquiza con el señor José A Camaño de la ciudad de Concordia y el enlace de la señorita Herminia T. Alvarez con el señor Horacio Obregón.
En la cancha de “San Lorenzo” (en el puerto viejo) a las 18:00 horas se enfrentan los primeros equipos de los clubes locales Independiente y Banfield disputando el premio “El Sporstman”. En su primer número, son numerosos los anuncios comerciales, profesionales médicos, químicos, odontólogos, abogados, escribanos etc.
La calle con el correr de los años:
Su primera dirección, redacción y administración se encontraba en calle 9 de julio Nº 873 (local ocupado posteriormente por la firma rematadora de Sixto Ferreri) , para luego mudarse el 26 de agosto de 1945 , al local alquilado, de la calle Alem Nº 31 (hoy Alianza Francesa).
Los primeros tiempos, no fueron fácil, al tercer número se debió reducir el número de páginas de veinte a diesciseis, debido a la falta de papel de diario, por causas del conflicto bélico mundial, siendo el papel utilizado en el país, totalmente importado.
No había transcurrido un mes, de la aparición de “La Calle”, cuando una tremenda noticia conmovió al país, el sabado 15 de enero de 1944, un terremoto de gran magnitud destruyó totalmente la ciudad de San Juan con mumeras víctimas.
La Calle, refleja los acontecimientos en sus ediciones diarias e inmediatamente propicia y encabeza con $ 50 pesos, una “colecta pública”, para recaudar fondos para ayudar a los hermanos sanjuaninos, obteniendo una repuesta favorable del público uruguayense, demostrando como siempre lo ha hecho, su soliradidad con quién necesita una mano, a lo que se suman los canillitas del diario, en especial los hermanos Saucedo que donan la comisión que les corresponde por la venta de un día,en un gesto que los enaltece, pese a su humilde condicción.
Pocos días después, otro canillita del diario, el adolescente Omar Agustín Falohur, encontró en la vía pública, frente al hotel “París”, un prendedor de oro, haciendo entrega de la joya a la administración del diario a disposición de su dueño.
A partir del lunes 10 de ernero de 1944 ,pese a las restricciones que sobre el papel para diario existían, “La Calle” publica su primer “suplemento”, dedicado al arte y la cultura que recibe la denominación de “Suplemento de los Lunes” (por el día de su aparición). Escriben en el suplemento,entre otros, Ana María Garasino, Jose María Díaz y Teresa Fabani Rivera
Para marzo de 1944, la tirada diario del diario era de 1800 ejemplares, los que eran distribuidos, a partir de las 6 de la mañana, a los suscriptores y público, por un numeroso grupo de canillitas, quedando agotada para media mañana. A partir del 15 de marzo de 1945, diario “La Calle” incorpora a sus ediciones diarias la famosa tira de “Historietas de Patoruzú” y desde el domingo 29 de julio del mismo año, el diario es publicado de martes a domingo, con un suplemento especial este último día.
Diario “La Calle” es pionero en la ciudad, en cuanto a la organización de carreras pedestre de “largo aliento” ,organizando la “Primera Vuelta de Concepción del Uruguay”, la que en principio debía correrse el domingo l6 de diciembre de 1945, pero debido a una intensa lluvia caída ése día, debió diferirse para enero del año siguiente.
El sábado 9 de febrero de 1946 se inauguran oficialmente las transmisiones desde Concepción del Uruguay, de la radio de la ciudad de Concordia LT 15, las que se irradiarían diariamente -de lunes a viernes- de 1845 a 1945 horas, desde la sala de transmisiones provisoria ubicada en la boite “Itapé” (el rancho para la jerga popular). Diario “La Calle”, está presente en estas audiciones con un boletín informativo de diez minutos de duración, con la actualidad local, siendo el primer medio escrito local, que incursiona en este campo, como antecedente de los que años después, será la radio “FM Sensaciones” (90.5)
Posteriormente, al cerrarse las transmisiones de la radio LT.15 desde nuestra ciudad, el informativo del diario “La Calle” se irradia a través de la emisora CW 39 “La Voz de Paysandú” de la ciudad uruguaya homónima, saliendo al aire de lunes a viernes de 13:30 a 14:00 horas argentina.
El 21 de mayo de 1946, diario “La Calle” publica por primera vez, un aviso en colores, de la fiambrería “La Pampita”.
El personal gráfico del diario, adhiere al paro nacional dispuesto por el Sindicato de Obreros Gráficos, con motivo del conflicto que mantenián los empleados gráficos con las empresas editoras, como consecuencia de este paro, se ve interrumpida la edición de “La Calle” entre los días 5 y 12 de octubre de 1946, siendo éste el primer conflicto gremial desde la creación del diario.
“La Calle” con talleres gráficos propios:
Desde la aparición del primer número, sus directivos tenían previsto adquirir sus propias máquinas de impresión, operación que se realizaba en los talleres del periódico local “Los Principios”
Al cerrar definitivamente sus puertas este medio, su propietaria Sra Isabel Romanzo de Artusi, alquila el edificio de calle Ameghino Nº 139 -incluído sus máquinas- a “La Calle SRL”, en $ 100 pesos mensuales, trasladando sus talleres y redacción ,manteniendo su dirección y administración en calle Alem Nº 31 de nuestra ciudad. Posteriormente este edificio es rematado el domingo 10 de agosto de 1947 siendo adquirido por la empresa “La Calle SRL” en la suma de $11.200, interviniendo el escribano local D Julián Chiloteguy.
Con la adquisición del edificio y máquinas del ex periódico “Los Principios”, ubicado en la esquina sur oeste de las calles 8 de junio y Ameghino Nº 319 de nuestra ciudad, permite al diario ampliar notoriamente sus ediciones habituales y mejorar su presentación gráfica.-
Desde su fundación el diario “La Calle”, habían sido sus directores Alfredo Martinez Howard, Dr Víctor Rodriguez, Darío Peretti y el profesor Leopoldo Bröedl, quién estuviera a su frente por varios años.
Filosofía del diario, se constituye la empresa “Editora La Calle SRL”:
El 10 de enero de 1947 se constituye la Sociedad de Responsabilidad Limitada “Editora La Calle SRL”, con el fin de editar un diario con ése nombre, integrando la empresa, entre otros, los doctores Licinio Scelzi, Luis Grianta, Enrique Codina y Carlos Alberto Roca, los señores Francisco Saenz Valiente, Leopoldo Bröedl, Darío Peretti y su Sra esposa, fijando la sociedad, su domicilio legal en calle Galarza Nº 957 TE 2790 de Concepción del Uruguay.
En el mes de septiembre de 1947, “La Calle” incorpora una nueva sección que se denominó “Corto y Ameno” en la que incluían notas históricas breves, versos selectos, anédoctas selecionadas, el pensamiento de los grandes escritores y fechas de grandes acontecimientos mundiales.
A partir del lunes 27 de julio de 1948, las oficinas de la dirección y administración se trasladan de la calle Leandro Alem Nº 31 a Ameghino Nº 139 esquina 8 de junio.
El 27 de febrero de 1949, D Pedro Antonio Pirovani y su esposa Elba Cornelia Angela Justet de Pirovani, venden a la Sra María Luisa Lanusse de Saenz Valiente-esposa de D Francisco Saenz Valiente, la finca de la esquina de las calles Moreno y Sarmiento (Ex Hotel Concordia) en la suma de $60.000 m/n interviniendo el escribano D Julián Chiloteguy.
“Editora La Calle”, a partir del mes de junio de 1949, incorpora a su quehacer diario de sus talleres gráficos, la confección de participaciones de enlaces, sobres, papel de cartas, tarjetas de visitas, tarjetas mortuorias , impresiones en relieve y metálicas, incorporándose posteriormente la impresión de almanaques, pantallas etc.
Con motivo de celebrarse el 28 de julio de 1949, el “Centenario del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza”, “La Calle” edita la primera sección especial de 20 páginas, dedicadas exclusivamenbte a tan trascedental acontecimiento de la ciudad
Años difíciles para la prensa:
Por decreto del Poder Ejecutivo de fecha 16 de febrero de 1950, se dan a conocer nuevas pautas para la distribución del papel de diario, recayendo “las sanciones” especialmente en aquellos diarios y periódicos que por su “tinte politíco” eran opositor al gobierno de turno, no escapando de esta medida los diarios denominados “independientes”, con el caso de “La Calle”
Esta medida y alto costo del papel, obliga a los directivos del diario, a disponer del 28 de julio de 1950, el aumento del mismo de $0,15 centavos a $ 0,20 centavos y la suscripción mensual de $ 3,20 a $ 4,00 pesos, mientras que la suscripción anual pasa a costar $44 pesos.
En marzo de 1951,el diario se publicaba de martes a sábado en una edición de 12 páginas y los domingos de 14 páginas, no apareciendo los días lunes ,en que se concedía franco al personal, al igual que los feriados del 1º de mayo, 25 de mayo y 9 de julio.
El día 6 de enero de 1952,al celebrar el diario “La Calle”, su 8º aniversario, sólo pudo poner en la calle una edición de ocho páginas, debiendo posteriormente reducirla a seis página, agravándose la situación día a día.
El 4 de mayo de 1952, la flamante radio local LT 11 “Radio Splendid” comienza a irradiar diariamente el “informativo El Sportman”, en la voz de su redactor Juan Carlos Nery, donde se incluyen las noticias suministradas por el diario “La Calle”.
A raíz del fallecimiento de la Sra María Eva Duarte de Perón,el 28 de julio de 1952, las ediciones del diario “La Calle”, salen con una franja de luto.
Con un gran esfuerzo editorial, por las restricciones de papel, a partir de la edición del domingo 25 de octubre de 1953, se comienza a publicar un “suplemento cultural” que comprende las páginas cuatro y cinco del cuerpo del diario.
Con motivo de los acontecimientos políticos-militares de septiembre de 1955 y sus posteriores derivaciones, dan lugar que a partir del 27 de ése mes, “La Calle” reinicia la publicación de la “Sección Comentarios” de órden político, que habían sido suprimidas diez años atrás.
Necesidad de reemplazar las máquinas del taller de impresión:
A partir del año 1956, las antigüas máquinas que habían pertenecido al ex periódico “Los Principios”, comienzan a presentar la fatiga de tantos años de trabajo, presentando periódicamente inconvenientes, que la mayoría de las veces, eran subsanadas por la iniciativa e inventiva del personal del taller. Estos inconvenientes, obligan a reducir la edición del diario a sólo cuatro páginas, las eran impresas en los talleres gráficos del diario local “Provincia”, que prestaba desinteresadamente su colaboración.
En otras ocasiones, la rotura de las máquinas de composición e impresión, motiva que deba suspenderse la aparición del diario por varios días, como ocurriera entre los días 12 y 27 de noviembre de 1956.
Esta situación, da lugar que el directorio de “Editora La Calle SRL”, comience a estudiar la posibilidad de adquirir un nuevo equipamiento para sus talleres gráficos y consecuentemente se debería relocalizarlo en un nuevo edificio.
Diario “La Calle”. Nueva etapa:
A partir del año 1963, soplan nuevos aires en la “Editora La Calle”, así lo expresa en su edición del día 24 de marzo de ése año, expresando en la primera página del diario:
“..La Calle”, se presenta hoy a sus lectores vestida de nuevo.Todo integramente todo su “material tipográfico ha sido renovado y con su nuevo ropaje expone a consideración de esta “ciudad, “a cuya servicio se halla desde hace diescinueve años, la primera medida concreta de sus “planes de “mejoramiento……” Se iniciaba indudablemente una “nueva etapa” en la vida del diario.
En la Asamblea de accionista, llevada a cabo el 1º de abril de 1968 se resuelve una profunda restructuración del directorio de “Editora La Calle SRL” que queda constituido por: Director Leopoldo Bröedl, quién es acompañado en calidad de co-director por el Dr Carlos Alberto Roca. En la administración en carácter de co-administrador se designa al arquitecto Juan Francisco Saenz Valiente .
En el mes de junio de 1968 y acorde los planes trazados por el directorio, se adquiere en Buenos Aires, una máquina “CLISCHOGRAPH”,con el objeto de poder ilustrar graficamente los artículos ,demostrando el espíritu que anima a los directivos de ir modernizándolo, comenzando a publicar fotografías en su edición del 15 de agosto de ése mismo año, adquiriendo además una moderna máquina impresora.-
“La Calle” en su nuevo edificio:
El 16 de octubre de 1969,los dueños de la esquina de las calles Moreno y Sarmiento, Francisco Sáenz Valiente y Sra, presentan ante la municipalidad local, los planos para introducir modificaciones en el antigüo edificio a los efectos de adaptarlo para el traslado al mismo de la dirección, administración, redacción y talleres del diario “La Calle” que funcionaban en calle Ameghino Nº 139 (esquina 8 de Junio).-
El 9 de enero de 1970, “Editora La Calle SRL”, recepciona la nueva máquina impresora, la primera de su tipo en un diario uruguayense, que le permitirá tirar 4000 ejemplares por hora y automáticamente procede al doblado y corte del papel. La nueva máquina es instalada, en el nuevo local del diario, calle Moreno Nº 139 iniciándose el traslado de las oficinas y talleres, lo que motiva que el diario, en este periódo, salga a la calle con tiraje reducido, debido que todo su personal se encuentra abocado a la mudanza
El 28 de enero de 1970 -miércoles- queda concluido el traslado del diario a su nuevo edificio, poniéndose simultáneamente “en servicio” la nueva máquina impresora “rotoplana” teniendo asignado los telefónos de la Companía Entrerriana de Teléfonos Nº 2727 y 2527.
Al retirarse de la dirección del diario el profesor Leopoldo Bröedl a medianos del año 1970, es reemplazado en el cargo por el Sr. Ricardo Saenz Valiente, bajo cuya dirección “La Calle” entrará en una nueva etapa de modernización y expansión.
El nuevo diario “La Calle”
Se incorpora al diario la fotografía y una nueva plana, linotipos y más tarde una moderna rotaplana , adquirida con gran esfuerzo por parte de la sociedad por su alto costo. En lo periodístico, se incorpora a la red de noticas de “United Press” y más tarde a “Noticias Argentinas “(NA) y “Telam.
La empresa no se detiene un instante, en su objetivo de actualizarse, adquiriendo las máquinas “Cabrenta” de la ex imprenta de Rodriguez Landini y los equipos de fotocomposición permitiendo la publicación de diversos suplementos en sistema “Offset” de gran calidad y textura, mientras se realizaban negociaciones para adquirir en los Estados Unidos de Norteámerica una moderna “planta impresora”
El 23 de enero de 1981, “Editora La Calle” incorpora una moderna máquina rotativa, marca “Wed Ledder” lo que le permite tirar al diario hasta 20.000 ejemplares/hora, siendo una de las más moderna de la provincia de Entre Ríos.
En el año 1986, siempre con miras al futuro, la empresa incorpora a la redacción un moderno sistema computarizado para la redacción del diario, en reemplazo de las tradicionales máquinas de escribir. A ello se suma la incorporación de las comunicaciones vía satélite, recibiéndose las noticias directamente de las agencias noticiosas ,como “Noticias Argentinas “ y “DYN” (Diarios y Noticias) las que son procesadas directamente por el sistema de computación.
A las actividades periodísticas, se suma a partir del 14 de junio de 1991, el canal de cable “Río Cable Visión”, el que tiene su asiento en el mismo edificio del diario, en cuya inauguración estuviera presente el Sr Presidente de la Nación Dr Carlos Saúl Menem , incorporándose otro hito en la rica historia de “Editora La Calle SRL” a la que perteneció el canal, hasta su venta y traslado ,en abril de 1998 al edificio de la esquina de las calles 3 de Febrero y Ereño (Ex Casa familia Magasanich).-
Durante los años 1995 a 1997, las necesidades propias de un diario moderno y en continua evolución, motiva que la empresa, encare importantes modificaciones en su edificio, el que mantiene su tradicional fachada de estilo colonial que lo distingue. Estos trabajos se realizaron bajo la dirección del Arquitecto D. Juan Francisco Saenz Valiente.
En junio de 1998, en el sector donde había funcionado “Río Cable Visión” se instala la radio de FM “Sensaciones” 90.5 perteneciente al grupo empresario del diario.-
A sus ediciones, “La Calle” incorpora los días domingos un suplemento especial denominado “Suplemento Fin de Semana” y posteriormente a partir del domingo 7 de febrero de 1999, se suma el suplemento denominado “Revisión Semanal”, donde se compendían, las principales noticias y hechos relevantes acaecidos en los últimos siete dias.
Este acto, constituye un hito trascendental en la historia de la editora y a la vez un desafío que asume la empresa, bajo la dirección de Ricardo Sáenz Valiente.
Para estar a la altura de los adelantos tecnológicos, que se van produciendo, “La Calle” se incorpora al correo electrónico (e-mail) y registra sus páginas en internet (www.lacalle-online.com) pudiéndose ser leídas en todo el mundo.
En sus sesenta años de vida “La Calle” ha recibido un sin número de distinciones y premios de las más prestigiosos organismos de prensa nacional e internacional, que lo ponen a la vanguardia de los diarios del interior del país, integrando la mesa directiva de ADEPA (Asociación de Empresas Periodísticas Argentinas) cuya presidencia y otros cargos directivos fueron ocupados en algunos periódos por el director del diario D. Ricardo Saenz Valiente.
Pérdidas irreparables en el staff de “La Calle”:
Durante el año 2002, la “mala racha” se signa sobre “La Calle” al fallecer los antigüos empleados Carlos Domingo Zaffaroni (24-9-2002), Angel del Río (30-9-2002) y Ernesto Arrieta (5-10-2002), perteneciendo éste último ,a una tradicional familia de gráficos que integraron el plantel del diario desde su creación, y posteriormente la Señora Silvia Luisa Baccon (2-10-2003) que trabajara en la “sección armado” años atrás.
Pero la pérdida más sensible y calificada, para “Editora La Calle SRL”, se produce el 27 de noviembre de 2003 -jueves- al fallecer en la ciudad de Buenos Aires su ilustre director D. Ricardo Saenz Valiente, que en ésas circunstancias se desempeñaba como Vice-Presidente 1º de “ADEPA”, pérdida que no sólo afectó a su familia, sino que también a todos aquellos que lo conocimos ,como también al ámbito periodístico argentino, cuyas virtudes personales y profesionales, fueron reflejadas ampliamente por la prensa nacional.
Texto: Rousseaux, Andrés. “60 años del diario la calle”
Foto del Banco Agrícola y, detrás, el palacio de Tribunales. Foto del 1293
El 3 de octubre de 1889 se funda en Concepción del Uruguay el “Banco Agricola-Comercial E Inmobiliario Del Uruguay SA” por iniciativa del Dr. Benito Pérez, siendo sus fundadores, entre otros: Francisco Quesada, Mariano Unzué, Juan Jorge, Eugenio Guridi, Eugenio Calvo, Francisco Pampliega, Avelino Gonzalez, José María Cordero (H), Eduardo Nadal, Teófilo De Urquiza, Augusto Simonpietri, Olegario Mabragaña, Luciano Quesada, Maury Hnos, Juan Coll, Manuel Naveira, Martín Reibel, Eugenio C. Díaz, Eduardo Busquets Y Alberto De La Boissiere. El primer presidente de su directorio fue designado el Dr. Benito Pérez.
Lamentablemente no se ha podido obtener el antecedente del edificio donde funcionó el banco en sus primeros. En el año 1904, el directorio del banco, presidido en Dr. Amado J. Tahier, decide adquirir un terreno en la radio céntrico de la ciudad para levantar la sede propia del banco (por este dato se infiere que ocupaba el banco un edificio no propio-alquilado o cedido en préstamo).
Se gestiona ante la Sra Teresa Urquiza de Sáenz Valiente la compra de dos solares de terrenos (media manzana) de su propiedad, sobre la calle Rioja (actual 8 de Junio) entre Mendoza (O. Leguizamón) y Coronel Pedro Melitón Gonzalez (Urquiza), que le pertenecía en la división de bienes de su extinto padre Gral. Justo José de Urquiza acorde hijuela pasada ante el Escribano Jorge P. Castro con fecha 5 de septiembre de 1883.
La venta se efectuó con todo lo edificado, plantado y cercado en la suma de $ 2.000 pesos moneda nacional curso legal, con una superficie total de 2.485 mts, acorde escritura pública de fecha 18 de agosto de 1904 interviniendo el Escribano Rafael Paradelo,
El banco, el 2 de octubre de 1908,vende la mitad del terreno de su propiedad (solar D) de la esquina de las calles M. Gonzalez (Urquiza) Rioja(8 de Junio) al gobierno de la Provincia de Entre Ríos en la suma de $ 10.000 habían hecho un magnífico negocio lo habían comprado a 1000 pesos y en menos de cuatro años lo vendieron diez veces de su valor, para ser destinado a la construcción del “Palacio de los Tribunales” (hoy demolido, en su lugar se levanta el edificio del Centro de Bioquímicos)
El 24 de agosto de 1906 se llama a licitación para la construcción de un edificio de dos plantas en la esquina de las calles Mendoza (O. Leguizamón) y Rioja (8 de Junio), aceptándose la propuesta del Arquitecto Domingo Rocco de la ciudad de Concordia en la suma de $50.227 m/n y quién tenía como antecedente haber construido el edificio del Banco Popular de ésa ciudad.
El contrato se firma entre las autoridades del banco y el constructor Rocco el 11 de septiembre y los trabajos se iniciaron inmediatamente el lunes 17 de septiembre de 1906. Para el 10 de octubre de ese año, quedan finalizados los cimientos del nuevo edificio del banco, dando una idea con la celeridad que se desarrolla la obra en la que trabajan 30 obreros especializados.
Para enero de 1907, se encontraba terminada la totalidad de la mampostería, faltando el revoque de su parte exterior e interior esperando finalizarlo para el mes de marzo de ése año. El 7 de abril, se finaliza su construcción y se inaugura con una ceremonia el día 24 del mismo mes, siendo ocupado por las oficinas del banco.
En el año 1910, el banco Agrícola, Comercial e Inmobiliario del Uruguay, lanza la primera serie de alcancías para ahorro popular de características especiales El banco funcionaba en la planta baja del edificio, mientras que en la planta alta se encontraban las oficinas del directorio y salón de reuniones.
En la planta alta, en el año 1959 se instala la Excelentísima Cámara de Apelaciones en lo criminal y Comercial de Concepción del Uruguay, abriéndose una puerta de acceso directo al edificio de los tribunales, sobre calle Leguizamón, facilitando de esta manera el funcionamiento de los respectivos juzgados.
En una asamblea extraordinaria, realizada el 30 de octubre de 1968, por parte de los accionistas del Banco Agrícola Comercial e Inmobiliario del Uruguay, se aprueba su fusión con el Banco Popular de la ciudad de Concordia (ER) con el fin de crear un banco regional privado entrerriano.
En el mes de marzo de 1969, se celebra el correspondiente contrato de fusión entre las dos entidades bancarias, quedando de esta manera constituido el ” Banco Unido del Litoral” con un capital inicial de cerca del $ 1.400.000.000.
El respectivo contrato se protocoliza ante el escribano Roberto Vallarino el 30 de septiembre de 1969, en cuya escritura pública el Banco Popular de Concordia absorbe el activo y pasivo del Banco Agrícola, con el nombre de “Banco Unido del Litoral”, el que comienza a operar el 1º de octubre de ese año. Posteriormente esta entidad bancaria, por fusión con otra, pasó a denominarse “Banco Comercial del Norte” hasta su venta. El 15 de julio de 1988, con al intervención del escribano Roberto Vallarino es vendido el edificio al “Banco de Galicia y Buenos Aires SA”, institución que sigue funcionando en ese edificio.
Texto: Rousseaux, Andrés, “Edificios con historia”, Tomo II
Frente de la capilla de “Fátima” (Foto: Mabel Gómez)
Está ubicada en el “Puerto Viejo”, uno de los barrios más antiguos de nuestra ciudad. Todo pueblo creyente como es la mayoría del nuestro, tuvo una casita para la virgen y aquí no fue diferente.
En la década del 1950/60, llegan a nuestra ciudad los Salesianos, quienes trabajaron en el Puerto Viejo, barrio que fue dividido en sectores y fue recorrido por catequistas y voluntarios, censando, sobre todo, las necesidades espirituales.
Fueron acompañados por una imagen de Nuestra Señora de Fátima, donada por la familia Meriano (Imagen que aún se conserva). Se dio así la Evangelización de la zona con inolvidables catequistas: Ester Pepe, Elisa Melchiori, Estela Podestá, Amelia y Nélida Petroni.
Visitaron entonces 35 familias y en días se tenían 65 niños para impartir la doctrina cristiana. No tenían espacio físico para albergar los niños, pero se arreglaron bajo los sauces, o a orillas del río.
Guiados por entonces por el sacerdote Severino Mutti. Con el tiempo y ayuda de los vecinos y personas de la isla de enfrente se construyó una capilla. Un rancho de paja y barro, con algunos bancos de madera, un altar de madera de cajón, que sostenía la imagen de la virgen.
La señora Montiglia dono la cruz que tenía sobre el techo. Esta capilla estaba en Tibiletti e Ing. Pereyra al sur. Fue un lugar de encuentro, y uno de los momentos más alegres cuando los visitaba el Sr. Clement, y pasaba alguna película religiosa.
Todo esto se vio malogrado en 1959, cuando la creciente se llevó la capilla. La familia de “Cosita” Gallo, recupero la imagen. La cruz fue llevada por el agua y un tiempo después, fue encontrada sobre la copa de un árbol en la zona de Campichuelo.
Había que comenzar de nuevamente con la capilla, después del desastre climático. Es así, que se solicita al Intendente Ramon Bartet ayuda, que no prospero. Pero en 1960, Ester Pepe adquiere un terreno, al Sr. Arcelus y se construye la actual capilla. Se hicieron rifas, festivales, bonos, actividades sociales, para juntar el dinero, pues nunca se logró ayuda del gobierno.
La obra se inicia en 1962, bajo la dirección del sr. Bernardo Pontelli.
Nunca se dejaron de dar clases de catecismo, siempre se encontraba un lugar para las charlas que lo hacían los días sábados.
Fueron tiempos difíciles, donde no alcanzaba el dinero y el barrio colaboraba acarreando material, haciendo de peón de albañil. La puerta principal la hizo el Sr. Ramón Céspedes con sus alumnos de la Escuela Técnica N° 2 “Francisco Ramírez”.
La Sra. de Lacava donó los manteles y ornamentos que habían pertenecido a su hermano sacerdote.
¡Y llego el gran día!!! 15 de agosto de 1963, festividad de la Asunción de Maria. Se consagro la nueva capilla. La virgen llego en carruaje, conducido por el Sr. Zapata.
Hoy a 55 años rendimos homenaje a las familias del Barrio Puerto Viejo que hicieron posible la instalación de la capilla: Familias: Ester Pepe, Carmen Rotundo de Arcelus, Soledad T. de Lacava, Mosca, Bazzuri, Elvira Ruiz, Holt, Nélida de Elola. Las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y los sacerdotes Juan Fiorotto, Alfredo Frossard.
Fuente: Arcelus; Omar y Lucia, apuntes de Ester Pepe, “Nuestra Señora de Fátima”, 2013
La historia de las empresas ligadas al comercio en el litoral fluvial argentino, y por ende partícipes de las intensas y variadas actividades en la región de la Cuenca del Plata, registra numerosos antecedentes que hermana a las poblaciones asentadas en las costas de los grandes ríos, prescindiendo de las fronteras administrativas y creando una vasta red de intereses comunes cuya amplitud admite estudios de variado tenor. En tal sentido, el rescate de los ricos archivos empresariales se torna condición sine qua non para comprender en profundidad estas redes económicas, laborales, políticas y sociales creadas en torno a los ríos de la cuenca y su región de influencia. En esta oportunidad, nos detendremos en la historia de la Barraca Americana- perteneciente a la firma Hufnagel y Plottier, y a la sucursal que la misma instaló en el puerto de Concepción del Uruguay- la antigua capital de Entre Ríos.
El origen de esta reconocida empresa comercial, que aún mantiene su operatoria en la Banda Oriental , se remonta a la segunda mitad del Siglo XIX, y a las transacciones que el ex Presidente de la Confederación Argentina , Justo José de Urquiza, mantenía con ka firma A.B. Morton e Hijos, Baltimore, U.S.A., importadora y exportadora. Un hecho casual, el asesinato del por entonces Gobernador de Entre Ríos, determinó el comienzo de la casa comercial que ahora nos ocupa. En efecto, al momento de acaecer los trágicos sucesos del ’70, el Capitán Jhon G. Hufnagel comandaba un barco, el Alfred, que esperaba en el activo puerto de Concepción del Uruguay para comenzar la descarga de mercaderías. La confusión del momento y la necesidad de tomar urgentes decisiones motivaron una reunión en la capital oriental con el reconocedor belga Eugenio Plottier, residente en Paysandú y gran conocedor de la plaza comercial de ambas costas. Este aconseja a su amigo trasladarse hasta Paysandú y vender allí el cargamento que transportaba. El éxito obtenido en aquella primera operación los motivó, previo acuerdo con los hermanos Franklin y Dudley de Morton e Hijos, a fundar una empresa propia, la Barraca Americana, que inició sus operaciones primero en Paysandú a finales de 1870, en 33 Orientales y 8 de Octubre. Razones de orden práctico y de seguridad motivaron este primer movimiento de la firma, pero la decisión de expandirse a otros lugares ya estaba en los planes de los socios y aprovechando los rindes positivos de los ejercicios de las primeras décadas, principalmente basados en la venta de cueros y productos saladeriles, se instalarán en Concordia en 1892, Amberes en 1895. y en Baltimore, tras el cierre de la Casa Morton e Hijos, sucursal que posteriormente llevaron a Nueva York. Plottier era el encargado de las transacciones y arreglos entre exportadores y saladeristas. Su experiencia en el ramo, aquilatada por años de trabajo en empresas familiares en México, le dio a la sociedad importantes contactos y ganancias. En los Folletos Conmemorativos que la firma publicó en 1945 y 1970, éste último con el sugestivo título de Barraca Americana- Un Siglo Construyendo- se reconoce esta interesante labor del intermediario.
La instalación de una sucursal en Concepción del Uruguay, uno de los anhelos de los socios, se produce recién cuando se remodelan las instalaciones del puerto, cuya operatoria era complicada por el bajo calado, un problema aún latente. Construida la nueva dársena sobre el Riacho Itapé, la zona ribereña adquiere una fuerte presencia comercial. La Sucursal Concordia de la Barraca Americana , hábilmente gerenciala por Héctor Baltar había incorporado a su operatoria materiales de construcción y era además agente comercial de Ford, sus ventas superaban a las de la casa matriz de Paysandú y esto termina por convencer a la firma de la necesidad de instalarse en el nuevo puerto de Concepción del Uruguay, que prometía iguales dividendos.
Las operaciones a través de éste utilizaban su importante enlace vial con el resto de las provincias mesopotámicas para abastecer a sus sucursales y expandir la proyección de la firma hasta lugares insospechados. A partir de 1907 sucesivos buques llevaron y trajeron toda clase de mercaderías a y desde este puerto siendo la madera uno de los rubros más requeridos. Entre marzo de 1907 y mayo del mismo año, Hufnagel y Plottier concretaron la instalación de su primer depósito en la zona portuaria, suceso del que los periódicos lugareños dieron amplia cobertura. El Agrimensor Juan Leo, quien intervino en la mayoría de las delimitaciones y trazas de colonias en la provincia, avaló dicha instalación, que tuvo un costo de inicial $ 12.000 ampliada a otra suma similar para facilitar el desmonte, la nivelación a una cota de 6,50 sobre el río y los accesos ferroviarios en doble extensión, el viaducto conductor y el guinche a vapor correspondiente. La firma tramitó directamente los permisos ante el Ministerio de Hacienda, los dos depósitos, de amplias dimensiones, (12 por 40) estaban unidos de 12 metros de ancho que daba a los cimientos del futuro aserradero. El estilo arquitectónico, inglés; utilizó gruesa mampostería, ladrillos importados y estructuras de entrepisos con perfiles metálicos de gran porte. En el interior de este verdadero complejo, tres vías Decauville iban y venían en un incesante movimiento comercial. (Arquitecto S. Giacomotti e Ing. Windmuller) Las construcciones no detuvieron la operatoria, que siguió a buen ritmo con el rubro maderas en primerísimo lugar, destinado en su mayor parte a la sucursal Concordia. Casi en seguida, se incorpora el combustible, con el que se abastecía a gran parte de la provincia.
La habilitación Municipal obtenida el 1º de agosto de 1910- el Decreto correspondiente es de fecha primero de septiembre del mismo año- le concedió permiso para almacenar los siguientes artículos: Maderas en general, Tierra romana, Baldosas para piso, Tierra Pórtland, Techos lisos y enlosados (azulejos), Yeso, Tejas de canaleta, Tiza, Alambre de toda clase, Aguarrás, Kerosene, Nafta, Carbonato de cal para la industria, Pez de resina, Sulfato e hidratos impuros (soda cáustica y común), Calcio en general y galvanizados, Tirantes de hierro macizos, Bujes, Carbón de piedra, Punta de Paris y estoperoles, Tornillos en general, Arandelas y bulones de hierro.
Los rubros autorizados fueron: ferretería, carpintería, construcción, derivados del petróleo y químicos. El circuito de fletes marítimos hacía que sus barcos nunca navegaran en lastre con lo que se aseguraba ganancias en cada operación. Importantes buques esperaban en rada su turno para la descarga dando una vibrante nota de color y movimiento al nuevo puerto. El 19 de septiembre de 1910 se inauguró oficialmente la Sucursal, que estaba a cargo de Emilio Santa Fe. Los Anales de la Barraca registran como un suceso de gran notoriedad la llegada del Vapor Heraldo, el 28 de diciembre de 1910, con máquinas alemanas que se instalaron en el aserradero a vapor, el cual tenía usina propia.
Expansión de la Sucursal
Promediando 1913 el movimiento comercial, intenso, se vio alterado por el inicio de la primera guerra mundial, debiendo soportar la firma además, las pérdidas causadas por un incendio de grandes proporciones en la entrada a puerto del navío Penobscot. Pero estos inconvenientes no arredraron a los directivos, muy por el contrario, sirvieron de acicate para emprender otra importante inversión en el lugar: la compra de cuatro manzanas aledañas por un valor de $ 60.000. Con posterioridad, entre 1916-17, habiendo obtenido la categoría de Agente Oficial Ford, se construye un amplio y elegante Salín de Exposición y Ventas inaugurado en julio de 1917 con la exhibición de 20 modelos de la afamada marca norteamericana. El salón exposición tenía dos amplios salones de depósito y reparaciones, ofreciendo de esta forma un completo servicio a la amplia cartera de clientes. Completando este incesante ritmo de progreso comercial, se adquieren otras fracciones con la intención de construir un depósito general frente al puerto con lo que la Barraca unificó si frente edilicio y se convirtió en la gran firma portuaria de la ciudad, cuyo radio de seis manzanas casi totalmente edificadas demostraba la proyección obtenida, que se complementaba con las representaciones en ciudades y pueblos de la región: Francisco Gavazzo y Reboratti- Gualeguaychú, (1911) Basavilbaso- Entre Ríos, Curuzú Cuatiá- Corrientes, (1918), Villaguay, (1918) . Este intenso movimiento de expansión quedó detenido hacia 1923, por causas internas y externas entre las cuales podemos mencionar las huelgas de trabajadores marítimos, que aunque no alcanzaron ribetes virulentos demostraron los cambios sociales y laborales operados en la sociedad. Frente a esta nueva contingencia, los gerentes y directivos demostraron su adaptación y buena voluntad- Un dato curioso lo es el hecho de que las instancias de mediación se hicieron en la sede de la Policía Provincial, con el comisario inspector como mediador. Otro aspecto a tener en cuenta fue que las sucursales, todas integradas, en gran parte dependían de los manejos que en cada una de ellas hacían sus directivos. La casa principal de Paysandú tuvo grandes pérdidas en la década del ’20. lo que derivó en una inteligente reestructuración de la firma, quedando las casas uruguayas agrupadas con sede en Montevideo y las de Argentina y ultramar con sede central en Buenos Aires. La sucursal Concepción del Uruguay era el engranaje que movilizaba al comercio del litoral y abastecía principalmente a la Sucursal Concordia.
En lo externo, cuando Ford Motors se dedica exclusivamente a la fabricación de maquinaria bélica pone a la firma en un aprieto por la gran cantidad de pedidos que canalizaba, los que fueron puestos en lista de espera hasta junio de 1919, cuando con gran suceso de público y prensa se realiza la exhibición del Tractor Fordson en un campo de la localidad de Caseros, promocionando su alto rendimiento, la avanzada tecnología y el bajo consumo de combustible.
Un problema recurrente en todas las empresas de la región, denunciado asimismo por las grandes cooperativas agrarias: Fondo Comunal- Lucienville- Lar, fue el de la sistemática falta de vagones ferroviarios para el transporte de la mercadería. La correspondencia entre los gerentes de la forma y el de la Entre Ríos Railway Company fue incesante, pero inútil, ya que los vagones solicitados no llegaban, o lo hacían en muy escaso número. Esta política de retaceo se mantuvo en las administraciones ferroviarias aún después de la nacionalización de los servicios, demostrando la influencia perdurable del rígido sistema implementado por los británicos.
Frente a éste y otros inconvenientes, los responsables de la Barraca aguzaron su ingenio y continuaron ofreciendo a su amplia clientela las últimas novedades del mercado, como los equipos radiotelefónicos, que trasmitían conciertos, noticias y radioteatros desde la sucursal, promocionando hábilmente este nuevo elemento de distracción. Durante varias décadas, hasta 1972, la firma siguió prestando sus servicios y manteniendo una fuerte presencia en la zona portuaria local, y en la región toda. A partir de este año, se inicia la venta de los espacios aledaños a las instalaciones principales, culminando en 1984 con la compra del edificio principal y sus instalaciones por la firma Ivoskevich, culminando de esta forma el ciclo de la firma en la ciudad. Las instalaciones en general, aún pueden observarse en el puerto, donde han sido aprovechadas con fines varios, como clubes, pubs, etc.
El Archivo de la Sucursal Concepción del Uruguay
El fichero rescatado, muy prolijo y detallado, abarca el período 1922-35, momento en que la firma realizó la primera de sus divisiones administrativas, (Montevideo-Buenos Aires). Está compuesto por 3562 fichas correspondientes a 1787 clientes y de acuerdo a su contenido se agruparon en Informes – Manifestación de bienes – solicitudes de crédito y Edictos Judiciales. De los Informes requeridos para acceder al crédito, surge una interesante distribución que arroja un 94,80% de clientes para la provincia de Entre Ríos, lo que equivale a un total de 1694 clientes, seguidos por las provincias de Buenos Aires y Corrientes, con 2,97 y 1,12% respectivamente, y porcentajes ínfimos en Misiones, Mendoza. Santa fe y Córdoba. Algunos de estos destinos demuestran que la visión de futuro u la expansión hacia otros rubros seguía presente, como se verá En el Alto Valle del Rio Negro, (Plottier).
La Sucursal en Concepción del Uruguay aglutinaba los rindes productivos de una vasta región agrícola, esencialmente de colonias pobladas por inmigrantes judíos, suizo-franceses, belgas y alemanes del Volga. Las fichas por Departamento muestran el liderazgo del Departamento madre- Uruguay, con 49,17 % de clientes, seguido por Colón, Villaguay, Gualeguaychú, Concordia y Tala en cifras mucho menores pero que se corresponden con los ligares donde se nombraron representantes o se abrieron agencia y sucursales.
Para conocer las actividades laborales de la clientela se han hecho clasificaciones pormenorizadas, que arrojan los siguientes resultados: Agricultores. 568- Comerciantes 601- Empleados 33, Profesionales Trabajadores 268, Varios 62 y Sin Datos un número importante: 265.
Los Informantes constituyen otro rubro de gran interés, eran los encargados de elevar a la firma los datos preciso del solicitante y en muchos casos, sobre todo tratándose de agricultores, esas fichas nos proporcionan una descripción completa de cantidad de hectáreas poseídas y cultivadas, (14.950-5959-) qué clase de cultivos se implementaban, útiles de labranza, animales, elementos de locomoción, cuadro de situación económica del jefe de familia, y concepto que del mismo tenían los bancos las intendencias o las cooperativas. En razón del enclave geográfico de la sucursal, la operatoria con las colonias judías de los departamentos Uruguay y Villaguay fue vital para el desarrollo agrícola-comercial de la zona. Benito Tieffenberg, vecino de Concepción del Uruguay y miembro de la comunidad, se constituyó en la pieza clave para estos Informes, que totalizan 140 intervenciones sobre un total de 137 clientes colonos de la J.C .A. La mayor cantidad se dio en Basavilbaso, 25, Villa Domínguez, 23, La Capilla 22, Las Moscas, 12, Villa Clara, 12, Pueblo Cazés, 10, La Clarita, 9, Ubajay, 5 y cifras menores en el resto de las colonias cercanas. Agrupados por Departamento, la clientela de la J.C .A. era liderada por Villaguay, 58, Uruguay, 45, Colón, 32 y Concordia 2. Nuevamente.
Todo armonizaba con el radio de influencia de las grandes cooperativas agrarias ya mencionadas, que poco a poco se convirtieron en los máximos informantes y llegaron a alquilar depósitos de la barraca en su etapa de grandes rindes cerealeros, así como promocionaron la maquinaria agrícola que vendía la firma en sus Boletines Cooperativos y en El Colono Cooperador, órgano de prensa de las entidades judías. Para ayudar a las operaciones mayores se trabajaba con el Banco Nación, el de Italia y Río de la Plata y con los Bancos Agrícolas Regionales,- 1920-1940 completando un ágil, efectivo y añorado circuito productivo cuyos datos son fundamentales a la hora de integrar estos aspectos. El trabajo de sistematización de este Archivo aclara con profusión de detalles además, las instancias judiciales por las que pasaron numerosos clientes, la organización del comercio y las pequeñas colonias de departamentos de honda tradición ganadera, como Gualeguaychú, y la amplitud de criterio y concepto comercial de avanzada con que se manejaron los destinos de esta importante sucursal de la firma sanducera.
Por: Celia Gladys López (Directora Instituto de Historia FHAyCS Sede Uruguay, UADER – IEHA – ACADEMICI – GECLA – ADHILAC ARGENTINA – EDULAC. Junta de Estudios Históricos de Entre Ríos). Artículo gentileza Museóloga Ana Trípoli
Hablar hoy de Villa Teresa, es remontarnos a la aparición de la familia Urquiza, en la provincia de Entre Ríos. Josef Narciso de Urquiza y Álzaga, nacido en Castro Urdiales, Vizcaya, en el año 1762, cuando contaba con doce años de edad partió de Portugalete, vía Coruña, al río de La Plata, donde quedo bajo la tutela de su tío Don Mateo Ramón de Álzaga y Sobrado.
Trabajó al lado de su tío, en donde aprendió el manejo comercial. A los 20 años se estableció por su cuenta con un comercio en Buenos Aires.
En 1784 se caso con una joven criolla Dña. María Cándida García y González, porteña, descendiente de Don Domingo Martínez de Irala. Tres hijos del matrimonio nacieron en Buenos Aires.
El matrimonio se radica en Entre Ríos, en el año 1789, trabajando Josef en la estancia “La Centella”, ubicada en el departamento Gualeguaychú, propiedad del señor García de Zúñiga, dedicándose a la explotación de madera y hacienda.
Más tarde regentean un establecimiento ubicado a cuatro leguas al norte de Concepción del Uruguay, propiedad de Don Pedro Duval. Llegando a comprar estas tierras en 1808, sitio donde construyen la Estancia San José. Precisamente en este lugar, nació el 18 de octubre de 1801, Justo Jose de Urquiza.
Este paraje prospera rápidamente, obteniendo en la provincia un lugar privilegiado, ya sea por su actividad ganadera y explotación de la piedra caliza, pasando a ser denominado por la población como “Rincón de Urquiza”.
En la segunda década del siglo XIX, Josef de Urquiza, deja Entre Ríos, perseguido por problemas políticos del momento (era partidario de la monarquía al ocurrir la Revolución de Mayo) y se radica en Buenos Aires, donde Falleció el 10 de marzo de 1829.
En el año 1825, estas tierras son regenteadas por Juan Jorge y luego por Cipriano de Urquiza.
Con fecha, 7 de abril de 1864, bajo la firma del Escribano de Gobierno Jose Maria Castro, se redacta un Decreto del Gobernador López Jordán, donde declara que estas tierras “son de la propiedad particular del Exmo. Gral. Urquiza”. La actividad principal de la estancia era la cría de ovino.
El 11 de abril de 1870, Justo Jose de Urquiza, fue asesinado en su casa, Palacio San Jose, su viuda y sus hijos siguen con la administración de los campos y en especial de este. Donde surgen sociedades por cuenta mitad, entre Dolores Costa y los ingleses Antonio Grieve, James Patterson y Jorge Holmes. Exportando a Europa en 1872 “dos mil vellones libres de suciedad” también por estos años se realizaban marcas de animales, de acuerdo al reglamento del año 1872.
La mantención de los edificios que componían la estancia también fue tema de preocupación de Dolores Costa, quien a pesar de la difícil situación económica por la que pasaba, hizo importantes gastos en estos y alambrados. Transformando al lugar en importante y con gran prestigio.
Ya en el año 1879, ante las ventajosas condiciones impuestas por el gobierno, la familia Urquiza, funda colonias en sus propiedades, ahorrándose los gastos de mensura de tantos campos. En campos de la estancia Rincón de Urquiza se funda la colonia “1° de Mayo”. Pero a pesar del fraccionamiento de estos campos la estancia San José en Rincón de Urquiza no perdió importancia, ya que reunía 13.684 ovejas y 8.046 corderos para el año 1888, prueba de esto es la fluida correspondencia que se encuentra en Placio San Jose, entre los puestos: Pantanoso, Rincón, Costa Crucecita, Cañada Grande, Santa Maria, Santa Ana, Santa Teresa y otros.
Si bien había mucha ganancia con estas tierras gran parte de las mismas se gastó en el prolongado juicio que realizaron los descendientes de Urquiza para demostrar la legitimidad de los títulos de la propiedad, frente a descendientes de Cipriano de Urquiza.
La mensura definitiva fue realizada en 1893 por el Agrimensor Juan Leo, pero con anterioridad Dolores Costa sintiéndose enferma había dispuesto la distribución de los campos y ganados, correspondiendo a Teresa, una de sus hijas menores, el casco llamado Santa Teresa, del que hoy nos ocuparemos.
Teresa Urquiza de Sáenz Valiente
Teresa Urquiza (1864-1945) se casa con el Vicealmirante Juan Pablo Sáenz Valiente, quien a fines del siglo XIX y principios del XX, transformaron este puesto en villa veraniega. Hasta 1986 perteneció a la familia (Sáenz Valiente), residiendo un nieto de Urquiza, Marcelo “Tito” Sáenz Valiente. Al morir este, regentean la misma los hermanos Carlos y Marcos Chaix, hasta que, en el año 1989, pasa a ser administrada por el contador Jorge Ródenas. Quien la recupera y pone en valor para el turismo. Hoy pertenece a una empresa y se usa como vivienda, estando limitada su visita.
Las comodidades de puestos de estancias, en el siglo XIX, fueron: Una casa de material, techo de paja, de 14 x 16, dividida en dos piezas y corredores, teniendo dos piecitas dentro del corredor. Un cuarto para baño. Un galpón techo de paja con paredes de zinc y tablas de 17 x 10 mts. con cocina al lado oeste. Un corral palo a pique de 20 x 20 mts. Un cuadro de alfalfa de 100 x 100 mts. Una quinta de árboles de 40 x 40 mts. Una chacra alambrada de 3 cuadras. Un galpón techo de paja de 11 x 8 mts., para esquilar, con un chiquero correspondiente. Un arado, una carretilla de mano, 29 caballos, una yegua madrina, 2597 ovejas de la Sociedad con Felipe Sheridan.
El puesto Santa Teresa, llamado así desde el año 1876, antiguamente denominado Rincón de Urquiza, ubicado, sobre el Arroyo El Cordobés en su confluencia con el arroyo Las Achiras, poseía estos elementos y características, basados en una construcción anterior con características de una arquitectura típica de estancias en el litoral, durante la primera mitad del siglo XIX.
Texto: Bourband, Néstor Ruben y Civetta, Tec. Virginia
Bibliografía: Archivo de Palacio San Jose: Sucesión testamentaria del Gral. Urquiza. Bosch, Beatriz, “Urquiza y su tiempo” y Domínguez Soler, Susana “Genealogía del Gral. Urquiza” (capitulo 24).
Capilla original, hoy utilizada como salón de reuniones (Foto: Mabel Gómez)
Denominación civil: Institución Salesiana Nuestra Señora del Rosario
Denominación Religiosa: Casa Salesiana “Santa Teresita”
La presencia de salesianos en nuestra provincia data de 1877, don Juan Cagliero, invitado por colonos italianos realizo misión por la zona de Federación. En años siguientes otros salesianos visitaron Entre Ríos.
El personaje que acompaña a Don Bosco, en el sueño del 31 de enero de 1885, le muestra nuestra región y le dice ME-SO-PO-TA-MIA, indicándole el lugar en América.
Desde nuestra ciudad algunos jóvenes viajaban a estudiar a Buenos Aires en Colegios Salesianos, tal es el caso de Jose Silva, que fue compañero de Ceferino Namuncura y luego este joven se consagra en 1914 y tiene mucho que ver en la llegada de los salesianos a nuestra ciudad.
La fundación data de 1960, pero es necesario retrotraernos a 1931. El Párroco de la ciudad Rdo. Andres Zaninetti, el Sr. Obispo Diocesano Monseñor Julián Martínez, un grupo de jóvenes animadas por la Srta. Elvira Del Prado daban vida a la PIA UNION DE SANTA TERESITA DEL NIÑO JESUS. Asociación que se dedicaría al apostolado y beneficencia. Se instalan en el norte de la ciudad, barrio humilde llamado entonces San Clemente. Lleva más de un año adquirir el terreno, pero gracias al Padre Jose Silva, la Sra. Cantalicia Echaniz de Allende dona una manzana de su propiedad en 1933.
Inmediatamente se da inicio a la construcción de una pequeña capilla de 8 x 16 metros. Esta capilla fue bendecida por el Obispo Auxiliar de Paraná, Monseñor Nicolás De Carlo, el 4 de noviembre de 1933. Aquí se daba catequesis y se celebraba misa para el barrio.
De apoco fue creciendo y se daban talleres de hilado, tejido, bordados, corte y confección para mujeres, esterillado, mimbrería y carpintería para varones. En 1938 ya contaban con biblioteca.
Fue quedando chico el terreno donado y la Pía Unión, pretendía comprar terrenos aledaños, y nuevamente Doña Cantalicia E. de Allende, les vende la mitad y dona la otra del terreno deseado.
Se amplió la capilla y el 6 de octubre de 1940, el Gobierno Nacional le otorga una subvención. Se coloca entonces la piedra fundamental del nuevo edificio.
Crecía la escuela taller y el barrio. Es el momento en que la Unión decide entregar la capilla al Obispo de Paraná (1947), quien erige una Vicaria bajo titularidad de Santa Teresita.
La escuela taller es delegada a una “Comisión administradora” presidida por la Srta. Julia E Piloni.
En el año 1957, Gualeguaychú se convierte en sede de una nueva Diócesis, a donde pasamos a depender. El primer Obispo fue Monseñor Jorge Chalup, gran amigo de los salesianos.
El mismo año la Srta. Piloni alentada por el Padre Silva, ofrece a la congregación la entrega de la escuela y del inmueble en forma gratuita, solicitando se continúe con el nombre de Santa Teresita. Nombre ya adoptado también por el barrio y calle adyacente a la capilla.
Es así, que el 8 de mayo de 1960 (días de la Virgen de Lujan), se instalan los salesianos en nuestra ciudad. Los primeros en llegar: Pablo Sceliga y Juan Rolando, acompañados por Rdmo. P. Inspector Don Luis Remasso. Llegan al barrio acompañados por una caravana que partió de la Inmaculada Concepción y que la integraron, el Intendente, los militares, los navales, la policía, el Párroco Juan Fiorotto, Padre Silva, Salesianos de Paysandú y las Srtas. Del Prado y Piloni.
Al llegar se les toma juramento de rubrica al nuevo Capellán quien recibe a cargo la capilla de Santa Teresita, San José y San Roque, asistiendo religiosamente a enfermos del policlínico y población rural. En Colonia Perfección en 1957 se había levantado una capilla bajo la advocación de Santa Lucia.
Es así, que inmediatamente se dan a la obra, los recién llegados. El 9 de julio ya desfilaron con los Exploradores de Don Bosco.
En 1961, el domingo 8 de octubre de 1961, Monseñor Jorge Chalup, en oportunidad de celebrarse los actos de la hasta entonces Capellanía Vicaria de Santa Teresita del Niño Jesús, en sus fiestas patronales, dio a conocer el decreto de la Santa Sede por el que se dispone erigir en Parroquia el templo puesto bajo la advocación de Santa Teresita del Niño Jesús en reconocimiento de la obra salesiana, ese mismo año, se incorpora el Padre Américo Rollón, quien inicia Escuela Primaria y Jardín de infantes, cuyo nombre era “Semillita”.
En 1962, se dio inicio a la escuela primaria (de 5° a 7° grado) y al secundario, al principio sólo para varones. Para 1966 se han completado todos los edificios originales.
En 1967, comienza a funcionar el cine “Don Bosco” con proyección de películas para todo público, fuera de estas proyecciones el salón se utilizaba para los actos escolares.
A principios de la década de 1970 comienza a desarrollar sus actividades, entre diciembre y febrero. La colonia de vacaciones “Club Santo Domingo Savio”, a cargo del padre Mario Cámpora, las actividades del Club, en su primera etapa se llevan a cabo hasta el año 1979, en que Cámpora es trasladado a otra ciudad.
A mediados de la década de 1970 se comienza con la construcción del nuevo edificio del Colegio, el que es finalizado a principio de los años 80.
El actual edificio de la iglesia es de 1983, consagrado en 1985, y es diseñado por la Arq. Cristina Bonus. Al cumplir 25 años de la llegada de los salesianos a nuestra ciudad, la Municipalidad expresa su gratitud imponiendo los nombres de Don Bosco y Pbro. Alais a calles del barrio.
Texto: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Boletín Parroquial de Santa Teresita.
Edificio del Molino Santa Maria (sector oficinas y casa del gerente). (Foto gentileza Andrés A. Rousseaux)
Cuando cursaba la Escuela Primaria en la Escuela Normal Mixta de Maestros, en la segunda mitad de la década de 1940, el recordado profesor de Educación Física Clement , como complemento de las clases de gimnasia que se dictaban en los espacios verdes de la escuela, nos llevaba a jugar a la “pelota” a la entonces “Canchita de Platense” que estaba a dos cuadras hacia el río (este) y comprendía la manzana delimitada por las calles San Martín, Virrey Vértiz (Ex Calle Nº1 del este sur), Alberdi (Ex Entre Ríos) y Juan José Rizzo (Ex Roma), la que además era utilizada por los circos y parques de diversiones que periódicamente visitaban la ciudad, que aquellos que “peinas canas” recordarán, hoy totalmente edificada
Frente a la “canchita”, hacia el río , ocupando prácticamente toda la cuadra sobre la calle Virrey Vértiz- entre San Martín y Alberdi-, existía una antigua construcción, que llamó mi atención y a través de los compañeros que vivían en el barrio ,-entre ellos Pito Guarina- me comentaban que “era un viejo molino harinero”, pero mi curiosidad me llevó a investigar para conocer mayores detalles sobre el mismo que hoy comparto con Uds.
No he podido establecer fehacientemente el año de su construcción, pero en un plano topográfico del ejido de Concepción del Uruguay del año 1870 existente en la Mapoteca del Museo Mitre (Bs As) se consigna el Molino a Vapor “Santa María”, “al este” de la Plaza General Ramirez, de donde se infiere que su construcción es anterior a ese año .
Es de destacar que el “primer molino a vapor” instalado en al zona, fue el construido por los hermanos suizos Dubuis en la Colonia “San José” en la década de 1860, al que el “Santa María” precede.
El primer propietario del molino, fue D. Pedro Brusau que lo explota hasta mediados de 1880, que se traslada a Buenos Aires donde se establece, quedando el “molino” desactivado.
En el año 1891, la Sociedad Maury Hermanos y Cía integrada por Próspero Maury-Ludovico Maury, D. Francisco Izquierdo, D José F. Varuna. D Augusto Deymonaz, D Eugenio Guridi , D Manuel Naveira y el Dr. Carlos Jurado, mediante escritura pública del Escribano D Rafael Paralelo arriendan el “Molino a Vapor Santa María” ubicado al este de la plaza principal de la ciudad a D. Pedro Brusau por el término de cinco años a contar del 1º de Diciembre de 1891 con todas sus máquinas, depósitos, galpones, casa habitación y demás dependencias por la suma de $ 450 pesos m/n o bien la suma de $ 300 pesos oro sellado.
Es de destacar que en esas circunstancias los Hermanos Maury (Próspero y Ludovico) eran los propietarios y explotaban el conocido molino hidráulico del “Arroyo Urquiza”
El periódico “EL RADICAL” del 1º de Enero de 1893 en una extenso artículo del destacado historiador entrerriano D. Benigno T. Martínez, describiendo la ciudad expresa que: “la ciudad tiene 18 cuadras de norte a sur y 25 cuadras de este a oeste””Posee un molino a vapor y dos a agua (sic) (Se referia al de los Arroyos Urquiza y Molino (Barriero).
Al vencimiento del contrato (1º de Diciembre de 1896) el Molino Santa María es arrendado por un lapso de cinco años, renovables por igual cantidad de años, de acuerdo de las partes, a la Empresa Werney y Cía, la que introduce importantes mejoras, siendo refaccionado totalmente el departamento de máquinas a los efectos de transformarlo en un moderno establecimiento harinero, explotándolo por varios años.
Al comenzarse los trabajos de construcción de la Escuela Normal, en el año 1908 por falta de aguas corrientes y/o pozos en la zona, se extiende una cañería provisoria desde el Molino Santa María” para cubrir las necesidades de la obra.
En la década de 1910/1920, la sucesión de su primer propietario D.Pedro Brusau venden los edificios, terrenos y maquinarias del molino a la firma Faggianio Hermanos, que le introducen importantes mejoras, entre ellas la conversión de sus máquinas de “vapor” a electricidad a partir de la puesta en “servicios la usina nacional” (posteriormente Central Termoélectrica Caseros) el 1º de enero de 1928.
Esta empresa, a su vez, en mayo de1928 venden el “Molino Santa María” a la “Compañía Molinos Harineros y Elevadores Río de la Plata” en la suma de $ 500.000 m/n. Sus nuevos dueños, tienen previsto “ampliar” sus instalaciones hacía el río incluyendo la compra a la municipalidad local de la calle pública Nº 2 del este sur (actual Carmen Uribe Ordenanza Municipal 3.479/1991) entre San Martín y Alberdi que no prospera, iniciando sus actividades en el mes de junio de 1928.
La instalación de los nuevos molinos de la Empresa Fabani Hnos (Ex Molinos Concepción) y el de la Empresa Bunge y Born (actual Calimboy) y las consecuencias que producía la falta de exportaciones por la II Guerra Mundial, hacen “poco rentable” la explotación del Molino Santa María, llevando a sus propietarios en el año 1944 a suspender su producción, utilizándose sus amplios galpones para almacenaje de cereales, a cuya compra y venta se dedicaba paralelamente la empresa. A los efectos de hacerlo “competitivo” en el año 1945, sus propietarios, disponen la introducción de importantes mejoras en sus instalaciones industriales, entre ellas, dotarlo de nuevas calderas que quemarían “leña” para hacer funcionar las máquinas.
Pese a estas modificaciones, poco a poco el antiguo molino, va decayendo dejando de funcionar en la década de 1960, llevando a sus propietarios a su cierre definitivo y proceder a la venta de sus máquinas, edificios y terrenos.
El cierre del “Molino Sata María” deja atrás otra de las pequeñas historia uruguayense. Del terreno y edificio original sólo queda en la actualidad un “galpón depósito” sobre la calle Alberdi. El resto del predio -sobre calle Virrey Vértiz- entre San Martín y Alberdi- el que fuera previamente loteado, se han construido hermosas casas residenciales cuyos cimientos descansan (por asi decirlo) sobre las viejas paredes del “Molino Santa María” que fuera orgullo de Concepción del Uruguay de antaño.
Texto: Rousseaux, Andrés, Serie Pequeñas Historias Uruguayenses “El Molino Santa Maria”