160 años de la creación de la Diócesis del Litoral

Oratorio de San José, fue consagrado en marzo de 1859 por el Nuncio Marino Marini
 
160 años de la creación de la Diócesis del Litoral (Colaboración: Lic. José Alejandro Vernaz)
 
Los orígenes de un nuevo Obispado
 
No caben dudas de que esta fue otra de las grandes realizaciones de Justo José de Urquiza por el bien común. Es consabido que el Organizador de la República jamás descuidó detalle alguno en favor de sus ciudadanos. Menos aún, en cuestiones ligadas a la fe de un pueblo tan profundamente cristiano, que lo era por herencia de sus padres y por auténticos principios federalistas. En carta del 12 de junio de 1858, Urquiza le escribe al cura y vicario de Santa Fe José María Gelabert, en estos términos:
 
“Usted debe estar persuadido que hallo un sentimiento muy dulce para mí en hacer todo cuanto de mí dependa por el mayor esplendor del culto de la religión de nuestros padres. Mientras presida el gobierno argentino he de dedicar a ello una preferente atención.
Siempre me será agradable que, en esta confianza, acuda a mí particularmente en las necesidades de esa iglesia.”
 
Compromiso que anticipó ni bien hubo asumido en el año 1854, cuando desde Paraná, en diciembre de aquel año, le escribe al presidente de Chile Manuel Montt:
 
“Desde que el voto de mis compatriotas me llamó a presidir los destinos de la Confederación Argentina, uno de mis primeros empeños ha sido el fomentar la religión de nuestros padres y el mejor esplendor del culto católico, ya como ley constitucional, ya como el primer elemento del poder público, ya finalmente como una expresión de mis sentimientos particulares.”
 
Justo José de Urquiza no quedaría de brazos cruzados ante las urgencias pastorales de la época, insinuadas en el intercambio epistolar entre el cura y vicario de Santa Fe. Los esfuerzos mancomunados del tal estadista y del entonces Papa Pío IX, harían posible la concreción de esta obra eclesiástica vital para la región. Por la bula Vel a primis del 13 de junio de 1859, el Vicario de Cristo creaba la Diócesis de Paraná o del Litoral, separándola territorialmente de la de Buenos Aires. Designando en la misma fecha como su primer Obispo al Pbro. Luis José Gabriel Segura y Cubas, quien tomaría posesión de la sede el 3 de junio de 1860. La nueva Diócesis comprendía, por entonces, los actuales territorios provinciales de Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe.
Cabe aclarar, que la Diócesis se proclamó solemnemente erigida el 18 de marzo de 1860.
 
Pbro. Luis José Gabriel Segura y Cubas, su primer Obispo
 
Justo José de Urquiza
El Padre Luis José Gabriel Segura y Cubas había nacido el 21 de agosto de 1803 en el Hospicio, distrito del departamento de Piedra Blanca, Catamarca. Allí cursaría sus primeras letras, siguiendo sus estudios en Córdoba. En Arequipa (Perú) se ordenaría sacerdote, para regresar a su provincia a ejercer el ministerio, desde donde tiempo más tarde se lo llamaría al episcopado. El Padre Luis fue un ferviente devoto de Nuestra Señora del Valle, un gran misionero, de grandes virtudes, laborioso y muy querido por la feligresía. Fue un gran admirador de Urquiza, al punto que en carta del 10 de septiembre de 1858, escribe estas sentidas palabras:
 
“Había emprendido mi marcha al Paraná con el doble objeto de visitar al Delegado Apostólico y conocer a Vuestra Excelencia: lo he conseguido, Señor, y ha sido tal la satisfacción de haber conocido al Héroe de la Confederación Argentina, que he bendecido las molestias del viaje.
Si deberes de conciencia no me hubieran llamado a mi curato, gustoso habría permanecido por más tiempo en el Paraná, sólo por lograr la dulce complacencia de ver a Vuestra Excelencia, aunque fuera de lejos, pues que mi corazón se regocijaba encontrando en la amabilidad de Vuestra Excelencia una simpatía encantadora…”
 
Durante su corta labor pastoral, suficiente hizo: convocó a los Jesuitas para iniciar una fecunda tarea misionera; se preocupó en tener un buen seminario donde se formaran debidamente los futuros sacerdotes; visitó parroquias de la provincia de Corrientes; articuló tareas pastorales con miembros de la orden de los mercedarios. Mientras tanto, le tocó hacer frente a un momento de difícil transición política. Transcurrían los tiempos posteriores a la batalla de Pavón y Entre Ríos lo sentiría desde todo punto de vista. En medio de este marco, con la autorización de Urquiza, en octubre de 1861, realiza una visita a su querida Catamarca para reencontrarse con sus familiares, mientras la Diócesis del Litoral quedaba a cargo del Pbro. José María Velasco. Finalmente, una vez sorteados los inconvenientes para el retorno, por las cuestiones políticas del momento, vuelve a Paraná el 8 de octubre de 1862. Para sorpresa de todos, a los pocos días falleció repentinamente, a las seis de la mañana del 13 de octubre de 1862. Tenía 59 años de edad. El Dr. Álvarez evidenció en la autopsia que “el corazón presentaba una dilatación considerable de la aurícula derecha y una hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo”.
 
1859, un año significativo
 
Indudablemente, el interés de un funcionario de turno, como lo fue Justo José de Urquiza, quien consideraba que las cuestiones de fe eran cuestiones de Estado, hizo posible que toda una comunidad regional pudiera ver satisfechas sus demandas religiosas en grandes obras, que tuvieron como testigo al año de 1859. El 19 de marzo de aquel año se inauguraba, con la presencia de Monseñor Marino Marini, el Oratorio San José, el cual no sólo estaba al servicio de los moradores de la Estancia, sino de toda la comarca. Además, el 25 de marzo de ese mismo año, era solemnemente consagrada la Basílica de la Inmaculada Concepción, nuevamente con Monseñor Marino Marini como principal y destacada autoridad eclesiástica. Más aún, fue también en 1859, cuando se posibilitó la erección de la Diócesis “paranense” o del “Litoral” gracias a las gestiones realizadas por Urquiza, dada su inquietud al respecto. La ejecución estuvo a cargo del delegado apostólico Marino Marini. Fue el 23 de octubre de 1859, casualmente, en el día en que Urquiza derrotaba en los campos de Cepeda a Mitre, logrando la tan anhelada Unidad Nacional, que se consolidaría con el Pacto de San José de Flores el 11 de noviembre de aquel significativo año de 1859.
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