La casona de Francisco Ratto y Sabina Risso

Casona de Francisco Ratto, la foto corresponde al año 1959

Francisco Ratto (30 de noviembre de 1834, Italia. 29 de junio de 1899, C. del Uruguay), según hemos investigado, fue el primero de esta familia en asentarse en Concepción del Uruguay, luego seguirían con  el tiempo, dos integrantes más de esa familia oriunda de Vobbio, en Génova, Italia, Ángel, casado en 1874 con otra genovesa, sabina Rebozzio (padres de la Doctora Teresa Ratto) y Juan Bautista, fundador, junto a su esposa María Clara Barattini de la panadería “La Popular, en el barrio de la “Estación”, ésta era porteña, ellos se casaron el 2 de septiembre de 1880.

En una visita a Italia, Francisco convence a su primo hermano Ángel (Sus padres, Ángelo y Giuseppe, eran casados con dos hermanas, Caterina y María Maddalena Oberti), que había pasado cinco años en la guerra, de venir a C. del Uruguay. Francisco lo ayudaría con el pasaje y la estadía en nuestra ciudad y le enseñaría el oficio en su propio establecimiento. Años después Ángel haría lo mismo con Juan Bautista, dedicándose los tres, Francisco, Ángel y Juan a la industria del pan.

Francisco Ratto

Francisco Ratto, panadero de oficio, fue una figura muy importante para su tiempo. En 1873 fue uno de los primeros miembros de la nueva Corporación Municipal cargo que volvería a ocupar varias veces más hasta que el 14 de octubre de 1878, al fallecer el intendente electo Juan Bautista Rey, debe asumir el mando ya que se encontraba desempeñando el cargo de Vicepresidente de la comuna.  Fue miembro fundador y el primer presidente de la Asociación Italiana “La Benevolenza” en 1874. En el año 1884, fue designado por el gobierno del Rey de Italia, agente consular de este país en la región, cargo que ya ejercía luego de la muerte de su amigo y antecesor Ambrosio Lantelme, y  además,  fue miembro de varias instituciones sociales y culturales, por ejemplo, fue parte del Club Social, de la masonería local con el grado 33, tuvo activa participación en las acciones de resistencia al traspaso de la capital de Entre Ríos a Paraná (1883), entre otras.

Francisco tenía nueve hijos, cuatro varones y cinco mujeres. Una de ellas, Laura Ratto, quien era  Directora de la Escuela de Aplicación de la Escuela Normal Mixta, celebró en esa casa la ceremonia civil y religiosa de su matrimonio con el Ing. Julio Henri, actuando como padrinos del acto religioso, su madre Sabina Risso de Ratto y el Ingeniero Lorenzo Amespil quién se encontraba a cargo de la Comisión del Río Uruguay.

La esposa de Francisco, Sabina, era hermana de Rosa Risso, quien estaba casada con José Scelzi, quien fuera cinco veces presidente de la Sociedad Italiana.

¿Dónde estaba la casa y la panadería?

Ahora bien, dónde vivió la familia de Francisco y Sabina? En el libro de los 75  de la “Benevolenza”, se menciona que lo hizo en una casa de calle Lima (hoy Moreno), sin otra especificación.

Por otra parte, Coty Calivari, en su trabajo sobre el “Barrio Puerto viejo, nos da más detalles, la panadería y la casa de Francisco estaba ubicado en la intersección de las calles Comercio (hoy Lucilo B. López) y (Lima) Moreno, ángulo sudoeste. La panadería se hallaba sobre Lucilo López y la entrada a su domicilio sobre Moreno. “Era de dos plantas. Tenía una amplia escalera que se veía desde la calle, comunicándola con las habitaciones superiores y, abarcando el ancho de estas, un balcón de hierro artísticamente forjado.

En otro artículo, publicado en la revista “Guardacostas”, René Rousseaux, cita a Teresa “Betty” Ratto, sobrina de la doctora Ratto y menciona que la residencia de Francisco, se encontraba sobre la calle “Mariano López”, en vez de Lucilo B. López, entre las actuales Perón y Moreno.

Consultado un plano de la ciudad del año 1897, podemos ver que, todavía para esa época, la mayoría de las construcciones se ubicaban sobre las esquinas de los viejos solares que repartió Rocamora, así podemos ver en la esquina suroeste de Moreno y López, pero no encontramos construcción alguna en el centro de la cuadra lindera hacia el este (López, entre Perón y Moreno). Por lo que debemos concluir que la residencia de Francisco Ratto y Sabina Risso, estaba ubicada como lo indica Coty Calivari, es decir en la esquina sur oeste de Moreno y Lucilo López.

¿Hay alguna evidencia fotográfica esa vieja casona?

Es muy difícil poder encontrar una fotografía de una casa de familia de esos tiempos, salvo que aparezca como fondo de otra imagen que se intenta retratar, así por ejemplo, podemos tener detalles de la residencia del Coronel Simón Santa Cruz o la de la casona de Sara Sagastume de Chilotegui que se pueden ver como fondo de fotos familiares o de eventos que sucedieron en torno a la plaza Ramírez.

En este caso podría haber pasado algo parecido. Al ver las imágenes que se tomaron de un hecho excepcional hasta ahora, como fue la creciente del río Uruguay del año 1959 (El 17 de abril de ese año, a las 7 horas el río alcanzó sus altura máxima frente al puerto local. El registro fue de 10,22 metros),  pudimos ver una toma de la calle Moreno, en su intersección con Lucilo B. López, que encabeza este artículo.

Casa de Ángel Ratto, en Teresa Ratto y Artigas

En principio, nos llamó la atención que en esa zona alejada del centro de la ciudad, esquina SO de Moreno y López, apareciera una casona tan importante. De dos plantas y muy añosa y que, por las características de su arquitectura se podría fechar cerca de 1870 o antes. Por esa zona solo recordamos otra casa de dos pisos, la de su primo Ángel Ratto, en Artigas y Teresa Ratto.

Por supuesto, no teníamos información de a qué personaje importante podría haber pertenecido, hasta que vimos la referencia que sobre la casa de Francisco Ratto hizo en el citado libro Coty Calivari.

Tomando en cuenta esto, casi con seguridad podemos afirmar que la vieja y casi derruida casona que aparece en la foto de 1959 fue, allá por fines del S XIX, la panadería y domicilio particular de Francisco Ratto y Sabina Risso.

 

Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Fuentes: Abescat, Francisco “La ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay” y “Los primeros 75 años de “La Benevolenza. 1874-24 de mayo-1949”; Calivari, Coty, “Barrio Puerto Viejo”; Revista “Guardacostas” Nº 19. Plano de C. del Uruguay de 1897 y Árbol genealógico de la familia Ratto, de propiedad de los autores.

La Fraternidad

Edificio de “La Fraternidad hacia 1960

Es considerada,  en razón de su origen, como la “Hermana menor” del Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza.

Fue fundada el 14 de mayo de 1877, aunque su tarea solidaria ya había comenzado, de manera informal un año antes, por alumnos y profesores del histórico colegio del Uruguay con el objetivo de brindar alojamiento a estudiantes provenientes de diferentes sitios de nuestro país y del exterior ante la supresión en 1876 de 48 becas provinciales y nacionales, aunque el internado siguió funcionado para aquellos que podían hacer frente al costo que ello implicaba hasta el 14 de septiembre del año 1878 en que fue clausurado por un decreto del gobierno nacional, del que  dependía el Colegio del Uruguay.

Veintiocho años después de la fundación de nuestro colegio, el internado que albergaba alumnos de la provincia, de provincias argentinas y hasta de países vecinos cierra definitivamente por medio de un Decreto del presidente Nicolás Avellaneda. Según la tradición, los estudiantes que quedaron sin alojamiento en la ciudad, fueron recibidos por vecinos que se solidarizaron con la situación de aquellos jóvenes que no tenían dónde quedarse para continuar sus estudios secundarios.

Ante esta crítica situación, uno de los jóvenes comprometidos en la solución sl problema, llamado Juan Vidart o Bidart, tuvo la idea de conformar una sociedad que de “socorro al estudiantes que por la supresión de las becas (…) o por otras circunstancias no pudieran continuar sus estudios”. Esta idea tuvo eco favorable en la ciudadanía uruguayense, que acompañó a los estudiantes, y de esta manera el 14 de mayo de 1877, en asamblea se reúnen en el desaparecido Teatro 1° de mayo, un numeroso grupo de profesionales, estudiantes y ciudadanos, con la idea de fundar un internado anexo al Colegio, con un ideal de fraternidad.

En esa asamblea fundacional, presidida por Francisco Barroetaveña, José Zubiaur propuso que se nombrar una comisión provisoria de cinco miembros, que se encargara de organizar los primeros trabajos y de redactar su Reglamento, esta moción se aprobó y fue elegido como primer presidente el Sr. Antonio Medina, empleado del colegio, quien se excusó por no poder dedicarle en tiempo necesario, situación que fue aceptada y se volvió a elegir la primera comisión que quedo integrada por José B. Zubiaur (Presidente) Santiago Arteaga (Secretario) y Gerónimo Ulibarri, Francisco Otaño y Francisco Barroetaveña (Vocales)

Finalizada la asamblea, se labro un acta firmada por Facundo Grane (Secretario interino) y José Zubiaur (Presidente). Entre los presentes podemos recordar a Alfredo Parodié, Francisco Barroetaveña, Alejo Peyret, Miguel Coronado, Máximo Álvarez, Cipriano Ruiz Moreno, Toribio Ortiz, José A. Casacuberta, Martiniano Leguizamón y Mariano López, entre otros.

Manos a la obra, había que mantener ese internado, y es así, que se hicieron obras de teatro en Colón. Les llevo ir dos días de viaje, con muy poco presupuesto se mantenían a mate y pan. Dieron la obra en un salón con capacidad para 150 personas, y cada una de ellas aportaba también la silla. Y se dio la obra con la que juntaron 140 pesos bolivianos libre de gastos, que sirvió para mantener durante seis meses la pensión de nuestros favorecidos.

Dr. Alfredo Parodie, fue una de sus personalidades más destacada de esta Institución, además de fundador, fue presidente y director. Realizó el Proyecto de la Carta Orgánica que da base a la reglamentación. Él fue el que realizo la primera casa propia de la Fraternidad. El terreno lo dono la Municipalidad de Concepción del Uruguay.

Primera casa de “La Fraternidad” en calle 9 de Julio y Tibiletti

Todo grupo humano, requiere un estatuto para regir sus funciones, los propósitos que persigue y reglamento se hicieron el 10 de junio de 1877. Pero el definitivo se aprobó en 1880, cuenta con 119 artículos distribuidos en 11 Títulos. Con la denominación,  de “Reglamento para la Sociedad Educacionalita La Fraternidad”

Lo más urgente era conseguir una casa para dar alojamiento a los primeros internos “Fraternales”. El Dr. E. Moreno cedió la primera casa de su propiedad, donde se instalan los primeros internos. Esta casa (según tradición oral), estaba ubicada en 9 de julio y Tibiletti. Hay también otras casas, una de ellas en Alem, entre Alberdi y Sarmiento. El objetivo principal era tener todos los internos juntos, para eso se hacen bonos o acciones que permitirían construir o comprar la casa propia.

La institución continuó creciendo, y ya para 1883 era evidente que necesitaban una casa más grande y propia, por eso la propuesta realizada por el vocal Juan M. Seró para edificación de una residencia propia dónde poder reunión a todos los estudiantes, para alcanzar ese objetivo, fue muy bien recibida. Dos años después, durante la gestión de Amador Tahier (1885-1886), se presentó ante la asamblea extraordinaria del 22 de julio de 1885 el proyecto que proponía la emisión de 4.000 acciones de un valor nominal de cinco pesos para financia la futura obra.

Primer edificio propio de “La Fraternidad”, al fondo, el palacio de tribunales de Entre Ríos

Siendo presidente el Dr. Alberto Ugarteche (1886-1887), la Municipalidad dona una manzana de terreno, dando un fuerte impulso a la tarea de levantar la sede propia, la primera, no la actual dónde funciona hoy la Universidad, aunque ambas están edificadas sobre el mismo terreno. Los planos fueron realizados por el Dr. Lorenzo Presas, quien los hizo gratuitamente y se firmó el contrato de edificación de la primera casa con el Sr. Enrique Delor el 10 de marzo de 1888. El edificio, finalmente, fue entregado  el 10 de diciembre de 1889, siendo recibida por Máximo Álvarez y Andrés Parodié. Ya con una casa, trasciende los límites de la provincia y cada vez se acrecienta el número de internos.

Construcción del segundo edificio de “La Fraternidad”

Ante esta circunstancia, el 1 de mayo de 1913, se da el primer paso en pos de las acciones y obras que darán como resultado el edificio histórico conocido por todos, y que finalmente fue terminado en 1926, meses antes que La Fraternidad, arribara a sus primeros 50 años de vida, el 14 de mayo de 1927

Hacia los años 1990, ante en decrecimiento de los internos y el crecimiento de la Universidad, se toma la decisión de construir un alojamiento más pequeño para los internos (Que hasta ese momento ocupaban todo el primer piso) y ocupar todo el viejo edificio para la sede de la UCU

Esta casa tan querida por sus fundadores, es también muy importante para nuestra ciudad, hoy en pie y cumpliendo con su función es también sede de la Universidad Privada de Concepción del Uruguay (UCU).

 

Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Fuentes: Mallea, Lorenza y Boschetti, Juan, “La Fraternidad”, Mallea Lorenza “Perfiles históricos de “La Fraternidad”” Revista Ser, Nº 19, 1977 y Sagarna, Antonio, “La Fraternidad, Hija del histórico, heredera de Urquiza”, Buenos Aires, 1944

Un proyecto arquitectónico de Tamburini para  la Escuela Normal de Concepción del Uruguay 

Proyecto original, frente a calle 9 de Julio

Cada 23 de septiembre, la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, revive su celebración de aniversario, en consonancia con el día en que la historia argentina recuerda el nacimiento de Mariano Moreno, quien desde 1958 da nombre a nuestro establecimiento uruguayense. Sin embargo, la otrora “Escuela Normal de Maestras”, segunda escuela normal del país, pero primera destinada a la formación de mujeres, fue inaugurada en marzo de 1873, con un acto en las puertas de su primitivo y original edificio. 

Sí, para – todavía – sorpresa de muchos, la Escuela Normal del Uruguay, no siempre estuvo alojada en el magnífico y gran edificio que hoy ocupa, que fue en realidad inaugurado en 1915, como hemos recordado en un artículo escrito meses atrás.

Hacia 1869, Urquiza y Sarmiento habían llegado al acuerdo para abrir las primeras escuelas normales en suelo entrerriano. Pero para poner en funciones la de preceptoras, el gobernador de la provincia se comprometió a construir un edificio acorde. Por esto, se contrató al arquitecto Juan Fossati, quién se ciñó al modelo en boga en los Estados Unidos, proyectando el primitivo edificio que hoy vemos en la intersección de las actuales calles Galarza y Supremo Entrerriano, inmueble conocido hoy como “municipalidad vieja”.

Frente calle 9 de Julio, completo

Pero, más temprano que tarde, la locación erigida resultó “chica”. La nacionalización en 1875, la creación de la Escuela de Aplicación (nivel primario), y el Kindergarten (Jardín de Infantes) en 1887, hará que los salones a disposición, sencillamente, no alcancen. Durante años habrá una súplica angustiosa, ante las autoridades. Muchas notas conservadas en el Archivo Histórico Escolar, dan cuenta de ello: “El edificio de esta escuela está en buenas condiciones, pero insuficiente de todo punto para el número de alumnos que concurren a ella (…) Sólo hay tres salones en la planta baja para los seis grados de la Escuela de Aplicación de los cuales dos son tan reducidos que nos obligan a rehusar todos los años la matrícula a gran número de niños. En los altos son cuatro los salones y una pequeña sala para la dirección y en ella se dan las lecciones de música.” (Memoria Anual, enero de 1884).

Fue así que, la primera directora, Clementina C. de Alió, logrará – a duras penas – el alquiler de un inmueble contiguo que funcione como anexo, pero uno solo resultará insuficiente, y sus pedidos irán más allá, sugiriendo arrendar otros, y un ensanche del primitivo edificio, a través de la compra de un terreno contiguo. Pero sus pedidos parecían caer en sacos rotos, y los hechos se tornaban alarmantes. En abril de 1886, escribe: “La situación de esta escuela verdaderamente difícil para mí, me obliga a molestar su atención esperando ha de poder interponer su valioso concurso para salvar dificultades insuperables aquí. La matrícula ha subido este año a 633 alumnos. Lo comuniqué telegráficamente al señor ministro pidiéndole tuviese a bien autorizarme para alquilar una casa contigua pues no cabían en este edificio y no creía prudente disgustar a tanto número de familias despidiendo cien niños de una vez. Tan impolítica juzgo la medida que coloque los niños de a tres en cada pupitre en las secciones del primer grado dando cuenta al Ministerio en nota fecha 18 de marzo y acompañando un cuadro demostrativo de nuestra situación.”

Frente posterior

La dura realidad de este establecimiento exitoso en su obra educativa, pero pequeño en dimensiones construidas, se prolongará durante décadas. Sin embargo, hacia 1889, las esperanzas cobran vida de nuevo, ante la inminente construcción de un edificio nuevo que la pueda albergar. En el informe anual presentado a principios de ese año, la Rectora decía: “El edificio ha recibido las refacciones (…) y este hecho la pone en condiciones favorables para un año y algunos meses que será el tiempo necesario para inaugurar el nuevo edificio que está próximo a empezarse. Por fin señor ministro (…) va a contar esta escuela con una casa adaptada al fin que se propone, necesidad sentidisima cuya satisfacción viene a ponerla en condiciones de duplicar su matrícula.”

El nuevo edificio que se proponía construir era un anteproyecto gestado en las oficinas del Departamento de Obras Públicas de la Nación durante el  año 1888, en el cual desempeña su cargo como Inspector General, el reconocido arquitecto e ingeniero italiano Francisco Tamburini. Quien fue autor de grandes obras públicas icónicas como el Teatro Colón (proyecto inicial) la remodelación de Casa Rosada, el teatro San Martín en Córdoba, entre otras. Sus trabajos llegaron a distintas ciudades del interior del país, y su gran desempeño y producción quedaron de manifiesto durante sus siete años de labor, proyectando un centenar de obras como: escuelas, hospitales, asilos, teatros, edificios gubernamentales, entre los más destacados, al igual que residencias particulares. Su accionar resulta de gran importancia, ya que se desempeñó en tiempos donde el Estado Nacional debía construir su imagen física y arquitectura simbólica, adoptando un carácter monumental.

Corte longitudinal

Es un periodo de fuerte apuesta por las obras escolares como política para asegurar una educación popular, obligatoria, gratuita y laica junto con la formación de maestros para dicho propósito. En este contexto le fue encomendado el diseño de un total de 22 establecimientos educativos, entre colegios, escuelas superiores y normales para Salta, Rosario, San Luis, etc. Entre este vasto catálogo es donde figura, nuestra Escuela Normal del Uruguay. 

Para construir estos edificios se designaban lotes vacíos que permitieran aplicar la tratadística utilizada en Francia y otros países europeos, basándose en el “principio académico de jerarquías programáticas” definiendo a las escuelas superiores, como aquellas que debían llevar la mayor carga representacional y tipologías organizadas. Los desarrollos debían comprender características en común, como patios con aulas en torno a ellos, un planteo simétrico respecto a un eje, tener por lo menos dos plantas para poder mantener la proporción, armonía y belleza. La mayoría de los proyectos siguen un planteo similar, llegando incluso a repetirse con escasas variaciones. 

En nuestro caso, como lo refleja el citado informe anual de 1889, los lotes asignados para llevar a cabo la construcción, se lograron gracias a la intervención de diferentes poderes. Dice allí Clementina C. de Alió: “(…) el Excelentísimo Gobierno Nacional por medio de V.E. y la Municipalidad de esta localidad, que sacrificando sus rentas, compró y donó a la Nación dos manzanas de terreno, y por último el Exmo. Gobierno de la Provincia que está en vísperas de donar otras dos manzanas que, reunidas a las anteriores, forman un terreno de 2200 metros (…)”. 

Planta completa

El edificio se implantaba uniendo cuatro manzanas, generando una transformación en la disposición de la trama urbana, sobre las parcelas que ocupó finalmente, pero su fachada principal se desarrollaba sobre calle 9 de julio, entre calles Chaco y los Andes, actualmente conocidas como Jordana y Mariano López respectivamente, y no sobre Jordana como se terminó de ubicar finalmente. 

El proyecto apoyado en la tratadística antes mencionada en una distribución regida por dos ejes de composición, un eje principal donde se ubicaría: el salón de actos públicos, una sucesión de aulas con un núcleo sanitario, y un gimnasio. Sobre el otro eje se ubican los accesos secundarios, acompañados de baños y guardarropas. En el perímetro se distribuían aulas con sala de dibujo, costura, laboratorios, gabinete de física y habitaciones. 

Entre el eje principal y el perímetro de aulas se disponían patios rodeados con galerías, por donde se realiza la circulación, generando espacios de transición aula-sitio donde se desarrollarían actividades lúdicas, gimnasia, actos, etc. En estos encontramos también la ubicación de aljibes y en la representación gráfica el solado correspondiente a las galerías poseía un grafismo similar al mármol. 

En su exterior el edificio se retiraría de la línea municipal y estaría rodeado por jardines. Las fachadas se desarrollaban en un solo nivel, con mayor cantidad de ornatos y almohadillados de los que posee el edificio actual, y se utilizarían ventanas con arcos de medio punto siguiendo una línea de estilo Italianizante. 

El acceso al vestíbulo principal era por cinco portales con herrería artística, rematado por un grupo escultórico con el escudo nacional, apoyado sobre la patria leyendo, acompañado por un ángel, libros, un globo terráqueo entre otros elementos de enseñanza. A los laterales del acceso principal se encontraban ubicadas la dirección y la secretaria. Los accesos planteados por las calles Chaco y de los Andes, eran más sencillos, el módulo correspondiente al ingreso poseía mayor ornato en relación a los otros sectores de la fachada y remataba con la imagen del escudo nacional. 

En los cortes encontrábamos un importante grado de detalle, apreciando la tecnología constructiva de la época:  estructura de mampostería que incorpora perfiles de hierro, columnas de hierro fundido y cabreadas metálicas para cubrir grandes luces. En los sectores correspondientes a espacios nobles se apreciaban detalles en paredes y cielorrasos con molduras, esgrafiados, etc. 

Corte transversal

El proyecto al que hacemos referencia no se construyó, probablemente por la crisis económica y financiera que atravesaba el país en 1890. Sin embargo, el diseño actual de la planta, los principios higienistas, la tecnología constructiva, así como varias decisiones programáticas y jerárquicas, responden al propuesto en primera instancia por este gran arquitecto e ingeniero que, si bien desarrolló su obra apoyado en la experiencia de estilos antes aprobados, supo imprimirles un carácter moderno intentado transmitir a la imagen de la Nación, valores de libertad, manifestando los avances sociales de esa época.

A tan solo dos años del sesquicentenario institucional, creemos oportuno dar a conocer esta historia, para valorar nuestro pasado, y contribuir al sentimiento identitario, que pueda comprometernos a trabajar en favor de la conservación de estos espacios, que son símbolos y monumentos indiscutidos de Concepción del Uruguay. ¡Feliz 148° aniversario, Escuela Normal!

Arq.  H. Leonel Dabadía B. (Esp. en Conservación y Rehabilitación del Patrimonio Arq.), 

Lic. Jorge Pedro Fruniz (Docente/Coordinador Archivo Histórico Escuela Normal)

Fuentes:

– Archivo Histórico Escolar / Escuela Normal Sup. “Mariano Moreno”

– CEDIAP (Centro de Documentación e Información sobre Administración Pública).

El “Salón Monumental” o “Tavella”        

“Salón Monumental”, vista original

Este edificio, aún en pie, está ubicado en la esquina suroeste de la intersección de las calles Eva Perón (antes Federación Entrerriana, Colón, Eva Perón, Colón y La Fraternidad); y calle Del Comercio o Comercio, actual Rocamora.

Primeros dueños del solar

El antecedente más antiguo que se ha obtener sobre la propiedad del solar (un cuarto de manzana) en cuestión, es en base a los datos obrantes en el Libro “Hace Un Largo Fondo de Años, Genealogías Uruguayenses” de la escritora María Del Carmen Miloslavich de Álvarez, donde consta que ese solar perteneció a la familia de Don Antonio Mirón o Miro, casado con Josefa Sanabria, quién era Regidor del Cabildo de la Villa de Concepción del Uruguay en el año 1796; Mirón, era propietario de “tres tercios de la manzana frente a la plaza principal de la villa” (hoy Gral. Ramírez) sobre las actuales calles Galarza, Eva Perón y 25 de Mayo, es decir, los terrenos donde en la actualidad se encuentran el edificio del Banco de Entre Ríos, el edificio Antares y el Salón Monumental.

El 23 de Julio de 1839, una de las hijas del matrimonio Mirón o Miro ‑ Sanabria, Isidora, contrae enlace en la iglesia de la Inmaculada Concepción, con el hermano  mayor del Gral. Justo José de Urquiza, Cipriano José, viudo de María Teresa de Jesús López Jordán, que falleciera el l5 de mayo de 1838.

De éste matrimonio nace José Antonio Urquiza Mirón o Miró, sobrino y ahijado del Gral. Urquiza, quién con el correr del tiempo, se casa con su prima hermana Cándida Margarita Urquiza (hija de Justo José), heredando éste matrimonio, por parte de la familia Mirón ó Miró, entre otras propiedades el solar de la esquina de las calles Federación Entrerriana (Hoy Eva Perón) y Del Comercio o Comercio (actual Rocamora). De este matrimonio Urquiza Mirón ó Miró – Urquiza nacen Carmen Silvia (fallecida) Carmen Cándida (más tarde casada con Vicente Benito Fernández).

El 3 de marzo de 1865, ante el escribano Benito Cook, José Antonio Urquiza Miró, transfiere a sus hijos Vicente Benito y Carmen Cándida, de este vecindario, los siguientes bienes, entre otros: Un solar sobre la calle Comercio (Rocamora) lindante: al Norte, calle de por medio , herederos de José Ramírez, (ex parrilla Filipini). Al sur,  Sucesión del Gral. Simón Santa Cruz (solar que también había sido propiedad de Don Antonio Miró y comprado por éste. Al este, Testamentaria de Rafaela Palacios de Taborda y al oeste Alberto Larroque o Antonio Ansaldi

Esta transferencia de bienes, es recién inscripta en el registro de la Propiedad de Concepción del Uruguay el 2 de marzo de 1911, por parte del Escribano Wenceslao Gadea.

Es éste el primer antecedentes Notarial, sobre la propiedad investigada, que perteneciera originalmente a la familia Miró ‑ Urquiza.

En el plan de la defensa de la Ciudad de Concepción Del Uruguay, levantado el día 25 de noviembre de 1873, por parte del delineador municipal Victoriano C. Guzmán, por orden del 2do Jefe de las Fuerzas Nacionales de Guarnición, ante un probable ataque del Gral. Ricardo López Jordán, se consigna en la esquina de las calles Comercio (Rocamora) y Federación Entrerriana (Eva Perón), la existencia del “Cantón de Defensa Nº 8” y se indica en  la existencia de “un terreno baldío con cerco, en el solar que nos ocupa.

Estación de Tranway y Ómnibus

En el año 1907, se autoriza al Señor José Navarro a instalar en la ciudad un servicio de “Tranvías a tracción a sangre” desde la Plaza Gral. Ramírez hasta el Puerto Nuevo. Si fracasaba este sistema, se pondrían  en circulación dos ómnibus para el transporte de pasajeros desde la Plaza Gral. Ramírez al Puerto Nuevo y a la estación del ferrocarril.

La Estación de los Tranvías, se construiría en el terreno de la esquina de Rocamora y Colón          (Eva Perón), donde posteriormente, se construye el “Salón Monumental o Tavella”. Esta iniciativa, no prosperó por varias causas, entre ellas la falta del apoyo económico de los capitales locales.

 

El Salón “Monumental” o “Tavella”

En el año 1906, Pedro Artusi, asociado con Francisco Tavella y Fernando V. Dodero, abren un negocio de almacén en de ramos generales, al por mayor y menor, en una propiedad del primero, cita en la esquina de las calles Mitre y Paraná (hoy Congreso de Tucumán) girando bajo la razón social de “Artusi, Tavella y Cía., incorporándose posterior mente a la firma  Pedro Tavella. A los dos años (Agosto de  1908), se mudan a la esquina de la calle Mitre y Mendoza (hoy Onésimo Leguizamón).

El 16 de mayo de 1911, la sociedad Tavella Hnos. (Francisco y Pedro) y Fernando V. Dodero, adquieren a la Sra. Carmen Cándida Urquiza de Fernández y al Sr. Vicente Benito Urquiza, ambos residentes en la ciudad de Buenos Aires, representados por el Sr Eduardo C. Fernández, el solar de terreno ubicado a media cuadra al norte de la Plaza General Ramírez, en la esquina de las calles Rocamora y Colón de la ciudad de  Concepción del Uruguay),  de 40 x 40 varas sobre ambas calles. Interviene en el acto Notarial el Escribano Wenceslao Gadea, que la inscribe el día 26 del mismo mes y año, en el registro de la propiedad de la ciudad.

Era intención de la firma Tavella Hnos. y Dodero, construir en el predio un “gran salón para la venta al por mayor y menor de artículos de almacén, bazar e implementos agrícolas, independiente  de la razón social Artusi, Tavella y Cía.‑

La Construcción del “Salón Monumental”, como se lo de nominará desde el principio, dado sus dimensiones, no usuales para la época en la ciudad, se iniciaron en el año 1913, refiriéndose la prensa local sobre este emprendimiento:

“Esta poderosa firma comercial (se refiere a la firma Tavella Hnos. y Dodero) que hace construir el amplio y moderno edificio, único en la provincia, tendrá una sola planta”. “En su centro se elevará una cúpula de 18 metros desde el “suelo, donde sus propietarios piensan emplazar un gran reloj “de cuatro esferas y sonoras campanas, que puedan divisarse a gran distancia, llenando la necesidad de un reloj público que tanto reclama la ciudad“.   

El reloj de la iglesia había cumplido su ciclo y el de la Policía se colocó recién el 9 de julio de 1916. El reloj del Salón “Monumental o Tavella” como lo  habían proyectado sus propietarios, nunca llegó a instalarse.

La casa comercial Tavella Hnos. y Dodero se inaugura en febrero de 1914, teniendo para atención de los clientes de la ciudad y campaña, un moderno coche Buick, recientemente recibido de la ciudad de Bs As.

Los rubros en que operarían, desde los artículos de almacén al por mayor y menor, bazar, ferretería, armería y cuchillería teniendo en éste último ramo, cuchillos importados desde Alemania con la marca “Tavella”, además maquinarias e implementos agrícolas etc., al decir de la gente, era “Un Emporio Comercial de la ciudad”, donde se podía comprar, desde un clavo a azúcar, ó desde un auto a una trilladora.

Atendían además, la explotación de montes en la zona de Sauce De Luna (Departamento Villaguay), Rosario del Tala e islas del Rio Uruguay para la elaboración de carbón vegetal, que era transportado por buques, a las sucursales que tenía la firma  en Montevideo (ROU) y La Plata (Provincia de Bs As).

En Itá Corá (Corral de Piedra) en el Pay Ubre (Mercedes, provincia de Corrientes) tenían explotación de leña y carbón vegetal. La firma Tavella poseía dos ferrocarriles propios, sistema Decauville, desde sus obrajes hasta las ciudades de Villaguay  y Mercedes (Corrientes).

En Concepción del Uruguay, eran propietarios de parte de la Isla del Puerto (Ex Isla de las Garzas), a la que habían denominado “Llanoro” por las últimas sílabas de los apellidos de los dueños Tavella  Hno. y Dodero, que habían adquirido, el 7 de julio de 1913, a la Sra. Josefa Pareda Vda.  de Seró, con una superficie de más de 102 hectáreas, ubicadas al sur del canal de acceso al puerto, para destinarla a la plantación de árboles frutales, hortalizas y en sus partes bajas, se plantarían sauces y mimbres.

Al norte de la ciudad, eran propietarios de la Quinta denominada “Los Mandarinos” o “Buena Vista” (actual Barrio San Isidro, ex Hospital Justo José de Urquiza, Parque de la  Ciudad y Cantera Municipal) con una superficie de 57 Hectáreas, sobre los arroyo El Curro y Molino; sobre este último, disponían de un muelle denominado “Puerto Tavella”, donde se embarcaba material de ripio y piedra (El muelle estaba ubicado unos metro al norte del actual puente a Banco Pelay).

La cantera existente en esta chacra, fue explotada alrededor de los años 1947/1948 por el Sr. Victorio Mussolini hijo de Benito Mussolini.

El 24 de diciembre del año 1914, la firma, pasa a denominarse  “Sociedad Comercial y Colectiva Tavella Hno. y Dodero” e integrada por los socios, Francisco y Pedro Tavella y su Cuñado Fernando V. Dodero.

Contingencias comerciales y económicas, llevan a la disolución de la firma, el 14 de julio de 1920, acorde escritura pública ante el escribano Wenceslao Gadea; los Señores Francisco Tavella, Pedro Tavella y  Fernando V. Dodero, de común acuerdo resuelven la liquidación definitiva de la sociedad que giraba, en el comercio local, bajo la razón social de “Tavella Hnos. y Dodero” acorde al inventario y balance respectivo, haciéndose cargo del activo y pasivo el Sr. José Santiago Tavella, (hermano de los primeros que se incorpora a la firma), transfiriéndose a su nombre, el inmueble donde tenía asiento la sociedad disuelta es decir, el “Salón Monumental ” ó “Tavella”.

A los pocos meses, el 25 de diciembre de 1920, se constituye la “Sociedad Comercial Colectiva “Tavella Hnos”, formada por los Francisco, José Santiago y Pedro Tavella, continuando con la explotación del “Salón Monumental” y demás rubros en que la sociedad desplegaba su actividad comercial.

La gran crisis económica de los año 30 y avatares de orden financieros de la sociedad, hace que paulatinamente, sus actividades vayan decayendo, encontrándose para el año 1936 prácticamente paralizada, con fuertes endeudamientos bancarios, que años después, motivarán su quiebra, y remate judicial de los bienes, entre ellos el “Salon Monumental”.

El Salón “Monumental” pasa a ser sala de  espectáculos

Cesada las actividades comerciales de la firma Tavella Hnos, el salón “Monumental” es destinado a la realización de bailes, estadio de Boxeo, grandes agasajos, tribuna política y todos aquellos espectáculos que requerían un local cerrado, “bajo techo”, para un gran número de público.

Los eventos llevados a cabos, en el recordado “Monumental” entre los años 1937 a 1957, en que pasara a hacer Terminal de Ómnibus, son innumerables, por lo que referiremos, solamente a aquellos que han tenido trascendencia histórica, ó de interés, para la ciudad.

El primer espectáculo que se realiza en el “Salón Monumental” es el baile de disfraz y fantasía organizado por el Club División Río Uruguay para sus asociados, el sábado 31 de enero de 1937, que al decir de la prensa de la época, tuvo un gran éxito, a la que siguieron, numerosas reuniones similares.

El 17 de abril del mismo año, por iniciativa de una modesta institución deportiva local, el “Litoral Boxing Club”, en el Salón “Monumental”, se inaugura el “Palacio Del Box”, siendo de trascendental importancia para la vida de la ciudad, dado que tenía un estadio de boxeo, de primera magnitud, con reminiscencias de ser un símil del “Luna Park”.

En la jornada de inauguración, se realizaron varias peleas preliminares, actuando además el atleta alemán “Tarzán”, que efectuó exhibiciones de fuerza. En la pelea de fondo, se enfrentaron, los púgiles porteños Ismael Ispinzi e Isidoro Zárate, en una pelea de 8 rounds, ganando Zárate por abandono en el 3er round.

En su ring, supo cruzar guantes, en innumerables y memorables peleas, el siempre recordado Campeón Uruguayense de Box Edmundo Duarte (a) “El Rengo Duarte”, como se popularmente se lo conocía.

El hecho más trascendente, desde el punto de vista histórico, tal vez, el gran almuerzo popular que se realizara el día 24 de junio de 1944, al entonces Presidente de la República (de facto) General Edelmiro J. Farrell, en cuya comitiva se encontraba el entonces Coronel Juan Domingo Perón, en su condición de Vice‑ Presidente de la Nación, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión, siendo la única vez que visitara nuestra ciudad, participado en la demostración al redor de 1200 comensales.

En el año 1945, el empresario Uruguayense Bruno Franscechi arrienda a sus propietarios, el “Salón Monumental”, teniendo previsto introducirle importantes mejoras, para habilitarlo como “Estadio de Boxeo” y  atracciones diversas, al mejor estilo del “Luna Park” de Buenos Aires.

Asimismo, el Club Regatas Uruguay, estaba interesado en habilitar en el salón, una cancha de Básquet cubierta, siendo en ése momento, la única de esas características en la ciudad.

El Señor Franscechi, inaugura el “Estadio Uruguay” o “Stadiun  Uruguay” (Ex Salón Monumental o Tavella) con dos grandes bailes  el sábado 28 y domingo 29 de abril, amenizado por la orquesta de los hermanos Videla de la Ciudad de Colón.

Pocos días antes de esta inauguración, el 23 de abril de 1945 fallecía en la Ciudad de La Plata (Bs As) el mentor del “Salón Monumental”, Francisco Tavella, cuyos restos mortales, fueron trasladados a Concepción del Uruguay, en el vapor de la carrera, recibiendo sepultura en el cementerio local el día 25 de abril.

El 8 de Junio del mismo año, se realiza el primer festival de boxeo en el “Estadio Uruguay”, con importantes peleas  y se programa el “Primer Campeonato de Boxeo de los Barrios de Concepción del Uruguay”, siendo el director técnico, de los espectáculos de boxeo, el recordado Pablo Sbárbaro.

A estos eventos sociales y deportivos, le siguieron a través de los años otros, como ser kermeses a beneficios de instituciones y clubes locales; la presentación el  11 mayo de 1946 de Florindo Sassone y la “Ñata Gaucha”, Azucena Maizani y compañías de radioteatro, de las principales emisoras de la época, de la ciudad de Buenos Aires.

Los días sábado 29 y domingo 30 de junio de 1946, actúa el siempre recordado cantor de los “Cien Barrios Porteños” Alberto Castillo y sus “Negros Candomberos”, seguido de un gran “Baile Popular”.

En mayo de 1947 por cambio de concesionario en su explotación el “Salón Monumental” ó “Tavella”, se le pone el Nombre de “Salón Le Palace”, coincidente con la realización de un gran baile por parte del “Club Atlético Lanús”, pero en la jerga popular mantuvo se primera denominación de “Monumental”.

Los grandes bailes, sobre todo los de carnaval, se continuaron realizando en este salón, al igual que la presentación de prestigiosos artistas del teatro y radio, dado que por su capacidad de público, no había otro igual en la ciudad.

El domingo 21 de mayo de 1950, un grupo de amigos agasajan con un gran almuerzo popular, en el “Salón Monumental”, al intendente electo de la ciudad Juan Antonio Sansoni, quién asume la intendencia, el 23 de mayo, en reemplazo del Juan Rizzo.

A partir del 1 de octubre de ése año, el “Monumental”, es arrendado a sus propietarios (Sucesión Tavella) por la firma de martilleros locales, Norberto Arramberry y Buttaro, para ser utilizado como “salón de remates”, lugar donde se reciben las consignaciones, acorde a avisos publicados por los diarios y periódicos locales  de ésa época.

Después de varios años de faltar el bullicio de las multitudes, que por bailes, espectáculos, ó reuniones políticas, sabían congregarse allí, el “Monumental” vuelve a sentir la emoción del público, al ser habilitado nuevamente como “Estadio de Boxeo y otros Espectáculos”, con el Nombre de “Palacio De Los  Deportes”.

El 2 de octubre de 1953, se inaugura con su nueva denominación, con un gran festival de Box, organizado por el Club Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, en adhesión al “Día del Viajante” con una pelea de fondo entre el “Campeón de todos los tiempos”  Raúl “Chito” Castromán y el Rosarino Jorge Saucedo, a quién derrota por amplio margen de puntos, después de una dura pelea.

En la pelea de semi fondo, el inolvidable “Kid Calefón” enfrenta al Rosarino J. Faure, empatando la pelea por puntos.

A ésta, le siguieron infinidad de reuniones boxísticas, bailables y espectáculos diversos, prácticamente, hasta la habilitación como terminal de ómnibus, en el año 1957

Salón “Monumental o Tavella”. Nuevos dueños

El 22 de abril de 1946, el Juez Federal de Concepción del Uruguay actual) Dr. Juan P. Cartosio en el Juicio seguido por el Banco de la Nación Argentina y el Banco de Italia y del Río de la Plata, contra la Sociedad “Francisco Tavella y Hnos.” integrada por Francisco Tavella (sus sucesores), Jose Santiago Tavella y Pedro Tavella”, dispone el remate público el día 20 de mayo, de los bienes de la sociedad, entre los cuales se encontraban, el “Salón Monumental o Tavella” y la Isla “Llanoro” (parte de la isla del Puerto), estando el remate a cargo del martillero Juan A Mantero, no llegándose a vender el salón por falta de oferentes, no así los otros inmuebles.

En el año 1933 (23 de octubre) se constituye en Concepción del Uruguay, la firma Comercial “Del Rio Hraste y Cía.”, integrada por Carlos Del Río, Francisco Hraste, Juan Carlos, José Alberto, Juan Manuel Y Luís María Gabioud, operando el ramo de ferretería, bazar, pinturería, artículos del hogar y rurales.

Esta sociedad en el año 1954, cambia la razón social, al vender su parte societaria, los señores Juan Manuel y Luís María Gabioud, a los restantes socios, continuando con la denominación de anterior.

El 11 de julio de 1955, la razón social “Francisco Tavella y Hnos.”, en liquidación, representada por los Señores José Santiago y  Pedro Tavella y los Doctores Juan Ángel Texier y Miguel Ángel Gonella (los dos primeros en su condición de socios solidarios y los dos restantes en representación de la Sucesión de Francisco Tavella o sea el otro socio) venden a la firma “Del Río, Hraste y Cía.”, el inmueble de la esquina de las calles Eva Perón y Rocamora, interviniendo el escribano Lorenzo Gaggino.

Sobre esta operación comercial, la prensa local se hace eco diciendo: “La firma de plaza “Del Río, Hraste y Cía. adquirió el “Salón Monumental”, que desde hace años se encuentra desocupado en la esquina de Eva Perón y Rocamora y que perteneciera al la “Sociedad Francisco Tavella y Hnos.”, siendo intención de la firma adquirente, trasladar al citado salón, su “comercio de ferretería, bazar, artículos sanitarios, barraca de “materiales y anexos”. Lo que hará que la zona céntrica “de la ciudad recobre su anterior dinámica, que al encontrarse desocupado, dejaba mucho que desear…”.

Los nuevos dueños, arriendan el salón en varias oportunidades para la realización de reuniones bailables, espectáculos diversos, entre ellos, la presentación en Junio de 1955, del ayunador hindú Tahara Bay, que poseía el record  mundial, encerrado en un  cofre de cristal, rodeado de varias serpientes y sin ingerir alimento alguno.

El 19 de enero de 1956, fallece Pedro Hraste, uno de los socios de la firma propietaria del “Monumental”, y a los pocos meses después, uno de sus fundadores Pedro Tavella.

 

Al la derecha de la foto puede verse la terminal de ómnibus “Gral San Martín”, con dos coches estacionados afuera.

El “Salón Monumental” se transforma en terminal de ómnibus 

Desde hacía tiempo, las autoridades y la prensa local, venían bregando por dotar a Concepción del Uruguay, de una terminal de ómnibus, acorde al incremento del transporte de pasajeros, que por vía terrestre, que tenían como terminal a la ciudad.

En el año 1957, las autoridades municipales, inician conversaciones con los propietarios del “Salón Monumental”, “Del Rio Hraste y Cía.”, para el arrendamiento del mismo, para destinarlo a Terminal de las líneas de ómnibus de pasajeros, previos trabajos de adaptación del local.

Concretada la operación, se iniciaron los trabajos previos, que eran necesarios realizar en el amplio salón, teniéndose previsto que los ómnibus, ingresaran por la calle Rocamora y salieran por Colon (Eva Perón), para permitir en embarco y desembarco de los pasajeros, a cubierto de las inclemencias del tiempo, lo que al poco tiempo de haberse habilitado debió desecharse, por haber presentado el piso, grandes fisuras, debido a que no estaba preparado para el peso de los ómnibus, existiendo en toda la superficie del local un sótano, lo que hacía peligrosa la circulación de vehículos.

El servicio de restaurant y bar, es licitado, siéndole adjudicado a José Adolfo Carricarte y años después, fue su concesionario, el Sr. Abelardo Quiroga, y luego, nuevamente el Sr. Carricarte.

Simultáneamente, un grupo de entusiasta jóvenes empresarios locales, propician la creación de una “Galería Comercial” para exposiciones y ventas, la que se denominaría “Galerías Americanas”, a ser construida en el Subsuelo de la Terminal de ómnibus con alrededor de 22 stand, con entradas por las calles Rocamora y Colón, ésta iniciativa quedó en el “proyecto”.

El domingo 15 de septiembre de 1957, con una ceremonia realizada en el amplio local, se inaugura la tan esperada Terminal de Ómnibus de Concepción del Uruguay, a la que se da, el nombre de “General San Martin”, entronizándose en el lugar, una imagen de la Virgen de Lujan.

Simbólicamente, se bendice el primer ómnibus de pasajeros que sale de la flamante terminal, finalizándose el acto con un remate a cargo del martillero Juan Carlos Rabosto, a beneficio del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

El movimiento de pasajeros y público en la “Terminal”, hacía atractivo, desde el punto de vista comercial, la instalación de locales, en la parte del gran salón, sin utilizar, sobre las  calles Rocamora y Colon.

Ello motiva que en el año 1958, sus propietarios “Del Río, Hraste y Cía. ” presenten a la Municipalidad, un proyecto para la construcción de locales comerciales, sobre las calles mencionadas, la que se denominaría “Galería Uruguay”, pero pasarán algunos años para que se concrete esta obra.

 

El Ex “Salón Monumental”. Primer supermercado de la ciudad

Publicidad del supermercado, diario “Provincia”, año 1962

Los dueños del salón, difieren la construcción de la proyectada “Galería Uruguay”. En el año 1959, se constituye en la ciudad, “La Cooperativa de Consumo de los Trabajadores Organizados de Concepción Del Uruguay”.

Era su propósito, habilitar un “supermercado” de auto servicio, para la venta de artículos de la canasta familiar, a precios competitivos, con los existentes, en los comercios similares de la ciudad, en beneficio de la clase trabajadora.

Para su instalación, arrendaron a la firma propietaria del ex Salón Monumental”, la parte no utilizada por la terminal de Ómnibus “Gral. San Martin”, y el subsuelo, donde se construiría un “entrepiso”.

En el mes de noviembre de 1959, el Sr Presidente de la Nación firmó el respectivo decreto, dejando constituida la “Cooperativa de Consumo de Obreros Organizados Uruguayenses Limitada” y habilita la instalación de un supermercado  en la ciudad de Concepción del Uruguay.

El Consejo de Administración, pone manos a la obra, iniciándose los trabajos de adecuación del local, los que llevaron más tiempo del previsto, dado que pasaran casi tres años, hasta la inauguración del “Supermercado” de la cooperativa.

Después de una serie de inconvenientes, el 15 de julio de 1961, se inaugura el supermercado de “auto servicio” en el edificio del ex “Salón Monumental”, con la presencia del Ministro de Gobierno de la provincia Dr. Martin Irigoyen, abriendo las puertas al público, el día 20 del mismo mes y año.

La Cooperativa, sufre vaivenes de orden económico y administrativo, que la obligan a cerrar el “supermercado de la terminal”, como se lo conocía popularmente, en el año 1964, para realizar una reorganización interna.

Para tal fin, se nombra una “comisión provisoria”, presidida por Atilio Filippini y se designa como gerente a Carlos María Cherot, reabriendo sus puertas el 12 de noviembre de 1964. Pocos  años después, el Supermercado de la terminal cierra definitivamente sus puertas.

El “Salón Monumental” en la actualidad

Los últimos años del “Salón Monumental”

La firma propietaria del edificio, “Del Río, Hraste y Cía.”, el 27 de Junio de 1968, cambia la razón social por la de “Hraste, Del Rio y Gabioud”, acorde escritura labrada por la Escribana Graciela Balaguer de Marco.

Una vieja aspiración de las autoridades municipales de la ciudad, era construir una moderna estación terminal de ómnibus, acorde la jerarquía que la ciudad iba tomando, y a la importancia del movimiento de coches, que se registraba y con miras al desenvolvimiento futuro, lo que hacía, que su actual emplazamiento en el centro de la ciudad, fuera poco práctico, y presentaba inconvenientes al tránsito.

El 23 de  noviembre de 1970 se inaugura la nueva Terminal de Ómnibus de Concepción del Uruguay con el nombre de “El Supremo”, en el terreno municipal comprendido por las calles Rocamora, Dr. Scelzi, Galarza y Bulevar Benigno T. Martínez (hoy de Los Constituyentes) , construida en base a un proyecto del Arquitecto Antonio Botazzi, y siendo Intendente de la Ciudad el Profesor Miguel Ángel Gregori, trasladándose ahí los servicios de ómnibus.

El “Salón Monumental”, al trasladarse la terminal de ómnibus a su nuevo edificio, es utilizado por la firma propietaria, como depósito de materiales y sucursal de la casa central, cita en la esquina de 9 de Julio y Alem.

En el año 1977, con motivo de la celebración del Centenario de La Fraternidad, se le da el nombre de “La Fraternidad”, a la calle Colón y posteriormente en el año 1984, se la vuelve a denominar “Eva Perón”, nombre que mantiene en la actualidad.

El proyecto de años atrás, de los propietarios, de construir locales comerciales, en lo que fuera el “Salón Monumental”  sobre las calles “La Fraternidad” y Rocamora cuyos planos tenían aprobados, comienza a materializarse en el año 1982, con miras a su  posterior venta bajo el régimen de la propiedad horizontal”.

A tal efecto, el 11 de septiembre de ese año, estando los locales prácticamente terminados y a fin de posibilitar la venta del inmueble, con intervención del escribano Miguel Salvarredy, es inscripto en el “régimen de la Ley Nº 13.512 (Ley de la propiedad Horizontal).

El antiguo salón es dividido, en cuatro locales comerciales sobre la calle  Eva Perón, un local en la esquina de la referida arteria con Rocamora, y dos locales sobre ésta última, utilizándose su parte interior como cocheras, con ingreso por la primera calles mencionada.

Algunos de los locales, son vendidos para la instalación de negocios ó oficinas, bajo el régimen de la propiedad horizontal.

En una local sobre la calle Rocamora, previamente adecuado, entre los meses de abril de 1988 y julio de 1991 funcionó la Sucursal del Banco de la Nación Argentina de Concepción del Uruguay, mientras que su edificio de la esquina de San Martin y España, se le efectuaran importantes reparaciones.

También, en este lugar, el día 9 de Marzo de 1993 se inauguraron las oficinas de la Dirección General Impositiva (DGI).

El Edificio del Ex Salón Monumental o Tavella, o de la vieja terminal (como se lo conoce en  dentro del Registro de Edificios de Interés Históricos de la ciudad en su punto c) “Edificios Comerciales”.

Edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Texto: Andrés Rousseaux, “El salón Monumental o Tavella”

 

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La Sociedad Española de Socorros Mutuos

 
Edificio de la Sociedad Española de Socorros Mutuos en 1978, foto extraída del libro del Prof. Gregori
 
Desde los orígenes de nuestro país y de nuestra ciudad, la población originaria de España fue muy numerosa y de mucha gravitación social y política, baste decir que los más grande caudillos locales, Ramírez, Zapata, López Jordán, Urquiza, etc. Fuero de ascendencia peninsular. No obstante ello, hasta pasada la mitad del siglo XIX, aún no había consolidado una agrupación que los represente y auxilie de ser necesario, lo que muchas veces era necesario.
 
Es así que en los primeros meses del año 1878, se comienzan a realizarse reuniones entre los ciudadanos españoles y sus descendientes, estas conversaciones llegan a un punto tal que los mismos se “autoconvocan”, con el fin de lograr una unión entre ellos, y, a tal fin conforman una “Comisión invitadora”.
La Comisión estuvo integrada por Claudio Ituarte, Victoriano C. Guzmán, Benigno Teijeriro Martínez, Manuel D. Naviera y Martín Gutiérrez y tuvo un gran éxito en su convocatoria, ya que el 19 de abril de 1878, ciento veintitrés personas de la colectividad se reúnen en la casa de Manuel Naveira para celebrar la “reunión preparatoria”.
 
Los miembros de la “Comisión invitadora” expusieron antes los vecinos convocados que el objetivo de la misma era “…formar una sociedad de Socorros Mutuos, compuesta puramente por ciudadanos Españoles y sus hijos…”; además, presentaron ante la concurrencia dos Estatutos de Sociedades Españolas, uno de Buenos Aires y otro de Asunción del Paraguay, una vez que ambos fueron leídos, no hubo acuerdo sobre algunos puntos de los mismos, por lo que se procedió a nombrar una Comisión que redactara un nuevo estatuto para la Sociedad de Concepción del Uruguay, para integrarla fueron designados los Sres. Claudio Ituarte, Benigno Teijeriro Martínez y Martín Gutiérrez.
El Acta redactada luego de esta reunión y firmada por los ciento veintitrés asistentes, establece que “…quedó definitivamente instalada (…) bajo el nombre de “Sociedad Española de Socorros Mutuos de la Concepción del Uruguay””. Por lo cual se ha tomado esta como la fecha de fundación de la Sociedad de nuestra ciudad.
La primera Comisión Directiva estuvo conformada por: Presidente: Martín Gutiérrez; Vicepresidente: Claudio Ituarte; Secretario: Raimundo Naveira; Tesorero: José Elorza; Subtesorero: Manuel Naveira y como vocales: Victorino Guzmán, Benigno T. Martínez, Miguel Otamendi, Ramón Bergadá, Gumersindo Rodríguez, Manuel Bastarrica y Juan Alsina.
 
Las primeras reuniones, al no tener la sociedad una casa propia se realizaban en el domicilio del Secretario, Raimundo Naveira, ubicado en calle Londres Nº 65 (actual J. Perón), o más tarde en la casa de Antonio Rodríguez, quien lo sucedió en el cargo durante varios períodos. Las Asambleas, también se realizaban en diferentes lugares como ser el teatro “Primero de Mayo”, la “Sociedad Unión Uruguaya” o el salón del Concejo Deliberante de la municipalidad local.
Una de sus primeras medidas fue la de designar un “portero y cobrador”, cargo que recayó en Victoriano Naviera con un sueldo de veinte pesos bolivianos metálicos.
Finalmente, luego de numerosos trámites, la Sociedad recibe el decreto que le otorga la Personería Jurídica en agosto de 1897.
 
Los primeros servicios
Una vez organizada administrativamente, la Sociedad, procedió a designar al primer médico para atender a sus socios, esta tarea recayó en primer lugar en el Dr. Honorio Leguizamón, y luego en los médicos Del Castillo, Fustes, Quesada, Eyles y posteriormente en el Dr. Alberto Ugarteche, teniendo en cuenta la abnegada tarea de este último, a fines de 1879, la sociedad organiza una “…suscripción voluntaria para ayudarle a adquirir un carruaje que le facilite el desempeño de su profesión”
Asimismo, y para facilitar el acceso a los respectivos medicamentos, se firman convenios con tres “boticas” de la ciudad, la se Seekamp, la de Richardini y la de “Cigorraga y Cía.” Y también suscribe un acuerdo con el “Hospital Español” de Buenos aires para poder derivar allí a los pacientes que requieran un tratamiento más complejo.
Dentro de los aspectos sociales, vemos en abril de 1884 a la Sociedad participando en la formación de una compañía de bomberos voluntarios, solicitando fondos al municipio para ayudar al sostenimiento de la banda de música que se acababa de crear en su seno y disponiendo, en el año 1887 un aporte mensual permanente para el hospital de caridad de esta ciudad, además de ayudar a la madre patria en muchas de las catástrofes naturales o políticas que ahí se suscitaban.
 
En 1926 adhiere a los festejos del centenario de la erección en ciudad de la Villa de Concepción del Uruguay y contribuye en la compra de una imprenta para la Escuela argentina de Ciegos y en 1933 se asocia a los homenajes que le brinda la ciudad al Dr. Mariano López.
 
La sede propia
El 14 de julio de 1886, y como una forma de capitalizarse, la sociedad compra la propiedad de la esquina de las calles Galarza y Mendoza (Hoy Leguizamón), ubicada frente al colegio del Uruguay y que era conocida como el “Café de Atilio”. Esta compra movilizó a muchos socios que vieron la posibilidad de instalar ahí su sede propia, así que se le solicitó al Ingeniero Julio Henri la confección de los respectivos planos. La nueva sede se construiría derribando la construcción ya existente en el lugar
Esta decisión provocó no pocos reclamos, de modo que se nombró una comisión para estudiar la construcción de la Sede en un terreno baldío lindero al “Café de Atilio”, sobre calle Galarza, ahí ya surgió la idea de hacer de dos pisos y dejar la planta baja para alquiler. Finalmente, esta obra quedo solo en intenciones.
Transcurría el tiempo y la Sociedad seguía sin tener una sede propia, lo que provocaba muchos contratiempos administrativos, como por ejemplo la pérdida de documentación. Es así que en el año 1917 se analiza la conveniencia de “…alquilar un local para las reuniones de la Comisión Directiva, como para las asambleas y el archivo de la sociedad, evitándose así de andar solicitando locales cada vez que haya que realizar asambleas”. Aprobado esto, la Comisión alquiló el piso de alto del teatro “Primero de Mayo”, que hubo que adecuar para tal fin, desde el mobiliario hasta la instalación de luz. En el mismo se ubicó un mástil para izar la bandera española los días festivos y un escudo español, además de decorar el salón con un cuando de los reyes españoles y de algunos de los fundadores de la Sociedad.
 
Este salón continuó siendo la sede de la Sociedad hasta febrero del año 1928 en que la “Sociedad Promotora para el Progreso” debe vender el teatro.
Pero, la comodidad que le daba el poseer el magnífico salón que daba a la plaza Ramírez, no hizo que algunos de sus socios dejaran de pensar en tener una sede propia, así en una reunión llevada a cabo el 24 de julio de 1921, el señor Antonio Gondell, haciéndose eco de la opinión de varios asociados plantea la necesidad de contar con una sede propia.
 
Esta idea finalmente cuajó y ya a mediados de 1927, se entra en contacto con el señor Miguel Esteva Berga, propietario de un solar en calles Galarza y Ugarteche, pero las tratativas no llegaron a buen término. Es recién en una Asamblea Extraordinaria llevada a cabo el 28 de agosto de 1927 cuando se informa a los socios que una “comisión especial” integrada por Antonio Vallejos, Ángel Rodríguez y Pedro Martínez Piñón, habían celebrado un contrato de compra-venta con Manuel Aurelio Jorge por la compra de un terreno que posee en la esquina sureste de las calles Coronel González (hoy Urquiza) y Rocamora, de 487 metros cuadrados. La Asamblea aprobó lo actuado y solicitó a la Comisión directiva, que en ese lugar “haga construir un edificio moderno, el que a ser posible debiera contar con dos pisos…”.
El proyecto para la nueva sede fue elaborado por Bedogni Hnos. y Cía., quienes resultaron ganadores de un concurso llevado adelante a tal efecto.
 
Una vez desalojados del Teatro “1º de Mayo”, la Sociedad solicitó permiso pal Centro Comercial para funcionar provisoriamente allí hasta que estuviera finalizado su nueva y propia Sede Social.
El 12 de octubre de 1928 se puso la piedra fundamental den nuevo edificio. La tradición oral indica que la misma, conteniendo un pergamino fue colocada en el centro del solar, a poca distancia de una gran higuera que se encontraba en el terreno y que la piedra era de granito y tenía labrada una inscripción que decía “Sociedad Española de Socorros Mutuos. Año 1928. XII de octubre”. A quienes asistieron al trascendente acto se los obsequio con un lunch para 300 personas, lo que de alguna manera demuestra lo entusiasta de esta colectividad.
Fueron padrinos de esta ceremonia el señor Manuel Cepeda y la Sra. Manuela Martínez Urquiza de Tenreyro, la tradicional bendición estuvo a cargo del padre Andrés Zaninetti, para esa fecha era el presidente de la Sociedad Clemente Bescós y secretario Antonio Vallejos.
 
Realizado el correspondiente llamado a licitación, se adjudicó la construcción de la sede la firma de Manuel Barrera, con oficinas en calle Galarza 922. Los planos correspondieron al ingeniero César Trevino de Buenos Aires habiendo colaborado el arquitecto Ramón Poch. En junio de 1929 fueron designados como inspectores de obra los ingenieros Emilio Pereira y Hernán Cettour.
Con algunas dificultades económicas en el medio, ya que la Comisión había tenido que solicitar un crédito al Banco nación para poder afrontar los costos de la obra, finalmente la misma fue inaugurada un año después, el 12 de octubre de 1929, aunque aún no estaba totalmente terminada. Entre las diversas actividades que se realizaron para celebrar la tan ansiada “Sede propia”, se destacó un lunch, en el que se “sirvió oporto y manzanilla, además de masa fabricadas “de exprofeso”, y se usaron servilletas con inscripción y escudos dorados de Argentina y España, y la atención estuvo a cargo de cuatro mozos presentados de smoking”. Finalmente la celebración concluyó con un gran baile.
 

Vista actual de la Sociedad Española

 
El panteón social de la Sociedad Española
Ya en 1882 había aparecido la inquietud de levantar en el cementerio local un panteón social, cosa que en ese momento no se pudo concretar. La propuesta surgió de uno de los socios, Francisco Comesaña la propuesta fue aceptada y se nombra una Comisión que se encargue de la factibilidad de la Obra. Una de las acciones de esta Comisión fue dirigirse al presidente municipal Dr. Daría Del castillo, solicitando una terreno para tal fin, en efecto, en la memoria presentada en febrero de 1885 Castillo expresa “Por reclamo y necesidades inmediatas y en previsión de probables dificultades, hace comprado un terreno para ensanche del cementerio, el cual consta de treinta varas cuadradas. (…), su vendedor fue d. Juan Tibiletti. Con ese ensanche, podrá cederse a la Sociedad Española de Socorros Mutuos, el local que solicitaba para levantar un mausoleo”.
 
Tiempo después, en una Asamblea Extraordinaria llevada a cabo el 20 de marzo de 1927 y por una moción de Clemente Bescós, quien solicitó como algo necesario la “erección de un panteón social como acto humanitario para los socios pobres“, propuesta que fue aceptada por unanimidad designándose una Comisión para que se encargue del proyecto y de del costo de la obra. La Comisión estuvo integrada por los señores Ramón Piñol, Antonio Vallejos y Pedro M. Piñón.
 
La construcción de la nueva sede hizo que este proyecto se demorara en el tiempo y vuelve a ser tenido en cuenta en la asamblea del 23 de septiembre de 1934, volviéndose a nombrar una nueva comisión que se encargue de la factibilidad del proyecto, designándose en esta oportunidad a los señores Gregorio Amatriain y Pedro Cladera.
Nuevamente el proyecto quedaría relegado por las urgencias de la Sociedad y recién treinta años más tarde, en los años 1966 y 1967 se pudo contratar la tan anhelada obra. Para ello en 1965 se firmó un contrato de construcción entre Sebastián Parra, presidente de la Sociedad y Justo Alberto Clement, constructor, quien había ganado la correspondiente licitación. El costo de la obra fue de $ 860.000 m/n, y no incluía “la puerta forjada de hierro, el vitraux, la confección de planos ni el pago de impuestos su los hubiere”.
Sus dos primeros moradores fueron Belisario Blanco y Antonio Gondell, en reconocimiento a su impulso a la obra que esta próxima a habilitarse.
 
En el año 1973, se dictó la ordenanza Nº 2516 por la cual se donó a la Sociedad una nueva parcela que le permitió ampliar la capacidad del panteón original.
 
(Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Extraído de Gregori, Miguel Ángel (1978), “Cien años de vida de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de C. del Uruguay”

La “Calera Lecumberry”

 

 

Edificio de la ex “Calera Lecumberry” en 1999, foto: Andrés Rousseaux
 
Cuando uno transita por calle Posadas con rumbo a la zona portuaria de la ciudad, a tan solo una cuadra de la Av. Paysandú, nos encontramos con un gran edificio de piedra que llama la atención por sus características, casi diríamos, únicas en Concepción del Uruguay.
Es el viejo edificio de la “Calera Lecumberry”, esta fábrica de cal estaba ubicada en la esquina de las calles Posadas y Zubiaur (ex 4 del este), en la zona del puerto nuevo de Concepción del Uruguay.
 
Desde principios del siglo XIX, una de las más importantes actividades industriales de la provincia de Entre Ríos fue la explotación de canteras de piedras calizas y la elaboración de cal para la construcción de viviendas y otros usos, destacándose en esta actividad la costa del Rio Paraná, en lo que hoy son los departamentos de Diamante, Victoria y Parana.
 
Sobre el Río Uruguay, la primera calera se instaló en la zona del Palmar de Colón y fue conocida como “Calera de Barquín” en alusión a su dueño y donde posteriormente funcionara una cantera y embarcadero de canto rodado de la firma Salvia SRL. Restos de estas instalaciones hoy se pueden observar dentro del parque Nacional de El Palmar. Posteriormente, alrededor de 1870, se instaló otra calera, en la desembocadura del arroyo Perucho Vernaz, en inmediaciones de Fábrica Colon, que se conociera con el nombre de “Calera Colombo”, existiendo otras de menor importancia en la zona del Arroyo Urquiza.
 
Esta actividad industrial, no fue ajena al desarrollo edilicio de nuestra ciudad, existiendo alrededor de 1875, una conocida con el nombre de “Calera de los Vascos”, ubicada en el sector norte-este de la ciudad (aproximadamente Bulevar Yrigoyen entre Seguí y Máximo Álvarez actuales). Esta calera, se abastecía de piedra caliza de la zona y parte se traía en buques del Arroyo Queguay en la República Oriental del Uruguay, que se desembarcaba en la zona hoy ocupada por la playa del Club Regatas y muelle de las «Balandras o Fruteros», que recibía como consecuencia de esta actividad, la denominación de “Puerto de la Calera” o “Puerto de las Carretas” por utilizarse este medio para el transporte del material desde los buques.
 
La calera de Lecumberry (Calera La Vascongada)
 
En los terrenos, que habían pertenecido primeramente al Dr. Torcuato Gilbert y en 1888 adquiridos por la Sociedad Anónima “La Territorial de Entre Ríos”, la que al liquidarse los vende al Sr Eugenio Calvo el 11 de mayo de 1896; siendo posteriormente adquirido el 4 de septiembre de 1900 por su hermano Jacinto Calvo, ubicado en la zona del hoy Puerto Nuevo, en ese entonces “Puerto de las Piedras” y dentro de una fracción mayor de terreno, se encontraba el solar ubicado en la esquina de las calles Posadas y Zubiaur, que en el año 1906 el progresista vecino Martín Lecumberry, de origen vasco, adquiere a la sucesión Calvo para a construir en el lugar hornos para la “quema de cal”.
 
Encomendó la elaboración de los planos, al reconocido Ingeniero de las “Obras Públicas” (refiriéndose al Ministerio) D. Enrique Windmuller, teniendo previsto una producción inicial de 16 toneladas diarias, con un altura de 9,20 m. con tiraje forzado, contando con los últimos adelantos técnicos de la época, utilizando como combustible para los hornos, leña de los montes de la zona e islas del río, siendo la principal característica del edificio, sus paredes levantadas en piedra labrada, como aún se puede observar.
Los trabajos de excavación de los cimientos y “bases de los hornos” se comienza en el mes de agosto del mismo año, teniéndose previsto la utilización de “piedra caliza” del departamento Victoria (ER), a donde se trasladó su propietario, para celebrar los contratos de compra con los productores de la zona.
 
A fines del mes de septiembre, el horno se encontraba prácticamente terminado, iniciándose el día 25 de septiembre a cargarlo para su “quemada”, con el primer cargamento de piedra caliza recibida por ferrocarril desde Victoria, comenzándose los trabajos para la construcción de un segundo horno.
El 10 de octubre de 1906, se inaugura oficialmente el primer horno de la Calera de Don Martin Lecumberry, a la que bautizó como no podía ser de otra manera con el de “La Vascongada”, asistiendo al acto autoridades e invitados especiales, los que fueron agasajados con un asado con cuero.
El 26 de noviembre del mismo año, se pone en servicio el segundo horno lo que le permite aumentarla producción de la calera a 60 toneladas diarias, trabajando 20 operarios, construyéndose en el lugar un amplio galpón de 17 x 25 m. para servir de depósito de la cal elaborada, que hoy todavía se encuentra en pié. Para fines del año 1906, la producción, de la “Calera la Vascongada”, alcanza niveles óptimos, siendo considerada por la calidad de su producto, una de las mejores del país.
 
Puerto en 1910, puede verse la zona dónde estaba ubicada la Calera. A la izquierda, la Barraca Americana

En mayo de 1907, Martín Lecumberry firma un contrato con la empresa “Fabrica Colón” la que se encuentra construyendo su planta frigorífica, para el abastecimiento exclusivo de cal, la que se transporta, mediante buques desde el puerto de Concepción del Uruguay, debiendo adquirir 3000 toneladas de piedra caliza del Departamento Paraná para poder cumplir con el contrato, estimado en cientos de toneladas.

A los efectos de poder cubrir la demanda de cal, que recibe la firma, motiva que se disponga aumentar la altura de los hornos en un metro y medio, a los efectos de darles mayor capacidad, instalándose vías Decauville, para trasladar la piedra caliza hasta la boca de los hornos.
El 31 de agosto de 1908, se techa la casa habitación anexa que manda a construir su dueño para residencia familiar y como es tradicional, agasaja a los albañiles e invitados con un asado de cordero.
El abastecimiento de cal se seguía haciendo principalmente de la zona de Victoria y Parana y, ocasionalmente, se importaba piedra caliza de la zona del Queguay (ROU).
 
Al instalarse en Concepción del Uruguay, la empresa telefónica Lagiard, instala el primer teléfono en la “Calera la Vascongada”, de Don Martín Lecumberry, realizándose la “comunicación de prueba” el día 15 de octubre de 1909 con resultado satisfactorio.
 
En 1925, en la esquina de las calles Mitre y Zubiaur, en un solar lindante con la “Calera Lecumberry” o “La Vascongada”, Juan Fioroni manda a construir una casa habitación con salón de comercio en la esquina, para instalar el bar y restaurante que denominó “Puerto Nuevo” y que años después, adquiriera el conocido comerciante uruguayense Samuel Maskavizan.
 
Puerto en 1915, puede verse la zona dónde estaba ubicada la Calera. A la izquierda, la Barraca Americana

La “Calera Lecumberry” tuvo en su larga actividad comercial, con altibajos, lo que motiva que el17 de julio de 1927 se procediera a su remate, por parte del martillero local Antonio E. Bacciadone.

La propiedad y calera es adquirida por la sociedad Fabani Hnos y Cía. que a su vez el 17 de mayo de 1929 la venden al Sr. Juan Argentino Colombo, reiniciando la explotación de los hornos de cal14 a partir del mes de diciembre de ese año, con la denominación de “Calera Nueva Pompeya”.
Simultáneamente, en diciembre de 1929, inicia sus actividades comerciales en nuestra ciudad, la “Calera de los Señores Neyra, Zampronio y Larenze” ubicada en calle 3 del Este (hoy Máximo Álvarez entre Belgrano e Ituzaingó).
Esta calera, en marzo de 1930, queda en propiedad de Neyra y Larenze, al retirarse de la firma el Sr. Zampronio comenzando a girar bajo el nombre de “Calera Uruguay”.
Volviendo a la «Calera Nueva Pompeya›› en el año 1931 fallece el Juan Argentino Colombo, procediendo sus sucesores a venderla en remate público a cargo del martillero Nivardo Tenreyro Olivera siendo adquirida por los hermanos Juan Vicente y Luis Fagiano.
 
No se tiene información que los hermanos Fagiano hayan continuando con la explotación de los hornos de cal, industria que había decaído en nuestra provincia, al establecer el gobierno nacional medidas proteccionista, a la cal procedente de la provincia de Córdoba, lo que llevó a la ruina a las caleras locales y aún de la provincia. Al fallecer los hermanos Fagiano, la propiedad pasa a sus sucesores Rosa María Celestina Pons de Fagiano, Juana Luisa Fagiano y Amalia Fagiano en el año 1946.
 
El 23 de abril de 1965, la sucesión Fagiano venden la propiedad a los Señores Mauricio G. Gradizuela, Abel Impini y Ceferino Impini.
 
Vista del edificio en la actualidad (2020). Foto: Carlos Ratto

El 5 de diciembre de 1967, eI terreno y edificación que nos ocupa, es vendido a la firma Drag Sociedad de Responsabilidad Limitada para destinarla a talleres y depósitos de materiales, firma que introduce algunas modificaciones en el galpón existente y casa habitación lindera acorde autorización de la municipalidad local (Expte. 251.805/1969).

 
Esta empresa naviera, vende la propiedad el 13 de febrero de 1976 a la Señora María Ana Juana Lambrechts, y luego, el 23 de marzo de 1987, este histórico lugar de la ciudad, es adquirido por los hermanos Gustavo y Ricardo Alberto Maskavizan, quienes lo destinan a depósito de mercaderías en general.
 
En la actualidad, y como puede verse en la foto que acompañan a este artículo, sobre las viejas paredes de piedra se está construyendo un moderno edificio de departamentos.
 
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Rousseaux, Andrés, “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo II

Chalet “El Mangangá”

Chalet “Mangangá” foto Andrés Rousseaux, año 1999

En el terreno ubicado al norte del galpón fiscal de Aduana, donde en la actualidad se encuentra el Chalet Mangangá, se hallaba edificada una vivienda con techos de tejas coloniales a dos aguas, en el mismo, funcionó a partir de año 1913 el bar, parrilla, cervecería denominada Chinesco o Chinesca o Rancho largo, en alusión a su extensión, propiedad del Sr. César Campopiano. El negocio fue adquirido en el año 1925 por el español José López, que continuó con el mismo ramo hasta su cierre en la década de 1930 para la construcción del Chalet.

En cuanto a la propiedad del terreno, el antecedente más antiguo que se ha podido obtener es anterior a 1850 cuando, todo ese sector de la ciudad pertenecía a la chacra Sagastume, propiedad de Ignacio Antonio Sagastume, dueño de la estancia La Amesqueta, que comenzaba en el norte de nuestra ciudad hasta casi la ciudad de Concordia, el nombre de la estancia era en homenaje a la Villa de Amesqueta, España, donde había nacido, contrayendo enlace ya en nuestra ciudad con María del Pilar López.

En el año 1914, la mitad indivisa del terreno propiedad del Sr. Norberto Pisano y Laura Pena de Vico, es vendida al Sr. Gregorio Urribarri quién, en el año 1915, vende su parte indivisa al Sr. Tiburcio Gutiérrez falleciendo y dejando como heredero a su hijo Manuel Simón Gutiérrez, y este a su vez a su abuela Sra. Sebastiana Laiseca de Novas. En el año 1924 la parte de la Sra. De Novas es vendida a Daniel Cotrina.

La otra parte del terreno en cuestión propiedad de la Sra. Laura Pena de Vico, es vendida en el año 1926 al Sr. Daniel Cotrina, quedando de esta manera en propiedad del Sr. Cotrina las 2 partes del terreno. Como se dijo, en el mismo sitio, funcionó el bar y parrilla “Chinesco”, también llamado, por las características de la construcción, “Rancho Largo”, que era frecuentado por los trabajadores del puerto y también por los jóvenes de la ciudad que realizaban allí despedidas de soltero y otras celebraciones.

Vista del puerto de C. del Uruguay hacia 1900, a la derecha de la imagen puede verse el “Rancho Largo”. Foto: Mario Morasán

En el año 1927, Cotrina, vende su propiedad a Mario Teófilo Puchulu, quien, en 1930 construye un Chalet, y a su vez se lo vende a Cesar Hugo Puchulu en 1933, con una superficie de 595 metros cuadrados. El 4 de febrero de 1930, la municipalidad aprueba los planos para la construcción del chalet, al cual Mario Puchulu dedicaría el verso “El Mangangá”, nombre con el cual se conocerá la casa de ahí en adelante.
En el año 1947, el chalet y terrenos son vendidos a Cipriano López, y en el año 1952 adquiridos por el Sr. José Fisher, para residencia familiar, instala la cervecería “Alemana”, (que funcionaba en calle Rocamora Nº 583, al lado del cine Rocamora, con su mismo nombre, hasta que Fischer, se lo modifica), nombre al cual le adiciona “del Puerto”. La especialidad de la casa era el chopp tirado acompañado de unos exquisitos sándwiches de pan negro.

Al fallecer Fischer, sus herederos venden la propiedad en el año 1958 a la Sra. Emma Delia Stieben, casada en primeras nupcias con Sobrerio del Río.

En el año 1962 el chalet es vendido al Sr. Eleodoro Rafael Jesús Chas, conocido mecánico de la ciudad, que había ganado la lotería de la Provincia, quedando el inmueble dentro de la sociedad conyugal

Edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Texto: Andrés Rousseaux, “Concepción del Uruguay, Edificios con historia” Tomo III  

 

El primer estadio cubierto de la ciudad

Vista actual (2019) del edificio, sólo reconocible por su parte superior (Foto: Carlos Ratto)

En la esquina noreste, de la intersección de las actuales  calles San Martín y  21 de Noviembre, existe un antiguo edificio que originalmente  ocupaba  un solar ( ¼ de manzana)  de Concepción del Uruguay (ER), encontrándose dentro del  “Casco Histórico” de la ciudad el que fuera construido primeramente como fábrica  de muebles, para posteriormente , dado su capacidad cubierta fuera utilizado para espectáculos públicos (corridas de toro, boxeo, cine, etc.) y como estadio de básquet, siendo el primero de este tipo en la ciudad, antecesor del después conocido “Salón Monumental” de la esquina sur oeste de las actuales calles Eva Perón y Rocamora.

Su historia

Los primeros antecedentes que se han obtenido-hasta este momento- es la compra del solar a principios del siglo XIX por parte de la firma  Juan Piñón e Hijos, donde mandan a construir un espacio edificio que ocupa la totalidad del “solar” (40 varas sobre calle Madrid- actual 21 de Noviembre) e igual medida sobre calle San Martín, para ser destinado a la instalación de un importante aserradero, carpintería y fábrica de muebles.

La firma adquiere en Buenos Aires las modernas máquinas de carpintería que serían accionadas por una importante caldera alimentada a leña, las que son recibidas en el Puerto de Concepción del  Uruguay en octubre de 1907, en el Paileboat  “Paraguay”, iniciándose inmediatamente su montaje.

Su actividad,  al parecer no fue la esperada por sus propietarios, dado que para el año 1913, el amplio local es utilizado como salón de espectáculos públicos y  eventualmente se exhibición de películas.

A partir de estas circunstancias, el local, comenzó a ser llamado “Salón  Uruguay”  en el que actuara el 5 de Abril de 1913,  célebre clown (payaso) inglés Frank Brown, quién  estando en la cúspide de su carrera e integrando el elenco del  Circo “Ecuestre y de Novedades” o “Circo de Brown”, realizaba una gira artística por el interior del país.-

El domingo 15 de Junio de 1919, en horas de la tarde, se realiza en el salón “Uruguay”, una importante corrida de toros,  que ha llegado hasta nuestro días  a través de la prensa escrita uruguayense  de la época que expresa: “El público  alcanzó a un centenar de personas, presentado los novillos en la pista, se observó de inmediato, que mostraban total indiferencia a las capas pese a la acción de los banderilleros, mostrando deseos de volver al campo .En tanto un torito hizo las delicias del público, más cuando fue montado por un aficionado, que provisto de espuelas hizo mover al animal (…)La empresa organizadora que el próximo jueves se repetirá el espectáculo con hacienda “más brava…

Vista sobre calle 21 de Noviembre, puede verse parte del edificio original (Foto: Carlos Ratto)

A partir de la década de 1920, en el espacio local-sobre calle San Martín – se habilita una cancha de “pelota a paleta” que recibe la denominación de “Cancha La Argentina”, actividad que se prolongará por varios años, donde concurría gran cantidad de aficionados a este deporte

La parte del edificio -sobre la actual calle 21 de Noviembre- en el año 1928 es vendido en la suma de $ 15.000 a la Sociedad Anónima Industrial Entrerriana, para la instalación de una fábrica de zapatillas.

La  cancha “La Argentina”, aparte de su actividad principal -pelota a paleta- era utilizada para otros eventos deportivos, realizándose el 24 de Junio de 1933 un importante festival de box con la pelea de fondo del pugilista porteño Guillermo Guttoni con el crédito local  Jaime Escobar en una pelea de 10 x 1

Club Paletas Uruguay

Los aficionados uruguayenses que concurrían a la cancha de paleta “ La Argentina” , decidieron fundar un club que los nucleara en ese importante deporte , fundado el 9 de Septiembre de 1933 el “ Club de Paletas Uruguay”, con asiento en el mencionado local, que es alquilado al efecto,  quedando integrada su flamante Comisión Directiva por: Presidente: Sr Ignacio César Sifritti; Vice-Presidente: Sr. Ladislao B. Balbarry; Secretario: Valentín Alonso; Tesorero: Juan Argentino Vázquez; Vocales: Asencio  Valle; Dr. Francisco Hanza Zabaleta; Dr. Raúl Aranguren; Alberto Balaguer y Juan M. Bruzera.

Este club, utilizó la cancha poco tiempo, dado que para el año siguiente es utilizada para otras actividades.

Estadio de boxeo General San Martín

El  22 de Noviembre  del año  1934, en  el salón sobre calle San Martín (Ex Club de Paletas Uruguay)  se inaugura el estadio cerrado de boxeo General San Martín, que en esas circunstancias era propiedad del Sr. Barbachau, espectáculo organizado por el promotor de boxeo local  Carlos Boladeres  y en el que participa el crédito local Edmundo Duarte.

Cancha de básquet cerrada del club Tomas de Rocamora

El Club Tomás de Rocamora, que había sido fundado el 16 de Julio de 1927, arrienda en enero de 1935, el  edificio del estadio “General San Martín” para la construcción de una  cancha de basquebal cerrada, hasta tanto la entidad granate pudiera contar con la propia, no obstante su ocupación fue por un corto tiempo.

Fábrica de muebles del Sr. Gorin

En fecha imprecisa, el amplio local donde  había funcionado  el estadio “General San Martín” es arrendado por el Sr. Gorín donde instala una importante fábrica y venta de  muebles la que funciona por varios años, hasta el mes de enero de 1985, que un voraz incendio la destruye pese al  trabajo realizado por el Cuerpo de Bomberos y voluntarios.

Cancha de bowling

En la parte del edificio sobre la calle 21 de Noviembre en el mes de Agosto de 1987 se inauguran cuatro canchas de bowling, actividad muy difundida y aceptada por la juventud en esa época, hasta su venta para destinarlo al funcionamiento de  un templo evangélico.

Hoy ese otrora, amplio edificio está totalmente loteado, siendo ocupado por diferentes emprendimientos, desde una pizzería hasta una tienda.

Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “El primer estadio cubierto de la ciudad”, Edificios con Historia”, Tomo II                                                                   

 

 

 

La residencia del Coronel Pedro Melitón Gonzalez

Casa de Pedro Melitón González, en el año 1980
 
Se encuentra ubicada en el casco histórico de Concepción del Uruguay, en la intersección de las calles Urquiza (Ex Santiago del Estero, Coronel González y Centenario del Pronunciamiento) y 8 de Junio (Ex San José y La Rioja), esquino sureste.
Es una antigua casona de estilo italiano, que fuera la residencia del Coronel Pedro Melitón González. Alrededor del año 1875, Pedro Melitón González, era una figura de reconocida trayectoria en el ámbito militar, político y ciudadano de nuestra ciudad, tanto, que es invitado por un grupo de correligionarios del partido conservador a postularse como candidato a Gobernador de la Provincia.
Según una anécdota de la época, éste habría manifestado que, para ser gobernador, debía tener una residencia “acorde el cargo” para lo cual manda a construir su residencia en el solar de la esquina de las calles Rioja y Santiago Del Estero.
No se ha podido, al menos hasta el momento, conseguir los antecedentes de la propiedad del solar, antes de su compra por parte del Coronel González y su esposa Etelvina Céspedes de González.
Para la construcción de la residencia, llevan a sus dueños a tomar créditos para la financiación de la obra. La casona, fue construida a “todo lujo” acorde la concepción arquitectónica de la época y constaba de doce habitaciones principales, dos habitaciones de servicio, una cocina, dos baños, un galpón, techos de teja y tejuelas, cielorrasos de lienzo, pisos de madera y mosaicos.
Coronel Pedro Melitón González

Las aspiraciones del Coronel González de llegar a la primera magistratura de la provincia, se vieron truncadas al no obtener los votos necesarios en las elecciones.

Fallecido el matrimonio González-Céspedes, la mitad de la propiedad pasa como herencia a su hija María González de Quesada. La otra mitad, estaba hipotecada a favor del Sr. Vicente Corbalán que a su vez se la transfiere al Sr. Fulgencio del Sel.
La Municipalidad de Concepción Del Uruguay, en homenaje a quién tanto había dado a la ciudad, por Ordenanza de fecha 3 de mayo de 1890 manda a cambiar el nombre de la calle 19 de Mayo por la de Coronel Pedro Melitón González.
El 10 de julio de 1896, Fulgencio del Sel vende a Luciano Quesada, la mitad de la propiedad que estuviera hipotecada, pasando de esta manera al matrimonio Quesada-González, que queda en propiedad del total de la construcción.
Al fallecer sus dueños, la casona pasa a la sucesión de Luciano Quesada y María González, que la venden el 7 de septiembre de 1900 A Don Mariano Unzué.
 
Sede del Banco Hipotecario Nacional
El 15 de noviembre de 1886 se crea el Banco Hipotecario Nacional en la ciudad de
Buenos Aires. En Concepción del Uruguay, se habilita la Agencia local el 9 de julio de 1887, siendo su representante José María Cordero (h), que había sido Capitán de Puerto luego Subprefecto del Puerto de Concepción del Uruguay, teniendo sus oficinas en la esquina de las actuales calles Juan Perón y Ereño (donde por muchos años estuviera la farmacia Pasteur).
En 1899, el banco alquila la antigua casona de la familia González, en la esquina de las calles Coronel Gonzalez y La Rioja. El Banco Hipotecario, funciona en ése lugar, hasta septiembre de 1920 que se traslada a la esquina noroeste de las calles Galarza y Congreso De Tucumán.
 
Venta de la casona
Al fallecer el Sr Mariano Unzué, queda como única y universal heredera de la propiedad, la Sra. Maria Luisa Unzué de Aldao. La dueña de la finca, el 21 de junio de 1913, la vende al Sr. Justo V. Balbuena, que era Rector de la escuela Normal Mixta de Profesores (denominación de ésa época), casado con Doña Adela Sobrero de Balbuena, interviniendo en la escritura el escribano Wenceslao Gadea.
 
Casino de oficiales del regimiento N° 10 de Infantería Montado
El 30 de marzo de 1925, procedente de la ciudad de Gualeguaychú, se instala en nuestra ciudad el Regimiento N° 10 de Infantería Montada, alojándose la tropa provisoriamente, hasta que se finalicen los nuevos cuarteles (los actuales) en lo que fueran las instalaciones de la Sociedad Rural de Concepción del Uruguay (hoy Barrio La Rural).
La mayoría de la unidad» se instala en oficinas del que fuera el “Palacio de los tribunales” (hoy demolido), mientras que para “Casino de Oficiales” es alquilada la casa de la familia Balbuena donde funciona hasta el año 1935.
 
Otros dueños
Fallecido Justo V. Balbuena, la propiedad pasa por sucesión a su esposa Adela Sobrero de Balbuena y sus hijos Justo María Lorenzo y Ramón Félix Balbuena. En el año 1948, por ejecución hipotecaria, el Banco Hipotecario Nacional dispone su remate público el 10 de diciembre de ése año, a cargo del rematador público Santiago Arturo Vázquez con una base de $ 25.000. La casa es adquirida por el José Francisco Sáenz Valiente, para su esposa María Luisa Lanusse de Sáenz Valiente.
 
Anexo del Gran Hotel
Vista de la residencia en el año 2018 (Foto: Mabel Gómez)
 
El 21 de agosto de 1950, la Municipalidad local autoriza a su propietaria a subdividir la propiedad original en seis departamentos individuales, construyéndose además baños y cocinas, instalaciones de agua caliente y teléfonos.
Los departamentos, son inaugurados en mayo de 1951 como “Anexo del Grand Hotel”, propiedad, en ese entonces de la Sra. Lanusse de Sáenz Valiente.
La calle Coronel Gonzalez, con motivo de la celebración del Centenario del Pronunciamiento en 1951, pasa a denominarse “Centenario del Pronunciamiento” (Decreto Municipal N° 1466/1951).
Al fallecer la Sra. María Luisa Lanusse de Sáenz Valiente el 15 de junio de 1966, la propiedad pasa a su esposo, a quién se le es adjudicada con fecha 26 de marzo de 1981.
En 1970, la Municipalidad local, dispone por Decreto N° 2419/1970 que la calle Centenario del Pronunciamiento, retome el nombre de General Urquiza.
En el mes de febrero de 1996, Francisco Jose Sáenz Valiente vende el que fuera el “Grand Hotel” (Ex Palacio Texier) al Sr. Jorge Rodenas, no incluyendo en ésta venta el denominado anexo sobre la calle Urquiza esquina 8 de Junio.
Al fallecer el 22 de enero de 1997 Francisco José Sáenz Valiente la finca que fuera del Coronel González pasa a sus sucesores.
 
Hoy, esta vieja residencia, y producto de un abandono ocasionado por disputas judiciales, luce semi abandonada y con evidente riesgo de derrumbe si no es tratada con celeridad. Esperemos que las nuevas autoridades municipales que asumirán en diciembre se encarguen de este asunto para que no seamos testigos de la pérdida de una casa que tanto por quien fuera su propietario como por sus valores artísticos y arquitectónicos, merece ser preservada para memoria de nuestra comunidad.
 
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto: Andrés Rousseaux, “Concepción del Uruguay, edificios con historia” Tomo II

La casona del Doctor Benito Casildo Cook

Esquina noreste de calles 25 de Mayo y 8 de Junio. Foto del Restaurante “Urquiza” en la vista se puede ver al Sr. Andrés Rousseaux, a una de sus hijas y al perro “Mono”. Foto de 1938, extraída del libro “Edificios con historia” de Andrés Rousseaux

En la esquina noreste de las actuales calles 25 de Mayo y 8 de Junio, existió hasta principios del siglo XX (1904) una antigua propiedad que perteneciera a una tradicional familia uruguayense la que fuera adquirida, juntamente con un terreno aledaño sobre la calle 8 de Junio, por el Dr. Benito Casildo Cook (Ver biografía) para la construcción de un edificio destinado a consultorios médicos y habitaciones de internación…” lo que en la actualidad sería una clínica médica, siendo la primera de su tipo que contó la ciudad.

Esquina noreste de las calles Perón y Alberdi, hogar dónde nació el Dr. Benito C. Cook. Foto extraída del libro “Las Mallas del Viaje”

El Doctor Benito Casildo Cook, nació en nuestra ciudad el 9 de abril de 1868, hijo del abogado Benito G. Cook y Doña Francisca Llames, siendo bautizado en la Parroquia de la Inmaculada Concepción el 14 de diciembre del mismo año por el sacerdote  Domingo Ereño. La casa de sus padres y donde el pasa su niñez y juventud, estaba ubicada en Vicente H. Montero (hoy Juan Perón) y Alberdi.

Cursó sus estudios primarios en su ciudad natal ingresando posteriormente al histórico Colegio del Uruguay Justo José de Urquiza, egresando como bachiller. Se traslada a la ciudad de Buenos Aires, para cursar la carrera de medicina, graduándose de médico con notas sobresaliente, radicándose en Concepción del Uruguay.

Ejerció su profesión con enteres y desinteresadamente, brinda sus conocimientos profesionales tanto que los que podían pagar la consulta como a los que no tenían, siendo reconocido como el  “el médico de los pobres….”

Contrajo enlace con la Señorita Obdulia María Herrera con quién tuvo cuatro hijos: María Obdulia, Eloísa, Julio César y Jorge Alberto

 La casona del Dr. Cook

El terreno de la esquina noreste de las calles 25 de Mayo y  Rioja (actual 8 de Junio) pertenecía en el año 1854 al destacado vecino  D Juan Andrés Vázquez, que fuera el pregonero del bando del pronunciamiento del 1º de mayo de 1851, quién lo vende, el 23 de noviembre de ése año a Doroteo Larrauri en 25 pesos plata, quién manda a construir su casa en el año 1860.

La propiedad y terreno aledaño, es vendida el 3 de noviembre de 1879 a la señora Ciriaca Cuesta de  Blanco, esposa del Coronel Carlos María Blanco, quién fuera el Jefe del primer Batallón de Infantería de Marina con que contara la nación creado por Decreto del 3 de noviembre de 1880, teniendo como asiento nuestra ciudad.

Al fallecer el Coronel Blanco, su esposa en carácter de única y universal heredera vende la propiedad a Carmelo García, quién fuera Subprefecto (Jefe) de Concepción del Uruguay entre el 21 de noviembre de 1893 al 21 de marzo de 1899.

Los herederos de D. Carmelo García, venden la propiedad y terreno aledaño al Dr. Benito Casildo Cook  el 1º de Julio de.

El Dr. Cook, en el año 1906, manda a construir en el lugar, previa demolición de la antigua construcción un moderno edificio (para la época) para destinarlo exclusivamente a consultorios médicos y habitaciones para alojamiento de los pacientes en base a los planos que le encomendara al ingeniero del “ministerio”  Wuidmüller, dándose inicio a los trabajos en el mes de septiembre del mismo año.

No se ha obtenido al fecha exacta de la finalización del edificio, pero de acuerdo a un aviso publicado en el periódico local “La Juventud” del mes de octubre de 1907, por el Dr. Cook,  decía: “…la atención en su nuevo consultorio de calles 25 de mayo esquina Rioja…” con la aclaración “pobres gratis…”

La vida del Dr. Cook, transcurría apaciblemente, rodeado de su hermosa familia, alternando sus actividades profesionales con la docencia en el Colegio del Uruguay y Escuela Normal de Maestros.

Una desgracia en el seno de su familia, va a alterar la vida del distinguido médico, al contraer su hija Eloísa “meningitis”, que motiva su fallecimiento el 24 de septiembre de 1912, ante la impotencia de su padre, que anda puso hacer para salvarla.

Este hecho, quebrantó la voluntad del Dr. Cook, entrando en una profunda depresión al sentirse culpable del fallecimiento de su hija. Esta situación le lleva a radicarse en la ciudad de Buenos Aires, siendo despedido en el puerto local por autoridades y el pueblo que él tanto había ayudado

Su domicilio en Buenos Aires, siempre tuvo abiertas sus puertas para todos los uruguayenses que por uno u otro motivo, llegaban buscando ayuda o apoyo que él  nunca eludió, sea rico o pobre, no era su estilo, siempre estuvo dispuesto a tener su mano a quién se lo pidiera.

El destino de la casona

Al radicarse el Dr. Cook en Buenos Aires, la casona  queda por un tiempo cerrada, hasta ser alquilada por Máximo Singercisky, quién aprovechando la amplia disponibilidad de habitaciones establece el “Hotel Nacional” con entrada por calle 25 de Mayo Nº 156.

Este vende el fondo de comercio, en la década de 1930 al Sr. Alfredo Rousseaux, que lo rebautiza con el nombre de Restaurant Urquiza. En el año 1936, se lo vende a su hermano Andrés Rousseaux, girando bajo la denominación de “Pensión y Restaurant Urquiza” hasta su  venta en el año 1947 al Sr. Richard.

La casona siguió siendo propiedad del Dr. Cook, hasta su fallecimiento el 10 de junio de 1947 en la ciudad de Buenos Aires, siendo sus restos trasladados a su ciudad natal por su pedido, recibiendo sepultura en el cementerio local.

Al cumplirse el primer aniversario de fallecimiento, se levantó un hermoso cenotafio en su honor, donde está plasmado un hermoso poema del Dr. Delio Panizza que dice: “...Al Doctor Benito Casildo Cook, por noble, por digno, por bueno…”

Y al cumplirse cien años de su nacimiento, la Municipalidad, bautiza a una calle de nuestra ciudad con su nombre.

 La casona, se siguió utilizando como “pensión y restaurante” hasta el año 1951, en que los herederos del Dr. Cook, María Obdulia Herrera de Cook e hijos, vende el terreno sobre calle 8 de junio  que es adquirido por Francisco Sáenz Valiente, para ser habilitado como playa de estacionamiento del “Gran Hotel”.

El edificio principal, sobre calles 25 de mayo y 8 de junio, se subdivide en tres lotes, siendo rematados el 27 de abril de 1952, por los martilleros locales “Bastreri y Canavessi”

La antigua casona, es totalmente remodelada con destino a viviendas y negocios como se la puede apreciar en la actualidad.

Edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Artículo de Andrés René Rousseaux del libro “Edificios con historia” Tomo II.