
Fue la residencia de los últimos veinte años del Gral. Justo José de Urquiza. Ubicada a 30 km al Oeste de Concepción del Uruguay, Entre Ríos.
Aquí vivió con su familia y aquí encontró su muerte. Esta casa fue testigo de muchos hechos históricos, visita de presidentes, políticos, embajadores, sabios, sacerdotes, etc.
Se construyó entre los años 1847 y 1858. Formada por cinco patios, dos de los cuales están las habitaciones que suman 38. Una capilla bajo la advocación de San José, que fue consagrada el 19 de marzo de 1859 por el Nuncio Apostólico de Pio IX, Monseñor Marino Marini.
En la parte posterior de la casa tenía un parque donde se encontraba la quinta de frutales de todas clases. En este parque hoy se conserva una glorieta de estructura octogonal, el piso en forma de estrella, con bancos de piedras (hoy reemplazados por bancos de cemento), traídas de una cantera próxima al lugar donde el Ejercito Grande cruza el río Paraná (Punta Gorda-Diamante).
El herrero de Santa Cándida, llamado Ulises, fue el encargado de realizar la artística herrería de esta glorieta. Unos metros más al oeste, tenemos hoy restos del lago artificial, que en su época fue una obra monumental. Media 180 x 120 metros 5 metros de profundidad, con muros a su alrededor de ladrillos revocados. En el piso se han encontrado restos de polvo de mármol, usado para evitar filtraciones.
En esta obra se usaron 100.000 ladrillos horneados en Santa Cándida, los que se trasladaban en carretas. El lago estaba cercado por una artística verja de hierro (“fierros redondos”). Las barandas se sostenían por pilares sobre los que se asentaban copones de material para jardín.
En el frente del lago había dos embarcaderos enfrentados, uno con una mesa y bancos de piedras, el otro con escalinatas de madera dura. Al muelle se le amarro un “payllebot” y embarcaciones menores.
El lago era alimentado por aguas traídas de una laguna distante 2.500 m, alimentada por aguas del río Gualeguaychú. En la laguna se instaló un malacate accionado por una bomba y por medio de caños se traía el agua al lago.
A continuación del lago había un corral excavado de 130 x 90 metros rodeado de gruesas paredes y terraplenes. Entre estas dos construcciones existió un templete de estilo oriental, con paredes de vidrios. Lugar ideal para ver los paseos y fiestas del lago o las demostraciones de caballería que se realizaban en el corral. Este palco tenía una escalera caracol de metal que se exhibe hoy en el museo.
Fuente; Urquiza- Anales 1997. Publicación de estudios Históricos. Prof. Susana Domínguez de Soler.






