“All Italia y suoi Figli” – A Italia sus hijos.
Este monumento se gestó en una reunión de muchos italianos que se juntaron para venerar de alguna manera a su madre patria Italia. La reunión se hizo por iniciativa de la Asociación de Alpinos, presidida por Don Serafino Follin.
Fue así que con el beneplácito y la colaboración de todos, deciden hacer un monumento. Como la mayoría eran albañiles, constructores y empresarios del sector, con la unión se hizo la fuerza. Así nos contaba el Señor Walter Ropelatto, cuando publicamos una foto del monumento.
Nos decía, que era una romería de gente que puso manos a la obra. Recuerda a algunos que trabajaron: los señores, Adriano y Atilio Nichele, Juan Ropelatto, Eduardo Cimetta, Abrano Ropelatto, Albano Paterno, Luciano Peresson, Carlos Somma, Rossi, Juan Franceschini, Ottorino Cimetta, Juan Barzan, Leopoldo Carotta, Chiarella, Juan Pratti, Julio Lenzi, Pietro Ciabattoni, Ángel Giorgio, Mercurio, Pasquale Clemente, Paulino, Luis Paterno, Dino Graziani, Pericles Graziani, Emilio Galeano, Paolazzi y Pedro Cedaro, entre otros.
Unos trabajaban, otros con su aporte juntaron maquinarias, camiones, materiales y en poco tiempo la obra fue ejecutada.
Todas las ornamentaciones estuvieron a cargo de Don Eduardo Cimetta, Juan Ropelatto y Juan Barzan, que hicieron fustes de columnas, molduras y capiteles corintios. Eran especialistas que ya traían esos conocimientos y habilidades desde sus lejanas tierras.
Con mi hermano (decía el Sr. Ropelatto), llamado Gianni, que éramos chicos, teníamos la tarea de repartir agua fresca a los que trabajaban. De la fábrica Lusera, que estaba cerca nos habían prestado una heladera.
La inauguración de la obra fue muy importante, llegaron delegaciones desde distintos puntos del país y desembarcaban en nuestro puerto, pues viajaban en el Vapor de la Carrera.
La fiesta duro todo el fin de semana, almuerzos, cenas de homenajes, diferentes actividades sin faltar la música, el Mazolin di Fiori, E. La Violetta y el Himno Fretelli de Italia.
Paso el tiempo y la plazoleta fue recortada para ensanchar el boulevard. Y se quitaron los árboles. Es así que, esta vez, en una reunión de Comisión Directiva de la Sociedad Italiana La Benevolenza se decidió plantar unos pinos Marítimos, como los de Italia. Nos costó bastante conseguirlos.
Una vez plantados, al otro día, cuando vamos a regarlos, nos encontramos con una sorpresa, no estaban, habían sido robados. Se volvieron a plantar, y agregaron laureles de jardín y flores de penacho. Algunas quedaron.
Hubo otra reforma donde se corta la plazoleta y hacen una rotonda dejando el Monumento a la Loba, como comúnmente lo llama la población, en el centro de la misma.
Con el tiempo también fueron desapareciendo las cadenas que rodeaban al Monumento.
Esta obra fue entregada al Municipio en custodia, algunos Intendentes se preocuparon por su mantenimiento, otros no, ya no cuenta con las placas conmemorativas
El espíritu de los italianos está presente con el ejemplo del deber cumplido en honrar a la patria Italia y agradecer a esta tierra que nos cobijó sin diferencias.
El Monumento cuenta en la parte superior una loba amantando a Rómulo y Remo, símbolo que representa la fundación de Roma. Fue traída al efecto desde Italia. El día 11 de Octubre de 1959, fue inaugurado.
Por Ordenanza nº 4377 del 11 de enero de 1999, se designa con el nombre de Avenida Italia al tramo existente como continuación del Bv. Yrigoyen hacia el este, intersección con la Avenida Spiro.
Texto: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Fuentes: Walter Ropelatto y Bonvin, Jorge, “Calles con Historia”, 2019