En el panteón de la familia de Angel Ratto se encuentran los restos de la doctora Teresa Ratto.
Nació en esta ciudad en 1877, en la casa que perteneciera a su padre, don Angel Ratto, y que aún hoy se conserva tal como era entonces, en calle Teresa Ratto Nº 589.
Recibida de maestra en la Escuela Normal, continúa sus estudios en el Colegio del Uruguay obteniendo el título Bachiller, siendo la primer mujer entrerriana que obtiene esa graduación.
Recomendada por el entonces rector del Colegio del Uruguay, Dr. Benjamín Zubiaur, mediante una carta, a la Dra. Cecilia Grierson -primera médica del país-, ésta la toma bajo su tutela brindándole todo su apoyo y protección. Es así que en la Facultad de Medicina de la Capital Federal obtiene su título de Doctora en Medicina y Cirugía convirtiéndose a los 26 años de edad, en la primera médica de la Provincia y la segunda del país.
Al sentir que se agravaba su enfermedad, regresó a Concepción del Uruguay para morir rodeada de sus familiares. Al momento de su muerte se encontraba ocupando un importante cargo en la casa central de la Asistencia Pública de la Capital Federal.
En la fachada del panteón que guarda sus restos se puede observar su placa profesional que dice simplemente “Dra. TERESA RATTO Médica”.
Falleció de peritonitis a los 29 años, el día lunes 2 de Abril de 1906 a las 18,30 horas.
Desde 1975, la calle que pasa frente al que fue su domicilio, lleva su nombre.
A fines del siglo XIX, Doña Dolores Costa de Urquiza mandó a construir una bóveda en el Cementerio de C. del Uruguay; monumento arquitectónico muy poco valorado como tal.
El panteón esta tiene una ubicación céntrica, tomado la perspectiva del casco histórico del cementerio local. Lugar más que destacable e importante, que en las necrópolis de localidades vecinas ocupa el oratorio o la imagen de un santo o de una virgen.
Lo que, en principio nos muestra la preponderancia e influencia de Dolores Costa en nuestro medio fue verdaderamente notable, con lo que quedaría justificada la sesión que en su momento le hiciera el Municipio local de tal terreno.
Los primeros datos hallados en numerosos documentos al respecto en el archivo municipal surgen en 1882, cuando el 28 de julio, el Sr. Andreasi, en representación de la mencionada eleva una solicitud al Presidente Municipal expresando su intención de adquirir un terreno en el cementerio público local con el objeto de construir una bóveda para lo que solicita un espacio de 5 varas de frente (4,20 m.) por 6 de fondo, con frente a la del Sr. Urdinarrain”.
Esto nos indica que el terreno estaba ubicado en uno de los lados de la calle principal. Tal solicitud no sé ajustaba a las disposiciones vigentes pues en la contestación del 13 de agosto de 1882 por parte de las mencionadas autoridades se indica que no se le puede conceder más que 5 varas de fondo por ser lo que tenían las demás construcciones existentes en esa línea, mientas que de frente no existían obstáculos al respecto lo que nos da la pauta de que no eran demasiado numerosos los monumentos funerarios en el sector señalado, hoy conocido como “casco histórico”, hoy, totalmente saturado.
La operación se concretó 8 de Agosto por una suma de 250 pesos fuertes. Con lo que se inicia la parte más interesante de este tema, porque la viuda del General Justo José de Urquiza, no estaba conforme con el lugar adquirido, lo que pone de manifiesto en una carta de fecha 20 de diciembre de 1883 a la Honorable Corporación Municipal de puño y letra de la interesada aclarando sus deseos de permutar el terreno obtenido recientemente por otro “Mas céntrico y notable”, que por lo interesante de su lectura, vale la pena transcribir algunos párrafos textuales que nos ayudarán a comprender la significación que ella le daba al tema: “… por las esculturales del monumento, por la calidad del material que va a emplearse, por las demás condiciones contenidas en el contrato celebrado con el arquitecto, no es un error asegurar que no solo será de agradable aspecto, sino que puede el contribuir y contribuir{a a hermosear nuestro cementerio, llamando la atención de los que en adelante quieran visitarlo como a uno de los centros que se encuentran aglomeradas las más hermosas construcciones de una población…” Y que estando iniciadas las obras habrían notado con su arquitecto, que esa ubicación no permitiría apreciar los efectos que estaba destinado a producir. Siendo el nuevo elegido el punto de encuentro de las calles que van de N. a S., y de O. a E., donde sería percibido desde los cuatro extremos de las mismas.
En su evidente deseo de impresionar a las autoridades municipales para lograr su objetivo pone en su conocimiento que las columnas y planchas de mármol se habían encargado a Italia, “… y que por su clase será de lo mejor y más costoso que ha llegado al país… Aclarando que abonaría “alguna diferencia” si fuera necesario para concretar la permuta referida. La respuesta de la Comisión de Obras Públicas con fecha 22 de diciembre de 1383 fue afirmativa, con la sola aclaración que la obra se iniciara a los 2/3 del común central del cementerio, debido a la existencia de otra sepultura particular en el punto señalado, de la que no hemos hallado dato alguno.
Al mismo tiempo se recomienda la plantación de árboles en los caminos laterales. Desde entonces encontramos en el “centro” del Cementerio de Concepción del Uruguay la bóveda de Doña Dolores Costa de Urquiza, cuyo nombre perdura grabado sobre la puerta pese a que los avatares del tiempo hayan deslucido las doradas letras originales, y su blanco mármol ennegrecido y marcado por las huellas de los años, pero aún en pie, testigo silencioso de los devenires de nuestra historia. Todo lo expuesto nos lleva a una reflexión final: ¿Se condice el empeño de Doña Dolores Costa de hermosear la “Ciudad de los muertos” con su bóveda con el olvido de los hombres del siglo XXI respecto al patrimonio histórico-arquitectónico? Pues la ordenanza municipal (N° 3647/93) que ha declarado de “interés histórico” a toda construcción anterior a 1940, respecto a los monumentos funerarios del cementerio local, no basta para protegerlos si sólo queda la buena intención en el Papel.
Hoy descansan en este panteón los restos de sus hijos Dolores de Urquiza Costa (1853/1940), Juan José de Urquiza Costa (1861/1915), José del Monte Carmelo de Urquiza Costa (1868/1909) y sus nietas, Dominga Micaela Urquiza y Cándida Amelia Urquiza.
Texto tomado de: Prof. Celia D’Angelo, C. C. “Ibarra Grasso”, “Doña Dolores Costa de Urquiza y la ciudad de los muertos”. Artículo publicado en diario “La Calle” el 17/01/1994
En este viejo panteón, cuya única placa hace referencia a Mariano Calvento, yacen los restos de Norberta Calvento, novia oficial y prometida del general Francisco Ramírez. Norberta fallece a los 90 años de edad en 1880. Fiel al recuerdo de su prometido permaneció soltera. La tradición indica que pidió ser sepultada con el vestido de novia que tenía preparado para su casamiento con el Supremo Entrerriano.
Nació en el año 1885, el 14 de diciembre de 1899, es decir cuando solo contaba con 14 años de edad fundó el periódico “La Juventud, que como su nombre lo indica fue una expresión periodística juvenil. Aunque fue un modesto órgano de difusión en sus inicios, los uruguayenses “lo esperaban ansiosos los martes, jueves y sábados para conocer las noticias y sociales de su querida ciudad” En ese tiempo nos existían los modernos medios masivos de comunicación con que contamos en la actualidad, esa era una de las razones por la cueles era muy leído. Desde esas páginas Lorenzo Sartorio propició el funcionamiento de una escuela para adultos en horas de la noche, ese fue el origen de la escuela nocturna municipal que hoy lleva su nombre.
Lorenzo Sartorio falleció en Buenos Aires el 25 de febrero de 1921, siendo sus restos traslados a la ciudad por tren. Su periódico, “La Juventud” dejó de aparecer entre los años 1953 a 1955
(Texto: Virginia Civetta/Carlos Ratto. Fuentes: Héctor Larenze, “Concepción del Uruguay, sus calles, su historia”, editado en 1983 y Artículo sin firma “Nomenclatura callejera. Quien es quien en las calles de la ciudad”, Guía Turística de Concepción del Uruguay, Centro editor Río de los Pájaros, 1971.
El Dr. Cristian Elliot Grieve fue un médico que ejerció su profesión por más de 20 años en la localidad de Caseros, donde falleció en el año 1945. Fundó la primera clínica dela ciudad, lo que posibilito una mejora en la calidad de vida no solo de los habitantes de la ciudad sino de toda su zona de influencia. Entre sus contribuciones para con la localidad que le dio cabida, se puede mencionar la donación del mástil de la plaza principal.En la actualidad una de las calles de la localidad de Caseros lleva su nombre en homenaje y recordación de la humanitaria labor desarrollada.
En el panteón perteneciente a la Familia de Ruiz Moreno y Urquiza yacen los restos del Dr. Don Martín Ruiz Moreno. Nació en Rosario el 10 de Abril de 1833. Sus padres fueron Martín Ruiz Moreno y Dolores Correa.
Estudió en el Colegio de Paraná y posteriormente inició sus estudios de Derecho en el Colegio del Uruguay. Debido al cierre de esta carrera continuó sus estudios en Montevideo donde se doctoró en 1857. En ese mismo año se casa con Doña María Isidora Miró Urquiza, hija de Don Cipriano de Urquiza (hermano del General J.J. de Urquiza).
Tuvo una intensa vida pública que se manifiesta en las siguientes actividades: Fue Juez, Camarista y Fiscal del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos; Intendente municipal de Rosario, C. del Uruguay y Paraná. Después de la Batalla de Pavón fue comisionado por el Gral. Urquiza para tratar con Mitre el fin de la lucha entre la Confederación y Buenos Aires. Fue Director General de Escuelas; Constituyente Provincial de Entre Ríos en 1903 y 1909, siendo Presidente de esta última. Fue Diputado Nacional en 1860 y 1864, en este último período presentó junto con el Dr. Alsina el proyecto de Ley de Repatriación de los restos del General José de San Martín. Realizó numerosas obras sobre temas históricos y jurídicos.
Falleció en Buenos Aires el 13 de Septiembre de 1919. Una calle de esta ciudad lo recuerda con su nombre.
Su sepulcro fue declarado Tumba Histórica por Decreto 3281 del 11 de Junio de 1959 del Ministerio de Gobierno y Justicia de Entre Ríos.
Allí también se encuentran los restos de don Cipriano de Urquiza, hermano del general, asesinado siendo Gobernador Delegado de la Provincia de Entre Ríos en 1844.
Nació el 23 de diciembre de 1861. Ingreso al Colegio Nacional en el año 1875, terminando brillantemente su carrera de Medico a los 27 años. Alterno su profesión con la docencia, dictando cátedras en el Colegio Justo José de Urquiza. Un sincope cardíaco le arrebata la vida el 6 de agosto de 1904, cuando tan solo contaba con 43 años. Fue médico de varias instituciones y sociedades de socorros mutuos.
Su panteón es obra del artista Victor de Pol y el busto que se encuentra al frente del panteón hecho en mármol, es obra del escultor argentino Correa Morales. Este mausoleo con columnatas, verjas y graderías, de mármol pulido con una artística portada de bronce fue mandado a construir por su esposa, doña Sara Sagastume. (Fuente: Civetta, Virginia, “Breve historia y guía del Cementerio de C. del Uruguay”.
En el panteón de la familia Martínez Soler – Vázquez se encuentran los restos del Profesor Benigno Teijeiro Martínez.
Nació en Santa Marta de Ortigueira -La Coruña- en 1846. Fueron sus padres don Francisco Teijeiro Viscoso y doña Vicenta Martínez. Obtuvo en España se graduó de Perito Agrimensor y Tasador de tierras.
En 1875 se radica en nuestra ciudad donde obtiene el título de preceptor de escuelas primarias. Cinco años más tarde se incorpora como profesor en el Colegio del Uruguay y en la Escuela Normal dando clases de Historia, al mismo tiempo que desarrolla su actividad como investigador de historia.
Al llevarse a cabo los primeros juegos florales en conmemoración al centenario de la fundación de Concepción del Uruguay (25 de Junio de 1883) obtuvo la medalla de oro con su trabajo “Memoria acerca de la conquista y fundación de los pueblos de Entre Ríos”.
Es autor de la “Historia de Entre Ríos” en tres volúmenes (publicados en 1910; 1920 y 1930) quedando sin publicar el cuarto y el quinto. Sus trabajos sobre temas históricos, científicos y pedagógicos sobrepasan los cien, sin incluir los artículos publicados en distintos medios.
Integró la junta de historia y numismática, la academia de la historia y el instituto geográfico argentino, entre otras instituciones. Participó en 1882 del congreso pedagógico internacional americano y colaboró con la exposición continental de ese mismo año.
Su muerte, el 18 de Agosto de 1925 lo sorprende siendo director del archivo de la provincia.
Su casa estaba situada en San Martín 895 y era famosa por su riquísima biblioteca que abarcaba dos habitaciones. Su esposa, Francisca Soler fue maestra superior de piano de la Escuela Normal.
Una escuela ubicada en el suroeste de la ciudad, la N° 4 lleva su nombre y hasta que en 1994 se le cambia el nombre por “Los Constituyentes” (En ese año se realizó la Jura de la Constitución reformada en el Palacio san José) el conocido como “bulevar de la terminal”, se denominaba “Benigno Teijeiro Martínez”
Sus restos descansan en el panteón de la familia Martínez Soler – Vázquez, y por medio del Dec. Nº 3281 MGJ del 11 de junio de 1958 es declarado “Tumba Histórica Provincial”.
En el Panteón de Aurelio Jorge y Familia yacen los restos del Escribano Wenceslao S. Gadea. Nació en Concordia el 28 de Septiembre de 1864. Cursó sus estudios en el Colegio del Uruguay. En 1898 fue elegido por dos años para ocupar el cargo de Intendente de la Municipalidad de Concepción del Uruguay siendo reelegido para el período 1901/1902, cargo al que renunció para incorporarse como Diputado Provincial por el Partido Conservador hasta 1905. Alguna de las obras realizadas como intendente son: Sustituyó el alumbrado público a kerosene por el de gas acetileno y más tarde por el alumbrado eléctrico. Obtuvo del Gobierno Nacional la reconstrucción del edificio del Correo y de la Curia Eclesiástica la refacción del interior de la Parroquia de la Inmaculada Concepción y de sus techos. Hizo construir los jardines y canteros de la Plaza Ramírez. Proporcionó al Gobierno Nacional la piedra para construir la dársena del puerto, y finalmente logró de la Provincia la sanción de la Ley que permitió la construcción de la Escuela Nicolás Avellaneda. En 1907/8 fue Convencional por el Círculo Uruguay-Colón junto con los Dres. Benito G. Cook y Lucilo B. López
Tuvo una intensa vida social participando en numerosas comisiones populares. Fue presidente de la comisión que construyó la primera cancha de futbol de Concepción del Uruguay y participó como vicepresidente de la comisión nacional de defensa de la langosta.
Finalmente es de destacar que integraba el Concejo Deliberante de la ciudad en oportunidad de haberse decidido el hormigonado de algunas calles.
Falleció el 15 de Agosto de 1951. Hay una calle que lo recuerda en la zona del puerto nuevo
En este antiguo panteón cuya puerta es una gran placa de mármol presenta la inscripción: “Marcelina A. de Galarza su fiel esposo Miguel G. Galarza el dedica este recuerdo”, descansan los restos del General Miguel Gerónimo Galarza.
Nació en Concepción del Uruguay en 1798. Se Había casado en primeras nupcias con doña Justa Peña en 1819 y a su viudez rehace su vida uniéndose en matrimonio con doña Marcelina Alzamendi en 1839. El General Galarza muere el 25 de Junio de 1881 a los 84 años sin dejar descendencia.
Muy joven dejó su trabajo de agricultor para abrazar la causa federal junto al caudillo entrerriano General Francisco Ramírez. Cuando en 1821 ocurre la tragedia de Río Seco en la que pierde la vida el Supremo Entrerriano, Galarza era uno de los tantos valientes que formaban la escuadra de Ramírez. Diezmados y junto a otros pocos sobrevivientes, retorna a C. del Uruguay trayendo a la compañera del Supremo, La Delfina, quien pasaría los últimos años en esta ciudad falleciendo en l839.
Más tarde Galarza se suma al ejército del Gral. Justo José de Urquiza, acompañándolo en todas sus campañas. Realizó una importante carrera como militar que culmina al alcanzar el grado de Brigadier General.
En la Batalla de Caseros constituyó la extrema derecha del dispositivo de combate del Ejército Grande. En 1852 cuando la invasión de Hornos y Madariaga quienes pretendían impedir la formación de la Convención Constituyente de San Nicolás, Galarza se destacó en la defensa de C. del Uruguay.
La casa donde vivió hasta sus últimos días, se halla aún en pie y está situada en la esquina suroeste de la intersección de las calles Galarza y Ameghino.
Su sepulcro fue declarado Tumba Histórica por Decreto 3281 del 11 de Junio de 1959 del Ministerio de Gobierno y Justicia de Entre Ríos.
Hay una calle que lleva su nombre y en el Palacio San José hay una sala dedicada a su memoria.