Cuando se dispuso talar todos los árboles de plaza Ramírez

Plaza en 1902, puede verse sin árboles y ya con la reforma de canteros de W. Gadea

Wenceslao Gadea, la tala de árboles en plaza Ramírez y la defensa de Lorenzo Sartorio
 
En el libro “La ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”, una Edición de Autor de Francisco Javier Abescat (Editorial Ca-Sal, 10 de marzo de 1971) podemos leer lo siguiente:
“25/2/1901 se autoriza a cortar inmediatamente todos los arboles de plaza Ramírez y vender la madera. La gran arboleda se taló por la noche apareciendo al día siguiente sin árboles, a raíz de lo cual hubo un movimiento y propuesta popular y se imprimieron y distribuyeron volantes alusivos al hecho”.
La Ordenanza Nº 21, fue aprobada por el HCD el 19 de febrero de 1901 siendo su presidente Porfirio L. Tenreyro y su secretario José A. Vidal, y promulgada el 3 de marzo de 1901 por el presidente municipal Wenceslao S. Gadea y secretario Gregorio Izaurralde.
 
El articulado, expresa lo siguiente:
Art. 1: Autorícese al DEM para que someta a estudio de persona perita, la sustitución de los paraísos que se encuentran en la plaza “General Ramírez”, por la arboleda adecuada para esta clase de paseos, debiendo presentar un proyecto al efecto.
Art. 2: El DE procederá a cortar inmediatamente todos los árboles casuarinas que existen en la misma.
Art. 3. Autorizase igualmente al DE para que se proceda a la venta, en licitación pública de toda la madera que se extraiga de estos árboles, destinando su producto a la compra de nuevos árboles que embellezcan dicha plaza.
Art. 4: Los gastos que demande la presente se imputarán a Obras Públicas
Art. 5: Comuníquese.
 
Esc. Wenceslao Gadea

Wenceslao Gadea es electo Presidente Municipal el 7 de enero de 1899, Gadea renuncia a su cargo el 20 de mayo de 1902, siendo reemplazado por el Presidente del HCD, Porfirio L Tenreyro. Había nacido en la ciudad de concordia en el año 1863 y falleció en Buenos Aires en 1951.

Estudió en el colegio Nacional Justo José de Urquiza y más tarde se recibió de Escribano, a lo largo de su extensa vida desempeñó varios cargos públicos entre los que se destacan el de Secretario (1893) y Presidente de la Municipalidad local (1899-1902) cargo al que renuncia para asumir como Diputado provincial por el partido Conservador desempeñándose como tal hasta el año 1905 y autor del libro “Don Justo, la tragedia de Entre Ríos en 1870” sobre el asesinato del general Urquiza.
Como Intendente realizó importante sobras para la ciudad, entre ellas: Sustituyó el alumbrado público a kerosene por el de gas acetileno y más tarde por el alumbrado eléctrico. Obtuvo del Gobierno Nacional la reconstrucción del edificio del Correo y de la Curia Eclesiástica la refacción del interior de la Parroquia de la Inmaculada Concepción y de sus techos. Hizo construir los jardines y canteros de la Plaza Ramírez y remodeló el cementerio público municipal que estaba, para ese tiempo, muy deteriorado. Proporcionó al Gobierno Nacional la piedra para construir la dársena del puerto, y finalmente logró de la Provincia la sanción de la Ley que permitió la construcción de la Escuela Nicolás Avellaneda. En 1907/8 fue Convencional por el Círculo Uruguay-Colón junto con los Dres. B. G. Cook y L.B. López
Wenceslao Gadea falleció el 15 de Agosto de 1951, a los 88 años, en la ciudad de Buenos Aires y sus restos descansan en el panteón de la familia Jorge en el cementerio local. Una calle de la zona del puerto nuevo lleva su nombre (Ordenanza 1566 del 8 de septiembre de 1952), y lindando a esta en una plazoleta existe un busto que lo recuerda.
 
Intentando dilucidar los pormenores de esta publicación, consultamos distintos ejemplares del periódico “La Juventud”, existentes en la Hemeroteca Municipal en el museo Casa de Delio Panizza, para relatar cómo fueron los hechos, y si en verdad esta tan polémica resolución se llevó a cabo, a pesar de lo afirmado por Abescat en su publicación.
 
Lorenzo Sartorio

“La Juventud”. Este periódico, fue fundado y dirigido hasta su muerte por Lorenzo Sartorio, quien lo funda, el 14 de diciembre de 1899, con tan solo 14 años (Había nacido en 1885) y se publicaba los martes, jueves y sábados, siendo sus diferentes ediciones muy esperadas por el contenido de sus artículos. Lorenzo Sartorio falleció en Buenos Aires el 25 de febrero de 1921, siendo sus restos traslados a la ciudad por tren y depositados en un panteón en el cementerio local. Su periódico, “La Juventud” dejó de aparecer entre los años 1953 a 1955. La ordenanza Nº 646 del 14 de octubre de 1924, le da su nombre a la ex calle Nº 1 del Norte. Los ejemplares que hoy atesora el museo “Delio Panizza”, fueron legados al propietario de la vieja casona, por Cecilia Sartorio, última hermana viva de Don Lorenzo.

Durante la búsqueda en las ediciones preservadas en la hemeroteca del Museo Delio Panizza, correspondientes al año 1901, hemos encontrado 3 referencias a los árboles de plaza Ramírez (4 y 11 de marzo y 1 de abril) y uno al paseo en general, correspondiente al 19 de septiembre de dicho año, todas ella oponiéndose a la medida y al estado de la plaza.
 
El primero, publicado al día siguiente de la promulgación de la Ordenanza por el intendente Gadea, es decir el 4 de marzo de 1901, bajo el título “Este desatino, Sres. Ediles” expresa: “Una Ordenanza municipal recientemente sancionada, manda que sean tumbados bajo el peso del hacha los paraísos que adornan nuestra plaza embelleciéndola. Constituye esta medida un desatino del gobierno de la ciudad. Un disparate natural que solo obra inducido por la inspiración de un inocente, sin pensar en las conveniencias y el ornato de la plaza. Esos árboles frondosos que brindan su sombra protectora están bien como están y solo puede permitirse que un gobierno comunal despojado de prestigio sin fijarse en la protesta pública, mande hacer un desatino semejante.
”El producto de la leña que den se empleará en la compra de los que han de suplir, pero sean cuales fueren estos árboles, Sres. Ediles tendremos la plaza Ramírez por algunos años en estado deplorable. ¿Acaso no hay suficiente con la destrucción de los jardines para hacer las innovaciones que han dejado a la plaza despojadas de éstos, reemplazados por un adorno mamarrachos sin ninguna estética porque ni siquiera se han consultado las reglas de un mediano buen gusto. El gobierno de la comuna manda ahora a deshacer ahora, de un golpe lo que fue obra de estudio para otras C.D. constituido por elemento de más inspiración y preparación que llegaron a la solución de que configura un desatino el voltear árboles que difícilmente podrán ser bien reemplazados. Las casuarinas están también incluidas en la resolución edicial”.
 

 

En esta foto pueden verse los canteros con diferentes formas de la reforma de W. Gadea
 
Días después, el 11 de marzo, el periódico volvía con sus reclamos a favor de los árboles de la plaza y en un artículo titulado “Protestamos nuevamente” publicaba una nueva crítica que decía “Ninguna resolución ha tomado el C.D. Municipal que destruya su resolución destinando a ser cortados los árboles de la plaza y por lo tanto, repetimos nuestra protesta. El público sensato ha aplaudido nuestra propaganda y solo hay palabras de acre reproche contra los que han ordenado semejante extinción. Los árboles de la plaza están bien como están y los únicos responsables de la falta de ornato y desmantelamiento de la misma serán los Sres. Ediles, muchos de ellos sin intereses en este vecindario y que bien pueden estar hoy en esta como mañana en Buenos Aires y, por consiguiente, importándoles bien poco que exista o no plaza, que tengan o no árboles que le embellezcan, etc. Un anciano venerable que fue laborioso intendente, Mrs. Seekamp (Fue intendente interino en 1882 y 1883),n os decía, días ha, que él ha visto pasar 30 años para que los paraísos llegaran a ser los frondosos y bellos árboles que hoy embelleces nuestro paseo público. Esperamos, repitiendo nuestra protesta severa contra tal desatino edilicio”.
 
El 1 de abril, “La Juventud” volvía a arremeter contra la norma cuestionada, y bajo el título de “Los árboles de la plaza y el Concejo Deliberante” expresaba “Parece que el intendente no se atreve a cumplir, en atención a la protesta pública, la ordenanza del C. D. Municipal que manda exterminar los árboles de la plaza Ramírez. Hemos dicho y repetimos, buscando la derogación de la ordenanza citada porque ellos es un anhelo público, que el gobierno comunal está en un error craso al interponer como fundamento que esos árboles que embellecen aquel paseo público son viejos. Esto no es una razón ni la aceptamos como excusa. La arboleda de nuestra plaza es frondosa en primer lugar y luego se encuentra en perfecto estado.
“Como medida higiénica, continúa, el cronista, los árboles son necesarios” luego agrega que “Nuestros ediles no saben que destruir árboles es destruir vida” y agrega “A ellos le dedicamos la transcripción de lo que dice (el general) Mansilla “…confío en Dios y confío que de algún provecho ser (la publicación oficial del gobierno Norteamericano sobre Arboricultura) en tierras donde todavía no saben todos que destruir árboles, es destruir vidas”.
Como se ve, a casi un mes de promulgada la norma, está todavía no había sido cumplida, en razón, si nos dejamos llevar por esta fuente, del malestar general que esta medida había provocado en la población de la ciudad.
 
En esta foto pueden verse los canteros con forma de estrella de la reforma de W. Gadea
 
La última referencia a este tema que encontramos en el archivo de “La Juventud” es del 11 de septiembre y en un artículo titulado “32 meses después” el redactor hace una severa crítica sobre las obras de Gadea en plaza Ramírez, pero sin mencionar la tala de árboles.
Dice la noticia “En los primeros días de diciembre de 1899, al ocupar su puestos, el intendente hacía, con todo brío, dar inicio a las obras de ornamentación de nuestra plaza Ramírez. Desde entonces (…) no se ha hecho otra cosa en esa plaza Ramírez como no sea remover tierra, destruir el buen trazado de los jardines, destrozar las pocas plantas existentes. A los 32 meses han concluido de arrojar tierra inútilmente, gastando en peones, acarreos, etc., miles de pesos para no dejar siguiera algo que pueda verse sin repulsión. Y como el señor Gadea y todo ese tren de empleados (…) han resuelto ahora entretener ahora a esos 5 o 6 peones en hacer luceritos, estrellas, soles y lunas en los jardines, o lo que equivale a decir destruir todo lo hecho anteriormente, lo que poco nos importaría si no tuviera el pueblo pagano que pagar todas esas tonterías de los ediles con nuevos impuestos”.
Como se ve, el redactor no hace referencia explícita al corte de los árboles, por lo que después de leer estas noticias, podemos concluir con bastante certeza que el misma nunca ocurrió, al menos por ese año 1901.
Algunos párrafos de la misma son elocuentes para reseñar la obra del intendente en lo referente al principal paseo público de la ciudad de entonces, aunque es interesante destacar que el periódico dirigido por Lorenzo L. Sartorio fue muy crítica con las acciones del municipio y no son raros los ataques al intendente y ediles por la plaza, el cementerio público, la plaza Constitución y la iluminación a kerosene, gas o eléctrica de la ciudad, e incluso por intentar regular las tarifas de los cocheros, los remises de la época.
 
El origen de esta foto no lo hemos podido hallar, ¿será una toma de la trágica tala de árboles?
 
Luego de analizar estos documentos, y como vinimos anticipando, podemos llegar a firmar que la tala indiscriminada de árboles no ocurrió ese año, ya que de haberse hecho, se vería reflejado en las páginas del periódico, aunque podría haberse hecho un año después, a juzgar por una foto fechada en 1902.
 
Wenceslao Gadea, produjo importantes modificaciones en el viejo trazado de la plaza, como puede verse en viejas fotos, algunas de las cuales acompañan este trabajo, donde se pueden ver canteros irregulares y de varias formas, incluso uno con forma de estrella.
 
No hemos podido ver fotos que muestren a la plaza con los árboles “frondosos” como hace referencia el periódico, pero si podemos ver años después a la plaza casi sin árboles o con estos muy jóvenes por lo que seguramente en algún momento estos deben de haber sido reemplazados, aunque no hemos podido determinar si esta sustitución fue tan drástica como lo indicaba la Ordenanza Nº 021/1901, aunque una foto, acá publicada, y fechada en c. 1902 muestra el paseo casi totalmente despojado de árboles, aunque es difícil a veces datar correctamente las imágenes.
 
Bibliografía: Abescat, Francisco “La ciudad de Nuestra Señora de la Concepción del Uruguay”; “Nomenclatura callejera. Quien es quien en las calles de la ciudad”, Guía Turística de Concepción del Uruguay, Centro Editor Río de los Pájaros, Jorge Bonvín, “Calles con historia”, Municipalidad de Concepción del Uruguay, “Ordenanzas y Decretos 1901”, Periódico “La Juventud” y Larenze, Héctor Luis, “Concepción del Uruguay. Sus calles… su historia”. Agradecimientos a la Mus. Ana Trípoli y a la hemeroteca del museo “Casa de Delio Panizza” por su colaboración para este artículo
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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