La familia Pag y La Delfina: una historia común

Publicidad de “La Delfina” en una guía del año 1979. Se puede apreciar la oferta de este emprendimiento para esos años

“La Delfina”, hoy ya considerada como un icono de la gastronomía y los servicios turísticos de Concepción del Uruguay, tiene su verdadero origen en la cercana localidad de Santa Anita.

Allí, del matrimonio de Francisco e Inés Pag, nacen dos de las personas que con el correr del tiempo darían origen a este emprendimiento que hoy llega a sus, casi 50 años de vida y que a lo largo de su vida ha presta casi la totalidad de los servicios relacionados con el turismo y la recreación.

Hoy, con todas las fuerzas de aquellos primeros momentos y como siempre, buscando nuevas alternativas para hacer frente a esta realidad económica, que, lejos de frenar el desarrollo de esta empresa familiar, los impulsa a generar nuevas propuestas para continuar con la vigencia de este proyecto.

Esas personas fueron: Francisco Miguel y José Pag, respectivamente, quienes en el año 1971, precisamente el 1° de octubre, inauguran su primer restaurante en nuestra ciudad y el que sería, a la postre, el comienzo de una actividad que prácticamente es hoy un símbolo y sinónimo de buen servicio, atención personalizada y excelentes platos; que dan respuesta a las necesidades de los consumidores locales y hacen guardar los mejores recuerdos de la ciudad a los turistas que almuerzan o cenan en este local.

Si bien la familia Pag tenía en su localidad natal un comedor “El Rancho”, José y “Baby”, decidieron allá por el año 1968 venir a Concepción del Uruguay a realizar su futuro por sus propios medios. La primera tarea que emprenden fue la de la venta de nieve de cotillón en los famosos –para la época- bailes de carnaval del club Rivadavia.

“La nieve, había aparecido hacía poco tiempo en Buenos Aires, y aquí, era prácticamente desconocida” explica “Baby” “teníamos tres puestos dentro del club, ya que había igual cantidad de pistas; se reunían en esos bailes alrededor de 5000 personas”.

“Con la utilidad que nos dejó la venta de nieve –continúa Baby- también junto con mi hermano José pusimos una venta de café ambulante, que estaba ubicada en calle 9 de Julio, frente a la expovía”.

Llegamos así a 1971, el año fundacional, donde ya con experiencia y conocimiento de la sociedad uruguayense, los hermanos Pag, a los que se había sumado Ángela Basgall, la reciente esposa de Baby, deciden emprender el negocio gastronómico.

El primer restaurante, al que posteriormente se agrega su padre –Francisco- quien operó de garantía para obtener el alquiler del local ubicado en lo que era la playa de estacionamiento del CETACU, en bulevar Yrigoyen 150 –actual Av. Italia-, ya llevaba el nombre de “La Delfina” e inmediatamente, gracias a la esmerada atención, la calidad de sus platos, sumado a precios accesibles, hizo de este lugar una cita obligada para los habitantes de C. del Uruguay. De esa época, Baby recuerda que los platos nuevos como carré de cerdo y la suprema rellena eran dos de los más solicitados. En esa época, también, hace su ingreso al plantel de mozos Víctor Moren, el único que aún continúa prestando servicios.

Cinco años después, en 1976, la Delfina, ya convertida en un nombre de referencia al momento de elegir donde pasar un buen momento en familia o festejar gratos acontecimientos, obtiene la concesión de la explotación de el hotel Francisco Ramírez de la terminal de ómnibus y el comedor instalado en ese destino y también los bungalows y el parador de la Salamanca.

Ese tiempo fue fundamental para el afianzamiento definitivo de este emporio de servicios turísticos; de más está decir que durante los casi 10 años que mantuvo la prestación de servicios los brindó con una responsabilidad propia de aquellos que comprenden cual es el rol que juegan, no solo por el tipo de servicios que prestan, sino que durante mucho tiempo –aun actualmente- son fundamentales al momento de promocionar los servicios turísticos de Concepción del Uruguay.

Muchos personajes famosos visitaron y gustaron de los platos y la cordial atención de La Delfina, de esa época se recuerda especialmente a “Palito” Ortega y Alberto Morán y el “Chino” Balbín.

El tiempo demostró a la familia que ya era momento de empezar con actividades por su propia cuenta, tal es que instalaron la ya popular “La Delfina” en calle Urquiza entre Rocamora y Galarza, y allí permaneció entre los años 1984 a 1986, año en que para dar una mejor servicios y dotar al restaurante de mayor capacidad y amplitud se traslada al hermoso salón del Gran Hotel, ubicado en calles Rocamora y Eva Perón, lugar donde se produce la afirmación definitiva de La Delfina; y le permite la diversificación de ofertas, tales como la Confitería “La Delfina”, ubicada en la intersección de calles 3 de Febrero y San Martín, lugar que fuera hasta su cierre lugar obligado para degustar una copa y pasar la noche en compañía de amigos. También de esa época es bombonería “La Delfina”, un lugar donde se podía conseguir café molido a la vista, bombones y una variedad muy importante de masas y facturas, además de sándwiches y especialidades dulces y saladas. Dicho local estuvo ubicado en calle Galarza, frente al Colegio J. J. de Urquiza, donde antiguamente se encontraba “Bonafide”.

Pero todo esto llega a su consolidación cuando en el año 1993 se adquiere “La Taberna” –Eva Perón 125-, primer edificio propio de Francisco Miguel Pag, que funciona en un principio como confitería –atendido por Gustavo, hijo de Baby- y posteriormente agrega a su carta pastas y finalmente, desde 1999, luego de ser reformado y remodelado para cumplir con su nueva función comienza a funcionar como Parrilla “La Delfina” de Gustavo Pag. Recientemente, a partir del 19 de septiembre de 2001 se traslada a este lugar Restaurante La Delfina SRL, totalmente renovado

Desde el mes de diciembre de 1991 se suma a la atención al público Carina, la otra hija de Baby, quien actualmente está al frente del Restaurante y Parrilla “La Delfina”.

Otro paso importante de la familia Pag fue la adquisición en 1998, como inversión particular, de la señorial mansión de calles Urquiza y Posadas, lugar donde se instala hasta septiembre de este año el Restaurante La Delfina, fecha en que pasa a funcionar junto con la parrilla como se menciona en el párrafo precedente, quedando reservada la casa para ser utilizada como salón de fiestas y realización de eventos especiales tales como casamientos, cumpleaños, bautismos y otros acontecimientos familiares; congresos y convenciones comerciales, profesionales, etc., con una capacidad para 200 personas.

Muchas otras tareas han realizado en estos 30 años los integrantes de la familia Pag, entre ellos basta mencionar el restaurante parrilla de Banco Pelay (década del ’70), confitería del Casino (años ’90), cantina del Club Social y Jockey Club, durante mucho tiempo los productos de panificación que se servían en los comedores y servicios eran elaborados en su propio establecimiento ubicado en el barrio La Rural, lindante al complejo del Club Rivadavia.

Actualmente, las actividades están volcadas casi en su totalidad al restaurante y parrilla de calle Eva Perón y al servicio de comida para llevar que funciona lindero al restaurante.

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