Otro de los personajes que pasaron por la vida de nuestra ciudad. Como todos tenía, algo en común, “vivir en libertad”. Si, libre, sin molestar a nadie, sin faltar el respeto, siempre en un mundo de recuerdos, que solo el conocía.
Se llamaba Aldo Ferrer. Nunca se supo bien de donde vino. Algunos decían que era de Azul, otros de Tandil. Seguramente era de la provincia de Buenos Aires.
La incógnita era: como llega a Concepción del Uruguay? – en un reportaje que le hace el recordado periodista Juan Puchulu, le cuenta que en la ciudad de Mar del Plata se había hecho un concurso de cantores de tango. Se habían presentado alrededor de cien artistas, los que iban siendo seleccionados. El que participo, había quedado entre los diez mejores.
En esos tiempos se relaciona con un representante artístico, quien le da una guitarra y salen a cantar por las provincias de nuestro país.
Un día llega a la ciudad de Rosario del Tala, donde después de la actuación y camino a un nuevo escenario, el auto que lo trasladaba sufre un vuelco.
Fallece uno de los integrantes y los demás son trasladados a nuestro hospital. Al irse recuperando fueron dándoles de alta y cada uno regreso a su lugar de origen.
Aldo, fue el último en dejar el hospital. Es ahí cuando le entregan junto con el alta, su ropa. Este pregunta donde es el centro. Le indican y es así que al llegar a Plaza Gral. Ramírez, se enamora del lugar y lo hace suyo.
Si por que decidió vivir en la plaza, naciendo un nuevo personaje de la ciudad, “El Cantor”.
Dormía en un banco de la plaza, comía de lo que le daban, pero nunca le faltaba la cajita de vino. Cantaba y cantaba tangos de ahí su apodo lugareño.
Tenía un recorrido habitual, Balneario Itape, Plaza Gral. Ramírez y Terminal de Ómnibus, el quiosco 24 Horas.
Cantaba para todos los que querían escucharlo, claro siempre a cambio de algo. Al principio vestía de traje y hasta tenia zapatos de charol.
Fue una muy buena persona, en el día que los periodistas locales hacían la Campaña del Juguete, el los acompañaba.
Ese hombre educado, caballero, que cantaba tangos, tenía recuerdos que solo su alma y su mente se lo recordaba. Es por eso que se acompañaba con el vino. Vino que lo llevo a la muerte.
Muchas veces fue internado en el Hospital Urquiza, para su recuperación y un 8 de julio de 2008, sintiéndose mejor se escapa del centro asistencial a la plaza, su lugar en el mundo y ahí muere.
Es difícil pasar por la plaza Gral. Ramírez y no recordar aquel señor, que seguramente fue un profesional de la música, de voz grave y sedosa, que expresaba hasta con gestos, el tango.
Seguramente muchos lo recordaran. Va nuestro reconocimiento a otros de los personajes que también hacen a la historia de Concepción del Uruguay.
Texto: Civetta, Virginia/Ratto, Carlos. Texto y fotos extraído de: Proyecto “Entre Mates y Chocolate”, Asociación Civil “Caminos de Esperanza”
Ver documental completo: https://www.youtube.com/watch?v=5MHw6cBYXFY&t=25s