Nuestra Basílica de la Inmaculada Concepción ha sido, desde su consagración, el 25 de marzo de 1859, el mayor templo por su importancia y su magnificencia de Concepción del Uruguay. Imponente por el arte que contiene, por su arquitectura y por su historia, no en vano es Monumento Histórico Nacional desde 1942, y Filial de la Basílica de San Juan de Letrán, en Roma, por lo cual recibe la calificación de “Basílica Menor”.
Posee artísticas imágenes de muchos años, hasta tallas de madera jesuita y guarda en su interior, en un artístico mausoleo, los restos del Gral. Justo José de Urquiza, entre otros, que se encuentran depositados dentro del actual templo.
Hoy, más allá de todo lo significativo que atesora en su interior nos dedicaremos en especial a reseñar la historia y la importancia de ese sublime instrumento musical como es el Órgano.
La historia de este instrumento musical comienza en 1919, cuando llega a nuestra ciudad desde Europa, dónde se había dedicado, entre otras cosas, a reunir fondos para las víctimas de la primera guerra mundial, la violinista Celia Torra. Ella había nacido en nuestra ciudad y tenía su familia aquí, a la que venía a visitar después de diez años de estar en el viejo continente, ofreciendo conciertos y prestando servicios en favor de heridos y víctimas de la guerra de 1914. Regresada temporalmente a nuestra ciudad, ya que residía en Buenos Aires, realizó numerosos recitales gratuitos para los Uruguayenses, de esta manera actuó en los salones de la Escuela Normal, del Colegio Nacional, del Círculo de Obreros Católicos, en la misma iglesia parroquial, entre otros lugares más.
A Celia Torra, inquieta concepcionera y amante de nuestra ciudad, interesa al Cura Párroco Don Andrés Zaninetti, para adquirir un órgano y que las misas, en más se pudieran escuchar con música, ya que le había causado mucha impresión que un templo de la magnificencia del de la basílica, no tuviera un órgano para acompañar los oficios religiosos. Recordemos, párrafo aparte, que para ese momento, la parroquia estaba decorada con hermosas pinturas, tenía doble altar, púlpitos de madera labrada, entre otros detalles que la enriquecían respecto a la austeridad de la actual.
En ese tiempo, anterior a la instalación del órgano, cuenta Don Nadal Sagastume en su libro “Nuestra Parroquia” que para algunas ocasiones cuando la ceremonia religiosa lo ameritaba, se realizaban contrataciones de músicos. Encontrándose en el archivo de la basílica, tarjetas donde consta el pago de $3.00 por servicios profesionales en la misa de los primeros viernes, 3 de octubre y 7 de noviembre de de 1902, siendo firmados estos recibos por Doña Rafaela C. de Montero – Presidente.
Pero la compra de un órgano era una operación que debía realizarse se en Europa y que demandaría mucho dinero, que seguramente el templo no contaba. Es así, que Celia Torra encabeza una comisión pro compra de un órgano para nuestra Parroquia, compuesta por varios vecinos de la ciudad. Para acometer este fin, se forma una Comisión Pro Órgano, que quedó constituida de la siguiente manera: Iniciadora y Presidente Celia Torra, Autor del proyecto: José Zaninetti, Presidenta: Gerarda Echecopar, Secretaria: Clelia S de Cossio, Tesorera Evelina Parodie Mantero, Vocales: Ana Ugarteche, Prudencia A. de Texier, Sara M. de Chas, Ana Yanelli, Elvira del Prado, María Riccardini, Ofelia Gutiérrez, Argentina Álvarez. Como Asesor se desempeñó el Presbítero Andrés Zaninetti.
Muchas personas aportaron dinero para comprar el instrumento, entre ellos se puede citar a Gerarda Echecopar, las hermanas Parodié Matero, María Mercedes del Sel de Pons, Cayetano del Prado y sus hijas, María del Carmen y Elvira, varios miembros de la familia Marcó, Corbella y Carosini, Rosa Rizzo de Scelzi, entre muchos otros más. La colecta duró desde 1919 hasta 1927, y se fueron acumulando centavo a centavo los aportes de los fieles de la ciudad. También Celia Torra, ofreció varios conciertos para recaudar dinero, como así también se recibieron varias donaciones, pro compra del ansiado órgano, hasta que al fin se lo pudo comprar.
Llega el órgano
A principios de 1927 comienzan a llegar las partes del órgano, venían en cajones los 2200 tubos que lo conforman, separados en grupos de ocho, cuatro o seis de acuerdo a su volumen, y de manera que se pudiera identificar por la nota y registro. También llegaron las maderas, bronces, etc. El instrumento había adquirido en la prestigiosa casa Scolari, en Bolzano, Italia, y su maquinaria era de procedencia alemana
Y quienes tuvieron la responsabilidad del armado, fueron dos italianos, venidos a nuestra ciudad para tal fin, Enrico Vercelli y Carlos Sacco, la parte instrumental y de carpintería respectivamente. Para la segunda mitad del año 1927, el órgano estaba en pie. Ambos, luego de su trabajo, quedaron afincados en nuestra zona, uno de ellos, Saco, casó con Manuela Vicens, de la cual nacieron dos hijos.
Invitada por el Padre Zaninetti, la profesora de música local Prof. María Mercedes del Sel, pulsa por primera vez el teclado, interpretando “La Alambra”.
En esos días fueron llegando las pinturas de San Pedro, Santa Teresita y Santa Cecilia que se encuentran en el frente del instrumento musical, que da a la nave derecha.
El programa inaugural se desarrolló el 27 de agosto de 1927 a las 14 horas y estuvo compuesto de dos partes: Primera Parte: solemne bendición del nuevo órgano, luego se canta el Himno Nacional, y a cargo del Profesor Pbro. Clemente Silva, estuvo el discurso de inauguración.
Segunda Parte: interpretación de Enrico Bassi, Marcha Festiva y luego la interpretación de Darío Peretti, también italiano, que fue contratado por el Padre Zaninetti a través de su hermano José Zaninetti, figura importante de la cultura, diplomado en el Real Liceo de Bologna
El órgano, es neumático tubular con turbina “Ventus”, aparato tranporsitor, organola, un órgano positivo, dos expresivos, controbassi, un conjunto de 2200 tubos, una consola con tres teclados y 58 notas y pedales de 30, posee 113 registros, 40 juegos, 29 registros reales, 11 de combinación varias, 40 de combinación libres, 18 de las combinaciones en los teclados y 17 sobre el pedalero Sweller.
Este órgano que durante años acompaño las celebraciones litúrgicas y en más de una oportunidad brindo importantes conciertos, ha necesitado en varias oportunidades un afinador. En 1977, debido al paso del tiempo, fue restaurado por el organero uruguayo Salvador Silvestre Budelli, quien en diez meses término el trabajo.
Ya desde hace muchas décadas el maravilloso órgano, está en silencio. El último técnico que lo revisó fue Oscar Alberto Tocco, quien después de revisar el histórico instrumento, presento un informe de más de 60 páginas, describiendo el estado actual. “El órgano necesita una restauración total con cambio de la consola, instalando una consola nueva de acción electromecánica y dos combinaciones libres elaborados en fabrica y de las partes eléctricas auxiliares como ser cables magnetos de primarias equipados con protección para los contratos contra arcos voltaicos por descarga de bobinados, panel de conexión principal de trifásica con llave magnética con protección térmica…”
Para esto es necesario proceder a una primera etapa de su restauración, que es la limpieza total para establecer el grado de deterioro y capacidad de recuperación. Durante la misma, se atienden los problemas inmediatos, como restauración primaria y desinfección.
Además, en el informe, se especifican los materiales, partes y repuestos que se necesitan y se hagan en nuestro país, al igual que aquellos que se deban importar de la casa especializada August Leukhuff Gmbh de Weikersheim, Alemania, que es la misma que fabrico el instrumento original.
Este trabajo que suponemos será en dólares, por el momento no se ha podido aceptar, siendo imposible contar con el presupuesto.
Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Diarios “La Calle” de fecha, 13 de enero de 1975, 12 de octubre de 1978 y 30 de agosto de 1997. Agradecemos a los Museólogos Ana Trípoli y Carlos Iriarte, de la hemeroteca del museo “Casa de Delio Panizza” por el facilitarnos el material utilizado y a la Prof. Silvia Bonus de Núñez por la información y fotos aportadas.