El Gral. Justo José de Urquiza, mando a construir un barco para navegar en el lago artificial de su casa, San José.
Fue un buque o pailebot, cuya maquinaria era a vapor, proyectado por la empresa, la que firmó un contrato con el Gral. Urquiza y se comprometieron a entregar la obra en tres meses. (firma Sherman & Allan Co). El costo total fue de $7500 fuerte de 16 onzas de oro.
Sus dimensiones fueron: 50 pie de largo de cubierta, 47 pie de quilla, 10 pie de manga y 5 ½ pie de puntal. Disponía de una maquina a hélice de 12 caballos de fuerza, para remolcar 100 toneladas de carga, desplazándose a 4 o 5 millas por hora, se calculaba que gastaba 12 a 15 quintales de carbón cada 24 horas.
El barco fue construido en Buenos Aires y se lo trae aparentemente hasta el puerto de Santa Cándida, por el río Uruguay.
Inconvenientes se tuvieron para el traslado desde Santa Cándida hasta Palacio San José. El capitán del barco Hufnagel, consideraba peligroso el traslado del mismo por tierra, por el estado de los caminos, que con el movimiento se le aflojarían los remaches. Pero en realidad fue otro el problema, los marineros llegados desde Buenos Aires, querían regresar urgente a su lugar de residencia, aludiendo, que la misión de traer el barco se había cumplido al llegar al puerto de San Cándida.
Surgieron varias propuestas de traslado hasta que se aprobó el proyecto del empleado del Saladero, Alejandro Martínez.
El proyecto consistió en atar dos carros de plaza. Se necesitaba mucha experiencia, para este traslado. Es así que se lo contrata a Constantino Cometa, experimentado carrero.
Fue traslado por tierra y demoraron seis días, se emplearon cuatro bueyes, seis tablones de dos pulgadas por nueve de varas de largo, dos tirantes de urunday de siete varas, cuatro lazos de soga retorcida, dos pares de coyundas, un cabo de cuarenta varas de largo, otro de cincuenta, dos cueros de lanares y quince bolsas vacías.
El Sr. Cometa cobra por el trabajo $ 77, con 4 bolivianos.
Juan Seguí (uruguayo) un muy buen marino, fue contratado para terminar los detalles faltantes, de pintura y acondicionamiento.
El Gral. Justo José de Urquiza, lo llamo “San Cipriano”, seguramente en homenaje a su hermano mayor, asesinado en Nogoya en 1844.
Texto: Virginia Civetta. Fuente: Urquiza- Anales 1997. Publicación de estudios Históricos. Prof. Susana Domínguez de Soler.