Nació el 4 de abril de 1909 y falleció en nuestra ciudad el 23 de julio de 2000. Su verdadero nombre María Esther Orihuela Cook viuda de Salles. “Despertó nuestra curiosidad el motivo del seudónimo Lorenza Mallea, y nos aclaró diciendo que…” “es una historia emotiva y de mucho dolor, mi vida es como “Las Mallas del Viaje”, se me murieron mis dos hijos, de 25 y 31 años y una evasión del alma me llevó a abroquelarme en el alma de mi abuela paterna que se llamaba Lorenza Mallea de Orihuela, me siento Lorenza por esa causa, es un nombre armonioso.”
Su interés por escribir historias locales se remonta a casi más de 40 años, estando en Buenos Aires, en el barrio de Villa Urquiza, (fundado por la familia Bardi de Concepción del Uruguay), publicaba artículos en el diario “El Metropolitano”, donde se dejaba llevar por la nostalgia. Una vez recién instalada aquí y donde contaba con la fuente, comenzó su tarea de investigadora, siendo sus primeros trabajos referidos a Teresa Ratto, Celia Torrá y Carmen Uribez. Tanta admiración por estas tres mujeres la llevó a tomar la iniciativa de perpetuar sus nombres en nuestras calles. Para ello elevó notas al Presidente Municipal, se concretaron las tres sugerencias con el transcurso de los años, la última fue la aceptación del nombre de Carmen Uribez, el 31 de Octubre de 1991.
En la década del ´70 escribió el libro “Apuntes sobre la historia de La Fraternidad” y con Coty Calivari escribió “Las Mallas del Viaje”, que es una evocación de las viejas cosas de la ciudad.
Admite que no le gusta la retórica y ha elegido la historia anecdótica, sin demasiadas fechas, pretendiendo llegar a todo público lector.
Su trabajo de investigación y todos sus escritos han sido donados al Museo Dr. Delio Panizza, casualmente la casa del poeta que la incitó a escribir. El 4 de diciembre de 1990, el Presidente Municipal, Sr. Carlos María Scelzi, ordenó por Decreto N° 10.969 distinguir a la Sra. Lorenza Mallea por su incansable tarea, como “Convecina Destacada” en la permanente búsqueda de los valores de nuestro pasado y dispuso que el archivo municipal lleve su nombre.
Texto extraído de la Entrevista realizada a Lorenza Mallea (Luna M., Velázquez N., Placente C. 1993-1994) publicada en http://mujeresentrerrianas.blogspot.com.ar/
Tumba del Dr. Alberto Ugarteche (Foto: Mabel Gómez)
Este médico y educador, nacido en Lujan (Provincia de Buenos Aires.), en 1850, se trasladó desde muy joven con su familia a Concepción del Uruguay. Ingreso en 1864 al Colegio Nacional, para una vez conseguir el título de bachiller, seguir sus estudios de Medicina en la Facultad de Buenos Aires, graduándose en 1879. Ejerció su profesión en nuestra ciudad, siendo médico del Hospital de Caridad y de varias instituciones de beneficencia. También dicto cátedras de Ciencias Físico Culturales, Historia y Química en el Histórico Colegio. Fue en la Asociación Educacionista “La Fraternidad” uno de los fervientes animadores, presidiéndola en tres periodos.
Ejerció el periodismo, siendo redactor del entonces diario “Del Uruguay”, junto a Leguizamón, Cigorraga y otros. El 13 de agosto de 1890 falleció en nuestra ciudad, a los 40 años. Su desaparición a temprana edad fue un duelo colectivo. El féretro fue llevado a pulso desde su domicilio hasta el cementerio local.
En una modesta tumba identificada con un óvalo de mármol que dice “Aquí descansa mi querido esposo el naturalista Dr. Dn. P. G. Lorentz” están depositados los restos de este destacado científico.
Nació en Kahla, Sajonia, el 30 de Agosto de 1835. Casado con Juana Herminia Franz, también oriunda de Sajonia.
Siendo profesor de la Universidad de Munich, su nombre fue conocido internacionalmente. Contratado por la Academia de Ciencias de Córdoba se trasladó a la Argentina. Por razones circunstanciales no pudo asumir con este compromiso. Afincándose entonces en C. del Uruguay se desempeña como profesor titular en el Colegio del Uruguay.
Fue el primer botánico que actuó en la docencia secundaria argentina. No obstante vivir en C. del Uruguay, inició el estudio de la flora del Nordeste argentino, primera obra botánica de nuestro país. Con el auspicio de la Academia de Ciencias de Córdoba fue designado Agregado al Estado Mayor Científico de la Expedición al Desierto realizada por el Gral Julio Roca.
Aún hoy sus herbarios y colecciones asombran por el rigor científico de sus estudios. Sus obras, que pertenecieron al Colegio del Uruguay, se conservan en el Museo de Farmacología de la Facultad de Medicina de Buenos Aires. Otras muestras se hallan en Córdoba, Filadelfia y París.
Fue el primer investigador exhaustivo de la vegetación del palmar entrerriano y de la selva de Montiel.
Falleció el 6 de Octubre de 1881. Su lugar de descanso fue declarado Tumba Histórica por Decreto 3281 del 11 de Junio de 1959 del Ministerio de Gobierno y Justicia de Entre Ríos. Una calle de esta ciudad lo recuerda.
En el panteón de la familia de Angel Ratto se encuentran los restos de la doctora Teresa Ratto.
Panteón de la Dra. Teresa Ratto (Foto: Mabel Gómez)
Nació en esta ciudad en 1877, en la casa que perteneciera a su padre, don Angel Ratto, y que aún hoy se conserva tal como era entonces, en calle Teresa Ratto Nº 589.
Recibida de maestra en la Escuela Normal, continúa sus estudios en el Colegio del Uruguay obteniendo el título Bachiller, siendo la primer mujer entrerriana que obtiene esa graduación.
Recomendada por el entonces rector del Colegio del Uruguay, Dr. Benjamín Zubiaur, mediante una carta, a la Dra. Cecilia Grierson -primera médica del país-, ésta la toma bajo su tutela brindándole todo su apoyo y protección. Es así que en la Facultad de Medicina de la Capital Federal obtiene su título de Doctora en Medicina y Cirugía convirtiéndose a los 26 años de edad, en la primera médica de la Provincia y la segunda del país.
Al sentir que se agravaba su enfermedad, regresó a Concepción del Uruguay para morir rodeada de sus familiares. Al momento de su muerte se encontraba ocupando un importante cargo en la casa central de la Asistencia Pública de la Capital Federal.
En la fachada del panteón que guarda sus restos se puede observar su placa profesional que dice simplemente “Dra. TERESA RATTO Médica”.
Falleció de peritonitis a los 29 años, el día lunes 2 de Abril de 1906 a las 18,30 horas.
Desde 1975, la calle que pasa frente al que fue su domicilio, lleva su nombre.
En una escondida y olvidada tumba, ubicada en unas de las calles internas de nuestro cementerio se encuentran los restos del Profesor Jorge Clark.
Tan solo identificado por la inscripción en una austera lápida (Jorge Clark – 1800/1867 – Insigne maestro), Jorge Clark parece imponerse desde la tumba la misma sobriedad que guió su vida. Nació en Calcuta alrededor de 1830. Llegado a la República Argentina se radicó en nuestra provincia dispuesto a dedicarse a la enseñanza.
Nombrado rector del Colegio del Uruguay el Dr. Alberto Larroque, en 1854, trajo a su lado al Sr. Clark para que ocupase el cargo de vice rector, confiándole las clases de Comercio con la contabilidad general del establecimiento, Inglés (recordemos que India era protectorado inglés) y la vigilancia interna del colegio.
Ejerció funciones en el Colegio durante los años 1854 al 1867donde era conocido por los alumnos como “Mister Clark”.
Los años del rectorado de Larroque (1854/1864) fueron conocidos posteriormente como la época de oro. Clark se desempeñó como la mano derecha del rector, a tal punto que se hace difícil discernir la importancia que uno u otro tuvo en esta gloriosa época del colegio. Era conocido como el padre de los estudiantes pobres.
En 1862 ante la difícil la situación económica por la que atravesaba el Colegio, llegó a comprometer hasta su crédito personal en la esperanza que el gobierno nacional cubriera los gastos de funcionamiento del establecimiento. Como ello no ocurrió, Jorge Clark se suicidó en la ruina, el 30 de Agosto de 1867.
Además de una calle de C. del Uruguay, su memoria es recordada en el monumento tríptico erigido en el patio del histórico colegio cuya figura es acompañada por Larroque y el Gral. Urquiza.
Panteón del general Justo José de Urquiza (Foto: Carlos Ratto)
A fines del siglo XIX, Doña Dolores Costa de Urquiza mandó a construir una bóveda en el Cementerio de C. del Uruguay; monumento arquitectónico muy poco valorado como tal.
El panteón esta tiene una ubicación céntrica, tomado la perspectiva del casco histórico del cementerio local. Lugar más que destacable e importante, que en las necrópolis de localidades vecinas ocupa el oratorio o la imagen de un santo o de una virgen.
Lo que, en principio nos muestra la preponderancia e influencia de Dolores Costa en nuestro medio fue verdaderamente notable, con lo que quedaría justificada la sesión que en su momento le hiciera el Municipio local de tal terreno.
Los primeros datos hallados en numerosos documentos al respecto en el archivo municipal surgen en 1882, cuando el 28 de julio, el Sr. Andreasi, en representación de la mencionada eleva una solicitud al Presidente Municipal expresando su intención de adquirir un terreno en el cementerio público local con el objeto de construir una bóveda para lo que solicita un espacio de 5 varas de frente (4,20 m.) por 6 de fondo, con frente a la del Sr. Urdinarrain”.
Esto nos indica que el terreno estaba ubicado en uno de los lados de la calle principal. Tal solicitud no sé ajustaba a las disposiciones vigentes pues en la contestación del 13 de agosto de 1882 por parte de las mencionadas autoridades se indica que no se le puede conceder más que 5 varas de fondo por ser lo que tenían las demás construcciones existentes en esa línea, mientas que de frente no existían obstáculos al respecto lo que nos da la pauta de que no eran demasiado numerosos los monumentos funerarios en el sector señalado, hoy conocido como “casco histórico”, hoy, totalmente saturado.
La operación se concretó 8 de Agosto por una suma de 250 pesos fuertes. Con lo que se inicia la parte más interesante de este tema, porque la viuda del General Justo José de Urquiza, no estaba conforme con el lugar adquirido, lo que pone de manifiesto en una carta de fecha 20 de diciembre de 1883 a la Honorable Corporación Municipal de puño y letra de la interesada aclarando sus deseos de permutar el terreno obtenido recientemente por otro “Mas céntrico y notable”, que por lo interesante de su lectura, vale la pena transcribir algunos párrafos textuales que nos ayudarán a comprender la significación que ella le daba al tema: “… por las esculturales del monumento, por la calidad del material que va a emplearse, por las demás condiciones contenidas en el contrato celebrado con el arquitecto, no es un error asegurar que no solo será de agradable aspecto, sino que puede el contribuir y contribuir{a a hermosear nuestro cementerio, llamando la atención de los que en adelante quieran visitarlo como a uno de los centros que se encuentran aglomeradas las más hermosas construcciones de una población…” Y que estando iniciadas las obras habrían notado con su arquitecto, que esa ubicación no permitiría apreciar los efectos que estaba destinado a producir. Siendo el nuevo elegido el punto de encuentro de las calles que van de N. a S., y de O. a E., donde sería percibido desde los cuatro extremos de las mismas.
En su evidente deseo de impresionar a las autoridades municipales para lograr su objetivo pone en su conocimiento que las columnas y planchas de mármol se habían encargado a Italia, “… y que por su clase será de lo mejor y más costoso que ha llegado al país… Aclarando que abonaría “alguna diferencia” si fuera necesario para concretar la permuta referida. La respuesta de la Comisión de Obras Públicas con fecha 22 de diciembre de 1383 fue afirmativa, con la sola aclaración que la obra se iniciara a los 2/3 del común central del cementerio, debido a la existencia de otra sepultura particular en el punto señalado, de la que no hemos hallado dato alguno.
Al mismo tiempo se recomienda la plantación de árboles en los caminos laterales. Desde entonces encontramos en el “centro” del Cementerio de Concepción del Uruguay la bóveda de Doña Dolores Costa de Urquiza, cuyo nombre perdura grabado sobre la puerta pese a que los avatares del tiempo hayan deslucido las doradas letras originales, y su blanco mármol ennegrecido y marcado por las huellas de los años, pero aún en pie, testigo silencioso de los devenires de nuestra historia. Todo lo expuesto nos lleva a una reflexión final: ¿Se condice el empeño de Doña Dolores Costa de hermosear la “Ciudad de los muertos” con su bóveda con el olvido de los hombres del siglo XXI respecto al patrimonio histórico-arquitectónico? Pues la ordenanza municipal (N° 3647/93) que ha declarado de “interés histórico” a toda construcción anterior a 1940, respecto a los monumentos funerarios del cementerio local, no basta para protegerlos si sólo queda la buena intención en el Papel.
Hoy descansan en este panteón los restos de sus hijos Dolores de Urquiza Costa (1853/1940), Juan José de Urquiza Costa (1861/1915), José del Monte Carmelo de Urquiza Costa (1868/1909) y sus nietas, Dominga Micaela Urquiza y Cándida Amelia Urquiza.
Texto tomado de: Prof. Celia D’Angelo, C. C. “Ibarra Grasso”, “Doña Dolores Costa de Urquiza y la ciudad de los muertos”. Artículo publicado en diario “La Calle” el 17/01/1994
Panteón dónde se encuentran los restos de Norberta Calvento (Foto: Mabel Gómez)
En este viejo panteón, cuya única placa hace referencia a Mariano Calvento, yacen los restos de Norberta Calvento, novia oficial y prometida del general Francisco Ramírez. Norberta fallece a los 90 años de edad en 1880. Fiel al recuerdo de su prometido permaneció soltera. La tradición indica que pidió ser sepultada con el vestido de novia que tenía preparado para su casamiento con el Supremo Entrerriano.
Nació en el año 1885, el 14 de diciembre de 1899, es decir cuando solo contaba con 14 años de edad fundó el periódico “La Juventud, que como su nombre lo indica fue una expresión periodística juvenil. Aunque fue un modesto órgano de difusión en sus inicios, los uruguayenses “lo esperaban ansiosos los martes, jueves y sábados para conocer las noticias y sociales de su querida ciudad” En ese tiempo nos existían los modernos medios masivos de comunicación con que contamos en la actualidad, esa era una de las razones por la cueles era muy leído. Desde esas páginas Lorenzo Sartorio propició el funcionamiento de una escuela para adultos en horas de la noche, ese fue el origen de la escuela nocturna municipal que hoy lleva su nombre.
Lorenzo Sartorio falleció en Buenos Aires el 25 de febrero de 1921, siendo sus restos traslados a la ciudad por tren. Su periódico, “La Juventud” dejó de aparecer entre los años 1953 a 1955
(Texto: Virginia Civetta/Carlos Ratto. Fuentes: Héctor Larenze, “Concepción del Uruguay, sus calles, su historia”, editado en 1983 y Artículo sin firma “Nomenclatura callejera. Quien es quien en las calles de la ciudad”, Guía Turística de Concepción del Uruguay, Centro editor Río de los Pájaros, 1971.
Panteón del Dr. Christian Elliot Grieve en el cementerio local. (Foto: Mabel Gómez)
El Dr. Cristian Elliot Grieve fue un médico que ejerció su profesión por más de 20 años en la localidad de Caseros, donde falleció en el año 1945. Fundó la primera clínica dela ciudad, lo que posibilito una mejora en la calidad de vida no solo de los habitantes de la ciudad sino de toda su zona de influencia. Entre sus contribuciones para con la localidad que le dio cabida, se puede mencionar la donación del mástil de la plaza principal.En la actualidad una de las calles de la localidad de Caseros lleva su nombre en homenaje y recordación de la humanitaria labor desarrollada.
Panteón de Martín Ruiz Moreno y Cipriano de Urquiza
En el panteón perteneciente a la Familia de Ruiz Moreno y Urquiza yacen los restos del Dr. Don Martín Ruiz Moreno. Nació en Rosario el 10 de Abril de 1833. Sus padres fueron Martín Ruiz Moreno y Dolores Correa.
Estudió en el Colegio de Paraná y posteriormente inició sus estudios de Derecho en el Colegio del Uruguay. Debido al cierre de esta carrera continuó sus estudios en Montevideo donde se doctoró en 1857. En ese mismo año se casa con Doña María Isidora Miró Urquiza, hija de Don Cipriano de Urquiza (hermano del General J.J. de Urquiza).
Tuvo una intensa vida pública que se manifiesta en las siguientes actividades: Fue Juez, Camarista y Fiscal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos; Intendente municipal de Rosario, C. del Uruguay y Paraná. Después de la Batalla de Pavón fue comisionado por el Gral. Urquiza para tratar con Mitre el fin de la lucha entre la Confederación y Buenos Aires. Fue Director General de Escuelas; Constituyente Provincial de Entre Ríos en 1903 y 1909, siendo Presidente de esta última. Fue Diputado Nacional en 1860 y 1864, en este último período presentó junto con el Dr. Alsina el proyecto de Ley de Repatriación de los restos del General José de San Martín. Realizó numerosas obras sobre temas históricos y jurídicos.
Falleció en Buenos Aires el 13 de Septiembre de 1919. Una calle de esta ciudad lo recuerda con su nombre.
Su sepulcro fue declarado Tumba Histórica por Decreto 3281 del 11 de Junio de 1959 del Ministerio de Gobierno y Justicia de Entre Ríos.
Allí también se encuentran los restos de don Cipriano de Urquiza, hermano del general, asesinado siendo Gobernador Delegado de la Provincia de Entre Ríos en 1844.