Los amantes de nuestro hermoso río Uruguay, cuantas veces navegando por sus cristalinas aguas en la zona del Paso Vera, al norte de Banco Pelay, hemos visto la boya “verde Ciega” que indica el “Casco a pique” de la Torpedera Bouchardo, y nos hemos preguntado ¿Cuándo se hundió? ¿En qué circunstancias? Y otras mil preguntas que nuestra mente nos lleva a hacer. He aquí los hechos.
La Bouchardo era una torpedera de rio de primera clase. Integro la flotilla de seis unidades gemelas denominadas: “Jorge”, “Kimg”, “Pinedo” y “Thorne”
A esta torpedera se la conoció con los nombres indistintos de Bouchard o Bouchardo, producto de haberse españolizado el apellido del héroe naval Hipólito Bouchard, cosa que nunca se hizo en vida del marino, pero aun en la documentación oficial de la época, encontramos a esta torpedera con ambas denominación.
Desde su incorporación a la Armada, cumplió diversas e importantes misiones, que no quiero detallar, para ir directamente al año 1930, en que ocurrió su naufragio y al cual queremos referirnos.
En ese año, la Bouchardo, es alistada y asignada a la Prefectura Naval Argentina, con comando y tripulación militar, para el patrullado del río Uruguay, a los efectos de prevención y represión del contrabando, que se realizaba entre ambas orillas.
El 6 de setiembre de ese año, se produce el movimiento militar, que derroca al presidente Hipólito Irigoyen, lo que motiva que gran cantidad de partidarios, se exilian en la República Oriental del Uruguay, e inmediatamente iniciaron acciones “contrarrevolucionarias”, tendientes a restablecer al presidente , efectuar un intenso patrullaje del río, para evitar la “entrada o salida” clandestina de elementos “yrigoyenistas”.
Encontrándose en esta misión, arriba al puerto de Concepción del Uruguay, al mando del Guardiamarina Alfredo G. Attwell, el 29 de noviembre de 1930, en horas de la tarde para “carbonear”, en el deposito nacional que había en el puerto, zarpando con destino a Concordia, a las 22,30 hs., efectuando su navegación en forma normal, con las luces de navegación encendidas, por el canal principal del rio Uruguay.
Al llegar aproximadamente a 1 km al norte de Paso Vera y siendo las 23,15 hs, colisiono por la banda de “babor” con el remolcador “Kate”, al mando de Carlos Lavarello, perteneciente a la Compañía de Navegación Mihanovich que navegaba en sentido contrario, procedente de Colón, con destino final Concepción del Uruguay, donde tenía su asiento habitual.
La colisión, le produjo a la Bouchardo un rumbo de aproximadamente 8 metros sobre la batería de babor –hacia popa- lo que motivo que inmediatamente la torpedera, comenzara a embarcar agua y luego hundirse.
Como consecuencia del choque, el comandante de la torpedera, Guardiamarina Attwell, fue despedido del puente de mando, cayendo sobre la cubierta de la Kate, otros marinos del buque de guerra, fueron despedidos al agua, siendo inmediatamente rescatados por la tripulación del remolcador.
En esas circunstancias, la sangre fría y serenidad, del Capitán Lavarello, permitió el rescate de toda la tripulación de la torpedera, sin registrarse “desgracias personales”.
Asimismo, para evitar que la torpedera, se hundiera en el canal principal, el Kate con su proa empujo a la Bouchardo, hacia el veril oeste del canal, donde se hundió quedando parte de su estructura superior, sobre la superficie, al quedar el casco apoyado en el lecho del rio.
Los náufragos fueron trasladados por el remolcador Kate hasta Concepción del Uruguay, donde fueron alojados en la Subprefectura brindándosele asistencia y toda clase de cuidados.
Al día siguiente, 30 de noviembre, embarcaron en la remolcadora Kate, que no había sufrido averías de importancia, timoneado por el Capitán Lavarello, el Juez Federal con asiento en Concepción del Uruguay Dr. Salvador María Irigoyen, el Jefe de la Subprefectura local Subprefecto de 1º José María Ballesteros, y el Comandante del buque siniestrado, Guardiamarina Attwell, trasladándose al lugar del accidente, a los efectos de realizar “in situ” una inspección ocular, autorizando en esas circunstancias el magistrado actuante, el retiro de diversos elementos de la torpedera.
El Capitán Lavarello, quedo detenido en la Subprefectura, la cual instruyó el sumario, recobrando su libertad pocos días después, sujeto a la causa.
A raíz de este accidente, en la tradición oral, existen diversos comentarios y anécdotas, que me fueron transmitidas.
Si bien, en el sumario y a los periódicos locales, el Comandante de la Bouchardo manifestó que su barco navegaba con todas las luces encendidas, se dice en cambio que el buque de guerra navegaba en “sigilosa”, entendiendo que así debía ser, dada la misión de vigilancia que estaba cumpliendo, era incoherente que lo hiciera con las luces encendidas ya que delataría su presencia.
Otra versión, y así debemos tomarla, era que el Capitán del Kate, Carlos Lavarello, de reconocida militancia radical yrigoyenistas, vio la torpedera navegando en sigilosa y que de exprofeso la embistió con su buque, circunstancia que no pudo probarse en las actuaciones incoadas.
La anécdota más importante, fue cuando se produce la “colisión” entre ambos buques, el Comandante de la “Bouchardo”, Guardia-marina Attwell “habría saltado” a la cubierta del “Kate” -pistola en mano- diciéndole al Capitán Lavarello: “¡lo voy a matar por lo que hizo…!”;contestándole el viejo lobo de río…”Primero deje que salve a su gente… después pégueme el tiro…”. Este gesto, de haber ocurrido así lo pinta de cuerpo entero y su hombría de bien.
Años más tarde de haberse producido el naufragio de la Bouchardo (año 1944), el Ministerio de Obras Publicas de la Nación, solicito al Ministerio de Marina, autorización para reflotar el casco que fuera cedido a dicha repartición, lo cual se autoriza por resolución ministerial de fecha 18 de octubre de 1944.
En base a esta cesión, el ministerio comenzó las tareas de reflotamiento del casco de la ex torpedera Bouchardo, en el lugar en que se encontraba hundida desde 1930.
La operación se realizó utilizando bombas de achique de gran capacidad y dos embarcaciones –tipo chatas- que colocadas a ambas bandas del buque, hicieran de flotadores.
La maniobra resulto exitosa, pero al parecer, al ser reflotado el casco los técnicos del ministerio, se dieron cuenta que los restos no tenían aplicación, por su antigüedad y averías que presentaba, por lo que decidieron trasladarlo a “aguas menos profundas” sobre la costa argentina, para alejarlo del canal y evitar de esa manera su potencial peligro para la navegación.
En las tareas de reflotamiento se recuperaron diversos materiales pertenecientes a la torpedera, entre ellos varias cajas de repuestos y herramientas, que a pesar de los años que estuvieron bajo el agua se encontraban en perfectas condiciones.
En las actuaciones realizadas por el Ministerio de Marina, con motivo de este accidente, así fue definido, se sobreseyó definitivamente al Cte. de la Bouchardo, Guardiamarina Alfredo Attwell, en concordancia a lo dispuesto en el Art. 334, inc. 2, del Código de Justicia Militar.
No hemos podido constatar, si al Capitán Lavarello, se le aplico alguna sanción por este hecho. Si se pudo establecer que el juicio entablado por el Ministerio de Marina contra la armadora Mihanovich, se le atribuyo a esta, debiendo resarcir los daños causados.
La torpedera Bouchardo, ha quedado para siempre en nuestras playas, como símbolo de nuestras viejas glorias marineras y un recuerdo de nuestro pasado uruguayense, que con esta nota queremos recordar.
Edición; Virginia Civetta y Carlos Ratto: original del Prefecto General (RE) Andrés Rousseaux, diario “La Calle”, 25 de julio de 1993.