El Altar Mayor de la Basílica de la Inmaculada Concepción.

Vista del Altar Mayor de la Basílica. A la izquierda en una foto de mediados del siglo XX, a la derecha una vista actual. (Foto: Jorge Duarte)

Consta en los registros la no inclusión de los altares en el Presupuesto presentado por el Arq. Fossatti para la construcción del templo. Aunque existen cartas del Pbro. Ereño fechadas en 1859, que certifican la erección del altar mayor por estos años. Según dicen el Prof. Macchi y Don Nadal Sagastume, esta construcción fue costeada por el Gral. Justo José de Urquiza y levantado en memoria de sus padres José Urquiza y Cándida García.

Merece destacar, que a diferencia de la costumbre de la época este altar fue construido de material y no de madera. En la mencionada carta, dirigida a Urquiza, el sacerdote así lo describirá “… mármol artificial llamado estuco (…) este será eterno en duración bajo la bóveda y libre de polilla y demás insectos que generalmente invaden los retablos de madera”

Hacia 1889, (según puede leerse en la página 18 del Libro I de Inventarios),  en tiempos del Pbro. José Bencivenga, se reforma el altar mayor, agregando un piso superior en madera. Reforma que fue sustentada en parte por al Apostolado de la Oración y por dinero de fábrica, de donde se usaron $ 500 “por la parte dorada” y $ 300 “para ayudar a pagar los demás gastos. El dorado de estos altares continúo hacia 1900, en tiempos del Pbro. Amancio Rodríguez, atendiendo a cartas referidas al tema, entre el sacerdote y el hacedor de esta trabajo.

Quién más detalles aporta sobre el estado definitivo de altar mayor es el Pbro. Zoilo Bel, quién fuera párroco hacia 1945. Este en la hoja 20 del Libro de I de Inventarios específica “El altar mayor bajo la el título de la Inmaculada Concepción. Hecho en mampostería hasta una altura de seis metros y luego en madera. Pintado a la cal y a la tiza y cola, con las molduras en dorado. La mesa del altar cubierta de dos chapas de mármol y dos graderías de mármol.”

Durante el curato del Monseñor Juan Ángel Fiorotto, – y seguramente con la intención de modernizar la imagen del templo – contemporáneamente a la modificación del presbiterio, se cambia el Sagrario del Altar Mayor, por uno de líneas más actuales hacia los años 1960, realizado en bronce y con una pequeña columnata de mármol. El existente hasta el momento, posiblemente el original, es ubicado en una capilla de reserva debajo del retablo principal del mencionado altar.

En el año 2011, el Pbro. Jorge Almeida, acompañado por el Pbro. M. Maio y el equipo que le acompaña en la puesta en valor del templo basílica, integrado por el Arq. Miguel Alegre y el Lic. Prof. Adrián  Bertolyotti, resuelven reponer la pieza histórica a su lugar original. Este sagrario antiguo realizado en mármol de Carrara blanco, con las detalles en mármol rojo y de líneas clásicas repite en forma casi exacta la fachada original del edificio. (Texto: Lic. Adrián Bertolyotti )

 

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