El 7 de mayo de 1903 un grupo de vecinos de nuestra ciudad, se reunió en uno de los salones del Colegio Nacional, con el propósito de cambiar ideas acerca de la creación de un Centro Social, procediéndose ante todo a nombrar un presidente y dos secretarios para que encaminaran las deliberaciones.
Luego de intercambiar distintas ponencias, se procedió a elegir la Comisión Directiva Provisoria que se encargaría de llevar adelante la “feliz idea” y de redactar un anteproyecto de estatuto para la incipiente creación.
Los trabajos llevados a cabo por la Comisión Provisoria dieron como resultado que, a sólo dos meses y días, el 25 de julio del mismo año, se declarara inaugurado el Centro Social. Se contaba con un número considerable de socios y adherentes y con un proyecto de estatuto que, en agosto, fue aprobado.
La recién inaugurada institución que pasaría ya a llamarse Club Social, debió afrontar serios inconvenientes que, con tesón y férrea voluntad fueron sorteados.
El más difícil de solucionar fue la carencia de un local adecuado y propio que permitiera la realización de las distintas actividades para las que había sido creado. El baile de Gala del 9 de Julio de 1906 debió efectuarse en los salones del Colegio Nacional.
Su propia sede
En 1905 comenzó a funcionar en el que fuera Gran Hotel Argentino, bellísima construcción de la época y en la que hoy está instalado el Hogar de Niñas “Remedios Escalada de San Martín”, en calle Galarza. Fue en ese lugar donde dos de sus socios protagonizaron un hecho de sangre que conmovió a la sociedad Uruguayense.
El 5 de agosto de 1909, Carmelo de Urquiza, hijo del General Justo José de Urquiza, fue baleado, luego de una fuerte discusión, por un señor Martínez, recibiendo heridas que le produjeron la muerte momentos después, en su domicilio de calle Moreno. Este hecho sumado a los serios problemas financieros que venía soportando la nueva institución, hizo que, a seis años de su fundación, el club se pusiera al borde de su “liquidación” y cierre definitivo.
Pero una Comisión especial nombrada con plenos poderes, elegida en Mayo de 1909, supo capear el temporal y reunidos en Asamblea Ordinaria al día siguiente del luctuoso hecho mencionado, decide con firmeza llevar adelante el emprendimiento.
En esa misma reunión se decide cambiar de local para lo cual se “ponen al habla” con el señor Fontela, por la casa que este tenía frente a la plaza. Se llega a un acuerdo y se alquila el local que hoy ocupa, contiguo a la Jefatura de Policía. En 1919 y siendo presidente D. Agustín Higueras Rodríguez, se estuvo en tratativas para cambiarse a la casa de Don Eduardo Oliver, pero éste ya tenía compromisos con el Banco Hipotecario Nacional a quien se la arrendó. La Comisión Directiva del club accede a solventar, de su propio peculio, las reformas que se imponían en la casa de Fontela y en el año 1925, durante la presidencia del Dr. Manuel Ruiz Moreno se verifica su compra. De ahí en adelante y hasta el día de hoy, el local de San Martín 735 a sufrido distintas modificaciones atendiendo siempre a la mayor comodidad para el esparcimiento de sus socios.
Según una publicación de 1939 poseía “un frontón de pelota (que aun pude observarse sobre calle Alberdi) y una cancha de bochas que dan lugar a animadas competencias. Posee, además, una bien provista biblioteca”
Para esa época era su presidente el Sr. Leopoldo Cabral, Vicepresidente el Dr. José A. Rodriguez y Secretarios los Sres. Raúl Uncal López y Rodolfo Seró Mantero.
Gravitación en nuestro medio
El Club Social de nuestra ciudad ha gravitado en forma contundente en nuestro medio. Desde el inicio de sus actividades influyó ante el Gobierno Nacional propugnando la concreción del proyecto de la Comisión de Obras Hidráulicas del Río Uruguay, consistente en la conversión de nuestra dársena interior en Puerto de Ultramar. Asimismo para que sancionara la ley que acordara la construcción del edificio que actualmente ocupa la Escuela Normal y la sanción de otra ley creando un Juzgado Federal en nuestra ciudad.
Sus 115 años de vida lo encuentra, añorando los tiempos pasados, en un momento de decaimiento, no teniendo en la actualidad la gravitación que supo tener en la primera parte de la centuria pasada.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Revista Panorama (1939) y Galotto, Roque, “Los 93 años del Club Social”, Diario la Calle 17 de mayo de 1996
En el año 1904, el directorio del Banco “Agrícola Comercial e Inmobiliario del Uruguay SA”, presidido por el Dr. Amado Tahier, decide adquirir un terreno en el radio céntrico de la ciudad para levantar la sede propia de la entidad bancaria.
Se gestiona ante la Sra. Teresa Urquiza de Sáenz Valiente la compra de dos solares de terrenos (media manzana) de su propiedad, sobre la calle Rioja (8 de Junio actual) entre Mendoza (actual Leguizamón) y Coronel Pedro Melitón González (hoy Urquiza) que le pertenecía en la división de bienes de su extinto padre, el Brigadier General Justo Jose de Urquiza acorde hijuela pasada ante el Escribano Jorge P. Castro con fecha 5 de septiembre de 1883.
La venta se efectuó con todo lo edificado, plantado y cercado en la suma de $ 2.000 moneda nacional de curso legal, con una superficie total de 2485 m2, acorde escritura pública de fecha 18 de agosto de 1904, interviniendo el Escribano Rafael Paralelo.
El Palacio de Tribunales
En el año 1904 las oficinas de los juzgados de 1ra. Instancias que funcionaban en Concepción del Uruguay, tenían su asiento en el edificio propiedad de la provincia de Entre Ríos de las esquina de las calles actuales Congreso de Tucumán y 9 de Julio, donde por muchos anos funcionara la Maternidad Municipal Piñón, ocupado durante mucho tiempo por Oficina Municipal de turismo y escuela municipal de música.
El edificio, era inadecuado para el funcionamiento de los distintos tribunales además de otros organismo provinciales, como el registro civil y de la propiedad, telégrafo provincial y otros, a los que se quería centralizar en un solo edificio, al ser construido al efecto el “Palacio de Tribunales”.
Para ello se busco en radio céntrico de la ciudad de un terreno que permitiera la construcción del edificio proyectado, iniciándose las gestiones ante el directorio del Banco Agrícola Comercial e inmobiliario del Uruguay SA para la venta de un solar (1/4 de manzana) ubicado en el esquina noroeste de las calles Coronel Gonzalez (actual Urquiza] y Rioja (8 de Junio).
Obtenido el consentimiento de la entidad bancaria. se requirió la correspondiente autorización al Gobierno de Entre Ríos, siendo aprobada la compra del terreno por la Honorable Cámara de Diputado de la provincia con destino a la “Construcción del Palacio de los Tribunales de Concepción del Uruguay“ obras que deberían ser iniciadas a la mayor brevedad.
En el mismo decreto se autoriza al Sr. Jefe de Policía de la ciudad Cándido Irasusta, para que en representación el gobierno de la provincia firme la correspondiente escritura.
El banco Agrícola, el 2 de octubre de 1908, vende la mitad del terreno de su propiedad, el solar de la esquina de las calles Coronel Gonzalez (Urquiza) y Rioja (8 de Junio) al gobierno de la Provincia de Entre Ríos en la suma de S 10.000 habiendo hecho un magnifico negocio, lo habían comprado a $ 1.000 y en menos de cuatro años lo vendieron diez veces de su valor. Por causas que no se han podido establecer, la inscripción de la escritura recién se materializo el 25 de noviembre de 1950 según consta en los registro de la propiedad de la ciudad.
En octubre de 1908 se abre la licitación pública para la construcción del “Palacio de los Tribunales de Concepción del Uruguay”, siéndole adjudicada la obra al empresario Alejandro Fortese en la suma de $ 115.000 m/n. hombre y competencia reconocida así lo describía la prensa local.
En diciembre de ese año. se comienzan los trabajos con la apertura de los cimientos, siendo el capataz de las obras el Sr. Pedro Gobbi, quien desempeñara igual cargo durante la construcción del edificio del Banco de Italia y Rio de la Plata.
El magnífico edificio de los tribunales es finalizado para fines del año 1910, siendo ocupado por los distintos juzgados: en lo civil y comercial, del crimen y de paz y oficinas provinciales a partir del 25 de febrero de 1911.
Al respecto, la prensa escrita critica la decisión del gobierno de la provincia de habilitar este moderno edificio dotado de todos los adelantos de la época con los viejos muebles que poseían las distintas oficinas en vez de proveerlo de nuevos muebles.
Al establecerse en Concepción del Uruguay, el Regimiento de Infantería Montado RI 10, el que arribara procedente de la ciudad de Gualeguaychú, el 30 de marzo de 1925 , se ubica provisoriamente en las instalaciones de la Sociedad Rural de Concepción del Uruguay (actual Barrio La Rural), mientras se construye el nuevo cuartel, cuya piedra fundamental había sido puesta por el Ministro de Guerra General de Brigada Agustín P. Justo, 5 de marzo de ese año, las autoridades del regimiento gestionan en préstamo o arriendan edificios en la ciudad, ocupando las oficinas de la planta baja del edificio de los tribunales para las oficinas de la mayoría, mientras que alquilan la casa que fuera del Coronel Pedro Melitón González (haciendo cruz) para el casino de oficiales.
Las oficinas del ejército, en el edificio de los tribunales funcionaron hasta septiembre de 1928, en que se trasladan a los nuevos cuarteles (los actuales) pasando estas oficinas a ser ocupadas por el registro de la propiedad.
En el año 1956, el Gobierno de la intervención Federal en la provincia de Entre Ríos plantea la necesidad de trasladar las oficinas del Registro Civil de Concepción del Uruguay a otras más adecuadas y cómodas y a su vez destinar las que se desocuparían a otros organismos provinciales. Esta inquietud, solo se quedó en las intenciones y pasaran muchos años antes que se concrete la medida.
El banco Agrícola al frente y al fondo el palacio de Tribunales
Evacuación del edificio
A partir del año 1961, se comienzan a observar en diversos sectores del edificio del “Palacio de los Tribunales” grietas en sus paredes y cielorrasos, produciéndose esporádicos desprendimientos de trozos de mampostería, lo que alerta a la autoridades que deciden encarar diversos trabajos para subsanar los mismos.
El 26 de julio, del mismo año, se llama a licitación para reparación general del edificio y pintado con un presupuesto oficial de $ 1.882.619,80 trabajos que son diferidos al desprenderse parte de la cornisa de la planta alta. En abril de 1963 el gobierno de la intervención federal en la provincia decide llamar a licitación pública para realizar trabajos de mayor envergadura en el edificio con miras a su recuperación con un presupuesto oficial de más de un millón y medio de pesos. Para realizar los trabajos, fue necesario el traslado de los Juzgados en lo Civil y Comercial, de Paz y del Trabajo a la planta alta de la Escuela Normal, medida que se efectiviza el 21 de noviembre de ese año.
En el edificio continúan funcionado el juzgado del Crimen, la Fiscalía y Defensoría de Menores, Registro Civil y Registro de la Propiedad.
En la planta alta del Banco Agrícola Comercial e inmobiliario continúan funcionado la Excelentísima Cámara del Crimen. Durante el año 1964 se continúo con los trabajos, habiéndose observado que las grietas se hacían más notorias, comprometiendo su estabilidad sobre la calle 8 de junio, lo que llevo a los técnicos a reforzar los cimientos, realizar columnas adicionales. etc. para reforzar su estructura.
En septiembre de 1965, después de un año y ocho meses los trabajos se habían finalizado parcialmente reintegrándose al edificio el Juzgado del Trabajo, manteniéndose en la planta alta de la escuela Normal Mariano Moreno, los juzgados en lo Civil y Comercial y de Paz.
Entre los días 5 y 7 de abril de 1967, los juzgados que funcionaban en la Escuela Normal y el del Trabajo, se mudan al amplio edificio de la esquina de Rocamora casi Ugarteche, (casa familia Deymonaz) donde habían funcionado hasta hacia poco tiempo las oficinas del INTA.
En el año 1967, la aparición de nuevas fisuras en las paredes del antiguo edificio, llevan a las autoridades de la provincia a comisionar al ingeniero J. Pacher de la Dirección de Arquitectura provincial, quien recomienda realizar una serie de trabajos para consolidar su estructura, a pesar de los importantes montos que ya se habían invertido con anterioridad.
En el mes de julio de 1969, el Secretario de Obras Publicas y Servicios Públicos de la provincia de Entre Ríos ingeniero Luis Lance, inspecciona el edificio de los tribunales y toma la decisión de proceder a su demolición y encarar la construcción de un nuevo edificio.
No obstante la resolución tomada por esta alta autoridad provincial, van a pasar varios años antes que la demolición se concrete, debido a la burocracia estatal.
En febrero de 1970, la prensa local previene a las autoridades provinciales y locales del grave riesgo que se estaba corriendo al seguir utilizando varias oficinas públicas el edificio cuyas estructuras peligraba.
En marzo de 1970. el director de arquitectura de la provincia de Entre Ríos, vuelve a inspeccionarlo, limitándose a recomendar que el ala del edificio sobre la calle 8 de junio, la más comprometida sea desocupada y apuntalada.
Con tal motivo la Defensoría de Menores se traslada a otro sector del edificio, mientras que las oficinas del registro civil pasan a ocupar una casa arrendada sobre la calle Rocamora, frente al cine Texier.
En el mes de octubre, se trasladan a la casa arrendada de la familia Deymonaz (Rocamora y Ugarteche) el Juzgado del Crimen, la Defensoría de Pobres y Menores y la Fiscalía, faltando trasladar el Registro de la Propiedad que estaba en la planta baja para iniciar los trabajos de demolición
Demolición del Palacio de los Tribunales
El Gobierno de Entre Ríos había aprobado el proyecto de construir en el solar que ocupaba el “Palacio de los Tribunales” dos monoblock, tipo “A”, de varios pisos, uno destinado a la parte judicial y el otro a las distintas oficinas de la provincia.
El lunes 16 de noviembre de 1970, se llama a licitación para la demolición del edificio con un plazo de seis meses, debiéndose entregar totalmente limpio y nivelado el terreno, para la construcción de los dos edificios que la provincia tenía previsto realizar.
No obstante el peligro que representaba el edificio, máxime que su ala más comprometida, sobre 8 de junio, que ponía en peligro al alumnado de la escuela Técnica Ana Urquiza de Victorica, los tramites siguieron los carriles burocráticos y en febrero de 1971, el Registro de la Propiedad, única oficina publica que había quedado, continuaba funcionando en el.
En 5 de abril de 1971, lunes, se inician los trabajos de demolición del hermoso edificio del “Palacio de los Tribunales” previo traslado de las oficinas del Registro de la Propiedad a la casa que perteneciera a la familia Del Prado, en la calle 25 de Mayo (entre 8 de Junio y Posadas) y posteriormente a la calle 9 de Julio N° 51.
Para junio de ese año, la demolición estaba concluida en un 50%, finalizándose totalmente en septiembre de 1971.
La empresa GEOPE, que en ese momento se encontraba construyendo el elevador terminal del Puerto de Concepción del Uruguay adquirió los escombros del edificio, para los cimientos de los silos.
El terreno quedo abandonado transformándose en un depósito de basuras y alimañas y los dos edificios proyectados por la provincia nunca llegaron a construirse en ese lugar, dado que el edificio para la justicia local y otros organismos provinciales fueron incorporados al “proyecto del centro cívico” donde en la actualidad funcionan.
En diciembre de 1971 “CARITAS” gestiona ante el gobierno de la provincia la cesión precaria del predio para destinarlo a “playa de estacionamiento rentada” y de esa manera obtener fondos para su obra, el que le es concedido en marzo de 1972. A principios de 1974, es devuelto por “CARITAS” quedando el terreno nuevamente abandonado y a la mano de Dios, por lo cual la municipalidad local toma la iniciativa de construir provisoriamente una playa de estacionamiento, procediéndose a la adecuación del predio.
Posteriormente, el 14 de febrero de 1977, el gobierno de la provincia de Entre Ríos por Decreto del PE N° 5083 de esa fecha dona a la municipalidad local el “lote 2 de la manzana 54″ donde estuviera emplazado el “Palacio de los Tribunales” para que le de el uso que estime más conveniente firmando posteriormente, en la ciudad de Paraná, la correspondiente escritura pública, el intendente Dr. Jose Eduardo Lauritto.
El 9 de febrero de 1991, en el antiguo solar se inaugura un complejo deportivo denominado “Terraza Paddle” para posteriormente el 16 de marzo de 1993 -martes- pasar a llamarse “Confitería La Terraza” con canchas de paddle anexas siendo posteriormente cedido a “Deportes al Sol”, para la práctica de Skate y Patín.
Edifico del Circulo de Bioquímicos de Entre Ríos
A fines del año 2000, el Circulo de Bioquímicos propone a la municipalidad local, la construcción en el predio que había ocupado el ex-Palacio de los Tribunales un edificio en torre de departamentos y en compensación por el valor del terreno, la construcción y equipamiento por su cuenta, de un salón auditorio de las características que la municipalidad estableciera.
El 4 de enero de 2002, la Honorable Concejo Deliberante de la ciudad aprobó la cesión y construcción de un edificio en torre por parte del sistema previsional medico de los bioquímicos, en el cual se construiría el “Auditorio Municipal.
En el mes de octubre del mismo la empresa Luis Cura, inicia los trabajos con el cerramiento del predio y excavación del terreno para la construcción de las bases.
Los trabajos finalizan a fines del año 2006, siendo recibido el salón auditorio municipal, el 29 de Diciembre de ese ano, en un acto que fuera presidido por el Gobernador de la Provincia Dr. Jorge Busti al que posteriormente se le asigna el nombre de “Carlos María Scelzi”, en homenaje a quien fuera intendente de la ciudad.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “El Palacio de los Tribunales” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo I
Ubicación: Calle 25 de Mayo esquina noreste con Posadas
Medidas del terreno original: 1/4 de manzana (un solar) de 40 varas (aproximadamente 34,64 metros) sobre calle de “la Libertad” (actual calle 25 de Mayo) por 40 varas (aproximadamente 34,64 metros) sobre calle “Calá” (posteriormente Libertad- actual Posadas). Superficie original: 1.119 metros 2
Investigando en la hemeroteca del Palacio “San José”, encontré un aviso del periódico “El Uruguay” de su edición del 21 de noviembre de 1863 Nº 394 el que decía escuetamente: “Agencia El Porvenir. Edificio casa del General Ricardo Lopez Jordán. En Concepción del Uruguay: Se pone en venta a 3 cuadras y medias al norte de la plaza General Ramírez”
De este aviso, nació la inquietud de determinar fehacientemente la ubicación de la propiedad del General Ricardo López Jordán (h) dado que los datos del artículo, eran imprecisos para su localización, al decir “3 cuadras y medias al norte de la plaza General Ramírez”, lo que podría ser sobre las actuales calles Urquiza, 25 de Mayo o bien Eva Perón. Lo importante era determinar su exacta ubicación, lo que se ha logrado en base a una minuciosa investigación.
Ubicación:
Analizando planos antiguos de la ciudad y en base a los antecedentes que nos brindan los registros catastrales de la municipalidad y registro de la propiedad, se pudo arribar a buen puerto, estableciéndose que efectivamente la casa-habitación que perteneciera al General Ricardo López Jordán (h) y pusiera en “venta en 1863”, se encontraba ubicada en la esquina noreste de las calles “de la Libertad” (actual 25 de Mayo) y “Calá”, posteriormente Libertad y a partir del año 1916 Posadas.
Antecedentes:
Desde antigua data, el solar (1/4 de manzana de 40 varas de lado -aproximadamente 34,64 metros de lado) ubicado en la esquina noreste de las entonces calles “De la Libertad” (actual 25 de Mayo) y “Calá” posteriormente “Libertad” (actual Posadas) había sido adjudicado por el Cabildo de Concepción del Uruguay a D. Ciriaco Torres.
El 12 de diciembre de 1855, ante el Escribano Público José María Castro, el Sr. Torres vende el solar al entonces Comandante Militar y Político de la ciudad, Coronel (grado que tenía en ésa época) Ricardo López Jordán (h), en la suma de “48 pesos de buena moneda metálica de oro sellado o plata”.
En el “solar” adquirido, el Coronel López Jordán, manda a construir una casa habitación, de “ladrillos criollos, asentados en barro, con innumerables habitaciones principales que dan a un patio central, con entrada por calle “Calá”, techos de zinc y azotea, cielorrasos de lienzo, habitaciones de servicios, pozo de balde, caballerizas etc…….”
En el mes de noviembre de 1863, su propietario por intermedio de la agencia (hoy sería una inmobiliaria) “El Porvenir” la pone en venta, mediante “un aviso” publicado en el periódico “El Uruguay” del 21 de noviembre de 1863, Nº 394.
La operación no se concretó hasta años después, cuando el 21 de octubre de 1867, la “vende por permuta” al Doctor Benjamín Victorica, recibiendo de éste un inmueble de igual valor ubicado en la ciudad de Paraná (ER) (no olvidemos que su esposa Doña Amelita Puig era oriunda de ésa ciudad) interviniendo en el acto notarial el escribano público D Benito Cook.
En el año 1875, el Dr. Benjamín Victorica, residente en la ciudad de Buenos Aires, calle Belgrano Nº 206, ante escribano público, confiere poder especial al Dr. José Joaquín Sagastume vecino de Concepción del Uruguay, para que en su nombre y representación, venda a la “persona que le pareciera” en la suma de $ 4.000 pesos fuertes el inmueble de su propiedad sito en la esquina de las calles “de la Libertad” y “Calá”.
En base a esta autorización José Joaquín Sagastume, vende el 4 de octubre de 1875, el inmueble que comprende casa habitación y terreno de 1/4 de manzana en la suma estipulada por su propietario al Doctor Estaban María Moreno.
El 12 de enero de 1893, el Sr. Miguel E. Moreno en representación de su padre Dr. Estaban María Moreno, vende con “pacto de retroventa “(hipoteca) la propiedad en cuestión a D. Manuel Quintana en la suma de $ 3500 pesos fuertes, quedando el Dr. Moreno como inquilino del inmueble debiendo abonar la suma de $20 pesos mensuales en concepto de alquiler, interviniendo en el acto el escribano público de la ciudad José G. Magariños.
La propiedad es vendida (levantamiento de la hipoteca) el 1º de marzo de 1894 por parte de la señora Herminia Rosquello de Moreno abonando la suma pactada de $ 3.500 pesos fuertes interviniendo el escribano público de nuestra ciudad Alberto Andifred.
Posteriormente, en el mismo año la señora de Moreno vende la propiedad con “pacto de retroventa” (hipoteca) al escribano público D Bernardo Caffa, siendo nuevamente “vendida “(levantamiento de la hipoteca) a su anterior propietaria en el año 1896, interviniendo el escribano D. Alberto Andifred.
El 28 de julio de 1912, el Sr. Miguel Moreno, en representación de su madre Herminia Rosquella de Moreno, ante el escribano D. Wenceslao Gadea, vende la propiedad a la señora Casilda Govena de Guastavino en la suma de $ 18.050 pesos m/n con hipoteca.
El 9 de septiembre de 1925, los esposos Casilda Govena de Guastavino y Benito Guastavino, venden la propiedad de la esquina noreste de las calles 25 de Mayo y Libertad (actual Posadas) a Don Juan Antonio Montero, interviniendo el escribano local D. Bernardo Erpen
En el año 1928, por escritura pública de fecha 29 de diciembre, realizada ante el escribano D. Bernardo Erpen, el Sr. Juan Antonio Montero vende la casa y terreno, ubicada en la esquina noreste de las calles 25 de Mayo y Posadas, de al ciudad de Concepción del Uruguay, al Dr. Justo Germán Ravena en la suma de $ 20.000 m/n.
Al fallecer el Dr. Justo Germán Ravena, en el año 1971, sus sucesores proceden a dividir el “solar original” (1/4 de manzana con una superficie total de 1.119 metros2) con todo lo edificado, plantado y cercado en cuatro lotes que son asignados a: Lote Nº 1: Mario C Müller y María E. Ravena de Müller. Lote Nº 2: Lelia María D. de Ravena
Lote Nº 3: Marta Teresita Ravena de Etchemaite Lote Nº 4: María Ravena de Tomassi.
En base esta división, en años posteriores, la antigua casa del General D. Ricardo López Jordán fue demolida, para dar lugar a nuevas construcciones como hoy podemos apreciar en la esquina noreste de las calles 25 de Mayo y Posadas, ocupadas por tradicionales familias uruguayenses.
A través de esta pequeña investigación, se ha determinado que entre los años 1855 y 1867, la antigua casona de la esquina noreste de las actuales calles 25 de Mayo y Posadas, fue construida por orden del General D. Ricardo López Jordán (h) con destino a vivienda familiar, siendo ocupada posteriormente por tradicionales familias uruguayenses, perteneciendo en la actualidad (el solar original) a los descendientes del destacado médico y progresista intendente de al ciudad Dr. Justo Germán Ravena, quienes en los respectivos lotes asignados en el juicio sucesorio han construido hermosas viviendas, sin que por ello olvidemos la antigua “Casona del General Ricardo López Jordán” que existiera en ése lugar.
Edición: Civetta, maría Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuente: Rousseaux, Andrés Serie “Concepción del Uruguay. Edificios Con Historia”
Palacio San José, fue la residencia del Gral. Justo José de Urquiza y su familia. Lugar donde el Organizador de la República, pasará sus últimos veinte años de vida.
Fue una residencia muy importante y como tal debió tener una capilla, indispensable para la época. Sabido es que en aquellos tiempos se anotaban en ellas, los bautismos, casamientos y defunciones.
Urquiza recibe la autorización para la erección de dos capillas en el año 1851, de parte del Vaticano, a través del Cónsul Romano en la República del Uruguay, Salvador Ximenez. Dos capillas, si, una para su residencia y la otra para Concepción del Uruguay.
Comenzó la construcción en 1856, terminada la obra en 1859 y fue responsable de la obra Pedro Fossati, quien había sido contratado para la construcción del templo de Concepción del Uruguay.
Fue consagrada el 19 de Marzo de 1859, cumpliéndose esta año (2022) 163 años de su consagración, ceremonia que fue presidida por el Nuncio Apostólico Monseñor Marino Marini, poniendo de manifiesto el restablecimiento de lazos de amistad con el Vaticano.
La construcción de estilo corintio, de planta octogonal, orientada se Este a Oeste y posee tres entradas, al Norte, al Este y al Sur.
El altar realizado en cedro policromado, presidido por la imagen de San José y el Niño Jesús. Rematado con figuras alegóricas de las virtudes todólogas, Fe, Esperanza y Caridad.
Es una obra realizada por los tallistas españoles José Crusellas y Pedro García.
A ambos lados púlpitos de madera, elevados engarzados en los muros, de base octogonal, con imágenes de dragón, figuras alegórica de la propagación de la palabra de Dios. Sobre ellos, una artesonada cubierta con la representación del Espíritu Santo, rematada con imágenes de ángeles tocando la corneta.
El recinto adornado con ocho columnas corintias, una bóveda de casco decorada con pinturas murarías, cuyo autor fue Juan Manuel Blanes, pintor uruguayo.
Coronando la entrada principal a ambos lados, dos palcos elevados y sobre la puerta el palco del coro, magnificas tallas en madera.
Las Pilas Bautismales, fueron traídas de Génova en 1857.
La Capilla contó con oficio de un capellán que residía permanentemente en Palacio. Entre otros recordamos a: Lorenzo Cot, Domingo Ereño y Genaro Rodríguez.
El sacerdote era solventado económicamente por el dueño de la residencia. Estaba encargado de dar los sacramentos y los días domingo daba la misa, al igual que los días festivos.
Los elementos del culto fueron comprados en Barcelona, al igual que los adquiridos para la basílica de la Inmaculada Concepción.
Edición: Civetta, Virginia/Ratto, Carlos. Texto: Folleto impreso por Presidencia de la Nación, La Capilla del Palacio San José, 2002
Estaba ubicada en la ciudad de Concepción del Uruguay, en la manzana delimitada por las actuales calles 9 de Julio, Artigas, San Martín y Juan Perón, espacio que en oportunidad de la distribución de los solares por parte de Tomas de Rocamora, fue reservada para la construcción del Cabildo y Cárcel, edificios que por diversas circunstancias no llegaron a construirse.
Los terrenos “públicos”, pertenecían en propiedad al ilustre Cabildo de la Villa de Concepción del Uruguay.
El primer propietario de esta manzana, acorde antiguas escrituras localizadas por la historiadora local María del Carmen Miloslavich de Álvarez fue Bartolomé Ferre, en algunos documentos de la época se lo consigna como Ferrer, quien fuera varias veces cabildante de la ciudad y de destacada actuación publica. Desde su cargo, le habrá sido fácil la adquisición del terreno público de referencia.
Ferrer, posteriormente vende dos solares (1/2 manzana) de la manzana investigada a José Joaquín Sagastume, los ubicados sobre la actual calle 9 de Julio y este a su vez, el 13 de enero de 1829 ante el Escribano público Damuel Cortes lo enajena a favor de María del Carmen Espino de del Río, esposa de Tomas del Río con todo lo edificado, plantado, cercado etc. El predio es heredado por su hija Severa del Río que en el año 1831 había contraído enlace con Anacleto Azofra (en algunos documentos es mencionado como Azufra.
En oportunidad, de la asignación de los nombres, a las calles de la ciudad, por orden del Comandante Militar de la misma, Teniente Coronel Ricardo López Jordán (h) en el año 1850, a la actual calle Juan Perón, se le impone el de Federación Entrerriana en toda su extensión, no cambiando el nombre en la calle De la Representación o Representación (actual 9 de Julio). Se mantienen estos nombres en los planos del arquitecto Augusto Picont de 1853 y en el “Proyecto de Urbanización de la Ciudad de Concepción del Uruguay”, elaborado por el agrimensor Juan Leo en el año 1857
El 19 de diciembre de 1871 el Sr. Juez de Primera Instancia en lo Comercial de Concepción del Uruguay, Jesús María del Campo manda a poner en posesión de los bienes de la extinta Severa de Azufra a su esposo Anacleto Azufra en representación de su hija menor Luisa Azufra única y universal heredera de su señora madre Severa del Río haciéndose cargo efectivo de los bienes el día 22 de diciembre del mismo año, teniendo el terreno una “hipoteca” a favor del Banco de la Nación Argentina de S 6.500 m/n.
El 22 de diciembre de 1871 Luisa Azufra contrae matrimonio con el Farmacéutico Miguel Ticcardini.
En el terreno investigado, ubicado en la esquina de las entonces calles Federación Entrerriana (actual Juan Perón) y de la Representación (actual 9 de Julio), según diversos historiadores habría estado el edificio de la “Comandancia” o “Jefatura Política”, circunstancias que son ratificadas acorde el “Plano de la defensa de Concepción del Uruguay de noviembre de 1872 donde consta específicamente su existencia, no dejando lugar a dudas. En el plano referido, se consigna una construcción de ladrillos y techo de azotea en “L” que comprende la totalidad de los frentes oeste y norte de unos 40 varas de lado. Los lados este y sur del predio, igualmente en “L” (cerrando el cuadrado del solar) se menciona una construcción de paredes de adobe y techo de paja.
Los solares al sur del predio investigado, es decirla restante media manzana se encontraba el “Cuartel del Batallón Guardia Provincial de Entre Ríos que posteriormente pertenecerán a las familias Canavessi y Corbella.
Por ordenanza de la municipalidad de Concepción del Uruguay de fecha 9 de octubre de 1876, se dispone que la calle de la Representación o Representación, que cortaba a la ciudad de este a oeste pase a llamarse “9 de Julio” y las calles que la cruzan, de norte a sur cambiaran de nombre en su intersección. Por tal medida la calle Federación Entrerriana, al sur de esta pasa a llamarse Londres (posteriormente Urquiza, Vicente H. Montero, Virrey Vértiz, Vicente H. Montero y, actualmente Juan Perón) quedando el edificio en la esquina de las calles 9 de Julio y Vicente H. Montero.
El 21 de Junio de 1905, Luisa Azufra de Riccardini vende parte del terreno con un frente de 16.35 m al oeste, (sobre la plaza General Ramírez) y 70,63 m del lado norte (Calle 9 de Julio entre las calles Vicente H. Montero y Venezuela (actual Artigas) al Sr. Adolfo Basavilbaso, interviniendo en el acto el escribano Rafael Paradelo.
La otra mitad del los dos solares originales que perteneciera a la Sra. de Riccardini había sido vendidos al Sr. Ignacio Rompani (posteriormente a Mateo Fabani, hoy sucesión de Prospero Bovino).
Mansión de la señora Sara Sagastume Urquiza de Chiloteguy
En el año 1905, en la esquina de las calles Vicente H Montero (actual Juan Perón) y 9 de Julio, al decir del periódico La Juventud “existía una tapera de una antigua construcción (lo que quedaba de la comandancia política de la ciudad), donde se piensa levantar un moderno edificio”.
Al efecto, la Señora Sara Sagastume Urquiza Viuda de Dr. Anastasio Chiloteguy, adquiere el 27 de Julio de 1910 a D. Adolfo Basavilbaso el terreno ubicado frente la plaza General Ramírez en la esquina de las calles Vicente H. Montero, con 16,35 m sobre la misma y 70, 63 m de fondo, sobre 9 de Julio hasta la esquina de calle Venezuela (actual Artigas), interviniendo el Escribano Rafael Paradelo.
La Sra. Sara Sagastume Urquiza, era la cuarta hija del matrimonio de la Sra. Medarda Urquiza y Cardozo que se había casado en 1866, con el Abogado Jose Joaquin Sagastume Irigoyen y nieta directa del general Justo José de Urquiza en su relación con Cándida Cardozo y Pérez.
Sara Sagastume, había quedado viuda el 6 de agosto de 1904 al fallecer de un sincope cardíaco su esposo el Dr. Anastasio Chiloteguy, a los 43 años de edad, destacado facultativo que había nacido en nuestra ciudad el 25 de diciembre de 1861, habiéndose graduado de médico en la facultad de Buenos Aires radicándose en su ciudad natal.
Era propósito de la Sra. Sagastume Chiloteguy, construir en el predio céntrico que había adquirido una lujosa mansión, encomendado su proyecto y construcción al arquitecto local Juan B. Corbella, el mismo que construyera, entre otras, la residencia de la familia Perette-Jorge (hoy edificio Antares) y la mansión del Dr. Corbella, en plena época de oro de las construcciones en nuestra ciudad.
Las elegantes líneas del edificio son publicadas por el periódico La Juventud de nuestra ciudad el 10 de enero de 1911. La construcción tenía un presupuesto de $ 50.000 m/n (una fortuna para la época) siendo ocupada una superficie de 16,33 m sobre Vicente H. Montero y 34 m edificado sobre 9 de Julio con un fondo para parque de 49.63 m.
El terreno original adquirido por la Sra. Sagastume, queda dividido en dos lotes, sobre calle 9 de Julio.
Las obras se inician en diciembre de 1910, teniendo la majestuosa mansión diez habitaciones, dos habitaciones de servicio, dos hall, un baño, un garaje y dos WC trabajando gran cantidad de obreros por ser intención de la dueña ocuparla lo antes posible.
No se tiene la fecha cierta de su terminación, pero antecedentes periodísticos del ano1915, la refieren como “residencia de la Sra. Viuda Sara Sagastume de Chiloteguy”.
El 6 de septiembre de 1911 Sara Sagastume de Chiloteguy extiende su testamento ológrafo, el que protocolizado por el Escribano Wenceslao Gadea con fecha 4 de diciembre de 1940 al fallecer fue aprobado por el Juez de primera instancia en lo Civil y Comercial, Dr. Justo A. Pintos con fecha 3 de marzo de 1941. En el declara voluntariamente como único y universal heredero a su hijo adoptivo José Joaquín, nacido el 12 de mayo de 1902 en el Hospital Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires, quien fuera bautizado como tal, en la parroquia de la Inmaculada Concepción nuestra ciudad el 25 de febrero de 1903 por el cura Ángel Solessi y a quien se le puso el nombre de Anastasio José Joaquín Chiloteguy
Al fallecer la Sra. Sara Sagastume viuda de Chiloteguy, todos los bienes de la causante, en que se incluye la mansión de las calles Vicente H. Montero y 9 de Julio, campos, el panteón del cementerio local y otras propiedades pasan acorde su testamento a su hijo adoptivo que le fueron adjudicados por el Juez de primera instancia en lo Civil y Comercial de Concepción del Uruguay con fecha 30 de diciembre de 1941.
La mansión deja de pertenecer a la familia Chiloteguy
En la década de 1935. la magnifica mansión, es alquilada por su propietario al Banco Hipotecario Nacional donde funcionaran sus oficinas hasta la construcción de su sede propia en el ano 1962. El 16 de junio de 1942, el heredero de la propiedad Anastasio José Joaquín Chiloteguy, casado en primeras nupcias con María M Labathe de 34 años de edad, vende la residencia de la calle Vicente H. Montero y 9 de Julio al matrimonio del Dr. Ángel Moisés Parpagliono y su esposa María del Pilar Sáez de Parpaglioni. La familia Parpaglionil vende la residencia que la jerga popular continua reconociéndola con el nombre
de la Viuda Sagastume, el 26 de noviembre de 1958 a los Señores Atilio Laperuta y Roberto Jose Gandolfo Herrera y Sra. interviniendo el Escribano Edgardo Héctor Castro.
El fin de la mansión
Desocupado el edificio, sus propietarios encargan a una firma martillera local, la venta del inmueble que incluye la posibilidad de su demolición con miras a la construcción en el terreno de un hotel o edificio de departamentos, como se rumoreaba en la ciudad, saliendo en su defensa la prensa local y un grupo de vecinos con miras a preservarla para el patrimonio arquitectónico de la ciudad y que podría ser destinada a diversos fines culturales etc.
En ese interín, los esposos Laperuta venden su parte al Sr. Roberto José Gandolfo Herrera y Sra. con fecha 27 de febrero de 1963 acorde escritura pasada ante el Escribano Edgard Héctor Castro. Los nuevos dueños del edificio disponen la demolición de la señorial mansión que fuera orgullo de la ciudad de la “Belle Epoque” queriendo justificar su medida argumentando la construcción de un moderno edificio de departamentos. La demolición se realiza en octubre de 1963 quedando para diciembre de ese año, solamente las paredes que dan sobre las calles aledañas a modo de muro.
Los propietarios del predio, al menos por el momento, no tenían intención de llevar adelante la construcción de ningún edificio, lo que da motivo que la municipalidad local a modo de “multa” grava los impuestos municipales del terreno en 150% acorde el artículo 32 de la Ordenanza N° 2155, contestando su propietario, ajeno a la ciudad, que “no le interesaba en lo mas mínimo.
De la experiencia obtenida con la demolición de la mansión Sagastume-Chiloteguy, como se la conocía en el ámbito local, lleva la municipalidad a dictar la Ordenanza N° 2187/1964 en la que se establece “que no podrá autorizarse la demolición de ninguna finca, en la zona céntrica, sino se han aprobado previamente el proyecto y los planos de la construcción que la reemplazará en el misma lugar”. Pasan los años y el lugar es un terreno abandonado rodeado de las mutiladas paredes delo que fuera la señorial mansión, orgullo de la ciudad.
En febrero de 1966, en base a lo autorizado en la Ordenanza Municipal N° 2231/1966 el Departamento Ejecutivo Municipal, solicita al Gobierno de la provincia de Entre Ríos, la sanción de una ley que lo declare de utilidad pública, siendo intención de la municipalidad, cederlo a la provincia para la construcción de un hotel de turismo.
Durante la intendencia del Dr. Lucio Lopez Meyer se realiza n gestiones ante los dueños para parquizar el sector y trasladar la calesita que funcionaba en el predio del actual centro chico y, de esa manera hermosear esta céntrica esquina de la ciudad, que tan mal aspecto daba
Nuevos dueños del predio
El 30 de Junio de 1968 los propietarios Roberto José Gandolfo Herrera y señora venden el predio aludido a la Sra. Concepción Antonia Villalba de Bovino con la intervención del escribano Edgardo Héctor Castro. La nueva propietaria autoriza a la municipalidad, para que proceda a parquizar el terreno, demoliéndose los muros que lo circundaban, últimos vestigios de la magnífica casona. En el lugar en octubre de 1972 es instalada la calesita que por muchos años había funcionado en el terreno municipal de la esquina de las calles V.H. Montero y San Martin para permitir el inicio de las obras del Centro Cívico.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “La mansión de Sara Sagastume de Chiloteguy” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo I
En pleno centro de nuestra ciudad y dentro de lo que se ha denominado “casco histórico” a media cuadra al este de la Plaza General Ramírez, sobre la calle General Galarza, entre las calles Supremo Entrerriano y Eva Perón, vereda norte, existe una señorial casona de dos pisos, estilo italiano, construida fines del siglo XIX (1893) que en la actualidad es propiedad del gobierno de la provincia de Entre Ríos, donde funciona el “Hogar de Niñas Remedios Escalada de San Martín, cuya historia es poco conocida por los Uruguayenses.
El terreno
El solar (1/4 de manzana de aproximadamente de 40 x 40 varas) ubicado en la intersección de las calles “de las Ciencias” (actual Galarza) e Independencia (posteriormente 10 de Septiembre y a partir de 1944, Supremo Entrerriano) pertenecía a la antigua familia Calvento.
En el año 1850, los hermanos Calvento: Rafaela, María Manuela, Domitila, Norberta y Marcelino, gestionan ante el Juez de Paz de la ciudad, la titularidad del solar en cuestión, que les pertenecía por derechos sucesorios de sus padres, siéndole acordado en propiedad con fecha 19 de febrero de ése año, siendo puestos en posesión del predio por el alcalde del IV Cuartel.
El 29 de noviembre de 1867, los hermanos Calvento, venden medio solar (de aproximadamente 20 varas de frente sobre calles de Las Ciencias y 40 varas de fondo al Dr. Esteban del Castillo en la suma de $ 800 pesos plata boliviana, manteniendo los hermanos la propiedad sobre el otro medio solar (actual edificio del Juzgado Federal)
La casona
El Dr. Del Castillo, el 19 de octubre de 1880, ante el escribano D. Teodoro Berón, vende el terreno de su propiedad a la Señora Flora Bergara de Coll, esposa de D. Juan Coll, fuerte hacendado Uruguayense en la suma de 1000 pesos fuertes de plata de ley.
La familia Bergara-Coll manda a construir en el predio adquirido, su residencia familiar de dos plantas, no existiendo antecedentes que la hayan ocupado, arrendándola al Sr. Julio Assett y Cía. quién instala el “El Gran Hotel Central”. A partir del 19 de julio de 1899, se hace cargo de la explotación comercial del hotel (no la propiedad del edificio) el Sr. Luis Montiglia (h) que con anterioridad había explotado el café y restaurante “El Buen Trato” frente al mercado municipal “3 de febrero “, quién le cambia de nombre por el de “Gran Hotel Argentino”, interviniendo en el acto notarial el escribano Wenceslao Gadea.
Aquí funcionaron en el año 1879 algunos grados de la escuela Normal (Departamento de aplicación, Jardín de infantes y las clases de música y manualidades. A principios de siglo en ese solar se encontraba el Gran Hotel Argentino, propiedad de Luis Montiglia (h), ahí nació una de sus hijas, la recordada profesora de la escuela Normal Doña Argentina Montiglia.
Venta de la propiedad
El 14 de noviembre de 1902, el Juez en lo Civil y Comercial N° 1 de Concepción del Uruguay Dr. Crespo, en nombre de la sucesión de los cónyuges Juan Coll y Flora Bergara de Coll, vende a la Señora Antonia Hilgebrad de Pigerard (Viuda de Antonio Pigerard) la casona de dos plantas sobre la calle Galarza, a media cuadra al este de la plaza General Ramírez en la suma de 8.000 pesos m/n.
El edificio se encontraba desocupado, siendo utilizadas transitoriamente, sus amplias habitaciones como aulas de la Escuela Normal que en esas circunstancias funcionaba en frente (posteriormente municipalidad de Concepción del Uruguay en la actualidad oficinas municipales).
Entre los años 1906 y 1909, parte del edificio fue arrendado al “Club Social de Concepción del Uruguay” en la suma de 100 pesos mensuales. Al fallecer la Sra. Antonia o María Antonia Hilgebrad de Pigerard la propiedad es adjudicada, como única y universal heredera a la Sra. Lorenza Emilia o Lorenza Laura Pigerard de Briand el 2 de enero de 1918, adjudicándosele además en la respectiva hijuela la chacra conocida como “Los Alamos” (hoy propiedad del Ejército Argentino).
La antigua casona es ocupada por muchos años por el matrimonio Pigerard-Briand, conociéndosela en la jerga popular como la ” residencia de la familia Briand”.
En el año 1941, la Sra. Pigerard de Briand, vende la residencia al Sr. Eugenio Jacinto Calvo en la suma de $ 32.000 interviniendo el escribano Manuel Lema. El señor Calvo le introduce importantes mejoras al edificio, especialmente en la parte sanitaria y red eléctrica.
El Hogar de Niñas Remedios Escalada de San Martín
Esta noble entidad, fue creada por iniciativa del Dr. Eduardo Tibiletti el 6 de diciembre de 1938, siendo su primera directora al Señora Clara Mangia. Desde el primer momento, fue objetivo de sus directivos, obtener un edificio adecuado para las menores alojadas en el hogar de niñas.
Esta inquietud, recién se concreta en el 30 de enero de 1970, cuando el gobierno de la provincia de Entre Ríos, adquiere a la señora María S. Calvo de Cassano, que la había heredado, la residencia que había pertenecido a su familia con destino exclusivo para el “Hogar de Niñas Remedios Escalada de San Martín” interviniendo en el acto notarial el Escribano Mayor de Gobierno Dr. Gilberto Izaguirre.
El edificio del actual “Hogar de Niñas Remedios Escalada de San Martin” se encuentra comprendido en el Decreto N° 9.018/1986 de la Municipalidad de Concepción del Uruguay que lo declara de ” Interés Histórico Arquitectónico “ que impide su demolición y modificaciones a su fachada.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “La casona del Hogar de Niñas Remedios Escalada de San Martin” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo III
El terreno sobre el cual fue levantada esta edificación se encuentra en el ángulo suroeste de las calles 9 de Julio y 3 de febrero de la Ciudad de Concepción del Uruguay (Entre Ríos).
Antecedentes
El 25 de de Junio de 1783, D. Tomás de Rocamora, envía un informe al Virrey Vértiz, dando cuenta del reparto de los terrenos de la nueva villa, siendo éste el único documento que existe y se ha tomado como fecha de fundación de Concepción del Uruguay (ER).
Rocamora, delineó la plaza, dejó dos manzanas en el lado oeste, la del sur para la iglesia y cementerio y la del lado norte para la escuela (actual Colegio Justo José de Urquiza).
Es este el primer antecedente de la manzana donde posteriormente se edificará la casona de la Familia de Juan Piñón. El 27 de abril de 1857 se inicia la construcción de la nueva iglesia de Concepción del Uruguay (la primera se había incendiado en 1848 funcionando provisoriamente en el sector sur del edificio del Colegio) a cargo del Arquitecto Fossati, la que es consagrada el 25 de Mayo de 1859 con la presencia del delegado papal Monseñor Mariano Marini y el General Justo José de Urquiza, familia, autoridades locales y feligreses.
En uno de los primeros planos catastrales de Concepción del Uruguay, elaborado por Augusto Picont, alrededor de 1857/1860, en la manzana en cuestión se consigna edificado el solar (1/4 de manzana) sur esquina actuales calles 3 de Febrero y San Martín (actual iglesia), mientras que el resto de la manzana se consigna como ” terreno baldío…..”, siendo propiedad del clero.
Misma situación se observa en el ” Plano de la Defensa de Concepción del Uruguay” del año 1873 elaborado por el delineador municipal D. Victorino Guzmán.
En una antigua fotografía de la iglesia de nuestra ciudad, realizada por el afamado artista fotógrafo Samuel Massoni que tomara fotografías de la familia del General Urquiza, Palacio San José y la ciudad alrededor de los años 1868/1870 y que publicara posteriormente en un hermoso álbum fotográfico, podemos observar el edificio de la parroquia, donde se puede apreciar el terreno baldío en la esquina las actuales esquina de 9 de Julio y 3 de Febrero.
Casona de la familia Piñón
En el plano catastral de la Municipalidad de Concepción del Uruguay del año 1897, en el predio en cuestión se consigna una casa habitación en “L” en la esquina de 9 de Julio y 3 de Febrero “…de donde se infiere, que la antigua casona de la familia Piñón, que se aprecia en las fotografías que se adjuntan podría haber construida entre los años 1888 y 1897.
Don Juan Piñón, era oriundo de la Villa Santa Marta de Ortigueirra, Provincia de la Coruña (España), hijo de Manuel Piñón y Mariana Balteyro, casado con Victoria Goenaga que fallece en Concepción del Uruguay. El 24 de diciembre de 1888, se casa, en nuestra ciudad, en segundas nupcias, con Avelina Colombo hija legitima de Antonio Colombo y Emilia de la Torre, adquiere además a la iglesia, durante este matrimonio, el solar (1/4 de manzana) de la esquina sur este de las calles 9 de julio y España (anteriormente Florida) donde establece en el antiguo edificio que existía, una casa comercial conocida como “Librería del Colegio” que gira bajo la razón social de “Juan Piñón e Hijo“ (se refería a su hijo mayor Juan Piñón , quién será intendente de la ciudad entre el 31 de Diciembre de 1915 y el 18 de Octubre de 1920.
En enero de 1910, la firma, manda a construir en este solar, un nuevo y moderno edificio comercial, obra a cargo de la empresa “Patriarca Hnos” (en algunos documentos Patriarca e Hijos) la que se finaliza en 1911, funcionado la librería, en ese interín, en la calle Galarza N° 78 (antigua numeración de las calles de la ciudad, aproximadamente entre las actuales Onésimo Leguizamón y Urquiza).
El 11 de marzo de 1908, Juan Piñón procede a testamentar a favor de su esposa Avelina Colombo y sus hijos Juan, Mariana Francisca, Manuel, Benjamín, Pablo, Abel y Horacio a los que instituye como único y universales herederos. Juan Piñón, fallece en nuestra ciudad el 26 de Diciembre de 1916, siendo velado sus restos en la casa de la esquina de 3 de Febrero y 9 de julio, certificando su muerte el Dr. Pascual Corbella.
El testamento ológrafo de Juan Piñón, que es protocolizado en el registro del Escribano Rafael Paradelo el 10 de Abril de 1917 y que fue aprobado por el juzgado en lo Civil y Comercial de primera instancia de Concepción del Uruguay el10 de Mayo del mismo año.
En el juicio sucesorio de Juan Piñón, aprobado con fecha 4 de Septiembre de 1922, se le adjudica a su esposa Avelina Colombo de Piñón entre otros bienes “una casa habitación situada frente a la Plaza General Ramirez, esquina calles 9 de Julio y 3 de Febrero, con los siguientes linderos: “Sur iglesia Parroquial, norte calle 9 de julio, calle de por medio Colegio del Uruguay, este calle de por medio Plaza General Ramírez… “
Al fallecer la Sra. Colombo Viuda de Piñón, en el juicio sucesorio llevado a cabo, con fecha 21 de Junio de 1955 se le adjudica “en propiedad de la casa y terreno original de la esquina de las calles 3 de Febrero y 9 de Julio a sus hijos: Celia Isabel Piñón, Benjamín Pablo Piñón y Mariana Francisca Piñón de Fernández.
Los herederos de la antigua casona la ponen en venta, por intermedio del rematador local Valle y Squivo, siendo adquirida el 30 de Octubre de 1957 por los conocidos comerciantes uruguayenses Moisés y Samuel Guillermo Guini, firmando la correspondiente escritura, en representación de los herederos, Mariana Francisca Piñón de Fernández, interviniendo en el acto notarial la Escribana M. Lema de Cortiñas.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “De la casona de la familia Piñón al edificio Guini” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo III
Esta vieja y ruinosa casona se encuentra ubicada en el “Barrio del Puerto Viejo” sobre un terreno de 40 x 40 varas de lado, aproximadamente de 36,75 x 36,75 metros, en la esquina sur-oeste de las actuales calles Artigas e ingeniero Emilio Pereyra en la manzana delimitada por calles ingeniero Emilio Pereyra por el norte, Artigas por el este, calle N° 1 (Tito Bonus) por el sur y Juan Perón por el oeste.
Existe en la zona del Puerto Viejo, una emblemática casona que perteneciera a la familia Briozzo en la intersección de las actuales calles Artigas e Ingeniero Pereyra, mal llamada “Hotel de inmigrantes” que nunca lo fuera, así lo prueba la documentación indubitable consultada, no obstante tiene su valor patrimonial histórico por lo que merece ser restaurada y conservada.
En la documentación existente en el Registro de la Propiedad de Concepción del Uruguay, se consigna n en algunos documentos como apellido de la familia Briosso o Briozzo, tomándose para éste trabajo la última grafía, por ser la más corriente y conocida.
Antecedentes del terreno
Alrededor del año 1870, todos los terrenos aledaños a la Capitanía de Puerto y Aduana Nacional (Ex Oficinas del MOP, hoy UTN) estaban por su gran mayoría baldíos, existiendo algunos precarios ranchos, que por la baja cota del terreno, los hacían inundables a la menor crecida del Riacho Itapé, siendo incierta su situación legal, en cuanto a la propiedad de los mismos.
Para aclarar la titularidad, la intendencia de Concepción del Uruguay, mediante Ordenanza de fecha 9 de Junio de 1876 dispone “Los propietarios de los terrenos baldíos al sur de la ciudad, situados en el radio comprendido entre las últimas casas de la población, la Aduana Nacional (hoy UTN) y la ribera, se presentarán a la Municipalidad con sus respectivos títulos, a los efectos de ser examinados y poder apreciar con exactitud la ubicación, extensión y propiedad. La manzana del terreno investigado no es reclamada, por consiguiente queda como propiedad municipal, la que pone en venta los cuatro solares (una manzana) en 1877.
El 11 de agosto de ése año, ante el Escribano Público Mariano Jurado, el Intendente Bautista Rey vende a Luís Briozzo “un solar” (1/4 de manzana) de propiedad municipal en la suma de $ 63 pesos fuertes, ubicado al sur (sic) del edificio de la Capitanía de Puerto y Aduana Nacional, señalado en el plano del delineador municipal D. Pablo Victoriano Guzmán como manzana N° 5 solar “B”.
En éste solar, en su parte más alta, sobre la esquina del entones bulevar sur o del sur (actual Ingeniero Pereira) y Venezuela (hoy Artigas) Luís Briozzo en el año 1880, manda a construir una casa de dos plantas y sótanos, con una superficie cubierta de 129,15 m2 la que consta de seis habitaciones principales, tres cocinas, cimientos de piedra y cal, paredes de ladrillo y cal con techo de tejas y pisos de madera.
En el salón de la esquina, instala un almacén de ramos generales, para atenderlas necesidades de víveres a los buques que llegaban en ése entonces al “Puerto Viejo”, como también a la importante población isleña, que en ése entonces, comenzaba a poblar las islas del Rio Uruguay, con quiénes comerciaba productos de las islas, (leña, carbón vegetal, paja, miel, cueros etc.) funcionando como barraca de frutos del país.
También tenía unas piezas de la casona, destinada a ” hospedaje” para circunstanciales pasajeros o isleños, que por una u otra razón debían pernoctar en la ciudad. En ningún momento, en toda la documentación consultada, se hace referencia a su funcionamiento como “Hotel de inmigrantes”, que por su misión debió ser administrado por el estado nacional.
Al respecto y ratificando lo expresado precedentemente, me remito a las declaraciones que oportunamente hiciera el destacado vecino Octavino Ratto, a quién tuve el honor de conocer, a las autoras del Libro “Las Mallas del Viaje”, Lorenza Mallea y Coty Calivari al referirse a la casa de la familia Briozzo: “Es un vetusto y sólido edificio, donde según recuerdos del Sr. Octavino Ratto, que repite relatos de sus padres ,funcionaba una hostería que hospedaba pasajeros y tripulantes de los diferentes barcos que en el siglo pasado (se refiere al siglo XIX) llegaban a nuestro puerto (se refiere al Puerto Viejo)… “
Al inaugurarse el nuevo ” Puerto Nacional” o ” Puerto Exterior” ó “Muelle Nacional”, sobre el Rio Uruguay, el 5 de diciembre de 1887- (ubicado donde hoy se encuentran las tomas de aguas de Obras Sanitarias dela Municipalidad) y el posterior traslados de las oficinas de la Aduana y Subprefectura del Uruguay (denominación de la época de la actual Prefectura Concepción del Uruguay) a sus nuevos edificios (los actuales) el 19 de marzo de 1888, dan lugar que las actividades en el ” Puerto Viejo ” queden prohibidas, habiéndose conseguido al poco tiempo, por gestiones realizadas antes las autoridades, a que se lo habilite parcialmente para las operaciones de cabotaje con las islas del Delta del Rio Uruguay exclusivamente.
Estas medidas, hacen que el sector denominado “Puerto Viejo” entre en una franca declinación de sus actividades, consecuentemente no se justificaba de ningún modo el funcionamiento o construcción de un ” Hotel de inmigrantes” en dicha zona.
La Casona de la familia de D. Luis Briozzo, casado con Doña María Tabo, al fallecer éstos, es heredara por sus hijos José Tomás, María Adelaida y María Soreentina Briozzo acorde sentencia de fecha 13 marzo de 1908 obrante en el Registro de la Propiedad de Concepción del Uruguay.
Posteriormente, en el año 1920, le es adjudicada la propiedad a José Tomás Briozzo en la suma de $ 7000, junto con otros bienes.
Estos son heredados por su Sra. esposa Doña Cruz Boschetti y sus diez hijos acorde sentencia de fecha 15 de junio de 1915 registrada el del 8 de abril de 1921 en el Registro de la Propiedad de nuestra ciudad
La propiedad y terreno de la Sucesión Briozzo, es rematada judicialmente el 9 de febrero de 1964, operación a cargo del rematador local Juan Carlos Rabosto, siéndole adjudicada en la suma de $ 121.600 al Sr. Carlos María Scelzi por haber sido la única oferta, interviniendo el Escribano Edgardo Héctor Castro.
Hasta aquí, la historia de la Casona de la familia Briozzo, de cuyo análisis podemos decir sin lugar a dudas que nunca fue “Hotel de inmigrantes” al menos oficialmente. Pudo haber servido de alberge de circunstanciales viajeros, hasta la clausura del Puerto Viejo en el año 1888 que pasara el embarco y desembarco de pasajeros en forma exclusiva al muelle nacional o puerto exterior.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “La Casona de la familia Briozzo” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo III
Estos edificios “gemelos” se encuentran ubicados sobre Avenida Spiro, entre las calles Ambrosio Artusi y Belgrano, en la zona portuaria de Concepción del Uruguay
Desde la época hispánica, las funciones de las hoy Prefectura Naval Argentina y Dirección Nacional de Aduanas estuvieron ligadas por lazos funcionales, debido al común medio en que desarrollan sus actividades, el río, el puerto y la navegación comercial e incluso en algunos momentos de nuestra historia, la Prefectura tuvo a su cargo las funciones eminentemente aduaneras sin ser su misión específica.
En el siglo XlX las funciones de ambas instituciones, bajo la denominación de “Capitanía de Puerto y Comandancia del Resguardo (funciones policiales marítimas y fiscales aduaneras) estaban a cargo de un funcionario con la denominación de “Capitán de Puerto y Comandante del Resguardo”, al retener ambas funciones, estaba en el denominado “Puerto Viejo” en el edificio que se conoce popularmente como la “aduana vieja” en la que posteriormente funcionaron las oficinas de la División Rio Uruguay del MOP y en actualidad la Facultad Tecnológica de Concepción del Uruguay.
Al pasar a la esfera de la nación las Capitanías de Puerto, por decreto de fecha 1 de noviembre de 1862, que con anterioridad habían dependido, primeramente del gobierno de la provincia de Entre Ríos y a partir del 8 de febrero de 1854 del gobierno de la Confederación Argentina, se designa el primer Capitán de Puerto del (Concepción del) Uruguay de carácter nacional en la persona del Coronel de Marina Mariano Cordero quién recibe el cargo el 9 de febrero de 1863 del Coronel de Guardias Nacionales de Entre Ríos Felipe Quiroga, que continúa a cargo de “Comandante del Resguardo” (funciones fiscales aduaneras) hasta que la nación nombre el correspondiente Administrador de Aduana Nacional.
En estas circunstancias, se produce la separación formal de las funciones de Capitán de Puerto por un lado y la de la Comandancia del Resguardo por el otro, después que estas funciones estuviera en manos de una sola persona, desde el 23 de febrero 1822, cuando se nombra para el mismo al José María Leonardo Urdinarrain siendo el primer jefe de la actual Prefectura Concepción del Uruguay.
La Capitanía de Puerto del Uruguay (denominación de la época) al sancionarse el decreto de fecha 31 de enero de 1882, en que se cambia el nombre de Capitanía General de Puertos por el de Prefectura Marítima (actual Prefectura Naval Argentina) la dependencia de nuestra ciudad pasa a denominarse Subprefectura del Puerto del Uruguay.
Los nuevos edificios
Durante la presidencia del General Julio Argentino Roca, por decreto de fecha 15 de febrero de 1882, se nombra una comisión con “el objeto de efectuar estudios y preparar el respectivo proyecto para dotar a Concepción del Uruguay de un puerto acorde sus necesidades…”
Efectuado los estudios por una comisión embarcada a bordo de la Cañonera “Pilcomayo” al mando del Teniente de Navío Valentín Feiberg e integrada por Luís lsola, Ramón Lira, Eugenio Geroux y José Rossi, elevan el respectivo informe al Ministerio de Guerra y Marina recomendando que para dotar a Concepción del Uruguay, de un puerto adecuado para la operación de buques de todos los calados “se debía construir un muelle sobre el propio Rio Uruguay el que debía estar unido con tierra firme por un puente muelle, que partiendo desde el puerto de las Piedras cruce el riacho Itapé e islas de las Garzas, empalme con éste…”
El proyecto presentado fue aprobado por Ley N° 1259/1882 de fecha 30 de octubre de ése año, llamándose a licitación pública el 9 de noviembre de 1883, presentándose para la construcción de las obras previstas las empresas José Luzzetti que cotizó la suma de $ 173.666,46 m/n e ldelfondo Casanova que oferto la suma de fi; 14.663,65 m/n por los edificios de la aduana y subprefectura del Uruguay…” y $ 177.4999,30 por las obras del puente y muelle, siéndole adjudicadas por haber presentado las mejores condiciones de financiación y asumir los costos de importación de los materiales por decreto de fecha 17 de abril de 1881.
Las obras se inician de inmediato, sufriendo en el interín de la construcción, varias modificaciones de los planos originales, a medida que las obras iban avanzando, finalizándose en marzo de 1887, que se efectúan las pruebas de recepción por parte del departamento de ingenieros de la nación siendo aprobadas.
El 5 de diciembre de ése mismo año, el Presidente de la Nación Doctor Miguel Juárez Celman y comitiva, entre los que se encontraba el Prefecto Marítimo D. Carlos Alberto Mansilla, arriba al ” Puerto Nacional de Concepción del Uruguay o muelle exterior sobre el rio Uruguay” a bordo del vapor de Pasajeros “Eolo”, procediendo a la inauguración de las obras, entre las cuales estaban los nuevos edificios para la Subprefectura y Aduana.
La Prefectura Marítima, toma posesión de su nuevo edificio (el actual) el 31 de marzo de 1888, recibiéndola en nombre de la institución el Subprefecto del Uruguay (jefe) Carlos María Cordero (h) haciéndolo entre el ingeniero Alfredo Seurot en representación del Departamento de ingenieros de la Nación.
Estas circunstancias, son comunicadas por el Subprefecto Cordero al Prefecto Marítimo Carlos Alberto Mansilla por nota de fecha 4 de abril del mismo año informándolo que: “…recibido el edificio destinado a la Subprefectura y requiere instrucciones sobre el destino a dar a las oficinas en el Puerto Viejo… (…) “Toca a Ud. resolver si se deben instalar allí las oficinas (se refiere al nuevo edificio recibido) y si el Puerto Viejo debe quedar habilitado a las operaciones…”
El Subprefecto Cordero, recibe la orden de “trasladar las oficinas a su nuevo edificio en el Puerto Nuevo (se refiere al actual) debiendo el Puerto Viejo, quedar inhabilitado a las operaciones comerciales… “ El 18 de junio de 1888, se mudan a sus nuevos edificios (los actuales) la Subprefectura y
Aduana del Uruguay (Concepción del) quedando de esta manera definitivamente inhabilitado a las operaciones comerciales el “Puerto Viejo”
Gestiones posteriores de los comerciantes locales, logran su rehabilitación parcial para las operaciones exclusivas de las embarcaciones denominadas “Isleras” que hacen el tráfico comercial con las islas del río Uruguay, en la explotación del carbón de leña, miel, frutas, paja, madera etc.
Juicio por la ocupación de terrenos particulares por parte de la Nación
Los edificios de la Subprefectura y Aduana de Concepción del Uruguay, fueron construidos por orden y cuenta de la nación en terrenos de propiedad de Doña Carolina Britos sin mediar expropiación o autorización alguna de su propietaria dando lugar a un voluminoso expediente por usurpación.
El 14 de octubre de 1885, la demandante se presenta ante las autoridades municipales solicitando: “…la indemnización o compensación de los terrenos de su propiedad ubicados a uno y otro costado del bulevar Córdoba (actual Estrada)…“ Puesto el expediente a estudio de la Comisión de Tierras Municipales ésta se expide diciendo que: “…la municipalidad no sería quién debe indemnizar lo que ella no ha tomado (se refería a la Nación) ni tampoco sería la autoridad competente ante la que debería reclamarse…”
Al fallecer Carolina Britos, el administrador de sus bienes Darío Castillo a los efectos de iniciar el juicio sucesorio, reclama a la municipalidad local la propiedad de los referidos terrenos.
Después de un largo trámite burocrático, el Honorable Concejo Deliberante de la ciudad de Concepción del Uruguay, sanciona la Ordenanza N° 59 de fecha 25 de junio de 1901, reconociendo como propiedad de la finada Carolina Britos y sus sucesores la propiedad de 2 ½ manzanas deduciendo de éstas las fracciones de terrenos ocupados por los edificios de la Subprefectura y Aduana y 2.223 m2. correspondiente para la colocación del empalme del ferrocarril y servicios del puerto interior acorde lo solicitado por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación.
Por la misma disposición, se compensa a los herederos de Carolina Britos con terrenos municipales, de similar superficie ubicados entre bulevar Córdoba (actual Estrada) al norte y calle Uruguay (actual Artusi) al sur, hacia el oeste los terrenos que poseería originalmente la extinta.
Modificaciones a los edificios originales
Desde que la Prefectura y Aduana, ocuparon sus respectivos edificios de líneas arquitectónicas similares, en el año 1888, con el correr de los años sufren modificaciones, para ir adecuándolos a las necesidades de cada una de las instituciones que los ocupan.
Entre algunas de las más importantes modificaciones experimentadas por los respectivos edificios, se destacan que, al ser entregados para su ocupación, no estaban revocados en su exterior y no poseían galerías circundantes como se puede observar en la actualidad.
Por Decreto de fecha 31 de octubre de 1905, se autoriza a realizar importantes obras en los edificios de la Subprefectura y Aduana del Puerto de Concepción del Uruguay autorizándose una partida de $ 2.783,55 m/n ampliada posteriormente a $ 10.000 para la realización del “revoque” de ambos edificios, construcción de aljibes para provisión de agua y pozos para WC estando los trabajos a cargo de la reconocida empresa local de Enrique Deloir. La construcción de las “coberturas” (sic) son autorizadas por Decreto de fecha 17 de octubre de 1912, siendo adjudica a la empresa local de José Guggiari en la suma de 4.005,97 pesos m/n.
En el mes de noviembre de 1915, el Ministerio de Obras Públicas de la Nación aprueba el proyecto elaborado conjuntamente con Obras Sanitarias de la Nación para dotar de “aguas corrientes” al puerto de Concepción del Uruguay con un presupuesto de 40.000 pesos m/n, consistente en la instalación de “un tanque elevado de 200.000 litros de capacidad, bombas, cañerías para la red de incendio y la instalación de aguas corrientes en los edificios de la Subprefectura y Aduana…“
El abastecimiento de agua a ambos edificios, hasta ése momento se hacía mediante el uso de aljibes y agua extraída en “pipas o carros aguateros ” del riacho ltapé.
Al procederse al desarme del viaducto al puerto exterior en el año 1917, a los efectos de la construcción del muelle de “alto nivel” y ampliación de la dársena interior se procede a levantar las vías y playa de maniobras del ex ferrocarril Central Entrerriano que existían entre ambos edificios en la actualidad plazoleta jardín.
Los edificios de la Prefectura y Aduana sufrieron los embates de las grandes crecientes del rio Uruguay de los años 1888, 1889, 1941 y 1959; en ésta última las aguas llegaron a + 2,20 sobre el nivel de los terrenos donde se encuentran emplazados los mismos.
En la actualidad los remozados edificios ocupados por la Prefectura y Aduana de Concepción del Uruguay, son partes indivisibles del paisaje de la zona portuaria y de la ciudad, habiendo sido mudos testigos de importantes e históricos hechos acaecidos en nuestro puerto, desde su habilitación, hace ya más de 130 años
Por gestiones realizadas por las autoridades de Prefectura, se obtiene la sanción de la Ordenanza 4161/1996 por la que la Municipalidad de Concepción del Uruguay, le confiere la categoría de “Edificios de interés Histórico Municipal” a los actuales edificios de la Prefectura y Aduana.
Edición: Civetta María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio sobre un artículo de Rousseaux, Andrés René, “Edificio del Banco de la Nación Argentina“, Edificios con historia”, Tomo III
Aún hoy, a casi 40 años de haber cerrado sus puertas definitivamente, el edificio principal del hotel París, continúa mostrando su figura frente a la plaza principal de Concepción del Uruguay, denominada Francisco Ramírez, en honor a uno de los primeros caudillos que defendió la causa federal en nuestro país.
El Hotel París ocupó el solar (porción de tierra cuya superficie equivalía a un cuarto de manzana) dónde según algunos autores nació el 13 de marzo de 1786 el caudillo entrerriano, tal como la acredita una placa colocada en su fachada en el año 1971, al ser aceptado públicamente este hecho avalado por Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos (filial C. del Uruguay).
La historia comienza con la distribución de tierras inmediatamente después de fundar la ciudad, el 25 de junio de 1783, y con la asignación del solar Nº 1 a la madre de Francisco Ramírez, doña Tadea Jordán -y no a Gregorio Ramírez su padre- por ser esta descendiente del Virrey Juan José de Vértiz y Salcedo.
Posteriormente, ya en el año 1867 se comienza a edificar en este sitio el teatro 1º de mayo, asistiendo a la inauguración del mismo, el 21 de noviembre de 1868, uno de sus impulsores, el general Justo José de Urquiza.
El teatro 1º de Mayo
La historia nos indica que en este solar funcionó el Teatro 1º de Mayo, primer edificio dedicado al arte de este tipo en Concepción del Uruguay.
En el año 1867 en que se constituyó la Asociación Promotora del Progreso de Concepción del Uruguay, quienes se proponen entre otros fines el de dotar a la ciudad de un teatro.
Finalmente, el 21 de noviembre de 1868, se produjo la inauguración del Teatro 1º de Mayo, con la actuación de una compañía dramática española. Para dar una idea de la magnitud de la obra, cabe consignar que para esa fecha la población de C. del Uruguay (capital de la provincia de Entre Ríos) era de 6.513 habitantes
El teatro tenía capacidad para 450 personas distribuidas en plateas, palcos altos y bajos y un paraíso con 120 asientos. La decoración estuvo a cargo del pintor Bernardo C. Victorica, quien pintó el interior del teatro y los adornos del cielorraso, en el que se destacaba un ángel cubierto por una túnica transparente. Victorica, después de abandonar C. del Uruguay realizó su obra cumbre, la ejecución del telón de boca del antiguo teatro Colón de Buenos Aires. Este pintor, Bernardo Cornelio, era hermano de Benjamín Victorica, secretario del general Urquiza y marido de Ana Urquiza, hija del general.
En el año 1926 el teatro estaba clausurado por el municipio por razones de seguridad y la comisión directiva juzgó que el costo era demasiado alto para los recursos de la Asociación, y eso sumado a que ese año vencía el plazo de vigencia legal de la misma que había sido conformada por 25 años. En base a estas razones se resolvió la disolución de la Asociación Promotora del Progreso y proceder al remate del edificio del teatro.
El ganador de la puja resultó el señor Inocencio Suilar. El día 24 de mayo de 1928, seis meses después del remate se procede al traspaso de la propiedad al Sr. Suilar, y en ese mismo acto el teatro es vendido a la señora Ambrosia Serafina Delaloye de Barral. Cabe señalar que la señora de Barral era ya propietaria del Hotel París, establecimiento que funcionaba lindero al límite sur del teatro.
El fin de la señora de Barral era conservarlo y remodelarlo conjuntamente con la expansión del hotel. El proyecto planeaba dotar al nuevo teatro de 535 butacas, con la platea en declive, un hall 40 metros cuadrados, espacio para orquesta, tertulia, 17 camarines con baño, etc. el costo del proyecto era de 206.000 pesos, suma elevada para la época y la crisis del ’30, hizo imposible conseguir la financiación.
Finalmente, ya muy deteriorado nuevamente clausurado por la municipalidad la señora Barral debió desistir de su obra y el histórico edificio fue demolido en el año 1930.
El Hotel París
Tomando como base el Club Casino Uruguay, edificio construido en el año 1870, en el año 1890 comenzó a funcionar el Hotel París, por iniciativa del joven matrimonio compuesto por Pedro José Barral y Serafina Delaloye de Barral, quienes en el año 1898 compran el cuarto de manzana con esquina en E. Perón y 9 de Julio, terrenos que fueran oportunamente del Dr. Benito Cook y los hermanos Julio y Bernardo Victorica. En ese momento de realizan refacciones al viejo edificio del Dr. Cook y se amplía hasta la calle 9 de Julio, dando así origen a la antigua fisonomía del hotel París.
En 1905 se decide ampliar el edificio en el terreno ubicado frente a calle 9 de julio, en razón de la demanda de alojamiento existente, mientras tanto se debe alquilar una casa ubicada en calle Juan Perón (Vicente H. Montero) 10. Finalmente, en 1909 se inauguran las primeras obras consistentes en la nueva cocina y comedor, mientras que las 50 nuevas habitaciones con baño y agua corriente se inaugurarán al servicio a fines de 1910.
Don Pedro Barral fallece el 28 de febrero de 1928 quedando al frente de la empresa su señora Serafina Delaloye, hasta el año 1955, 11 de agosto, fecha en que fallece.
El 1º de enero de 1928 se inauguran en la ciudad las obras de alumbrado, cloacas y aguas corrientes, debiendo ser los edificios de uso público (como los hoteles y restaurantes) los primeros en tener que ajustarse a las nuevas normas.
Carlos Gardel
Numerosas figuras del arte y la política pasaron por el Hotel París, entre ellos Florencio Sánchez, el Barón Hirsch y Benjamín Victorica, pero, entre sus visitantes, se destaca la figura del gran Carlos Gardel, en el año 1933, en ocasión de actuar en el Teatro Avenida (actualmente supermercado Gran Rex). La significación de esta visita radica en que éste fue el último punto de Argentina en que actuó y pernoctó Carlos Gardel antes de emprender- vía una lancha que lo trasladó a Paysandú (ROU)- la gira que lo llevara a la muerte en el año 1934 en la lejana Colombia.
Gardel arribó a C. del Uruguay en ferrocarril y se alojó, como mencionamos en el Hotel París, donde además desarrolló una intensa actividad social. Durante su estadía, Gardel no salió mucho de su habitación, ya que gran aficionado a las carreras de caballos se la pasó palpitando alguna fija para el hipódromo de Palermo.
El final
En el año 1956, los descendientes de la familia Barral vendieron el establecimiento, aunque en esta operación no se incluyó el nuevo hotel (hoy rectorado de la UNER). En el año 1964 el Concejo Deliberante sancionó una Ordenanza –la Nº 2187/64- que prohibía “demoler ninguna finca en la zona céntrica…”, hecho que permitiría la preservación de la fachada de este simbólico edificio.
Finalmente, este edificio es vendido en el año 1984 y fue destinado a oficinas y negocios comerciales, función que aún se sigue desarrollando en ese histórico sitio. Por su parte, el nuevo hotel es vendido a la Universidad nacional de Entre Ríos en la década de 1980.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Oscar F. Urquiza Almandoz, Historia de Concepción del Uruguay Tomo I y II, Abril de 1983, Municipalidad de Concepción del Uruguay. María del C. Miloslavich de Alvarez, “Acerca del lugar de nacimiento del general don Francisco Ramírez”, Diario La Calle, 13 de marzo de 1981. “Cuando el Zorzal cantó en Uruguay”, Diario la Calle, junio de 1987.. Revista “Panorama”. Andrés Rousseaux, Edificios con historia, año 1999. “Hotel parís, entre la nostalgia y la realidad“, Diario La Calle, 15 de diciembre de 1987. Agradecimiento especial al señor Pedro Barral por permitirnos acceder a sus archivos.