Los hijos de Justo José de Urquiza

Gráfico que muestra a todos los hijos de Justo José de Urquiza

Justo José de Urquiza, el futuro primer presidente constitucional argentino,  nació en estancia San José, ubicada en el Talar del Arroyo Largo, al norte de Concepción del Uruguay, el 18 de octubre de 1801. Fue   bautizado en el oratorio de la estancia por el Capellán Juan Claramonte, siendo padrino el Dr. Don Feliciano Pueirredon, que al no poder asistir, es reemplazado por Matilde Micaela de Urquiza, hermana de Justo José.

Según las crónicas de la época, Justo José aparentaba a sus cincuenta años, ser mucho más joven. De estatura regular, con fuertes y vigorosos músculos y espaldas anchas. Es decir su aspecto revelaba: valor, audacia y fuerza física.

Desde joven tuvo negocios, participo del ejército y a los 25 años de edad fue Presidente de la Legislatura de Entre Ríos. Tuvo además una vida social muy reconocida, logrando que al llegar a algún pueblo de nuestra provincia era recibido con una gran fiesta por los habitantes del lugar.

Mucho se ha hablado de su descendencia, adjudicándole muchos hijos, hasta se ha llegado a hablar de cientos de ellos. Pero lo cierto es que, según expresaba la Ley Nº 41 sancionada por el Congreso de la Confederación  Argentina el 1 de setiembre de 1855, “Se autoriza al Poder Ejecutivo de la Nación para que en vista del expediente que el Exmo. Señor Presidente Brigadier General D. Justo José de Urquiza produzca, para obtener la legitimación de sus hijos naturales, le otorgue esta con derechos a heredarle los legitimados en virtud de esta sanción, concurriendo en perfecta igualdad en cuanto a la patria potestad, herencia y demás derechos civiles, con los que puedan ser legitimados por subsiguiente matrimonio, o nazcan legítimos en virtud de este.”

Los trámites respectivos se demoran hasta el 31 de agosto de 1859. De esta manera, los hijos naturales reconocidos en virtud de esta Ley fueron:

Concepción: (1820-1892), hija de Encarnación Díaz; Teófilo (1823-1893), hijo de Segunda Calvento; Diógenes (1825-1904), hijo de Segunda Calvento, Waldino (1827-1870), Hijo de Segunda Calvento; José: (1829-1864), hijo de Segunda Calvento; Ana: (1835-1899), hija de Cruz López Jordán; Justo José, (1840-1870), hijo de Juana Sambrano; María Juana, (1842-1886), hija de Juana Sambrano; Cándida: (1842–1869), hija de Transito Mercado; Clodomira: (1846-1888), hija de Transito Mercado; Medarda: (1846-1910), hija de Cándida Cardoso y Norberta: (1846-1929) hija de María Romero

De esta manera, Urquiza, reconoce como propios a 12 hijos naturales, siete mujeres y cuatro varones, producto de sus romances con siete mujeres diferentes, algunas de ellas de muy importantes familias de la época como Segunda Calvento y Cruz López Jordán.

Luego, ya lo vemos, para el año 1852 residiendo en el palacio San José con Dolores Costa Brizuela (Gualeguaychú, 1833- Buenos Aires, 1896). En efecto, antes de la Invasión de Madariaga a Concepción del Uruguay y Gualeguaychú, que hace peligrar la integridad de Dolores que estaba en Gualeguaychú. Urquiza in tentando resguardar la seguridad de su prometida, hace que se traslade a Palacio San José. En su residencia de campo, se encontraban viviendo Ana Urquiza y López Jordán de 17 años y María Juana de Urquiza y Zambrano de 10, quienes le brindan su amistad y bienvenida a la casa.

Urquiza, finalmente se casaría con Dolores Costa, el 11 de octubre de 1855. De esta manera los hijos del matrimonio, fueron Dolores (1853-1940), Justa (1854-1940), Justo José Salvador (1856-1923), José Cayetano (1858-1920), Flora Del Carmen (1859-1945), Juan José (1861-1915), Micaela (1862-1871), Teresa, (1864- 1945), Cipriano José (1866-1949), Carmelo (1868-1909), Cándida (1870-1872). Con Dolores, Justo José tuvo 11 hijos, los que sumados a los doce que reconoció en virtud de la citada Ley, hace ascender a un total de 23 los hijos que tuvo, durante su vida  Justo José de Urquiza

Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Bibliografía: Domínguez Soler; Susana de, “Urquiza, Ascendencia vasca y descendencia en el Rio de la Plata” y Peppino Barale, Ana y Domínguez Soler, Susana “Doña Dolores Costa y Brizuela, esposa y viuda del Gral. Justo José de Urquiza”

 

 

 

El “Salón Monumental” o “Tavella”        

“Salón Monumental”, vista original

Este edificio, aún en pie, está ubicado en la esquina suroeste de la intersección de las calles Eva Perón (antes Federación Entrerriana, Colón, Eva Perón, Colón y La Fraternidad); y calle Del Comercio o Comercio, actual Rocamora.

Primeros dueños del solar

El antecedente más antiguo que se ha obtener sobre la propiedad del solar (un cuarto de manzana) en cuestión, es en base a los datos obrantes en el Libro “Hace Un Largo Fondo de Años, Genealogías Uruguayenses” de la escritora María Del Carmen Miloslavich de Álvarez, donde consta que ese solar perteneció a la familia de Don Antonio Mirón o Miro, casado con Josefa Sanabria, quién era Regidor del Cabildo de la Villa de Concepción del Uruguay en el año 1796; Mirón, era propietario de “tres tercios de la manzana frente a la plaza principal de la villa” (hoy Gral. Ramírez) sobre las actuales calles Galarza, Eva Perón y 25 de Mayo, es decir, los terrenos donde en la actualidad se encuentran el edificio del Banco de Entre Ríos, el edificio Antares y el Salón Monumental.

El 23 de Julio de 1839, una de las hijas del matrimonio Mirón o Miro ‑ Sanabria, Isidora, contrae enlace en la iglesia de la Inmaculada Concepción, con el hermano  mayor del Gral. Justo José de Urquiza, Cipriano José, viudo de María Teresa de Jesús López Jordán, que falleciera el l5 de mayo de 1838.

De éste matrimonio nace José Antonio Urquiza Mirón o Miró, sobrino y ahijado del Gral. Urquiza, quién con el correr del tiempo, se casa con su prima hermana Cándida Margarita Urquiza (hija de Justo José), heredando éste matrimonio, por parte de la familia Mirón ó Miró, entre otras propiedades el solar de la esquina de las calles Federación Entrerriana (Hoy Eva Perón) y Del Comercio o Comercio (actual Rocamora). De este matrimonio Urquiza Mirón ó Miró – Urquiza nacen Carmen Silvia (fallecida) Carmen Cándida (más tarde casada con Vicente Benito Fernández).

El 3 de marzo de 1865, ante el escribano Benito Cook, José Antonio Urquiza Miró, transfiere a sus hijos Vicente Benito y Carmen Cándida, de este vecindario, los siguientes bienes, entre otros: Un solar sobre la calle Comercio (Rocamora) lindante: al Norte, calle de por medio , herederos de José Ramírez, (ex parrilla Filipini). Al sur,  Sucesión del Gral. Simón Santa Cruz (solar que también había sido propiedad de Don Antonio Miró y comprado por éste. Al este, Testamentaria de Rafaela Palacios de Taborda y al oeste Alberto Larroque o Antonio Ansaldi

Esta transferencia de bienes, es recién inscripta en el registro de la Propiedad de Concepción del Uruguay el 2 de marzo de 1911, por parte del Escribano Wenceslao Gadea.

Es éste el primer antecedentes Notarial, sobre la propiedad investigada, que perteneciera originalmente a la familia Miró ‑ Urquiza.

En el plan de la defensa de la Ciudad de Concepción Del Uruguay, levantado el día 25 de noviembre de 1873, por parte del delineador municipal Victoriano C. Guzmán, por orden del 2do Jefe de las Fuerzas Nacionales de Guarnición, ante un probable ataque del Gral. Ricardo López Jordán, se consigna en la esquina de las calles Comercio (Rocamora) y Federación Entrerriana (Eva Perón), la existencia del “Cantón de Defensa Nº 8” y se indica en  la existencia de “un terreno baldío con cerco, en el solar que nos ocupa.

Estación de Tranway y Ómnibus

En el año 1907, se autoriza al Señor José Navarro a instalar en la ciudad un servicio de “Tranvías a tracción a sangre” desde la Plaza Gral. Ramírez hasta el Puerto Nuevo. Si fracasaba este sistema, se pondrían  en circulación dos ómnibus para el transporte de pasajeros desde la Plaza Gral. Ramírez al Puerto Nuevo y a la estación del ferrocarril.

La Estación de los Tranvías, se construiría en el terreno de la esquina de Rocamora y Colón          (Eva Perón), donde posteriormente, se construye el “Salón Monumental o Tavella”. Esta iniciativa, no prosperó por varias causas, entre ellas la falta del apoyo económico de los capitales locales.

 

El Salón “Monumental” o “Tavella”

En el año 1906, Pedro Artusi, asociado con Francisco Tavella y Fernando V. Dodero, abren un negocio de almacén en de ramos generales, al por mayor y menor, en una propiedad del primero, cita en la esquina de las calles Mitre y Paraná (hoy Congreso de Tucumán) girando bajo la razón social de “Artusi, Tavella y Cía., incorporándose posterior mente a la firma  Pedro Tavella. A los dos años (Agosto de  1908), se mudan a la esquina de la calle Mitre y Mendoza (hoy Onésimo Leguizamón).

El 16 de mayo de 1911, la sociedad Tavella Hnos. (Francisco y Pedro) y Fernando V. Dodero, adquieren a la Sra. Carmen Cándida Urquiza de Fernández y al Sr. Vicente Benito Urquiza, ambos residentes en la ciudad de Buenos Aires, representados por el Sr Eduardo C. Fernández, el solar de terreno ubicado a media cuadra al norte de la Plaza General Ramírez, en la esquina de las calles Rocamora y Colón de la ciudad de  Concepción del Uruguay),  de 40 x 40 varas sobre ambas calles. Interviene en el acto Notarial el Escribano Wenceslao Gadea, que la inscribe el día 26 del mismo mes y año, en el registro de la propiedad de la ciudad.

Era intención de la firma Tavella Hnos. y Dodero, construir en el predio un “gran salón para la venta al por mayor y menor de artículos de almacén, bazar e implementos agrícolas, independiente  de la razón social Artusi, Tavella y Cía.‑

La Construcción del “Salón Monumental”, como se lo de nominará desde el principio, dado sus dimensiones, no usuales para la época en la ciudad, se iniciaron en el año 1913, refiriéndose la prensa local sobre este emprendimiento:

“Esta poderosa firma comercial (se refiere a la firma Tavella Hnos. y Dodero) que hace construir el amplio y moderno edificio, único en la provincia, tendrá una sola planta”. “En su centro se elevará una cúpula de 18 metros desde el “suelo, donde sus propietarios piensan emplazar un gran reloj “de cuatro esferas y sonoras campanas, que puedan divisarse a gran distancia, llenando la necesidad de un reloj público que tanto reclama la ciudad“.   

El reloj de la iglesia había cumplido su ciclo y el de la Policía se colocó recién el 9 de julio de 1916. El reloj del Salón “Monumental o Tavella” como lo  habían proyectado sus propietarios, nunca llegó a instalarse.

La casa comercial Tavella Hnos. y Dodero se inaugura en febrero de 1914, teniendo para atención de los clientes de la ciudad y campaña, un moderno coche Buick, recientemente recibido de la ciudad de Bs As.

Los rubros en que operarían, desde los artículos de almacén al por mayor y menor, bazar, ferretería, armería y cuchillería teniendo en éste último ramo, cuchillos importados desde Alemania con la marca “Tavella”, además maquinarias e implementos agrícolas etc., al decir de la gente, era “Un Emporio Comercial de la ciudad”, donde se podía comprar, desde un clavo a azúcar, ó desde un auto a una trilladora.

Atendían además, la explotación de montes en la zona de Sauce De Luna (Departamento Villaguay), Rosario del Tala e islas del Rio Uruguay para la elaboración de carbón vegetal, que era transportado por buques, a las sucursales que tenía la firma  en Montevideo (ROU) y La Plata (Provincia de Bs As).

En Itá Corá (Corral de Piedra) en el Pay Ubre (Mercedes, provincia de Corrientes) tenían explotación de leña y carbón vegetal. La firma Tavella poseía dos ferrocarriles propios, sistema Decauville, desde sus obrajes hasta las ciudades de Villaguay  y Mercedes (Corrientes).

En Concepción del Uruguay, eran propietarios de parte de la Isla del Puerto (Ex Isla de las Garzas), a la que habían denominado “Llanoro” por las últimas sílabas de los apellidos de los dueños Tavella  Hno. y Dodero, que habían adquirido, el 7 de julio de 1913, a la Sra. Josefa Pareda Vda.  de Seró, con una superficie de más de 102 hectáreas, ubicadas al sur del canal de acceso al puerto, para destinarla a la plantación de árboles frutales, hortalizas y en sus partes bajas, se plantarían sauces y mimbres.

Al norte de la ciudad, eran propietarios de la Quinta denominada “Los Mandarinos” o “Buena Vista” (actual Barrio San Isidro, ex Hospital Justo José de Urquiza, Parque de la  Ciudad y Cantera Municipal) con una superficie de 57 Hectáreas, sobre los arroyo El Curro y Molino; sobre este último, disponían de un muelle denominado “Puerto Tavella”, donde se embarcaba material de ripio y piedra (El muelle estaba ubicado unos metro al norte del actual puente a Banco Pelay).

La cantera existente en esta chacra, fue explotada alrededor de los años 1947/1948 por el Sr. Victorio Mussolini hijo de Benito Mussolini.

El 24 de diciembre del año 1914, la firma, pasa a denominarse  “Sociedad Comercial y Colectiva Tavella Hno. y Dodero” e integrada por los socios, Francisco y Pedro Tavella y su Cuñado Fernando V. Dodero.

Contingencias comerciales y económicas, llevan a la disolución de la firma, el 14 de julio de 1920, acorde escritura pública ante el escribano Wenceslao Gadea; los Señores Francisco Tavella, Pedro Tavella y  Fernando V. Dodero, de común acuerdo resuelven la liquidación definitiva de la sociedad que giraba, en el comercio local, bajo la razón social de “Tavella Hnos. y Dodero” acorde al inventario y balance respectivo, haciéndose cargo del activo y pasivo el Sr. José Santiago Tavella, (hermano de los primeros que se incorpora a la firma), transfiriéndose a su nombre, el inmueble donde tenía asiento la sociedad disuelta es decir, el “Salón Monumental ” ó “Tavella”.

A los pocos meses, el 25 de diciembre de 1920, se constituye la “Sociedad Comercial Colectiva “Tavella Hnos”, formada por los Francisco, José Santiago y Pedro Tavella, continuando con la explotación del “Salón Monumental” y demás rubros en que la sociedad desplegaba su actividad comercial.

La gran crisis económica de los año 30 y avatares de orden financieros de la sociedad, hace que paulatinamente, sus actividades vayan decayendo, encontrándose para el año 1936 prácticamente paralizada, con fuertes endeudamientos bancarios, que años después, motivarán su quiebra, y remate judicial de los bienes, entre ellos el “Salon Monumental”.

El Salón “Monumental” pasa a ser sala de  espectáculos

Cesada las actividades comerciales de la firma Tavella Hnos, el salón “Monumental” es destinado a la realización de bailes, estadio de Boxeo, grandes agasajos, tribuna política y todos aquellos espectáculos que requerían un local cerrado, “bajo techo”, para un gran número de público.

Los eventos llevados a cabos, en el recordado “Monumental” entre los años 1937 a 1957, en que pasara a hacer Terminal de Ómnibus, son innumerables, por lo que referiremos, solamente a aquellos que han tenido trascendencia histórica, ó de interés, para la ciudad.

El primer espectáculo que se realiza en el “Salón Monumental” es el baile de disfraz y fantasía organizado por el Club División Río Uruguay para sus asociados, el sábado 31 de enero de 1937, que al decir de la prensa de la época, tuvo un gran éxito, a la que siguieron, numerosas reuniones similares.

El 17 de abril del mismo año, por iniciativa de una modesta institución deportiva local, el “Litoral Boxing Club”, en el Salón “Monumental”, se inaugura el “Palacio Del Box”, siendo de trascendental importancia para la vida de la ciudad, dado que tenía un estadio de boxeo, de primera magnitud, con reminiscencias de ser un símil del “Luna Park”.

En la jornada de inauguración, se realizaron varias peleas preliminares, actuando además el atleta alemán “Tarzán”, que efectuó exhibiciones de fuerza. En la pelea de fondo, se enfrentaron, los púgiles porteños Ismael Ispinzi e Isidoro Zárate, en una pelea de 8 rounds, ganando Zárate por abandono en el 3er round.

En su ring, supo cruzar guantes, en innumerables y memorables peleas, el siempre recordado Campeón Uruguayense de Box Edmundo Duarte (a) “El Rengo Duarte”, como se popularmente se lo conocía.

El hecho más trascendente, desde el punto de vista histórico, tal vez, el gran almuerzo popular que se realizara el día 24 de junio de 1944, al entonces Presidente de la República (de facto) General Edelmiro J. Farrell, en cuya comitiva se encontraba el entonces Coronel Juan Domingo Perón, en su condición de Vice‑ Presidente de la Nación, Ministro de Guerra y Secretario de Trabajo y Previsión, siendo la única vez que visitara nuestra ciudad, participado en la demostración al redor de 1200 comensales.

En el año 1945, el empresario Uruguayense Bruno Franscechi arrienda a sus propietarios, el “Salón Monumental”, teniendo previsto introducirle importantes mejoras, para habilitarlo como “Estadio de Boxeo” y  atracciones diversas, al mejor estilo del “Luna Park” de Buenos Aires.

Asimismo, el Club Regatas Uruguay, estaba interesado en habilitar en el salón, una cancha de Básquet cubierta, siendo en ése momento, la única de esas características en la ciudad.

El Señor Franscechi, inaugura el “Estadio Uruguay” o “Stadiun  Uruguay” (Ex Salón Monumental o Tavella) con dos grandes bailes  el sábado 28 y domingo 29 de abril, amenizado por la orquesta de los hermanos Videla de la Ciudad de Colón.

Pocos días antes de esta inauguración, el 23 de abril de 1945 fallecía en la Ciudad de La Plata (Bs As) el mentor del “Salón Monumental”, Francisco Tavella, cuyos restos mortales, fueron trasladados a Concepción del Uruguay, en el vapor de la carrera, recibiendo sepultura en el cementerio local el día 25 de abril.

El 8 de Junio del mismo año, se realiza el primer festival de boxeo en el “Estadio Uruguay”, con importantes peleas  y se programa el “Primer Campeonato de Boxeo de los Barrios de Concepción del Uruguay”, siendo el director técnico, de los espectáculos de boxeo, el recordado Pablo Sbárbaro.

A estos eventos sociales y deportivos, le siguieron a través de los años otros, como ser kermeses a beneficios de instituciones y clubes locales; la presentación el  11 mayo de 1946 de Florindo Sassone y la “Ñata Gaucha”, Azucena Maizani y compañías de radioteatro, de las principales emisoras de la época, de la ciudad de Buenos Aires.

Los días sábado 29 y domingo 30 de junio de 1946, actúa el siempre recordado cantor de los “Cien Barrios Porteños” Alberto Castillo y sus “Negros Candomberos”, seguido de un gran “Baile Popular”.

En mayo de 1947 por cambio de concesionario en su explotación el “Salón Monumental” ó “Tavella”, se le pone el Nombre de “Salón Le Palace”, coincidente con la realización de un gran baile por parte del “Club Atlético Lanús”, pero en la jerga popular mantuvo se primera denominación de “Monumental”.

Los grandes bailes, sobre todo los de carnaval, se continuaron realizando en este salón, al igual que la presentación de prestigiosos artistas del teatro y radio, dado que por su capacidad de público, no había otro igual en la ciudad.

El domingo 21 de mayo de 1950, un grupo de amigos agasajan con un gran almuerzo popular, en el “Salón Monumental”, al intendente electo de la ciudad Juan Antonio Sansoni, quién asume la intendencia, el 23 de mayo, en reemplazo del Juan Rizzo.

A partir del 1 de octubre de ése año, el “Monumental”, es arrendado a sus propietarios (Sucesión Tavella) por la firma de martilleros locales, Norberto Arramberry y Buttaro, para ser utilizado como “salón de remates”, lugar donde se reciben las consignaciones, acorde a avisos publicados por los diarios y periódicos locales  de ésa época.

Después de varios años de faltar el bullicio de las multitudes, que por bailes, espectáculos, ó reuniones políticas, sabían congregarse allí, el “Monumental” vuelve a sentir la emoción del público, al ser habilitado nuevamente como “Estadio de Boxeo y otros Espectáculos”, con el Nombre de “Palacio De Los  Deportes”.

El 2 de octubre de 1953, se inaugura con su nueva denominación, con un gran festival de Box, organizado por el Club Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay, en adhesión al “Día del Viajante” con una pelea de fondo entre el “Campeón de todos los tiempos”  Raúl “Chito” Castromán y el Rosarino Jorge Saucedo, a quién derrota por amplio margen de puntos, después de una dura pelea.

En la pelea de semi fondo, el inolvidable “Kid Calefón” enfrenta al Rosarino J. Faure, empatando la pelea por puntos.

A ésta, le siguieron infinidad de reuniones boxísticas, bailables y espectáculos diversos, prácticamente, hasta la habilitación como terminal de ómnibus, en el año 1957

Salón “Monumental o Tavella”. Nuevos dueños

El 22 de abril de 1946, el Juez Federal de Concepción del Uruguay actual) Dr. Juan P. Cartosio en el Juicio seguido por el Banco de la Nación Argentina y el Banco de Italia y del Río de la Plata, contra la Sociedad “Francisco Tavella y Hnos.” integrada por Francisco Tavella (sus sucesores), Jose Santiago Tavella y Pedro Tavella”, dispone el remate público el día 20 de mayo, de los bienes de la sociedad, entre los cuales se encontraban, el “Salón Monumental o Tavella” y la Isla “Llanoro” (parte de la isla del Puerto), estando el remate a cargo del martillero Juan A Mantero, no llegándose a vender el salón por falta de oferentes, no así los otros inmuebles.

En el año 1933 (23 de octubre) se constituye en Concepción del Uruguay, la firma Comercial “Del Rio Hraste y Cía.”, integrada por Carlos Del Río, Francisco Hraste, Juan Carlos, José Alberto, Juan Manuel Y Luís María Gabioud, operando el ramo de ferretería, bazar, pinturería, artículos del hogar y rurales.

Esta sociedad en el año 1954, cambia la razón social, al vender su parte societaria, los señores Juan Manuel y Luís María Gabioud, a los restantes socios, continuando con la denominación de anterior.

El 11 de julio de 1955, la razón social “Francisco Tavella y Hnos.”, en liquidación, representada por los Señores José Santiago y  Pedro Tavella y los Doctores Juan Ángel Texier y Miguel Ángel Gonella (los dos primeros en su condición de socios solidarios y los dos restantes en representación de la Sucesión de Francisco Tavella o sea el otro socio) venden a la firma “Del Río, Hraste y Cía.”, el inmueble de la esquina de las calles Eva Perón y Rocamora, interviniendo el escribano Lorenzo Gaggino.

Sobre esta operación comercial, la prensa local se hace eco diciendo: “La firma de plaza “Del Río, Hraste y Cía. adquirió el “Salón Monumental”, que desde hace años se encuentra desocupado en la esquina de Eva Perón y Rocamora y que perteneciera al la “Sociedad Francisco Tavella y Hnos.”, siendo intención de la firma adquirente, trasladar al citado salón, su “comercio de ferretería, bazar, artículos sanitarios, barraca de “materiales y anexos”. Lo que hará que la zona céntrica “de la ciudad recobre su anterior dinámica, que al encontrarse desocupado, dejaba mucho que desear…”.

Los nuevos dueños, arriendan el salón en varias oportunidades para la realización de reuniones bailables, espectáculos diversos, entre ellos, la presentación en Junio de 1955, del ayunador hindú Tahara Bay, que poseía el record  mundial, encerrado en un  cofre de cristal, rodeado de varias serpientes y sin ingerir alimento alguno.

El 19 de enero de 1956, fallece Pedro Hraste, uno de los socios de la firma propietaria del “Monumental”, y a los pocos meses después, uno de sus fundadores Pedro Tavella.

 

Al la derecha de la foto puede verse la terminal de ómnibus “Gral San Martín”, con dos coches estacionados afuera.

El “Salón Monumental” se transforma en terminal de ómnibus 

Desde hacía tiempo, las autoridades y la prensa local, venían bregando por dotar a Concepción del Uruguay, de una terminal de ómnibus, acorde al incremento del transporte de pasajeros, que por vía terrestre, que tenían como terminal a la ciudad.

En el año 1957, las autoridades municipales, inician conversaciones con los propietarios del “Salón Monumental”, “Del Rio Hraste y Cía.”, para el arrendamiento del mismo, para destinarlo a Terminal de las líneas de ómnibus de pasajeros, previos trabajos de adaptación del local.

Concretada la operación, se iniciaron los trabajos previos, que eran necesarios realizar en el amplio salón, teniéndose previsto que los ómnibus, ingresaran por la calle Rocamora y salieran por Colon (Eva Perón), para permitir en embarco y desembarco de los pasajeros, a cubierto de las inclemencias del tiempo, lo que al poco tiempo de haberse habilitado debió desecharse, por haber presentado el piso, grandes fisuras, debido a que no estaba preparado para el peso de los ómnibus, existiendo en toda la superficie del local un sótano, lo que hacía peligrosa la circulación de vehículos.

El servicio de restaurant y bar, es licitado, siéndole adjudicado a José Adolfo Carricarte y años después, fue su concesionario, el Sr. Abelardo Quiroga, y luego, nuevamente el Sr. Carricarte.

Simultáneamente, un grupo de entusiasta jóvenes empresarios locales, propician la creación de una “Galería Comercial” para exposiciones y ventas, la que se denominaría “Galerías Americanas”, a ser construida en el Subsuelo de la Terminal de ómnibus con alrededor de 22 stand, con entradas por las calles Rocamora y Colón, ésta iniciativa quedó en el “proyecto”.

El domingo 15 de septiembre de 1957, con una ceremonia realizada en el amplio local, se inaugura la tan esperada Terminal de Ómnibus de Concepción del Uruguay, a la que se da, el nombre de “General San Martin”, entronizándose en el lugar, una imagen de la Virgen de Lujan.

Simbólicamente, se bendice el primer ómnibus de pasajeros que sale de la flamante terminal, finalizándose el acto con un remate a cargo del martillero Juan Carlos Rabosto, a beneficio del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

El movimiento de pasajeros y público en la “Terminal”, hacía atractivo, desde el punto de vista comercial, la instalación de locales, en la parte del gran salón, sin utilizar, sobre las  calles Rocamora y Colon.

Ello motiva que en el año 1958, sus propietarios “Del Río, Hraste y Cía. ” presenten a la Municipalidad, un proyecto para la construcción de locales comerciales, sobre las calles mencionadas, la que se denominaría “Galería Uruguay”, pero pasarán algunos años para que se concrete esta obra.

 

El Ex “Salón Monumental”. Primer supermercado de la ciudad

Publicidad del supermercado, diario “Provincia”, año 1962

Los dueños del salón, difieren la construcción de la proyectada “Galería Uruguay”. En el año 1959, se constituye en la ciudad, “La Cooperativa de Consumo de los Trabajadores Organizados de Concepción Del Uruguay”.

Era su propósito, habilitar un “supermercado” de auto servicio, para la venta de artículos de la canasta familiar, a precios competitivos, con los existentes, en los comercios similares de la ciudad, en beneficio de la clase trabajadora.

Para su instalación, arrendaron a la firma propietaria del ex Salón Monumental”, la parte no utilizada por la terminal de Ómnibus “Gral. San Martin”, y el subsuelo, donde se construiría un “entrepiso”.

En el mes de noviembre de 1959, el Sr Presidente de la Nación firmó el respectivo decreto, dejando constituida la “Cooperativa de Consumo de Obreros Organizados Uruguayenses Limitada” y habilita la instalación de un supermercado  en la ciudad de Concepción del Uruguay.

El Consejo de Administración, pone manos a la obra, iniciándose los trabajos de adecuación del local, los que llevaron más tiempo del previsto, dado que pasaran casi tres años, hasta la inauguración del “Supermercado” de la cooperativa.

Después de una serie de inconvenientes, el 15 de julio de 1961, se inaugura el supermercado de “auto servicio” en el edificio del ex “Salón Monumental”, con la presencia del Ministro de Gobierno de la provincia Dr. Martin Irigoyen, abriendo las puertas al público, el día 20 del mismo mes y año.

La Cooperativa, sufre vaivenes de orden económico y administrativo, que la obligan a cerrar el “supermercado de la terminal”, como se lo conocía popularmente, en el año 1964, para realizar una reorganización interna.

Para tal fin, se nombra una “comisión provisoria”, presidida por Atilio Filippini y se designa como gerente a Carlos María Cherot, reabriendo sus puertas el 12 de noviembre de 1964. Pocos  años después, el Supermercado de la terminal cierra definitivamente sus puertas.

El “Salón Monumental” en la actualidad

Los últimos años del “Salón Monumental”

La firma propietaria del edificio, “Del Río, Hraste y Cía.”, el 27 de Junio de 1968, cambia la razón social por la de “Hraste, Del Rio y Gabioud”, acorde escritura labrada por la Escribana Graciela Balaguer de Marco.

Una vieja aspiración de las autoridades municipales de la ciudad, era construir una moderna estación terminal de ómnibus, acorde la jerarquía que la ciudad iba tomando, y a la importancia del movimiento de coches, que se registraba y con miras al desenvolvimiento futuro, lo que hacía, que su actual emplazamiento en el centro de la ciudad, fuera poco práctico, y presentaba inconvenientes al tránsito.

El 23 de  noviembre de 1970 se inaugura la nueva Terminal de Ómnibus de Concepción del Uruguay con el nombre de “El Supremo”, en el terreno municipal comprendido por las calles Rocamora, Dr. Scelzi, Galarza y Bulevar Benigno T. Martínez (hoy de Los Constituyentes) , construida en base a un proyecto del Arquitecto Antonio Botazzi, y siendo Intendente de la Ciudad el Profesor Miguel Ángel Gregori, trasladándose ahí los servicios de ómnibus.

El “Salón Monumental”, al trasladarse la terminal de ómnibus a su nuevo edificio, es utilizado por la firma propietaria, como depósito de materiales y sucursal de la casa central, cita en la esquina de 9 de Julio y Alem.

En el año 1977, con motivo de la celebración del Centenario de La Fraternidad, se le da el nombre de “La Fraternidad”, a la calle Colón y posteriormente en el año 1984, se la vuelve a denominar “Eva Perón”, nombre que mantiene en la actualidad.

El proyecto de años atrás, de los propietarios, de construir locales comerciales, en lo que fuera el “Salón Monumental”  sobre las calles “La Fraternidad” y Rocamora cuyos planos tenían aprobados, comienza a materializarse en el año 1982, con miras a su  posterior venta bajo el régimen de la propiedad horizontal”.

A tal efecto, el 11 de septiembre de ese año, estando los locales prácticamente terminados y a fin de posibilitar la venta del inmueble, con intervención del escribano Miguel Salvarredy, es inscripto en el “régimen de la Ley Nº 13.512 (Ley de la propiedad Horizontal).

El antiguo salón es dividido, en cuatro locales comerciales sobre la calle  Eva Perón, un local en la esquina de la referida arteria con Rocamora, y dos locales sobre ésta última, utilizándose su parte interior como cocheras, con ingreso por la primera calles mencionada.

Algunos de los locales, son vendidos para la instalación de negocios ó oficinas, bajo el régimen de la propiedad horizontal.

En una local sobre la calle Rocamora, previamente adecuado, entre los meses de abril de 1988 y julio de 1991 funcionó la Sucursal del Banco de la Nación Argentina de Concepción del Uruguay, mientras que su edificio de la esquina de San Martin y España, se le efectuaran importantes reparaciones.

También, en este lugar, el día 9 de Marzo de 1993 se inauguraron las oficinas de la Dirección General Impositiva (DGI).

El Edificio del Ex Salón Monumental o Tavella, o de la vieja terminal (como se lo conoce en  dentro del Registro de Edificios de Interés Históricos de la ciudad en su punto c) “Edificios Comerciales”.

Edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Texto: Andrés Rousseaux, “El salón Monumental o Tavella”

 

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Cuando se quiso fundir las campanas originales de la Inmaculada Concepción

Campanas de la Basílica. Albun de 1920

Al fundar Tomás de Rocamora la villa de “Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”, le asigna a la parroquia de la nueva ciudad un sitio frente a la plaza principal, hoy plaza “Francisco Ramírez”. Si bien en los primeros años la capilla siguió siendo la vieja “Capilla de Almirón”, consagrada el 1781, ya para 1802 se encontraba funcionando la primera parroquia de la Inmaculada Concepción, ubicada en el centro de la manzana en el mismo sitio dónde se encuentra el actual templo.

Aquella primera capilla de la villa funcionó entre principio del siglo XIX y el 2 de noviembre de 1849, cuando un voraz incendio la destruyó casi completamente, el padre a cargo de la parroquia, Dr. José Benito Cotelo, en una carta dirigida a Urquiza, describe el incendio de esta manera, dice “toda la iglesia ha sido presa de las llamas. De cuanto había en la sacristía nada se pudo salvar, por empezar allí el fuego, y sólo se salvo lo que había en el cuerpo de la Iglesia…”

Luego de esto, la capilla funcionó por espacio de casi 10 años en un salón de la escuela ubicada al norte, calle por medio y luego, una vez construido, en un espacio del Colegio del Uruguay hasta el 25 de marzo de 1859 fecha en que es consagrado el nuevo templo, el actual.

Este se debe a una iniciativa de Urquiza, asesorado por  sus amigos y consejeros, Pbro. Miguel Vidal (Vicario General y Senador nacional); el Deán de catedral de Paraná, Dr. Juan José Álvarez y el Vicario Foráneo, Pbro. Domingo Ereño.

Producto de esas charlas, en el año 1857, el general Urquiza, presidente de la Confederación, informa al párroco Domingo Ereño que había encargado el proyecto de construcción del nuevo templo al Arquitecto italiano Pedro Fossati, quién elaboró los planos y presupuestó la obra en 156.000 pesos fuertes, estos planos y el presupuesto fueron aprobados por la Comisión creada al efecto, y que se componía de el padre Domingo Ereño como presidente y la completaban Eulogio Redruello, Wenceslao López, Pedro M. Irigoyen, Nicolás Jorge, Fidel Sagastume, Antonio Palomar, Juan G. Barañao (Tesorero), Manuel A, Urdinarrain

El contrato con Pedro Fossati no incluía la construcción de los altares y de las torres-campanarios, de lo cual se deduce que estos últimos, estaban en el proyecto original. El acta-contrato firmada por Fossati y la Comisión encargada de llevar adelante las obras, fue firmada el 16 de febrero de 1856, estableciendo un plazo de entrega de 18 meses. En uno de sus puntos expresa que “Los altares, torres y casa del cura no están comprendidos en el presente contrato”.

Si bien la Basílica de la Inmaculada Concepción, fue consagrada el 25 de marzo de 1859, la primera vez que se oyó la campana donada por Dolores Costa fue el 8 de diciembre de 1858, ya que para inaugurarla se rezó la misa mayor en la iglesia meses antes de su consagración por parte del Nuncio Apostólico Marino Marini.

Originalmente la parroquia contó con tres campanas, “La Misionera”, fechada en 1729, que fue la primera campana de la nueva capilla de la villa, allá por 1790 y otras dos donadas una por Dolores Costa y otra por Justo José de Urquiza, la primera, llamada “La Justa”, tiene grabado lo siguiente “Debido a la piedad de Dolores Costa de Urquiza, y aparte: Antonio Massa – fundidor – 1858 Bs. As.” Y la segunda, llamada “La campana del general” dice “Debido a la piedad del Excelentísimo Sr. Gobernador de la provincia de Entre Ríos, D. Justo José de Urquiza – 1864, y aparate: Nicola Elena, italiano. Garantida por 2 años”.

Campanas de la Basílica, foto de 1938, gentileza Prof. Rubén Bourlot

En un principio, estas campanas estuvieron ubicadas sobre la pared norte del templo, por encima del reloj púbico, como se puede ver en las fotos que acompañan este artículo, hasta que en las reformas de la década de 1940, las torres fueron construidas y las campanas fueron alojadas ahí, en una de ellas, en la que da al norte.

Fue precisamente para estas fechas, más exactamente en el año 1947, cuando se desato una de las polémicas  a que nos tiene acostumbrado nuestro pasado. Las dos campanas donadas por Urquiza y su esposa, se encontraban dañadas, siendo imposibles que tañeran como otrora, en este marco el cura párroco de la Inmaculada, Pbro. Zoilo Bel, dispuso que las mismas sean retiradas y remitidas al Arsenal de Guerra de la Armada Naval para que allí fueran fundidas y luego con ese material fueran hechas nuevas campanas que retornarían al templo para continuar con su función. Esta actitud provocó una polémica en la ciudad, ya que había otras personas que opinaban que, aunque le fueran dadas sus antiguas formas y leyendas, ya las campanas no serían las mismas que acompañaran durante tanto tiempo y en muchas circunstancias tristes y felices a los habitantes de la villa, aunque algunos pensaban que ello era lo adecuado.

Otros, creían que lo mejor era retirarlas así como estaban, donarlas a un museo, se mencionó al Palacio San José o al Colegio del Uruguay Y luego ver la posibilidad de adquirir otras, ya sea por aportes del gobierno o por una colecta comunitaria de los Uruguayenses. De todas formas, se pedía al Comisionado Municipal que convocara a una amplia reunión con personas e instituciones de la localidad para analizar el tema y tomar la decisión más conveniente.

El señor Rodolfo Seró Mantero, a través del diario “La Calle” realizó una especie de “encuesta”, requiriendo la opinión de varias personalidades de la ciudad, entre ellas la del Sr. Antonio P. Castro, director, en ese momento, del Museo Sarmiento y ex director del Palacio San José, quien opinó en contra de la fundición de las campanas y dijo “si están rotas, rotas debe quedar” y recordó que en su momento, se opuso a la fundición de tres campanas existentes en el Palacio san José y que finalmente las mismas quedaron tal cual estaban, “rotas, pero tal cual estaba en su origen”. Luego opinaros sobre el tema otras distinguidas personalidades como Wenceslao Gadea, Benigno T. Martínez  y Manuel Macchi. Como se ve, las opiniones no eran coincidentes en cuanto al procedimiento a seguir, pero si en el sentido de conservar las tradiciones y los objetos de manera que se preserve su originalidad. De todas formas Seró mantero, se alegraba del movimiento que se había generado y consideraba que todo movimiento de opinión es beneficioso para una comunidad.

No obstante esta situación convulsionada, el 13 de mayo de 1947, el cura párroco Pbro. Zoilo N. Bel, resolvió enviar las campanas agrietadas, casi 1000 kg. de bronce, a los talleres de fundición del ministerio de marina de la Nación, dando cerrado intempestivamente el debate sobre el destino de la viejas campanas.

Dos años debieron pasar para que las campanas vuelvan  a su histórico lugar, en efecto el 6 de octubre de 1949, el cura de la parroquia, anuncia que las campanas estaban ya de nuevo en su lugar, conservándose tal como habían sido colocadas en 1858 y 1864.  Hoy, debido a su antigüedad y a su frágil estado, solo se las utiliza para hacerlas sonar en acontecimientos especiales, como por ejemplo, el fallecimiento de un Papa.

De esta manera se dio por terminada una polémica más de la ciudad sobre qué hacer con aquellas viejas campanas!

Las nuevas campanas

Hoy el campanario sur, que originalmente estuvo vacío tiene campanas nuevas, agregadas en la última puesta en valor en el año 2010, que también se rinden homenaje a personajes de nuestra ciudad que han acompañado el origen e historia de C. del Uruguay, tan ligada al asunto religioso.

La campana mayor se denominó “Don Tomas de Rocamora”, fundador de la ciudad que intercedió ante el Virrey Vértiz para que la villa llevara en su denominación el nombre de la patrona de la Parroquia. La campana de la derecha se llamó “Don León Almirón”, lugareño de la Villa del arroyo de La China, que hacia 1778 solicito a las autoridades Virreinales autorización para levantar la primera capilla, origen de la villa. Y  la campana de la izquierda, “Fray Pedro de Goytía” primer sacerdote a cargo de la capilla, designado por el cabildo de la Catedral de Buenos Aires.

Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Fuentes: Abescat, Francisco, “Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”, Diario “La Calle de fechas 14 de mayo y 17 de mayo de 1947. Agradecimientos a la Mus. Ana Trípoli y a la hemeroteca del museo “Casa de Delio Panizza” por su colaboración para este artículo.

 

 

El cambio en la mano de circulación en C. del Uruguay

Autos estacionados sobre la izquierda en calle España

En nuestra ciudad, como en muchos países de Latinoamérica, al comienzo de la introducción de vehículos, sobre todo motorizados, se tomó como regla la circulación por la mano derecha, norma que se sigue aún hoy en varios países, sobre todo anglosajones siendo Gran Bretaña y Australia los ejemplos más visible, y así, por supuesto, pasó en Entre Ríos, hasta que otros países adoptaron la norma de circular por la mano contraria y fabricaron vehículos, fundamentalmente Estados Unidos, adaptados a esa función, es decir con el volante a la izquierda, tal como lo vemos hoy.

Un poco de historia

En función de que el tránsito en la ciudad de Buenos Aires, se había vuelto muy complicado, y con el fin de organizarlo, la municipalidad de Buenos Aires, estableció mediante una Ordenanza del 4 de abril de 1872 que “los carruajes deberán siempre marchar por la derecha de la calle”.

Pero solo la circulación vehicular era por la derecha, con el tiempo la ingeniería inglesa empezó a tener mayor protagonismo y, por ejemplo, a fines del S. XIX, los ferrocarriles circulaban todos por la vía izquierda, excepto el de Casa Amarilla a Ensenada construido por un ingeniero oriundo de EE. UU., país donde desde la Independencia se avanzaba por la derecha.

En vista de ello, o sea por la predominancia de la costumbre inglesa, el intendente Francisco Seeber reguló el 17 de mayo de 1889 que el tránsito debía desarrollarse por la mano izquierda, disposición confirmada por otra del 16 de julio de 1897.

Aviso de Ford difundiendo el cambio de mano

Para 1945, el número de accidentes era muy elevado en relación a la cantidad de vehículos que circulaban, y dónde, aún se mezclaban los motorizados y los de tracción a sangre. Los expertos argumentaron que ese elevado número de siniestros, se debía que nuestro país era uno de los pocos que aún tenían la mano de circulación por la izquierda. Para evitar esto, se decidió cambiar el sentido de circulación, es decir que pasaría de la izquierda (sistema inglés) a la derecha (sistema norteamericano).

Por otro lado, la influencia de la potencia industrial de los Estados Unidos, se iba haciendo sentir en Latinoamérica y muchos países iban adoptando su forma de manejo, ya que los vehículos que estos producían eran con el volante a la izquierda. Argentina no fue indiferente a este contexto y decide enviar al al ingeniero Nicanor Alurralde a EEUU para estudiar las condiciones y la señalización, en tanto el Automóvil Club Argentino inició una campaña preparatoria que culminó en la propuesta de un cambio para el 5 de octubre de 1944 (Día del Camino). La cuestión económica no fue un punto menor, ya que al tener que adaptar el sistema de manejo de los autos, que provenían principalmente de EEUU, se volvía engorroso y agregaban mucho valor al precio final de los vehículos.

Pero, uno de los elementos que más influyó en la toma final de la decisión del cambio de mano  la proximidad de la inauguración del puente internación Paso de los Libres-Uruguayana que nos uniría con la república brasilera, ya que este último país tenía desde hace tiempo la circulación por la derecha y hubiera sido caótico que se encontrara de este lado con la circulación cambiada. La inauguración estaba prevista para el 12 de octubre de 1945.

Para ese momento solo Argentina y Uruguay mantenían la circulación “a la inglesa”, finalmente Uruguay fue el último país de Latinoamérica es imponer el tránsito por la derecha, lo hizo desde el 2 de septiembre de 1945 a las 4 a.m.

Tomada la decisión, nuestro país emite el virtud del decreto Nº 26.965/1944 que establece que a partir del día 10 de junio de 1945, desde las 06:00 se debería cambiar la mano de circulación en todo el país y se limita temporalmente la velocidad de circulación de los coches en campo abierto  a 70 km p/h, en zonas suburbanas a 35 Km p/h; y dentro de las ciudades (zona urbana) a 20 Km p/h. Es interesante destacar que el día elegido fue un domingo, dónde el tránsito es menor, de modo de que el cambio de mano fuera los menos traumático posible.

En la provincia se creó un organismo la “Comisión Provincial del Cambio de Mano” y, en nuestra ciudad, los medios de difusión, básicamente los diarios tuvieron mucha influencia en difundir las nuevas medidas que fueron acompañadas por personal de tránsito de la municipalidad en la orientación de los conductores en los primeros momentos, con el fin de ordenar el tránsito y prevenir accidentes.

Los comercios y empresas se sumaron a la campaña de difusión y podemos ver un aviso de Ford de esa época publicado en el diario “La Calle”, que señala que, entre los beneficios que traería esta medida destacaban que “Los nuevos coches llegarán más rápidamente al país”, “Los motores y repuestos costarán menos” y “El turismo con los países vecinos se verá facilitado”, un aviso dela tienda “La Chaqueña” decía “Cambie de mano, pero no de tienda”.

Al principio según los relatos de las crónicas de la época fue un proceso no exento de problemas que fueron severamente marcados por el joven diario “La Calle”, sobre la falta de controles, de señalización del sentido de las calles, de planos indicativos y, por supuesto, de la mala conducta de los conductores, algo todavía no resuelto  más de 75 años del “cambio de mano” de la circulación vehicular.

Ese día, el 10 de junio, y por esta razón, se celebra en nuestro país el “Día de la seguridad vial”.

Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Bibliografía: Diarios “La Calle” de 1945. Agradecimiento a la Museóloga Ana Trípoli, por facilitarnos el acceso a las fuentes. Y, http://www.vialidad.gba.gov.ar/

 

 

 

Doctor José Scelzi

Dr. José (Giussepe) Scelzi

Cuantas veces pasamos por una calle de nuestra ciudad y nos preguntamos el porqué de su nombre. Antes se denominaba calle A, pero, desde 1947 se llama calle Dr. José Scelzi. Éste es un apellido muy conocido de la historia local y generalmente lo relacionamos con Carlos María Scelzi, quien fuera tres veces intendente de Concepción del Uruguay. Pero, en este caso no está relacionado con el viejo caudillo justicialista, sino que refiere a una personalidad del pasado más lejano, al Doctor José Scelzi, que si bien no fue hijo de Concepción del Uruguay, lo podemos considerar como si lo fuera. Fue un italiano del que realmente los concepcioneros ponemos sentirnos orgullosos.

Su llegada a nuestra ciudad se da a través  de la invitación de un compatriota, el profesor Luis Scappatura, Vice rector y profesor del Colegio del Uruguay.

Respondiendo a esa invitación llega José Scelzi a nuestra ciudad, siendo muy joven, con el título de Doctor en Leyes expedido por el Real Universidad de Nápoles, enamorándose de Concepción del Uruguay y de una joven muy ilustrada, Señorita Rosa Risso, con quien se casa, formando así, su familia.

Este joven de tan solo 27 años, por sus características personales y su erudición, fue muy bien visto por el Gobernador de nuestra provincia, además eran escasos en esos tiempos, los profesionales venidos de una tan prestigiosa Universidad.

Es así, que le confía el cargo de Agente Fiscal de esta jurisdicción. Y como prueba de fuego, debe actuar en un juicio que nos toca muy de lleno y de gran repercusión social y política. Nada menos que de la querella de los deudos del Gral. Justo José de Urquiza, en el juicio a José María Mosqueira, el único detenido de la partida que invadió el Palacio San José, el 11 de abril de 1870. José Scelzi afronto la tarea airosamente, había que dar un dictamen y produjo un fallo ejemplificador para la violencia política de la época.

Mosqueira era un reo distinguido, agitaba a opositores. Pero no asusto a Scelzi quien produce un nutrido y brillante dictamen. Y condena a Mosqueira a una multa de dos mil a seis mil pesos fuertes, ya que este fue un actor pasivo, en aquella tragedia de San José Este dictamen hace muy conocido al Dr. Scelzi.

Posteriormente fue convocado para profesor del Colegio Nacional. Y el 20 de abril de 1887, en un hecho bravío y altivo como eran los comicios de ese entonces, es consagrado por sus convecinos para regir los destinos de la comuna de Concepción del Uruguay.  Luego volvió a su cargo de Juez interino en lo Civil y Comercial y más tarde como Juez del Crimen

Ocupa varios periodos en el cuerpo colegiado de la comuna, y  en 1900 se retira de la función pública debido a su enfermedad.

Scelzi no olvido a sus compatriotas, a los que reúne ocupándose personalmente de ello y difunde los beneficios del mutualismo solidario. Fue uno de los principales impulsores del asociativismo italiano en la ciudad y fundador por antonomasia de “La Benevolenza”, además lucha para la construcción del edificio propio de la sociedad mutualista, presidiendo la Comisión en los años 1883, 1884, 1887, 1893 y 1897. El nuevo edificio, el actual, fue inaugurado el 31 de diciembre de 1900. En reconocimiento de la colectividad italiana a su trabajo y compromiso, tan solo dos años después en gran salón servía como “capilla ardiente” para despedir los restos de uno de sus fundadores.

Había nacido en Sasso Castalda, provincia de Potenza, el día 7 de setiembre de 1844 y después de su viaje a Italia, había contraído el tifus fatídico que termina con su vida, el 30 de noviembre de 1902.

La colonia italiana y toda la ciudad estuvieron de luto. Perdían a un hijo de Concepción del Uruguay, pues, a pesar de sus orígenes italianos amó a nuestra tierra tanto, que lo consideramos así, de esta manera.

En reconocimiento al aporte que el Dr. Scelzi hizo a la ciudad, por medio de la Ordenanza Nº 1351, sancionada del 8 de septiembre de 1949, siendo presidente del HCD el Sr. Juan E. Lacava y presidente municipal Juan J. Rizzo, la calle “A del Oeste”, pasa a llamarse “Dr. José Scelzi”. Entre quienes impulsaron esta declaración se encontraban el diputado provincial Efraín Ahumada y el Dr. Caros J. Gatti

Texto: Civetta, María Virginia/Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Comisión Directiva Sociedad Italiana “La Benevolenza”, “Los Primeros 75 años de “La Benevolenza”” y Bonvín, Jorge, “Calles con historia”

   

 

Francisco Ratto. Inmigrante y presidente municipal

Francisco Ratto

En el pueblo de Torre, en la Liguria italiana, nacía Francisco Ratto, el 30 de noviembre de 1834. Este pequeño pueblo, fue también el origen de Ángel Ratto, padre de, entre otros hijos, de la doctor Teresa Ratto y de Juan bautista Ratto, fundador de la panadería “Clara B. de Ratto e hijo”.

Desde muy temprana edad, quedó huérfano y siendo muy joven, se embarcó hacia estas tierras, buscando, sin dudas hacer “la América”, esa quimera perseguida por muchos inmigrantes de todo el mundo que elegían nuestro país en ese entonces.

Se afincó en nuestra ciudad, capital de entre Ríos en esa época, en la zona del puerto, actual barrio del “Puerto Viejo”, dónde edificó su casa en un terreno de media manzana y se dedicó a la industria del pan, dónde llegó a tener como socio a Jorge Clark.

Cuando se sintió seguro de que su futuro estaba asegurado, volvió a su tierra a buscar a quien sería su compañera de toda la vida. Es así que, en la ciudad de Vobbia, provincia de Génova, contrajo enlace con la señorita Sabina Risso, regresando luego a su tierra, en el vapor francés “Poitou”, uno de los tantos que servían de transporte entre Europa y América.

La situación que Francisco encontró a su llegada, no era el más propicio, había sido asesinado el general Urquiza y era frecuente oír de boca de los viajeros lo dramático que era n  los desembarcos en costas “…erizadas de alarmas, cordón sanitario y custodiados por vigilantes guardas”.

El flamante matrimonio se instaló en su casa, de calle Lima (hoy Moreno), dónde nacieron nueve hijos, cuatro varones y cinco mujeres.

Debido a su carácter y a su personalidad generosa, Francisco Ratto no tardó en tener una importante participación en las asociaciones italianas locales, “Italiani Uniti” y “Unione e Benevolenza”, a cuya unión definitiva contribuyó con gran decisión.

Fue vicepresidente de la comisión provisoria fundadora de la “Benevolenza” y consagrado presidente en la primera asamblea general ordinaria, realizada el 26 de junio de 1874, cargo que desempeñó nuevamente  en 1881, 1886 y 1896. Fue vicepresidente en 1880, 1882, 1884, 1885, 1890 y 1892 y vocal de la Comisión Directiva en 1887, 1888, 1891, 1894 y 1898. En el año de su muerte era presidente de la Comisión de Edificación, que tenía a su cargo todo lo atinente a la construcción de la nueva sede de la Sociedad Italiana.

Pero, su compromiso social no se limitó sólo a los miembros de la colectividad italiana, sino que se extendió a toda la comunidad, es así, que lo podemos ver formando parte de los miembros electos el 1 de diciembre de 1872, para formar parte de la primera municipalidad que tuvo la ciudad de Concepción del Uruguay en virtud de normado por la Constitución de 1860. A las siete de la tarde de ese 1º de diciembre se clausuró el acto comicial. Efectuado el escrutinio, cuyo resultado fue aprobado por el Poder Ejecutivo veinte días después, resultó electo para integrar la primera Municipalidad de Concepción del Uruguay, junto con  las siguientes personas: José M. Zapiola, Luis Scappatura, José Antonio de Urquiza, Federico Guido; Enrique González, Antonio L. Piñón, José Aguirre, Francisco Deschamps, Juan Guimaraens y Lorenzo Barceló,  Roberto Cremen, Ciriaco Allende, José Ubach, Domingo Rondoni, Porfirio G. Tenreyro, Pedro D. López, Plácido Guerrico, Antonio Panicera, Andrés Paulsen, Francisco Calot y José Ballestrín, siendo consagrados mediante el Acta Nº 1 de la nueva Corporación, realizada el 1 de enero de 1873.

Al día siguiente, y de acuerdo a lo registrado en el Acta Nº 2, es designado como miembro titular y en esa misma reunión es electo como primer presidente de la municipalidad de Concepción del Uruguay, el señor Juan A. Piñón. Luego, Francisco Ratto, aparecerá nuevas veces como miembro de la Corporación Municipal, hasta que el 14 de octubre de 1878, al fallecer el intendente electo, Juan Bautista Rey, debe asumir el mando ya que se encontraba desempeñando el cargo de Vicepresidente de la comuna. Finalmente, en Sesión Especial, la corporación lo nombra Intendente, cargo que desempeñará hasta el 14 de noviembre del mismo año,  en que es designado Presidente Titular el Sr. Martín Ruiz Moreno.

En el año 1884, fue designado por el gobierno del Rey de Italia, agente consular de este país en la región, cargo que ya ejercía luego de la muerte de su amigo y antecesor Ambrosio Lantelme, en la reseña de su vida, publicada en el libro que conmemora el 75 aniversario de la fundación de la Sociedad Italiana, y refiriéndose a su rol como  Cónsul, dice “En todas las circunstancias de las efemérides patrias, en las relaciones con las autoridades locales, en acontecimientos jubilosos o aciagos, trató de estrechar los vínculos entre ambos pueblos y de suavizar asperezas por inevitables incidencias, desempeñando hasta su trágica desaparición este delicado cargo”.

Su actividad comunitaria, fue muy intensa, fue miembro de varias instituciones sociales y culturales, por ejemplo, fue parte del Club Social, de la masonería local con el grado 33, tuvo activa participación en las acciones de resistencia al traspaso de la capital de Entre Ríos a Paraná (1883), entre otras.

De entre sus hijos, se destacó el mayor de ellos, también llamado Francisco, que ofició como escribano en la ciudad de Buenos Aires, dónde también tuvo una destacada actuación política, llegando a ser Senador y ministro de Hacienda durante la gobernación del Dr. Valentín Vergara. De sus hijas puede mencionarse a Laura, quien se graduó como profesora en de literatura y pedagogía la escuela normal de Paraná siendo luego designada directora de la escuela de graduadas de esta ciudad y más tarde regente de la Escuela Normal, luego se dedicó a la acción pública, siendo presidente de distintas instituciones locales y de Buenos Aires, dónde se había trasladado. Fue la esposa del Ing. Julio Henri.  Otras de sus hijas fueron Elvira Ratto de Paradelo (primera directora de la Escuela Urquiza) y Agustina Ratto de Cánepa, docente de la Escuela Normal.         

Tumba de Francisco Ratto

En 1899, ya retirado de sus actividades comerciales, y habiéndose trasladado al campo en los alrededores de la ciudad, al descender del vehículo que lo trasladaba junto con un joven peón, y al apoyarse en su escopeta, que siempre lo acompañaba, ya que era un gran cazador, esta se disparara hiriéndolo de gravedad y por lo que terminaría falleciendo en brazos de su esposa que pudo ser avisada y alcanzó a verlo con vida. Francisco Ratto, falleció, como se ha dicho de manera trágica, el 29 de junio de 1899 y sus restos se encuentran en el cementerio local en una tumba con una pintoresca escultura de mármol de carrara que como detalle distintivo pose un ancla y una columna trunca.

 

Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Bibliografía: Abescat, Francisco “La ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay” y “Los primeros 75 años de “La Benevolenza. 1874-24 de mayo-1949”  (Agradecemos a la Sra. Alicia Mangia habernos facilitado el acceso a este último material.

                                                                                                        

 

La tragedia del Arroyo Sandoval y las maniobras militares de 1914

Las tropas marchan desde la Escuela Normal hasta el puerto

En el cementerio local, a metros a la izquierda del panteón del Dolores Costa se levanta un monumento de piedra mora cuyo significado es totalmente desconocido para la mayoría de las personas que transitan por el sitio, se trata de un homenaje a las víctimas del luctuoso hecho conocido como “La tragedia del Arroyo Sandoval”.

Los hechos

En los años 1913/1914 ya se hablaba de un enfrentamiento mundial, que comenzaría en Europa. Y se decía que Brasil atacaría a nuestro país. Por tal motivo los Estados Mayores de nuestras Fuerzas Armadas, encomendaron al Gral. Eduardo Ruiz la coordinación y planificación de ejercicios militares en la provincia de Entre Ríos, con la participación de más de 15.000 soldados, que estaban destacados en los departamentos Concordia, Villaguay y Concepción del Uruguay. Participaron efectivos de Primera, Segunda, Tercera, Cuarta y Quinta Región Militar.

El proyecto planteado se basaba en la hipótesis que una “Fuerza Colorada”, invadía el territorio franqueando el rio Uruguay. Estas fuerzas avanzaban por el centro de la provincia hacia el Sur, siendo interceptadas por las “Fuerzas Azules” a la altura del departamento Villaguay.

Los planes del Gral. Ruiz fueron aceptados y los soldados participantes arribarían a nuestra provincia en barcos y en ferrocarril, costando estos ejercicios $250.000 de ese entonces.

Los informes meteorológicos emitidos en diciembre de 1913, presagiaban lluvias e inundaciones para abril de 1914 en la provincia. Estos informes no fueron tomados en cuenta por las Fuerzas Armadas, pronóstico que  luego habría de concretarse. La media anual de lluvia en Entre Ríos es de 900 mm, ese Abril llovieron 450 mm.

Las tropas marchan desde la Estación de trenes a la Escuela Normal, donde se alojarían

Es de imaginar que los caminos, que eran de tierra, no hicieron fácil el desplazamiento de las tropas, sumándose también los arroyos desbordados y los terrenos y campos anegados. Tal es así, que por ejemplo. en las vías férreas que unían Basavilbaso con Concepción del Uruguay, en el puente sobre el rio Gualeguaychú, el agua sobrepasaba las vías en un metro.

Los encargados de estas maniobras se mostraron satisfechos por la resistencia de sus soldados, que cruzaron campos inundados, ríos y arroyos desbordados, perdiendo algunos elementos, pero los soldados con frío y engripados seguían adelante.

El día 25 de abril, arribó a la zona del Arroyo Sandoval una compañía de soldados del Regimiento 2 de Infantería “Gral. Balcarce”. Habían acampado en los galpones del ferrocarril de Estación Clara y avanzaban para el encuentro con el supuesto enemigo que debía ocurrir entre los Arroyos Vizcacheras, Villaguay y Sandoval.

Como el Arroyo Sandoval estaba desbordado  y ya era la tarde-noche, y con lluvia, se veía poco, el encargado Capitán Julio Mon, ordena cruzar el arroyo por el puente ferroviario, con tan mala suerte que en el momento del cruce,  ya con la tropa sobre el puente, aparece un tren de carga procedente de Paraná que iba con destino a Concordia, arrollando a los soldados. Algunos mueren al chocarlos la formación, otros se tiran al agua, algunos fueron arrastrados por la corriente.

Las tropas marchan hacia el puerto por calles Galarza y Eva Perón

No se sabe a ciencia cierta cuántos fallecen, se supone por interés del ejército que intentaba minimizar los hechos. Algunas fuentes indican que fueron aproximadamente 70 personas las que perdieron la vida, otros sólo 5. El Capitán Mon, se suicidó por su responsabilidad en este hecho descerrajándose un tiro con su pistola reglamentaria, aunque algunos sostienen que también murió arrollado por el tren.

El resto de las tropas se concentran en Concepción del Uruguay, fueron alojados en las instalaciones de la Rural y Escuela Normal. Las crónicas de la época destacan el buen comportamiento de los soldados con la población, pues vivieron aquí una semana esperando el regreso a sus casas.

En los últimos días de abril, la Armada Argentina destaca en nuestro puerto, una escuadra de buques y transporte al mando del Capitán de Navío Luis Almada, integrada por la Cañonera Paraná, al mando del Cap. de Fragata Daniel García, la Cañonera Rosario, al mando de Cap. de Fragata José Cross, los Transportes Guardia Nacional, al mando del Tte. de Navío R. Ramiro, el “1º de mayo, al mando del Tte. de Navío Remigio de La Sota, el “Constitución”, al mando del Tte. de Navío José A. Urquiza, el “Pampa”, al mando del Capitán de Fragata Nelson Page y el “Maipú”, al mando del Tte. de Fragata Julio Luneta.

Esta concentración de buques ha sido la mayor que se registró en nuestro puerto. Los barcos esperaban turno para entrar en inmediaciones de puerto exterior. A medida que se iba disponiendo la entrada, embarcaban los soldados y sus pertenencias. Esto llevo varios días.

Los soldados permanecieron en nuestra ciudad hasta el 8 de mayo, día en que, en formación, desfilan despidiéndose de los concepcioneros.

Monolito que recuerda el hecho en el cementerio local

Salieron de la Escuela Normal, por calle San Martin hasta 3 de febrero, por esta y Urquiza hasta Galarza donde se encontraban los alumnos del Colegio Nacional. Por calle Galarza pasan frente a la casa del Gral. Urquiza, donde estaban formadas las alumnas de la Escuela Normal. Las tropas se detienen y la banda interpreta el Himno Nacional Argentino. Las alumnas les regalan escarapelas a los Jefes Oficiales y Suboficiales.

Con el paso de los soldados que accedieron al puerto por calle Mitre, gran parte de los habitantes de Concepción del Uruguay, despiden desde los muelles al último buque que zarpo de regreso.

En nuestro Cementerio Municipal, como dijimos, existe un monolito que recuerda a los caídos el 25 de abril de 1914. En el año 1964, los sobrevivientes de la tragedia del Sandoval, colocan una placa, que lamentablemente fue robada. Hoy, mucha de las personas que transitan por este lugar no conocen la trágica historia que se oculta tras este sencillo monumento de piedra

 

Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Bibliografía: Rousseaux, Andrés, “Historia del puerto Concepción del Uruguay”, Tomo I y diario “La Calle” 22, 23 y 24 de abril de 1995. Agradecimientos a la Mus. Ana Trípoli y a la hemeroteca del museo “Casa de Delio Panizza” por su colaboración para este artículo

 

 

 

 

 

 

Cuando se dispuso talar todos los árboles de plaza Ramírez

Plaza en 1902, puede verse sin árboles y ya con la reforma de canteros de W. Gadea

Wenceslao Gadea, la tala de árboles en plaza Ramírez y la defensa de Lorenzo Sartorio
 
En el libro “La ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”, una Edición de Autor de Francisco Javier Abescat (Editorial Ca-Sal, 10 de marzo de 1971) podemos leer lo siguiente:
“25/2/1901 se autoriza a cortar inmediatamente todos los arboles de plaza Ramírez y vender la madera. La gran arboleda se taló por la noche apareciendo al día siguiente sin árboles, a raíz de lo cual hubo un movimiento y propuesta popular y se imprimieron y distribuyeron volantes alusivos al hecho”.
La Ordenanza Nº 21, fue aprobada por el HCD el 19 de febrero de 1901 siendo su presidente Porfirio L. Tenreyro y su secretario José A. Vidal, y promulgada el 3 de marzo de 1901 por el presidente municipal Wenceslao S. Gadea y secretario Gregorio Izaurralde.
 
El articulado, expresa lo siguiente:
Art. 1: Autorícese al DEM para que someta a estudio de persona perita, la sustitución de los paraísos que se encuentran en la plaza “General Ramírez”, por la arboleda adecuada para esta clase de paseos, debiendo presentar un proyecto al efecto.
Art. 2: El DE procederá a cortar inmediatamente todos los árboles casuarinas que existen en la misma.
Art. 3. Autorizase igualmente al DE para que se proceda a la venta, en licitación pública de toda la madera que se extraiga de estos árboles, destinando su producto a la compra de nuevos árboles que embellezcan dicha plaza.
Art. 4: Los gastos que demande la presente se imputarán a Obras Públicas
Art. 5: Comuníquese.
 
Esc. Wenceslao Gadea

Wenceslao Gadea es electo Presidente Municipal el 7 de enero de 1899, Gadea renuncia a su cargo el 20 de mayo de 1902, siendo reemplazado por el Presidente del HCD, Porfirio L Tenreyro. Había nacido en la ciudad de concordia en el año 1863 y falleció en Buenos Aires en 1951.

Estudió en el colegio Nacional Justo José de Urquiza y más tarde se recibió de Escribano, a lo largo de su extensa vida desempeñó varios cargos públicos entre los que se destacan el de Secretario (1893) y Presidente de la Municipalidad local (1899-1902) cargo al que renuncia para asumir como Diputado provincial por el partido Conservador desempeñándose como tal hasta el año 1905 y autor del libro “Don Justo, la tragedia de Entre Ríos en 1870” sobre el asesinato del general Urquiza.
Como Intendente realizó importante sobras para la ciudad, entre ellas: Sustituyó el alumbrado público a kerosene por el de gas acetileno y más tarde por el alumbrado eléctrico. Obtuvo del Gobierno Nacional la reconstrucción del edificio del Correo y de la Curia Eclesiástica la refacción del interior de la Parroquia de la Inmaculada Concepción y de sus techos. Hizo construir los jardines y canteros de la Plaza Ramírez y remodeló el cementerio público municipal que estaba, para ese tiempo, muy deteriorado. Proporcionó al Gobierno Nacional la piedra para construir la dársena del puerto, y finalmente logró de la Provincia la sanción de la Ley que permitió la construcción de la Escuela Nicolás Avellaneda. En 1907/8 fue Convencional por el Círculo Uruguay-Colón junto con los Dres. B. G. Cook y L.B. López
Wenceslao Gadea falleció el 15 de Agosto de 1951, a los 88 años, en la ciudad de Buenos Aires y sus restos descansan en el panteón de la familia Jorge en el cementerio local. Una calle de la zona del puerto nuevo lleva su nombre (Ordenanza 1566 del 8 de septiembre de 1952), y lindando a esta en una plazoleta existe un busto que lo recuerda.
 
Intentando dilucidar los pormenores de esta publicación, consultamos distintos ejemplares del periódico “La Juventud”, existentes en la Hemeroteca Municipal en el museo Casa de Delio Panizza, para relatar cómo fueron los hechos, y si en verdad esta tan polémica resolución se llevó a cabo, a pesar de lo afirmado por Abescat en su publicación.
 
Lorenzo Sartorio

“La Juventud”. Este periódico, fue fundado y dirigido hasta su muerte por Lorenzo Sartorio, quien lo funda, el 14 de diciembre de 1899, con tan solo 14 años (Había nacido en 1885) y se publicaba los martes, jueves y sábados, siendo sus diferentes ediciones muy esperadas por el contenido de sus artículos. Lorenzo Sartorio falleció en Buenos Aires el 25 de febrero de 1921, siendo sus restos traslados a la ciudad por tren y depositados en un panteón en el cementerio local. Su periódico, “La Juventud” dejó de aparecer entre los años 1953 a 1955. La ordenanza Nº 646 del 14 de octubre de 1924, le da su nombre a la ex calle Nº 1 del Norte. Los ejemplares que hoy atesora el museo “Delio Panizza”, fueron legados al propietario de la vieja casona, por Cecilia Sartorio, última hermana viva de Don Lorenzo.

Durante la búsqueda en las ediciones preservadas en la hemeroteca del Museo Delio Panizza, correspondientes al año 1901, hemos encontrado 3 referencias a los árboles de plaza Ramírez (4 y 11 de marzo y 1 de abril) y uno al paseo en general, correspondiente al 19 de septiembre de dicho año, todas ella oponiéndose a la medida y al estado de la plaza.
 
El primero, publicado al día siguiente de la promulgación de la Ordenanza por el intendente Gadea, es decir el 4 de marzo de 1901, bajo el título “Este desatino, Sres. Ediles” expresa: “Una Ordenanza municipal recientemente sancionada, manda que sean tumbados bajo el peso del hacha los paraísos que adornan nuestra plaza embelleciéndola. Constituye esta medida un desatino del gobierno de la ciudad. Un disparate natural que solo obra inducido por la inspiración de un inocente, sin pensar en las conveniencias y el ornato de la plaza. Esos árboles frondosos que brindan su sombra protectora están bien como están y solo puede permitirse que un gobierno comunal despojado de prestigio sin fijarse en la protesta pública, mande hacer un desatino semejante.
”El producto de la leña que den se empleará en la compra de los que han de suplir, pero sean cuales fueren estos árboles, Sres. Ediles tendremos la plaza Ramírez por algunos años en estado deplorable. ¿Acaso no hay suficiente con la destrucción de los jardines para hacer las innovaciones que han dejado a la plaza despojadas de éstos, reemplazados por un adorno mamarrachos sin ninguna estética porque ni siquiera se han consultado las reglas de un mediano buen gusto. El gobierno de la comuna manda ahora a deshacer ahora, de un golpe lo que fue obra de estudio para otras C.D. constituido por elemento de más inspiración y preparación que llegaron a la solución de que configura un desatino el voltear árboles que difícilmente podrán ser bien reemplazados. Las casuarinas están también incluidas en la resolución edicial”.
 

 

En esta foto pueden verse los canteros con diferentes formas de la reforma de W. Gadea
 
Días después, el 11 de marzo, el periódico volvía con sus reclamos a favor de los árboles de la plaza y en un artículo titulado “Protestamos nuevamente” publicaba una nueva crítica que decía “Ninguna resolución ha tomado el C.D. Municipal que destruya su resolución destinando a ser cortados los árboles de la plaza y por lo tanto, repetimos nuestra protesta. El público sensato ha aplaudido nuestra propaganda y solo hay palabras de acre reproche contra los que han ordenado semejante extinción. Los árboles de la plaza están bien como están y los únicos responsables de la falta de ornato y desmantelamiento de la misma serán los Sres. Ediles, muchos de ellos sin intereses en este vecindario y que bien pueden estar hoy en esta como mañana en Buenos Aires y, por consiguiente, importándoles bien poco que exista o no plaza, que tengan o no árboles que le embellezcan, etc. Un anciano venerable que fue laborioso intendente, Mrs. Seekamp (Fue intendente interino en 1882 y 1883),n os decía, días ha, que él ha visto pasar 30 años para que los paraísos llegaran a ser los frondosos y bellos árboles que hoy embelleces nuestro paseo público. Esperamos, repitiendo nuestra protesta severa contra tal desatino edilicio”.
 
El 1 de abril, “La Juventud” volvía a arremeter contra la norma cuestionada, y bajo el título de “Los árboles de la plaza y el Concejo Deliberante” expresaba “Parece que el intendente no se atreve a cumplir, en atención a la protesta pública, la ordenanza del C. D. Municipal que manda exterminar los árboles de la plaza Ramírez. Hemos dicho y repetimos, buscando la derogación de la ordenanza citada porque ellos es un anhelo público, que el gobierno comunal está en un error craso al interponer como fundamento que esos árboles que embellecen aquel paseo público son viejos. Esto no es una razón ni la aceptamos como excusa. La arboleda de nuestra plaza es frondosa en primer lugar y luego se encuentra en perfecto estado.
“Como medida higiénica, continúa, el cronista, los árboles son necesarios” luego agrega que “Nuestros ediles no saben que destruir árboles es destruir vida” y agrega “A ellos le dedicamos la transcripción de lo que dice (el general) Mansilla “…confío en Dios y confío que de algún provecho ser (la publicación oficial del gobierno Norteamericano sobre Arboricultura) en tierras donde todavía no saben todos que destruir árboles, es destruir vidas”.
Como se ve, a casi un mes de promulgada la norma, está todavía no había sido cumplida, en razón, si nos dejamos llevar por esta fuente, del malestar general que esta medida había provocado en la población de la ciudad.
 
En esta foto pueden verse los canteros con forma de estrella de la reforma de W. Gadea
 
La última referencia a este tema que encontramos en el archivo de “La Juventud” es del 11 de septiembre y en un artículo titulado “32 meses después” el redactor hace una severa crítica sobre las obras de Gadea en plaza Ramírez, pero sin mencionar la tala de árboles.
Dice la noticia “En los primeros días de diciembre de 1899, al ocupar su puestos, el intendente hacía, con todo brío, dar inicio a las obras de ornamentación de nuestra plaza Ramírez. Desde entonces (…) no se ha hecho otra cosa en esa plaza Ramírez como no sea remover tierra, destruir el buen trazado de los jardines, destrozar las pocas plantas existentes. A los 32 meses han concluido de arrojar tierra inútilmente, gastando en peones, acarreos, etc., miles de pesos para no dejar siguiera algo que pueda verse sin repulsión. Y como el señor Gadea y todo ese tren de empleados (…) han resuelto ahora entretener ahora a esos 5 o 6 peones en hacer luceritos, estrellas, soles y lunas en los jardines, o lo que equivale a decir destruir todo lo hecho anteriormente, lo que poco nos importaría si no tuviera el pueblo pagano que pagar todas esas tonterías de los ediles con nuevos impuestos”.
Como se ve, el redactor no hace referencia explícita al corte de los árboles, por lo que después de leer estas noticias, podemos concluir con bastante certeza que el misma nunca ocurrió, al menos por ese año 1901.
Algunos párrafos de la misma son elocuentes para reseñar la obra del intendente en lo referente al principal paseo público de la ciudad de entonces, aunque es interesante destacar que el periódico dirigido por Lorenzo L. Sartorio fue muy crítica con las acciones del municipio y no son raros los ataques al intendente y ediles por la plaza, el cementerio público, la plaza Constitución y la iluminación a kerosene, gas o eléctrica de la ciudad, e incluso por intentar regular las tarifas de los cocheros, los remises de la época.
 
El origen de esta foto no lo hemos podido hallar, ¿será una toma de la trágica tala de árboles?
 
Luego de analizar estos documentos, y como vinimos anticipando, podemos llegar a firmar que la tala indiscriminada de árboles no ocurrió ese año, ya que de haberse hecho, se vería reflejado en las páginas del periódico, aunque podría haberse hecho un año después, a juzgar por una foto fechada en 1902.
 
Wenceslao Gadea, produjo importantes modificaciones en el viejo trazado de la plaza, como puede verse en viejas fotos, algunas de las cuales acompañan este trabajo, donde se pueden ver canteros irregulares y de varias formas, incluso uno con forma de estrella.
 
No hemos podido ver fotos que muestren a la plaza con los árboles “frondosos” como hace referencia el periódico, pero si podemos ver años después a la plaza casi sin árboles o con estos muy jóvenes por lo que seguramente en algún momento estos deben de haber sido reemplazados, aunque no hemos podido determinar si esta sustitución fue tan drástica como lo indicaba la Ordenanza Nº 021/1901, aunque una foto, acá publicada, y fechada en c. 1902 muestra el paseo casi totalmente despojado de árboles, aunque es difícil a veces datar correctamente las imágenes.
 
Bibliografía: Abescat, Francisco “La ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”; “Nomenclatura callejera. Quien es quien en las calles de la ciudad”, Guía Turística de Concepción del Uruguay, Centro Editor Río de los Pájaros, Jorge Bonvín, “Calles con historia”, Municipalidad de Concepción del Uruguay, “Ordenanzas y Decretos 1901”, Periódico “La Juventud” y Larenze, Héctor Luis, “Concepción del Uruguay. Sus calles… su historia”. Agradecimientos a la Mus. Ana Trípoli y a la hemeroteca del museo “Casa de Delio Panizza” por su colaboración para este artículo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El hundimiento del barco Ciudad de Buenos Aires

Barco “Ciudad de Buenos Aires”

A 64 años del hundimiento del barco Ciudad de Buenos Aires. Pasajeros de nuestra ciudad viajaban en él

La historia de cualquier ciudad, no solo se debe a la vida de sus hombres y mujeres, sino también a los hechos alegres y por supuesto catástrofes que  marcan esa historia. No escapa a esto Concepción del Uruguay, cuna de grandes hombre como el Gral. Francisco Ramírez, el Gral. Justo José de Urquiza, Capital Histórica de la provincia de Entre Ríos, en efecto, la ciudad sufrió una  de las mayores catástrofes se sucedió en el año 1959, donde el río Uruguay se desbordó por varios metros sobre su marca normal de un metro, o la tragedia del “Puerto Viejo”, hechos a los que ya nos hemos referido en este sitio, entro otros, seguramente menores.

Hoy nos vamos a dedicar a otro de ellos, que ocurrió el día 27 de agosto de 1957. El hundimiento del barco Ciudad de Buenos Aires que transportaba desde el puerto de Buenos Aires pasajeros a nuestra ciudad y departamento. Concepción del Uruguay se vio enlutada en este hecho, ya que en el mismo desaparecieron dos vecinos de la ciudad, como la señora Ethel Witcoff de Ciacon, esposa de Beril Ciacon que también viajaba en la nave y pudo ser rescatado y el señor Miguel A. Izaguirre, suboficial de la Banda de la Escuela de Ingenieros, de 26 años. En el barco viajaban otros dos Uruguayenses que afortunadamente salvaron sus vidas, ellos eran Marcelo Martínez Uncal, que fue trasladado a Colonia y Julio Arrarte, que luego de ser rescatado fue derivado a la isla “Martín García.

El Sr. Izaguirre viajaba  junto con su esposa, la que logro ser salvada por una de las embarcaciones que acudieron en socorro de los náufragos.

¿Qué había ocurrido aquella fatídica noche del 27 de agosto de 1957?

El barco Ciudad de Buenos Aires, pertenecía a la flota fluvial, anteriormente hacia el servicio nocturno entre Buenos Aires y Montevideo.

La nave, muy moderna para la época, tenía una velocidad de 16 nudos, contaba con turbinas de vapor con 5825 CV de potencia de 3754 ton de registro bruto. Podía transportar 720 pasajeros y medía 110 metros de eslora (largo).

El 27 de agosto de 1957, afectado a navegar desde Buenos Aires a puertos del río Uruguay, zarpo a las 17.00 horas desde  Capital Federal y debía arribar a Concepción del Uruguay el día siguiente, es decir el 28 de agosto a las 08:00 horas.

Mormacsurf, nave que que colisionó con el “Ciudad de Buenos Aires”

Desde el puerto de la ciudad de Rosario había zarpado el carguero de bandera norteamericana Mormacsurf que tenía como destino el puerto de hacia Buenos Aires. A la altura del Km. 126,7 ambos barcos se encontraron proa a proa. Ambos correctamente maniobraron a estribor (derecha). Pero el Ciudad de Buenos Aires tal vez por miedo a varar sobre el veril, cayó a babor (izquierda), cruzándose frente al carguero que venía e n bajada con carga y corriente a favor, siéndole imposible, a este último, evitar el choque, que se produjo sobre la banda de estribor del Ciudad de Buenos Aires. Este comenzó a escorarse (inclinarse) de inmediato hacia babor, haciendo caer al agua a la gente que estaba en cubierta y por supuesto generando pánico entre la tripulación y pasajeros al ver toda el agua que entraba al barco.

La colisión sucedió, aproximadamente, a las 22:45, a la altura del Km. 126 del canal principal del Río de la Plata, en las cercanías de la isla “Juncal” entre las desembocaduras de los ríos “Paraná Guazú” y “Paraná Bravo”.

El Capitán Silverio Brizuela trato de salvar vidas en todo momento. Un tripulante al testimoniar lo ocurrido dijo que vio al Capitán ir a su camarote y no lo vio más. Nunca se supo si se suicidó o se hundió con el barco, como indica la tradición.

Ante la gravedad de la situación, el capitán del Mormacsurf, enviste nuevamente al Ciudad de Buenos Aires para arrastrarlo a un lugar de menor profundidad, ya que el canal tiene, en ese lugar, 20 metros de profundidad y a su vez, se emitían señales de socorro. Desde el país vecino salieron lanchas de salvatajes y desde Buenos Aires fue el Rastreador Drummond y remolcador Pancho. Una de las primeras naves en arribar al lugar y prestar ayuda fue el remolcador “Don Pablo”, que afortunadamente se encontraba cerca.

Los sobrevivientes fueron trasladados a Nueva Palmira, Martín García y Carmelo. Luego del naufragio, solo quedaba a la vista los palos y el radar que quedaron fuera del agua.

Salvar a las personas fue muy difícil por la oscuridad, la corriente del rio y además el combustible derramado en el agua hacia difícil tomar a los pasajeros que estaban sumergidos.

Aproximadamente venían 200 personas en el barco, y de las mismas desaparecieron 71 pasajeros y 23 tripulantes, no todos ellos murieron ahogados sino, como relataron algunos sobrevivientes, el impacto de la nave norteamericana fue tan violento que prácticamente destrozó al “Ciudad de Buenos Aires”, provocando la muerte de algunos pasajeros que estaban en sus camarotes. Este hundimiento ha sido una de las más grandes tragedias de nuestro país. Algunos cuerpos fueron rescatados de las aguas por las embarcaciones que acudieron al rescate y otros, por ejemplo, aparecieron en la costa de la ciudad Uruguaya de Colonia, entre ellos el de la señorita Elena Plaski.

El “Ciudad de Buenos Aires” luego de su naufragio

En el diario “La Calle” del viernes 30 de agosto de 1957, se publicaron declaraciones de un sobreviviente. Había llegado el día anterior a nuestra ciudad y se alojaba en la casa de un familiar, Don Sixto Minetto, desde donde partiría a su lugar de residencia Urdinarrain. Se trató del Señor Hugo Eduardo Bouyrier.

Este joven no pudo describir  como fue el accidente pues viajaba en su camarote. Al sentir el choque sale a cubierta, donde el pánico brotaba a todos los pasajeros. Cuenta que el Mormacsurf, choca nuevamente el barco y en contados minutos el Ciudad de Buenos Aires se hunde, 45 minutos, según indicaron algunos de los pasajeros rescatados. Él se tira al agua y el vacío ocasionado por el hundimiento lo absorbe y cree que lo introduce en la chimenea, que al expulsar el agua es despedido nuevamente y cae junto a un salvavidas y presta ayuda a una señorita, a la que logra llevar, a nado, hasta un banco de la embarcación que flotaba en las cercanías, así flotan hasta ser rescatados por el remolcador Don Bartolo.

El hundimiento del barco “Ciudad de Buenos Aires”, si bien afectó tangencialmente a personas de nuestra ciudad, es otro de los hechos relacionados con el  río todavía recordados por los viejos habitantes de la ciudad, al igual que lo ocurrido con el “Captain Papis”, el hundimiento de la “Bouchard” y la tragedia del Puerto Viejo y, creemos que es bueno que estas historias, tanto las buenas como las malas de la ciudad y región, deben ser recordadas ya que forman parte de nuestra historia cotidiana.

Texto: Civetta, María Virginia/Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Diarios “La Calle” del 29, 30 y 31 de agosto de 1957. Agradecemos a la Museóloga Ana Trípoli por colaborar con la obtención del material periodístico. Fotos: Revista Weekend

 

Juan José Carbonell y la expropiación de “Santa Cándida”

Folleto de Santa Cándida de la década de 1990 (Anverso)

El año 1983 marcó una bisagra en la  fracturada historia Argentina que venía de más de 50 años de quiebres institucionales que arrancaban allá por septiembre de 1930 y llegaban hasta el último gobierno de facto que empezaba en marzo de 1976. Después de más de 8 años, por fin nuestro país se aprontaba a edificar una democracia duradera que se quería imponer con fuerza sobre los males del pasado y se vivía una suerte de “primavera democrática”, dónde muchas cosas se creían posibles.

Boleta del Partido Comunista de las elecciones del 30 de octubre de 1983.

Nuestra ciudad no fue la excepción y fue así como en las elecciones llevadas a cabo el 30 de octubre de 1983, se dieran dos particularidades en la conformación del gobierno municipal. Por un lado se eligió a un presidente municipal de un partido (UCR) y un Concejo Deliberante con mayoría de otro de ellos (PJ), y por otro se agregó a estos un concejal que venía del Partido Comunista, el primero en de esa orientación a acceder a un cargo electivo en Concepción del Uruguay, el escribano Juan José Carbonell.

“Juancho” Carbonell, como se lo conocía, era escribano de profesión y en las elecciones de  1983 alcanzo a ocupar una banca en el Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay alcanzando su lista más de 3.000 votos. Durante los cuatro años que duró su función pública donó su dieta a diferentes instituciones de la comunidad, algunas de ellas católicas, como Don Bosco y otras civiles como Alcec o Surco de Esperanza, por ejemplo.

Juan José Carbonell

Juan José Carbonell, había nacido en Concordia el 28 de septiembre del año 1931 y falleció en Campana en el 25 de octubre del año 2016, a los 85 años de edad. Una vez recibido de Escribano en la ciudad de Santa Fe, donde integró el Centro de Estudiantes de Derecho, y en 1953 adhirió a la Federación Juvenil Comunista, se radico a Bovril, dónde comenzó a ejercer su ´profesión , pero además, fundó la primera sede del partido Comunista, comienza a participar en el movimiento cooperativo y funda la Caja de Crédito. En esta ciudad se casó y tuvo a dos de sus hijos. En 1962 es candidato a diputado provincial. En 1968 se radica en nuestra ciudad dónde tuvo a sus dos hijos restantes y se dedicó a su escribanía ubicada en calles 8 de Junio y 25 de Mayo, además de participar activamente en varias organizaciones. Fue presidente de la Asociación de Cooperativas del Departamento Uruguay. También tuvo actuación gremial en el Colegio de Escribanos de la provincia, del cual fue vocal, y presidente de la Comisión Notarial de Concepción del Uruguay. Finalmente, se trasladó a la provincia de Buenos Aires, donde vivió sus últimos años en compañía de una de sus hijas y su esposa.

Juan José Carbonell (Foto El Miércoles Digital)

Entre algunas de sus iniciativas se encuentran la creación de la “Plaza de los Derechos Humanos” ubicada en Boulevard Yrigoyen, entre calles Maipú y Reibel que fue aprobada y tuvo su fecha de promulgación el 22 de mayo de 1986 bajo la ordenanza Nº 3010, otro fue el de retirar los retratos de los intendentes que no hubieran sido electos democráticamente; Fue el primero que planteo que la principal  playas de la ciudad para esa época (Banco Pelay) debía ser pública, es decir sin que los Uruguayenses deban abonar una entrada para ingresar al mismo y, tal vez su proyecto más resonante fue el elaborado para expropiar el palacio “Santa Cándida”, en ese entonces propiedad de Francisco Sáenz Valiente (nieto del general Urquiza) y de su esposa Elena Zimmerman. Este proyecto, según pudimos averiguar, nunca paso de Comisión de Hacienda, por lo que nunca fue tratado y discutido en el recinto del Concejo.

No obstante esto, es, creemos, bueno recordarlo como símbolo de un tiempo en el que se creía que todo sería posible gracias a la reciente democracia, pero que el tiempo, poco a poco, fue volviendo a la realidad.

Una amiga y colaboradora, la Técnica Bibliotecaria Miriam Barrios, quien trabajó durante varios años en el estudio de Carbonell, nos acercó un folleto impreso con el contenido del proyecto de expropiación de “Santa Cándida”, del cual extraemos el contenido principal del artículo, aclaramos que se ha respetado la escritura original del texto, sin que necesariamente esto represente el pensamiento de los editores.

Proyecto, su fundamentación

En este proyecto se divide la exposición de motivos en tres partes:

Breve reseña histórica. 2. Estudio de antecedentes y relaciones de títulos y, 3. Consideraciones finales. En este artículo, nos limitamos a transcribir un extracto, en el que ha respetado la redacción original y el contenido del mismo. Ver texto completo en:

Breve Reseña Histórica:

Poco antes de mediar el siglo anterior-corría el año 1847- comenzaba a funcionar un establecimiento industrial, al sur de nuestra ciudad, el que, con el transcurso del tiempo, se convertiría en uno de los principales del país: “El Saladero Santa Cándida”

Se buscó para su instalación la margen del rio, y el lugar preferido contó también como límite al arroyo de la China.

Santa Cándida (Álbum de 1920)

Los planos del hoy Palacio de Santa Cándida fueron obra de Pedro Fosatti. Su propietario el General Justo José de Urquiza, Gobernador de Entre Ríos, era para entonces un acaudalado comerciante y poseedor de grandes extensiones de campo, pobladas todas ellas. Como en otros, se dará el caso del gran estanciero que se transforma en saladerista. Es de hacer notar, que la producción de Santa Cándida desde su inicio, provino en gran parte de las estancias del mismo propietario.

 El antecedente más remoto de los trabajos iniciales en el Saladero, es una cuenta corriente a nombre del Señor Gobernador y en donde sus asientos comienzan en el mes de mayo del año 1847.

Las actividades comenzaron con la industrialización del equino. En aquel mes se compran 200 yeguas, hasta alcanzar en el mes de Diciembre una entrada de 451 cabezas. Al año siguiente, 1848, se nota el aumento de la producción, en Enero y Febrero se faenan 1.000 animales. En 1849, en el mes de Abril más de 1.000 alcanzando en mayo la cifra de 1.600 animales faenados.

El consignatario del Saladero en la Ciudad de La Plata, Dr. Gerónimo Gavazzo en el año 1849, realizó un envío de 2.588 cueros de Santa Cándida a EEUU. El saladero para entonces ya estaba en la producción de otros derivados. En determinado momento vende 55 sacos de sebo con 473 arrobas, a $ 1.- la arroba y 82 vejigas de grasa con 44 arrobas, al mismo precio, aparte también de las tareas de esquila y enfardamiento de lana. El resultado de los primeros 11 meses de 1849 arroja un saldo favorable de $ 26.000.- Se destacan envíos a Inglaterra y Cuba por $ 30.000.- y hasta el Establecimiento llegan barcas, goletas y bergantines inglesas, españolas, danesas y belgas entre otras banderas.

 El ciudadano francés Francisco Deschamps era quien estaba a cargo de la Administración del Saladero, según la versión obtenida de un viajero inglés.

En el año 1850 existían en el Saladero 6 galpones, dos de ellos muy amplios de 37 x 15 varas; un tercero era el principal de 124 x 15 varas, que era el galpón para saladero y playa, con 2 piletas y 4 asientos de salar, es decir el destinado a la salazón de la carne y lavado y salazón del cuero. Otro galpón se destinaba a depósito de sal, un quinto, con una gran pileta, para depósito de grasa y el último de 20 x 11 varas para tonelería y carpintería.

Existían dos corrales, uno para vacunos de 65 varas de diámetro y otro para equinos de 30 varas. Las dependencias accesorias consistían en varios ranchos para vivienda, cocina, panadería y otras.

El Capital invertido se lo calculaba hasta ese momento en $40.000.- pesos fuertes.

Se puede aseverar que la explotación industrial realizada en Santa Cándida fue integral los principales productos fueron los siguientes: a) Cuero. b) Carne. c) Grasa, cebo y aceite. d) Jabón. e) Velas f) Hueso y ceniza, y g) Cerda.

A medida que las tareas del Saladero fueron en aumento se hicieron necesarias algunas mejoras a sugerencia del asesor Guillermo Yule, entre ellas la construcción de un ferrocarril. En 1860, Urquiza firmó un contrato con los señores Fossati y Ocampo para concretar este elemento de extraordinaria importancia para el desarrollo de las actividades saladeristas. En el mencionado contrato, se comprometían a construir un muelle y puente de madera, como así un ferrocarril que sirva para la carga de los buques.

Hacia fines de 1861, el Saladero Santa Cándida pudo contar con esta notable innovación.

Santa Cándida (Foto: AGN)

Otra de las mejoras que proponía Yule era la instalación de un equipo de bombas de agua para la provisión del líquido elemento, fundamental para un Saladero. Gran parte de los elementos mecánicos eran accionados por máquinas a vapor. El equipo propuesto por Yule consistía en una bomba a vapor, cañería desde el río y desde la bomba al depósito, es decir una cisterna para contener el agua. El costo total de estas obras era calculado en $ 2.200. En 1880, Juan Cruz Ocampo adquiría en Buenos Aires un equipo compuesto por un motor y una bomba. Dice la crónica de entonces textualmente: “Tiene de fuerza 2 caballos ingleses o sean 5 americanos y de velocidad más de 100 revoluciones por minuto, con lo que hay que inundar el Saladero”.

Los inventarios encontrados son minuciosos y serán largo enumerarlos, aparecen si los elementos de la época, tales como 50 carretillas de mano, zorras de bueyes y prensa para lana. En el año 1860, se incorporó una balanza de factura inglesa, de 10 pies de largo por 7 de ancho, para pesar hasta 8 toneladas.

Para entonces el Capital del Saladero era de $ 207.971, y todo lo hasta aquí referido dá una idea del poderío económico y de la avanzada técnica que poseía este Saladero, verdadero baluarte de la economía de nuestra Provincia.

Para fundamentar esta afirmación basta mencionar que la faena 1858-1859 permitió una venta de los distintos productos allí elaborados, por un monto de

$ 547.523, suma esta de indudable magnitud, si se la compara con el Presupuesto de la Confederación para el año 1857, en el que los ingresos fueron fijados en $ 2.200.000.-

 “Santa Cándida” sola producía, una suma equivalente, a la cuarta parte de los ingresos de toda la Confederación Argentina.

Digamos también como última referencia a esta breve reseña que al momento del fallecimiento de Urquiza, éste estaba en tratativas para transformar el Saladero en algo que hubiera constituido una fuente de enorme progreso en aquella época: un frigorífico.

De toda esa grandeza industrial totalmente avanzada para su tiempo, hoy solo se conserva el casco del Establecimiento, la residencia serena y armoniosa de estilo arquitectónico italiano.

(Libros consultados: “Urquiza el saladerista”, Prof. Manuel Macchi y “Historia económica y social de Entre Ríos”, Oscar Urquiza Almandoz.

2°) Estudio de Antecedentes y Relaciones de  los títulos:

En esta parte de nuestra exposición señor Presidente, vamos a recorrer todos los traspasos que experimentó la propiedad de Santa Cándida, arrancando desde hoy hasta el año 1852, en que se escritura a favor del General Urquiza, lo que significará recorrer de la historia del bien que nos ocupa, casi un siglo y medio. Por ello advierto a los señores concejales que aunque su lectura es un poco fría, es de vital importancia por cuanto significa la historia, adaptada a derecho, de nuestro terruño.

Santa Cándida es un inmueble que, según la mensura practicada por el Agrimensor Basualdo, Plano Nº 19.180, aprobada por la Dirección General del Catastro de esta Provincia en fecha 27 de Junio de 1967, tiene una superficie total de 37 Has. 51 Áreas y 22 Centiáreas. Se ubica en el Ejido de Concepción del Uruguay, Distrito Tala, Departamento Uruguay, Provincia de Entre Ríos; linda, al Este, en parte con el Arroyo de la China, en parte con el Arroyo Itapé y en parte con el Arroyo del Chancho. Al Sureste, mediante recta alambrada  que parte del Arroyo del Chancho linda con el lote 5, en parte con desembocadura de calle Pública y en parte con el lote 20, y al Noroeste, mediante línea alambrada hasta el Arroyo de la China, linda con el Lote 20.

Dominio

Folleto de Santa Cándida de la década de 1990 (Reverso)

Primero: El dominio del inmueble individualizado figura inscripto a nombre de “Arroyo de La China S.A.”, Sociedad constituida en la Capital Federal el 26 de abril de 1983. Le corresponde a la Sociedad Arroyo de la China S.A. por compra que realizó a Don Francisco José Sáenz Valiente el 4 de enero del corriente año, estando representada la sociedad compradora por su Vice Presidenta la señora Helena Zimmermann.

Segundo: Le correspondió a don Francisco José Sáenz Valiente, por compra efectuada a Don Omar Teodoro Ferrari, casado y divorciado judicialmente en fecha 15 de octubre de 1973.

Tercero: Le correspondió a Don Omar Teodoro Ferrari por compra a Santa Cándida S.R. L. en fecha 24 de diciembre de 1968. Este inmueble le fue adjudicado al Señor Ferrari en dominio exclusivo como bien propio, en el juicio de Divorcio y Separación de Bienes con Doña María Regina Posada Araujo.

Cuarto: Correspondió a la sociedad “Santa Cándida Sociedad de Responsabilidad limitada” con domicilio en la Capital Federal, por compra que en mayor extensión hizo a Elena María Llorente de Llorente e Ida María Llorente de Llorente, representadas por José Antonio Llorente, en fecha 25 de febrero de 1959.

Quinto: A Ida María Llorente de Llorente y a Elena María Llorente de Llorente les correspondió por compra, que en mayor extensión, realizaron a Juan Guillermo Seré, Alejandro Mariano Seré, Celina Julia Seré de Bustillo y Ángela Josefina Seré de Herling en fecha 18 de junio de 1948.

Sexto: Les correspondió a Juan Guillermo Seré y otros, por Declaratoria de Herederos de su padre Juan José Guillermo Seré, según testimonio expedido por el Juzgado de Primera instancia en lo Civil de la Capital Federal el 16 de diciembre de 1947.

Séptimo: Juan José Guillermo Seré le correspondió en condominio con sus hijos pre nombrados, por compra que realizaron a los sucesores de Luis Mariano Zuberbuhler y Margot Garret de Zuberbuhler, representados por el Dr. Eduardo Miguel Grané, en fecha 28 de diciembre de 1944.

Octavo: A los sucesores de Luis Mariano Zuberbuhler y de Margot Garret de Zuberbuhler les correspondió por Declaratoria de Herederos, en la Capital Federal el11 de diciembre de 1944.

Noveno: A su vez los esposos Zuberbuhler le correspondió por compra que hicieron el 1 de noviembre de 1941 a Adela Unzué de Leloir, representada en el acto de la compraventa por el Dr. Augusto Rodríguez Larreta.

Décimo: A  Adela Unzué de Leloir, le correspondió en mayor extensión por herencia de su padre Mariano Unzué, según hijuela protocolizada en esta ciudad el 21 de octubre de 1908.

Décimo primero: A Mariano Unzué, le correspondió , en mayor extensión, mediante escritura de cesación de condominio, otorgada por él y los señores Saturnino E. Unzué y Guillermo Roger Gilmour, en la Capital Federal el 14 de octubre de 1885.

Nota: A partir de este punto (12) no hay antecedentes de inscripción debido a que las escrituras traslativas de dominio fueron otorgadas antes de la creación del Registro de la Propiedad en la Provincia y los datos y antecedentes que se mencionan a continuación fueron tomados de los Protocolos de los Escribanos que intervinieron, protocolos que están archivados en el Registro de la Propiedad de esta Ciudad y de las protocolizaciones y títulos en ellos agregados.

Décimo Segundo: A Don Mariano Unzué, Saturnino E. Unzué y Guillermo Roger Gilmour, les correspondió por compra, que en mayor extensión y en condominio y en referentes proporciones hicieron al Banco Argentino, en la Capital Federal el 26 de septiembre de 1877.

Décimo tercero: Al Banco Argentino de la ciudad de Buenos Aires le correspondió por compra que hiciera a los señores Lezica y Lanús en fecha 15 de setiembre de 1876.

Décimo cuarto: A Don Ambrosio P. Lezica y a Don Anacarsis Lanús, les correspondió por compra que efectuaron el 3 de octubre de 1872 a la testamentaría del General Justo José de Urquiza, en esta ciudad y representada la sucesión del General Urquiza por su esposa Doña Dolores Costa de Urquiza y por Benjamín Victorica, con la autorización del Juez de Primera Instancia del Uruguay, Dr. Jesús María del Campo.

Nota: En los dos últimos documentos consultados (puntos 13 y 14) el inmueble aparece con el nombre de “El Potrero del Rincón de San Lorenzo” o “Potrero de San Lorenzo” y es mencionado en los mismos, el “Saladero de Santa Cándida” con sus principales edificios como parte integrante de la propiedad.

Décimo Quinto: Al Capitán General Justo José de Urquiza, le correspondió -dice textualmente el documento “la parte principal de la propiedad” por compra que hizo el 14 de noviembre de 1852 al a señora Isabel Álzaga de Elía y otros, según escritura otorgada ante el Juez de Paz de esta ciudad.

3°. Consideraciones Finales

Hemos realizado el estudio de los antecedentes históricos y jurídicos de Santa Cándida, para demostrar por un lado, que ella es patrimonio indelegable de los entrerrianos, por su fundador, y, por otro, por lo que representa históricamente, de la misma manera que el Palacio “San José” es patrimonio del Estado y está abierto a la contemplación y al estudio de todos los ciudadanos.

No puede admitirse en esta hora Argentina y menos ante las manifestaciones de levantado federalismo del Señor Gobernador de Entre Ríos, Doctor Montiel, que una Sociedad Anónima, radicada en Buenos Aires, sea la que disponga de este bien tan caro a la cultura y a la tradición provincial.

Santa Cándida ha sido convertida ahora en un lujoso Hotel, queriendo significar con lujoso que solo es accesible a la oligarquía.

Para saber cuál ha sido el destino que la propiedad privada le dio a Santa Cándida basta con observar la propaganda comercial que la promociona.

La Revista Mensual “Pertenecer”, noviembre de 1983, Nº 13, dice entre otras barbaridades “…Santa Cándida, un recoleto ámbito entrerriano estrechamente vinculado con los acontecimientos históricos argentinos, se constituye en inusual itinerario para cortas vacaciones. Los amantes del sosiego, el bello paisaje litoral y las excelencias de una arquitectura de época, pueden encontrar en el Palacio de Santa Cándida la suma de sus aspiraciones. Ubicado a media legua de Concepción del Uruguay y a un centenar de metros del hermoso Río de los Pájaros, el Palacio se levanta a la vera del Arroyo de la China, cuyo espejo de agua está recamado de lujuriosas plantas acuáticas…”

y en otro párrafo “Y en este sereno ámbito, se puede compartir con los dueños de casa y sutiles anfitriones, Francisco Sáenz Valiente y Elena Zimmerman, los cocktails en el bar, el té en la Terraza o los snack en la pileta. Y solo a pocos pasos la invitación del río: pesca abundante, aguas serenas para la práctica del remo o el paseo en lancha que permite descubrir arroyos y rincones cautivantes. Los apasionados de la equitación cuentan con 40 Hectáreas para recorrer al galope. En las proximidades de Santa Cándida hay canchas de tenis y campos de golf y para quienes deseen tentar la suerte en la ruleta, fluida comunicación con Paysandú”.

y en otra publicación, también Mensual, Restaurants y Hoteles, Nº 7 (Julio de 1982) leemos “Por sólo U$S 80, por pareja y por día, los turistas se alojan en Santa Cándida con media pensión, que incluye desayuno continental, servido en la habitación o en el comedor y una cena…”

El Diario “La Calle”, que algo tiene que ver con el asunto que nos ocupa, publicaba este aviso, allá por Julio de 1982 “Visite Santa Cándida (Monumento Histórico Nacional). Construido en 1847, residencia del General Urquiza. Hermoso Parque a orillas del Arroyo de la China. Añosa arboleda. Valiosas esculturas de mármol. Visita guiada al interior del Palacio, todos los días de 15 a 18. Bar abierto a los visitantes. Entrada $ 20.000.- ($a 2.-) Menores de 12 años gratis”. Evidentemente para los dueños de Santa Cándida los únicos privilegiados son los niños.

Pero sin dudas, la mayor afrenta que comete; la publicidad, está dada en el Folleto que la Empresa “Aldao Viajes”, ubicada en Maipú Nº 872, también de Buenos Aires, nos ilustra: “Alojamiento exclusivo. Suntuosos salones. Muebles de época. Solamente 5 departamentos con baño privado”.

Y en la tapa, entre signos de interrogación ¿Quiere Ud. vivir en un Monumento Histórico? Venga a Santa Cándida!

¡Vivir en un Monumento Histórico! (Resaltado en el original)

Pero decimos, preguntamos, ¿adónde va a llegar la oligarquía en su insaciable sed de ganancias? A este tren van a alquilar los Museos, las Catedrales, las Tumbas y los Monumentos Históricos de nuestra Patria, para que les reditúe dividendos!

Entonces para qué decimos encendidos discursos los 3 de Febrero y nos golpeamos el pecho por el Federalismo, por el amor a nuestra tierra, a nuestro pasado histórico si la verdadera historia, la auténtica progresista, la Oligarquía la tirar al Tacho de la basura!

Señores Concejales: vuestros Partidos conocen bien, porque lo han sentido en carne propia, al accionar Siniestro de la Oligarquía.

El 6 de Septiembre de 1930 fue usurpado el Poder mediante un golpe de estado fascista que derrocara al Gobierno Popular de aquel ilustre caudillo radical: Don Hipólito Yrigoyen!

Y con cuanto odio se ensañaron y denigraron, vanamente, contra María Eva Duarte de Perón, abanderada de los humildes!

Es esa misma Oligarquía, representante fiel de una clase minúscula y privilegiada la que hoy le alquila por dólares por día, a los niños bien (Resaltado en el original) el patrimonio histórico de los entrerrianos!

Este proyecto de Comunicación tiene dos premisas fundamentales:

a) Darle a Santa Cándida un destino profundamente social. y

b) Reivindicar la importancia histórica que ella tiene para Entre Ríos.

Es por todo ello que pedimos el apoyo del Honorable Concejo Deliberante en pleno, para que más que el proyecto de un Partido Político, sea una medida patriótica y unitaria.

Este proyecto fija, una clara posición de principios democráticos y anti oligárquicos, desechando por estéril cualquier intención de carácter subjetivo o personal que se le pretenda dar y aspira a ser con el mandato que nos diera el Pueblo de Concepción del Uruguay el 30 de octubre de 1983.

  1. del Uruguay, Entre Ríos, Mayo de 1984.

El Proyecto

Portada del folleto que contiene la fundamentación y el proyecto de Expropiación de Santa Cándida

Visto:

El valor histórico que tiene para la entrerrianía el Palacio “Santa Cándida“, que fue un importante saladero y residencia del General Justo José de Urquiza, y

Considerando:

Que es menester querer recuperarlo para el patrimonio provincial, haciéndole jugar un papel de mayor relevancia social, poniendo fin a la utilización que intereses privados hacen del mismo actualmente desnaturalizando su contenido histórico.

El Honorable Concejo Deliberante de Concepción del Uruguay sanciona con fuerza de Comunicación

Artículo 1. Comuníquese al  Sr. Gobernador de la Provincia de Entre Ríos Doctor Sergio V. Montiel sobre la conveniencia y necesidad de proceder a la expropiación del Palacio “Santa Cándida” a favor del Estado Provincial.

Artículo 2. Declárase que sería de suma importancia social que al mismo se le diera destino para un Hospital geriátrico y/o pediátrico y/o Museo Histórico provincial. Para la factibilidad de los dos (2) primeros supuestos se consultará a los organismos profesionales de la salud competentes.

Artículo 3. Comunicase al Sr. Presidente de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, Contador Juan Carlos Lucio Godoy, que este Honorable Cuerpo vería con agrado su adhesión al presente proyecto.

Artículo 4. Autorízase a un concejal de cada bloque de este Concejo para que representen a éste.

Artículo 5. De forma.

Juan José Carbonell (Concejal Partido Comunista)

Texto y edición: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Agradecimiento a Miriam Barrios por el proyecto y a María del Carmen González por la trascripción del texto.   Reseña de Juan J. Carbonell extraída de diario Uno de Entre Ríos, 31 de octubre de 2016 y Análisis Digital, 26 de Octubre de 2016