Estaba ubicada en la ciudad de Concepción del Uruguay, en la manzana delimitada por las actuales calles 9 de Julio, Artigas, San Martín y Juan Perón, espacio que en oportunidad de la distribución de los solares por parte de Tomas de Rocamora, fue reservada para la construcción del Cabildo y Cárcel, edificios que por diversas circunstancias no llegaron a construirse.
Los terrenos “públicos”, pertenecían en propiedad al ilustre Cabildo de la Villa de Concepción del Uruguay.
El primer propietario de esta manzana, acorde antiguas escrituras localizadas por la historiadora local María del Carmen Miloslavich de Álvarez fue Bartolomé Ferre, en algunos documentos de la época se lo consigna como Ferrer, quien fuera varias veces cabildante de la ciudad y de destacada actuación publica. Desde su cargo, le habrá sido fácil la adquisición del terreno público de referencia.
Ferrer, posteriormente vende dos solares (1/2 manzana) de la manzana investigada a José Joaquín Sagastume, los ubicados sobre la actual calle 9 de Julio y este a su vez, el 13 de enero de 1829 ante el Escribano público Damuel Cortes lo enajena a favor de María del Carmen Espino de del Río, esposa de Tomas del Río con todo lo edificado, plantado, cercado etc. El predio es heredado por su hija Severa del Río que en el año 1831 había contraído enlace con Anacleto Azofra (en algunos documentos es mencionado como Azufra.
En oportunidad, de la asignación de los nombres, a las calles de la ciudad, por orden del Comandante Militar de la misma, Teniente Coronel Ricardo López Jordán (h) en el año 1850, a la actual calle Juan Perón, se le impone el de Federación Entrerriana en toda su extensión, no cambiando el nombre en la calle De la Representación o Representación (actual 9 de Julio). Se mantienen estos nombres en los planos del arquitecto Augusto Picont de 1853 y en el “Proyecto de Urbanización de la Ciudad de Concepción del Uruguay”, elaborado por el agrimensor Juan Leo en el año 1857
El 19 de diciembre de 1871 el Sr. Juez de Primera Instancia en lo Comercial de Concepción del Uruguay, Jesús María del Campo manda a poner en posesión de los bienes de la extinta Severa de Azufra a su esposo Anacleto Azufra en representación de su hija menor Luisa Azufra única y universal heredera de su señora madre Severa del Río haciéndose cargo efectivo de los bienes el día 22 de diciembre del mismo año, teniendo el terreno una “hipoteca” a favor del Banco de la Nación Argentina de S 6.500 m/n.
El 22 de diciembre de 1871 Luisa Azufra contrae matrimonio con el Farmacéutico Miguel Ticcardini.
En el terreno investigado, ubicado en la esquina de las entonces calles Federación Entrerriana (actual Juan Perón) y de la Representación (actual 9 de Julio), según diversos historiadores habría estado el edificio de la “Comandancia” o “Jefatura Política”, circunstancias que son ratificadas acorde el “Plano de la defensa de Concepción del Uruguay de noviembre de 1872 donde consta específicamente su existencia, no dejando lugar a dudas. En el plano referido, se consigna una construcción de ladrillos y techo de azotea en “L” que comprende la totalidad de los frentes oeste y norte de unos 40 varas de lado. Los lados este y sur del predio, igualmente en “L” (cerrando el cuadrado del solar) se menciona una construcción de paredes de adobe y techo de paja.
Los solares al sur del predio investigado, es decirla restante media manzana se encontraba el “Cuartel del Batallón Guardia Provincial de Entre Ríos que posteriormente pertenecerán a las familias Canavessi y Corbella.
Por ordenanza de la municipalidad de Concepción del Uruguay de fecha 9 de octubre de 1876, se dispone que la calle de la Representación o Representación, que cortaba a la ciudad de este a oeste pase a llamarse “9 de Julio” y las calles que la cruzan, de norte a sur cambiaran de nombre en su intersección. Por tal medida la calle Federación Entrerriana, al sur de esta pasa a llamarse Londres (posteriormente Urquiza, Vicente H. Montero, Virrey Vértiz, Vicente H. Montero y, actualmente Juan Perón) quedando el edificio en la esquina de las calles 9 de Julio y Vicente H. Montero.
El 21 de Junio de 1905, Luisa Azufra de Riccardini vende parte del terreno con un frente de 16.35 m al oeste, (sobre la plaza General Ramírez) y 70,63 m del lado norte (Calle 9 de Julio entre las calles Vicente H. Montero y Venezuela (actual Artigas) al Sr. Adolfo Basavilbaso, interviniendo en el acto el escribano Rafael Paradelo.
La otra mitad del los dos solares originales que perteneciera a la Sra. de Riccardini había sido vendidos al Sr. Ignacio Rompani (posteriormente a Mateo Fabani, hoy sucesión de Prospero Bovino).
Mansión de la señora Sara Sagastume Urquiza de Chiloteguy
En el año 1905, en la esquina de las calles Vicente H Montero (actual Juan Perón) y 9 de Julio, al decir del periódico La Juventud “existía una tapera de una antigua construcción (lo que quedaba de la comandancia política de la ciudad), donde se piensa levantar un moderno edificio”.
Al efecto, la Señora Sara Sagastume Urquiza Viuda de Dr. Anastasio Chiloteguy, adquiere el 27 de Julio de 1910 a D. Adolfo Basavilbaso el terreno ubicado frente la plaza General Ramírez en la esquina de las calles Vicente H. Montero, con 16,35 m sobre la misma y 70, 63 m de fondo, sobre 9 de Julio hasta la esquina de calle Venezuela (actual Artigas), interviniendo el Escribano Rafael Paradelo.
La Sra. Sara Sagastume Urquiza, era la cuarta hija del matrimonio de la Sra. Medarda Urquiza y Cardozo que se había casado en 1866, con el Abogado Jose Joaquin Sagastume Irigoyen y nieta directa del general Justo José de Urquiza en su relación con Cándida Cardozo y Pérez.
Sara Sagastume, había quedado viuda el 6 de agosto de 1904 al fallecer de un sincope cardíaco su esposo el Dr. Anastasio Chiloteguy, a los 43 años de edad, destacado facultativo que había nacido en nuestra ciudad el 25 de diciembre de 1861, habiéndose graduado de médico en la facultad de Buenos Aires radicándose en su ciudad natal.
Era propósito de la Sra. Sagastume Chiloteguy, construir en el predio céntrico que había adquirido una lujosa mansión, encomendado su proyecto y construcción al arquitecto local Juan B. Corbella, el mismo que construyera, entre otras, la residencia de la familia Perette-Jorge (hoy edificio Antares) y la mansión del Dr. Corbella, en plena época de oro de las construcciones en nuestra ciudad.
Las elegantes líneas del edificio son publicadas por el periódico La Juventud de nuestra ciudad el 10 de enero de 1911. La construcción tenía un presupuesto de $ 50.000 m/n (una fortuna para la época) siendo ocupada una superficie de 16,33 m sobre Vicente H. Montero y 34 m edificado sobre 9 de Julio con un fondo para parque de 49.63 m.
El terreno original adquirido por la Sra. Sagastume, queda dividido en dos lotes, sobre calle 9 de Julio.
Las obras se inician en diciembre de 1910, teniendo la majestuosa mansión diez habitaciones, dos habitaciones de servicio, dos hall, un baño, un garaje y dos WC trabajando gran cantidad de obreros por ser intención de la dueña ocuparla lo antes posible.
No se tiene la fecha cierta de su terminación, pero antecedentes periodísticos del ano1915, la refieren como “residencia de la Sra. Viuda Sara Sagastume de Chiloteguy”.
El 6 de septiembre de 1911 Sara Sagastume de Chiloteguy extiende su testamento ológrafo, el que protocolizado por el Escribano Wenceslao Gadea con fecha 4 de diciembre de 1940 al fallecer fue aprobado por el Juez de primera instancia en lo Civil y Comercial, Dr. Justo A. Pintos con fecha 3 de marzo de 1941. En el declara voluntariamente como único y universal heredero a su hijo adoptivo José Joaquín, nacido el 12 de mayo de 1902 en el Hospital Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires, quien fuera bautizado como tal, en la parroquia de la Inmaculada Concepción nuestra ciudad el 25 de febrero de 1903 por el cura Ángel Solessi y a quien se le puso el nombre de Anastasio José Joaquín Chiloteguy
Al fallecer la Sra. Sara Sagastume viuda de Chiloteguy, todos los bienes de la causante, en que se incluye la mansión de las calles Vicente H. Montero y 9 de Julio, campos, el panteón del cementerio local y otras propiedades pasan acorde su testamento a su hijo adoptivo que le fueron adjudicados por el Juez de primera instancia en lo Civil y Comercial de Concepción del Uruguay con fecha 30 de diciembre de 1941.
La mansión deja de pertenecer a la familia Chiloteguy
En la década de 1935. la magnifica mansión, es alquilada por su propietario al Banco Hipotecario Nacional donde funcionaran sus oficinas hasta la construcción de su sede propia en el ano 1962. El 16 de junio de 1942, el heredero de la propiedad Anastasio José Joaquín Chiloteguy, casado en primeras nupcias con María M Labathe de 34 años de edad, vende la residencia de la calle Vicente H. Montero y 9 de Julio al matrimonio del Dr. Ángel Moisés Parpagliono y su esposa María del Pilar Sáez de Parpaglioni. La familia Parpaglionil vende la residencia que la jerga popular continua reconociéndola con el nombre
de la Viuda Sagastume, el 26 de noviembre de 1958 a los Señores Atilio Laperuta y Roberto Jose Gandolfo Herrera y Sra. interviniendo el Escribano Edgardo Héctor Castro.
El fin de la mansión
Desocupado el edificio, sus propietarios encargan a una firma martillera local, la venta del inmueble que incluye la posibilidad de su demolición con miras a la construcción en el terreno de un hotel o edificio de departamentos, como se rumoreaba en la ciudad, saliendo en su defensa la prensa local y un grupo de vecinos con miras a preservarla para el patrimonio arquitectónico de la ciudad y que podría ser destinada a diversos fines culturales etc.
En ese interín, los esposos Laperuta venden su parte al Sr. Roberto José Gandolfo Herrera y Sra. con fecha 27 de febrero de 1963 acorde escritura pasada ante el Escribano Edgard Héctor Castro. Los nuevos dueños del edificio disponen la demolición de la señorial mansión que fuera orgullo de la ciudad de la “Belle Epoque” queriendo justificar su medida argumentando la construcción de un moderno edificio de departamentos. La demolición se realiza en octubre de 1963 quedando para diciembre de ese año, solamente las paredes que dan sobre las calles aledañas a modo de muro.
Los propietarios del predio, al menos por el momento, no tenían intención de llevar adelante la construcción de ningún edificio, lo que da motivo que la municipalidad local a modo de “multa” grava los impuestos municipales del terreno en 150% acorde el artículo 32 de la Ordenanza N° 2155, contestando su propietario, ajeno a la ciudad, que “no le interesaba en lo mas mínimo.
De la experiencia obtenida con la demolición de la mansión Sagastume-Chiloteguy, como se la conocía en el ámbito local, lleva la municipalidad a dictar la Ordenanza N° 2187/1964 en la que se establece “que no podrá autorizarse la demolición de ninguna finca, en la zona céntrica, sino se han aprobado previamente el proyecto y los planos de la construcción que la reemplazará en el misma lugar”. Pasan los años y el lugar es un terreno abandonado rodeado de las mutiladas paredes delo que fuera la señorial mansión, orgullo de la ciudad.
En febrero de 1966, en base a lo autorizado en la Ordenanza Municipal N° 2231/1966 el Departamento Ejecutivo Municipal, solicita al Gobierno de la provincia de Entre Ríos, la sanción de una ley que lo declare de utilidad pública, siendo intención de la municipalidad, cederlo a la provincia para la construcción de un hotel de turismo.
Durante la intendencia del Dr. Lucio Lopez Meyer se realiza n gestiones ante los dueños para parquizar el sector y trasladar la calesita que funcionaba en el predio del actual centro chico y, de esa manera hermosear esta céntrica esquina de la ciudad, que tan mal aspecto daba
Nuevos dueños del predio
El 30 de Junio de 1968 los propietarios Roberto José Gandolfo Herrera y señora venden el predio aludido a la Sra. Concepción Antonia Villalba de Bovino con la intervención del escribano Edgardo Héctor Castro. La nueva propietaria autoriza a la municipalidad, para que proceda a parquizar el terreno, demoliéndose los muros que lo circundaban, últimos vestigios de la magnífica casona. En el lugar en octubre de 1972 es instalada la calesita que por muchos años había funcionado en el terreno municipal de la esquina de las calles V.H. Montero y San Martin para permitir el inicio de las obras del Centro Cívico.
Edición: Civetta, María Virginia y Ratto, Carlos Ignacio. Texto extraído de: Rousseaux, Andrés, “La mansión de Sara Sagastume de Chiloteguy” del libro “Concepción del Uruguay, edificios con historia”, Tomo I