Desde los orígenes de nuestro país y de nuestra ciudad, la población originaria de España fue muy numerosa y de mucha gravitación social y política, baste decir que los más grande caudillos locales, Ramírez, Zapata, López Jordán, Urquiza, etc. Fuero de ascendencia peninsular. No obstante ello, hasta pasada la mitad del siglo XIX, aún no había consolidado una agrupación que los represente y auxilie de ser necesario, lo que muchas veces era necesario.
Es así que en los primeros meses del año 1878, se comienzan a realizarse reuniones entre los ciudadanos españoles y sus descendientes, estas conversaciones llegan a un punto tal que los mismos se “autoconvocan”, con el fin de lograr una unión entre ellos, y, a tal fin conforman una “Comisión invitadora”.
La Comisión estuvo integrada por Claudio Ituarte, Victoriano C. Guzmán, Benigno Teijeriro Martínez, Manuel D. Naviera y Martín Gutiérrez y tuvo un gran éxito en su convocatoria, ya que el 19 de abril de 1878, ciento veintitrés personas de la colectividad se reúnen en la casa de Manuel Naveira para celebrar la “reunión preparatoria”.
Los miembros de la “Comisión invitadora” expusieron antes los vecinos convocados que el objetivo de la misma era “…formar una sociedad de Socorros Mutuos, compuesta puramente por ciudadanos Españoles y sus hijos…”; además, presentaron ante la concurrencia dos Estatutos de Sociedades Españolas, uno de Buenos Aires y otro de Asunción del Paraguay, una vez que ambos fueron leídos, no hubo acuerdo sobre algunos puntos de los mismos, por lo que se procedió a nombrar una Comisión que redactara un nuevo estatuto para la Sociedad de Concepción del Uruguay, para integrarla fueron designados los Sres. Claudio Ituarte, Benigno Teijeriro Martínez y Martín Gutiérrez.
El Acta redactada luego de esta reunión y firmada por los ciento veintitrés asistentes, establece que “…quedó definitivamente instalada (…) bajo el nombre de “Sociedad Española de Socorros Mutuos de la Concepción del Uruguay””. Por lo cual se ha tomado esta como la fecha de fundación de la Sociedad de nuestra ciudad.
La primera Comisión Directiva estuvo conformada por: Presidente: Martín Gutiérrez; Vicepresidente: Claudio Ituarte; Secretario: Raimundo Naveira; Tesorero: José Elorza; Subtesorero: Manuel Naveira y como vocales: Victorino Guzmán, Benigno T. Martínez, Miguel Otamendi, Ramón Bergadá, Gumersindo Rodríguez, Manuel Bastarrica y Juan Alsina.
Las primeras reuniones, al no tener la sociedad una casa propia se realizaban en el domicilio del Secretario, Raimundo Naveira, ubicado en calle Londres Nº 65 (actual J. Perón), o más tarde en la casa de Antonio Rodríguez, quien lo sucedió en el cargo durante varios períodos. Las Asambleas, también se realizaban en diferentes lugares como ser el teatro “Primero de Mayo”, la “Sociedad Unión Uruguaya” o el salón del Concejo Deliberante de la municipalidad local.
Una de sus primeras medidas fue la de designar un “portero y cobrador”, cargo que recayó en Victoriano Naviera con un sueldo de veinte pesos bolivianos metálicos.
Finalmente, luego de numerosos trámites, la Sociedad recibe el decreto que le otorga la Personería Jurídica en agosto de 1897.
Los primeros servicios
Una vez organizada administrativamente, la Sociedad, procedió a designar al primer médico para atender a sus socios, esta tarea recayó en primer lugar en el Dr. Honorio Leguizamón, y luego en los médicos Del Castillo, Fustes, Quesada, Eyles y posteriormente en el Dr. Alberto Ugarteche, teniendo en cuenta la abnegada tarea de este último, a fines de 1879, la sociedad organiza una “…suscripción voluntaria para ayudarle a adquirir un carruaje que le facilite el desempeño de su profesión”
Asimismo, y para facilitar el acceso a los respectivos medicamentos, se firman convenios con tres “boticas” de la ciudad, la se Seekamp, la de Richardini y la de “Cigorraga y Cía.” Y también suscribe un acuerdo con el “Hospital Español” de Buenos aires para poder derivar allí a los pacientes que requieran un tratamiento más complejo.
Dentro de los aspectos sociales, vemos en abril de 1884 a la Sociedad participando en la formación de una compañía de bomberos voluntarios, solicitando fondos al municipio para ayudar al sostenimiento de la banda de música que se acababa de crear en su seno y disponiendo, en el año 1887 un aporte mensual permanente para el hospital de caridad de esta ciudad, además de ayudar a la madre patria en muchas de las catástrofes naturales o políticas que ahí se suscitaban.
En 1926 adhiere a los festejos del centenario de la erección en ciudad de la Villa de Concepción del Uruguay y contribuye en la compra de una imprenta para la Escuela argentina de Ciegos y en 1933 se asocia a los homenajes que le brinda la ciudad al Dr. Mariano López.
La sede propia
El 14 de julio de 1886, y como una forma de capitalizarse, la sociedad compra la propiedad de la esquina de las calles Galarza y Mendoza (Hoy Leguizamón), ubicada frente al colegio del Uruguay y que era conocida como el “Café de Atilio”. Esta compra movilizó a muchos socios que vieron la posibilidad de instalar ahí su sede propia, así que se le solicitó al Ingeniero Julio Henri la confección de los respectivos planos. La nueva sede se construiría derribando la construcción ya existente en el lugar
Esta decisión provocó no pocos reclamos, de modo que se nombró una comisión para estudiar la construcción de la Sede en un terreno baldío lindero al “Café de Atilio”, sobre calle Galarza, ahí ya surgió la idea de hacer de dos pisos y dejar la planta baja para alquiler. Finalmente, esta obra quedo solo en intenciones.
Transcurría el tiempo y la Sociedad seguía sin tener una sede propia, lo que provocaba muchos contratiempos administrativos, como por ejemplo la pérdida de documentación. Es así que en el año 1917 se analiza la conveniencia de “…alquilar un local para las reuniones de la Comisión Directiva, como para las asambleas y el archivo de la sociedad, evitándose así de andar solicitando locales cada vez que haya que realizar asambleas”. Aprobado esto, la Comisión alquiló el piso de alto del teatro “Primero de Mayo”, que hubo que adecuar para tal fin, desde el mobiliario hasta la instalación de luz. En el mismo se ubicó un mástil para izar la bandera española los días festivos y un escudo español, además de decorar el salón con un cuando de los reyes españoles y de algunos de los fundadores de la Sociedad.
Este salón continuó siendo la sede de la Sociedad hasta febrero del año 1928 en que la “Sociedad Promotora para el Progreso” debe vender el teatro.
Pero, la comodidad que le daba el poseer el magnífico salón que daba a la plaza Ramírez, no hizo que algunos de sus socios dejaran de pensar en tener una sede propia, así en una reunión llevada a cabo el 24 de julio de 1921, el señor Antonio Gondell, haciéndose eco de la opinión de varios asociados plantea la necesidad de contar con una sede propia.
Esta idea finalmente cuajó y ya a mediados de 1927, se entra en contacto con el señor Miguel Esteva Berga, propietario de un solar en calles Galarza y Ugarteche, pero las tratativas no llegaron a buen término. Es recién en una Asamblea Extraordinaria llevada a cabo el 28 de agosto de 1927 cuando se informa a los socios que una “comisión especial” integrada por Antonio Vallejos, Ángel Rodríguez y Pedro Martínez Piñón, habían celebrado un contrato de compra-venta con Manuel Aurelio Jorge por la compra de un terreno que posee en la esquina sureste de las calles Coronel González (hoy Urquiza) y Rocamora, de 487 metros cuadrados. La Asamblea aprobó lo actuado y solicitó a la Comisión directiva, que en ese lugar “haga construir un edificio moderno, el que a ser posible debiera contar con dos pisos…”.
El proyecto para la nueva sede fue elaborado por Bedogni Hnos. y Cía., quienes resultaron ganadores de un concurso llevado adelante a tal efecto.
Una vez desalojados del Teatro “1º de Mayo”, la Sociedad solicitó permiso pal Centro Comercial para funcionar provisoriamente allí hasta que estuviera finalizado su nueva y propia Sede Social.
El 12 de octubre de 1928 se puso la piedra fundamental den nuevo edificio. La tradición oral indica que la misma, conteniendo un pergamino fue colocada en el centro del solar, a poca distancia de una gran higuera que se encontraba en el terreno y que la piedra era de granito y tenía labrada una inscripción que decía “Sociedad Española de Socorros Mutuos. Año 1928. XII de octubre”. A quienes asistieron al trascendente acto se los obsequio con un lunch para 300 personas, lo que de alguna manera demuestra lo entusiasta de esta colectividad.
Fueron padrinos de esta ceremonia el señor Manuel Cepeda y la Sra. Manuela Martínez Urquiza de Tenreyro, la tradicional bendición estuvo a cargo del padre Andrés Zaninetti, para esa fecha era el presidente de la Sociedad Clemente Bescós y secretario Antonio Vallejos.
Realizado el correspondiente llamado a licitación, se adjudicó la construcción de la sede la firma de Manuel Barrera, con oficinas en calle Galarza 922. Los planos correspondieron al ingeniero César Trevino de Buenos Aires habiendo colaborado el arquitecto Ramón Poch. En junio de 1929 fueron designados como inspectores de obra los ingenieros Emilio Pereira y Hernán Cettour.
Con algunas dificultades económicas en el medio, ya que la Comisión había tenido que solicitar un crédito al Banco nación para poder afrontar los costos de la obra, finalmente la misma fue inaugurada un año después, el 12 de octubre de 1929, aunque aún no estaba totalmente terminada. Entre las diversas actividades que se realizaron para celebrar la tan ansiada “Sede propia”, se destacó un lunch, en el que se “sirvió oporto y manzanilla, además de masa fabricadas “de exprofeso”, y se usaron servilletas con inscripción y escudos dorados de Argentina y España, y la atención estuvo a cargo de cuatro mozos presentados de smoking”. Finalmente la celebración concluyó con un gran baile.
Vista actual de la Sociedad Española
El panteón social de la Sociedad Española
Ya en 1882 había aparecido la inquietud de levantar en el cementerio local un panteón social, cosa que en ese momento no se pudo concretar. La propuesta surgió de uno de los socios, Francisco Comesaña la propuesta fue aceptada y se nombra una Comisión que se encargue de la factibilidad de la Obra. Una de las acciones de esta Comisión fue dirigirse al presidente municipal Dr. Daría Del castillo, solicitando una terreno para tal fin, en efecto, en la memoria presentada en febrero de 1885 Castillo expresa “Por reclamo y necesidades inmediatas y en previsión de probables dificultades, hace comprado un terreno para ensanche del cementerio, el cual consta de treinta varas cuadradas. (…), su vendedor fue d. Juan Tibiletti. Con ese ensanche, podrá cederse a la Sociedad Española de Socorros Mutuos, el local que solicitaba para levantar un mausoleo”.
Tiempo después, en una Asamblea Extraordinaria llevada a cabo el 20 de marzo de 1927 y por una moción de Clemente Bescós, quien solicitó como algo necesario la “erección de un panteón social como acto humanitario para los socios pobres“, propuesta que fue aceptada por unanimidad designándose una Comisión para que se encargue del proyecto y de del costo de la obra. La Comisión estuvo integrada por los señores Ramón Piñol, Antonio Vallejos y Pedro M. Piñón.
La construcción de la nueva sede hizo que este proyecto se demorara en el tiempo y vuelve a ser tenido en cuenta en la asamblea del 23 de septiembre de 1934, volviéndose a nombrar una nueva comisión que se encargue de la factibilidad del proyecto, designándose en esta oportunidad a los señores Gregorio Amatriain y Pedro Cladera.
Nuevamente el proyecto quedaría relegado por las urgencias de la Sociedad y recién treinta años más tarde, en los años 1966 y 1967 se pudo contratar la tan anhelada obra. Para ello en 1965 se firmó un contrato de construcción entre Sebastián Parra, presidente de la Sociedad y Justo Alberto Clement, constructor, quien había ganado la correspondiente licitación. El costo de la obra fue de $ 860.000 m/n, y no incluía “la puerta forjada de hierro, el vitraux, la confección de planos ni el pago de impuestos su los hubiere”.
Sus dos primeros moradores fueron Belisario Blanco y Antonio Gondell, en reconocimiento a su impulso a la obra que esta próxima a habilitarse.
En el año 1973, se dictó la ordenanza Nº 2516 por la cual se donó a la Sociedad una nueva parcela que le permitió ampliar la capacidad del panteón original.
(Texto: Virginia Civetta y Carlos Ratto. Extraído de Gregori, Miguel Ángel (1978), “Cien años de vida de la Sociedad Española de Socorros Mutuos de C. del Uruguay”